Al socaire

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La Nicolasa aguanta el tipo

6 diciembre, 2021 By amarias Deja un comentario

El 6 de diciembre de 1978, festividad de San Nicolás de Bari, más de 15 millones de españoles votaron que sí a una pregunta muy escueta: ¿Aprueba el proyecto de Constitución?. Con ese abrumador respaldo, de casi el 92% de los que participaron en el referéndum, el 29 de diciembre de ese año entró en vigor.

Han pasado 43 años y, a pesar de que -sobre todo en esta última década- se vienen lanzando varias andanadas contra la Norma Suprema -sobre todo, desde la izquierda mediática, la Nicolasa resiste. Desde luego, una de las razones fundamentales de su supervivencia es la dificultad que los Padres de la criatura idearon para mantenerla estable: unas mayorías parlamentarias prácticamente inalcanzables. Y, dada la evolución del espectro político, los acuerdos para tocarle incluso un pelo -digamos, aspectos como cambiar el término de “disminuídos” por el de “personas con discapacidad”- se han hecho prácticamente inviables.

Aunque alguno de los componentes de la actual coalición de Gobierno esté clamando por revisar el título segundo y avanzar por la vía de los puñetazos encima de la mesa hacia una República con monarca (el multifacético spindoctor Iván Redondo ha encajado incluso esa idea en su nueva columna de La Vanguardia -antes, La Vanguardia  Española-) o hacia una España definitivamente desmembrada en la que las dos autonomías más potentes en reclamar privilegios para sí hagan lo que les de la gana, el presidente de Gobierno, el muy hábil Pedro Sánchez, ha aprovechado la celebración para afirmar  que “la Constitución es la hoja de ruta” para su gobierno.

Puede sonar desconcertante. Antes de que el término entrase en poder de la semántica política, la “hoja de ruta” era el documento en el que el responsable del transporte -el capitán de un barco de transporte, por ejemplo- anotaba todas las incidencias relevantes del viaje. Se trataba de una información capital para analizar, una vez llegado a destino, aquellos aspectos de la travesía que podían haber afectado a la carga y, por tanto,  ser relevantes para el destinatario o, en su caso, para la solicitud de una compensación a la compañía aseguradora.

Pero estoy seguro que el Presidente se confundió en los términos. Porque no pensaba en la acepción, más moderna, impuesta por los usos del lenguaje, siempre algo místico – por no decir, ininteligible-, de los políticos, por la que una “hoja de ruta” es el documento que marca el destino al que se desea llegar. No, Sánchez, quería haber significado que la Constitución del 78 era un lugar de partida y que le servía como guía para conducir su política hacia donde la coyuntura se lo permitiera.

Deseo de corazón que, con este timonel y sus jaleadores, no nos estrellemos contra las rocas.

Publicado en: Actualidad, Administraciones públcias, Política Etiquetado como: celebración, Constitución, discapacitados, disminuídos, hoja de ruta, Iván Redondo, Monarquía, Nicolasa, Pedro Sánchez, San Nicolás de Bari

El 14 de abril de 1931

14 abril, 2021 By amarias Deja un comentario

Varias asociaciones nostálgicas del pasado aprovechan, desde que estamos en democracia, para festejar, con actos de distinta naturaleza, cada catorce de abril, el advenimiento (como si se tratara de una figura exotérica) de la Segunda República en esa fecha de 1931, que fue la forma de Estado que se mantuvo en España, entre tremendas tensiones, durante los años previos a la guerra incivil que nos descalabró por muchas décadas la convivencia.

No creo que sobreviva ninguno de los que estaban en uso de sus facultades en 1931, pues, si les supongo con una edad mínima de dieciocho años entonces, andarían ahora, -si es que no les ha tocado criar malvas-, con más de ciento diez años a las encorvadas espaldas. Luego, estos que celebran la República y añoran su vuelta, están, en mi opinión, expresando algo muy distinto de su devoción por lo que sucedió entonces.

Defender la República como forma de Estado preferente en esta situación histórica, en la que nos encontramos bajo la forma de Estado de una monarquía constitucionalmente legitimada, reducida en sus funciones a su quintaesencia simbólica y con un Gobierno y Parlamento democráticamente elegidos, es una butade (RAE: “salida extravagante e ingeniosa, destinada a provocar”).

He escrito muchas veces y mis amigos y conocidos me lo han oído decir siempre que hay ocasión, que entiendo que la República es la forma más lógica y normal de dirigirse en un Estado democrático. En ese sentido, soy republicano. Pero también es cierto que hay algunas Monarquías que funcionan como ejemplo de democracia, y no tanto porque el Monarca o Rey lo sea, sino por la manera en que está construido el aparato de representación del pueblo para elegir a los que han de dirigir la gestión de los temas de Estado.

Debemos estar orgullosos de que nuestro Rey actual, Felipe VI, con una educación exquisita, que nos ha costado bastante dinero a los españoles, cumple a la perfección la labor de ser la cabeza visible de ese ente intangible, casi místico, que es el Estado. Sin que intervenga -ni pueda hacerlo, por prevención legal- en la inmensa mayoría de las cuestiones de gestión, que son responsabilidad exclusiva del Ejecutivo.

Sé que en esto me separo claramente de los exaltados republicanos que piden la abolición de la Monarquía y, a cada ocasión, desprecian la labor de representación, harto simbólica, de nuestro Monarca.

Pero la imagen del país no la está dando la Monarquía, sino nuestro Gobierno y nuestros representantes políticos. Me parece que ahí, en ese punto, es donde más tenemos que mejorar.

Celebren, si quieren esos malinformados de la Historia, la proclamación de la Segunda República. Yo me uniría, sin problema, a los que quieren homenajear a la República, así en general, como forma teóricamente más perfecta de Estado, en un acto que tendría más de filosófico que de conmemoración histórica. Hoy por  hoy, sin embargo, aunque no viví (obviamente) la Segunda República, si bien leí sobre ella mucho más -lo digo sin petulancia alguna- que la mayoría de los que la celebran, me manifiesto satisfecho con nuestra Monarquía, como símbolo moderno de esta España y me pregunto porqué no podemos estar a la altura de las mejores democracias del mundo en la gestión de nuestros problemas reales, quiero decir, de los que verdaderamente nos deberían interesar.

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: 14 de abril, celebración, españa, Felipe Sexto, Monarquía, República, Segunda República

Celebración de 50 años de finalizar los campamentos de Milicias

2 octubre, 2020 By amarias 6 comentarios

Se que no son tiempos para celebraciones y, muy seguramente, habrá lectores que piensen que conmemorar los cincuenta años de haber finalizado los campamentos de la milicia universitaria (entonces la I.P.S, la Instrucción Premilitar Superior) es un anacronismo.

Pero aquí está el hecho. Hoy, dos de octubre, los componentes de la Segunda Compañía de Zapadores de MontelaReina, teníamos previsto acudir a esta población zamorana para reunirnos, cumpliendo la promesa que habíamos hecho en ese mismo lugar hace cuatro años. No pude ser por el coronavirus, pero mantenemos la celebración virtual. Y este es el escrito que yo preparé para el acto, y que ahora tengo el gusto, y el honor, de difundir en este blog:

Queridos compañeros de la segunda compañía de Zapadores de MontelaReina, que hoy celebramos el cincuenta aniversario de haber terminado nuestro segundo campamento de milicias, obteniendo los despachos para hacer las prácticas de alférez o sargento:

Hoy es dos de octubre de 2020, el día que habíamos elegido para reunirnos. Nada hacía prever que, cuando hace cinco años, nos convocábamos para conmemorar este cincuenta aniversario, con la idea de una celebración que pusiera la nota de emotividad deseada por quienes, después de tanto tiempo, mantenemos lazos de amistad y compañerismo, una circunstancia externa lanzara al traste esta convocatoria.

Me refiero, claro, al Covid 19, un virus de dudosa procedencia y rápida propagación, muy peligroso, que obliga a llevar mascarillas, mantener distancias con las demás personas  no convivientes y, en algunas provincias, supone actualmente, por su reincidencia, nuevos confinamientos a los que ya tuvimos en esta primavera. Implacable e inanimado enemigo destructor de nuestro propósito de celebrar de forma especial, peculiar, y para muchos insólita, una efemérides singular.

No estaremos, pues, hoy, en MontelaReina, ni habrá una visita a las deterioradas instalaciones para comprobar si, tal vez forzando los candados, encontraremos totalmente abandonados los lugares en donde hicimos instrucción o gimnasia, ni si quedará en pie algo del hogar del soldado en donde, alguna vez, adquiríamos con vales un cubata o unas latas como complemento al rancho-dieta oficial, ni tendrá sentido investigar entre la maleza si existen vestigios de las tiendas a cuya vera nos alineábamos cada mañana, somnolientos, al toque de  diana, para recibir luego, en el cacillo en donde pondríamos luego el agua para afeitarnos a brocha, la dosis de un líquido parecido lejanamente al café y que según decía el clamor popular contenía bromuro para tratar de contener nuestra lívido juvenil.

No buscaremos pisadas de jabalí entre las zarzas, ni comprobaremos si seguirá un árbol creciendo en mitad de la piscina, en donde el capitán José Escolar, q.e.p.d. amenazó varias veces con hacernosña atravesar con todo el armamento y hasta con petates. No habrá comida de Hermandad, ni nos daremos abrazos reales, palmadas en la espalda, gritos y gestos de sorpresa al comprobar que, a pesar de haber envejecido seguimos siendo reconocibles. No habrá intercambio verbal feliz de recuerdos, ni palabras al terminar la comida, antes o después de la foto de grupo, tanto del que fue nuestro teniente Magín, hoy jubilado como coronel o general del Ejército (que ya no lo sé muy bien, y pido se me excuse), o de los que fueron alféreces en alguno de los dos campamentos, ni el brigada Peña hoy convertido en teniente honorario por mor de nuestra voluntad revolucionaria de los grados oficiales, entregará en mano los diplomas que ha mandado imprimir con fotos que nos sirvan para identificar cómo éramos o cómo somos.

Habrá, eso sí, llevados de la mano voluntariosa y firme de Antonio Fernández Peña, momentos especiales para recordar cómo fuimos y conocer mejor cómo somos, y espero de corazón que todos o la  mayoría contribuyamos aportando anécdotas, pequeñas o grandes. También sería deseable que, en unas pinceladas, contáramos cómo estamos hoy, que es lo que nos preocupa o nos llena de orgullo, qué aspiraciones tenemos por delante y cuáles creemos cumplidas.

Nos gustará recordar, como si fuera un sueño con ribetes agradables, las veladas haciendo imaginarias envueltos en una manta que abrigaba poco, las partidas de mus que nos convirtieron a todos en campeones mundiales de ese arte de la baraja. Podemos reírnos de los golpes que algunos se dieron contra el caballo, el potro u otros instrumentos de tortura, hacer recuento de los que nunca tiraron una granada, porque supieron escaquearse a tiempo y de los que manejaron el cetme con la habilidad de una escopeta de perdigones. Espero que algunos refuercen con comentarios, anécdotas y fotos, de esas que todavía seguro que algunos guardan en sus álbumes secretos, muchos momentos de esos campamentos y, desde luego, la jura de bandera, con los padres, las novias o los hermanos aguardando a plena sol en la tribuna.

Algo se podrá decir, por supuesto, de los paseos nocturnos por la explanada para llegar a letrinas o aliviarse a medio camino, de los saludos a alféreces que llevaban un gorro de faena con una estrella tan gorda que les hacía parecer comandantes de inspección por el campo. Habrá momentos para reírnos de los exámenes de teoría de aquellos libros de tácticas y estrategias que había que saberse más bien mal que bien para poder disfrutar de un sábado y domingo  libres, de las carreras para coger el autobús cada fin de semana a Galicia, a León, a Asturias o de los castigos sin poder salir por cualquier cuestión ya olvidada. Cómo olvidarse de los chiribiqueros, de los bocatas de tortilla, del vino amargo en bota de cuero, de las prácticas de tiro, de los asaltos a una loma que llamaban Jeroma, de las guardias, las marchas, los desfiles interminables  bajo un sol de justicia y de las duchas liberadoras del sudor y del polvo.

Tendremos, desde luego, tiempo y muchas ganas para el recuerdo cariñoso, lleno de profundo respeto, con que honrar la memoria de los compañeros fallecidos y de los fueron mandos en aquellos campamentos que ocuparon dos períodos de vacaciones de nuestra juventud y que hoy no pueden estar con nosotros.

Me gustaría pensar que, a pesar la distancia física y las dificultades de conexión, todos los que estamos vivos de la que fue la Segunda de Zapadores, pudiéramos enviarnos hoy correos de felicitación, curiosidades, notas de amistad y afecto  comunicando algo de nosotros mismos.

Las terribles circunstancias de la pandemia, que nos obliga a mantener confinamientos y distancias para evitar contagios  añadido a que, además, resulta que estamos en edades de riesgo, no deberían amilanarnos. No ahora, claro, que no podemos estar juntos. Nunca, como filosofía vital. Nada podrá vencer la voluntad y propósito de lo que nos gustaría hacer, si no nos faltan las fuerzas físicas. Y nada nos impedirá llegar con la imaginación donde nos apetezca, porque ese es el principal privilegio de nuestra edad,  haber ganado independencia mental.

Se, por el contacto que he mantenido y mantengo con muchos de vosotros, que aquellos años en MontelaReina, cuando teníamos envidiables edades en torno a los veinte años, estarán para siempre presentes en nuestro recuerdo.  Por distintas razones, con distintas intensidades. Pero están.

El campamento, con su singularidad, incorporó a nuestra vida momentos especiales, que rompían o cambiaban de manera brusca los postulados de exigencia y mérito que nos guiaban para terminar nuestras carreras en las facultades  y escuelas superiores. Dedicados como estábamos a estudiar,  con la visión próxima del final de nuestros estudios universitarios, bastantes ya con novias con las que pensábamos en casarnos pronto, el campamento aparecía como una distorsión, una barrera, un incordio.

La vida del campamento resultaba para la inmensa mayoría, extraña, falta de alicientes, y era vista como una imposición. Muchas actuaciones aparecían fuera de contexto, inútiles y hasta estrafalarias, Había que madrugar, después de una noche agrupados en el calor y el olor de las tiendas, para desfilar en formación, dedicar horas al estudio de libros de tácticas y cálculo de trayectorias que parecían extraídos del túnel del tiempo. Además, había un fondo de incertidumbre. Debo recordar que España estaba en tensión con Marruecos y radio macuto difundía continuamente las falsas noticias de que nos iban a enviar a África. Tampoco la edad del entonces jefe de estado Francisco Franco evitaba especulaciones continuas sobre su muerte, con consecuencias para nosotros que derivarían en un largo confinamiento.

Ninguna de las predicciones fatalistas sucedió mientras vestimos el uniforme, aunque a algunos si nos tocó, ya como alféreces o sargentos provisionales, en los cuatro meses de prácticas, vivir de cerca algunas dificultades políticas. Yo, por mi parte,  guardo un inmejorable recuerdo de las prácticas de alférez, en Palma de Mallorca, ya casado, de las que escribí una  novela, Cómo no ganar una guerra.

Algunos acontecimientos, ocupados como estábamos en hacer las milicias, nos los perdimos. Mientras hacíamos el segundo campamento, en junio de 1970, se celebraba el mundial de futbol en México, en el que Brasil resultó campeón. Otros sucesos ocuparon páginas luctuosas y nos pasaron desapercibidos: el 3 de julio de ese año se estrelló un avión en Gerona muriendo 107 personas, y en Granada fallecieron 3 personas en un enfrentamiento con la policía. Ah, y el 29 de agosto, en la isla de Wight, se celebró el tercer festival pop que reunió a mas de 200.000 personas. En ese año, también, se promulgó la ley general de educación general básica que hacia obligatoria la escolaridad desde los seis a los catorce años.  A no olvidar que, entre 1970 y 1973, todo lo concerniente al Sáhara Occidental fue declarado “secreto oficial” y, por tanto, motivo de especulaciones para los especialistas en crear inquietudes desde radio macuto.

¿Qué huella nos dejó el campamento? Cada uno debe encontrar su respuesta. En mi opinión, después de tantos años transcurridos, me parece que podemos estar seguros de algunas cosas. Nos enseñó a conocernos mejor, generando vínculos, mucho más duraderos incluso, que los que ya teníamos de nuestras escuelas o facultades, por el hecho de convivir tan de cerca y superar dificultades que no estaban relacionadas con los estudios, sino con circunstancias vitales más simples, pero que podían en algún caso servir como enseñanzas valiosas.

Hoy, cincuenta años después, me siento orgulloso de poder decir que estuve en Montelareina y que hice la milicia universitaria. Me ayudó, en alguna medida, a formarme como persona, a conocerme mejor y conocer mejor a algunos de mis mejores amigos, a superar dificultades, a perfeccionar la manera de encarar con decisión o paciencia los riesgos, a educar el cuerpo, a manejar y entender el funcionamiento de algunas armas, a cuestionarme y defender algunas ideas que no me había imaginado que no me había planteado, a sufrir con mayor estoicismo inclemencias del tiempo y de la vida, a sentirme orgulloso de pequeñas cosas. Me sirvió para entender mejor el concepto de Patria, de solidaridad, y de respeto a la ley y el orden.

Por supuesto, no fue el campamento el único elemento que me dio esas resistencias y cualidades, y tampoco fue, en general, el mejor. Pero hoy, con la perspectiva de la edad y el convencimiento de haber tenido que pasar por otros momentos que podría considerar, con mayor razón, perdidos o inútiles, creo que resultó un elemento más para conformar mi personalidad. Contribuyó, en una medida que no me atrevo a cuantificar, a que hoy pueda sentirme orgulloso de haber transmitido a mis hijos y a mis nietas la educación en valores. A valorar por encima de todo, el respeto a los demás, la idea de solidaridad con los compañeros con los que compartimos lengua, historia, tradición defectos y virtudes.

Por eso, me duele la deriva que estamos viendo en algunas personas que se dicen políticos, es decir servidores del bien público, trabajadores por el entendimiento común, que dicen no ser o no sentirse españoles, que combaten o desprecian la Constitución que es la norma básica para la convivencia de todos, que insultan la monarquía, que es la forma de Estado que tenemos porque así lo hemos elegido por inmensa mayoría. Me duele, además, no porque sienta en mi contradicción con los que se creen, de corazón, agnósticos, republicanos o escépticos. Me duele porque estoy convencido, porque así lo he vivido y lo defiendo, que juntos podemos más y que necesitamos destacar lo que tenemos en común, para mostrarlo orgullosos.

Hemos pasado ya una parte de nuestra vida con el resultado de habernos hecho respetar y querer de familia, amigos, subordinados, compañeros y jefes. Hemos luchado para vencer dificultades. Esa es hoy nuestra victoria. Somos supervivientes, y vencedores. Y tenemos con nosotros, en este momento de invocación y celebración a los diecisiete compañeros de la segunda de Zapadores, jefes o aspirantes  que  hoy no pueden estar aquí porque han fallecido.

Yo los convoco, y os digo, a todos vosotros, compañeros: todos estamos hoy presentes, unidos en esta alineación de recuerdo, cariño y respeto. Desfilando en apretado compás por el camino de la vida, que deseo que aún nos sea largo, fructífero, lleno de felicidad.

¡Viva España, viva el Rey, viva la Constitución! ¡Por compromiso y lealtad a la palabra dada, por la paz, el orden y la unidad de España!

Angel Manuel Arias

2 de octubre de 2020

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: 50 aniversario, campamento, celebración, milicias universitarias, montelareina

En el día de los bosques, los títeres y la poesía

21 marzo, 2019 By amarias 2 comentarios

El 21 de marzo, la comunidad internacional celebra, ni más ni menos, que tres conmemoraciones. Dispares. Es el día mundial de la poesía; el día internacional de los bosques y el día de los titiriteros y manipuladores de marionetas. Desde 2012, la Asamblea de las Naciones Unidas decidió prestar atención a los afectados por el síndrome de Down, a sus familias y cuidadores, instaurando el Día Mundial del Síndrome de Down, que incorporó al abigarrado elenco de celebraciones que concurren con el comienzo de la primavera en el hemisferio occidental.

A primera hora de la mañana de hoy, 21 de marzo de 2019, a la simpática enfermera que me inyectaba el contraste para realizarme la enésima gammagrafía con la que se monitorizan (hermosa palabra del gusto de los clínicos) mis osteomas le informé de que era el día de la Poesía.

-No soy yo mucho de poesía -me replicó, mientras me buscaba la vena más adecuada, que acabó encontrando en mi mano derecha.

-¿Y de los poetas? -inquirí, sin aparentar curiosidad, advirtiéndole que, hasta ese momento, todos sus antecesores en el cargo de enchufarme el catéter habían preferido las venas del codo.

-Pues tampoco. Soy más del bocadillo de chorizo y las patatas fritas. -me ilustró, al tiempo que me informaba que desde la mano podía observar mejor la penetración del contraste en mi organismo.

-Entonces, no le queda más remedio que admitir poder llegar a ser musa de poetas -le espeté, mientras el líquido que inyectaba me producía un tenue escozor.

-Listo -concluyó, sacando el catéter y poniéndome un apósito con soltura- Ahora, vaya a desayunar, beba mucho líquido y vuelva en unas tres horas, que hoy estamos con mucho jaleo.

No me considero capaz de encontrar un hilo conductor que relacione los tres ítems (bosques, titiriteros y poesía) a los que se conmemora mundialmente el 21 de marzo y. mucho menos, a incorporar en ese recuerdo cuyo alcance real desconozco, a los afectados por la minusvalía congénita, y a los que aún estamos aprendiendo a entender, a valorar, a admirar.

Haciendo un esfuerzo de elemental integración, se me ocurre elucubrar que, siendo los poetas títeres o marionetas de la imaginación y esclavos de la remisa creatividad, nos sentimos a menudo perdidos en el bosque creativo, cosechando muchas veces abrojos de desilusión como resultado.

Tengo varios poemas en los que aparece la palabra bosque, pero elijo, para contribuir con mi propio homenaje a la rama literaria la que dediqué y dedico tantas horas, y que tan buenos momentos -como lector y autor- me ha proporcionado, este poema de mi libro “Poemas de encargo”, que terminé de escribir en abril de 2005.

V

Cuando me notas a punto de desfallecer, desvelas el regalo
que me traes en esa caja de juguetes: tu sonrisa,
la manera de entretener con trozos que pueden ser pasado,
el momento en que otro como yo, con esta carga al hombro,
no tendría más remedio que estallar en semen o en sollozos.

No es eso solo, no, son muchas más las veces
en que alternando anécdotas con historias inventadas
-así eras tú, ese árbol plantaste, la huella del jardín
pertenece sin duda a tu zapato- me descubres algo de futuro
rebañando en los bordes de mi plato, avanzando
segura entre precipicios de ambos lados.

Bendito seas, lazarillo lleno de voluntad que me salva paso a paso
del riesgo de caer, ciego como voy, renco y muy feo,
en la zanja de tanta profundidad que cruza de lado a lado,
sin señales ni advertencias, destrozándola por la mitad, mi propia calle.

@angelmanuelarias, 2005, Poemas de encargo


El calamón (porphyrio porphyrio) es un ave grande, poderosa, de plumaje azul oscuro con reflejos púrpuras, que habita entre los carrizales de las lagunas y marismas. Este es uno de los muchos habitantes de la albufera de Alcudia, singular paraje natural, con algunos buenos avistaderos de anátidas, gallinetas, ardeidos y fochas.

Se trata de una gallinácea inconfundible, con unos largos dedos que le sirven para desenterrar, junto al fuerte pico (rojo y con un escudete frontal del mismo color), bulbos de los carrizos. Es curioso verla acercarse a la boca los tallos de enea, su alimento favorito. Su voz más habitual, un gruñido que recuerda al del cerdo, le delata cuando está oculta entre la densa vegetación.

Publicado en: Actualidad, Poesía Etiquetado como: bosques, calamón, carrizos, celebración, poesía, síndrome de Down, títeres

En el día de la mujer trabajadora, haciendo un repaso

9 marzo, 2016 By amarias Deja un comentario

Hace 5 años, en mi blog Alsocaire, escribía esta entrada:
“En el día de la mujer trabajadora, haciendo un repaso”
08 de marzo de 2011 –

Ni siquiera lo que es objetivamente bueno, lo es sin matices.

El reconocimiento de la igual capacidad de ambos sexos, venida de la posición menos rotunda de no discriminación de la mujer y, en algunos sectores, encastrándose hacia la insolente discriminación positiva, no tuvo un camino fácil desde el desprecio hacia lo femenino.

Porque la mujer se consideró, en una mutación de valores provocada en no se sabe bién en qué momento de la historia, más débil, más frágil, menos inteligente. Un objeto hermoso; alguien necesitado de protección especial; un ser de poco o ningún valor, no apto para la guerra, aunque sí para el trabajo; una esclava; una prostituta o un objeto carnal; un estorbo; la mitad en valor de un varón…

No alardeemos de nuestra hipotética sensibilidad para defender lo más adecuado para resolver todos los casos. Hay anécdotas archirepetidas que sirven para apuntar hacia luces y sombras, abriendo polémicas que resultan muy del gusto de los que a todo le quieren dar la vuelta sin profundizar en el meollo.

En su momento (ayer, 1931, Congreso de los Diputados), cuando se abrió -con las reservas de quien no está seguro de que el vino no se haya agriado después de cientos de años en las barricas abandonadas en los sótanos de lo que es más urgente, oportuno o conveniente- el debate sobre el sufragio femenino, Victoria Kent y Clara Campoamor, las dos únicas diputadas de aquella República heroica, discreparon sobre lo que era mejor. Ambas tenían razón, posiblemente.

Se nos llena hoy la boca con la defensa de la paridad de sexos en los Consejos (mujeres: Alicia y Esther Koplowitz y las hijas de la segunda, Ana Patricia Botín, Amparo Moraleda, María del Pino, Covadonga O´Shea,…; pero también podíamos apuntar a cómo se eligen los hombres más capaces, tantas veces después de pasar los filtros del linaje y calibrar la fuerza de los dineros).

Nos llevamos las manos a la cabeza ante tanta violencia de género (aquí corren más peligro las Merylin, Betsabé, Celia Ignacio,…; pero no se puede generalizar: entre los asesinos hay gentes de orden con permiso de armas, amantes despechados hábiles con la navaja o el martillo).

Estamos aún lejos de las 3 mujeres asesinadas a diario, en escalofriante promedio, en Turquía, (ese país cuya cercanía nos es imprescindible a la Europa bamboleante). Puede que lleguemos, si nos obstinamos en hacer publicidad de la locura, del desprecio al otro, de la “prostitución consentida”, de “fórmulas para disfrutar plenamente del sexo” en las que la mujer cuenta como adminículo. Puede que lleguemos, si animamos a los adolescentes a que sigan los instintos de su naturaleza… y si, desde las alturas, confundimos igualdad de género con técnicas de folclore electoralista.

A favor del trabajo de la mujer, por supuesto. Pero, aún más, a favor del acceso sin trabas a la cultura, a la formación, al ocio. A favor de que la mujer, a igualdad de tarea, gane lo mismo que el varón de idéntica capacidad y desempeño, por supuesto. Pero no a costa de que el (“gran”) empresario se beneficie más porque tenga la opción de elegir entre mayor oferta de trabajo.

A favor de que la mujer pueda realizarse con un trabajo adecuado, digno (qué palabra), leal, útil, remunerado adecuadamente. Claro. Pero no presentando como si fuera un logro su acceso a los Ejércitos, al frente de las batallas, a los trabajos más duros, las tareas de máximo riesgo. Y también a favor de otras formas de realización que no impliquen necesariamente trabajar para otro, sino por otros. Para varones como para hembras.

Hay tanto por hacer…se cuelan tantas voces que distorsionan el mensaje. Convivimos con tantas trampas, que a veces, creyendo avanzar, giramos en tiovivo.

 

Publicado en: Mujer Etiquetado como: celebración, dia, mujer, mujer trabajadora

Mi Diccionario desvergonzado: tarjeta, referencias, revisión, picor, fiasco, recreo, uva, pestaña

9 septiembre, 2014 By amarias Deja un comentario

Picor. 1. También llamado picazón, sensación desagradable, producida por la picadura de las hembras de ciertos insectos que, por capricho de la naturaleza, encuentran en la sangre de los mamíferos las proteínas que necesitan para formar sus huevos, y que, desencadena en los humanos el deseo de martirizar la parte del cuerpo afectada, en la vana búsqueda de un alivio pasajero. 2.  Alteración de la conciencia, sin justificación aparente, que lleva a los varones de cierta edad a rascarse en público frecuentemente los testículos.

Pestaña. 1. Conjunto de hilos de plástico que muchas mujeres se incrustan en el borde de los párpados, para llamar la atención sobre otras partes de su cuerpo. 2. Pelo corto, perteneciente a cualquier zona del cuerpo del cocinero que ha preparado el caldo que se nos ha servido. 3. Parte aguda y delgada que sobresale de una cosa, y  que provoca cortaduras sangrantes en quien la manipula sin haberla detectado previamente.

Título. 1. Papel oficial al que se concede un gran valor antes de su obtención, ya que acredita oficialmente haber adquirido una cierta formación y capacidad laboral que, cuando se pretende ponerlos de manifiesto por primea vez, con la intención de ejercerlos, se muestra sin valor si no va acompañado de una recomendación efectiva; posteriormente, se cae en la cuenta de que carece de valor venal, por lo que se extravía. 2. Invención, muy del gusto de profesionales de la política que no han terminado sus estudios universitarios y que es imposible desenmascar ya que no se necesitan conocimientos especiales para ocupar un cargo público. 3. En el mercado de valores, papel que acredita la participación en el capital de una empresa de las llamadas cotizadas, que su propietario no ha visto jamás, y por el que ha pagado cantidades superiores a lo razonable, que es retenido por una entidad bancaria, sirviendo a ésta de justificación para cobrar sistemáticamente cantidades importantes por un concepto abstracto llamado custodia.

Referencias. 1. Escrito estándar por el que el responsable de haber despedido a un trabajador indica que es cumplidor del horario y ha realizado a satisfacción lo que se le ha encomendado, sin mayores precisiones. 2. Larga relación de obras y contratos, en los que pretende haber intervenido de alguna manera, utilizada en los concursos públicos por los contratistas como prueba de su experiencia, aunque el objetivo oculto es poner de manifiesto que el precio a la baja que han ofrecido para hacerse con el trabajo objeto de licitación, deberá ser revisado si resultasen adjudicatarios.

Revisión. 1. Petición que realiza el alumno que ha sido suspendido, para que se le conceda la oportunidad de llorar ante el calificador, aportando, de paso, razones extraescolares con las que confía ser aprobado injustamente. 2. Comparecencia ante el médico que está tratando a un paciente, en la esperanza de que el tratamiento que le ha impuesto obtenga el efecto que se deriva de su experiencia y del vademécum en el que se ha apoyado. 3. Fórmula que los vendedores de automóviles han ideado para cobrar un plus a sus clientes, cambiando el filtro de aire y el aceite, adornando la operación con el coste de algunas piezas de ubicación misteriosa y varias horas presuntas de un mecánico.

Activar. 1. Procedimiento adoptado siguiendo instrucciones bajadas de internet por el que se confía la puesta en funcionamiento de un programa informático pirateado. 2. Movilización de los ánimos de personal desencantado, prometiéndoles una gratificación que podrá o no entregarse a posteriori. 3. Cualquier actuación de quien dirige un emprendimiento que atraviesa por serias dificultades, en la esperanza de que le permita sostener el negocio mientras retira parte de los equipos de los que confía poder obtener algún dinero antes de la quiebra.

Error. 1. Apreciación, que puede estar efectivamente equivocada de aquello que, para cualquiera que no esté sometido a presión, tendría otra valoración, posiblemente también equivocada. 2. Fastidiosa indicación de un programa informático que no admite la operación que estamos realizando en él y que, en buena parte de las ocasiones, solo puede resolverse apagando y volviendo a encender el equipo. 3. Espacio en el que se desarrolla la mayor parte de la actividad humana de quienes confían ciegamente en sus conocimientos y experiencia.

Uva. 1. Fruto de la vid, que, exprimido, sirve para confeccionar una bebida refrescante llamada sangría, cuyo componente principal es un sucedáneo del zumo de naranja, al que se añade canela y ginebra para darle cuerpo. 2. Cuando es mala, designación expresiva del carácter que se confiere aquella persona que no aparece en disposición de admitir lo que se le indica, cuando la considera emitida por quien ocupa una posición subordinada. 3. Cada uno de los doce integrantes de un procedimiento de enajenación colectiva, por el que se pretende que, si se ingieren al ritmo de las campanadas de un reloj determinado a media noche del día de San Silvestre, se conseguirá alcanzar la felicidad, engaño que, aunque queda desenmascarado regularmente y de forma prácticamente inmediata, se renueva todos los años.

Fiasco. Resultado inevitable por quien espera que se le otorgue algo a lo que se cree con derecho, cuando se topa con la dura realidad que manejan otros.

Celebración. 1. Festejo por el que se manifiesta la satisfacción por haber conseguido algo que, en circunstancias normales y de no mediar algún propósito que no controlan la mayoría de los asistentes, no se hubiera producido. 2. Cumpleaños que no ha podido ocultarse a la familia o compañeros de oficina, y que obliga al que lo padece a invitar a su costa.

Tarjeta. 1. Plástico rectangular, que lleva incorporado un holograma, que da acceso restringido a los ahorros propios depositados en una entidad bancaria, y que es retenida por ésta si se falla por tres veces en recordar la clave de cuatro dígitos que corresponde a la fecha de nacimiento de un pariente. 2. Uno cualquiera de los plásticos de colorines, desprovistos de holograma, y sin ninguna utilidad práctica para quien lo presenta, que se guardan por decenas en la cartera que todo el mundo lleva consigo, y que permiten a los comercios tener el control sobre el perfil de consumo de su titular. 3. Papel en el que se tiene escrito el nombre y la dirección propios, y que, si no va acompañado del nombre de una empresa, pone de manifiesto que su titular se encuentra en situación de jubilado o parado de larga duración, lo que es causa de menosprecio social.

Recreo. 1. Descanso entre dos actividades lectivas, que los bachilleres aprovechan con demasiada frecuencia para fumarse unos porros en el exterior del recinto escolar, y que antes se dejaba transcurrir en el patio del mismo, jugando a la comba o a los banzones. 2. Lugar y tiempo de disipación de energías, que puede ser tomado como diversión si se consigue hacer abstracción de lo mucho que hay que lamentar.

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Linkweak y las vocaciones tempranas

20 junio, 2014 By amarias Deja un comentario

Linkweak, vocación temprana 001

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