Al socaire

Blog personal de Angel Arias. La mayor parte de los contenidos son [email protected], aunque los dibujos, poemas y relatos tienen el [email protected] del autor

  • Inicio
  • Sobre mí

Copyright © 2023

Usted está aquí: Inicio / Archivo de fin

Miedo a la vida

1 noviembre, 2018 By amarias 1 comentario

En las calles de la ciudad donde vivo, me crucé ayer -víspera de la festividad católica de Todos los Santos- con muchos infantes que lucían, divertidos, al salir de la escuela, sus rostros pintados, aparentando, con mayor o menor fortuna, ser reflejo de muertos vivientes. Con sus ojeras marcadas,  pómulos ennegrecidos o dentaduras rotas, no daban miedo, por supuesto, sino que suscitaban ternura por su inocente representación.

Esa noche, los mayores organizan, en esta España acomodaticia a lo que significa diversión sin frenos, masivas fiestas, en copia infiel del Halloween americano, a las que se acude con los atavíos más complejos, que incorporan seductores delantales para brujas encantadoras que dejan ver hasta el final de los muslos, guerreros con sus cráneos sangrantes perforados por hachas  y cuchillos, y muchas otras evocaciones de la muerte y sus daños físicos.

Este carnaval de final del otoño, tiene un significado perdido y se ha quedado en lo que más importa al cuerpo, que es el jolgorio, en sus variadas evocaciones pasionales. Ya pocos de los más jóvenes -digamos, de los sesenta para abajo- van a los cementerios, ni en esta fecha del uno de noviembre ni en el siguiente día, llamado de Difuntos. Se da sepultura a los difuntos y se pasa página, cumpliendo a conciencia el rito del vivo al bollo y el muerto al hoyo. Pareciera que, al dejar los muertos en su paz, los cementerios se perfeccionan año tras año como lugar de reposo -al menos, por los noventa y nueve años que dura la perpetuidad legal, o incluso muchos menos, si necesita el responsable del campo más espacio, o se precisa mover la mojama por caprichos de redención histórica, o… hay una demanda de paternidad por medio-.

Entiendo correcto y muy moderno, no tener miedo a la muerte. Si el final nos pilla en un Hospital, tras una enfermedad bien solventada en sus dolores, y se nos aplica la dosis conveniente de somnífero, los expertos que asistieron a cientos de finales se ratifican que el paciente moribundo se va al otro barro (sic) con una sonrisa de estulticia, como quien entra en un sueño después de una borrachera.

Lamentable es, desde luego, que haya cientos de miles de desgraciados que vean su final huyendo de la hambruna o de la miseria, ahogados en los mares que lindan con la prosperidad aparente o mantenidos a raya con dispares letales desde muros insuperables, pero no hay peligro, parece, de que eso nos suceda a nosotros. Lamentable es que haya lugares en esta esfera achatada que es un mínimo punto en el cosmos, donde las gentes prueban en los de enfrente armas cada vez más precisas y con capacidad letal asumible por la conciencia de sus usuarios y fabricantes y que, como efectos colaterales, haya millones de anónimos espectros aún vivos (por poco tiempo) que se vean obligados a deambular con su nada a cuestas, pidiendo compasión.

No tengamos miedo a la muerte. Aún en los casos más violentos, el acto final dura relativamente poco y el cuerpo y la mente están preparados para soportarlo; no hay otro remedio. Tengamos miedo a vivir sin ideales, sin convicciones, compartiendo la existencia con el egoísmo y el desprecio. Tengamos miedo a que nuestra vida haya sido inútil, vacía, despilfarradora de ocasiones y afectos. No se trata de ser un sabio, ni un santo, ni un héroe, ni de pasar a la historia pequeña de la humanidad.

Podría parecer un mensaje desde el púlpito, aunque ni tengo autoridad ni pretendo la peana. Es una lectura en voz alta de mi propia desorientación, el reconocimiento de mis temores y tremendas limitaciones. Se trata de conseguir estar a bien con uno mismo, ser consciente de haber hecho, cuanto menos, lo posible.

A una vida perdida en la frivolidad es a la que habría que tener miedo. Formamos parte, -quiero verlo así, por encima de credos, mandatos, falacias y promesas  de una existencia atemporal-, de un colectivo en marcha permanente hacia su perfección. Como individuos de esa especie racional que tenemos circunstancialmente el soplo de la vida, nos debemos a los demás y a ese objetivo.

Nuestra aportación, por pequeña que sea, debería someterse al propósito de mejorar a la Humanidad en su camino para desbrozar el misterio de la existencia. ¡Qué difícil resulta no equivocarse, con tantas tentaciones para claudicar, espejismos a seguir, necios poniendo zancadillas!

Buen día de Difuntos, amigos vivos.

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: cementerio, difuntos, exisencia, fin, Halloween, humanidad, muerte, objetivo, propósito, proyecto vital, vida

Algo por lo que ilusionarse

7 junio, 2014 By amarias 2 comentarios

“Por Dios, por la Patria y el Rey”,  han sido históricamente los tres conceptos sublimes por los que merecía la pena luchar y morir, al menos en las cristianas belicosidades que formaban el mosaico europeo de nacionalidades.

Ese mensaje trascendente fue recogido, de una u otra forma, en no pocos himnos y cánticos, pero pocos alcanzaron la rotundidad con la que se recogió el patriotismo, la religiosidad y la devoción al monarca que creían más legitimado para gobernarlos, con los que los carlistas festejaban la victoria de Oriamendi  1837) sobre los cristinos. Por esa triada superior “lucharon” (en otras versiones, incluso se dice, “murieron”) “nuestros padres/ por Dios”, y “por la Patria y el Rey/lucharemos nosotros también”. (1)

Hasta en la guerra incivil española de 1936, un siglo más tarde, la arenga fue incorporada sin reparos por el bando sublevado -luego triunfador-, y luego sería cantado, no solo como himno de los requetés, en institutos y colegios de la postguerra por inocentes criaturas dirigidas sus voces por otras adultas nada inocuas (“Cueste lo que cueste/ se ha de conseguir/ que los boinas rojas/ entren en Madrid”… “defendiendo todos juntos la bandera de la santa Tradición”).

Tiene que ser decepcionante,  si queda en nuestro convulso país alguien idealista, que esos tres conceptos no solo hayan caído en desuso como elemento inspirador de los ánimos y los cánticos, sino que hayan sido  sustituidos por otros sin el menor misterio.  Porque ni “la roja”, ni “Ronaldo”, ni “Shakira” ni “Beyoncé” (cito al azar) o cualquiera de esos ídolos de carnes y huesos que mueven el fervor de los jóvenes, tienen el encanto poético de un Dios omnipotente, una Patria ahíta de hazañas bélicas contra pérfidas albiones, califas malandrines o caudillos impíos.

Por no decir de un Rey, al que Dios salve, que represente el aglutinante, el liante pegamento que relacione las dos esencias anteriores, conectando la vulgaridad doliente con lo que es inalcanzable, abstracto, metafísico, poniendo poesía y magia de la buena a la monotonía de nuestras vidas.

Un grupo de jóvenes universitarios parece haber encontrado una vía de ilusión en las elecciones europeas de mayo de 2014. El análisis serio y ponderado, realizado por mentes sesudas, de lo que pretenden, ha revelado que su programa -o lo que fuera- es irrealizable, por costoso y por utópico.

No se han dado cuenta estos sensatos, que los símbolos que han movido a la humanidad son, justamente, intangibles, etéreos, inextricables. Lo que necesitamos es algo por lo que ilusionarnos. Cuanto más incomprensible e inexplicable, mejor.

—

(1) Pertenecí durante cierto tiempo al grupo de chavales incompetentes (para entender de tradiciones) que creían incluso que ese era también el himno de las “tropas rojas” que querían volver a entrar en Madrid, después de haberlo perdido para la República, pues hasta tan punto se nos había teñido de rojo todo lo que no era franquista.

 

Publicado en: Economía, Política, Sociedad Etiquetado como: 1837, 1936, Dios, fin, ilusión, inextricable, Monarquía, objetivo, Oriamendi himno, Patria, República, rey

Guión para una mala película

26 enero, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

Si, dentro de unas décadas, un superviviente del desastre climático, el invierno árabe, la erupción del volcán de Yellowstone, la conquista china de las viejas colonias europeas en Africa, la invasión de Japón por la Corea unificada, etc., se encuentra con ganas de analizar lo sucedido en un mediocre país llamado España durante la segunda década del siglo XXI (y en buena parte de la primera), descubrirá, asombrado, que los españoles estuvimos, sin saberlo, viviendo una película.

Una mala película, en realidad. Con un guión deficiente, sin protagonista principal declarado, con demasiados secundarios con tendencia a improvisar y sobreactuando, y un decorado que apesta a mentirijillas y a cartón piedra. Lo mejor es, desde luego, el movimiento de masas, con millones de extras ocupando la pantalla. es decir, la escena, representando de rechupete un drama colectivo, al estilo de Todos a una, con notas de la Guerra de las Galaxias, pero con la inequívoca huella de haberse inspirado en el Titanic, Coloso en llamas o Aeropuerto.

Y, en fin, aquí estamos, en medio del argumento. Con un gobierno sin ideas, pero con demasiada palabrería, una oposición sin palabras (ni ideas), un gran empresariado muy mezquino, una Universidad bastante inculta pero ya derrotada, un grupito iluso de emprendedores luchando por subsistir enmerdados hasta los ojos, una Banca insolidaria pero muy sólida, un Estado de autonomías a punto de desmembramiento por donde más nos ha de doler, unos colegas europeos satisfechos de vernos sufrir la intemerata.

Si alguien cree que esto va a tener un final feliz, comparto ese optimismo. Pero no me pidan que explique la razón de ese presentimiento. Me pasa siempre que voy al cine. No me muevo de la butaca hasta que desaparece el último título de crédito; por mala que sea la película, me resisto a pensar que tanta gente haya malgastado tiempo y dinero en filmar y distribuir un bodrio, y solo cuando se encienden las luces de la sala y compruebo que me he quedado solo, me animo a salir hasta la calle.

Publicado en: Sociedad, Uncategorized Etiquetado como: bodrio, cambio climático, dirección, drama, fin, película, protagonista, secundario, sociedad

Entradas recientes

  • Cuentos para Preadolescentes (12)
  • Cuentos para preadolescentes (11)
  • Cuentos para preadolescentes (10)
  • Cuentos para Preadolescentes (9)
  • Cuentos para preadolescentes (7 y 8)
  • Por unos cuidados más justos
  • Quincuagésima Segunda (y última) Crónica desde Gaigé
  • Quincuagésima primera Crónica desde el País de Gaigé
  • Cuentos para Preadolescentes (6)
  • Cuentos para preadolescentes (5)
  • Cuentos para preadolescentes (4)
  • Cuentos para Preadolescentes (3)
  • Quincuagésima Crónica desde el País de Gaigé
  • Cuentos para preadolescentes (2)
  • Cuentos para preadolescentes

Categorías

  • Actualidad
  • Administraciones públcias
  • Administraciones públicas
  • Ambiente
  • Arte
  • Asturias
  • Aves
  • Cáncer
  • Cartas filípicas
  • Cataluña
  • China
  • Cuentos y otras creaciones literarias
  • Cultura
  • Defensa
  • Deporte
  • Derecho
  • Dibujos y pinturas
  • Diccionario desvergonzado
  • Economía
  • Educación
  • Ejército
  • Empleo
  • Empresa
  • Energía
  • España
  • Europa
  • Filosofía
  • Fisica
  • Geología
  • Guerra en Ucrania
  • Industria
  • Ingeniería
  • Internacional
  • Investigación
  • Linkweak
  • Literatura
  • Madrid
  • Medicina
  • mineria
  • Monarquía
  • Mujer
  • País de Gaigé
  • Personal
  • Poesía
  • Política
  • Religión
  • Restauración
  • Rusia
  • Sanidad
  • Seguridad
  • Sin categoría
  • Sindicatos
  • Sociedad
  • Tecnologías
  • Transporte
  • Turismo
  • Ucrania
  • Uncategorized
  • Universidad
  • Urbanismo
  • Venezuela

Archivos

  • marzo 2023 (1)
  • febrero 2023 (5)
  • enero 2023 (12)
  • diciembre 2022 (6)
  • noviembre 2022 (8)
  • octubre 2022 (8)
  • septiembre 2022 (6)
  • agosto 2022 (7)
  • julio 2022 (10)
  • junio 2022 (14)
  • mayo 2022 (10)
  • abril 2022 (15)
  • marzo 2022 (27)
  • febrero 2022 (15)
  • enero 2022 (7)
  • diciembre 2021 (13)
  • noviembre 2021 (12)
  • octubre 2021 (5)
  • septiembre 2021 (4)
  • agosto 2021 (6)
  • julio 2021 (7)
  • junio 2021 (6)
  • mayo 2021 (13)
  • abril 2021 (8)
  • marzo 2021 (11)
  • febrero 2021 (6)
  • enero 2021 (6)
  • diciembre 2020 (17)
  • noviembre 2020 (9)
  • octubre 2020 (5)
  • septiembre 2020 (5)
  • agosto 2020 (6)
  • julio 2020 (8)
  • junio 2020 (15)
  • mayo 2020 (26)
  • abril 2020 (35)
  • marzo 2020 (31)
  • febrero 2020 (9)
  • enero 2020 (3)
  • diciembre 2019 (11)
  • noviembre 2019 (8)
  • octubre 2019 (7)
  • septiembre 2019 (8)
  • agosto 2019 (4)
  • julio 2019 (9)
  • junio 2019 (6)
  • mayo 2019 (9)
  • abril 2019 (8)
  • marzo 2019 (11)
  • febrero 2019 (8)
  • enero 2019 (7)
  • diciembre 2018 (8)
  • noviembre 2018 (6)
  • octubre 2018 (5)
  • septiembre 2018 (2)
  • agosto 2018 (3)
  • julio 2018 (5)
  • junio 2018 (9)
  • mayo 2018 (4)
  • abril 2018 (2)
  • marzo 2018 (8)
  • febrero 2018 (5)
  • enero 2018 (10)
  • diciembre 2017 (14)
  • noviembre 2017 (4)
  • octubre 2017 (12)
  • septiembre 2017 (10)
  • agosto 2017 (5)
  • julio 2017 (7)
  • junio 2017 (8)
  • mayo 2017 (11)
  • abril 2017 (3)
  • marzo 2017 (12)
  • febrero 2017 (13)
  • enero 2017 (12)
  • diciembre 2016 (14)
  • noviembre 2016 (8)
  • octubre 2016 (11)
  • septiembre 2016 (3)
  • agosto 2016 (5)
  • julio 2016 (5)
  • junio 2016 (10)
  • mayo 2016 (7)
  • abril 2016 (13)
  • marzo 2016 (25)
  • febrero 2016 (13)
  • enero 2016 (12)
  • diciembre 2015 (15)
  • noviembre 2015 (5)
  • octubre 2015 (5)
  • septiembre 2015 (12)
  • agosto 2015 (1)
  • julio 2015 (6)
  • junio 2015 (9)
  • mayo 2015 (16)
  • abril 2015 (14)
  • marzo 2015 (16)
  • febrero 2015 (10)
  • enero 2015 (16)
  • diciembre 2014 (24)
  • noviembre 2014 (6)
  • octubre 2014 (14)
  • septiembre 2014 (15)
  • agosto 2014 (7)
  • julio 2014 (28)
  • junio 2014 (23)
  • mayo 2014 (27)
  • abril 2014 (28)
  • marzo 2014 (21)
  • febrero 2014 (20)
  • enero 2014 (22)
  • diciembre 2013 (20)
  • noviembre 2013 (24)
  • octubre 2013 (29)
  • septiembre 2013 (28)
  • agosto 2013 (3)
  • julio 2013 (36)
  • junio 2013 (35)
  • mayo 2013 (28)
  • abril 2013 (32)
  • marzo 2013 (30)
  • febrero 2013 (28)
  • enero 2013 (35)
  • diciembre 2012 (3)
abril 2023
L M X J V S D
 12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930
« Mar