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Elecciones en Andalucía, ensayo general con fanfarria

14 junio, 2022 By amarias Dejar un comentario

El 13 de junio de 2022, los andaluces interesados tuvieron la segunda ocasión de obtener información directa sobre las ofertas de gestión de la Autonomía de los principales candidatos a las elecciones que se celebrarán en la región el próximo 19.

En mayor medida que el celebrado hace apenas una semana, el debate estuvo protagonizado por la candidata de Vox, Macarena Olona. Esta  abogada de Estado se destacó como una avezada rompegüevos, interrumpiendo a los demás opositantes de continuo y, con la técnica de poner tachaduras y enmiendas a las intervenciones ajenas, tratar de desorientar al que tenía el uso de la palabra.

El candidato del Partido Popular, actual Presidente de la Junta, Juanma Moreno, mantuvo una posición moderada, más bien fría, sosteniendo como argumento principal que su directo rival, Juan Espadas, del Partido Socialista, del que dicen las crónicas que es buen amigo fuera de bambalinas, sigue los designios de Madrid sin autonomía propia. Espadas estuvo especialmente soso, quizá asumiendo que las encuestas le dan como líder de una coalición perdedora, lastrado con el peso del girigay ideológico de las posiciones de izquierda que reflejan a las claras la rotura del Gobierno del Estado.

Me gustaron dos candidatos: Juan Marín, ponderado en sus intervenciones, tratando de convencer al público en general que los éxitos del gobierno que hoy se despide eran fundamentalmente debidos a su buena gestión en el apoyo a empresas y a la generación de empleo. Moreno lo ninguneó, en lo que interpreto como una delicada posición electoral, pues no parece que pueda conseguir la ansiada mayoría y, en el hilo de la experiencia pasada, el apoyo de Ciudadanos -“liberal e independiente”- se confirmó como eficaz y nada molesto. Actitud colaboradora que no se atisbó en Olona que tuvo la osadía dialéctica de reclamar la vicepresidencia de la Junta incluso aunque solo tuviera que aportar un diputado.

La otra candidata que me causó una excelente impresión fue Teresa Rodríguez (María Teresa Rodríguez-Rubio), filóloga de formación, tránsfuga de Podemas, capitana de Adelante Andalucía. Estuvo brillante, sin perder la cercanía, aportó ideas y dio tranquilidad al debate en sus intervenciones. Ocultando sus creencias antimilitaristas y la ideología de ultraizquierda, recuperando con ello a base populista del primer Iglesias (Pablo) defendió un elemento clave frente a otros candidatos: el andalucismo, la independencia regional respecto a las directrices que  pudieran emanar de los partidos con proyección nacional y, además, demostró buen conocimiento de los problemas andaluces, sin caer en dogmatismos.

La candidata de la variopinta coalición de izquierdas, Inmaculada Nieto, que juega con el equipo Por Andalucía, licenciada en Políticas y afiliada a Comisiones Obreras, mantuvo un tono sereno  que resultó desdibujado frente al histrionismo de Olona y la simpatía derrochada por Rodríguez.

He oído y leído hoy, por comentaristas políticos más avezados que yo a analizar este tipo de debates y su influencia sobre el electorado, que nada ha cambiado respecto a las previsiones con las que las encuestas bombardean al electorado. Solo son apreciaciones y, como tales, no tienen otro valor que la constatación individual de simpatías.

En mi caso, me pareció que Moreno mantiene su primera posición, aunque con dificultades para conseguir la mayoría; Espadas cede terreno, arrastrado por la desorientación en la que está instalado su partido (que manda al ministro Bolaños, cargado con plátanos, aceite y azafrán, a una audiencia con Francisco para despertar alguna simpatías del electorado católico despistado); Rodríguez sube, aunque surge de una posición muy inferior y, por ello, deberá contentarse con dos o tres diputados; Marín se defiende en la caída libre de Ciudadanos, mereciendo mejor resultado del que le pronostica; y Nieto abandera una coalición falta de engrudo técnico, que solo ilusionará a nostálgicos de la unión de la izquierda “verdadera”, hoy amalgama fundamental de ecologistas de salón, anticapitalistas sin alternativa válida o ideólogos que aún creen en la redención de la Humanidad por la solidaridad internacional del proletariado.

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Décimo novena Crónica desde el País de Gaigé

12 junio, 2022 By amarias Dejar un comentario

La semana en Gaigé estuvo especialmente señalada por la crisis con el Magreb, que ha venido a poner de manifiesto que la política exterior del país descansa sobre frágiles y en parte, misteriosos, pilares.

Ni con Latinoamérica, zona de influencia tradicional abandonada ahora en manos de los viajes protocolarios de Felipe VI, acompañado del ministro sin cartera Iceta (Miguel), ni con Marruecos y Argelia, con los que nos unía una relación fraternal basada en nuestra tolerancia a los desequilibrios hormonales de sus dirigentes, ni con los países árabes, con los que la influencia del rey de antes había llevado a obtener (ignoro si mediando comisiones, aunque las presumo) pingües beneficios a nuestras empresas constructoras. Es Gaigé, eso sí, un país de la Unión Europea, con la misma capacidad de influencia que la mayoría de los Estados que la componen (Malta, Croacia, Bulgaria, Eslovenia, Lituania, Rumania, etc.)

El último juego de acción-reacción con el Magreb parece remontarse al momento en que Gaigé, acoge al líder del Frente Polisario, Gali (Brahim), prófugo de la Justicia por un presunto delito de violación, para tratarle secretamente en Valladolid de una infección vírica, nunca probada. Descubierta la torpe componenda, el poderoso vecino marroquí rompe relaciones con Gaigé y ordena a su embajadora que se vuelva para Rabat, pues infiere que Argelia está detrás de esa actuación con ribetes de medicina humanitaria.

Sucede que las relaciones de Gaigé con sus principales vecinos del sur, Argelia y Marruecos, están sometidas al principio del equilibrio inestable. Ambos países hermanos se odian oficialmente y Gaigé, dada su posición paternal, debe cuidarse de no parecer que tiene más afecto por uno u otro. En caso de que se descubriera, por cualquiera de los dos Estados -ejemplo resistente de las dictaduras del medioevo: uno, con una monarquía de base teocrática y el otro, víctima permanente de un directorio militar que niega libertades elementales- un mínimo desvío de amor hacia el vecino, el otro se cabreará oficialmente y sus infantiles berreas tendrán eco inmediato en la política interior de Gaigé y podrán afectar también a los intercambios económicos, con daños colaterales difíciles de evaluar.

El cúmulo de despropósitos que lleva a una cadena de acción-reacción resulta ininteligible. Argelia se niega a seguir enviando por un tubo que atraviesa Marruecos el precioso bien llamado gas natural que es garantía clave de nuestra independencia energética del conflicto ruso-ucraniano, aunque conviene seguir fiel a sus compromisos comerciales, bombeando más cantidad por otro tubo que obvia el terreno marroquí. Los ministros Albares y Ribera, desplazados de urgencia a Argel, comunican su satisfacción porque “Argelia es un país fiable”.

Pero resulta que alguien desde el Gobierno de Gaigé escribe una carta con faltas de ortografía y estructura gramatical, que es aireada por Marruecos inoportunamente y en la que resulta expresa la voluntad de Sánchez (Pedro) de apoyar a Mohamed VI y sus adoradores en la absorción del Sáhara occidental antigua colonia española y, puestos a hilar fino, a comprender sus ilegítimas aspiraciones sobre Perejil, Ceuta, Melilla y algún otro peñón disperso por el mar de Alborán. La escenificación apresurada de esta vuelta al perfecto amor paterno-filial con Marruecos, levanta algunas ampollas por parte de los exégetas de las líneas sutiles del escarnio: la bandera de Gaigé pende al revés, en signo de sometimiento, entre las alauitas.

Seguramente no tiene nada que ver, pero encaja en el relato, que los teléfonos móviles de Sánchez (Pedro) y Robles (Margarita), ministra ésta de la Defensa de Gaigé fueron infectados por el programa Pegassus, presuntamente en un ataque auspiciado desde Marruecos, adquiriendo acceso a información sensible (¿fotos íntimas? ¿información sobre relaciones comerciales de alto voltaje e ilegales de la esposa de Sánchez?…infundios muy del gusto de la oposición en Gaigé y, sobre todo, de la generalidad de los mentideros gaigesenses, proclives a la difamación y al cotilleo).

Argelia, feudo del poderoso Tebboune (Abdelmadjid) monta en cólera ante esa manifestación amorosa y anuncia la suspensión de relaciones con Gaigé. Gran conmoción; riesgo para el gas, temor de los exportadores a perder sus envíos, protestas apelando al derecho internacional y a la obligación de cumplir acuerdos por parte del fiable país magrebí. La reacción del ministro Albares (José Manuel) -a menudo, poseedor de un petulante tono algo molesto que comparte con la ministra Ribera (Teresa)- dejó claro a quién acudir cuando la tensión con los Estados del vecino norte africano se hace insoportable: a la Unión Europea que, en una reacción fulgurante, se ha puesto del lado de Gaigé. Dicen las crónicas que “Argelia se vio obligada a recular”, aunque como ese término carece de interpretación en el lenguaje diplomático, habrá que esperar al desarrollo de los acontecimientos.

En otro orden de cosas, más serio, Andalucía avanza en el proceso electoral que le llevará, el 19 de junio, a elegir nuevo Presidente de la Autonomía. Parece muy claro que ganará Moreno (Juanma) del Partido Popular, actual ocupante del puesto, ya que el candidato del PSOE (Espadas, Juan) no alcanzará, ni de lejos, diputados suficientes para optar a la Presidencia, máxime debido a la debilidad y dispersión del voto de izquierdas.

En el debate televisivo en el que los seis candidatos principales expusieron sus razones (algunas viscerales) se distinguió, de lejos, por su beligerancia a veces muy incómoda, la optante por la facción de Vox, Olona (Macarena), abogada de Estado, dotada de una lengua astifina. Como este cronista es un sentimental, me sigue gustando la opción de Ciudadanos defendida por el sanluqueño Marín (Juan Antonio ), a quien su biografía define como técnico en voleiból y comerciante de joyería. Vale.

Es relevante en este intento sesgado de reflejar semanalmante el panorama político y económico del Pais de los Despropósitos, recoger que ha tenido lugar el primer encuentro directo entre Núñez Feijóo (Alberto) y Sánchez (Pedro). Fue en el Senado, el pasado 6 de junio, cuando se produjo el primer rifirrafe dialéctico entre ambas personalidades, que no el contraste de programas.

Lo que perdurará es la salida de pie de banco del presidente de Gaigé cuando resumió la opinión de Gobierno sobre el Partido Popular: “ustedes no hacen más que estorbar, estorbar, estorbar”. El tono suave de Feijóo, propenso a la hablar desde la calma, no provocó emoción, aunque queda tiempo por delante para afinar los disparos sobre el puente de mando de un gobierno de coalición que se desmorona solo sin necesidad de apelar a enemigos ni críticas externas.

La vicepresidenta Díaz (Yolanda), la modelo extravagante del gobierno, paisana del nuevo presidente popular, se propone recorrer Gaigé para escuchar al pueblo y así afilar su programa de izquierdas razonables. Sugiero que en ese viaje iniciático deje que le acompañe Núñez Feijóo, y así se ayuden recíprocamente a desprenderse del pelo de la dehesa simbólica, para enmendarse con el Gaigé real, pobre, desanimado, sumido en la inflación galopante y ayuno de ideas

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Ucrania, la solución cada vez más lejos

6 junio, 2022 By amarias Dejar un comentario

No puede explicarse desde la razón. Rusia -la Rusia de Putin, hay que matizar- un país que se creía fiable, abierto a la globalización y el progreso, pacífico, enlace necesario entre el expansionismo sin límites de China y la Europa en busca de una nueva identidad, ha estallado en una operación guerrera que compromete definitivamente su credibilidad y pone en grave peligro la estabilidad mundial.

Son más de cien días (desde el 20 de febrero de 2022) de guerra intensa, descarnada, cruel. Un ejército bien armado, con sofisticados medios guerreros, que decidió convertirse en invasor de un país que se acercaba pacífica e ilusionadamente al calor de una Unión Europea que podría garantizarle estabilidad política y potenciación económica.

Han pasado suficientes cosas en el centro y el entorno del escenario bélico para poder matizar, desde el conocimiento y análisis, lo que ha sucedido y está sucediendo. Puede que, como en la mayor parte de las contiendas, notas de claroscuro se hayan introducido en la valoración de la maldad absoluta del agresor y la bondad sin reservas del agredido.

Las realidades humanas admiten matices. En todo conflicto, surgen controversias, intereses añadidos y posiciones a favor y en contra.

Al fin y al cabo, el riesgo de que la invasión rusa se convierta en el principio de la tercera guerra mundial sigue vigente. Los afectos y los análisis no son perfectamente limpios. Como en toda guerra, las economías se resienten y, en ésta en particular, en que el apoyo de Estados Unidos -a través de la OTAN- se ha manifestado cada vez de forma más expresa del lado de Ucrania, ha pasado suficiente tiempo para que, además de preguntarnos a dónde conduce esta guerra, cuál puede ser su final, tenemos que lidiar con los efectos económicos sobre los no contendientes. En esencia, toda la Humanidad.

Porque Ucrania era el granero de Europa y de buena parte del mundo. La escasez de granos, de fertilizantes y productos agrarios -además de la paralización de envíos desde Ucrania que el Kremlin ha ordenado- han puesto de manifiesto que la dependencia de la producción ucraniana fue subestimada. Se creyó que podrían suplirse los desabastecimientos coyunturales en material siderúrgico o en materias primas minerales, en la valoración equivocada de que la guerra no duraría mucho. Por supuesto, el boicot al gas y al petróleo procedente de Rusia, vital para la Unión Europea, tampoco se valoró con igual dramatismo. Se pensó que podrían encontrarse con rapidez alternativas y, aunque hubiera que pagar más por la energía, la Unión Europea y el resto del mundo desarrollado podría permitírselo, antes de que las aguas volvieran a su cauce.

La posición de fuerza de Rusia como factor estratégico en la economía energética mundial (y no solo) no tiene que ver con las bravuconadas del Kremlin. Putin sigue amenazando con bombardear con sus misiles de cabeza nuclear ciudades europeas, en la medida en que el apoyo prestado a Ucrania por la OTAN, e individualmente, por los países de la Unión, aumenta y se hace más consistente. No es el desarrollo bélico lo más preocupante para Europa, puesto que el límite, como peculiar espacio de contorno para la guerra sin cuartel, se mantiene entre las fronteras de Ucrania que, dicho sea de paso, ya ha perdido casi la mitad de su PIB y la cuarta parte de su territorio en manos de Rusia. Zelenski sigue pidiendo más armamento a Europa, en una posición que combina heroísmo y tenacidad (defiende la integridad de su país), pero la cuestión ha pasado a ser otra.

¿Cuánto tiempo puede resistir la Unión Europea? ¿Está dispuesta a seguir ofreciendo su propio bienestar, su capacidad de desarrollo, el ritmo creciente de su inflación y la aparejada inestabilidad social, en el altar ucraniano? ¿La voluntad de seguir enviando sin límite, material bélico y ayuda económica y humanitaria a Ucrania, podrá mantenerse? ¿Se doblegará, por la vía de utilizar la capacidad de heroísmo de un pueblo hasta su extenuación, la resistencia económica de Rusia que,  por toda evidencia, se ha subestimado?

No tengo claro que el Kremlin esté perdiendo la guerra. No ha ganado en credibilidad ni honorabilidad, desde luego, pero en esta batalla global, en la que no solo se lucha con los artilugios bélicos en la devastada Ucrania, se están empleando otros factores de destrucción.

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Décimo octava Crónica desde el País de Gaigé

6 junio, 2022 By amarias Dejar un comentario

El 5 de junio de 2022, el deportista más laureado de Gaigé, Nadal (Rafael) ha conseguido la décimo cuarta victoria en el campeonato de un juego antes de minorías, llamado tennis. Fue en el escenario parisino del Roland Garros, ante un alevín de gran atleta, por nombre Ruud (Kasper), noruego voluntarioso que no pudo ganar ni uno solo de los tres sets (series) en los que se decidió el envite.

Estuvieron presentes en el estadium, sus Majestades reales los reyes de Noruega y Gaigé. Felipe VI, el jefe de Estado del País de los Despropósitos (Gaigé), dedicó unas elogiosas palabas al atleta, al que (casi) todo el mundo está de acuerdo en caracterizar como un modelo a seguir, en especial, por la juventud. De “líder mundial” ha sido definido por algún comentarista.

Aunque cada vez estoy menos convencido de que en las facultades de Ciencias de la Información (antes Periodismo) se enseñe suficiente cultura general -ya se sabe, gramática, historia, filosofía y ciencias de la naturaleza- la influencia de los media escritos y hablados (sobre todo, hablados) no puede ser puesta en duda. En este terrorífico momento en el que estamos ayunos de liderazgo, no resulta molesto que una persona humilde de talante, con capacidad probada de superación ante la adversidad física y que ha hecho del perfeccionamiento de una excelente facultad física un excelente modus vivendi, sea presentado como ejemplo.

Nos han fallado otros modelos y siguen fallando de continuo: en Gaigé, el rey de antes, que nos había librado de una nueva dictadura -así nos lo presentaron, al menos- se reveló en su senectud con pies de barro y bolsillos ávidos. El Honorable President de la Generalitat, Pujol (Jordi) y su familia numerosa anda huido de la justicia, esperando que le llegue la hora final sin pasar por el oprobio de ser encarcelado por latrocinios muy sonoros de las arcas públicas.

No son pocos (más bien, muchos) los presuntamente honorables que han caído en las garras de la ambición personal -combinada o no con las ayudas económicas a los partidos políticos a los que han dedicado sus carreras en pos del dinero y la fama-. Los tribunales, los prestigiosos bufetes de abogados especializados en sacar castañas del fuego de las vanidades, y hasta de las cárceles, se han convertido en centros de expiación/escarnio y mal fario para muchos de los que pretendieron convencernos de su honradez ejemplar mientras nos hurtaban de la cazuela común para su beneficio.

La prensa francesa, cumpliendo con el indudable esfuerzo por presentar a la decadente Francia como ombligo del mundo, presentó la victoria del héroe Nadal -más próximo y nuestro, desde luego, que el francés-marroquí Benzemá o el belga Courtois (Thibaut)-como “XIV Soleil Nadal”. Se combinaba así la referencia a la décimo cuarta victoria de Rafael con la de Louis XIV, le roi Soleil. Me alarmó oir a una periodista obviar la relación, interpretando que el tenista era calificado de “sol”. Infiero que nunca había oído hablar del poderoso y longevo personaje que mantuvo, aliado con Inglaterra, una disputa duradera -y fructífera para él- con la decadente saga de los Austrias.

En el orden interno de lo que se está revolviendo en Gaigé, es digno de registro la pérdida de pie firme de la coalición gubernamental, sumergida en disputas internas, desorientación y falta de criterios. La vicepresidenta Díaz (Yolanda) no convence en su liderazgo de lo que subsiste a izquierda del Partido Socialista y el presidente Sánchez (Pedro) pierde credibilidad y solvencia a ojos vistas, justamente cuando pretende recuperar la línea tradicional de la socialdemocracia, que ha convertido en sanchismo puro y duro.

Las elecciones andaluzas, convocadas para el 19 de junio, significarán,  según los pronósticos, el afianzamiento de la simpatía hacia el Partido Popular de una parte suficiente del electorado. Moreno (Juanma) será reelegido presidente de la Autonomía andaluza, sin que parezca necesitar el auxilio de Vox, lo que, por otra parte, cada vez alarma menos al electorad0, pues su apoyo en las urnas se mantiene estable en votos y sus ideas -algunas, desde luego, estrafalarias y repugnantes- contienen propuestas básicamente sensatas.

A final de junio tendrá lugar la cumbre de la OTAN en Madrid. Lo que debería ser una oportunidad para afianzar la proyección internacional de Gaigé, arriesga convertirse en un escaparate de la desunión gubernamental. La ausencia de coherencia en la posición exterior es clamorosa. Hasta el gobierno marroquí, fiel portavoz del cacique Mohamed VI, hace mofa de la posición del Ministro de Exteriores de Gaigé, desacreditado por el pequeño y pobre país, que se siente apoyado por los Estados Unidos de Norteamérica. El presidente Zelenski, soportando la tremenda tensión de ver cómo su país es despedazado por el oso ruso, se queja, me temo con razón, de que el gobierno sanchista promete envío de armas y medios que luego no cumple.

Necesitamos más victorias que en el terreno del deporte.

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Desgobierno institucional o pasión por las crisis

1 junio, 2022 By amarias Dejar un comentario

No tiene gracia. Las disensiones en el seno del gobierno multicéfalo que construyó Sánchez (Pedro) a la medida urgente creado para destronar -dicen que con la actividad muñidora conjunta de Abalos y Redondo- a un presidente cansado pero competente (Rajoy, Mariano: los hechos posteriores dixint) son clamorosas.

Se pretende incluso justificar las notables discrepancias en las apariciones públicas entre los portavoces de las facciones en que se va descomponiendo lo que ya cabe calificar como desgobierno, sobre temas que han sido debatidos en el seno del Consejo de Ministro. Se argumenta por los díscolos que “la ley no obliga a que los ministros estén de acuerdo con la decisiones de Gobierno” (declaraciones públicas de varios ministros podemitas).

Una vez nombrados, y al conocer sus declaraciones ante los media y la esencia de sus actuaciones cara a la realidad, resultó inquietante apreciar lo poco que conocían ciertos Ministros sobre sus campos de competencia y nos llevó a preguntarnos porqué no se dejaban asesorar (o, también, por quiénes se hacían asesorar); el mal parece contagioso, pues otros miembros del Ejecutivo, tenidos por competentes, languidecen en sus puestos, convertidos en irrelevantes o desvarían sorprendentemente contradiciendo actuaciones y opiniones anteriores (cito sin ánimo de ser exhaustivo: Robles,  Ribera, Albares, Iceta, Calviño…y me sobra la supersexposición de Rodríguez García, Marlaska,…Super Yoyo Díaz)

Perdón: la Ley del Gobierno 50/1997, revisada y actualizada en 2015, define inequívocamente las funciones de un “órgano colegiado” y, como tal, en su seno se puede discutir lo que se quiera, y discrepar, pero el cumplimiento de las decisiones que se adopten obligan a todos sus miembros, que están, además, obligados a guardar el secreto del debate interno para la concreción del acuerdo.

Que los Ministros no conozcan sobre los asuntos de su competencia e improvisen sus resoluciones confundiéndolas con su “derecho a opinar “genera una gran confusión pública. Que ignoren sus obligaciones legales y aireen sus discrepancias convirtiendo en campaña electoralista la gestión del lo público, es kafkiano,-o dadaísta, como oí decir a un tertuliano-.

(Nota: Imagino que algunos de mis comentarios pueden parecer a quienes no me conocen, propios de alguien que se complace en criticar al Gobierno. Tal vez por eso, por pudor y por no enseñar la patita ideológica, pocos son los que, habiéndome leído, se atreven a compartir mis reflexiones. No pretendo publicidad alguna. Soy mayor, tengo mi vida resuelta (y para más inri, ando mal de salud). Soy independiente, lo fui toda mi vida y escribo porque me gusta. Si alguien se siente identificado o le proporciono algún elemento para pasar un rato divertido o llenar una curiosidad, le estoy agradecido, aunque no me haga llegar el menor reconocimiento.)

Este 1 de junio, en el que se cuentan ya 4 años desde que se puso punto final al Gobierno de Rajoy, han pasado muchas cosas: la crisis sanitaria, la crisis económica, la crisis energética y, ahora, la guerra en Ucrania que es una guerra en Europa. Este ejecutivo tuvo que lidiar con graves problemas y sobrevive. Herido (quizá de muerte), pero vivo. El país está inmerso en una situación financiera muy delicada, preludio de dificultades muy serias para enderezar el timón económico, falto de impulso.

La desunión en la política (no solo dentro del Gobierno) alimenta también el descrédito internacional y la crispación nacional. La grieta catalana no se cierra se emponzoña y hiede. El asedio casi continuo al Jefe de Estado -que, sin apoyo del Ejecutivo, trata de construir una agenda interna de simpatías, empezando por lo sencillo-, la falta de control del Presidente de Gobierno sobre la mitad de sus ministros; una oposición que está en la construcción de una identidad creíble como alternativa de Gobierno, …

España tiene pasión por las crisis. Sobrevivimos, pero no sabemos cómo salir bien de ellas. Es parte de nuestra identidad colectiva, ir dejando plumas en cada batalla, perdiendo mucha energía en cada envite. Lástima. porque así no hacemos más fuerte España y la competencia es feroz.

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Décimo Séptima Crónica desde el País de Gaigé

30 mayo, 2022 By amarias Dejar un comentario

Gaigé ha terminado la última semana completa de mayo de 2022 celebrando el triunfo de unos atletas excelentemente bien pagados, conseguido en un campeonato europeo de especial relieve. Dicen que hubo más de cien millones de espectadores viendo la retransmisión en directo y que más de 20.000 aficionados madrileños se desplazaron a París, en uno de cuyos estadios se celebró la final del torneo.

El Real Madrid, uno de los equipos  de fútbol que alimentan la afición por el circo en la capital de Gaigé, se alzó con la copa y la parte del león de los dineros en disputa, venciendo por la mínima (uno a cero) a la formación inglesa que lleva el nombre de Liverpool.

Aunque se ensalza de la nacionalidad de los equipos y el compromiso con la afición de los jugadores, lejanos están los tiempos en los que los colores de las camisetas eran defendidos por oriundos. Solo Carvajal es español de entre los titulares del Madrid. Y aunque este club es propiedad de los socios (Pérez, Florentino, es solo su representante cualificado), se ha hecho habitual que fondos de inversión detenten el poder de decisión en los equipos más famosos.

En la historia de Gaigé este acontecimiento deportivo, con la que está cayendo, no debiera significar nada especial. Se trata, en fin, de un juego, en el que solo participan activamente los 22 jugadores que ocupan el campo, moviéndose por él con cierto orden, dominando la intención infantil de darle patadas a un balón sin descanso hasta tratar de introducirlo entre tres palos, defendidos por un gigante con manos de gato.

No se ha disipado el polvo levantado por el viaje increíble del rey de antes, don Juan Carlos, que decidió, nuevamente mal asesorado, acercarse un fin de semana al lugar en donde reinó durante cuarenta años, para participar en una regata de vela en San Xenxo y, de paso, recalar en Madrid para mantener un encuentro familiar con la familia, antes de volverse a su lugar de confinamiento y destierro. En mi opinión, que coincide con observadores más avezados en sacarle punta a las noticias del día a día, un nuevo flaco servicio a la Jefatura del Estado, al ser presentado este viaje como una cuestión de placer y particular. Como si no hubiera más y mejores ocasiones para asomar el careto real, por cierto, muy ajado, que la edad no perdona.

Escucho hoy, 30 de mayo, al juez Castro (José). el polemista miembro de la judicatura, hoy felizmente jubilado, que hace de su ideología un ariete con el que golpea la institución real, revistiendo sus opiniones de conocimiento jurídico. En un programa de sobremesa de la televisión pública, “Todo es Mentira”, pretendió ridiculizar al ex ministro García-Margallo que le preguntó si entiende que los fiscales que no encontraron motivos para encausar a don Juan Carlos, y a los que había calificado de poco profesionales, habrían cometido “prevaricación”. “Los fiscales no dictan sentencias, luego no pueden incurrir en prevaricación”, replica el juez, a lo que el prudente Margallo precisa que él se limitó a hacer una pregunta, no a pontificar.

El presentador del programa, Mejide (Risto), aprovechó para hacer una pregunta muy interesante: ¿Conoce vd. si hay fiscales o jueces en las cárceles españolas? (resaltando que se conoce el encarcelamiento de representantes de todas las profesiones -de familiares del Rey, abajo-, pero no ha trascendido que los representantes más elevados del poder judicial sean objeto de reproche penal. No hubo respuesta al hilo, pues el interpelado no tenía noticia de que el brazo duro de la Justicia hubiera llegado a caer a plomo sobre los que juzgan, cuando son sospechosos de delinquir.

Por mi parte, haciendo gala de mi regular memoria, recuerdo la reciente condena (2021) al magistrado canario Alba (Salvador), condenado en última instancia por el Tribunal Supremo, por prevaricación, cohecho y falsedad en documento público por actuaciones contra la también magistrada Rosell (Victoria). Pero no hallo más ejemplos, ni en mi coleto ni en internet. Los jueces evitan juzgar a sus colegas.

Hay muchas cuestiones que ocuparon la realidad en Gaigé, pero en mi vocación de poner el lápiz rojo de este relato donde me pete,  quiero subrayar el profundo deterioro de mi región de origen, Asturias, falta de directrices e impulso político. La disputa mezquina por llevar la Escuela de Minas de Oviedo a Mieres, para aprovechar malamente un campus casi vacío resultado de la caída estrepitosa de la actividad industrial y minera, ha puesto de manifiesto, una vez más, la división de las pequeñas fuerzas regionales en temas en donde su hacen daño entre sí, sin beneficio para nadie.

Asturias es, por derecho propio, desde hace años, la capital de Gaigé, el lugar del Despropósito. Las comunicaciones por vía aérea o ferrocarril de la región con el resto del país han caído de forma alarmante,  y esta esquina del mapa español, que tanto dio por la industrialización en el pasado reciente languidece, es decir, se muere, sin que haya voces que sean capaces de enderezar su agonía.

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Al costado de Adán

27 mayo, 2022 By amarias Dejar un comentario

La consolidada leyenda, con base en el texto sagrado del Génesis, por la que Yahvé creó a Eva de una costilla que extrajo de Adán dormido ha quedado destruida al revisar los expertos en lenguas arameas la traducción tan difundida. El Dios de la Biblia no hizo de cirujano con ese primer varón imaginario, sino que puso a la mujer “al costado de Adán”. Simplemente. Por lo tanto, si había dudas (no médicas) de si los hombres teníamos una costilla menos que las hembras humanas, queden disipadas: varones y mujeres tenemos, independientemente del sexo, doce pares de costillas.

Las diferencias entre los sexos humanos -me refiero a los originarios, antes de que apareciesen todas las variaciones semánticas adaptativas a la pluralidad de ejercicios de la sexualidad que proporcionan la imaginación y las tolerancias sociales- son, sin embargo, muchas. No tengo el menor propósito de glosarlas ahora para lectores adultos y no contaminados por ideologías, discursos  sobre patologías y/o tendencias naturales. Solamente quiero referirme a la característica fundamental que une a todo el género humano, independientemente de su sexo u orientación sexual.

Me refiero, claro está, a la capacidad de discurrir, pensar, tomar decisiones de acuerdo con los análisis de oportunidad. Quedan pocas dudas -y ninguna académica- acerca de la pervivencia de los viejos mitos por los que las mujeres tenían menos inteligencia que los hombres. Incluso se ha desbaratado la creencia para-científica de que las mujeres están mejor adaptadas para aplicar la sensibilidad a las decisiones. Un mundo regido solo por mujeres no sería más pacífico, ni más cordial, ni más creativo. Exactamente igual que la experiencia (ésta más intensa) no ha demostrado que un mundo dominado por los hombres sea más brillante, eficaz o belicoso.

En cualquier caso, sería como avanzar a la pata coja. Renunciar a la otra mitad de nuestra especie es automutilarse. Por ello, aquellas colectividades humanas en las que se margina a la mujer, se las mantiene retraídas y ocultas, se las impide estudiar, ejercer profesiones, compartir su actividad creativa e intelectual con los varones, son, por definición, comunidades atrasadas. Es más, despreciables.

Tenemos en nuestro país, en este momento tan delicado, nuevas polémicas generadas sobre las arenas movedizas de la presunta desigualdad de géneros. Una ministra, encargada de la exótica cartera de Igualdad, aupada por su anterior pareja Pablo Iglesias jr. (ex presidente del mismo Gobierno y ex presidente de la formación Podemos) a ese cargo de representación pública, ha impulsado contra vientos y mareas la llamada ley de “solo sí es sí”, que será aprobada hoy, 27 de mayo de 2022, y que quiere dejar claro a propios y extraños que la disponibilidad para mantener relaciones sexuales por parte de la mujer tiene que tener un refrendo explícito, no vale la presunción.

Y, aunque no deseo sacar la cuestión de contexto ni expresar con aparente ironía que me parece una ley innecesaria o ridícula, cierto sector “feminista” entiende que da derecho y protección a la mujer para que, “borracha y sola” pueda volver a casa luego de una noche de juerga.

Los avances en la libertad que trajo la tolerancia y, también, el abandono o lasitud educativa, han traído como consecuencia disparos contra la dignidad y, en especial, de la mujer. La educación sexual de nuestros niños y adolescentes les proporciona material y curiosidad para malentender las relaciones de respeto e igualdad entre sexos.  Cuando falta la educación moral, si la base ética no se construye con solidez y cede el recato ante el impulso sensual, quien más tiene que perder es la mujer.

No existe el derecho emborracharse, ni solo ni acompañado. Existe el deber de mantener el control de uno mismo, para poder disfrutar de la esencia de vivir, que es la compañía con los que nos aman y respetan. Y, por supuesto, las mujeres deben ser respetadas en todo momento y su negativa ante la proposición para mantener relaciones sexuales ha de ser una muralla infranqueable.

Sin embargo, algo muy intenso en mi manera de ver las cosas, me hace pensar que estamos cortando las hojas y ramitas del problema, con leyes de escasa aplicación. Revisemos las directrices educativas, los mensajes que se dan desde los media, las encendidas y vacías polémicas que se alimentan en el Congreso y en la calle, que desvían la atención del tronco que se debe analizar y, en su caso, revisar. La preocupación por recuperar “la dignidad pedida de la mujer”, o realizando infundadas agresiones  al varón en general, cuando se afirma públicamente (como lo hizo la delegada de Gobierno en la Comunidad valenciana, Gloria Calero) que los hombres tenemos un problema y preguntar “¿qué os está pasando a los hombres?” (sic), crea falsos caldos de cultivode la inquietud y del distanciamiento de géneros.

Soy testigo, como millones de hombres y mujeres que hoy tienen más de treinta años -es un limite inferior de edad sin intención sociológica) de que no tenemos ni tuvimos ningún problema de convivencia sexual. Desde el respeto, el cariño, el atractivo sereno (a veces, por qué no, también pasional) recíproco, la curiosidad creativa, las ganas de crecer junto al otro.

—

Hermoso relieve en madera policromada que forms parte de cuatro escenas del Génesis que pueden disfrutarse en la iglesia parroquial de Arrabal de Portillo (Valladolid), atribuídos a Manuel Alvarez y Juan Ortiz Fernández (sglo XVI)

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Décimo Sexta Crónica del País de Gaigé

23 mayo, 2022 By amarias Dejar un comentario

La semana de mayo de 2022 que ha finalizado el 22 de este mes antes llamado de las flores (o de la virgen María) ha traído suficiente material informativo para confirmar que nos hallamos escribiendo la crónica del País de los Despropósitos, es decir, de Gaigé.

Llena toda la información relevante periodística la aparición del rey de antes, don Juan Carlos, autoexiliado en Abu Dahbi bajo la protección del emir de ese mini-país (en duelo en la actualidad, pues hace algo más de una semana falleció el padre del actual jefe de la dinastía, que heredó su cargo y la amistad con nuestro rey fugado). Lo hizo invitado por el presidente del Club Náutico de SanXenxo, quien lo hospedó su casa el par de días en que quien fue Jefe de Estado durante casi cuarenta años decidió quedarse en esa población gallega.

La situación que se creó fue, por encontrarle algún calificativo, esperpéntica. Miembros del gobierno de la seudorepública de Gaigé aprovecharon para llenarse la boca de improperios contra el anterior Jefe de Estado, al que siguen calificando de delincuente y del que pretenden explicaciones. El presidente Sánchez (Pedro), en sus horas de popularidad más bajas y confirmada totalmente su incapacidad para controlar un gobierno, no solo en descomposición, sino en proceso de provocar un deterioro de la imagen del país como hacía decenas no se había padecido, guarda silencio.

Más grave aún: secuestrada en este tema la jefatura del Estado (léase, la cúpula de la Casa Real), el rey Felipe VI, eclipsada su razón de Estado por lo que le dictan desde Moncloa, aparece ante los ojos de la opinión pública libre como un hijo capaz de repudiar afectivamente a su padre, al que le debe el fulgor de la dinastía y el mérito de una transición impecable.

Juan Carlos es un anciano enfermo físicamente y, por los síntomas (no soy médico, solo observador de las debilidades humanas), padece secuelas síquicas importantes, seguramente próximas a una de las diversas formas de demencia senil. No es capaz de calibrar el alcance de sus actos, tiene una honda sensación de despecho y, como otros en su situación (a niveles de responsabilidad inferiores), carece de conciencia de la realidad, por la que se deja guiar como un ciego por su lazarillo, en este caso, quienes aún desean sacar provecho de su caudal, que es mucho.

He leído en algunos medios que el debate entre República y Monarquía se ha reabierto con esa visita. Pamplinas. El debate estará permanentemente abierto mientras se sienten en el gobierno  personajillos que utilizan su pedestal para destruir la Constitución y la forma legítima de Estado.

Por supuesto, han pasado más cosas. La confirmación de Díaz Ayuso (Isabel) como presidenta del Partido Popular en Madrid aupada por prácticamente el 100 por cien de los militantes de la región, es solo la devolución de las cosas a su sitio, trastocadas por la envidia de un personaje que ha desaparecido de la escena política, que actuaba de mal vasallo de Casado (Pablo), al que arrastró al precipicio de la insania. La aparición en el Congreso del partido mayoritario de la oposición del nuevo líder, Núñez Feijóo, que también se desprendió en esta semana (presuntamente) de su coraza protectora regional, parece confirmar que “el nuevo PP” apostará por la combinación de la tranquilidad de bóo xeito, incapaz de crisparse aunque lluevan chuzos, y el desparpajo con tintes barriobajeros de la presidenta regional de la comunidad madrileña.

El pequeño Martínez Almeida, gran alcalde de Madrid, ha quedado aún más disminuido en su aspecto físico cuando regaló la llave de oro de la ciudad al gigante emir de Katar, agasajado aún más en el mismo viaje por el presidente Sánchez, que le dió las llaves del reino, digo de la república, a cambio de firmar unos papeles por el que se comprometen amistades eternas y -creo- cuarenta mil millones de euros de inversión, que confío no serán en fútbol ni solo en hoteles e industria primaria.

Dado como cuentan el dinero los emires del paraíso del petróleo, como diría Biden (Joseph) pea nuts, o sea, calderilla.  El presidente norteamericano está encelado en alimentar la guerra de Ucrania con Rusia, y promete más armas, más tanques, más dinero. La guerra le viene bien, le distrae de otros problemas y, además, le sirve para vender gas de esquisto a la paupérrima Europa, un grupo de naciones que tencrán un pasado brillante (belicoso) pero cuyo futuro está en entredicho, quizá para siempre.

 

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Un rey superviviente

21 mayo, 2022 By amarias Dejar un comentario

El 19 de mayo de 2022, el rey de antes, Don Juan Carlos, decidió reaparecer físicamente por el país en el que fungió como Jefe de Estado durante más de cuarenta años y del que, mal aconsejado, se vio impulsado a abandonar hace casi dos. Tenía entonces, perdida su inviolabilidad jurídica, algunos asuntos pendientes con la Justicia española, promovidos por Corinna, su amante despechada, que levantó la colcha que le dejó desnudo, apaleado y metafóricamente, cornudo.

Demasiados adjetivos indeseables que suponían una carga difícil de soportar,  no ya para un Monarca jubilado que había defendido la honestidad y la eficacia como elementos de renovación en los que apoyar el resurgir del régimen monárquico después de la guerra incivil, sino para su hijo bien amado, Felipe VI, en el que el pueblo español y él mismo tenían puestas todas sus complacencias.

Podía haber elegido quien fuera Juan Carlos Primero quedarse en España mientras se ventilaban esos feos asuntos legales y cruzaba los dedos para que sus abogados le sacaran del embrollo judicial sin mordeduras ni lobanillos. Podría haber ido a Inglaterra, en donde seguro que la reina Isabel le podía prestar algún palacete en el que dedicarse a leer y, entre semana, cazar faisanes o cérvidos.

Pero, metido en el berenjenal, escogió o le impulsaron a hacerlo, uno de los países con peor fama, en donde impera el lujo, la corrupción sin medida y el machismo de diente afilado: Abu Dahbi. El emir de ese pequeño país, respetado por su inmensa capacidad económica, lo acogió, le dejó un palacete y le quitó de la curiosidad ajena hasta que resultó que los supuestos delitos prescribieron, se estimaron improbados o la denuncia de la despechada no prosperó, al menos ante la Justicia española.

Es una historia muy triste, en la que se dan los elementos propios de una inmolación autoinflingida junto al lanzamiento al escarnio por una parte del gobierno del país que hasta hacía poco besaba por donde pisaba y sacaba pecho por su regia galanura.

Fue un desastre anunciado, una sucesión de tormentas sobre su imagen: yerno encarcelado -por un juicio mediático que propició una sentencia ejemplarizante y, por ello, injusta-, hijo varón que se distancia para salvar el pellejo de la institución monárquica y que admite que la Casa Real quede restringida a su quintaesencia, esposa obligada a extraer dosis de dignidad del exigüo coleto del despecho, hijas que se separan de sus galanes y que pierden títulos y reconocimiento público, nietos influyentes en las redes sociales que tratan de encontrar vida fuera de la Casa Real, etc.

Volvió el Rey de antes entrando por la puerta de atrás, utilizando el falso pretexto de una regata en Sanxenxo y abusando de la pretendida hospitalidad de -se dice- uno de sus mejores amigos, el empresario gallego Pedro Campos, quien lo recogió en el aeropuerto de Peinador y lo hospeda en su casa el par de días que estará en España. En el apretado y ridículo programa, se acercará el lunes a la Zarzuela, en donde tendrá un encuentro privado con su hijo Rey y su nuera Reina. No ha trascendido cómo hará el viaje, aunque se descarta que Sánchez disponga de uno de los Falcon que utiliza para sí con tanta libertad.

Alegan los que le odian desde el Gobierno y fuera de él que “ahora es un ciudadano normal y es libre de hacer lo que le plazca”. No, no puede hacerlo, porque la Constitución establece su condición imperecedera de prerrogativas propias del Monarca que fue y del sitio que ocupa en la Historia de este país. Y siempre será observado, escudriñado, analizado, donde quiera que vaya, incluso hasta después de su muerte. Ciudadanos normales son Jordi Pujol y  Marta Ferrusola, Junqueras y los Panchos, Chanel, Griñán o Chaves, Rodríguez Zapatero, Florentino Pérez  o Alfonso Guerra. Don Juan Carlos no.

Es un situación esperpéntica, propia del ridículo que es consustancial a un país que es incapaz de valorar, proteger y respetar sus recursos. El Rey de antes fue intocable mientras se mantuvo como Jefe de Estado y cuando dimitió, por propia voluntad, al quedar sus carnes humanas -carnestolendas- al descubierto, quedó expuesto a la crítica, al ridículo y a la posibilidad de ir a la cárcel. Porque, presuntamente entonces, había actuado de intermediario o conseguidor para algunos proyectos en los que competían empresas españolas y, se le habría entregado una comisión. No quedó probado y el dinero que la amante Corinna recibió del emirato en donde acabaría don Juan Carlos refugiando su real vergüenza, era un regalo, una dádiva, un don.

No soy monárquico, y me gustaría vivir en un Estado republicano, con un jefe de Estado elegido por votación entre insignes ciudadanos, de esos que tienen el pelo cano o la calva dilecta y acreditan una trayectoria personal llena de triunfos por la Patria.

Pero nací en una dictadura, viví en ella casi toda mi juventud y aplaudí hasta con las orejas cuando se aprobó, por votación mayoritaria, un texto constitucional que debía garantizar paz y prosperidad para un país en permanente amenaza de espadones, pucherazos y guerras civiles. La monarquía era la forma de Estado como cualquier otra y un tal Juan Carlos, educado a la sombra del dictador, pero con ganas de demostrar su independencia y alta formación (que nos había costado bastante), se encargó de hacernos creer en que era posible la homologación de España en Europa y en el mundo. De decirle a Chaves, “¿Por qué no te callas?” en lugar de “¿Qué puedo hacer por tí, querido Maduro?”

Gobiernan ahora este país personas que no han vivido la postguerra. Algunos no han sido educados en las Universidades españolas sino en prestigiosas Universidades inglesas, alemanas o norteamericanas en donde les han dado títulos pomposos que les acreditan en funciones que nos resultaban desconocidas para quienes tuvimos que superar pruebas selectivas hacinados en aulas en donde se nos recomendaban libros en francés o inglés y teníamos apuntes a cicloscil.

Algunos de esos nuevos mandarines no creen en la Constitución, sino en la necesidad de cambiarlo todo. No son monárquicos, pero no han vivido el nacimiento de la Monarquía, sino su caída, y conviven ahora con el placer de querer destruir esa institución, para festejar el advenimiento de una forma sustituta: el gobierno de todos, es decir, no la democracia, sino allí donde todos mandan igual, la anarquía.

Nunca creí que el rey Juan Carlos fuera a figurar junto a Santiago Apóstol o la Virgen María, en el pedestal de las entidades sobrenaturales. Pero advierto a los especialistas en coprofagia, empeñados en vociferar que el rey de antes es indigno, y que debe explicar hasta la eternidad sus andanzas y tejemanejes con el dinero, el sexo y la verdad y la mentira, que no habrá paz en esa búsqueda.

No estoy defendiendo al rey Juan Carlos y, puesto a ser sincero, no creo que lo necesite. No me pidió ni el ni sus asesores consejo alguno. Tampoco el rey de ahora, don Felipe. Y les voy a dar un consejo que no me han pedido y que, con seguridad, nunca leerán: no tengan vergüenza de aparecer como humanos. La jefatura de Estado monárquica fue y es una fórmula de conveniencia para sostener nuestra democracia. Ella es la intocable. Dentro del ropaje, hay seres humanos.

 

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El sangriento camino hacia la paz en Ucrania

20 mayo, 2022 By amarias Dejar un comentario

Rusia, después de 87 días de invasión en Ucrania, anuncia pequeñas victorias en el territorio acosado, con el objetivo de ofrecer a la población rusa elementos de apoyo sicológico a una decisión estrafalaria de Vladimir Putin que, al cabo de tres meses de guerra, se revela definitivamente como un error histórico que dejará huellas permanentes en la credibilidad del Kremlin.

Se trata, en realidad, de victorias patéticas, que ensalzan y subliman la imagen del vencedor moral y, por el momento, incluso táctico y militar: Ucrania. En esta versión reciente del Holocausto, resiste voluntaria y heroicamente, sin importarle que ese plausible despropósito ante un enemigo  desproporcionado en medios y tamaño, pueda provocar el exterminio de parte de su población y llevar a la ruina irrecuperable al país.

¿Qué puede presentar el dirigente ruso como beneficios de la invasión? Desde luego, no el sometimiento del Estado legítimo de Volodomir Zelenski, consolidado como líder indiscutible de Ucrania y apreciado y apoyado en su gesta defensiva por todo el bloque occidental. Obligadas las mal preparadas tropas rusas a retroceder desde los primeros objetivos alcanzados en precario, los generales de ese Ejército desacreditado por la realidad se han concentrado en ordenar o admitir la destrucción de poblaciones, matando a miles de civiles, arrasando impíamente focos aislados y viendo, con indudable desesperación, como sus jóvenes soldados caían sin oponer verdaderas opciones a la sólida resistencia ucrania y teniendo que admitir que una tercera parte – si no más- del equipamiento militar desplegado en las regiones invadidas se convertía en chatarra.

Rusia empleó en estos últimos años grandes cantidades de su presupuesto a mejorar su capacidad armamentística y, en especial, de su arsenal nuclear. Es un país poseedor de alta tecnología y una capacidad de investigación y desarrollo a muy alto nivel. Tiene, y ahí está la clave de un temor y contratemor que impide, de momento al menos, y felizmente, la escalada bélica, potencial nuclear destructivo de muy alto nivel. El Kremlin no ceja en ponerlo de manifiesto y en amenazar con utilizarlo si el apoyo occidental a Ucrania cruza hipotéticas líneas rojas que ha venido trazando con mano temblorosa. Como un felino que jugara con su presa antes de engullírsela, ha decidido apostar por una guerra convencional, sin advertir que esa posición provocaría que la defensa ucrania se reforzaría con la entrega de material extranjero y que, sobre el terreno, la valentía y arrojo de los ucranios, cada vez mejor armados. contrapesarían el masivo pero deslavazado golpe de efecto de los miles de tanques ocupando el territorio ajeno.

Los defensores ucranios que se habían hecho fuertes en la macroacería de Azovstal han optado, finalmente, al menos mayoritariamente, por entregarse a sus sitiadores. El mando del batallón Azov, encargado de la protección de ese elemento estratégico, ha recibido la orden de deponer las armas, La visión de ese grupo de héroes, muchos de ellos heridos, saliendo de los sótanos de la acería, como espectros sublimes, dignos, antes de ser obligados a subir en camiones que los llevarían, como prisioneros, a zona rusa, es impactante. El Kremlin se apresuró a anunciar que serán juzgados como criminales de guerra. Pretenden con ello indicar que no serán considerados prisioneros de guerra y, por tanto, no disfrutarán de ese estatuto de protección y podrían ser condenados a muerte. El gobierno ucranio, con lógica total, los califica de héroes de la patria y propone su canje por prisioneros rusos, opción que, por el momento, se niega desde Rusia.

El parlamento de Finlandia ha respaldado, prácticamente de forma unánime, la propuesta de su gobierno de solicitar la adhesión  a la OTAN. Suecia, por su parte, hizo oficial el pasado lunes, 16 de mayo, su voluntad de unirse al bloque atlántico. No deja de ser una cruel paradoja que si la justificación de la invasión por parte de Putin fue evitar que Ucrania entrara en la Alianza, en pocos meses se verá totalmente rodeado por miembros de esa Organización, cuyo objetivo deberá ser revisado, para poder dotarla de una mayor capacidad de defensa frente a ataques exteriores, haciéndola menos dependiente (económicamente, desde luego) de Estados Unidos. También y de manera quizá más urgente, el robustecer el músculo militar conjunto de la Unión Europea, ha de figurar entre los efectos contraproducentes para los intereses del Kremlin de esta guerra de invasión que hace unos meses nadie podía imaginar.

No ha terminado esta guerra, ni está próxima a hacerlo. Italia ha presentado una propuesta de paz, que incluye el inmediato cese de las hostilidades, y parece conceder a Rusia un cierto control de la zona del Donbás, La tercera parte de Ucrania, según información del gobierno de este país, está minada. Los muertos civiles aún no han podido ser claramente detectados y contabilizados; las tropelías del Ejército ruso (si puede merecer tal nombre) y sus mercenarios están por descubrir en su total magnitud. La hambruna se cierne, no solamente sobre Ucrania, sino que rebota y se expande por muchos países, faltos de maíz, grano y fertilizantes.

Los desastres de esta guerra serán duraderos. Estoy releyendo un libro que nunca imaginé pudiera tener un desarrollo actualizado: “Guerra, ¿para qué sirve una guerra? (El papel de los conflictos en la civilización)”, de Ian Morris. El argumento central de este profesor de Historia es que las guerras han hecho del mundo un lugar más seguro y próspero, creando sociedades cada vez más grandes y más complejas.

No me siento alumno ni admirador de Morris. Como un monstruo que habita en la triste verdad del hombre, la ambición que se detecta en la aparición de Putin y sus secuaces ha venido a demostrar que el potencial bélico destructor de las potencias económicas se prueba, incluso en este momento que se creía de mayor crecimiento y globalización en la paz, con el mismo fin de dominio y aprovechamiento del débil, sojuzgando a su población y apropiándose por la fuerza de sus bienes y recursos.

Queda por asimilar mucha incertidumbre, y los que -ahora- defienden a Putin como si su actuación estuviera regida por otra lógica que la del latrocinio, no debieran olvidar que la ética solo está de un lado. No es un amable bifronte que todo lo justifica.

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