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Sánchez entra en la guerra de Putin

21 abril, 2022 By amarias Dejar un comentario

El presidente de Gobierno Pedro Sánchez, a despecho de la opinión expresada por miembros de la coalición que lo sostiene, ha tomado una decisión que, sin duda, aumentará su declinante popularidad. Hoy, 21 de abril, ha visitado Kiev para expresar su apoyo a la guerra de resistencia que libra Zelensky desde hace ya dos meses contra Putin. En un viaje desde Polonia, realizado en su etapa final, en tren desde la frontera polaca hasta la capital ucraniana, su protección estaba garantizada por un grupo de geos, además de por la milicia ucraniana.

Sánchez realizó la visita junto a la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen. También han tenido ocasión de conocer de primera mano los estragos causados en la ciudad de Borodianka  en la región de Kiev y, finalmente, saludó a José Andrés haciéndose unas fotos con el cocinero multifacético

Su visita no fue solo de cortesía. Ha comprometido el envío de 200 toneladas de material bélico, fundamentalmente, vehículos pesados  de transporte (30 camiones) y otros de ligeros (10), que ya han sido embarcados, según dijo a Volodomir, en el “Ysabel”, un buque logística de tipo Ro-Ro, adquirido por el Ejército de Tierra a la naviera Suardíaz y destinado habitualmente al servicio entre la península y Ceuta, Melilla y los archipiélagos Canario y Baleares.

El momento coincide con la multiplicación de los exabruptos del actual inquilino del Kremlin, que ha probado el lanzamiento de un misil con múltiples cabezas con el que dice poder alcanzar los 17.000km de distancia, y por tanto, estaría en disposición de llegar a cualquier ciudad occidental y destruirla, sin que los elementos antiaéreos estuvieran en disposición o capacidad de detectar el alto número de cabezas, algunos de los cuales se escaparían del sistema de detección. La Casa Blanca niega que esto pueda suceder, porque sus sistemas de protección son eficientes también contra esta amenaza.

También ha prometido Sánchez el envío de 40 especialistas forenses para analizar y tomar muestras de algunos de los centenares de cadáveres que se han ido descubriendo en las poblaciones saqueadas y abismadas por las tropas rusas. Parece increíble que soldados profesionales cometan tamañas tropelías, claramente delictivas según el derecho internacional aplicable a la guerra. Se cree, por ello, que tuvo que ser realizado por la chusma contratada de urgencia por Putin o los mercenarios sin escrúpulos ni orden que se han movilizado “en apoyo de las directrices del Kremlin”. No sirve esto de eximente alguna para el promotor de la invasión y sus generales.

Por cierto, Volodomir ha agradecido la visita y el envío de más material, pero ha reiterado que lo que más precisa la defensa del país son aviones, misiles y material de ataque. Ahí queda eso.

Muy concreto y dramático, por su carácter de realizable de inmediato, es el sentido de la orden dada hoy por Putin a Serguéi Shoigú, sumiso ministro de Defensa, que ha sido emitida por la televisión rusa de “no dejar entrar ni una mosca” en Mariúpol, cerrando con ellos la salida a los 2.000 combatientes ucranianos refugiados en el complejo siderúrgico de de Azovstal, así como a los otros tantos civiles que no han podido huir.

Putin “ya ha perdido la guerra” -le oigo decir desde hace días a Jesús Núñez Villaverde, ex militar y codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH)-y ya solo confía en ofrecer un éxito parcial con ocasión de la ceremonia del Día de la Victoria sobre el nazismo, el 9 de mayo próximo. No me atrevo a discrepar de mi amigo Jesús, serio analista de este y otros múltiples conflictos en los que siempre ha ofrecido su ponderada e instruida opinión, pero no me parece que Putin esté bajo control.

La guerra, para Putin, ofrece pocas, si alguna, salida airosa. La sólida oposición occidental, con la Unió Europea unida en la valoración de que Putin y sus generales son sospechosos de haber cometido crímenes de lesa humanidad le complica el futuro. Por ello, mi mirada está centrada en el efecto de la decisión firme de aislar al régimen hasta provocar la ruina que suponga  el levantamiento de la población rusa contra él, asumiendo el deterioro económico propio de los autores de la medida. Todo ello, en la confianza de que China siga mirando para otro lado y el pavor a la tercera guerra mundial contenga a Putin a cualquier agresión a un país de la OTAN.

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La guerra en Ucrania moviliza los afectos del mundo occidental

25 marzo, 2022 By amarias Dejar un comentario

Cuando la guerra en Ucrania se prolonga por un mes y un día (la ominosa invasión rusa tuvo lugar el 24 de febrero de 2022), es necesario hacer una clarificación de la situación, tratando de incorporar el análisis de lo que pueden ser más que matices, para valorar correctamente la situación.

Quizá lo más sorprendente es el reconocimiento de Rusia de que no se plantea nuevos objetivos militares. Después del arrasamiento inhumano de Mariúpol, y haber destruído innumerables edificio públicos y privados y causado miles de víctimas, el Kremlin parece dar por conseguidos sus propósitos y anuncia la disminución de la presión sobre el territorio invadido (recojo la declaración con toda reserva, que están difundiendo apenas hace media hora cuando escribo esta Crónica, los medios internacionales).

No será todo tan sencillo. Por una parte, y dando credibildad a las informaciones que llegan del campo de lo agredidos, las tropas ucranianas han recuperado terreno en Kiev, alejando a los rusos a más de 30 km y consiguiendo cercar a 4.000 soldados del Ejército invasor.

La solidaridad internacional a favor de Ucrania y del versátil líder Zelenski alcanza cotas muy emotivas. El Presidente Biden se ha acercado a Polonia para manifestar su apoyo a los refugiados que huyen del país arrasado por el déspota, El aislamiento de Putin es total si nos referimos a la Unión Europea.

Desde la OTAN se apoya a Ucrania con ayudas humnanitarias y material bélico, aunque procurando que esa intervención parezca indirecta. Se ha pedido a China (de momento, sin aparente resultado positivo) que no apoye a Rusia en su invasión  y “promueva una solución pacífica, defendiendo el orden internacional, absteniéndose de cualquier acción que ayude a Chuna ” -aunque no han indicado expresamente que “condene la guerra”.

Se continúa ejerciendo presiones económicas “sin precedentes” (en expresión del secretario general de la OTAN, el noruego, Jens Stoltenberg) y, aceptando por buena la dramática observación de los servicios de inteligencia de Estados Unidos que advierten de que Putin estaría preparando ataques con armas químicas, con misiles espceciales y bombas termiobáricas, concentrándose en el control del Este de Ucrania antes de ofrecer la negociación para parar la guerra.

Hemos asistido con emoción a las manifestaciones de solidaridad de multitudes en casi todas las ciudades importantes de Europa y algunas de Estados Unidos. “Stop de World” y “Putin, Hitler” son gritos de repulsa unánimes. Las miradas hacila la población rusa para que se exprese claramente contra la masacre sin sentido, se tornan confiadas en que -en un plazo corto- Putin pierda el apoyo actual.

Incluso algunas voces puntuales -siguiendo la línea del senador republicano Lindsey Graham, que proponía, ya a principios de marzo, el “asesinato de Putin” como solución a la guerra, expresión temperamental de sentimientos que fue de inmediato rechazada por la oposición en el gobierno, como impropia de un pueblo que “defiende los valores éticos y la vida humana” (lo que no deja de tener también una connotación cínica).

Mi apreciación actual es que la guerra continuará durante semanas, sin llegar a un alto al fuego. Seguirán muriendo soldados de ambos lados. En el caso de los ucranianos, en que la población masculina de 18 a 60 años está movilizada forzosa (calculo que serán más de diez millones de hombres) no puede hablarse de población civil. Son víctimas de una guerra sin sentido, insuficientemente preparados para combatir y en la situación desventajosa de tener que repeler una agresión con material bélico inferior. Habrá, pues, más destrucción, más muertes, más refugiados. Más palabras de ánimo a Volodomir y sus valientes. Más presión económica. Mayor apoyo de material bélico, incluído protecciones ante misil y misiles de mayor alcance para Ucrania.

Mayor riesgo de una tercera guerra mundial, porque el dictador está acorralado y, como el alacrán ante el fuego, tratará de lanzar su aguijón a todas partes. La intervención clara desde China para parar  la guerra es imprescindible, porque Occidente no puede mediar (no quiso entender los mensajes de Putin en su momento, y ahora carece de capacidad). Ucrania seguirá existiendo, recortada -no debe perder el acceso al mar, en ningún caso- y con necesidades inmensas para su reconstrucción.

El mundo está amenazado por varios flancos y las tensiones florecen en múltiples puntos calientes. En el Gran Premio de Dakar, se produjo hoy un ataque con misiles de los insurgentes yemeníes sobre el aeropuerto de Yehda y las autoridades de Arabia Saudí no han podido interceptar a uno de ellos. Se plantea, pues, la suspensión de la competición, decisión que parece lo más lógico para salvaguardar la seguridad de los conductores, equipos de apoyo y aficionados locales.

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Europa está en guerra junto a Ucrania

5 marzo, 2022 By amarias Dejar un comentario

Después de diez días de la ignominiosa invasión de Ucrania por el déspota ruso y sus secuaces mafiosos, las operaciones de hostigamiento contra el régimen legítimo y sobre la población del país europeo alcanzan la catergoría de paroxismo demencial. El número de ucranianos huídos de la barbarie destructora supera ya el millón y medio, de los que aproximadamente un millón han atravesado la frontera con Polonia.

En su delirante concepción de una guerra de sometimiento de las voluntades de un pueblo libre, Putin se ha encontrado con la defensa heroica de los ucranianos y con el apoyo -ya no solo sentimental- de la Unión Europea a la resistencia frente al invasor. No destaca España precisamente .en relación con los países europeos que se han involucrado más en el apoyo a los combatientes frente al asedio- pues se ha criticado que los lanzacohetes C-90 y los cetme Ameli (que forman el cuerpo básico de equipamiento militar de nuestra aportación) ni son el armamento más moderno ni corresponden con los modelos de mayor calibre disponibles…pero la ayuda humanitaria está al más alto nivel y, en casi todas las ciudades y villas españolas de entidad se están realizando manifestaciones, incluso improvisadas, contra Putin, y a favor de la inmediata instauración de la paz.

Ajeno a esa voluntad de presión internacional sobre el dictador ruso, el sátrapa ha dado vía libre a la elucubrante oferta del líder Checheno, el sicóptata Ramzán Kadírov de enviar a 10.000 de sus efectivos para sembrar aún más pánico entre la población civil del país invadido y, como un comando terrorista, tratar de asesinar al valiente presidente Volodomir Zelenski, comandante en jefe del ejército resistente. Un ejército que, a pesar de estar formado mayoritariamente por efectivos no militares -Ucrania ha movilizado a todos los varones entre 18 y 65 años- está demostrando una capacidad de lucha y un ardor gerrero dignos de encomio.

He analizado con  máxima atención las declaraciones de Josep Borrel sobre la guerra y, en particular, el deseo expresado de que China debe ser la mediadora en el conflicto, reconociento la incapacidad de la Unión Europea y de Estados Unidos para actuar de mediadores. China parece estar mirando hacia otro lado, por no expresar mejor que se alinea del lado de Putin, al que considera su aliado. El presidente Xi JinPing señaló su influencia cuando consiguió que la invasión de Ucrania se retrasara para no afectar a los Juegos de Invierno que se celebraron en Beijin. El Ejercito chino es ya el mayor del mundo, con potencia superior a la de Estados Unidos y el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha estimado en noviembre de 2021 que el Gobierno amarillo pretende cuadriplicar su arsenal nuclear antes de 2030.

Las previsiones de un final de la guerra próximo siguen inciertas. Por una parte, porque la estrategia militar rusa frente a la invasión se ha revelado inconsistente, si lo que pretendía Putin es una guerra relámpago y una rendición incomdicional en un par de días del gobierno ucranio. No solo no ha sido así, sino que la encarnizada defensa de los habitantes del país invadido, su alta moral y el creciente apoyo internacional están ofreciendo tremendas dificultades al avance militar. La previsión de invasión con tanques del terriitorio retrotrae la guerra a conceptos bélicos del siglo XX, alejados de las modernas concepciones militares. Las luchas, de gran intensidad, se concentran en los territorios de la frontera este (el eje Lugansk-Donetsk, Melitópol, Jersón hasta Odesa) y el avance para doblegar Kiev, ciudad a la que se ha tratado de rodear y que ha sufrido bombardeos localizados que han destruido edificios singulares públicos y otras instalaciones estratégicos, se ha visto impedido hasta ahora por su férrea defensa.

La bisoñez de los soldados rusos, jóvenes que estaban haciendo la larga milicia, y pertenecientes a las familias más pobres de la escala social (los ricos pueden obvar el servicio militar pagando unos rublos para ser eximidos de la carga), unida a su escasa motivación, está ralentizando los avances y causando muchos muertos de los invasores en los encuentros y emboscadas con la defensa ucrania, sino mejor dotada en equipamiento, sí mucho más resuelta y concienciada.

Otro aspecto que se está revelando como sustancial es la intervención de los hackers y especialistas informáticos ucranios -convocados por su Gobierno- en, al menos, un doble sentido. Primero, para provocar interferencias en las comunicacones, destruir o falsear información del mando ruso con los soldados desplazados hacia los objetivos, provocando su vulnerabilidad.

En fin, la destrucción del país invadido prosigue a gran escala. Los daños materiales son cuantiosos. La crisis humanitaria aumenta exponencialmente. La Unión Europea se prepara para una agudización de la inflación y una disminución de las expectativas que confiaban en la recuperación de la crisis que estramos soportando desde hace años. Las medidas de presión contra Rusia -que abarcan muchos niveles, pero sobre todo, se centran en las actuaciones contra su economía, tienen el esperado y no deseado efecto boomerang.

Esto no ha acabado. Recojo las palabras de Borrel “Estamos entrando en un mundo desconocido…” “Los europeos hemos construido la Unión como un jardín a la francesa. bonito, ordenado, pero el resto del mundo es una jungla.” (El Mundo, 5 de marzo de 2022).

Bienvenidos, pues, a la jungla. Por ella, no se camina con cámara fotográfica y traje de paseo. Hay que sacar el kit de supervivencia y el machete.

 

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Rusia camina hacia su aislamiento

2 marzo, 2022 By amarias Dejar un comentario

La imagen del Parlamento Europeo aplaudiendo ayer de mañana, con todos sus miembros puestos en pie, la intervención telemática de Volodomir  Zelenski esgrimiendo que Ucrania “lucha por su libertad” y solicitando ayuda para que su país no sea fagocitado por la ambición patológica de Vladimir Putin se mantiene en mi retina como una emotiva demostración de solidaridad con el presidente de una nación asaltada. Hizo bien en recordar que “si Ucrania cae, Rusia estará a las puertas de la Unión Europea”, en la que volvió a solicitar la integración.

Joe Biden expresa, por fin, desde que empezó la invasión, la determinación de ayudar a Ucrania y condenar la agresión, “con medidas que Rusia lamentará para el resto de los días”. La OTAN mantiene su criterio de no considerar la agresión a Ucrania como algo que le competa directamente y, desde luego, prefiere mantener una guerra sicológica, económica o de consola, evitando recoger muertos propios en un campo de batalla. Habrá que estar atento a la interpretación que el loco del Kremlin hace de la contraofensiva.

En la intervención de hoy en el Congreso de Diputados, el Presidente Pedro Sánchez anunció inesperadamente que España enviará también material bélico a Ucrania. Es decir, España entra, de esa manera, en la guerra de Ucrania con Rusia, como país aliado.

La decisión fue apoyada fuera del hemiciclo por la vicepresidenta Yolanda Díaz y por Jaume Asens, portavoz de En Común Podem que se desmarcan con ello de la ministra de Asuntos Sociales Ione Belarra y de Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos, que calificaron el envío de armas de “error” y reiteran su posición de No a la guerra, y No a la OTAN. Esa facción que apoya al Gobierno de coalición revela, por tanto, una fisura en el mismo. Echenique la concreta, no ya al proclamarse partidario de negociar la paz (rebelando una inocencia casi mística, pues Putin es el invasor y nohay nada que negociar con un asesino), sino expresa como filosofía a tener en cuenta en los anales de las invasiones que no se debe armar a la población civil “contra un ejército”.

A pesar de estas manifestaciones contrarias, “la lealtad de Gobierno” de esa coalición en trance de ruptura permanente se ha traducido en ratificar el envío y con ello, Sánchez ha podido, aunque con algo de retraso, unirse al bloque de cabeza de los países que presentan oposición clara al líder con diagnóstico de patología narcisista. Por parte de la portavoz del Partido Popular, Cuca Gamarra, que cubre el hueco del cesado Pablo Casado, se ofreció ayuda de su grupor para apoyar la medida, si “los socios de Gobierno se desmarcaran del apoyo”. La situación política española merecería un análisis profundo, sino fuera que las preocupaciones se han concentrado en un nivel mucho más alto.

El cerco de medidas económicas y, desde ayer, con el apoyo de armamento de alto alcance y potencia a Ucrania, no ha servido, de momento, para modificar la actitud de Putin, centrado en su megalomanía, que sigue amenazando con la escalada de terror belicista y mantiene la orden de bombardear las principales ciudades ucranias que resisten heroicamente.

Se anuncia para mañana, jueves, 3 de marzo, el segundo intento de negociaciones por la paz entre representantes rusos y ucranios, aunque la presión beligerante se mantiene. Como acertadamente expresó en entevista televisiva el ex embajador de España en la OTAN, Carlos Miranda y Elío, “no se puede hablar de negociaciones para la paz si los contendientes no han establecido una tregua”.

La población ucrania sufre una presión ilimitada, cruel, injusta. Largas colas de personas ue huyen de la barbaria se forma en las salidas del país, especialmente hacia Polonia, con kilómetros de retencionese imaginables necesidades de atención humanitaria. En su intención de destruir los edificios históricos de Ucrania, Rusia bombardeó ayer el edificio del Gobierno Regional de Járkov (la segunda ciudad ucrania) y varios otros monumentos, además de barriadas residenciales, causando miles de muertos.

Para detener esta barbarie, las medidas muy duras contra Rusia adoptadas por la inmensa mayoría de los Estados occidentales perfilan que este país se convertirá en una nueva Corea del Norte (solo se han manifestado expresamente a favor de Putin, el déspota venezolano Nicolás Maduro y el afectado por demencia senial que responde por el acróstico de AMLO).

En cuanto a la posibilidad de parar la guerra en una negociación, no soy optimista. Como todo afectado por megalomanía tiránica, Putin no admitirá una derrota y tiene, al carecer de escrúpulo alguno, el botón nuclear a su alcance,y no le importará provocar una hecatombe, pues cree que le asiste la razón. Por eso, hay que ofrecerle alguna salida edulcorada para que crea que su esfuerzo destructivo le ha merecido la pena. No, obviamente, la rendición de Ucrania, sino algún caramelo que la diplomacia intrnacional deberá encontrar.

Porque la presión de los oligarcas que ahora ven en peligro sus inmensas riquezas, la intervención del presidente chino a favor del cese de las hostilidades, el clamor del pueblo ruso para derrocar a Vladimir Putin, son sueños fantasiosos que no tienen lugar más que, eso, en el mundo de la imaginación. Desgraciadamente.

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Praeparat bellum

27 diciembre, 2021 By amarias 2 comentarios

“Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum” escribió, escribio Vegecio a finales del siglo tercero. Esto es, “Quien deseara la paz, debiera prepararse para la guerra”.

Con una transformación aparentemente ligera, se ha vulgarizado el epítome “Si vis pacem para bellum”, que tiene un sentido diferente, pues se trata de una frase imperativa: “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”. En el acceso desde al patio de armas a la popular escalera del cañón, en uno de los edificios de la Academia General Militar de Zaragoza, puede leerse ese mandato que “resume, con elecuente sencillez, la razón de ser de nuestros Ejércitos” (sic, web del Ministerio de Defensa).

No tengo la intención hoy de adentrarme en el delicado entresijo de los cambios que se han operado desde hace décadas para tratar de darle un sentido actual a esa “razón de ser”. Si quiero apuntar que, como estímulo y acicate a los interesados en ingresar en los Ejércitos españoles, las Academias militares se han convertido en Centros de Enseñanza Universitaria. Según el Plan de 2010, de  cuatro años, además de las asignaturas militares, se cursa y obtiene el grado de ingeniería en Organización (para los oficiales del Ejército de Tierra) o de ingeniería Mecánica (para los oficiales de los cuerpos de Aviación y Naval).

El objetivo, sin duda encomiable, es facilitar el reingreso de los oficiales que no hayan podido ascender y que deberán forzosamente retirarse a los 45 años de su vida militar, a la llamada “vida civil”. En alguna ocasión, llevado por mi espíritu crítico, ante altas instancias militares, he calificado temerariamente de “error” el itinerario académico forzado que se ha previsto para nuestros militares.

Y no lo hice porque menosprecie esa formación, al contrario, pues tengo en alta estima la educación que se imparte en las academias militares, sino porque se está obligando a los futuros oficiales a un gran esfuerzo académico (no se olvide que el grado de ingeniería supone tres y incluso cuatro años de intenso estudio a los graduados “civiles”), que no tiene muchas opciones de traducirse, por sí mismo,  ¡a los veinte años de haber obtenido ese título dedicados al desempeño de actividades militares propias de su oficio!, en una mayor facilidad para el empleo, con una edad en la que ya no se está para aventuras profesionales y, sobre todo, en un entorno (salvo que venga alguien a remediarlo) en que la formación de grado en “Organización” tiene escasas salidas y, por tanto, dura competencia.

No me quiero desviar demasiado de la intención por la que puse el título al Comentario, y hago un disparo por elevación (que se me antoja muy propio, hablando de temas militares). Europa vive en la inocencia de una paz idílica y continuada, después de la segunda guerra mundial que deshizo sus cimientos de cooperación y alianzas y arrojó a los Estados europeos en los brazos de Estados Unidos de América, autoproclamado líder absoluto.

El desmembramiento de la URSS hizo creer que la situación era estable y definitiva y los Ejércitos de los distintos países europeos sufrieron dos recortes capitales: el de los Presupuestos (que, unido a esa idea pacifista y buenista de la población, llevó a eliminar oficialmente la formación militar obligatoria) y el del olvido del cuidado de la “cultura militar”, que llevó a hacer  creer a la mayoría de la población -independientemente del Estado de residencia- que los “militares” eran personas vocacionales que, ya que no habían guerra, podrían ser empleados en “misiones de paz”, ayudas humanitarias y ejercicios demostrativos de su teórica eficacia ante un ataque exterior, desfilando con equipos obsoletos.

Me parece que la situación de tensión mundial exige una inmediata revisión del modelo. Europa debe disponer, de una vez por todas, de un Ejército único, bien dotado  con los mejores adelantos disuasorios y de ataque y, por supuesto, perfectamente entroncado en el pensamiento e ideología popular, pues ha de contar con mayoritario apoyo de la ciudadanía.

No describo nada nuevo si expreso que en Ucrania se está gestando un conflicto bélico con el previsible ataque anexionista de la Rusia de Putin; de poco valdrán las medidas económicas, salvo para levantar la sonrisa irónica del cacique; Europa no tiene la menor oportunidad de enfrentarse ante esa actuación (si se produjera) y parece claro que a los Nuevos Estados Unidos de Biden (definitivamente, imbuído del América First) le importará muy poco el tema de venir solucionar conflictos en el patio traasero europeo.

Hay otros posibles escenarios, aún más inquietantes. El avance armamentístico de algunos países, permite recordar que las armas, los equipamientos militares de todo orden, toman su valor verdadero si son utilizados; en ensayos de su potencia, claro, en atolones alejados y en zonas desérticas; pero su uso óptimo al que están destinados es en la guerra real, con efectos destructivos sobre las capacidades -humanas y materiales- del enemigo.

Cuando miro en el mapa y pongo banderitas de alarma en Corea del Norte, China (con una mancha de color especial en el Mar de China), Pakistán, Rusia, Marruecos (con un dardo de valor peculiar para España, pues apunta hacia Ceuta y Melilla), Argelia, Israel, Palestina, Nicaragua, Bolivia, El Sahel,…, se me agotan los alfileres y, en trance de meditación trascendente, no puedo dejar de preguntarme cómo acabará esto.

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¿Es esto realidad, o vivimos una pesadilla?

23 septiembre, 2020 By amarias 14 comentarios

Se han reunido en estos momentos de mi vida varios elementos que componen un cuadro muy singular, al menos, al nivel de realidad al que me había acostumbrado. Tenemos una pandemia sobre nuestras cabezas, con especial reincidencia sobre Madrid, que arrastra una situación económica cuyos efectos no han hecho más que empezar, y cuyo alcance no somos capaces de prever (y, lamentablemente, aún menos, el Gobierno actual y, apurando en la misma línea, la oposición).

La grave situación vírica y económica se magnifica por la tensión entre el gobierno central y el regional de la Comunidad de Madrid. La importancia referencia, a escala nacional e internacional, que supone la capitalidad de España, se ha traducido en un ataque continuado desde algunos portavoces del Gobierno (en especial, pertenecientes a la agrupación Unidas-Podemos, aliada con el PSOE y otras minúsculas facciones regionalistas) contra la actuación de la presidenta de esta Comunidad, Isabel Ayuso.

Se califica con reiteración desde miembros relevantes del Gobierno y de portavoces parlamentarios de los partidos que tienen silla en él, a la presidenta Ayuso como mala gestora, carente de liderazgo e incluso se la tacha de ser manifiestamente incapaz para ejercer el cargo que ostenta. Son expresiones de extremada dureza, injustos y, desde luego, ajenos a la cortesía institucional.

Aunque los ataques desde la coalición de PP-Ciudadanos (esto es, de derechas) que rige en la Comunidad de Madrid y en su Ayuntamiento hacia el gobierno central son menos intensos -se esgrime abandono a su suerte de la Comunidad, falta de apoyo desde las instancias más altas, etc.-, porque no se está calificando tan directamente de incapacidad al Ejecutivo o a sus miembros, el efecto hacia el exterior, es decir, hacia el ciudadano no comprometido políticamente es la plasmación perfecta de una falta de sintonía entre quienes están conduciendo el vehículo de nuestros destinos.

La escenificación del pasado lunes (21 de septiembre de 2020) cuando ambos Presidentes -central y autonómico- pretendieron ofrecer un marco de cooperación (a destiempo) en la lucha contra la pandemia, por su torpe planteamiento, escasos recursos y previsibles mermados resultados, la juzgo de pura pantomima.

Me preocupa también, y mucho, el cerco a la Jefatura del Estado, es decir, hacia la Monarquía. Miembros cualificados del gobierno se han manifestado sin ambages como anticonstitucionalistas, apoyando la república como objetivo y despreciando la figura de Felipe VI (apuntando hacia actuaciones de su padre, Juan Carlos, presuntamente anómalas y, en todo caso, realizadas cuando ya no era Jefe de Estado, en que fungió como responsable máximo del período de paz más longevo de nuestra Historia, ejemplo incuestionable de transición de una dictadura a una espléndida democracia).

El apoyo precario y espurio que encontró Sánchez a su deseo de ser Presidente de Gobierno en los independentistas catalanes y en los hijos del terrorismo vasco, mírese como se mire, es un síntoma de la extrema peligrosidad de la situación actual, desde el punto de vista de la estabilidad democrática y del equilibrio regional.

A escala internacional, aunque la preocupación por los difíciles asuntos internos invita a menospreciar la importancia de lo que pasa fuera, la situación es muy compleja. El avance de la economía china, liberada del virus -por arte de birlibirloque u oscuras razones- convierte a esa República de Repúblicas en líder mundial, con la bandera de un sistema antidemocrático, dictatorial, autárquico y de naturaleza incomprensible -en valores y métodos- para nuestra cultura occidental. Desgraciadamente, esta situación coincide en el tiempo con un Presidente norteamericano que parece sacado de un cuento de ogros y fantasmas, más dado al despropósito verbal como portavoz de un sentimiento egoísta e insolidario, que a asumir un papel relevante como conductor de las economías occidentales.

No necesitaba más para sentirme anonadado de la deriva que adoptó la realidad próxima (de mi país y compatriotas) y externa (tanto de la Unión Europea como de los bloques hegemónicos de la economía mundial, y tampoco quiero olvidar la falta de democracia que se ha instaurado en Rusia y demasiados países latinoamericanos, por no apuntar más que a lo que sobrenada).

Pues hubo más. En pocas semanas, la metástasis que se encontraba aparentemente dormida, ha decidido despertarse y golpear con fuerza. Recojo todos los ánimos de que soy capaz para no desanimarme y, como siempre expresé -a propios y extraños- para no perder la capacidad de analizar lo que pasa fuera y pasa en mi cuerpo, con toda la objetividad que pueda. Pero, caramba, no dejo de preguntarme: ¿Es esto la realidad, o una pesadilla?

Ya se la respuesta, aunque nunca vienen mal algunos comentarios sensatos que me ayuden a entender mejor lo que nos pasa. Gracias, por leerme, por estar ahí (aunque sea en la sombra), por compartir lo que pienso.

 

 

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Demasiada incertidumbre (y 2)

14 julio, 2020 By amarias 2 comentarios

(Este Comentario es una continuación del publicado el 10 de julio de 2020 en este blog, con el que forma una unidad)

La presentación  de las incertidumbres con fundamental proyección o influencia sobre los ciudadanos en territorio español (bien en lo sanitario, en lo económico, en lo político e incluso en lo sicológico) se debe completar con aquellas que afectan al contexto internacional, para ofrecer una visión lo más completa posible de las razones que empañan de intranquilidad nuestro escenario vital actual.

En el terreno internacional, la ausencia de un liderazgo tanto ético como económico y militar desarrolla un marco de inestabilidad de gran alcance. Los grandes Estados han volcado sus intereses -de manera inequívoca, si es que antes los habían ocultado con más éxito- hacia el interior de sus fronteras. Esta afirmación es válida, sobre todo, para Estados Unidos y China, pero tampoco podemos dejar al margen la reflexión de una Unión Europea muy debilitada.

Se ha roto el loable propósito de globalización comercial que, sin duda, ha servido de gran apoyo al desarrollo de China y otros países asiáticos (India, Corea del Sur, Emiratos y Arabia Saudí, sobre todo, sin olvidar a Singapur, la singular ciudad autónoma), pero también ha sostenido el crecimiento de empresas “multinacionales” europeas y norteamericanas.

El resultado visible, como se ha comprobado con los efectos económicos de la pandemia -aún solo iniciados- es una insoportable dependencia de China para el suministro de equipos, productos elaborados o semielaborados e incluso de fármacos, elementos sanitarios de primera necesidad y algunas materias primas de valor estratégico.

La percepción de la pérdida de autoridad y hegemonía norteamericana sobre sectores clave, trajo como consecuencia inmediata la implantación de una potente tendencia a la autarquía y al apoyo a la industria y productores propios,  decisión de la que los países europeos han sido los principales perjudicados y no tanto los productores chinos, por la gran capacidad de generación de actividad y autoconsumo, suficiente para mantener a corto plazo la economía del gran país-continente asiático.

Las cuestiones económicas se entrelazan, en este caso especialmente, con las medidas de respuesta sanitaria a la pandemia y, en una derivada que puede cobrar primera dimensión, las relacionadas con la defensa de los territorios.

El ataque del virus SAR-Covid 19 ha tenido una respuesta descoordinada y, por tanto, desigual, entre los diferentes países. Por momentos, todo parece -y así puede seguir viéndose, cuando en aquellos territorios que se jactaba de haber controlado la pandemia empiezan a sufrir nuevos brotes- que ha regido el principio de “sálvese quien pueda”, también en materia sanitaria. No ha habido suficiente comunicación, y en todo caso, tardía, desde las autoridades y epidemiólogos chinos, que se supone deberían estar más avanzados en el estudio del virus, al haber aparecido en su territorio. Pero tampoco ha habido suficiente comunicación entre los teóricos expertos en microbiología y control de epidemias de los países desarrollados, cuyas autoridades (aconsejadas, según se dice, por sus propios sabios) han tomado medidas diversas, incoherentes o retrasadas. Se ha discutido sin razones sobre las ventajas de los confinamientos, la consecución de unas míticas inmunidades de rebaño, medicamentos de falsa eficacia y se han divulgado cifras de infectados, fallecidos o recuperados con más imaginación que rigor. El resultado también ha sido el descrédito de los epidemiólogos, y la desorientación de la población, que no acaba de ver las ventajas de las medidas de control y prevención (incluso las particulares), y halla razones para incumplirlas o cumplirlas mal.

Es alarmante que los dos países que pugnan por la hegemonía mundial, oculten información o acaparen medicamentos y material sanitario. China ha sacado beneficio adicional de la venta a otros países de ingentes cantidades de mascarillas, fármacos, guantes y productos para profilaxis, así como pantallas protectoras y todo tipo de instrumentos y aparatos que un exacerbado pánico en todas las esferas ha convertido en elementos apetecibles, ya que no necesarios. La decisión de Estados Unidos de acaparar toda las existencias del remdesivir a finales de junio de 2020 permite aventurar lo que sucederá cuando se encuentre una vacuna o fármacos efectivos para el tratamiento del coronavirus.

El sector de Defensa de la mayoría de los Estados está reclamando una profunda y urgente revisión. Venía siendo claro que las disputas de mayor contenido entre países no se iban a ventilar por los medios llamados convencionales. La rápida difusión del coronavirus y sus dramáticos efectos sobre las economías, y su elevada mortandad e incidencia en los sistemas de salud, ha supuesto una definitiva llamada de atención sobre la necesidad de protegerse de ataques víricos o envenenamientos intencionados de poblaciones. El avance de la técnica de los drones, tanto para uso de espionaje como elemento de apoyo o de acción para ataques con misiles o direccionamiento y lanzamiento de bombas de difusión de gases o partículas, es una de las razones para la revisión de las Fuerzas de Defensa.

No es sencillo romper las inercias, y los mandos militares y los estamentos políticos (unos por mal entendida tradición o defensa corporativa y otros por ignorancia) seguirán reclamando dotación más eficiente en el armamento terrestre o de ataque y defensa antiaérea. La Unión Europea sigue con la grave ausencia de una política de defensa, agravada con la marcha del Reino Unido, que es también uno de los pocos países con tecnología nuclear.

La Unión Europea, tiene dos flancos abiertos de debilidad -por el lado de la frontera con Rusia, con un Putin expansionista y reivindicador nostálgico del poder de la antigua URSS- y Marruecos -con los enclaves de Ceuta y Melilla, territorio español apetecido por el gobierno de Mohamed VI, como joyas pretendidas de una corona cuyos súbditos soportan el mayor desnivel de renta per cápita mundial entre países limítrofes-. No está claro, fuera de la imaginaria voluntarista, como se defenderían los territorios bálticos de un ataque ruso imprevisto o nuestras ciudades autónomas de un arrebato invasor marroquí. Supongo que los centros de inteligencia europeos (y, en lo que afecta a las dos ciudades en territorio africano, los españoles) habrán estudiado la casuística de las intervenciones de respuesta posibles, pero si hay una invasión territorial, la cuestión no se resolverá sin un buen susto.

Mi apreciación general es que nos encontramos en un período de cambio drástico, pero no tanto de paradigma, sino de confusión argumental y existencial. La amenaza climática, con la grave disparidad de criterios entre los Estados a la hora de abordar medidas radicales y concertadas, sigue ahí, aunque la pandemia ha disminuido (falsamente) su importancia. Habrá más inundaciones, catástrofes provocadas por los cambios bruscos del tiempo atmosférico, mayor desertización y pérdida de territorios agrícolas. La hambruna que provocarán esas devastadoras circunstancias, acarreará desplazamientos masivos de población, en su búsqueda de cobijo, trabajo, agua o recursos alimenticios o sanitarios.

La situación reclama la máxima solidaridad y la cooperación internacional. Los organismos internacionales, muchos de ellos faltos de visión actual, credibilidad o dotación presupuestaria que permita reclutar a los mejores funcionarios, no parecen capacitados para asumir ese liderazgo. No quiero citar a ninguno en concreto, pero los ejemplos de apatía, falta de oportunidad o visión sesgada, son patentes.

Difíciles tiempos para la tranquilidad, y poco propicios para que las generaciones jóvenes encaren el futuro con calma e ilusión. Cierto que la Humanidad siempre ha encontrado su vía hacia adelante, pero en esta ocasión, los problemas son muy importantes y reclaman urgente intervención cohesionada, junto a  la necesidad de un reajuste económico mundial (en mi opinión, preferiblemente dentro del capitalismo liberal, aunque no descarto otras opciones),. Se demanda más que nunca, liderazgos, capacidades resolutivas, e inteligencia.

No se puede mirar atrás, para no convertirse en estatua de sal, como la mujer de Lot. Hay que mirar siempre hacia delante. Con gafas de sol, si la luz es excesiva. Con zapatos de andar y no con chanclas. En grupo, y no alardeando de individualidad eficiente. Muy difícil, sí, pero no imposible,

 

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De paros y reparos (2)

2 abril, 2020 By amarias Dejar un comentario

A última hora del día 29 de marzo de 2020 el Gobierno dio publicidad a dos Decretos por los que, prácticamente se suspendía toda actividad empresarial y comercial (salvo servicios mínimos tasados) hasta el 9 de abril, si bien ordena a los empleadores que sigan abonando las nóminas a sus trabajadores, indicando que esas horas deberán ser recuperadas cuando termine el confinamiento por el coronavirus. No hace, sin embargo, ninguna referencia a bonificaciones fiscales (al menos, no relevantes). Los Decretos tuvieron un complementario en el que se precisaba -para algunos comentaristas, se contribuía a la desorientación causada por los anteriores- el alcance de la suspensión de actividades, ampliando el espectro de industrias básicas que podrán seguir activas.

Por su parte, la Ministra responsable de Hacienda recordó en varias entrevistas telefónicas que el Estado necesita ingresos y que, por tanto, los impuestos deben abonarse, porque “no puede pretenderse que el Estado cargue con todo el peso de la economía”.

Las medidas de paralización empresarial tienen un objetivo definido, expresado por el Gobierno: conseguir que la paralización de la actividad empresarial permita contener el avance de la pandemia en España, “según las directrices científicas” -así se viene expresando la referencia, ahora mítica, a un misterioso grupo de personas capaces de entender en el maremágnum de confusión al respecto, sacando consecuencias aplicables a nuestro sufrido país. Por supuesto, el desorientado sufridor en casa, puede preguntarse, sin respuesta, porqué las directrices científicas de países tan relevantes como Reino Unido, Estados Unidos o Rusia (por citar solo algunos) desaconsejan -o desaconsejaban, que los palos de ciego provienen de muy variados ámbitos- paralizar la economía, e incluso han dudado, -o todavía dudan-, en tomar medidas de restricción a la circulación.

La intoxicación crece día a día. Una falsa noticia ilustraba (esto es, desorientaba) sobre una llamada de atención que nunca se produjo, hace cinco años, sobre los experimentos en murciélagos de los epidemiólogos de Wuhan con el coronavirus. Desde un pequeño país, la República Checa, se jactan de estar controlando la difusión del coronavirus porque todos, absolutamente todos, los ciudadanos llevan mascarilla, incluso realizadas por sus medios caseros. Desde luego, nadie puede creer que un país de 1.700 millones de personas (China, pero me vale India) haya contenido el avance del virus con solo medidas restrictivas a la circulación de personas en la provincia de Hebei (que tiene más habitantes que España). Las cifras de infectados y fallecidos que proporcionó y sigue proporcionando el gobierno chino son, ya que no podemos decir directamente que son falsas, increíbles.

Querido lector, me importa en este momento menos la difusión de las diferentes maneras de expresar nuestro desconocimiento. Que se trata de un virus muy agresivo, con difusión muy fácil, que afecta mortalmente a una parte de la población -preferentemente, a ancianos de más de 80 años (más si están recluidos en residencias), y a personal sanitario (cuando están dedicados al tratamiento de los infectados). Muchos se infectan (aunque no tantos como cabría suponer si aceptamos una gran facilidad de contagio) y la mayoría no tienen síntomas. Los que son derivados a los Hospitales, porque su estado es grave, han colapsado o situado al borde del colapso el sistema sanitario, y la gran mayoría se curan.

Me importa ahora más la necesaria recuperación de la economía, porque no me apetecería salvarme del coronavirus pero fallecer de inanición o víctima de una revuelta social.  Se avecina una crisis económica sin precedentes, en las que, como consecuencia directa de las medidas adoptadas para atajar el avance de la pandemia, habrá un bloque que saldrá del mismo con ventaja sustancial. Me refiero a China y a los países de la órbita comunista (o, si se prefiere, de economía centralizada). Este escenario imaginable solo en la teoría de lo que sería el resultado de una guerra vírica en la que el país atacante tuviera el control de la vacuna por el virus que se ha encargado de difundir, es el que vamos a vivir.

Es momento especial, en el que, sin paliativos, es imprescindible una amplia concertación social y económica. No deben ser admitidas discrepancias. El Gobierno actual, cuya actuación ante la crisis pandémica habrá de ser juzgada pronto (y tengo muchas indulgencias para quienes, sin preparación ni formación previa, han afrontado a pecho descubierto el mayor atentado a la estabilidad y solvencia de nuestro sistema sanitario), debe ceder paso a acuerdos de concertación. Discrepo con las posturas de beligerancia política. No caben en este momento, ni tampoco las posiciones de cerrazón y maximalismo de los equipos en el gobierno. No me importa que quieran hacerlo bien. No pueden y tampoco saben salir del embrollo económico-social, porque les supera. Supera, en verdad, a cualquier opción política.

(seguirá)

 

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Vergüenzas: cabras, crisis y desconciertos (y 2)

20 octubre, 2019 By amarias Dejar un comentario

Quisiera creer que todo este jaleo, el maldito quilombo que nos cerca la tranquilidad como una boa, y nos atufa con su hedor, es/fuera una pesadilla. Pero no lo es, quiá. La realidad nos muestra su cara más fea, sus tentáculos de hidra, su cabeza de medusa vociferante y zafia y parece estar dispuesta a permanecer entre nosotros sin cambiar de pelaje durante un largo tiempo. Porque no sabemos cómo librarnos de ella, quitarle la piel de algas inmundas, sacarla de sus casillas para lanzarla al foso del olvido.

Han confluido múltiples factores negativos y su reunión ha conformado en nuestra vida de ciudadanos medios, anónimos y contentos con vagar del molino a la noria y de la noria al molino lo que se ha dado en llamar una tormenta perfecta. Solo que esta no nos ha traído el agua, ni se prodiga en tormentas, ni se desparrama en inundaciones y torrenteras que causan derrumbes, cosechas perdidas y hasta muertos.

Esta no estaba anunciada y, por tanto, si hubiéramos podido estarlo, no estábamos preparados para protegernos de sus efectos.

Como base de todo, sucedía que nos encontrábamos en un prolongado período electoral, una subespecie de calma chicha inconsciente, personajes a la búsqueda de autor (Oh, Pirandello), digo, de un líder y un equipo que pareciera suficiente capaz de sacarnos de la crisis económica, social y política, que se nos agarraba a los pies de la economía y la sociedad con la pegajosidad de un barro de ciénaga o se nos escurría con la viscosidad de la lamprea.

Sin otra idea para cambiar de escenario que convocar nuevas elecciones, el gobierno en funciones de Pedro Sánchez y todos los líderes políticos en funciones que hubieran tenido algo que decir, se embarcaron en la aporía de que un repetido debate con los mismos argumentos nos cansaría a muchos votantes y revolvería el cotarro de los resultados. Dudando si esta no-medida sería suficiente para mejorar escaños, el jefe de gobierno y sus asesores pensaron que sería buen momento para cambiar de sitio la momia de Franco, desviando así la atención del personal de cualesquiera otros asuntos más importantes y, desde luego, más urgentes.

Se aplicaba el viejo principio que relata a la perfección el viejo cuento judío de meter la cabra en la casa para que, al sacarla luego, los que soportaron la presión y el tufo en la habitación exigua, se sintieron aliviados y agradecidos a quien vino a liberarlos

Pero al abrir la puerta, nos dimos cuenta de que se habían incorporado al recinto real, o se encontraban ya allí sin ganas de salir, otras muchas cabras y que eran todas más fuertes, de cocear más grave, y de mayor molestia.

La dura pelea contra de la Desunión europea contra el Brexit duro está provocando atroces fisuras en el ya deteriorado edificio donde hace décadas anidaron las cigüeñas de la colaboración a tope de quienes históricamente habían ventilado sus diferencias a porrazos. El árbitro de la paz se convirtió en instigador de infamias. Porque el imperialismo que hoy representa Trump y su equipo de águilas rapaces, ha dicho basta a sostener de rositas la amalgama de intereses europeos.

Por ello, enzarzado en una guerra comercial que se sabe perderán con el poderío creciente de China y los productores de la Asia cada vez más despierta, el lobby norteamericano a recurrido a la cabra de imponer aranceles a productos europeos con el propósito confeso de proteger a su industria aeronáutica del dumping de Airbus. Cada vez más necesitados de víctimas, el amigo USA ha encontrado en el débil moflete de los productos andaluces (olivas, jamón, queso,…) la fórmula de castigo ideal, porque si se pudiera interpretar que han confundido churras con merinas, lo que han sabido es dar en la cresta al chico del pelotón, para que tomen nota los gallitos de cabeza.

¿Qué otras cabras hay? La actitud de China rechina aún más, debiendo estar muy cegato quien no ve cómo los fuertes tentáculos del gigante asiático se aprietan, implacables, sobre la economía mundial, con base en un potencial tecnológico que se ayudó a generar desde occidente creyendo que se contentarían con ser clientes y no productores de lo que se les enseñó a hacer, incluso a hacer mejor y más barato.

Ah, pero junto a tantas y tan poderosas cabras, se ha incorporado la resurrección de una cabra muy especial, que nos toca muy de cerca, porque está metida hasta las ingles en nuestra idiosincrasia de ponerlo todo en solfa aunque nos conduzca al propio desastre. Hablo, claro, del fenómeno independentista catalán, la marea que se ha convertido, al mal parecer, en incontrolable con los mimbres y cartas que tenemos, y que, aunque se nos diga para despertar algo de consuelo que solo representa a la mitad de los habitantes de esa región, se ha revelado capaz de mantener a raya al estado de Derecho y, lo que me resulta en verdad imposible de asimilar, a las propias fuerzas del orden.

Me hago algunas preguntas sobre la naturaleza de esta última cabra: ¿Por qué se está siendo tan tolerante con los revolucionarios catalanes? ¿Es que hay temor institucional a utilizar todo el poder disuasorio del (supongo, claro) moderno y eficiente instrumental de la policía y la guardia civil, capaz de someter en pocas horas a esos grupos rebeldes (de orden de dos mil personas, se nos dice), despejando su naturaleza de “incontrolados” y “anónimos”?

Parece que hay alguna intención de que la excelente preparación de nuestras fuerzas del orden aparezca como doblegada ante unos cuantos antisistema y su caterva seguidora de mozalbetes indocumentados. No se si es culpa de la indecisión o inexperiencia de Grande-Marlaska o de la voluntad de ser condescendientes con el desorden hasta que las aguas vuelvan a su cauce por sí misma. Pero si se tiene/ha tenido el temor de que una actuación firme de los garantes del orden por ley contra los insurrectos que están causando tales daños y muestran tanta agresividad como todos hemos visto contra bienes públicos y los propios agentes, provoque un crecimiento de los desmanes, en mi opinión, se está equivocado. Los pacíficos somos, en cualquier circunstancia, la inmensa mayoría. Y los que asaltan, hieren, queman, roban, matan, son la hez y la disidencia de cualquier oportunidad de diálogo.

El presidente de la Generalitat, Torra, ha reflejado de forma suficientemente diáfana de qué lado se encuentra. El instiga la cabra del desorden ciudadano, con sus soflamas de meliflua catadura. Porque nada me hará cambiar, aunque no reconozca a Catalunya, que la inmensa población de Cataluña es pacífica, es solidaria con el resto de España y es leal a la Constitución y a las leyes.

—

La foto corresponde al interior de la puerta de uno de los servicios higiénicos de un Hospital de Madrid, decorado -no se calcular en cuánto tiempo- por ociosos que parecen desear comunicar su vacío intelectual, su cortedad expositiva.

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La orina del enfermo

7 febrero, 2019 By amarias Dejar un comentario

Cuando preparo entradas para este blog, en el que llevo ya más de once años de actividad, no me obsesiono por comentar la actualidad. Para eso están los diarios y, en concreto, las decenas de columnistas a los que, supongo, se les paga por su trabajo, como debe ser.

Lo mío es afición discursiva, una vocación literaria que no me esfuerzo lo más mínimo por encauzar, ya que disfruto escribiendo sobre lo que me apetece y hacerlo público, para que lo disfruten, si así lo desean, tanto amigos como desconocidos.

La situación actual, sin embargo, invita a dedicar algunas líneas gruesas a lo que está pasando a nuestro alrededor, porque tengo la impresión de que estamos viviendo un momento crucial de nuestra historia inmediata. Centro esta aseveración en tres temas, sobre los que deseo llamar la atención del lector:

  1. Venezuela. La encomienda al joven Guaidó de convocar elecciones en el período más corto posible, marginando al dictador Maduro, presidente elegido en unas urnas amañadas, pero con el poder sobre el Ejército y capacidad para movilizar a una parte no despreciable de la población, ha generado una situación de bloqueo en el país. No quiero imaginar lo que podría desencadenarse si el megalómano Trump decide una intervención armada en Venezuela, pero sigo sin entender qué es lo que se desea que suceda, por parte de ese grupo europeo de países que apoyan al presidente de la Asamblea Nacional y lo han nombrado presidente interino (que es una intervención, en mi opinión, nada pacífica: me recuerda lo de “el mensaje a García”).
  2. Cataluña. La vicepresidenta del gobierno español ha transigido con el gobiernín catalán en incorporar a un diálogo -cuya naturaleza ineficaz está en la misma sustancia de los planteamientos anticonstitucionales, es decir, delictivos, de la facción separatista- a una figura exótica, incalificable, que han llamado relator, notario, mediador y otros calificativos de la posición inaceptable de ese comisionado. Escribo “transigir” porque no puedo imaginar que la propuesta haya venido del lado del gobierno que tiene la obligación de velar por los intereses de todos los españoles (al menos, de la mayoría, pienso yo).Las críticas han llovido desde dentro del partido socialista (que se supone que es el que gobierna) y , por supuesto, desde los partidos de la oposición, que no se han ahorrado adjetivos y exabruptos para definir la operación, llegando incluso a hablar de traición, felonía y otras lindezas. El movimiento no va a servir para salvar los presupuestos del Estado para 2019, ya que se han presentado enmiendas a la totalidad que imposibilitan el trámite parlamentario. Solo va a servir para confirmar que el gobierno improvisa, falto de coherencia y apoyos. Sánchez debe convocar elecciones. Sí o sí. Habrá que esperar, luego, que se recomponga el espectro político, y que los partidos recuperen sus esencias. Creo que ni la derecha, ni la izquierda, ni el centro saben, en este momento dónde están. Es decir, están perdidos.
  3. China. El gigante asiático no se encuentra, ni mucho menos, dormido. Se nos ha colado por nuestra economía confiada por todos los resquicios. China no es vecina, sino que nos alucina. Vestimos chino, comemos chino, nos solazamos con productos chinos. Se nos han colado los chinos hasta en la sopa; nos tomaron por chinos. Ha sido una invasión pacífica en las formas, pero letal en los resultados. Se ha perdido gran parte de la capacidad de fabricación y de respuesta. No hemos calculado lo que significaba abrir los mercados a un mundo globalizado, cuando uno de los agentes tiene una dimensión muy superior al resto. Nos coge, además, a los europeos, sin haber conseguido ni la unión comercial, ni la industrial, ni -por supuesto- las estructuras de defensa.En resumen: no me gusta la orina del enfermo, que es lo que oía decir a mi padre cuando las cosas pintaban mal. Que es como pintan ahora, solo que en el cuadro estamos todos, chino más o menos, catalanes y venezolanos, incluidos.
    ___
    Presento aquí a un pico menor (dendrocopos minor), habitante escaso de bosques caducifolios y zonas de ribera con árboles maduros, según dice uno de mis libros de cabecera en cuestiones ornitológicas. Es un pequeñin con semejanza clara con el pico mayor, pero con el dorso listado de rayas blancas. Otra diferencia: carece del rojo en el plumaje del abdomen y los machos tienen solo una caperuza roja (mancha pileal) con bordes negros, en lugar de la gran mancha que adorna la cabeza de la otra especie. El macho de pico menor de la foto vive en las recuperadas graveras de Velilla de San Antonio, en donde lo sorprendí esta mañana de febrero, trepando silencioso por un sauce de la antigua grsvera

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