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Hacia una Ucrania devastada

24 noviembre, 2022 By amarias Deja un comentario

La guerra en Ucrania va camino de alcanzar su primer año y para algunos, si se puede emplear este término tratándose de un conflicto armado en el que la desproporción de los beligerantes es tan brutal, de cronificarse.

Una vez que la resistencia inesperada de Ucrania, gracias al apoyo de Estados Unidos y la OTAN, convenció a Putin de que no se trataría de un paseo militar y que el país entero caería rendido ante el Kremlin, la estrategia de Rusia tomó una deriva que los futuros manuales de la guerra (si es que hay tiempo, capacidad y ganas para redactar conclusiones) despedazarán para encontrarle sentido.

En el momento actual, parece claro que Putin pretende dejar a Ucrania convertida en un esqueleto, con graves daños en las comunicaciones, la producción de elementos y energía y económicamente irrecuperable, sin una ayuda exterior cuantiosa.

Como he oído de un excelente conocedor de la situación, Rusia puede sentirse humillada, pero en absoluto vencida. Tiene capacidad nuclear, recursos militares y de toda indole y población de sobra para doblegar el pulso a Ucrania, manteniendo la presión hasta que la ayuda militar y económica de la OTAN y de los paises europeos se demuestre como estéril.

La encrucijada en la que se encuentran los dos bloques: Rusia-China y Estados Unidos-Europa tiene un planteamiento sencillo y brutal: o se consigue que Rusia negocie una posición de retirada de Ucrania que pueda satisfacer al Kremlin y no significar una derrota para Zelenski y los bravos suicidas que lo secundan, o llegará un momento en que we provoque la escalada nuclear, con consecuencias previsibles.

Ha sido épico, hermoso, digno de ser tomado como ejemplo de coraje  y valentía el esfuerzo del Ejército ucraniano y conmovedor haber podido apreciar, en secuencia diaria, la capacidad de sufrimiento y acomodación a la progresiva miseria de la población civil. Hemos podido vislumbrar, o quizá analizar mejor, que el conflicto tenía las características de una guerra civil, con componentes religiosos, étnicos, históricos.

Y ahora, ¿qué? Mientras dure el apoyo exterior y se siga acogiendo refugiados por millones, la Ucrania dirigida por Zelenski no va rendirse. Una moderna Numancia se está escribiendo. Mientras el conflicto se mantenga artificialmente restringido al territorio ucraniano, Rusia tendrá fácil (aunque costoso) destruir Ucrania sin descanso. No necesitará poner muchos efectivos sobre el terreno. Los justos.

La guerra de destrucción se ordenará desde el aire. Con drones y misiles sobre las instalaciones de agua, las centrales eléctricas y de distribución. los hospitales y supermercados.

Holodomor redivivo. No sé cómo va a terminar esta guerra, pero me temo que estamos aún en su comienzo.

Publicado en: Actualidad, Guerra en Ucrania, Internacional, Sin categoría Etiquetado como: guerra, Rusia, Ucrania

Trigésimo séptima Crónica desde el País de Gaigé

25 octubre, 2022 By amarias 2 comentarios

La atención de la semana aparece desviada fuera de Gaigé, ya que han sido muy importantes los acontecimientos que han tenido lugar allén de nuestras fronteras.

Por la similitud de los comportamientos sociales y la proximidad geográfica, (que anima a muchos a extraer a priori consecuencias de lo que pudiera suceder en las elecciones generales que deberán tener lugar en Gaigé a finales de 2023), ocupa el primer lugar  la ascensión como Primera Ministra del Gobierno italiano -rectius, Presidenta del Consejo- de Meloni (Giorgia), aupada por una coalición de partidos de la derecha populista.

En todos los rincones de la vieja Europa, los ciudadanos, apresados en una crisis que parece no tener fin, expresan ideas de cambio en las encuestas y en la calle, con manifestaciones de toda índole. Su gran variedad, lo heterogéneo y a veces inverosímil de sus reivindicaciones, vienen a confirmar que no hay claridad ni criterio en aportar las soluciones. Tampoco los líderes políticos son capaces de levantar columnas sólidas de confianza, con independencia de sus orientaciones ideológicas básicas, si las tuvieran. Parece moverse la serpiente de la opinión colectiva por instintos gregarios, como si fueran forofos de equipos de fútbol, para los que no se exige disponer de otro elemento que de la emoción.

En el Reino Unido, el fracaso de Truss (Liz), al aplicar, como elefante en cacharrería, el consagrado lema liberal por el que la bajada de impuestos ha de favorecer la inmediata activación de la economía, ha generado aún más incertidumbre sobre las capacidades del partido conservador para sacar al pais de sus múltiples atolladeros. También se cuestiona con malestar creciente la decisión de abandonar la Unión Europea, cuando ya han transcurrido seis años. La dimisión de la Premier, a los 44 días de ser elevada al cargo, luego de la renuncia de Johson (Boris) trata de aplacar el brote de revuelta popular que obligó al Banco de Londres a acudir en apoyo de la libra. El sucesor, elegido por los propios diputados de la facción conservadora, deberá guardar la adopción de medidas drásticas para otra coyuntura.

La guerra en Ucrania se prolonga por ocho meses y no tiene visos de solución cómoda. El dragón de Comodo, figura que sirve para explicar con modelo animal la actuación de Putin (Vladimir), ha mordido la presa ucraniana. Aunque los aliados de la OTAN -dirigidos por Estados Unidos, es decir, el capital norteamericano, con el peso judío que nade niega- siguen alimentando con material bélico relativamente obsoleto, la brava actuación de la población militarizada del país invadido, creer que Rusia ha perdido la guerra y va a abandonar el terreno sin más, es una quimera. Ucrania es terreno envenenado, gravemente destruído.

El desgaste de los admiradores de Zelenski (Volodomir) es evidente y aunque la amenaza nuclear no se lleve a cabo (por fortuna), la segregación de las zonas rusófilas de Ucrania -seguramente como Estados independientes y con condiciones especiales- aparece próxima y como salida, ya que no airosa, más viable, para aplazar momentáneamente una escalada de terror que nos llevará, irremisiblemente, a la extinción de buena parte de la Humanidad, empeñada en jugar a las guerras de posesión y dominio.

La prolongación durante otros cinco años del gobierno dictatorial de Ji-Pin hace aún más opaco el velo que cierra a occidente el conocimiento, e incluso la previsión intuitiva, de lo que hará la cúpula dominante en China. Inolvidable la extracción de Jin-Tiao del Congreso que aprobaría esa prórroga, arrastrado por dos ujieres-policía, tratando de cruzar su mirada con la del intocable dictador, que no se dignó ni tan siquiera esbozar una sonrisa, una disculpa, un amago de explicación,

La inmensa capacidad de autonomía del gigante asiático, que la ingenuidad de los defensores de la globalización ha alimentado, y el carácter sumiso de la población (debidamente advertida de los problemas de ser disidente) la hace capaz de soportar varias crisis sin acudir a ayudas ajenas y, dado el caso o la oportunidad del momento, sacar a relucir su poderío militar y aumentar aún mas su expansión económica en los países que antes llamábamos del tercer mundo y hoy carecen hasta de nombre conocido.

En Gaigé, no faltan minucias para mantener a personal entretenido. La presentación a aprobación de la Ley Trans, que pretende consolidar la libre elección de género, por simple decisión personal, incluso a tempranas edades, ha abierto un debate que se presenta como ideológico aunque tiene mucho de folclórico, es decir, irrelevante. La simple idea de que el género identitario, aquél que define no ya la naturaleza que tenemos por nacimiento, pueda ser modificada por la simple voluntad personal -sin necesidad de cambiar de sexo clínicamente, apoyarse en declaración judicial o tras seguir cualquier procedimiento que involucre la supervisión, apoyo o control de terceros cualificados-, más que un avance, supone el lanzamiento de una bomba explosiva sobre el Código civil, con efectos inimaginables en múltiples órdenes. Por supuesto, sin que tenga nada que ver con el respeto exigible a las opciones LGTBI -espero no dejarme ninguna-, tomadas con seriedad y conciencia plena de su alcance personal y jurídico.

Se trata, en efecto, de la búsqueda a la desesperada de lugares en los que colocar las banderas que sirvan para llamar la atención sobre hipotéticos avances sociales, en la que se ha especializado la izquierda podemista, descabezada como pollo pasado por el cuchillo del matarife. La ministra Belarra (Ione) se ha acogido a una baja por maternidad, acontecimiento por el que solo cabe felicitarla. Como los papeles son intercambiables y el trabajo no es excesivo, será otra ministra, Montero (Irene), autonominada “tía” del recién nacido, la que, con los secretarios de Estado correspondientes, se encargue de los asuntos urgentes del Ministerio de Derechos Sociales.

Podría y, sin duda, deberia, escribir sobre la situación confusa para designar nuevos jueces en las altas instancias jurídicas del Estado, analizar las consecuencias de la revisión de los cupos vasco (y catalán), incrementando la dotación de sus disponibilidades presupuestarias a despecho de reducir las de otras comunidades. Son muchos los temas, pero se mantienen como recurrentes, así que habrá ocasión de tratarlos en las próximas semanas.

Lo que parece más difícil de solventar es que, según dicen, Núñez Feijóo (Alberto) no sabe inglés. Aconsejo a sus asesores que lo inscriban en un curso acelerado (los hay muy buenos) y que una de las próximas intervenciones en el Senado, la realice -al menos, hasta que la presidencia de este órgano sin cometido le llame la atención- en ese idioma. No veo otra forma de callar a quienes vociferan que no está preparado para moverse por Europa. Con el juego que le está dando a Sánchez (Pedro)

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Vigésimo Séptima Crónica desde el País del Gaigé

8 agosto, 2022 By amarias Deja un comentario

A Gaigé se le ha puesto cara de vacaciones, pero la realidad es que pocos se atreven a tomarse ese asueto. Porque no faltan preocupaciones importantes, en el orden interno e internacional, que invitan a permanecer en casa e incluso con las persianas bajas. Para protegerse del calor y de la tormenta que se supone estallará en cualquier momento (amenaza de ampliación de la guerra en Ucrania a territorios de la Unión, invasión de Taiwan por China y, como más verosímil aún, la reducción de los suministros eléctrico y de agua en Gaigé).

Voy por partes: la familia real se ha desplazado a Mallorca, fijando su residencia de verano por unos días en Marivent, el palacete estatal en donde ya se encontraba la reina de antes, Doña Sofía. Sigue en paradero conocido pero con orden de no volver a España, el denostado rey Juan Carlos, cada vez más asediado por las amistades peligrosas que puede suponer su largo afincamiento en Abu Dahbi, donde continúa purgando desde hace dos años su poco juicio con las faldas y con las comisiones por las que se le premió su mediación para conseguir contratos de ensueño para las constructoras españolas.

Las fotografías difundidas por la prensa oficial muestran, entre otras instantáneas, a las cuatro mujeres de la familia real (las reinas de antes y de ahora, Sofía y Leticia, la princesa de Asturias, Leonor y la infanta Sofía) luciendo palmito y pierna bronceada (las tres últimas citadas). No me parece oportuno el despliegue de ebúrnea naturaleza castigada por el sol o por las pócimas de la reina plebeya, pues aunque nadie puede prohibirle mostrar hasta donde le peta sus encantos, alguien debiera pensar que esa demostración de lozanía y bien pasar no ayuda a aumentar el amor por la monarquía en el país del Gaigé donde, a despecho de las cifras que se difunden por el Gobierno de forma triunfalista, hay sentimiento de crisis avanzando.

El rey Felipe, cumpliendo con su misión de hacer de tripas corazón aparecer allí donde se le invite, incluso para recoger improperios, se fue a la toma de posesión de Petro ( Gustavo), presidente de Colombia y terrorista arrepentido del M-19-según dice-. Le acompañaba el ministro Albares (José Manuel).

Horas bajas para la Ministra de Energía, Ribera (Teresa), que acapara titulares en los periódicos de Gaigé por su decreto-ley en el que en 80 páginas desarrollar las medidas ordenadas para reducir el consumo energético. La oposición popular y también algunos presidentes autonómicos acusan de no negociada y en algunos puntos desorbitada la redacción, que, sin embargo, los especialistas coinciden en estimarla necesaria y urgente en su concepción. Porque se aproximan, a toda velocidad, un otoño y un invierno muy exigentes, con el grifo del gas ruso cerrado, y Alemania en situación de desesperación energética por el cierre de nucleares y plantas de carbón ordenado por Merkel (Angela) en su despedida como canciller.

El enfado de Argelia con Gaigé por la cercanía expresada con Marruecos en una carta ininteligible en semántica e incomprensible como estrategia en política exterior, se mantiene. El gas argelino que se nos niega marcha ahora en dirección a la Italia donde Draghi (Mario), en un último acto de servicio como Presidente del  Consejo de Ministros, negoció unas condiciones favorables para el país que mejor partido sabe sacar a la Unión de Comerciantes europeos.

Siguen ardiendo los bosques y campos de Gaigé, reclamando recursos, agua y medidas urgentes. Cada día, varios fuegos se desatan en la geografía de este castigado país, que parece destinado a sufrir las plagas del deterioro ambiental con especial virulencia. Se sigue apreciando que demasiados de esos focos de destrucción son provocados por vecinos despechados o locos y favorecidos porque nadie cuida ahora los bosques (no son rentables) y los efectivos en los cuerpos de bomberos ni dan abasto ni tienen equipamiento de última generación. Me temo que, si han sido provocados algunos de esos incendios que tanto daño causan, los culpables no serán detectados y, si lo son, recibirán escasas penas o aparecerán como orates ocasionales para acabar yéndose de rositas para seguir incendiando.

Núñez Feijóo (Alberto) tiene dificultades para consolidar un discurso coherente y la fuerte personalidad de Ayuso (Isabel) no desaprovecha ocasiones para rivalizar con el presidente Sánchez (Pedro), cuyo carisma se apaga a ojos vistas. El viaje de consolación a Cáceres no ha aumentado su popularidad precisamente y hasta en Ucrania han empezado a dudar de su palabra.

Tiene apoyo esta última frase en que el asediado Zelenski (Volodomir) se queja de que el material prometido por el presidente de Gaigé en su viaje a Kiev no llega. Se sabe que los tanques Leopard que iban a ser entregados a Ucrania han sido rechazados en origen por la ministra Robles (Margarita), que los encontró inservibles y solo aptos para desguace. Se ofreció como alternativa mandar prendas de abrigo y bufandas, gesto cuya valoración por los bravos combatientes que están dándolo todo por su patria invadida, no se conoce.

 

 

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Ucrania, la solución cada vez más lejos

6 junio, 2022 By amarias Deja un comentario

No puede explicarse desde la razón. Rusia -la Rusia de Putin, hay que matizar- un país que se creía fiable, abierto a la globalización y el progreso, pacífico, enlace necesario entre el expansionismo sin límites de China y la Europa en busca de una nueva identidad, ha estallado en una operación guerrera que compromete definitivamente su credibilidad y pone en grave peligro la estabilidad mundial.

Son más de cien días (desde el 20 de febrero de 2022) de guerra intensa, descarnada, cruel. Un ejército bien armado, con sofisticados medios guerreros, que decidió convertirse en invasor de un país que se acercaba pacífica e ilusionadamente al calor de una Unión Europea que podría garantizarle estabilidad política y potenciación económica.

Han pasado suficientes cosas en el centro y el entorno del escenario bélico para poder matizar, desde el conocimiento y análisis, lo que ha sucedido y está sucediendo. Puede que, como en la mayor parte de las contiendas, notas de claroscuro se hayan introducido en la valoración de la maldad absoluta del agresor y la bondad sin reservas del agredido.

Las realidades humanas admiten matices. En todo conflicto, surgen controversias, intereses añadidos y posiciones a favor y en contra.

Al fin y al cabo, el riesgo de que la invasión rusa se convierta en el principio de la tercera guerra mundial sigue vigente. Los afectos y los análisis no son perfectamente limpios. Como en toda guerra, las economías se resienten y, en ésta en particular, en que el apoyo de Estados Unidos -a través de la OTAN- se ha manifestado cada vez de forma más expresa del lado de Ucrania, ha pasado suficiente tiempo para que, además de preguntarnos a dónde conduce esta guerra, cuál puede ser su final, tenemos que lidiar con los efectos económicos sobre los no contendientes. En esencia, toda la Humanidad.

Porque Ucrania era el granero de Europa y de buena parte del mundo. La escasez de granos, de fertilizantes y productos agrarios -además de la paralización de envíos desde Ucrania que el Kremlin ha ordenado- han puesto de manifiesto que la dependencia de la producción ucraniana fue subestimada. Se creyó que podrían suplirse los desabastecimientos coyunturales en material siderúrgico o en materias primas minerales, en la valoración equivocada de que la guerra no duraría mucho. Por supuesto, el boicot al gas y al petróleo procedente de Rusia, vital para la Unión Europea, tampoco se valoró con igual dramatismo. Se pensó que podrían encontrarse con rapidez alternativas y, aunque hubiera que pagar más por la energía, la Unión Europea y el resto del mundo desarrollado podría permitírselo, antes de que las aguas volvieran a su cauce.

La posición de fuerza de Rusia como factor estratégico en la economía energética mundial (y no solo) no tiene que ver con las bravuconadas del Kremlin. Putin sigue amenazando con bombardear con sus misiles de cabeza nuclear ciudades europeas, en la medida en que el apoyo prestado a Ucrania por la OTAN, e individualmente, por los países de la Unión, aumenta y se hace más consistente. No es el desarrollo bélico lo más preocupante para Europa, puesto que el límite, como peculiar espacio de contorno para la guerra sin cuartel, se mantiene entre las fronteras de Ucrania que, dicho sea de paso, ya ha perdido casi la mitad de su PIB y la cuarta parte de su territorio en manos de Rusia. Zelenski sigue pidiendo más armamento a Europa, en una posición que combina heroísmo y tenacidad (defiende la integridad de su país), pero la cuestión ha pasado a ser otra.

¿Cuánto tiempo puede resistir la Unión Europea? ¿Está dispuesta a seguir ofreciendo su propio bienestar, su capacidad de desarrollo, el ritmo creciente de su inflación y la aparejada inestabilidad social, en el altar ucraniano? ¿La voluntad de seguir enviando sin límite, material bélico y ayuda económica y humanitaria a Ucrania, podrá mantenerse? ¿Se doblegará, por la vía de utilizar la capacidad de heroísmo de un pueblo hasta su extenuación, la resistencia económica de Rusia que,  por toda evidencia, se ha subestimado?

No tengo claro que el Kremlin esté perdiendo la guerra. No ha ganado en credibilidad ni honorabilidad, desde luego, pero en esta batalla global, en la que no solo se lucha con los artilugios bélicos en la devastada Ucrania, se están empleando otros factores de destrucción.

Publicado en: Guerra en Ucrania, Rusia Etiquetado como: economía, guerra, inflación, OTAN, Rusia, Ucrania

El sangriento camino hacia la paz en Ucrania

20 mayo, 2022 By amarias Deja un comentario

Rusia, después de 87 días de invasión en Ucrania, anuncia pequeñas victorias en el territorio acosado, con el objetivo de ofrecer a la población rusa elementos de apoyo sicológico a una decisión estrafalaria de Vladimir Putin que, al cabo de tres meses de guerra, se revela definitivamente como un error histórico que dejará huellas permanentes en la credibilidad del Kremlin.

Se trata, en realidad, de victorias patéticas, que ensalzan y subliman la imagen del vencedor moral y, por el momento, incluso táctico y militar: Ucrania. En esta versión reciente del Holocausto, resiste voluntaria y heroicamente, sin importarle que ese plausible despropósito ante un enemigo  desproporcionado en medios y tamaño, pueda provocar el exterminio de parte de su población y llevar a la ruina irrecuperable al país.

¿Qué puede presentar el dirigente ruso como beneficios de la invasión? Desde luego, no el sometimiento del Estado legítimo de Volodomir Zelenski, consolidado como líder indiscutible de Ucrania y apreciado y apoyado en su gesta defensiva por todo el bloque occidental. Obligadas las mal preparadas tropas rusas a retroceder desde los primeros objetivos alcanzados en precario, los generales de ese Ejército desacreditado por la realidad se han concentrado en ordenar o admitir la destrucción de poblaciones, matando a miles de civiles, arrasando impíamente focos aislados y viendo, con indudable desesperación, como sus jóvenes soldados caían sin oponer verdaderas opciones a la sólida resistencia ucrania y teniendo que admitir que una tercera parte – si no más- del equipamiento militar desplegado en las regiones invadidas se convertía en chatarra.

Rusia empleó en estos últimos años grandes cantidades de su presupuesto a mejorar su capacidad armamentística y, en especial, de su arsenal nuclear. Es un país poseedor de alta tecnología y una capacidad de investigación y desarrollo a muy alto nivel. Tiene, y ahí está la clave de un temor y contratemor que impide, de momento al menos, y felizmente, la escalada bélica, potencial nuclear destructivo de muy alto nivel. El Kremlin no ceja en ponerlo de manifiesto y en amenazar con utilizarlo si el apoyo occidental a Ucrania cruza hipotéticas líneas rojas que ha venido trazando con mano temblorosa. Como un felino que jugara con su presa antes de engullírsela, ha decidido apostar por una guerra convencional, sin advertir que esa posición provocaría que la defensa ucrania se reforzaría con la entrega de material extranjero y que, sobre el terreno, la valentía y arrojo de los ucranios, cada vez mejor armados. contrapesarían el masivo pero deslavazado golpe de efecto de los miles de tanques ocupando el territorio ajeno.

Los defensores ucranios que se habían hecho fuertes en la macroacería de Azovstal han optado, finalmente, al menos mayoritariamente, por entregarse a sus sitiadores. El mando del batallón Azov, encargado de la protección de ese elemento estratégico, ha recibido la orden de deponer las armas, La visión de ese grupo de héroes, muchos de ellos heridos, saliendo de los sótanos de la acería, como espectros sublimes, dignos, antes de ser obligados a subir en camiones que los llevarían, como prisioneros, a zona rusa, es impactante. El Kremlin se apresuró a anunciar que serán juzgados como criminales de guerra. Pretenden con ello indicar que no serán considerados prisioneros de guerra y, por tanto, no disfrutarán de ese estatuto de protección y podrían ser condenados a muerte. El gobierno ucranio, con lógica total, los califica de héroes de la patria y propone su canje por prisioneros rusos, opción que, por el momento, se niega desde Rusia.

El parlamento de Finlandia ha respaldado, prácticamente de forma unánime, la propuesta de su gobierno de solicitar la adhesión  a la OTAN. Suecia, por su parte, hizo oficial el pasado lunes, 16 de mayo, su voluntad de unirse al bloque atlántico. No deja de ser una cruel paradoja que si la justificación de la invasión por parte de Putin fue evitar que Ucrania entrara en la Alianza, en pocos meses se verá totalmente rodeado por miembros de esa Organización, cuyo objetivo deberá ser revisado, para poder dotarla de una mayor capacidad de defensa frente a ataques exteriores, haciéndola menos dependiente (económicamente, desde luego) de Estados Unidos. También y de manera quizá más urgente, el robustecer el músculo militar conjunto de la Unión Europea, ha de figurar entre los efectos contraproducentes para los intereses del Kremlin de esta guerra de invasión que hace unos meses nadie podía imaginar.

No ha terminado esta guerra, ni está próxima a hacerlo. Italia ha presentado una propuesta de paz, que incluye el inmediato cese de las hostilidades, y parece conceder a Rusia un cierto control de la zona del Donbás, La tercera parte de Ucrania, según información del gobierno de este país, está minada. Los muertos civiles aún no han podido ser claramente detectados y contabilizados; las tropelías del Ejército ruso (si puede merecer tal nombre) y sus mercenarios están por descubrir en su total magnitud. La hambruna se cierne, no solamente sobre Ucrania, sino que rebota y se expande por muchos países, faltos de maíz, grano y fertilizantes.

Los desastres de esta guerra serán duraderos. Estoy releyendo un libro que nunca imaginé pudiera tener un desarrollo actualizado: “Guerra, ¿para qué sirve una guerra? (El papel de los conflictos en la civilización)”, de Ian Morris. El argumento central de este profesor de Historia es que las guerras han hecho del mundo un lugar más seguro y próspero, creando sociedades cada vez más grandes y más complejas.

No me siento alumno ni admirador de Morris. Como un monstruo que habita en la triste verdad del hombre, la ambición que se detecta en la aparición de Putin y sus secuaces ha venido a demostrar que el potencial bélico destructor de las potencias económicas se prueba, incluso en este momento que se creía de mayor crecimiento y globalización en la paz, con el mismo fin de dominio y aprovechamiento del débil, sojuzgando a su población y apropiándose por la fuerza de sus bienes y recursos.

Queda por asimilar mucha incertidumbre, y los que -ahora- defienden a Putin como si su actuación estuviera regida por otra lógica que la del latrocinio, no debieran olvidar que la ética solo está de un lado. No es un amable bifronte que todo lo justifica.

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Décimo Quinta Crónica desde el País de Gaigé

15 mayo, 2022 By amarias 2 comentarios

Está ya vencida la primera quincena de mayo en Gaigé, el país de los Despropósitos, y no faltan temas que comentar en esta Crónica singular. En primera página ha de figurar la sustitución-destitución-despido de Paz Esteban, la jefa de los espías de Gaigé y encargada, por tanto, de salvaguardar las intimidades del edificio de la gestión de lo público, esos subterráneos que Rufián (el valido de Junqueras) se obstina en llamar las “cloacas del Estado”.

Pretende con ello, junto a  los portavoces y palmeros de los partidos que pretenden dinamitar la democracia (una débil figura de entendimiento colectivo que en Gaigé parece que hoy solo puede ser defendida desde dentro, como una fortaleza en la que los asediados han conseguido entrar) hacer una llamada a la transparencia total. Un oxímoron sin recorrido práctico, que Rufián, Iglesias jr, Montero, Echenique, Colau, Torras, Otegui, Puigdemont, entre otros -secesionistas y antimonárquicos incrustados en el Gobierno- se encargan de adornar con tinta de calamar y grandilocuentes falsedades, acompañándose de gritos desaforados, con el único objetivo de ahuyentar a quienes osen acercarse a su imitación de burda kaaba, en donde se venera el dios de la confusión.

Andalucía, la región más extensa de Gaigé, está en campaña electoral para renovar el 19 de junio la presidencia de la autonomía y la falta de entendimiento entre los partidos y formaciones de la extrema izquierda permite pronosticar que la anunciada coalición para sacar a la derecha del gobierno regional, sufrirá un duro descalabro. La inscripción de Podemos a la plataforma electoral que registraron Izquierda Unida y Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz, llegó fuera de plazo, al no haberse conseguido el acuerdo sobre el candidato (Delgado, Juan Antonio) antes de que el período para presentar candidaturas conjuntas se cerrase. Así que será Nieto (Inmaculada) la candidata a quitarle el puesto a Moreno (Juan Antonio) o las ilusiones a Espadas (Juan). Será una campaña en la que es muy posible que, a medida que se acerque el momento de elegir, habrá sobre el escenario más sangre que carne. No se eligen programas, que se parecen mucho en lo sustancial y difieren solo en la fantasía de sus redactores y el actual presidente (en funciones) de Andalucía es maestro en ofrecer ambigüedad, que el votante interpreta, en general, con promesa de tranquilidad.

Tanta falsa disputa ideológica, con descalificaciones cansinas sobre corrupciones y malas gestiones del pasado -pendientes de resolución en los tribunales o caídas en los agujeros del olvido- robustece, sin pretenderlo, la coherencia del partido de Abascal, que ha conseguido disfrutar de la mejor propaganda imaginable al ser presentado como anticonstitucional y ultraderechista desde la cúpula del PSOE, abrazo del oso que el candidato socialista Espadas no debiera agradecer demasiado. Tampoco la medida ambigüedad de Núñez Feijóo (Alberto), es aliño de gusto para Moreno que, como todos los líderes regionales que confían sobre todo en conocer su percal, prefieren organizar la campaña por su feudo con sus criterios. Aunque pocos se acuerdan ya de Casado, la sede de Génova alberga aún fantasmas de una guerra fratricida en la que la sangre de las paredes no se limpió del todo.

Gaigé ha celebrado como si fuera un triunfo el tercer puesto de Chanel (cantante y bailarina cubana) en el Festival de Eurovisión. El esfuerzo gimnástico de la artista y de su coreografía no guardaba relación con la letra de una canción ininteligible, más propia de un país caribeño y que, mirada con espíritu crítico, podría ser calificada de hortera y vulgar. Ganó Ucrania, al recibir los votos sentimentales de las redes sociales, y queda en el aire el aprovechado e incomprensible ofrecimiento de TVE (con la aquiescencia del Gobierno, dicen) de ofrecer a Madrid como sede suplente si el pais invadido aún estuviera en guerra o no hubiera alcanzado su plena reconstrucción el próximo año.

El rey de antes, Juan Carlos, liberado de responsabilidades legales que nunca hubieran debido gravitar sobre su cabeza desplumada y coronada, quiere volver, y quisiera hacerlo a la Zarzuela, y aprovechar el momento de gozo y confusión para congraciarse con la sufrida reina Sofía y, con algo de retraso, tal vez celebrar los sesenta años de su irregular matrimonio reintegrado a los rediles del afecto popular. El pueblo de Gaigé, experto en aguantar traiciones, dictadores, guerras civiles, democracias débiles y falsos mesías, estará siempre dispuesto a disculpar amoríos, extramatrimoniales devaneos y, rodeado de corruptos y proclive a utilizar ventajas él mismo, entendería  hasta recogida y reparto de coimas, pues sabe en sus carnes lo difícil que es medrar entre falsarios.

Regresa don Juan Carlos a un país que en poco se parece al que abandonó hace casi dos años en contra de su voluntad, secuestrada la de la Casa Real y la suya por un gobierno republicano, que estuvo y estará siempre atento a aprovechar la ocasión para darle pasaporte también al rey Felipe. No lo tiene fácil, pues Felipe VI ha revelado un talante correoso y dispuesto a mantener la silla del falso privilegio real contra vientos y mareas. Casado con una plebeya que, con su buen hacer (a pesar de críticas mordaces que muerden siempre en el hueso de la profesionalidad de la asturiana), la reina Letizia ha puesto de manifiesto que para ser rey o reina puede servir teóricamente mucha gente. Desde fuera, parece simple. Pero hace falta al menos, inteligencia emocional y capacidad de adaptación, formación de base y voluntad de seguir aprendiendo, sentido de la sobriedad, resistencia y buen aspecto físico. Para ser buen presidente de Gaigé, la cosa se presenta muy distinta y, a pesar de supuestos caminos de selección democrática, lo más seguro es el fracaso al analizar el resultado.

La guerra rusa por anexarse Ucrania (o un buen trozo de ese Estado) sigue causando daños, y no solo en el terreno invadido. La petición de Finlandia de unirse a la Alianza Atlántica, a la que seguirá de inmediato la de Suecia, ha enfadado al osezno del Kremlin, que amenaza con duras represalias si se lleva a cabo la adhesión. Erdogán, el exótico presidente de Turquía, atento a rentabilizar sus noes con divisas, ha dicho que no lo ve bien, pero quienes lo conocen mejor afirman que está de acuerdo siempre que se negocien los términos.

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Rusia ve nazis en todas partes

11 mayo, 2022 By amarias Deja un comentario

El día 9 de mayo, el jerarca invasor Putin conmemoró el Día de la Victoria contra los alemanes comandados entonces por un sátrapa con ambición de dictador global, como el. Se llamó Adolf Hitler y por su culpa, a los alemanes que lo secundaron se les llamó nazis.

Vladimir Putin utiliza desde que agredió Ucrania enviando un Ejército preparado para una BlitzKrieg (guerra relámpago), esa palabra convertida en insulto fácil para justificar la invasión. Pretende limpiar de nazis Ucrania. Lo recordó, en un acto muy desvaído y con palabras huecas, defendiendo la legitimidad insostenible que le llevó a poner botas militares y tanques sobre el país vecino.

En estos últimos setenta y siete días, han cambiado muchas cosas en el mundo. La invasión ilegítima, condenada por el bloque occidental, ha permitido a Estados Unidos recuperar su liderazgo. Los pollitos europeos se han apresurado a cobijarse sobre el gallo norteamericano. Después de todo, se trataba de presentar músculo militar.

El presidente Biden, tras algunas indecisiones, está contestando a las bravuconadas de Putin, que desde el primer momento, ante el apoyo que se estaba prestando a Volodomir Zelenski, amenazó con emplear su arsenal nuclear contra los países que ayudaran a Ucrania. En un precario equilibrio de contención de los despropósitos, la linea roja ha sido imaginariamente trazada si Rusia ataca alguna población de la OTAN y, sensu contrario, si Ucrania invade territorio ruso.

Putin no ha podido cantar victoria el día 9, porque, salvo como comandante de la destrucción sin limites y paladín de la infracción de derechos humanos y convenios internacionales (también de la guerra) solo ha ganado el asombro, el desdén y el menosprecio de los europeos y norteamericanos, empeñados en estrangular la economía rusa mientras envían armas de variado calado para aumentar la capacidad de resistencia de Ucrania.

Zelenski y el Ejército ucraniano (formado en su mayoría por voluntarios a los que anima el espíritu de protección sin límites de la Patria invadida) se están defendiendo con heroicidad e inteligencia. Con ayuda de países de la OTAN y el apoyo humanitario y material de casi toda la Unión Europea, la situación está consiguiendo demostrar que esa resistencia tenaz será capaz de poner a prueba, no el poderío militar del tercer Ejercito del mundo, -jactancioso poseedor de tecnología atómica, como recuerda, convertido en un mantra, Vladimir Putin y su equipo de hienas, sino la inteligencia diplomática para detener la guerra antes de que colapse económicamente la misma Rusia.

 

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Décimo tercera Crónica desde el País del Gaigé

1 mayo, 2022 By amarias Deja un comentario

  1. Y+

Empieza mayo y aumenta la densidad de incongruencia en Gaigé. Los precios de casi todo han subido -entre un 10 y un 40%- como consecuencia directa e indirecta de la guerra en Ucrania, que ha venido a introducir más incertidumbre en la recuperación esperada después de los dos años de pandemia.

En el punto de mira mundial se encuentra la incertidumbre respecto al final del duelo sin cuartel que enfrenta a Rusia y Ucrania. La afectación de este desgraciado conflicto al coste de la energía y a algunos productos agrarios no es el único elemento de preocupación. Existe una clara amenaza de escasez en Europa del gas a corto plazo, si Alemania se ve obligada, a su pesar, a suprimir la compra de ese recurso a Rusia. Los ucranios que han buscado refugio por la guerra en otros países superan ya los cinco millones, (a los que hay que sumar otros once millones, por lo menos, de desplazados en el interior de Ucrania, forzados a abandonar sus viviendas y enseres para salvar la vida) y su sostenimiento detraerá recursos a las economías propias.

Debe contarse también con el efecto de las medidas de apoyo a la recuperación de Ucrania, que deberán provenir de las ayudas europeas y norteamericanas, ya que no parece factible que al régimen del Kremlin, presunto ganador de la contienda, pueda hacérsele responsable de restañar la destrucción provocada. Sin entrar en mejor análisis, la ruptura de los bloques occidental y oriental (Rusia y China a la cabeza en ese lado) provocará reajustes económicos y tendrá efectos sobre los acuerdos anteriores, incluidos los que afectan a la defensa contra el calentamiento global.

Escaso efecto tienen estas amenazas sobre Gaigé, que ha entrado en zona de fiestas. Empieza la feria de abril en Sevilla y son muchas las localidades que se entregan a la diversión y, felizmente para hoteleros, al consumo. Se agradece que los turistas vuelvan a hacer reservas a la búsqueda del sol y el buen ambiente y cordialidad que caracteriza al Pais de los Despropósitos, aunque se echará de menos a los rusos, que eran los visitantes que mayor gasto por cabeza hacían aquí. Acuciados por la congelación de sus cuentas, los amigos de Putin, a los que se había dado abierta acogida en el litoral de Gaigé, para que pudieran invertir en fabulosas mansiones y yates formidables el producto de sus operaciones de blanqueo, están desaparecidos y sus testaferros venden las propiedades que no les han sido incautadas, en una operación cuya objeción de ilegalidad será objeto, previsiblemente, de demandas posteriores.

El país se entrega sin reparos al jolgorio y la diversión, que son el pan y el circo con el que se alimenta la enajenación popular A la alegría del comienzo de la primavera se une desde el 20 de abril la decisión gubernamental de levantar la obligación de llevar mascarillas en interiores, salvo en transporte público, residencias de mayores y hospitales. En Gaigé, en donde el fútbol es tema central de estudio y discusión, la afición madrileña ha tomado el 30 de mayo la plaza de Cibeles, en la capital, para celebrar que el Real Madrid ha obtenido el título de campeón de liga. El aplauso por esta hazaña de deportistas millonarios en nómina del club cuyo presidente comparte ese honor con la mayor constructora de Gaigé, ha sido infinitamente  superior a reconocimiento de méritos por cualquier trabajo académico o de investigación a un científico con salario mínimo legal, cuyo destino es pasar  desapercibido.

En el gobierno de coalición que resistió hasta este momento, gracias al pegamento que significó el reparto de prebendas entre los socios y la debilidad de la oposición, se advierten tales grietas que es fácil pronosticar que el precario edificio que dio cobijo ideológico al pacto de investidura se vendrá abajo en cualquier momento. Aunque los portavoces de las diferentes ramas políticas del engendro manifiestan que nada corre peligro, son tantas las discrepancias entre ministros, jefes de fila, portavoces en las cámaras o en la calle, e incluso desde el exilio voluntario que, si se admitieran apuestas, habría que colocar todo el dinero del Monopoly al descalabro.

El peligro no proviene de la parte ideológica, sin embargo, sino, sencillamente, de la desfachatez con la que se manifiestan los egos de los politicastros que se han adueñado del escenario político. Conscientes la mayoría de quienes se dedican a este ganapán de mantener una carrera política de que la muchedumbre no se fija en la luna, sino en el dedo, y de que no cuentan propuestas sensatas y elaboradas, sino que basta dar voces en cualquier sitio en donde se adivine un huevo, no se puede hablar de programas, sino de ocurrencias. Si la frase con la que el político que encuentra cancha momentánea en cualquier medio nos fuera comunicada sin indicar el nombre de quien a emitió, nos sería imposible saber con qué base ideológica fue emitida.

Feijóo (Alberto Núñez) se despidió de su feudo gallego con lágrimas que pusieron emotividad a su pesar. Estaba tan deseoso de manifestar que hubiera preferido quedarse a seguir disfrutando de los encuentros entre zamburiñas y parrochas con los compañeros de distracción, que cometió el error de expresar que llevaba a Galicia en el corazón y que siempre pensaría en esa tierra desde su destierro a Madrid. Le hubiera sentado mejor cambiar el chip de la morriña por el de la firme voluntad de acometer el enorme trabajo de enderezar España. Su alter ego con olor a azufre, Abascal (Santiago) repite, con razón, que si quiere gobernar desde Moncloa, están obligados a entenderse.

Como Gaigé es el país de la improvisación y el reino del ir por libre, desde Murcia han levantado la bandera de independencia respecto a la LOMLOE, las siglas terribles de la reforma educativa del Gobierno. No cabe un despropósito mayor que el que parece haber sido el guión para esa Ley que pretende (no cabe suponerle otra intención) mejorar la capacidad de los educandos para resolver problemas reales, conseguir empleo por sus capacidades y ayudarnos a todos a progresar. El gobierno murciano ha recuperado algunos elementos lógicos, que da cierta vergüenza tener que aplaudir como si se tratara de brillantes hallazgos: premiar y estimular el esfuerzo, exigir como forma de aprendizaje y obligar a los educandos a que entiendan que saber ocupa lugar y, por tanto, implica dedicarle tiempo para que se asiente en los cerebros.

Tema aparte es la situación de la jefatura del Estado en Gaigé. El Rey, convertido en un títere de los revolucionarios republicanos y separatistas incrustados en el Gobierno, y a pesar de su esfuerzo por mantener una trayectoria ejemplar (incluido su casorio con una plebeya, de indiscutible nivel cultural y buen juicio), sufre vejaciones continuas. Su padre es tratado como un delincuente, sus hermanos y ex cuñados ridiculizados, sus sobrinos, objeto de burla y cachondeo. Esta semana ha publicado la Casa Real su patrimonio, Es el jefe de Estado más pobre del planeta, y lo que acredita como su fortuna personal es producto de su ahorro como empleado del Estado. Esta claridad en las cuentas sería de agradecer  a todos los que alimentamos para que nos gestionen la cosa pública; no será el caso y, por lo poco que sabemos de las relaciones que ligan a ministros y altos cargos centrales y regionales, responsables de empresas, alcaldes, terratenientes, fortunas embozadas, ladrones de guante blanco y oscuro, solo podemos intuir que el entramado que se mueve en Gaigé es muy oscuro.

El caso Pegasus, de supuesto espionaje a independentistas catalanes, rentabilizado por ellos mismos, como instigadores de la trama, ha puesto contra las cuerdas la continuidad de la ministra Robles (Margarita), responsable del CNI (Centro Nacional de Inteligencia, núcleo legal de los espías). Se ha creado una comisión para esclarecer quién ordenó el seguimiento de las actuaciones de delincuentes que están en el gobierno o lo apoyan. El discursito de la ministra de Defensa en el Congreso, preguntando qué habría que hacer cuando se sabe que existen individuos que pretenden destruir el Estado, resultaría patético, sino fuera porque estamos en Gaigé, el País de los Despropósitos.

Nota adicional.- De manera sorprendente, en la mañana de hoy, en que se conmemora el levantamiento del pueblo de Madrid contra la invasión francesa -más de 200 años han transcurrido de esa gesta, que tiene en la aguerrida defensa de Ucrania contra la agresión rusa su parangón igualmente heroico-, el ministro de Presidencia y portavoz del Gobierno ha convocado de urgencia una rueda de prensa. Ha anunciado, en tono grave, que el presidente Sánchez y la ministra Robles llevan más de un año siendo espiados con el programa Pegasus. El CNI, por lo que entendí, descubrió la grave situación, cuya responsabilidad atribuyó a una entidad “exterior”, hacía solo 24 horas. Esto es Gaigé.

Publicado en: Actualidad, Educación, País de Gaigé, Sociedad Etiquetado como: Feria de abril, Gaigé, Loemle, Margarita Robles, Murcia, Núñez Feijóo, Pegasus, Santiago Abascal, Sevilla, Ucrania

Ética en Ucrania

30 abril, 2022 By amarias Deja un comentario

No se está hablando o escribiendo demasiado (y debería ser el caso) sobre la ética en la guerra de Ucrania. Quizá, emocionados por contarnos -sobre todo, a los espectadores occidentales- la evolución militar de la contienda, los avances y retrocesos de uno y otro de los contendientes, los estragos producidos después de más de setenta días de lucha destructiva, los cronistas piensan que los aspectos éticos de esta guerra no son tan interesantes.

En algunos aspectos sí parece que la mayoría está de acuerdo. Se trata de una guerra y o de una invasión, aunque es evidente que Rusia ha invadido territorio ucranio. Pero los ucranios, de forma masiva y prácticamente unánime, bajo las directrices del presidente legítimo Volodomir Zelenski, se han opuesto con armas a la agresión territorial y, por tanto, están en guerra con Rusia.

Se trata de una guerra peculiar por sus características militares, territoriales y en relación con los apoyos exteriores y el empleo de armas y medios destructivos; también en cuanto al comportamiento de la población civil y a la utilización de la misma por el agresor para provocar mayor presión sobre la defensa del agredido.

Para algunos analistas, es una guerra civil, con el significado de que en ambos lados de la contienda, los militares son eslavos y, aunque desde hace algunos años Ucrania es un país independiente, reconocido por la comunidad internacional, los lazos que mantuvo con Rusia eran particularmente intensos hasta poco antes de la contienda. Ciudades como Karpov, hoy gravemente afectadas por la destrucción, eran consideradas como centro cultural ruso. En Mariúpol, centro de los ataques de la fuerza rusa, arrasada hoy y controlada por los agresores (salvo la acería de Azovstal, en donde se concentran unos cientos de soldados ucranianos, asediados y en condiciones vitales precarias) el jefe separatista de la autodenominada República Popular de Donetsk declara estar preparando a la población, niños incluídos, para desfilar por sus calles el 9 de mayo próximo, como un nuevo Día de la Victoria.

En un brillante artículo, Araceli Mangas Martín (vicepresidenta de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas),glosa en el diario El Mundo del 22 de abril, algunas de las graves infracciones del derecho y de la ética internacional de esta “Guerra sin cuartel”. La misma expresión de la intención de “aniquilar” la defensa ucrania en Mariúpol, teatralizada por el sátrapa del Kremklin con su Ministro de defensa hace unos días, indica, según la catedrática de la UCM, la existencia de ubn “crimen de guerra”, con vulneración de Reglamento de la Guerra Terrestre-Convenio de la Haya y su protocolo Adicional de 1973, del que Rusia es parte.

Muchas son las violaciones de normas internacionales que Rusia -no solo Putin- acumula en esta guerra, con sus ataques a las poblaciones y la negación de protección a los prisioneros de guerra. Llama la atención, porque se ha negado con ello la capacidad de mediación internacional, el incumplimiento de la obligación (Convenios de Ginebra) de “nombrar potencia protectora”, un Estado de la respectiva confianza de cada uno de los combatientes, que supervise la correcta aplicación de los Convenios y el auxilio a las víctimas. Que haya que lamentar también alguna infracción por parte ucrania (disparar a los pies de los soldados rusos ya rendidos, denuncias por confirmar de vejaciones y mutilaciones a prisioneros o a delatores) no debilita ni compensa el grado de crueldad ejercido por los invasores en esta guerra que conmociona Europa.

En todo escenario bélico, mientras la contienda se mantenga y no se consolide un vencedor, la intoxicación es parte del material esgrimido por las partes y la propaganda sirve al efecto de alardear de avances propios y la exhibición de derrotas y deserciones del contrario, con la intención de minar la moral del enemigo y consolidar el clima de apoyo de los simpatizantes de parte. Putin ya cantó victoria varias veces, y en la venta de éxitos, Zelensky no se queda atrás. El apoyo moral y armamentístico que le están prestando los Estados occidentales, sin que -hasta el momento- hayan superado (a los ojos de Putin) la línea roja de su participación activa en la guerra, no deja lugar a dudas en que nos movemos en un campo especial, al borde del peligro de que, por error o a sabiendas, se produzca el ataque a alguna ciudad fuera de las fronteras ucranianas.

Resulta muy interesante introducir en el análisis la opinión, difundida en Rusia y en los países que simpatizan con los invasores (o que mantienen un difícil equilibrio de supuesta neutralidad) que se apoya en que Putin no es el agresor, y que la hipótesis de que pretende reconstruir la “gran Rusia” es una invención occidental, y que, por el contrario.  ha sido la OTAN la que, con su posición de integrar a Ucrania en su órbita, ha desestabilizado la situación. En esa línea argumental, un gobierno títere, con Zelensky como juguete significativo, ha dado un paso intolerable para el sentimiento patriótico ruso, al comunicar su deseo de incorporarse a la Unión Europea y a la OTAN. Obviamente, la calificación de tal acción como “ofensa” implica no admitir ninguna capacidad de autonomía a Ucrania.

Cierra este análisis apresurado sobre los principios éticos vulnerados en este guerra “sin cuartel”, la apreciación de que se trata, también, de una disputa religiosa, por las creencias de las poblaciones respectivas. La religión mayoritaria en Ucrania es el cristianismo, con más del 86%  considerado practicante. Como ha destacado Pilar Bonet, hace ya varios años, el enfrentamiento entre Kiev y Moscú afecta también a la religión. No es tan sencillo descubrir todos los hilos de esta discrepancia, que está vinculada al patriarca de la iglesia ucraniana y su negativa a someterse a Moscú. El anterior presidente proruso Petró Poroshenko, fue el impulsor de una nueva Iglesia ortodoxa en Ucrania, cuya deriva deseada hubiera sido la advocación y dominio del patriarca de Moscú, el patriarca Cirilo, cuyo apoyo a Putin es manifiesto. La petición del Papa Francisco para que Cirilo instase al Kremlin a detener la guerra no tuvo ningún resultado.

Publicado en: Actualidad, Guerra en Ucrania, Rusia, Ucrania Etiquetado como: Acuerdo de Ginebra, Araceli Mangas Martin, OTAN, Pilar Bonet, Putin, Ucrania, Volodomir Zelenski

Rusia encuentra duro de roer el hueso ucraniano

14 abril, 2022 By amarias Deja un comentario

A los cincuenta días de la agresión rusa, la resistencia ucraniana se está probando mucho más sólida de lo que podía haber imaginado, en sus peores pesadillas, el dictador del Kremlin.

El éxito aireado hoy por la propaganda de guerra del equipo de Zelenski, es -ni más ni menos- que haber alcanzado con un misil el buque Moskva, la insignia de la flota rusa en el Mar Negro, provocando un grave incendio que ha obligado a la tripulación a conducir el barco, cargado con misiles de crucero. Rusia ha desmentido inicialmente el ataque, aunque ha reconocido que se ha presentado un incendio en el barco, pero que ha sido rápidamente sofocado sin que los daños sean significativos. Posteriormente se ha sabido (dentro de la gran confusión e inseguridad que cabe atribuir a las noticias que llegan de los contendientes) que el buque se ha hundido, aunque sus 500 tripulantes pudieron salvarse.

Entre victorias parciales esgrimidas como éxitos casi definitivos por parte de ambos bandos enfrentados en el duro marce de una batalla sin cuartel ni tregua), los desastres de la guerra continúan, se acumulan, rompen en pedazos de desolación la capacidad de comprensión de quienes observamos la hecatombe sin que nadie parezca capaz de detener con autoridad o con la fuerza de la disuasión definitiva la espiral de despropósitos.

El número de refugiados se acerca ya a los cinco millones y, para los ciudadanos que permanecen en el país sitiado, la situación se torna más angustiosa cada día, pues la falta de agua en condiciones higiénicas de potabilidad se ha revelado como la mayor amenaza para la subsistencia de la población. Las enfermedades provocadas por la contaminación del agua de boca empiezan a aparecer entre los ucranianos como un peligro aún mayor que las bombas y los asesinatos de civiles.

En la frontera con Rusia, Suecia y Finlandia, en una intervención conjunta de sus primeras ministras (Magdalena Anderson y Sanna Marin, respectivamente), han anunciado (con mayor énfasis, Finlandia) que se plantean solicitar la incorporación inmediata a la Organización Atlántica, abandonando su neutralidad. El portavoz del Kremlin, fiel a sus bravuconerías, ha difundido que esa “provocación” provocará un endurecimiento de la situación y Putin retorna a su amenaza de utilizar armamento nuclear. Para la Casa Blanca, esa amenaza resulta creíble y, por ello, ha aumentado el apoyo a Ucrania con más material bélico y de mayor alcance y potencial eficacia.

Por tanto, la guerra se encrespa y las posiciones respectivas cobran una dimensión aún más compleja y dramática. No está, ni mucho menos, eliminada la opción de una escalada mundial.

Publicado en: Actualidad, Guerra en Ucrania Etiquetado como: buque ruso, Finlandia, hundido, Magdalena Anderson, Moskva, OTAN, Sanna Marin, Suecia, Ucrania, Zelenski

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