Al socaire

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Viaje al Centro

19 septiembre, 2019 By amarias Deja un comentario

Los partidos con representación parlamentaria han querido volver al principio, aunque con las plumas muy desgastadas, particularmente, después de un verano fatigante. El candidato a la presidencia de gobierno, el socialista Pedro Sánchez, no consiguió cerrar con sus “socios preferentes” -la polícroma coalición [email protected] Podemos, las cláusulas de un acuerdo que le permitiera pasar de gobernar en funciones a funcionar con garantía de estabilidad.

La resistencia férrea a mantener el no a la investidura del “bloque de las derechas” (PP, Cs y Vox), insuficiente por sí mismo a conformar alternativa, quedó, en ese contexto de desencuentro entre las llamadas “izquierdas”, como una posición testimonial -en este envite-.  Por otra parte, el sospechoso apoyo -un término medio entre abstención y concordia- al empecinado Sánchez por parte del grupo que lidera desde la cárcel Oriol Junqueras, una especie de abrazo del oso a la espera de la Sentencia por el Procès, quedó, junto al comprometido sin fisuras por parte del simpático charlatán Revilla, convertido en un portavoz externo del candidato, se suman a la tragicocómica parafernalia que se generó en la toma de posiciones tras los resultados electorales.

Se puede (y debe) analizar las razones del fracaso de los partidos de la izquierda parlamentaria en ponerse de acuerdo en una magnífica oportunidad para consolidar la imagen de formaciones maduras y democráticamente comprometidas, a pesar de la discrepancia ideológica de intensidad. No ha sido así, y quedó puesto de manifiesto, con absoluta claridad, que existe una tensión irresoluble entre el PSOE y lo que quede de la izquierda irredenta, contaminada por un atroz populismo revolucionario.

Tal como lo veo, la oportunidad de gobierno se ha desplazado ahora, y se consolidará con el resultado de las elecciones que han sido convocadas para el 10 de noviembre de 2019, hacia la derecha. El responsable de esta deriva es, en mi opinión, Albert Rivera, que se ha autoproclamado líder de la oposición y que ha desdibujado, hasta convertirlo en una sombra de lo que era, el programa con toques socialdemócratas que había conseguido ilusionar, no ya a sus votantes, sino a algunos de los militantes más cualificados que, cuando advirtieron lo que su capitán traía entre manos, luchando a brazo partido con Pablo Casado y negándole el pan y el agua a Pedro Sánchez, se salieron dando gritos de “¡Fuego, fuego!” por las ventanas de la agrupación naranja.

Como observador desde la distancia que proporciona la neutralidad y la independencia de cualquier partido, aunque comprometido con el deseo de que nuestro país tenga las mejores opciones, debo reconocer que la persona que ha tenido un comportamiento, en todo este proceso, de mayor coherencia y transmitiendo las mejores sensaciones de hombre de Estado, ha sido Pedro Sánchez. Cuando, ya introducido en el inicio de la nueva campaña electoral, en respuesta al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, sobre lo que iba a hacer al respecto de Cataluña, afirmó que aplicaría la Constitución, con todas las consecuencias, vi claro que dejaba sus opciones en manos de las fuerzas de la derecha y, en particular, en conseguir apoyos desde Ciudadanos.

Ya que Sánchez no va a tener la mayoría suficiente para ser investido en solitario, sin otros apoyos, y las negociaciones con [email protected] Podemos han dejado tierra quemada entre los propios negociadores y, lo que es más duro, entre los votantes de ambas agrupaciones, lo que intuyo mucho más probable es que tengamos un gobierno a partir de febrero de 2020 con aquel de los dos capitanes de los partidos PP o Cs que se alce con el mayor número de diputados.


Los papamoscas cerrojillo (ficedula hypoleuca), en tránsito migratorio hacia las zonas del Africa trasahariana, han tomado en Madrid algunas plazas. Entre ellas, se pueden detectar algunos ejemplares, en el magnífico Parque Quinta de los Olivos, donde se alimentan de los insectos que pululan en torno a los almendros y olivos del parque, desplazándose de un árbol a otro con un vuelto característico, que parece indicar “aquí estoy y, pero no me cogerás”.

 

Publicado en: Actualidad, Política Etiquetado como: acuerdo postelectoral, Ciudadanos, elecciones, Partido Popular, Pedro Sánchez, política, programa, PSOE, sociedad

Ejército y sociedad civil (10)

18 enero, 2018 By amarias Deja un comentario

El papel de las Fuerzas Armadas en relación con la seguridad, esto es, con la “conciencia de seguridad” (o con la “necesidad social de seguridad”), no es discutida. Parece estar en el fundamento mismo de la existencia de un cuerpo armado, cuando se acepta que los enemigos de esa seguridad -sean quienes fueren- utilizan procedimientos expeditivos para destruirla.

Sin embargo, un análisis elemental de potenciales riesgos, revela que el término seguridad es extremadamente amplio y  ambiguo. Su enorme alcance, su dinamismo y, también, el carácter subjetivo de la valoración de lo que se entiende por riesgo o peligro, ofrecen amplio campo para el debate. La cuestión debe permanecer en permanente revisión, ya que cambian los sujetos agentes, sus métodos, y las opciones de protección. Vaya, pues, por delante, que el análisis es complejo y, si no se acota el dominio de contorno de lo que se desea proteger, y se tienen en cuenta los medios, conduce a una inacabable fase previa sin medidas efectivas.

Pero, si el concepto es polisémico, ¿cómo vincular a las Fuerzas Armadas, y, en general, a todas las Fuerzas del orden, con el mantenimiento y perfección de un objeto tan plástico?

La “cultura de seguridad”, plasmada en España con directrices del Consejo Español de Seguridad y el enfoque orientador de la OTAN, ha dado lugar a la Estrategia de Seguridad Nacional. Cuenta ya con el antecedente de la diseñada en 2013 y viene más recientemente amparada con la Ley de Seguridad Nacional 36/2015, al abrigo de la cual se ha publicado, a finales de 2017, por la Presidencia del Gobierno una revisión actualizada y una mayor concreción de los objetivos.

Me propongo referirme, ya que entiendo que se encuentra en la zona difusa de la seguridad y, por tanto, del espacio de discutible actuación de las Fuerzas Armadas, la actuación contra la amenaza a la integridad territorial. La defensa de la “integridad territorial” es, como ya he tenido ocasión de recordar en un Comentario anterior, uno de los tres capítulos de acción que el art 8 de la Constitución de 1978 recoge como “misión” de las Fuerzas Armadas.

España es uno de los países europeos que ha sufrido en su territorio la lacra del terrorismo interior. En la descabellada, y cruenta, defensa de una posición independentista, con apoyo popular que nunca se podrá desentrañar en toda su magnitud, el grupo criminal ETA actuó con extrema crueldad contra la seguridad, causando casi mil asesinatos y un número indefinido, pero de gran magnitud, de víctimas físicas y sicológicas y fuertes pérdidas económicas (si bien, no quiero obviar poner de manifiesto que la situación de terror benefició indirectamente a un corralito empresarial en el que figuraron quienes se sometieron al chantaje, al verse reducida la libre competencia en el País Vasco).

Hace unos meses (julio de 2017) se cumplieron 20 años del secuestro del funcionario de prisiones Ortega Lara (felizmente liberado por la Guardia Civil después de más de 530 días de cautiverio en un zulo) y del vil asesinato del ingeniero Miguel Angel Blanco, con el que el grupo terrorista buscaba compensar maquiavélicamente el anterior éxito del Estado de derecho.

Si me permito traer a esta exposición un asunto que parece superado por la Historia democrática posterior es para poder destacar que la amenaza del terrorismo interior no está superada en España.

Desde la misma posición ideológica de las Fuerzas Armadas, el peligro de involución está felizmente arrumbado. La práctica total renovación de los mandos superiores a raíz de la implantación plena de la democracia, ha permitido la incorporación y ascenso de nuevas generaciones de militares que acatan la subordinación de lo militar a la autoridad civil como principio básico de la vida democrática. El Ejército es hoy, a raíz de algunas encuestas peculiares, incluso de trasfondo más democrático que la sociedad civil (el porcentaje de mandos confesos de “extrema derecha” no llega al 0,1%%, inferior al sector que suscribe esa ideología en la población general, que parece alcanza el 1%).

Somos muchos en este país de ciudadanos mayoritariamente envejecidos los que hemos vivido y padecido el intento de golpe de Estado que visualizó el coronel Tejero en febrero de 1981, y que puso de manifiesto el divorcio que existía entonces entre parte de las Fuerzas Armadas y la sociedad. A principios de los años 70 del pasado siglo, la mayor parte del conjunto de jefes y oficiales del Ejército (la mayoría de los cuadros de comandante para arriba habían participado en la guerra incivil) desconfiaban de la apertura liberal a la que apuntaban los tecnócratas del gobierno tardofranquista, alimentando la obsesión por el “enemigo interior”.

(continuará)


La silueta inconfundible de un alimoche (neophron percnopterus), con su cola cuneiforme, surca, con suaves aleteos, el cielo estival de Castilla. Como ave carroñera, otea desechos y, en especial, vertederos y acumulaciones de basura. No necesita asustar a ningún pajarillo, lanzando amenazadores chillidos que asustan a los inquietos y les hacen moverse de sus cobijos, exponiéndose a la voracidad de las rapaces, por lo que es, mayormente, silencioso.

El alimoche que fotografié aquél día de verano, es un adulto, como lo muestra el contraste entre las plumas de vuelo negras (las rémiges) y el resto.

 

 

 

Publicado en: Actualidad, Ejército Etiquetado como: asesinatos, ejército, estrategia, ETA, golpe de estado, interior, ley de seguridad nacional, sociedad, terrorismo

Ejército y sociedad civil (7)

7 enero, 2018 By amarias Deja un comentario

Aunque no pretendo alarmar (a quien no lo esté ya), enuncio una verdad irrefutable: la sociedad está en guerra. No es una buena noticia, pero tampoco es una novedad: siempre lo ha estado. Ni siquiera es preciso descartar que no me estoy refiriendo al área económica, a las pugnas por alcanzar la supremacía en un sector productivo, o a las batallas entre rivales de cualquier actividad por obtener prestigio, fama, oropeles o dinero.

Me refiero a que la sociedad está inmersa en una guerra de destrucción, con víctimas reales -muertos, lisiados, desaparecidos, desplazados- y pérdidas irreparables de edificios, bienes, bienestar y riqueza. La guerra se puede considerar como consustancial a la naturaleza humana, y surge sin descanso como manifestación de un instinto aún indescifrado, polifacético. Hay guerras que tienen que ver con la supervivencia de una etnia, o surgen como forma final de rebelión de deprimidos o sojuzgados frente al poder tiránico, o como resultado del intento de apoderarse por la fuerza de las posesiones de otro que se resiste al expolio.

Pero detrás del inicio de cada guerra habrá siempre una justificación diferente, que a menudo resultará ininteligible para los que la juzguen desde la distancia o la paz. ¿Seguir los designios de un dios, con o sin mayúsculas? ¿Pretender instaurar una democracia eliminando a un tirano? ¿Exterminar a los propietarios de unas tierras bajo la ambición de la conquista? Ante el atacante, el defensor de la posición amenazada no tiene que alegar nada, más que su voluntad de que las cosas sigan igual que estaban. Rebus sic stantibus.

En un estupendo y documentado repaso a las circunstancias y actitudes previas a la guerra de factura más elegante -entre naciones civilizadas avanzadas- de las dos guerras mundiales que la Humanidad ha soportado hasta ahora, “Sonámbulos (Cómo Europa fue a la guerra en 1914)”, Christopher Clark advierte ya en la Introducción que “su misterio” (el de por qué los Estados se enzarzaron en esa guerra de apariencia evitable) “se encuentra en todas partes, en los sucesos oscuros y retorcidos que hicieron posible semejante carnicería”.

El lector libre de prejuicios no encontrará dificultad en detectar misterios de insondable naturaleza en la guerra de Irak (Operación Libertad Iraquí, para Estados Unidos), cuya justificación, para la mini-coalición liderada por el presidente norteamericano G. Bush y secundada por los responsables de los gobiernos británico y español (T. Blair y J.M. Aznar) fue que el régimen de Saddam Husein estaba desarrollando armas de destrucción masiva (ADM), violando el Convenio de 1991.

Resultó falso. Aunque Husein fue apresado casi de inmediato (y ejecutado en diciembre de 2006), la guerra duró ocho años (desde marzo de 2003 a diciembre de 2011). No fue ni siquiera una guerra que terminara con la paz, sino que se continuó con la guerra civil entre sunitas y chiítas, las ocupaciones de Al-Qaeda en parte del territorio, …se desparramó la conflictividad sobre Siria, Irán y otros Estados vecinos y, además de costar varios billones de dólares, sirve desgraciadamente de eventual preparación para un conflicto de mayor envergadura.

¿Sería el conflicto sobre las fuentes energéticas, representado, por ejemplo, caricaturescamente como enfrentamiento entre Irán e Irak, la mecha precisa para que superiores intereses concreten la tercera guerra mundial o habrá que introducir a Israel en el cóctel explosivo? ¿Vendrá como consecuencia de la escalada en los ánimos pendencieros de los líderes de Corea del Norte y Estados Unidos, deseosos según parece de probar su potencia nuclear? ¿Resultará de la disputa por el llamado Mar de China o, tal vez, por los recursos por explorar de las zonas árticas? ¿Se asumirá como natural el ascenso aparentemente imparable de China para constituirse en el dominador de los mercados del mundo, incluidos los recursos de Africa? ¿Será la consecuencia de la resistencia no negociada para contener el ansia de Putin por reconstruir una nueva URSS?

No faltan razones para vislumbrar la escalada en conflictos que ya se encuentran enunciados. Y no hace falta advertir sobre las tensiones que provocará la mayor presencia de las consecuencias del cambio climático, el aumento de la sequía, de la hambruna o de epidemias, y la presión de los movimientos demográficos derivados de guerras locales, persecuciones tribales, causas naturales, etc.

Si me detengo en poner de manifiesto cuestiones bien conocidas, es únicamente para volver a una cuestión que figura ya como punto de partida de esta miniserie de artículos sobre Ejército y Sociedad civil, que he venido particularizando hacia España. De la relación de posibles amenazas detectadas a nuestro Estado de Derecho, son tres las que merecerían atención especial: el terrorismo de base islamista, la escalada de tensión migratoria sobre nuestras fronteras (las europeas) derivada de la hambruna, falta de perspectivas, guerras tribales y penuria general del Africa subsahariana y las posiciones separatistas no constitucionales.

Si pretendemos analizar las opciones defensivas a cada una de ellas desde la perspectiva de actuación de las Fuerzas Armadas, nos encontraremos con la necesidad de vincular cualquier medida militar con profundas y muy delicadas decisiones tomadas desde la sociedad civil.

Los terroristas con potencialidad de actuación en el territorio español son protagonistas de lo que se ha convenido en llamar “situaciones de cisne negro”, esto es, sucesos de imposible previsión, pues provienen de individuos adoctrinados por múltiples vías, lobos solitarios, fanáticos o enajenados sin criterio, dispuestos a inmolarse incluso y, en lo que importa para adoptar una posición defensiva, capaces de utilizar cualquier medio con el que hacer daño indiscriminado. El objetivo enarbolado por el mal llamado Estado Islámico es por supuesto, imposible -no tendrá jamás viabilidad-, pero hay que contemplar la posición de defensa desde la cobertura de protegerse contra la sensación de terror que pretenden provocar los terroristas en la sociedad.

Poco puede hacer el Ejército en esos casos, y sí, en cambio, la actitud preventiva, vigilante, activa, de la población civil y, desde luego, la concienzuda investigación y seguimiento de la policía y medios de seguridad sobre los focos de adoctrinamiento,  allí donde crezca la segregación racial, la marginación, la incultura y el odio o desprecio al diferente.

Llamo la atención sobre las dificultades del Estado para detectar la evolución de los métodos del terrorista y aplicar efectivos métodos de defensa. En un libro cuya lectura resulta hoy extremadamente ilustrativa y curiosa, “A mano armada (Historia del terrorismo) de Bruce Hoffman, escrito en 1998, se afirma que “el éxito del terrorista depende de su capacidad para mantenerse por delante (…) de la tecnología antiterrorista”. Las estructuras mentales reales o imaginadas de los componentes de los grupos terroristas dirigidos a actuaciones independentistas (teóricamente, al menos), como el IRA y ETA, ocupan parte del análisis.

El enfoque novedoso del autor, (en un momento, me es preciso enfatizar, en que se estaba lejos de imaginar atentados como el que ocurriría en 2001 como el de las Twin Towers), sin embargo, se dirigía contra el “terrorismo de Estado”, y ponía de manifiesto la ineficacia de las medidas que se habían adoptado contra los países que entonces se tenía detectados como instigadores de estas actuaciones: Cuba, Irán, Irak, Libia, Corea del Norte, Sudán y Siria. Proponía, en consecuencia, una revisión sustancial de método y procedimientos. Cualquier lector con la perspectiva de los acontecimientos posteriores a la publicación del libro puede confirmar que, dos décadas después, la conclusión sigue estando vigente.

Si enfocamos la vista hacia los Estados desestructurados, en donde la corrupción, la tiranía y el expolio interno parecen primar, las actuaciones de las Fuerzas Armadas se tiñen de delicados presagios, que exigen un análisis más detallado, que abordaré a continuación.

(continuará)


Un mirlo común, camuflado entre las ramas de un tejo, devora algunos de sus frutos preferidos. Como ya comenté en otra ocasión, los niños comíamos la pulpa de esos frutos, de sabor dulce, inconscientes del alto poder como veneno de todas las demás partes del árbol.

Publicado en: Actualidad, Economía, Ejército Etiquetado como: China, ejército, Europa, guerra, guerra mundial, sociedad, tejo

Emprendimientos

7 diciembre, 2017 By amarias Deja un comentario

El escenario de producción y consumo está cambiando, y a gran velocidad, a escala global y local. Los comportamientos de algunos de los líderes de los mayores (más poblados) ´países del mundo lo prueba con rotundidad, aunque no parece que los jefes de Estado de los países intermedios -incluida la deslavazada actuación postural de la mal llamada (desgraciadamente) Unión Europea-, se estén dando cuenta, pues no se están tomando medidas de ningún tipo, o apuntan en direcciones contradictorias. Al hablar de decisiones equivocadas debo matizar que las estoy pretendiendo valorar en términos socioeconómicos, como más tarde me propongo puntualizar.

Que Donal Trump, Vladimir Putin, o Deng Xiao Ping estén tomando decisiones que interfieren, potenciándolo, con la evolución natural del consumo y producción internos en perjuicio de la globalización de la economía no es gratuito ni improvisado. Detrás de esas actuaciones de política general existe una estrategia de base genuinamente capitalista.

Mi inclusión del presidente chino en el trío está justificada, aunque algunos comentaristas aprecian su defensa de la apertura del comercio internacional, eliminando trabas y aranceles, como genuina; no se puede desconocer que el “gigante asiático”, que ha superado ya a Estados Unidos como potencia en el mundo de la supercomputación y está a punto de hacerlo en todo el amplio campo de la IA (Inteligencia Artificial) está destinado, por voluntad de su Politik Buró y velocidad expansiva,  a ser el Gran Hermano del mundo, y ese dominio no se ejerce desde la metafísica, la religión o la filosofía, sino desde el materialismo.

Sin pretensión de levantarme a altos vuelos con este artículo (no necesito poner de manifiesto mis limitaciones), quiero dedicarlo a la capacidad emprendedora de los denominados “millennials”, entendiendo que ellos son, para muchos analistas, por edad y conocimientos, los actores, y motores, de un posible escenario de cambio. Aunque no estoy utilizando el libro más que como referencia genérica, sirve de introducción al tema el libro “Millennials, La generación emprendedora” (Fundación Telefónica, 2017), que han coordinado Alvarez Monzoncillo y Guillermo de Haro.

Las páginas finales de este trabajo (antes de extraer Conclusiones) se dedican a recoger la entrevista con Henry Jenkins,  provost (rector) y catedrático de la Universidad del Sur de California. Manifiesta en ella unas cuantas reservas con las que estoy de acuerdo, y de las que extraigo algunas: a) profunda sospecha sobre el alcance del concepto de nativo digital, b) la constatación de que estos “nativos” nacieron, y están creciendo,  en una cultura saturada de medios y orientada al consumidor, c) el equívoco de que su lenguaje tiende a borrar el proceso de aprendizaje y concentrarse en adquirir una habilidad concreta, despreciando el mundo on line. d) la tendencia del nativo digital a marginar al inmigrante digital (ya que no a los “iletrados”),despreciando las habilidades y conocimientos de éstos.

Cuando se consideran los factores de éxito de un emprendimiento en un nuevo sector (tecnológico) , la capacidad de innovación es el punto central. Sucede, sin embargo, que no pocas veces la innovación no surge del conocimiento de las diversas opciones existentes en el mercado que se trata de suplir o mejorar, sino de la convicción “a priori” (o por imitación) de que se dispone de una herramienta excepcionalmente eficaz para desarrollar una actividad o un conjunto de ellas.

Analizando someramente (advierto que no dispongo de muchos datos) la tipología del emprendedor en nuevas tecnologías, creo que responde al perfil de un universitario (no siempre egresado, es decir con título oficial), que ha desarrollado una capacidad excepcional para manejar una herramienta del grupo de las TICs (generalmente, combinación de un lenguaje de máquina completo y el apoyo de un entorno potente de comunicaciones), que, actuando solo o en conexión con otros visionarios de los que es amigo, la aplican en la resolución, ventajosa, de una tarea que ya tiene solución analógica, mejorando la misma y ampliando su campo de acción, con base en la potencia de las herramientas digitales.

La etapa de inicio de ejecución del proyecto, alimentada con escasos recursos económicos y una gran ilusión y capacidad de trabajo (hasta obsesiva) no siempre conduce al éxito. Más del 90-95% de los emprendimientos fracasan, bien por estrangulamiento financiero, incapacidad para encontrar la comercialización del producto, o, más frecuentemente, porque otras ofertas del mismo campo brindan una solución más completa y acabada. La competencia por detectar los posibles “embryo giants” por parte de las grandes empresas, particularmente, las transnacionales, y adquirirlos cuando el producto está en fase avanzada, es muy grande, y el ejemplo de otros millenials que han tenido éxito de vender su empresa por cifras muy atractivas, hace crecer la ilusión de un destino dorado para esos emprendimentos.

Al analizar las peculiaridades de la generación emprendedora, el texto de Monzoncillo y Cía , recoge, entre otras opiniones no siempre coincidentes, una advertencia: las habilidades de gestión, y las competencias para seguir desarrollando el producto, son factores que aseguran el éxito posterior…y, superada la etapa de desarrollo, el equipo emprendedor que desarrolló el producto hasta una fase que pueda aceptarse como de “madurez técnica”, debería plantearse la incorporación de un equipo especializado en el gerenciamiento empresarial, que cuente, además con habilidades comerciales.


Un cormorán  moñudo (Phalacrocorax aristotelis) se plantó, jubiloso, acompañado de su pareja (que no figura incluída en esta fotografía), ante mis narices -mejor dicho, ante el objetivo de mi cámara-, ofreciéndome sus habilidades piscícolas. Era una mañana, apenas apuntado el día, de finales de otoño de 2017, en la playa del Arenal d´en Castell de Menorca. Estuve contemplando la escena durante casi una hora, maravillándome de la voracidad del pequeño, que, de vez en cuando, me lanzaba una mirada como reclamando mi aplauso. Estos cormoranes son más pequeños que la especie carbo, y tienen el pico esbelto y amarillo. Me arriesgo a indicar que éste pertenece a la subespecie desmarestii, de pico especialmente amarillo intenso.

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Porqué en Catalunya: Sexta entrega

3 noviembre, 2017 By amarias Deja un comentario

No es posible emitir un posicionamiento sobre la cuestión catalana haciéndolo descansar únicamente sobre la crítica (o el apoyo) a los fundamentos históricos que sirven a los defensores de la singularidad de ese territorio español para justificar su condición de nación con voluntad popular de independencia.

Se trata, en realidad, de un estado larvado de origen o raíz genuinamente clasista, que ha tenido un desarrollo rápido -en apenas diez años- debido a la coincidencia de varias circunstancias que permitieron desplegar la consciencia popular “de la diferencia”, alimentada y potenciada con nuevos componentes, la mayoría, falaces, hábilmente presentados por los partidos que gobernaban la Región Autónoma. Entre esos eslóganes de fácil memorización y, por tanto, susceptibles de alcanzar la máxima repetición sin precisar de análisis, figuraban en lugar destacado los de “España nos roba” y “el Gobierno de España nos margina y maltrata”.

España y Cataluña se fueron configurando, en un proceso de distanciamiento forzado, lleno de errores, desencuentros y mitos, como dos entidades contrapuestas. En mi modesto repaso a los principales elementos que han hecho estallar el asunto diferencial, hasta situarlo de máxima actualidad, llevándolo a la declaración de independencia, el análisis histórico, incluso distorsionado, no ha sido lo relevante para la movilización popular de los “genuinamente catalanes” frente a los demás españoles.

Los argumentos del catalanismo separatista descansaron, progresivamente, en la alimentación de sentimientos que combinaban la creencia en ser pueblo elegido y perseguido al mismo tiempo. Los portavoces más cualificados atribuían, sin necesidad de explicación, incomprensión ajena del hecho diferencial y caracterizaban al resto de ciudadanos españoles, también sin fundamento demostrable, como beneficiarios globales injustos de la explotación de la superior capacidad, inteligencia y creatividad catalanas.

No fue la Historia la clave separatista. Ha pesado mucho más la economía, -la pela-, y, como hijastra, la deficiente administración de los recursos transferidos, con despilfarros flagrantes, de forma que el gobierno de la Generalitat encontró dificultades serias para mantener algunos servicios con altos niveles de calidad, déficit de gestión que se atribuyó, en la más genuina esencia del buco emisario, por supuesto, “a España”.

El problema creció por ambas partes del pastel. El partido que, durante años, se había arrogado la representación del espíritu catalanista, Convergencia i Unió, consiguió mantenerse en el gobierno de la Generalitat durante décadas, y ofreció siempre un apoyo interesado al partido con implantación en toda España, cuando le faltó a éste mayoría suficiente para formar gobierno central. No importaba el signo ideológico. El intercambio de cromos, nunca inocente, ya fuera con el PP o el PSOE, alimentó la singularidad, despojando al Estado central de capacidad de actuación -¡y control!- en todos los sectores clave.

Faltaba solo poner un nombre al proceso secesionista que consolidara la cualidad de nación independiente, y la oposición constitucional a la revisión del Estatuto, encabezada por el President José Montilla, un iluminado que creía poder dotar asi al PSC-PSOE de una nueva vida, consumó la ruptura entre catalanistas y españolistas. Los primeros sintieron la declaración de anticonstitucionalidad a un par de artículos (y párrafos del Preámbulo) como una agresión. En verdad, la batalla civil estaba planteada con toda crudeza.

La pólvora que estaba sirviendo para explotar los apoyos del Estado en Cataluña, estaba tan bien distribuida y alimentada, que, ni resultó afectado el procés por el descubrimiento de uno de los mayores focos de corrupción desarrollados en España. Un tsunami potencial que afectaba -y el estado de Derecho no ha sido aún capaz de precisar en qué medida-, no ya  al ex Honorable ex President de la Generalitat, Jordi Pujol, a su familia, sino al Partido y a muchos de sus dirigentes. Convergencia y Unión resultó inviable.

El malabarismo político se aceleró. El hoy ex President Artur Mas, que, junto a otros miembros significativos de Convergencia se había reconvertido al Partit Demócrata Europeo Català (PDeCAT), aceptó ceder ser cabeza de fila en la negociación para formar Gobierno después de las elecciones de 2015, para que un oscuro político, Carles Puigdemont, fuera President. Fue necesario el apoyo de dos coaliciones con inocultada voluntad secesionista: la anticonstitucionalista Esquerra Republicana (ERC), y la decididamente antisistema Candidatura d’Unitat Popular (CUP). El apoyo se completó con la seudoconstitucionalista Catalunya Sí que es Pot, que amalgama diputados de variados extractos ideológicos (Podemos, ICV, Esquerra Unida y Equo).

La democracia y la tolerancia permitieron llegar a una situación  aberrante, aunque “legítima”: partidos con un programa claramente anticonstitucional habían alcanzado una mayoría escueta en el Parlament, y estaban decididos a imponer su revolucionario criterio de una forma “pacífica, democrática”, en cumplimiento de un “mandato popular”.

Los diputados de estos partidos, con el apoyo exterior de muchos alcaldes y, significativamente de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (que gobierna en la ciudad con la coalición Catalunya en Comú, que aglutina todos los partidos de Catalunya Sí que es Pot, salvo Podemos) refirmaron y consolidaron el apoyo popular a la secesión. Catalunya libre del yugo opresor de la España antidemocrática era ya más que un proyecto sin futuro.

Al ordenado totum revolutum secesionista se añadieron dos asociaciones de movilización al margen de los partidos oficiales,  Asamblea Nacional Catalana y Ómnium. Una amplia y fiscalmente oscura disponibilidad de fondos, sirvió y sirve para soportar la declaración de independencia del 1 de octubre de 2017. Se programaron, cuidadosamente planificadas, amplias, y de impecable efecto, manifestaciones callejeras. Se expandió, contagioso, el clamor de que la región estaba mayoritariamente por convertirse en un Estado nuevo.

La historia coetánea sigue escribiéndose, aunque con letras desiguales, Ayer, 2 de octubre de 2017, la juez de uno de los Juzgados de Instrucción que conforman el brazo operativo de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, en un Auto prolijo y, en gran parte, por lo que parece, escrito con anterioridad, escrito, sin duda, con plena consciencia de su gran trascendencia política, decidió la prisión provisional del destituido vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, y siete de los ex-consellers.

El estamento judicial no mostró uniforme celeridad ni dureza, mostrando, no ya la independencia judicial, sino la disparidad o falta de homogeneidad de criteros de los magistrados. El mismo día, llamados a declarar, el Tribunal Supremo, concedió una semana más para preparar la defensa a los, también citados como investigados, miembros del Parlament (a los que su aforamiento conduce a ese órgano jurisdiccional). La intervención de la judicatura en el procés, como consecuencia de la aplicación del art. 155, añade -aunque no sorprendentemente- más leña al fuego de las posiciones de desencuentro entre secesionistas y constitucionalistas.

La medida cautelar adoptada con los miembros destituidos del Govern, es, procesalmente, la más dura de las posibles y, por ello, puede calificarse, desde la perspectiva política,  de una incomodidad añadida a la necesaria disminución de la tensión en Catalunya y a la recuperación de la paz social en toda España.

(continuará)

 

 

 

Publicado en: Cataluña Etiquetado como: Cataluña, corrupción, crisis, economía, elecciones, empleo, empresa, españa, estrategia, gobierno, política, programa, Rajoy, responsabilidad, sociedad, solidaridad

Porqué en Catalunya: Quinta entrega

31 octubre, 2017 By amarias 1 comentario

Los últimos acontecimientos en relación con el drama social que se vive en Catalunya, con motivo de la deriva independentista de una facción del Parlament, a la que se consideró legitimada, con base en la representación de una mayoría simple de catalanes, han permitido situar la cuestión en un nuevo marco desconcertante, que afecta a la credibilidad de los agentes del proceso y, de forma indirecta -pero aún más significativa- a la entidad y fundamento de las pretensiones independentistas.

Para quienes lean este Comentario pasado algún tiempo, recojo aquí el resumen de los hechos más significativos en relación con el proceso secesionista que ha centralizado el análisis político, en especial durante el mes de octubre de 2017:

  1. El Parlament votó la independencia de Catalunya, en un acto declarado ilegal e inconstitucional, el 27 de octubre de 2017. Los únicos diputados que se encontraban presentes en el singular pleno, pertenecían a las agrupaciones de partidos denominadas, respectivamente, CUP (Candidatura d’ Unita Popular), y Junts pel Sí (coalición electoral formada por Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Demócratas de Cataluña y Moviment d’Esquerres). El grupo Catalunya Sí Que es Pot (CSQEP), que manifestó, a través de su portavoz, su disconformidad tanto con la declaración de la independencia como con la aplicación del art. 155 de la CE, votó mayoritariamente en contra. El resultado de la votación fue de 70 votos a favor, 10 en contra y 2 en blanco. Aunque la mayoría de los parlamentarios de CSQEP mostraron su papeleta con el voto negativo, el carácter secreto de la votación impide conocer con certeza quienes fueron los concretos parlamentarios secesionistas -y, por tanto, los susceptibles de ser destinatarios de una querella criminal por rebelión, conspiración y/o secesión, según los casos-. Los partidos de la oposición al independentismo, PP, PSOE y Ciudadanos, abandonaron el recinto antes de la votación.
  2. El mismo día, y en una sesión casi paralela, el Gobierno  del PP, con el apoyo de los representantes de los partidos Ciudadanos y PSOE, y de otros senadores de partidos minoritarios (UPN, Foro Asturias y Coalición Canaria), consiguió en el Senado 214 votos favorables a la aplicación del art 155, superando ampliamente los 47 votos en contra de Unidos Podemos, ERC, PDeCAT, PNV, EH Bildu y Compromís. Nueva Canarias se abstuvo. Las medidas de aplicación se anunciaron en la tarde, y el lunes siguiente (30 de octubre de 2017) se produjo la incorporación de los sustitutos de los Consellers, destituidos, como el President, y otros altos cargos, de forma inmediata. El Presidente Rajoy anunció que el día 21 de diciembre siguiente se celebrarán elecciones al Parlament de Catalunya.
  3. El lunes 30 de octubre comenzaron a divulgarse intrigantes especulaciones sobre la marcha del ex President Puigdemont y cinco de los consellers depuestos, a Bélgica, en donde estarían analizando  pedir asilo político. La valoración de esta cuestión, con matices entre esperpénticos y chuscos, ocupó, de pronto, el panorama de la actualidad catalana, disminuyendo el nivel de intensidad con el que se trató el hecho más relevante: la sociedad catalana, (y los depuestos, incluso el jefe de los Mossos d´Esquadra. sustituido por su segundo), acogió con insospechada tranquilidad el cambio brusco de los ocupantes de los puestos clave en las instituciones.
  4. La conferencia de prensa que el depuesto presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, poco antes de las 13 h del 31 de octubre, celebró en Bruselas -al más puro estilo de Julian Assange-, pretendió la difusión de la posición independentista, desde el púlpito para la mayor proyección que supone el lugar de sede de la Unión Europea. El ex President, ya asesorado por el equipo jurídico que habría estudiado las opciones de solicitar asilo político, y desechada esa posibilidad, reitera su argumentario político, destinado más hacia los posibles votantes catalanes que a torcer la decisión de los Estados comunitarios de no apoyar la independencia de Catalunya.  Estos argumentos, sin embargo, han perdido credibilidad y solvencia. No parece factible que, al margen del foro utilizado para repetir el mensaje, se movilicen nuevos afectos exteriores a la estrambótica actuación de los partidarios de la secesión en lo que se ha dado en llamar “el Procès”. Ni tiene recorrido la denuncia de la actuación del Gobierno del PP contra el pueblo de Catalunya (emitida por un prófugo con amenaza de ser procesado por delitos gravísimos), ni se puede conceder credibilidad a la “manifiesta y persistente cerrazón” (según palabras del ex President) ante la “propuesta pacífica y democrática” de mantener el diálogo con el Estado español, que habría movilizado en cambio la represión y la violencia contra miles de personas que pretendían ejercer su derecho al voto y a la independencia.En una declaración un tanto confusa, mezclando varios idiomas, -francés, catalán, inglés y español- un visionario Puigdemont, en el papel de héroe mancillado, dice hablar en el respeto a la pluralidad y neutralidad de las administraciones, y pretende convertirse en paradigmático defensor de la paz y la antiviolencia. Su confusión mental (no resulta posible explicar lo desconcertante de su esquema de raciocinio) le lleva a denunciar también al fiscal Mata, cuya querella contra él y otros miembros del gobierno decaído, alega que “no se sustenta jurídicamente, al estar dirigida contra personas” (?). Pretendiendo conformar un gobierno catalán en el exilio,  indica cuatro puntos de justificación de su autoexilio a Bruselas, que presenta como normas de actuación: 1) niega que el desplazamiento a Bruselas suponga una petición de asilo, y lo caracteriza con el solo propósito de denunciar la parcialidad del gobierno español y los graves déficits democráticos en el Estado español, así como su compromiso personal y de su gobierno destituido con el pueblo catalán; 2) la decisión de no abandonar el trabajo de defensa política de la independencia: 3) el apoyo a las diferentes iniciativas que se están desarrollando para  evitar la demolición de las instituciones catalanes; 4) la asunción de las elecciones propuestas por el gobierno español como un reto democrático y aceptan la participación, proponiendo respetar los resultados del 21 de diciembre de 2017.

    (continuará)

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Porqué en Catalunya: Cuarta entrega

27 octubre, 2017 By amarias Deja un comentario

Escribo esta Cuarta entrega en un día que aparece como crucial para acelerar, ya que no el desenlace, sí la generación de un máximo de tensión en relación con la declaración de independencia de Cataluña por parte del actual Gobierno de la Generalitat.

Es la mañana del 27 de octubre de 2017, y todos los interesados en el tema que aún no se encuentren saturados por la escenificación del nivel de desencuentro entre las posiciones de ambos gobiernos (central y regional), han podido contemplar ayer lo que parece el último acto antes de la declaración de independencia por el Parlament catalán y la autorización de la aplicación del art. 155 en el Senado de la nación.

La cuestión, es pues, gravísima y no hace falta usar ni una pizca de imaginación para deducir que la salida a la misma no puede resultar ni previsible, ni pacífica, pues el timón de los acontecimientos ha sido trasladado a la calle. Las manifestaciones de los partidarios de la independencia, dirigidos y alentados en Cataluña por personajes con indudable relevancia mediática y carisma personal, han ocupado los espacios públicos (y la TV3), y los lemas se repiten machaconamente, pivotando sobre los términos Libertad, Democracia, Independencia del Estado español, República.

No hay opciones para la discusión parlamentaria ni para la modificación pacífica -es decir, legal, con base en las mayorías cualificadas imprescindibles, necesarias- de aquellos artículos de la actual Constitución española que pudieran ser objeto de revisión. En ningún caso, a tenor de las expresiones de intención de la mayoría de los españoles encuestados y de los partidos que representan la mayoría parlamentaria, esta modificación podría afectar a la forma de Estado (monarquía) ni a la unidad territorial (España es indivisible, reza la Norma Suprema).

Se podría hablar, pues, de modificaciones de  la Constitución actual, en relación, sobre todo, al modelo territorial y al reparto de competencias entgre el estadio Central y las regiones. Algunos, si nos correspondiera opinar con relevancia, defenderíamos la remodelación de las actuales regiones -demasiadas, y muy desiguales-, permitiendo la federación de Comunidades Autónomas, prohibida expresamente por el art. 145, o la agilización, al menos, de la posibilidad de acuerdos o convenios  entre ellas, sometida a la autorización de las Cortes Generales, en el apartado 2 del mismo artículo. El número óptimo de Autonomías o regiones, no debería superar a seis o siete.

Un asunto muy importante es la recuperación de la óptima gestión de los recursos, demoliendo o revisando con espíritu crítico -dimanante del interés general, hoy perdido en el limbo de los intereses partidistas y localistas- la cesión de competencias a las Autonomías. Enormes despilfarros, decisiones de inversión y gestión sin objetivo serio ni coherente, afectan hoy a todos los sectores básicos: enseñanza, comunicaciones, sanidad, etc.  Es imprescindible reconstruir un Estado central fuerte, en beneficio de todos.

Naturalmente, no tengo la menor idea de lo que va a pasar en concreto. Para mí, como para muchos, que vivimos la situación desde fuera de Catalunya, resulta inextricable el cosmos catalán en este momento, una madeja revuelta y enlodada. Seguramente, habrá disturbios importantes en las principales poblaciones catalanes. Con alta probabilidad, se disolverá el Parlament y se encausará a los cabecillas de la insurrección, quizá se detenga a algunos de los más significativos. Las revueltas callejeras producirán heridos, detenidos, y más tensión. Hasta que estalle.

¿Era esto necesario? En absoluto. ¿Tienen legitimidad suficiente los independentistas? Por supuesto que no. ¿Saben a dónde van? Lo dudo. ¿Causan un daño irreparable? Sí, lo han causado y aún lo provocarán en mayor grado, por su voluntad de persistir en el empeño secesionista hasta que la explosión de la situación en la calle, con víctimas directas y colaterales, les obligue a claudicar, y, ojalá, a preguntarse, qué hemos hecho.

¿Por qué en Catalunya? Se ha dado, de forma excepcional, atípica en relación con el momento que se vive en las democracias occidentales, de la connivencia entre dos facciones socio-políticas habitualmente enfrentadas: a) la burguesía medio-alta (proclive a apoyar, sin convicción ideológica, por pura intuición de lo que resultaría mejor para ella, a los analistas  teóricos y aficionados que, en momentos de crisis, critican, sin ofrecer soluciones, cuanto dimane del sistema oficial, y en la que figuran como exponentes cualificados muchos funcionarios, seguidos a ciegas por pensionistas, rentistas y parados)  y b) la izquierda revolucionaria, atenta siempre a movilizar a los descontentos y oprimidos por el sistema dominante, y en la que militan, a la búsqueda de protagonismo, profesores universitarios, licenciados en paro, ecolojetas, visionarios, ilusos, y, por supuesto, por necesidad o convicción, todos cuantos sufren la marginación laboral y personal, que son, desgraciadamente, millones de personas en este momento de crisis (más de 5 millones).

Si, además, sumamos a) la corrupción destapada y puesta a la amplia luz de la sociedad y, en parte, de la justicia, de algunos políticos, empresarios y funcionarios, cuyo máximo exponente es precisamente el actual partido en el gobierno central ; b) la necesidad perentoria de ocultar la pésima gestión y la incuria de no pocos dirigentes catalanes y sus antecesores, incluso como Presidente de la Generalitat o consellers, c) el atractivo para muchos jóvenes sin ocupación de salir a la calle para protestar sobre cualquier cosa y quemar adrenalina (ya que no solo en los campos de fútbol, dándose porrazos con afectos (?) a otros clubes, o contra las fuerzas del orden,  d) la simpatía propia de un modelo de independencia (liberación del yugo opresor) vendido como solución y no como problema desde las instituciones y media locales y e) la presión del vecino, del colega, y de agentes de movilización experimentados y sin especiales escrúpulos para infringir el orden y las leyes…¿qué tenemos?

La destrucción de la armonía, la implantación del caos por un período de tiempo, el triunfo de los depredadores, a costa de los catalanes y del resto de los españoles.

 

 

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Porqué en Catalunya: Tercera entrega

26 octubre, 2017 By amarias Deja un comentario

Se puede argumentar de muy diversas maneras contra la voluntad independentista del  actual Gobierno de Cataluña, secundada por un porcentaje significativo de catalanes (entendiendo por tales, salvo mejor información censal, los ciudadanos que tienen su actual residencia en la región). Porque, en este escenario de confusión que se ha ido dibujando con precisión de ludópatas, tampoco está bien definido qué significado práctico atribuir al térmico “catalán”, ya que los impulsores del separatismo pretenden que sea ésta una esencia inclusiva de la nacionalidad española, pero excluyente, por lo que no podría ser participada por los demás españoles. Se sería catalán y español pero los españoles no catalanes no tendrían acceso a esa doble nacionalidad.

Si evitamos recurrir a la descalcificación frontal por enajenación colectiva o espejismo ideológico, podría aceptarse como argumento en contrario (sin que ello signifique que se comprenda) que, para esos independentistas potenciales, la idea de separarse del resto de España tiene el atractivo de creer que podrían organizarse mejor, aprovechar con mayor eficacia sus recursos y mejorarían, en fin, su capacidad de maniobra frente a las crisis y su respuesta adaptativa frente al futuro.

Los defensores de la imposibilidad de la separación de Catyalunya, argumentan, fundamentalmente, desde la Ley, el respeto y lealtad institucional, que serían quebrados (lo han sido ya, en realidad) si se incumple la Constitución que expresa, sin ambages, la unidad indivisible del Estado español y su forma de Estado, la Monarquía.

El argumentario antiseparatista se robustece también con previsiones respecto al escenario catastrófico que viviría una Cataluña independiente, contrastando así con la visión idílica de los actuales representantes de las institucones catalanes, algunos historiadores y economistas que ven en un futuro independiente una Arcadia feliz y la liberación del yugo insostenible de una España antidemócrata, represiva, retrógada.

Tienen los independentistas, en alguna parte, razón. El tamaño no debería importar. Ni el territorio, ni la población, o las magnitudes económicos cobran importancia real, por comparación con lo existente. Se encuentran, en el mundo, Estados muy pequeños, algunos por pura conveniencia de las potencias o por caprichos de la Historia y residuo de viejas confrontaciones bélicas. Se ha hecho notar por los historiadores y geógrafos que casi la mitad e los 194 Estados actuales se generaron en el siglo XX. Es decir, no se puede argüir que los Estados son producto de la consolidación de antiguos momentos de exaltación nacional.

Algunos Estados pequeños pertenecen a la Unión Europea, y encajan en el modelo de democracias modernas y estados amigos. Tampoco en este sentido Catalunya independiente puede ser objetable. Malta y Chipre son el ejemplo -rayano en lo ridículo, aunque defendido con orgullo por sus afectados- de Estados diminutos cuyos representantes se sientan con los demás miembros de esa reunión de comerciantes con ilusiones de obtener mayor grandeza. Entre los Estados que componen actualmente la Unión Europea, se incluyen diezpaíses con menor población y territorio que Cataluña.

Los independentistas (y también, algunos teóricos del desarrollo económico), suelen tomar el modelo/ejemplo de Dinamarca.Con un a renta per cápita de 48.400 dólares es un ejemplo atractivo de Estado de medio tamaño que ha sabido utilizar su situación privilegiada ente los grandes, su alto nivel formativo y las capacidades comerciales de sus instituciones públicas y privadas para consolidarse como un Estado próspero yejemplar.

Los separatistas catalanes desean que la Catalunya independiente sea una República. En eso, se separan de la tradición española y del país envidiado (Dinamarca), que son Monarquías. No parece encontrarse en la forma de Estado la raíz sustancial para obtener el  máximo fruto de la actividad económica y social. En este momento, en España, tenemos un monarca muy bien formado, con prestigio internacional, que mejora con amplia ventaja las opciones de sus alternativas no coronadas, tanto en la región catalana como en toda España. Podrá ser opinable, pero, como republicano, me permito repetir esta apreciación una vez más, sin que me duelan prendas.

(continaurá)

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Otras gentes: (5) Gentes del montón

30 agosto, 2017 By amarias Deja un comentario

A pesar, o quizá por ello, de considerarnos especiales, de pretender como axioma que somos el centro de nuestro mínimo universo, la igualdad, monótona, anodina y cruel, se cierne sobre nuestra existencia, devorándola. Nacemos, consumimos nuestro tiempo en diminutas acciones sin la menor repercusión exterior, salvo para un círculo de familiares y amigos cuya dimensión trasladada a escala cósmica sería inmensamente ridícula, y morimos, desapareciendo para siempre, y en un somero instante, de la memoria colectiva.

Si emplazados en el Universo con nuestro bagaje mínimo, somos menos que una mota de polvo estelar, ubicados en el planeta Tierra y en este preciso instante, como seres vivos humanos, con capacidad para imaginar, sentir y crear, nuestra anomalía colectiva adquiere un encanto especial. ¿Qué significa tener consciencia de nuestra existencia, a qué conduce ser capaces de planificar, aún equivocándonos, el futuro?

Estas y otras preguntas similares han consumido muchas energías de gentes especiales, extraordinarias, que, a lo largo de los siglos, han aportado granitos de arena sobre nuestro desconocimiento global, poniendo alguna claridad en la noche de la supina ignorancia. Pero solo unos pocos, quizá apenas un par de miles de humanos, han superado en toda la historia de la Humanidad, el umbral de la oscuridad, iluminándola con la antorcha de su sabiduría, de su tenacidad, hasta que su luz se apagó para siempre, dejándonos alguna reflexión sobre la compleja personalidad del Universo en el que estamos realizando nuestra trayectoria como especie hacia un final aún desconocido.

Todos los demás, somos gentes del montón, sin nada extraordinario, tan parecidos a cualquier otro de los que llamamos oficialmente semejantes que bien podríamos considerarnos idénticos a ellos, como las moscas que importunan nuestro descanso, como vemos los pájaros cuyo nombre ignoramos y a cuyos detalles morfológicos o  diferentes cantos no prestamos la menor atención.

Gentes extraordinarias y gentes del montón compartimos la misma estructura química, que combina únicamente cuatro elementos: carbono, nitrógeno, hidrógeno y oxígeno, con solo cuatro radicales, que Watson y Crick en 1953 caracterizaron como adenina, guanina, citosina y timina. Con ese soporte químico tan básico, se construye la vida, se transmiten las características genéticas, se genera la genialidad o la vulgaridad; solo la combinación de cadenas de esos radicales, y las transformaciones químicas o físicas que presentan, diferencia a la mosca del mono, al científico del lerdo, al criminal del pacífico.

Ah, pero algo más sutil, aún por detectar, maravilloso y enigmático, provoca que esas bases nitrogenadas acumulen experiencia, sean capaces de transmitirse sensaciones, imaginar y transmitir ideas y elucubraciones. Se sabe que algunos individuos son geniales desde el nacimiento, por la afortunada combinación de radicales con información y estímulos previos. Se sabe también que esas estructuras genéticas son aptas, especialmente en el ser humano, para incorporar más datos, más información, sabiduría creativa.

Si pudiera formular un deseo de aplicación general, escribiría que mi sueño existencial es que, guiados por gentes excepcionales, la inmensa mayoría de los tipos del montón, nos concentremos en trazar los límites de nuestra ignorancia, venciéndola, al margen de ideologías, falsificaciones, y fantasias. Las herramientas para lograrlo me parecen, hoy como siempre, la formación, la investigación, el espíritu crítico, la solidaridad, el método, la confianza en la capacidad humana, …


Estos  tres gorriones comunes (passer domesticus) vuelan hacia el comedero, que les proporciona alimento fácil y abundante. Resultan indiferenciables, salvo para un observador interesado en analizar el comportamiento de estas aves en un entorno reducido. El ave del medio es un macho con plumaje de verano, el píleo gris, babero negro y  mejillas gris sombrío.

Publicado en: Actualidad, Sociedad Etiquetado como: ética, formación, gentes, ideologías, investigación, montón, religión, sociedad, solidaridad

No hay sastres para tanto roto

3 julio, 2017 By amarias 1 comentario

No soy de esos ancianos -pronto cumpliré  69 años- que cuando les ofrecen un asiento en el metropolitano lo rehúsan diciendo que se apean en la próxima o que prefieren mantenerse de pie en la plataforma. Si algún joven me lo ofreciera, me he prometido a mí mismo que lo aceptaría, aunque reconozco que prefiero viajar de pie. No me lo han ofrecido jamás (es cierto que mi aspecto ahora parece saludable, pero cuando estaba sometido a tratamiento de quimioterapia, con la mitad del cabello ido por el desagüe y esa palidez cadavérica que se nos pone a los cancerosos muy evidente, tampoco).

Y sí, prefiero no sentarme, a salvo de que el vagón vaya medio vacío, porque: a) no suelo permanecer sentado más de una estación, pues siempre encuentro razón para cedérselo a una señora, como me educaron en la niñez; b) no es improbable que a mi lado, conformando una extraña capacidad para atraer gordinflones, se siente un/una mole de las que ocupan espacio y medio, que me obliga, por la vía de los hechos previsibles a levantarme si no quiero desfallecer aplastado.

La política de este pequeño país llamado España nos ha puesto sobre el tapete de la convivencia, con un descaro inimaginable hace apenas una década, la confrontación entre los ancianos de la tribu y los jóvenes adultos de la manada. No quiero citar ahora nombres, pero en el escenario político como en el económico, en el mundo de las ciencias, de la investigación como en el de la técnica, la filosofía o el derecho, se ha forjado una dicotomía inexplicable entre los mayores y los menores en edad.

Somos bastantes los ancianos que nos mantenemos de pie en la plataforma, viendo cómo los jóvenes ocupan los asientos, sin atender a nuestra mirada, a lo que podríamos decir o aconsejarles. No estamos muertos, pero nos menosprecian. Muchas de las cosas que dicen esos jóvenes nos suenan -al menos, a mí- a mensajes literarios, desprovistos de realidad y contexto, a juegos de diletantes que se embarcan en aventuras de machos y hembras alfa o beta sin interés para el colectivo, confundiendo su impulso juvenil con la fortaleza del que sabe por dónde va y a dónde conducir a la manada.

Ignoro cómo va a acabar esto, aunque sé, como todos los que lo vivimos, cómo está pasando. En el vagón donde viajo, a veces un grupo de jóvenes se sienta en la propia plataforma, extendiendo las piernas, y cuentan chismes escolares entre sonoras risotadas. No parecen haberme visto; mejor dicho, está claro que les trae sin cuidado que pudieran importunarme, o lo que piensen los demás pasajeros.

En esos casos, para no tropezar con el mar de piernas, prefiero dejarles la cancha libre, llevar mi trasparencia hasta el pasillo, y agarrándome a una barra del vagón, componer un soneto mientras las estaciones pasan. Se muy bien, por experiencia, que si afeo la conducta de esos jovenzuelos que no miran más que a su propio entorno endogámico, me encontraré solo con mi alegato en el vagón, rodeado de indiferencias.

No hay sastres para tanto roto.


La foto de este martinete la conseguí luego de una espera larga, atento a su quietud de pescador avezado. Finalmente, obtuve la secuencia por la que registré cómo se lanzó, utilizando su pico como un dardo, contra una gran carpa, que, luego de un breve forcejeo, engulló.

Después de la exitosa pesca, el ave abandonó su lugar de acecho, supongo que para retirarse a un lugar más recogido o volver al nido en el que quizá tendría que alimentar a sus polluelos. Al día siguiente lo volví a encontrar en el mismo lugar y, aunque también lo observé por largo rato, esa vez creo que el tiempo transcurrió sin que obtuviera presa alguna.

Publicado en: Actualidad, Administraciones públicas, Política, Sociedad Etiquetado como: desprecio, jóvenes, macho alfa, martinete, metro, plataforma, sastres, sociedad, vejez

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