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Presidente Sanchezstein

31 mayo, 2018 By amarias Deja un comentario

En el momento en que redacto este Comentario, 31 de mayo de 2018, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se confirma como ganador de la moción de censura presentada por su partido contra el presidente de Gobierno, Mariano Rajoy. En consecuencia, a partir de mañana mismo -a más tardar, el sábado, una vez que los resultados de la votación en el Congreso de Diputados sean presentados al Rey Felipe VI-, será el nuevo Presidente de Gobierno de España.

No es el cambio de presidente de Gobierno, ni mucho menos, lo que mueve al análisis matizado y tiñe de incertidumbre el futuro político inmediato. Son los apoyos que ha conseguido el candidato, para hacerse con el máximo poder ejecutivo en nuestro país, los que ponen demasiadas incógnitas sobre la necesidad de estabilidad imprescindible para salir con solvencia de un embrollo de magnitud espeluznante.

Ni los antisistema de Unidos-Podemos, embarcados en una notable falta de credibilidad y liderazgo, ni los nacionalistas vascos, ni mucho menos, los independentistas catalanes, que son los que habrán aupado a Sánchez a la Presidencia, ofrecen garantía de tranquilidad ni conceden margen para gobernar con solvencia.

Las discrepancias de ideológicas entre los votantes de cada uno de esos partidos, la deriva anti-constitucionalista de los partidos separatistas y, en fin, la total ausencia de sentido de la realidad política del grupo pre-revolucionario que alimenta Podemos y sus adlátares, aseguran un panorama bronco, de contestación callejera y persistencia en la caída de la economía, que se acelerará.

¿Es que debe entenderse que apoyo que Rajoy permanezca en el Gobierno? En absoluto. El Partido Popular, confirmada la participación sustancial de miembros muy destacados de la coalición en la corrupción que ha convulsionado los cimientos sociales de España, no tiene ninguna opción de mantener un rumbo serio, estable y creíble, para la economía.

Habrá ministros que sepan -y hasta puede que quieran- hacer las cosas profesionalmente con pulcritud, pero no se puede sostener el gobierno del Partido Popular. Las cifras concretas no importan tanto como la descubierta pública de la corrupción económica con la que se alimentó parte de la fuerza electoral. Una vez que la judicatura, en un trabajo impecable pero implacable, ha puesto de manifiesto la verdad que se esconde tras las cifras del Partido Popular, y el objetivo deplorable de enriquecimiento personal de demasiados de los que se encontraron en núcleos de decisión relevantes para nuestra sociedad, el cambio, no solo de rostros, era imprescindible. El PP está muerto como partido.

Yo hubiera preferido un cambio de gobierno sustentado en una coalición PSOE-Ciudadanos, que me parece mucho más homogénea (y serena para los mercados y la sociedad) que el desbarajuste institucional, como vaticino, sin mayor esfuerzo mental, que se producirá a partir de junio.

Mi deseo voluntarista no se cumplió y, con la gran mayoría silenciosa, me convierto en espectador involucrado (¡qué remedio!) en el devenir inmediato. Mi bola de cristal, ya bastante desgastada por el uso, presenta como panorama un guirigay de manifestaciones callejeras a favor de la independencia de Cataluña (y del País Vasco, claro), soflamas identitarias que no solo ignoran la Historia real, sino que alimentan el desorden jurídico y atentan contra la noble identidad española y desprecian la solidaridad y respeto debidos entre pueblos.

No solo eso, el gobierno de Sánchez se encontrará con la necesidad de lidiar con reclamaciones desmesuradas que, surgidas del desequilibrio económico y social, no tendrán posibilidad de ser atendidas con sensatez y oportunidad.

Y no me olvido, no, de que la monarquía está hoy más débil que nunca, y se agudizará su tensión de supervivencia en un pueblo que siempre fue monárquico (religión obliga) pero no se atreve a reconocerlo, porque todos nos sentimos indefectiblemente republicanos de corazón y revolucionarios de intención. Cuando se conozca, por fin, la sentencia inapelable del caso Noós, Felipe Sexto y su consorte plebeya Letizia sufrirán un revés personal que también afectará al supuesto carácter superior y quasi-sagrado de la rancia institución monárquica.

Esto será así, porque para dispararnos a los pies y preparar eternamente la próxima revolución no tenemos competencia. En Europa, desde luego que no; ni en Italia, ni en Grecia, ni en los Balcanes.

Buena suerte, presidente Sanchezstein. La necesitas, la necesitamos todos.

Publicado en: Actualidad, Política Etiquetado como: moción de censura, nacionalistas, Pedro Sánchez, PNV, presidente, Rajoy, separatistas

Por qué en Catalunya: Séptima entrega. Final

5 noviembre, 2017 By amarias 1 comentario

Termino esta serie de comentarios, en los que pretendí ofrecer una visión personal aunque no mediatizada por nada ni por nadie, de la grave situación que se ha generado en Catalunya. Pongo punto final, no porque se haya llegado a una solución ni porque se atisbe ésta siquiera. Lo hago porque, sencillamente, no quiero aparecer involucrado en la escalada de desencuentros y descalificaciones que, lejos de utilizar pasarelas ideológicas que posibiliten diálogo y acuerdos, se empecina en profundizar en irrelevantes diferencias, y estériles, por inapropiados a este momento, enfoques de la cuestión.

Qué situación de charanga y pandereta en un contexto que demanda tanta seriedad y solvencia. El ex president Puigdemont, y cuatro de los ex consellers de su Gobierno, fugados a Bélgica, se encontraban, al principio del día de hoy, 5 de noviembre de 2017, en busca y captura. A esta hora de la tarde, circulaba el rumor (convertido luego en realidad) de que se habían presentado ante un juez de guardia belga, dispuestos a empezar la resistencia procesal a la extradición para ser juzgados en España, lo que podría dilatarse varios meses.

El magistrado belga los dejó en libertad, con la única imposición de que deben permanecer en el territorio belga. Un galimatías procesal, una increíble internalización de un conflicto nacional en el que tantas empresas y familias están perdiendo poder adquisitivo y esperanza de futuro. Puigdemont anunció, desde su refugio, que se propone presentarse a las elecciones del 21 de diciembre, convocadas como parte de la aplicación del art. 155 por el gobierno central. Mientras no se encuentre inhabilitado, podría, formalmente, aspirar a President. Cabe preguntarse: ¿Con un programa separatista, y para proclamación de una República catalana, aprovechando nuevamente una democracia en grado sumo tolerante y no inclusiva?

En prisión provisional se mantiene a los ocho consellers a los que el juzgado de instrucción de la Audiencia Nacional considera con riesgo de fuga y con suficientes indicios de haber cometido delitos de sedición, malversación y rebelión, habiendo actuado, según todos los datos de que disponemos jueces y resto de la ciudadanía, de forma coordinada y premeditada, es decir, con dolo.

La perspectiva penal para estos encausados, los ahora aún prófugos o sustraídos a la acción de la justicia española y los miembros del Parlament que están llamados a declarar el próximo jueves, 9 de noviembre, es muy gris: en el más favorable de los casos, de confirmarse la imputación, estarán quince años en la cárcel. El futuro penal de los responsables de las Asociaciones populares ya encarcelados preventivamente, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, no tiene mejor cariz. Los partidarios que se movilizan en la calle pidiendo su liberación parecen estar deseando una amnistía, lo que es, además de improcedente, legalmente imposible, pues el Gobierno no puede interferir en las decisiones de la Justicia, sin quiebra del estado de Derecho.

Leo la opinión de algunos comentaristas que abogan por la salida del galimatías con base en la revisión constitucional, luego de un período de negociación y análisis entre los partidos, y siguiendo los trámites que prevé la actual Norma Suprema para su modificación, en el supuesto agravado de su modificación sustancial. No creo que esto sea la solución al problema que se ha creado en Catalunya, como no me parece admisible que el Estado de Derecho se doblegue ante la clara infracción de sus normas penales en la que han incurrido, a sabiendas, y con consciencia de los efectos que podrían causar con su actitud, los representantes de los partidos separatistas.

Estamos, pues, en una encrucijada de la que solo se podrá salir con serenidad, tiempo, y con el fortalecimiento de los cauces de representación de la sociedad civil pacífica, constructiva, seria. En este país que ha sido modelo en tantas ocasiones de tolerancia, de solidaridad, no debería ser difícil si se encontraran -y han de surgir, y lo antes posible- líderes convincentes. Porque solo los intolerantes, los fanáticos, los inconscientes, pueden tener interés en reabrir heridas por las que surgiría, como un fantasma redivivo, el espectro de la guerra civil y el desentendimiento entre españoles.

He escrito estas notas desde el inconmovible afecto a la unidad de España, con la convicción de que el mapa regional está confeccionado con grandes desequilibrios que imposibilitan la consecución de la igualdad en los parámetros de gestión de los servicios y, por tanto, sus resultados. Lo suscribo desde la constatación de graves despilfarros en nuestra Historia reciente, en infraestructuras. en subvenciones y en la ejecución de los programas educativos, sobre todo. No es este, desde mi propia perspectiva, un análisis acabado y, muy seguramente, adolece de errores patentes a terceros.

Soy firme partidario del diálogo, del uso de la capacidad de convicción y de la prudencia en la toma de decisiones que no se sustenten en el conocimiento y, en su caso, no cuenten con el apoyo de las inmensas mayorías. El gobierno de Catalunya nos ha dado recientemente, ejemplo lamentable de lo contrario. No me duelen prendas en admitir que el gobierno de España no ha estado, en la tolerancia por el avance del proceso secesionista sin tomar medidas de contención, a la altura que demandaban las circunstancias.

Tiempo para restaurar la convivencia y hacer balance de los platos rotos. Urge cambiar los interlocutores por nuevos representantes que no estén ni cansados ni condicionados por sus actuaciones precedentes. La sociedad española, en la que está integrada la catalana, y la vasca, y la andaluza, y la gallega, y todas las ascendencias regionales que conforman la nación integradora de diferencias que es España, tiene ante sí un nuevo reto. En un momento económicamente delicado.

El bloque que pretende lograr la independencia para Cataluña agrupa a la burguesía y a la izquierda revolucionaria. Una combinación contra natura cuya solidaridad ocasional trae males presagios. La superación del dislate sin más daño abrirá la puerta a un futuro mejor, a otro período de paz social y desarrollo concertado. Apliquémonos al objetivo. Si alguien quiere quedar fuera, solo suya sea la culpa y no espere de nosotros el perdón.

FIN

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Porqué en Catalunya: Sexta entrega

3 noviembre, 2017 By amarias Deja un comentario

No es posible emitir un posicionamiento sobre la cuestión catalana haciéndolo descansar únicamente sobre la crítica (o el apoyo) a los fundamentos históricos que sirven a los defensores de la singularidad de ese territorio español para justificar su condición de nación con voluntad popular de independencia.

Se trata, en realidad, de un estado larvado de origen o raíz genuinamente clasista, que ha tenido un desarrollo rápido -en apenas diez años- debido a la coincidencia de varias circunstancias que permitieron desplegar la consciencia popular “de la diferencia”, alimentada y potenciada con nuevos componentes, la mayoría, falaces, hábilmente presentados por los partidos que gobernaban la Región Autónoma. Entre esos eslóganes de fácil memorización y, por tanto, susceptibles de alcanzar la máxima repetición sin precisar de análisis, figuraban en lugar destacado los de “España nos roba” y “el Gobierno de España nos margina y maltrata”.

España y Cataluña se fueron configurando, en un proceso de distanciamiento forzado, lleno de errores, desencuentros y mitos, como dos entidades contrapuestas. En mi modesto repaso a los principales elementos que han hecho estallar el asunto diferencial, hasta situarlo de máxima actualidad, llevándolo a la declaración de independencia, el análisis histórico, incluso distorsionado, no ha sido lo relevante para la movilización popular de los “genuinamente catalanes” frente a los demás españoles.

Los argumentos del catalanismo separatista descansaron, progresivamente, en la alimentación de sentimientos que combinaban la creencia en ser pueblo elegido y perseguido al mismo tiempo. Los portavoces más cualificados atribuían, sin necesidad de explicación, incomprensión ajena del hecho diferencial y caracterizaban al resto de ciudadanos españoles, también sin fundamento demostrable, como beneficiarios globales injustos de la explotación de la superior capacidad, inteligencia y creatividad catalanas.

No fue la Historia la clave separatista. Ha pesado mucho más la economía, -la pela-, y, como hijastra, la deficiente administración de los recursos transferidos, con despilfarros flagrantes, de forma que el gobierno de la Generalitat encontró dificultades serias para mantener algunos servicios con altos niveles de calidad, déficit de gestión que se atribuyó, en la más genuina esencia del buco emisario, por supuesto, “a España”.

El problema creció por ambas partes del pastel. El partido que, durante años, se había arrogado la representación del espíritu catalanista, Convergencia i Unió, consiguió mantenerse en el gobierno de la Generalitat durante décadas, y ofreció siempre un apoyo interesado al partido con implantación en toda España, cuando le faltó a éste mayoría suficiente para formar gobierno central. No importaba el signo ideológico. El intercambio de cromos, nunca inocente, ya fuera con el PP o el PSOE, alimentó la singularidad, despojando al Estado central de capacidad de actuación -¡y control!- en todos los sectores clave.

Faltaba solo poner un nombre al proceso secesionista que consolidara la cualidad de nación independiente, y la oposición constitucional a la revisión del Estatuto, encabezada por el President José Montilla, un iluminado que creía poder dotar asi al PSC-PSOE de una nueva vida, consumó la ruptura entre catalanistas y españolistas. Los primeros sintieron la declaración de anticonstitucionalidad a un par de artículos (y párrafos del Preámbulo) como una agresión. En verdad, la batalla civil estaba planteada con toda crudeza.

La pólvora que estaba sirviendo para explotar los apoyos del Estado en Cataluña, estaba tan bien distribuida y alimentada, que, ni resultó afectado el procés por el descubrimiento de uno de los mayores focos de corrupción desarrollados en España. Un tsunami potencial que afectaba -y el estado de Derecho no ha sido aún capaz de precisar en qué medida-, no ya  al ex Honorable ex President de la Generalitat, Jordi Pujol, a su familia, sino al Partido y a muchos de sus dirigentes. Convergencia y Unión resultó inviable.

El malabarismo político se aceleró. El hoy ex President Artur Mas, que, junto a otros miembros significativos de Convergencia se había reconvertido al Partit Demócrata Europeo Català (PDeCAT), aceptó ceder ser cabeza de fila en la negociación para formar Gobierno después de las elecciones de 2015, para que un oscuro político, Carles Puigdemont, fuera President. Fue necesario el apoyo de dos coaliciones con inocultada voluntad secesionista: la anticonstitucionalista Esquerra Republicana (ERC), y la decididamente antisistema Candidatura d’Unitat Popular (CUP). El apoyo se completó con la seudoconstitucionalista Catalunya Sí que es Pot, que amalgama diputados de variados extractos ideológicos (Podemos, ICV, Esquerra Unida y Equo).

La democracia y la tolerancia permitieron llegar a una situación  aberrante, aunque “legítima”: partidos con un programa claramente anticonstitucional habían alcanzado una mayoría escueta en el Parlament, y estaban decididos a imponer su revolucionario criterio de una forma “pacífica, democrática”, en cumplimiento de un “mandato popular”.

Los diputados de estos partidos, con el apoyo exterior de muchos alcaldes y, significativamente de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (que gobierna en la ciudad con la coalición Catalunya en Comú, que aglutina todos los partidos de Catalunya Sí que es Pot, salvo Podemos) refirmaron y consolidaron el apoyo popular a la secesión. Catalunya libre del yugo opresor de la España antidemocrática era ya más que un proyecto sin futuro.

Al ordenado totum revolutum secesionista se añadieron dos asociaciones de movilización al margen de los partidos oficiales,  Asamblea Nacional Catalana y Ómnium. Una amplia y fiscalmente oscura disponibilidad de fondos, sirvió y sirve para soportar la declaración de independencia del 1 de octubre de 2017. Se programaron, cuidadosamente planificadas, amplias, y de impecable efecto, manifestaciones callejeras. Se expandió, contagioso, el clamor de que la región estaba mayoritariamente por convertirse en un Estado nuevo.

La historia coetánea sigue escribiéndose, aunque con letras desiguales, Ayer, 2 de octubre de 2017, la juez de uno de los Juzgados de Instrucción que conforman el brazo operativo de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, en un Auto prolijo y, en gran parte, por lo que parece, escrito con anterioridad, escrito, sin duda, con plena consciencia de su gran trascendencia política, decidió la prisión provisional del destituido vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, y siete de los ex-consellers.

El estamento judicial no mostró uniforme celeridad ni dureza, mostrando, no ya la independencia judicial, sino la disparidad o falta de homogeneidad de criteros de los magistrados. El mismo día, llamados a declarar, el Tribunal Supremo, concedió una semana más para preparar la defensa a los, también citados como investigados, miembros del Parlament (a los que su aforamiento conduce a ese órgano jurisdiccional). La intervención de la judicatura en el procés, como consecuencia de la aplicación del art. 155, añade -aunque no sorprendentemente- más leña al fuego de las posiciones de desencuentro entre secesionistas y constitucionalistas.

La medida cautelar adoptada con los miembros destituidos del Govern, es, procesalmente, la más dura de las posibles y, por ello, puede calificarse, desde la perspectiva política,  de una incomodidad añadida a la necesaria disminución de la tensión en Catalunya y a la recuperación de la paz social en toda España.

(continuará)

 

 

 

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Porqué en Catalunya: Quinta entrega

31 octubre, 2017 By amarias 1 comentario

Los últimos acontecimientos en relación con el drama social que se vive en Catalunya, con motivo de la deriva independentista de una facción del Parlament, a la que se consideró legitimada, con base en la representación de una mayoría simple de catalanes, han permitido situar la cuestión en un nuevo marco desconcertante, que afecta a la credibilidad de los agentes del proceso y, de forma indirecta -pero aún más significativa- a la entidad y fundamento de las pretensiones independentistas.

Para quienes lean este Comentario pasado algún tiempo, recojo aquí el resumen de los hechos más significativos en relación con el proceso secesionista que ha centralizado el análisis político, en especial durante el mes de octubre de 2017:

  1. El Parlament votó la independencia de Catalunya, en un acto declarado ilegal e inconstitucional, el 27 de octubre de 2017. Los únicos diputados que se encontraban presentes en el singular pleno, pertenecían a las agrupaciones de partidos denominadas, respectivamente, CUP (Candidatura d’ Unita Popular), y Junts pel Sí (coalición electoral formada por Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Demócratas de Cataluña y Moviment d’Esquerres). El grupo Catalunya Sí Que es Pot (CSQEP), que manifestó, a través de su portavoz, su disconformidad tanto con la declaración de la independencia como con la aplicación del art. 155 de la CE, votó mayoritariamente en contra. El resultado de la votación fue de 70 votos a favor, 10 en contra y 2 en blanco. Aunque la mayoría de los parlamentarios de CSQEP mostraron su papeleta con el voto negativo, el carácter secreto de la votación impide conocer con certeza quienes fueron los concretos parlamentarios secesionistas -y, por tanto, los susceptibles de ser destinatarios de una querella criminal por rebelión, conspiración y/o secesión, según los casos-. Los partidos de la oposición al independentismo, PP, PSOE y Ciudadanos, abandonaron el recinto antes de la votación.
  2. El mismo día, y en una sesión casi paralela, el Gobierno  del PP, con el apoyo de los representantes de los partidos Ciudadanos y PSOE, y de otros senadores de partidos minoritarios (UPN, Foro Asturias y Coalición Canaria), consiguió en el Senado 214 votos favorables a la aplicación del art 155, superando ampliamente los 47 votos en contra de Unidos Podemos, ERC, PDeCAT, PNV, EH Bildu y Compromís. Nueva Canarias se abstuvo. Las medidas de aplicación se anunciaron en la tarde, y el lunes siguiente (30 de octubre de 2017) se produjo la incorporación de los sustitutos de los Consellers, destituidos, como el President, y otros altos cargos, de forma inmediata. El Presidente Rajoy anunció que el día 21 de diciembre siguiente se celebrarán elecciones al Parlament de Catalunya.
  3. El lunes 30 de octubre comenzaron a divulgarse intrigantes especulaciones sobre la marcha del ex President Puigdemont y cinco de los consellers depuestos, a Bélgica, en donde estarían analizando  pedir asilo político. La valoración de esta cuestión, con matices entre esperpénticos y chuscos, ocupó, de pronto, el panorama de la actualidad catalana, disminuyendo el nivel de intensidad con el que se trató el hecho más relevante: la sociedad catalana, (y los depuestos, incluso el jefe de los Mossos d´Esquadra. sustituido por su segundo), acogió con insospechada tranquilidad el cambio brusco de los ocupantes de los puestos clave en las instituciones.
  4. La conferencia de prensa que el depuesto presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, poco antes de las 13 h del 31 de octubre, celebró en Bruselas -al más puro estilo de Julian Assange-, pretendió la difusión de la posición independentista, desde el púlpito para la mayor proyección que supone el lugar de sede de la Unión Europea. El ex President, ya asesorado por el equipo jurídico que habría estudiado las opciones de solicitar asilo político, y desechada esa posibilidad, reitera su argumentario político, destinado más hacia los posibles votantes catalanes que a torcer la decisión de los Estados comunitarios de no apoyar la independencia de Catalunya.  Estos argumentos, sin embargo, han perdido credibilidad y solvencia. No parece factible que, al margen del foro utilizado para repetir el mensaje, se movilicen nuevos afectos exteriores a la estrambótica actuación de los partidarios de la secesión en lo que se ha dado en llamar “el Procès”. Ni tiene recorrido la denuncia de la actuación del Gobierno del PP contra el pueblo de Catalunya (emitida por un prófugo con amenaza de ser procesado por delitos gravísimos), ni se puede conceder credibilidad a la “manifiesta y persistente cerrazón” (según palabras del ex President) ante la “propuesta pacífica y democrática” de mantener el diálogo con el Estado español, que habría movilizado en cambio la represión y la violencia contra miles de personas que pretendían ejercer su derecho al voto y a la independencia.En una declaración un tanto confusa, mezclando varios idiomas, -francés, catalán, inglés y español- un visionario Puigdemont, en el papel de héroe mancillado, dice hablar en el respeto a la pluralidad y neutralidad de las administraciones, y pretende convertirse en paradigmático defensor de la paz y la antiviolencia. Su confusión mental (no resulta posible explicar lo desconcertante de su esquema de raciocinio) le lleva a denunciar también al fiscal Mata, cuya querella contra él y otros miembros del gobierno decaído, alega que “no se sustenta jurídicamente, al estar dirigida contra personas” (?). Pretendiendo conformar un gobierno catalán en el exilio,  indica cuatro puntos de justificación de su autoexilio a Bruselas, que presenta como normas de actuación: 1) niega que el desplazamiento a Bruselas suponga una petición de asilo, y lo caracteriza con el solo propósito de denunciar la parcialidad del gobierno español y los graves déficits democráticos en el Estado español, así como su compromiso personal y de su gobierno destituido con el pueblo catalán; 2) la decisión de no abandonar el trabajo de defensa política de la independencia: 3) el apoyo a las diferentes iniciativas que se están desarrollando para  evitar la demolición de las instituciones catalanes; 4) la asunción de las elecciones propuestas por el gobierno español como un reto democrático y aceptan la participación, proponiendo respetar los resultados del 21 de diciembre de 2017.

    (continuará)

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Porqué en Catalunya: Cuarta entrega

27 octubre, 2017 By amarias Deja un comentario

Escribo esta Cuarta entrega en un día que aparece como crucial para acelerar, ya que no el desenlace, sí la generación de un máximo de tensión en relación con la declaración de independencia de Cataluña por parte del actual Gobierno de la Generalitat.

Es la mañana del 27 de octubre de 2017, y todos los interesados en el tema que aún no se encuentren saturados por la escenificación del nivel de desencuentro entre las posiciones de ambos gobiernos (central y regional), han podido contemplar ayer lo que parece el último acto antes de la declaración de independencia por el Parlament catalán y la autorización de la aplicación del art. 155 en el Senado de la nación.

La cuestión, es pues, gravísima y no hace falta usar ni una pizca de imaginación para deducir que la salida a la misma no puede resultar ni previsible, ni pacífica, pues el timón de los acontecimientos ha sido trasladado a la calle. Las manifestaciones de los partidarios de la independencia, dirigidos y alentados en Cataluña por personajes con indudable relevancia mediática y carisma personal, han ocupado los espacios públicos (y la TV3), y los lemas se repiten machaconamente, pivotando sobre los términos Libertad, Democracia, Independencia del Estado español, República.

No hay opciones para la discusión parlamentaria ni para la modificación pacífica -es decir, legal, con base en las mayorías cualificadas imprescindibles, necesarias- de aquellos artículos de la actual Constitución española que pudieran ser objeto de revisión. En ningún caso, a tenor de las expresiones de intención de la mayoría de los españoles encuestados y de los partidos que representan la mayoría parlamentaria, esta modificación podría afectar a la forma de Estado (monarquía) ni a la unidad territorial (España es indivisible, reza la Norma Suprema).

Se podría hablar, pues, de modificaciones de  la Constitución actual, en relación, sobre todo, al modelo territorial y al reparto de competencias entgre el estadio Central y las regiones. Algunos, si nos correspondiera opinar con relevancia, defenderíamos la remodelación de las actuales regiones -demasiadas, y muy desiguales-, permitiendo la federación de Comunidades Autónomas, prohibida expresamente por el art. 145, o la agilización, al menos, de la posibilidad de acuerdos o convenios  entre ellas, sometida a la autorización de las Cortes Generales, en el apartado 2 del mismo artículo. El número óptimo de Autonomías o regiones, no debería superar a seis o siete.

Un asunto muy importante es la recuperación de la óptima gestión de los recursos, demoliendo o revisando con espíritu crítico -dimanante del interés general, hoy perdido en el limbo de los intereses partidistas y localistas- la cesión de competencias a las Autonomías. Enormes despilfarros, decisiones de inversión y gestión sin objetivo serio ni coherente, afectan hoy a todos los sectores básicos: enseñanza, comunicaciones, sanidad, etc.  Es imprescindible reconstruir un Estado central fuerte, en beneficio de todos.

Naturalmente, no tengo la menor idea de lo que va a pasar en concreto. Para mí, como para muchos, que vivimos la situación desde fuera de Catalunya, resulta inextricable el cosmos catalán en este momento, una madeja revuelta y enlodada. Seguramente, habrá disturbios importantes en las principales poblaciones catalanes. Con alta probabilidad, se disolverá el Parlament y se encausará a los cabecillas de la insurrección, quizá se detenga a algunos de los más significativos. Las revueltas callejeras producirán heridos, detenidos, y más tensión. Hasta que estalle.

¿Era esto necesario? En absoluto. ¿Tienen legitimidad suficiente los independentistas? Por supuesto que no. ¿Saben a dónde van? Lo dudo. ¿Causan un daño irreparable? Sí, lo han causado y aún lo provocarán en mayor grado, por su voluntad de persistir en el empeño secesionista hasta que la explosión de la situación en la calle, con víctimas directas y colaterales, les obligue a claudicar, y, ojalá, a preguntarse, qué hemos hecho.

¿Por qué en Catalunya? Se ha dado, de forma excepcional, atípica en relación con el momento que se vive en las democracias occidentales, de la connivencia entre dos facciones socio-políticas habitualmente enfrentadas: a) la burguesía medio-alta (proclive a apoyar, sin convicción ideológica, por pura intuición de lo que resultaría mejor para ella, a los analistas  teóricos y aficionados que, en momentos de crisis, critican, sin ofrecer soluciones, cuanto dimane del sistema oficial, y en la que figuran como exponentes cualificados muchos funcionarios, seguidos a ciegas por pensionistas, rentistas y parados)  y b) la izquierda revolucionaria, atenta siempre a movilizar a los descontentos y oprimidos por el sistema dominante, y en la que militan, a la búsqueda de protagonismo, profesores universitarios, licenciados en paro, ecolojetas, visionarios, ilusos, y, por supuesto, por necesidad o convicción, todos cuantos sufren la marginación laboral y personal, que son, desgraciadamente, millones de personas en este momento de crisis (más de 5 millones).

Si, además, sumamos a) la corrupción destapada y puesta a la amplia luz de la sociedad y, en parte, de la justicia, de algunos políticos, empresarios y funcionarios, cuyo máximo exponente es precisamente el actual partido en el gobierno central ; b) la necesidad perentoria de ocultar la pésima gestión y la incuria de no pocos dirigentes catalanes y sus antecesores, incluso como Presidente de la Generalitat o consellers, c) el atractivo para muchos jóvenes sin ocupación de salir a la calle para protestar sobre cualquier cosa y quemar adrenalina (ya que no solo en los campos de fútbol, dándose porrazos con afectos (?) a otros clubes, o contra las fuerzas del orden,  d) la simpatía propia de un modelo de independencia (liberación del yugo opresor) vendido como solución y no como problema desde las instituciones y media locales y e) la presión del vecino, del colega, y de agentes de movilización experimentados y sin especiales escrúpulos para infringir el orden y las leyes…¿qué tenemos?

La destrucción de la armonía, la implantación del caos por un período de tiempo, el triunfo de los depredadores, a costa de los catalanes y del resto de los españoles.

 

 

Publicado en: Cataluña Etiquetado como: Cataluña, corrupción, crisis, economía, elecciones, empleo, empresa, españa, estrategia, ética, gobierno, justicia, Madrid, política, programa, PSOE, Rajoy, sociedad, solidaridad, trabajo

Porqué en Catalunya: Tercera entrega

26 octubre, 2017 By amarias Deja un comentario

Se puede argumentar de muy diversas maneras contra la voluntad independentista del  actual Gobierno de Cataluña, secundada por un porcentaje significativo de catalanes (entendiendo por tales, salvo mejor información censal, los ciudadanos que tienen su actual residencia en la región). Porque, en este escenario de confusión que se ha ido dibujando con precisión de ludópatas, tampoco está bien definido qué significado práctico atribuir al térmico “catalán”, ya que los impulsores del separatismo pretenden que sea ésta una esencia inclusiva de la nacionalidad española, pero excluyente, por lo que no podría ser participada por los demás españoles. Se sería catalán y español pero los españoles no catalanes no tendrían acceso a esa doble nacionalidad.

Si evitamos recurrir a la descalcificación frontal por enajenación colectiva o espejismo ideológico, podría aceptarse como argumento en contrario (sin que ello signifique que se comprenda) que, para esos independentistas potenciales, la idea de separarse del resto de España tiene el atractivo de creer que podrían organizarse mejor, aprovechar con mayor eficacia sus recursos y mejorarían, en fin, su capacidad de maniobra frente a las crisis y su respuesta adaptativa frente al futuro.

Los defensores de la imposibilidad de la separación de Catyalunya, argumentan, fundamentalmente, desde la Ley, el respeto y lealtad institucional, que serían quebrados (lo han sido ya, en realidad) si se incumple la Constitución que expresa, sin ambages, la unidad indivisible del Estado español y su forma de Estado, la Monarquía.

El argumentario antiseparatista se robustece también con previsiones respecto al escenario catastrófico que viviría una Cataluña independiente, contrastando así con la visión idílica de los actuales representantes de las institucones catalanes, algunos historiadores y economistas que ven en un futuro independiente una Arcadia feliz y la liberación del yugo insostenible de una España antidemócrata, represiva, retrógada.

Tienen los independentistas, en alguna parte, razón. El tamaño no debería importar. Ni el territorio, ni la población, o las magnitudes económicos cobran importancia real, por comparación con lo existente. Se encuentran, en el mundo, Estados muy pequeños, algunos por pura conveniencia de las potencias o por caprichos de la Historia y residuo de viejas confrontaciones bélicas. Se ha hecho notar por los historiadores y geógrafos que casi la mitad e los 194 Estados actuales se generaron en el siglo XX. Es decir, no se puede argüir que los Estados son producto de la consolidación de antiguos momentos de exaltación nacional.

Algunos Estados pequeños pertenecen a la Unión Europea, y encajan en el modelo de democracias modernas y estados amigos. Tampoco en este sentido Catalunya independiente puede ser objetable. Malta y Chipre son el ejemplo -rayano en lo ridículo, aunque defendido con orgullo por sus afectados- de Estados diminutos cuyos representantes se sientan con los demás miembros de esa reunión de comerciantes con ilusiones de obtener mayor grandeza. Entre los Estados que componen actualmente la Unión Europea, se incluyen diezpaíses con menor población y territorio que Cataluña.

Los independentistas (y también, algunos teóricos del desarrollo económico), suelen tomar el modelo/ejemplo de Dinamarca.Con un a renta per cápita de 48.400 dólares es un ejemplo atractivo de Estado de medio tamaño que ha sabido utilizar su situación privilegiada ente los grandes, su alto nivel formativo y las capacidades comerciales de sus instituciones públicas y privadas para consolidarse como un Estado próspero yejemplar.

Los separatistas catalanes desean que la Catalunya independiente sea una República. En eso, se separan de la tradición española y del país envidiado (Dinamarca), que son Monarquías. No parece encontrarse en la forma de Estado la raíz sustancial para obtener el  máximo fruto de la actividad económica y social. En este momento, en España, tenemos un monarca muy bien formado, con prestigio internacional, que mejora con amplia ventaja las opciones de sus alternativas no coronadas, tanto en la región catalana como en toda España. Podrá ser opinable, pero, como republicano, me permito repetir esta apreciación una vez más, sin que me duelan prendas.

(continaurá)

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Prioridades

17 mayo, 2017 By amarias 8 comentarios

Si los postulantes a convertirse en el secretario general del PSOE que perderá las próximas elecciones (Díaz, Sánchez y López) han creído que el tema de debate que interesaba a sus posibles votantes era saber quién tenía mejor carisma entre los actuales militantes del deshecho partido, se equivocaron.

No está la cuestión en dilucidar quién será capaz de arrancar los aplausos más enfebrecidos en los mítines que se celebren hasta el domingo 21 de mayo, fecha que marcará el punto de escisión en, al menos, dos facciones, del partido, hasta ahora, más añejo de nuestro maltrecho país.

Para los que analizamos -más o menos-, desde la independencia y el pragmatismo, qué agrupación política será más capaz que otras -sola o en coalición- para impulsarnos colectivamente hacia delante, no nos importan los nombres del cabeza de lista , sino los programas de actuación en los que nos tenemos que involucrar todos. Esto es, las prioridades.

Puede que los independientes y pragmáticos de España seamos un grupo reducido. No hay forma de contabilizarnos.

No somos los mismos que asistimos a partidos de fútbol para entusiasmarnos, o sufrir una decepción, según el resultado del equipo con cuyos colores hemos dejado crecer una identificación que podría analizarse incluso desde las patologías infantiles.

Tampoco somos quienes están persuadidos, con una obsesión que puede bascular entre lo ignorante y lo enfermizo, de que las decisiones económicas o son blanco o son negro. La experiencia reciente ha puesto de manifiesto las burbujas explosivas que se favorecen con la libre circulación de capitales y dejando que la iniciativa e intereses privados se adueñen de la economía. Pero, sensu contrario, tampoco creo que las continuas protestas reivindicativas, el desprecio hacia todos los emprendimientos, el empecinamiento en exprimir la solvencia de los propietarios o la difusión perniciosa de la idea de que todos somos iguales sin distinguir entre actitudes y capacidades,  tengan detrás a un mago con varita y equipo mágicos que nos vayan a solucionar los problemas de la crisis, del paro, los brotes secesionistas o la ruptura del estado social.

Ser independiente y pragmático tiene sus servidumbres, pero, en compensación, presenta notables ventajas para la tranquilidad del espíritu. No nos mueve del asiento si un candidato es más simpático, o tiene mejor vocabulario, o ha nacido cerca de nuestro pueblo. No nos importa que esté o haya estado dispuesto a asociar su coalición con otro partido del espectro político democrático, siempre que nos lo haya explicado desde la perspectiva de lo que es mejor, en ese momento y circunstancia. Ni siquiera nos importa si le están apoyando o no, personas con una determinada trayectoria anterior.

Nos importa saber cuáles son sus prioridades, y lo que van a hacer y proponer hacer, él y su equipo, para resolver los puntos de conflicto económico y social. Si no  son capaces de presentárnoslas, si les preocupan cuestiones internas de sus partidos o facciones, los independientes y pragmáticos nos quedaremos en casa cuando nos llamen a votar, o lo haremos en blanco.

Porque no debemos olvidar que el país se encuentra en una situación concreta, administrada de una manera determinada. Nos puede parecer muy mejorable, estaremos convencidos de que la corrupción es un desastre ético impresentable en una sociedad democrática, que el paro actual es infumable, que faltan medidas activas para corregirlo, que la enseñanza deficiente, que el proyecto europeo precisa una redefinición y un nuevo empuje, o que el proyecto secesionista del actual gobierno catalán exige claridad, diálogo y convicciones, no amenazas…

Los independientes y pragmáticos tenemos bien detectadas las carencias del actual gobierno. También, sus virtudes, porque no nos guiamos por apriorismos, ciegos axiomas, ni pactismos de oportunidad. Por eso, no vamos a impresionarnos por las exhibiciones de tiros al aire, al pie o a la cabeza de un contrincante, sea desde la izquierda o desde la derecha.

A mi, en particular, no me importa quién gobierne, y si cómo lo hace, siempre que (lo he escrito muchas veces) estemos seguros de avanzar hacia el progreso, disminuyendo las desigualdades y garantizando que a nadie le falte trabajo y medios para cumplir con su objetivo vital personal.

El Partido Popular, con Mariano Rajoy a la cabeza, lo está haciendo, en mi opinión, bastante mal. Oculta información, utiliza recursos del Estado para aumentar su influencia, despilfarra otros, le falta capacidad de convicción y credibilidad.

Pero la oposición, ya sea de Podemos, como del PSOE dividido, les está mejorando la calificación, con sus incongruencias, la emisión de mensajes trapaceros con destino a la galería y una exhibición permanente de sus ignorancias de cómo se cuecen las habas por el mundo. Que algunos somos muy mayores, vaya, para conmovernos con frases de manuales revisionistas o revolucionarios.

Prioridades, y a trabajar en ello, compañeros.


Me gusta traer aquí estas fotos de una bandada de avutardas hembras. Están estas aves majestuosas, de las que en España tenemos una de las mayores colonias de Europa, en celo. Son asustadizas y, cuando levantan el vuelo -pesado como el de las águilas, con un aletear audible en la distancia- ofrecen un espectáculo difícil de olvidar.

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En Marche, l´Espagne!

11 mayo, 2017 By amarias 4 comentarios

A pocas fechas de consumación del penúltimo acto de la debacle socialista -me refiero a la posición ideológica ocupada, hasta ahora, por el PSOE-, no me parece descabellado mirar hacia la vecina Francia y, sin necesidad de acudir a la repetición de los argumentos ya ampliamente expuestos por quienes defendieron o abominaron del apoyo desde las trincheras de la izquierda al Cid Campeador Emmanuel Macron, poner de manifiesto ciertos aspectos de nuestra circunstancia política.

Primero. No tenemos, benditos sean los dioses de esta aldea, ningún Frente Nacional, ya caídos todos sus representantes más genuinos en la catarsis ideológica post-franquista. Las insinuaciones, por parte de quienes desean construir un catecismo desde el populismo ramplón, de que nos encontramos en una “excepción democrática”, no pueden ser compartidas en absoluto por quienes estamos viajados, conocemos mundo, y sabemos mirar sin anteojos al fondo del argumentario de los que quieren arrebatarnos santos y peanas sin más apoyo que su ardiente palabrería.

Segundo. El gobierno de Mariano Rajoy tendrá muchos defectos, pero no carece de puntos de solidez que, a falta de alternativas, se han convertido en nuestros mejores puntos de apoyo colectivos. Lo están demostrando las preferencias en las encuestas y lo consolidan, pese a quien pese, las discusiones vacías en el Parlamento y las exuberancias verbales y la repercusión, cada vez más débil, de las movilizaciones callejeras a favor de pedir y no comprometerse.

Tercero. Encuentro analogías entre Macron y Rivera (Albert), salvo que el cartucho de Ciudadanos ya está quemado o se mojó. Lo quemaron o mojaron todas las demás fuerzas, vientos y vientecillos políticos. Cuando el hoy postulante a dirigir el PSOE de las facciones, Sánchez (Pedro) firmó un acuerdo de mínimos con Rivera, en la ilusa aspiración de que se abstuviera el PP de Rajoy, lo quemaron los que desconfían de cualquier representación de la derecha en la que no militen las viejas familias. Cuando el veleidoso Iglesias (Pablo junior) se salió por peteneras auto-nombrándose vicepresidente en su propuesta pública, estando el entonces Secretario General del PSOE presentando aún al Jefe de Estado su intención de postularse para Jefe de Gobierno, la antorcha incendiaria la enarboló aquél.

Cuarto. Lo mejor del Partido Socialista Español  (tengo reparos en ponerle la O) en estos tiempos de desorientación opositora, para este modesto observador, ha sido su gestora y, dentro de ella, Javier Fernández. Estuvo serio, firme pero también conciliador, comprometido con una historia común y árbitro impecable con las estridencias y desafueros de sus colegas de partido. Se dice de él que es mejor gestor que parlamentario, aunque esas voces provienen de quienes menos lo conocen, y pretenden, al juzgarlo así, menospreciar su carrera política. Hubiera sido, para recomponer su partido, la mejor opción. Patxi López, a su lado, parece un imitador.

Quinto. En este momento, y lo digo desde el pragmatismo, “No, tiene que adaptarse a ser, según los casos, Sí, Ya Veremos, o Mejor acepta tú mi propuesta”. Aconsejo, a quienes tengan dudas del camino a tomar, que escuchen con atención la grabación de los esperpénticos comentarios que el profesor Verstrynge, ciudadano de doble nacionalidad española y francesa -quien incluso apeló a su pasado fascista para defender su actual conocimiento de la situación-, por los que defendía que habría que abstenerse de votar a Macron.

Sexto. No estamos en situación de emergencia nacional (al menos, no todavía y, para mi tranquilidad, no veo atisbos de que arribemos a tal situación), pero me gusta adoptar el lema del flamante Presidente de la República Francesa, como llamada de agrupamiento a quienes no saben qué camino tomar. “¡Adelante, España!”, “¡Ante todo, España!”. Es un grito patriótico, en efecto, pero se ha vuelto a poner en valor ser patriota. Si las naciones que tienen más peso económico y sociológico que los españoles apelan a las esencias históricas, sin renunciar a manifestarse -en esta parte del escenario- europeos y globales, no necesito más razones para enarbolar la misma bandera, para defender los intereses de mis conciudadanos.

Ya habrá tiempo para reconstruir todo lo demás.

Publicado en: Actualidad, Política Etiquetado como: adelante, Ciudadanos, elecciones, En Marche, españa, Fernández, Francia, López, Macron, PSOE, Rajoy, Rivera, Sánchez, Verstrynge

Impulsos migratorios

29 octubre, 2016 By amarias 1 comentario

estorninos-bandada estorninos-cardumen

Será avanzada la tarde cuando el Gobierno en funciones de Mariano Rajoy, que se ha prolongado durante más de 300 días, adquiera carácter de estable naturaleza. Lo será, en principio, para los próximos cuatro años, que es lo que la Constitución prevé que dure una legislatura completa.

No hay indicios de que el renovado en su cargo, pero impávido presidente, sustituya más allá de un par de ministros de quienes aún conservan, si bien vacías de contenidos, sus carteras. Incluso, si me aventuro a leer las primeras líneas del manual que sustenta los principios de quien ha conseguido, contra cualquier pronóstico sensible, mantenerse en el poder político, supongo que su intención real sería no mover a ninguno. Aparentar continuidad, ofrecer resistencia a todo cambio, seguir haciendo lo mismo, aunque sin hacer ascos a afirmar, si se le presiona, que tiene la voluntad de hacer algo distinto.

El potingue de continuismo será explicado cada viernes, con la labia grandilocuente de Sáenz de Santamaría, que seguirá dando clases de liberalismo económico para inocentes, utilizando como forzados intermediarios a los periodistas a quienes su profesión obliga a trasladar al pueblo llano las decisiones de los gobiernos.

Mientras los conservadores y retrasadores lo celebran, se habrá consumado un acto más de la escisión del PSOE. Se romperá, y no tanto por la razonable expulsión de los diputados que no se atendrán -escribo en la mañana del 29 de octubre- al mandato de abstenerse en bloque, emitido por la Comisión Gestora, del Comité General y muchas voces de militantes, todos ellos reclamando la imposible unidad. La escisión tendrá raíces más hondas, sociológicas, pragmáticas, menos visibles y, por ello, más terribles. No es lógico que el partido socialista prescinda de algunos diputados indisciplinados en la votación de investidura, enviándolos con la espada flamígera, al grupo mixto, con el efecto doble de perder las ventajas -económicas y estratégicas- de ser el primer partido de la oposición y consolidar exteriormente la ruptura.

No. El tema no va por ahí, por una decena de diputados más o menos. Es mucho más grave. Se trata de entender primero y transmitir después, cuáles son los objetivos migratorios de un partido descabezado y desnortado.

No será posible mantener a machamartillo la postura de manifestarse contrario a cualquier decisión del Gobierno, y para negociar pactos puntuales hay que tener las ideas claras y saber transmitirlas, no ya a los que tienen ahora nuevamente el mango de la sartén del poder, sino a la ciudadanía, y más en particular, a los antiguos votantes, los desaparecidos en la batalla de la confusión ideológica de las últimas elecciones, en las que todos pudimos ver al partido, en secuencia dramática, abrazarse a Ciudadanos, descolgarse de cuanto olía a PP, enzarzarse a porrazo limpio con Podemos, para disputarse el colmenar de la izquierda clásica, y declararse vencido ante la realidad de no encontrar aliados fiables y suficientes para gobernar solo o en compañía de otros.

No me hagan caso, señores dirigentes socialistas, si no quieren, pero me parece fundamental acercarse a aquellos votantes de Unidos Podemos que, con su repulsa a las posiciones socialdemócratas, han venido a soportar la expresión de un descontento destructivo, o, por lo menos, revolucionario contra las instituciones y el propio Parlamento. Al actual partido de Iglesias le espera una escisión aún mayor que la que se barrunta en el PSOE, y no es de extrañar que se forme una nueva oferta, superando los límites de la socialdemocracia agotada, para encandilar a los votantes en la que, si todo sucede como es de vaticinar, serán las nuevas elecciones dentro de un año, más  o menos.

Mucha labor por delante, para el Gobierno y para los líderes de los partidos. Cruzo mis dedos para que la economía occidental mejore algo, y podamos recoger las migajas caídas de la mesa, para poder vivir el señuelo de una recuperación desde el capitalismo liberal pasado por las aguas de una débil oposición. Y me acuerdo, cómo no, de Keynes, del que siempre se puede encontrar una frase al pelo: “la avaricia es un vicio, la práctica de la usura es un delito, y el amor al dinero es detestable…Debemos una vez más valorar los fines por encima de los medios y preferir lo que es bueno a lo que es útil” (1945-1946). La cita la tomo del libro de Zygmunt Bauman, “¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?”.

La respuesta de Bauman, como la de cualquiera que conozca la economía real, es “No.” Ténganlo presente los aspirantes a líderes de conducirnos a alguna parte más tranquila.


P.S. Mi foto para este Comentario corresponde a una migración de estorninos. Miles de aves forman como un cardumen celeste, moviéndose de un lado para otro en sincronía prácticamente perfecta. No puedo entender cómo no chocan algunos entre sí, qué les hace intuir los movimientos de los que vuelan al lado. Cierto, también me sorprende la manera compacta en que ruedan los ciclistas en pelotón, aunque alguna vez les he visto caerse, al atravesarse en la carrera un necio aficionado, o encontrar un obstáculo imprevisto.

Esta bandada de estorninos surcaba, impecable, los cielos de la laguna de Pinillas, en Navarra. De pronto, se posaron en tropel sobre el camino que tenía ante mí, en donde había unos cuantos charcos de agua. Me temblaba la mano, de solo pensar en la fotografía que podía hacer, pero cuando me lancé hacia el coche, en el que acababa de guardar la cámara, levantaron el vuelo y tornaron a dar vueltas sobre mi cabeza, en círculos cada vez más amplios, sin volver a posarse en el buen rato que permanecí observándolos.

Publicado en: Actualidad, Política, Sociedad Etiquetado como: abstención, bandadas, Bauman, cardumen, estabilidad, estorninos, gobierno, izquierda, Navarra, Pinillas, Podemos, política, PSOE, Rajoy, renovación, socialdemocracia, Unidos

Asnos y burras ejemplares

28 octubre, 2016 By amarias Deja un comentario

buitres-volando

Las acémilas han sido siempre los animales preferidos a la hora de elegir protagonistas de cuentos con propósitos ejemplificadores. Aunque algunas especies del grupo han perdido población en ciertos países -pienso justamente en asnos y burras-, otras, incluso, han demostrado su adaptabilidad: los caballos, hasta hace poco, utilizados en la guerra -y hasta dieron su nombre a una de las armas de los Ejércitos,  la Caballería- , son muy apreciados como signo de distinción de clase. Saber montar a caballo es algo parecido a tener un máster en Historia del Arte.

Del amplio elenco de opciones de burros consagrados, me detengo hoy en dos. La burra de Balaam y el asno de Buridan. No es la primera vez que recurro a su ejemplo. La burra de Balaam, incorporada a las Sagradas Escrituras, se detuvo al ver a un ángel que les interceptaba el paso. Azotada por su amo, le recriminó, con sabias palabras (la gracia divina le permitió expresarse), el castigo y le advirtió del peligro que suponía seguir adelante.

El asno de Buridan, tuvo una existencia aún más problemática, pues resulta ser un invento del filósofo para ilustrar sobre la necesidad de no perder el tiempo reflexionando sobre la prioridad que debe darse a dos opciones semejantes. El asno de su historieta, encontrándose hambriento y sediento, a pesar de haber sido puestos a su disposición un cubo con agua y un montón de heno, falleció al ser incapaz de decidirse si beber o comer primero.

He encontrado a lo largo de mi vida aplicación para ambos cuentos asnales. Hay momentos en que no somos capaces de ver el peligro de continuar haciendo lo mismo, empecinados en el error, y solo nos salvará de la debacle un hecho fortuito, asimilable a una intervención celestial inexplicable. Otras veces, las opciones previas que se nos presentan son tan similares (aunque incompatibles) que demoramos tomar una decisión más importante, con riesgo de perder la oportunidad de ejecutarla; siendo más claro, nos detenemos obsesivamente en lo que no es sustancial, sin comprender que debemos seguir adelante, pasando por encima del obstáculo, hacia una meta mayor.

No me resulta difícil encajar estas historias de burros con la situación que le ha tocado vivir al PSOE en estos momentos de la Historia de España. Me atrevo incluso a aventurar, con cierto respeto, que el papel de burra de Balaam lo ha representado Pablo Igleasias, junior (líder, por el momento de Podemos), con su oferta para apoyar a Pedro Sánchez, mientras éste se encontraba de cháchara con el Rey Felipe VI, autopostulándose como vicepresidente de Gobierno, haciendo de paso trizas la coalición que el líder del PSOE había pactado con Albert Rivera, de C`s, que debería conducirnos a la Tierra Prometida.

Pero aún mejor aplicación encuentro al asno de Buridan, con éste empeño de Javier Fernández, presidente de la gestora de circunstancias del PSOE a lo que condujo el “no es no” de Sánchez y los suyos (me remito a nueva lectura del ejemplo de la burra de Balaam, con estos mimbres), en que se vaya en bloque de su bancada de diputados a abstenerse en la votadura de Rajoy como Presidente de Gobierno, propósito de cumplimiento imposible. ¿No sería óptimo, beber lo mínimo -once diputados abstenidos- y comer de la coherencia con los demás- oponerse en bloque a la investidura? No encuentro mejor disciplina de voto ni mayor coherencia ideológico-doctrinal que esa propuesta, que, por lo demás, y sin que yo sea un clarividente en cosas de la política, apoyé desde hace meses.


P.S. La foto que hoy incluyo en mi Comentario es la de una pareja de buitres leonados, a punto de aterrizar en su atalaya, en donde les esperan varios congéneres. Los buitres son aves carroñeras y, por nuestras  tierras, en donde no existen grandes carnívoros que abandonen las carcasas casi mondas de sus presas en la sabana después de haber saciado su hambre,  tenían como alimento sustancial los desgraciados ejemplares de ganado que pastaban libres y que, en un mal paso,  se despeñaban, junto a las que habían sido presa de lobos o de su muerte natural y, también, de aquellas nodrizas o sus crías que morían de malparto.

La escasez de piezas en descomposición natural está animando a que, en los lugares en donde están protegidos, se les pongan a disposición vísceras y cadáveres que les sirvan de sustento.

La colonia a la que pertenece la pareja que fotografíé hace un par de días está ubicada en el Parque Natrural de las Bárdenas Reales, en Navarra. en cuya región tienen censados algunos miles. Supongo que, por lo que apunté más arriba, en gran medida, son alimentados por piezas de desecho colocadas a su disposición por el hombre.

El gran depredador humano ha convertido a estos y a otros animales, antes salvajes, al cambiar sus propios hábitos, en sostenidos. Son, por así decirlo, huéspedes supervivientes de nuestro pasado agropecuario, rehenes de nuestra obsesión por ocupar la Tierra, dejando en ella nuestra huella devastadora.

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