Después de diez días de la ignominiosa invasión de Ucrania por el déspota ruso y sus secuaces mafiosos, las operaciones de hostigamiento contra el régimen legítimo y sobre la población del país europeo alcanzan la catergoría de paroxismo demencial. El número de ucranianos huídos de la barbarie destructora supera ya el millón y medio, de los que aproximadamente un millón han atravesado la frontera con Polonia.
En su delirante concepción de una guerra de sometimiento de las voluntades de un pueblo libre, Putin se ha encontrado con la defensa heroica de los ucranianos y con el apoyo -ya no solo sentimental- de la Unión Europea a la resistencia frente al invasor. No destaca España precisamente .en relación con los países europeos que se han involucrado más en el apoyo a los combatientes frente al asedio- pues se ha criticado que los lanzacohetes C-90 y los cetme Ameli (que forman el cuerpo básico de equipamiento militar de nuestra aportación) ni son el armamento más moderno ni corresponden con los modelos de mayor calibre disponibles…pero la ayuda humanitaria está al más alto nivel y, en casi todas las ciudades y villas españolas de entidad se están realizando manifestaciones, incluso improvisadas, contra Putin, y a favor de la inmediata instauración de la paz.
Ajeno a esa voluntad de presión internacional sobre el dictador ruso, el sátrapa ha dado vía libre a la elucubrante oferta del líder Checheno, el sicóptata Ramzán Kadírov de enviar a 10.000 de sus efectivos para sembrar aún más pánico entre la población civil del país invadido y, como un comando terrorista, tratar de asesinar al valiente presidente Volodomir Zelenski, comandante en jefe del ejército resistente. Un ejército que, a pesar de estar formado mayoritariamente por efectivos no militares -Ucrania ha movilizado a todos los varones entre 18 y 65 años- está demostrando una capacidad de lucha y un ardor gerrero dignos de encomio.
He analizado con máxima atención las declaraciones de Josep Borrel sobre la guerra y, en particular, el deseo expresado de que China debe ser la mediadora en el conflicto, reconociento la incapacidad de la Unión Europea y de Estados Unidos para actuar de mediadores. China parece estar mirando hacia otro lado, por no expresar mejor que se alinea del lado de Putin, al que considera su aliado. El presidente Xi JinPing señaló su influencia cuando consiguió que la invasión de Ucrania se retrasara para no afectar a los Juegos de Invierno que se celebraron en Beijin. El Ejercito chino es ya el mayor del mundo, con potencia superior a la de Estados Unidos y el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha estimado en noviembre de 2021 que el Gobierno amarillo pretende cuadriplicar su arsenal nuclear antes de 2030.
Las previsiones de un final de la guerra próximo siguen inciertas. Por una parte, porque la estrategia militar rusa frente a la invasión se ha revelado inconsistente, si lo que pretendía Putin es una guerra relámpago y una rendición incomdicional en un par de días del gobierno ucranio. No solo no ha sido así, sino que la encarnizada defensa de los habitantes del país invadido, su alta moral y el creciente apoyo internacional están ofreciendo tremendas dificultades al avance militar. La previsión de invasión con tanques del terriitorio retrotrae la guerra a conceptos bélicos del siglo XX, alejados de las modernas concepciones militares. Las luchas, de gran intensidad, se concentran en los territorios de la frontera este (el eje Lugansk-Donetsk, Melitópol, Jersón hasta Odesa) y el avance para doblegar Kiev, ciudad a la que se ha tratado de rodear y que ha sufrido bombardeos localizados que han destruido edificios singulares públicos y otras instalaciones estratégicos, se ha visto impedido hasta ahora por su férrea defensa.
La bisoñez de los soldados rusos, jóvenes que estaban haciendo la larga milicia, y pertenecientes a las familias más pobres de la escala social (los ricos pueden obvar el servicio militar pagando unos rublos para ser eximidos de la carga), unida a su escasa motivación, está ralentizando los avances y causando muchos muertos de los invasores en los encuentros y emboscadas con la defensa ucrania, sino mejor dotada en equipamiento, sí mucho más resuelta y concienciada.
Otro aspecto que se está revelando como sustancial es la intervención de los hackers y especialistas informáticos ucranios -convocados por su Gobierno- en, al menos, un doble sentido. Primero, para provocar interferencias en las comunicacones, destruir o falsear información del mando ruso con los soldados desplazados hacia los objetivos, provocando su vulnerabilidad.
En fin, la destrucción del país invadido prosigue a gran escala. Los daños materiales son cuantiosos. La crisis humanitaria aumenta exponencialmente. La Unión Europea se prepara para una agudización de la inflación y una disminución de las expectativas que confiaban en la recuperación de la crisis que estramos soportando desde hace años. Las medidas de presión contra Rusia -que abarcan muchos niveles, pero sobre todo, se centran en las actuaciones contra su economía, tienen el esperado y no deseado efecto boomerang.
Esto no ha acabado. Recojo las palabras de Borrel “Estamos entrando en un mundo desconocido…” “Los europeos hemos construido la Unión como un jardín a la francesa. bonito, ordenado, pero el resto del mundo es una jungla.” (El Mundo, 5 de marzo de 2022).
Bienvenidos, pues, a la jungla. Por ella, no se camina con cámara fotográfica y traje de paseo. Hay que sacar el kit de supervivencia y el machete.