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Quincuagésima Crónica desde el País de Gaigé

17 enero, 2023 By amarias Deja un comentario

Adelantada la campaña electoral cuyos resultados decidirán los comicios del próximo mayo, las facciones políticas en Gaigé se afanan por reforzar sus opciones, en un escenario de evolución poco predecible.

Sucede que las opciones del ala conservadora -Partido Popular y Vox- aparecen sólidas (con el fermento mediático que les da un falso color de disidencia), frente a la debilidad del Partido Socialista para presentar una línea de continuidad ideológica con Unidas Podemos y el inconcreto proyecto de Díaz (Yolanda), aún Ministra de Trabajo del gobierno multicéfalo de Sánchez (Pedro).

Nada permite aventurar que sea posible la continuidad del actual gobierno sin contar, en el mejor de los casos, con los apoyos de los independentistas catalanes y los acomodaticios nacionalistas vascos.

El mosaico electoral de Gaigé revela la afición por acogerse a oportunismos sin mucho recorrido, huyendo de plantear temas de sustancia. La semana política ha terminado con la polémica que cubrió de reproches al vicepresidente de Castilla y León, García-Gallardo (Juan), militante de Vox por sus provocadoras declaraciones a favor de un protocolo de actuación que se pretendería imponer a los médicos ginecólogos que tuvieran que atender a gestantes que desearan abortar. Como sucede en Gaigé con frecuencia, el asunto se resolvió (mal) con desmentidos, acusaciones de interpretación tendenciosa y, por parte del Gobierno, desaforados intentos de convertir el caso en paradigma del caos que sobrevendrá si la responsabilidad de gobernar el país cayera en manos de una coalición de las derechas.

En Cataluña, el furor optimista oficial tras el pacto entre el Gobierno y ERC que provocó modificaciones en el Código Penal tendentes a despenalizar los delitos de malversación y eliminar el de sedición, el auto del superjuez Llarena (Pablo) renovando la orden de busca y captura de Puigdemont (Carles). ha supuesto un jarro de agua muy fría. El auto aprovecha, además, para destrozar jurídicamente los argumentos  con los que el Gobierno justifica la despenalización de la sedición, advirtiendo la desnudez con la que se deja al Estado ante insurrecciones no violentas.

La crisis por falta de acuerdo para renovación de los magistrados en el Tribunal Constitucional (TC), se resolvió utilizando el rodillo socialista, que aupó a Conde-Pumpido (Cándido) a la Presidencia, previo corte de mangas y puñetas a la candidata propuesta por los conservadores, la progresista Balaguer (María Luisa). De todas formas, el mal está hecho: la sociedad civil ha comprendido que el TC tiene un trasfondo sectario que compromete su obligada independencia.

El periódico más sesgado hacia el conservadurismo, el prestigioso ABC, lleva centrada dedde hace días su investigación sobre escándalos de coimas y sobornos en el otrora poderoso Alvarez Cascos (Francisco), que debió lucrarse ilegalmente en su etapa como vicepresidente de Gaigé y ministro de Obras Públicas. Quedaría por probar, en caso de que las investigaciones lleguen a puerto, si malversó caudales públicos para sí o para apoyar a su creación, el Foro Asturias.

Ganó por la mínima Arrimadas (Inés) sobre Bal (Edmundo), en el Congreso extraordinario para decidir el rumbo de Ciudadanos, evidenciando un partido roto, desarbolado, a la deriva. ¡Ciudadanos de Gaigé, buscad otro refugio si el equilibrio inestable os interesa, para el centrismo de chicha y limonada!

Desde el Gobierno, parece que abundan los motivos de jolgorio. La secretaria de Estado de Igualdad, Rodríguez “Pam” (Angela) se rio a carcajadas de los efectos de la ley del solo si es sí, calificando de pecata minuta las casi doscientas  rebajas de condenas a violadores que ha provocado, hasta ahora (“porque no son miles, las oleadas”).

Hay más materia, pero a este cronista se le agarrotan los dedos. Quizá debería comentar sobre las exequias de quien fue Rey de Grecia (Constantino, hermano de la Reina Sofía). que reunirán en Atenas al Rey Juan Carlos y a su hijo pequeño, don Felipe).  Dicen que Marichalar (Froilán), el nieto bailón y comunicativo del Rey exiliado va a acompañar a su abuelo en Abu Dahbi.

O tal vez corresponde escribir sobre la traición de Bolsonaro (Jair) al resultado electoral que dio la presidencia de Brasil a “Lula” da Silva. O sobre la afición a llevarse a casa papeles oficiales secretos de los presidentes norteamericanos, ya sean demócratas (Biden, Joe) o republicanos  (Trump, Donald)

Pero lo más importante fuera de Gaigé me sigue pareciendo la guerra en Ucrania, que nadie sabe cómo parar. Mi amigo Núñez (Jesús), experto en analizar conflictos, opina que con la primavera llegará la gran ofensiva rusa.

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Trigésimo nona Crónica desde el País de Gaigé

8 noviembre, 2022 By amarias Deja un comentario

Gaigé, el Pais de los Despropósitos, parece confiado, aunque no feliz. Como alguien que acabara de pasar por una calamidad espantosa, y nada pudiera alarmarle por encima de lo que ha tenido que soportar, no hay circunstancia ni amenaza capaz de perturbarle. Pero la felicidad es otra cosa, surge de otro tronco y ahí fallan los pronósticos.

Si la política es un termómetro, y la temperatura determina el estado de las propuestas de gestión de la polis, Gaigé tiene mala salud de hierro. El bipartidismo cobra nueva fuerza, al tiempo que los partidos y coaliciones situadas a los extremos, pierden fuelle y se descomponen, arrastrados al fondo de reptiles donde devoran a quienes se enzarzan en luchas internas para decidir quien es el más guapo para merecer llevar la bandera de unas siglas.

Olona (Macarena), Iglesias (Pablo), Arrimadas (Inés) son algunos de los nombres caídos en la estacada, amenazados con el olvido que se ha llevado por delante a Ortega-Smith, Abalos, Casado, Alvarez de Toledo y tantos otros. La hasta hace poco dirigente de Vox, Olona, trata de crear una plataforma que aglutine simpatizantes antes de lanzarla como partido. Su intención se asemeja a la de Díaz (Yolanda), que, desde la posición ideológicamente contraria, aunque en su caso, con el respaldo que da ser vicepresidenta de Gaigé, pretende refundar Unidas Podemos, aguantando las zancadillas y tarascadas del otroro amigo y jefe admirado, Iglesias, retirado a la contemplación académica de sus antiguas elucubraciones mentales sobre el poder y su ejercicio,

El presidente de Gaigé, Sánchez (Pedro) viaja mucho por Europa y el mundo, demostrando que su inglés y su buen porte da mucho juego mediático para fotografiarse con otros mandamases. La practicidad obliga a no hacerle ascos a cualquier jefe de Estado, independientemente de su ideología previa, y la experiencia demuestra que es distinto predicar para conseguir ganar unas elecciones que obtener trigo que repartir a sus ciudadanos.

De la minigira por Africa del Presidente de Gaigé, se presenta como resultado positivo el compromiso de destinar más de 2.000 Millones de euros en 5 años -en créditos blandos- para aumentar la penetración de las empresas españolas en Sudáfrica. Su presidente, Ramaphosa (Cyril), acogió ese anuncio con una amplia sonrisa, seguramente sin entender del todo su significado

Nuevos jefes de Gobierno y Primeros ministros han aportado, ya que no sabia fresca a las reuniones en la Unión Europea, sonrisas y abrazos entre desconocidos. Meloni (Giorgia), flamante presidenta del Consejo de Ministros italiano, ha dado ya una muestra de la dureza con la que afrontará la contención a las oleadas de migrantes que buscan solución a la hambruna y la miseria lanzándose al mar con rumbo a Europa, a la que creen aún opulenta. Solo admitirá el desembarco desde los buques financiados por ONGs que patrullan por el Mediterráneo buscando náufragos, si se trata de enfermos o por razones humanitarias.

En el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, el nuevo primer ministro desde el 24 de octubre es Sunak (Rishi), un rico hijo de inmigrantes indios, ha conseguido aportar calma a los mercados con propuestas de medidas de actuación sociales de cariz keynesiano y brillantes eslóganes aprendidos en la escuela de negocios californiana de Stanford.

En Alemania, un tenido por anodino Scholz (Olaf) consiguió violentar el cotarro de la hipotética unión de los europeos en torno al eje franco-alemán, yendo a China para hablar de sus negocios -en un viaje relámpago e inesperado, acompañado de una élite de empresarios germanos- con el Presidente Xi Jinping y su homólogo Li Keqiang.

Pero lo más importante para el mundo y, por tanto, para Gaigé, es la cumbre del clima, que ya lleva 27 ediciones, y que se celebrará en Egipto. Siguiendo la tradición, se acordarán serios pronósticos de calentamiento del planeta, si no se adoptan de inmediato medidas de contención de la piromanía androgénica y no se ayuda con fuertes desembolsos a los países más pobres, para que detengan su trayectoria de imitación a lo que llevó hasta aqui a los muy desarrollados.

Preocupa a algunas ministras y otras portavoces ocasionales de las miserias del mundo, también presentes (en menor medida) en Gaigé, la violencia que atribuyen como consustancial al género (antes, sexo) masculino y, cada vez que se produce -por fortuna, de manera esporádica- una desgracia que involucra víctimas entre quienes fueron conviventes, causados en alta proporción por enajenados, claman pidiendo sangre y aprovechan para abogar por una separación -mental- de sexos que no se daba aquí desde los sesenta del siglo veinte. El desorden sobre las identidades sexuales está siendo permanentemente alimentado, desconociéndose a dónde podrá llevar a los muy jóvenes.

Núñez Feijóo (Alberto) va perdiendo fuelle mediático y fuerza en su mensaje. No le ayuda su poca chispa, y menos aún la artillería. en fuego granado, de los ministros y del propio Sánchez (Pedro) que siguen atribuyendo los males del país, por orden variable, a la guerra de Ucrania o a la falta de lealtad institucional del Partido Popular. Tampoco le sirve de refuerzo el verso libre de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Ayuso (Isabel), que defiende heroicamente su plaza. dirigiendo sus dardos contra el gobierno de Gaigé, al tiempo que cubre el flanco a su derecha, fagocitando sin reparos las ideas de Vox, cuando las tienen.

El enfado oficial entre las facciones llamadas a la bipolaridad política se mantiene con base en dos elementos de difícil digestión para la ciudadanía preocupada por lo ordinario (la cesta de la compra, el empleo, el futuro, etc.). La cúpula del PP pretende que el PSOE le garantice que no se rebajarán las penas por el delito de sedición -cuyo nombre y caracterización del tipo penal están muy vinculados al tratamiento a los golpistas catalanes y a las exigencias del gobierno de la Generalitat, deseoso de que el prófugo Puigdemont (Carles) pueda volver como si fuera Tarradellas-. La renovación del Consejo del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, muy politizada (a despecho de la libertad e independencia que cabe atribuir a ese poder del Estado) es el otro punto de discrepancia, incomprensiblemente insalvable.

Aunque el tema ocupará, previsiblemente, unas líneas de actualidad en mi próxima Crónica, quiero referirme al acoso jurídico contra el rey de antes, Don Juan Carlos, por parte de su ex amante o concubina Larsen (Corinna), que acusa al maltrecho emérito en las cortes inglesas de amenazarla con cortarle el cuello si larga lo que sabe. Este episodio, inconcebible, que dura años de persistente alimento a la prensa amarilla y roja e involucra los cimientos de la protección al jefe de Estado (rijoso, corrupto, demente o imbécil) cuando está en juego la estabilidad y credibilidad de las instituciones, sitúa a Gaigé en la cumbre de los Países de Despropósitos.

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Vigésimo Séptima Crónica desde el País del Gaigé

8 agosto, 2022 By amarias Deja un comentario

A Gaigé se le ha puesto cara de vacaciones, pero la realidad es que pocos se atreven a tomarse ese asueto. Porque no faltan preocupaciones importantes, en el orden interno e internacional, que invitan a permanecer en casa e incluso con las persianas bajas. Para protegerse del calor y de la tormenta que se supone estallará en cualquier momento (amenaza de ampliación de la guerra en Ucrania a territorios de la Unión, invasión de Taiwan por China y, como más verosímil aún, la reducción de los suministros eléctrico y de agua en Gaigé).

Voy por partes: la familia real se ha desplazado a Mallorca, fijando su residencia de verano por unos días en Marivent, el palacete estatal en donde ya se encontraba la reina de antes, Doña Sofía. Sigue en paradero conocido pero con orden de no volver a España, el denostado rey Juan Carlos, cada vez más asediado por las amistades peligrosas que puede suponer su largo afincamiento en Abu Dahbi, donde continúa purgando desde hace dos años su poco juicio con las faldas y con las comisiones por las que se le premió su mediación para conseguir contratos de ensueño para las constructoras españolas.

Las fotografías difundidas por la prensa oficial muestran, entre otras instantáneas, a las cuatro mujeres de la familia real (las reinas de antes y de ahora, Sofía y Leticia, la princesa de Asturias, Leonor y la infanta Sofía) luciendo palmito y pierna bronceada (las tres últimas citadas). No me parece oportuno el despliegue de ebúrnea naturaleza castigada por el sol o por las pócimas de la reina plebeya, pues aunque nadie puede prohibirle mostrar hasta donde le peta sus encantos, alguien debiera pensar que esa demostración de lozanía y bien pasar no ayuda a aumentar el amor por la monarquía en el país del Gaigé donde, a despecho de las cifras que se difunden por el Gobierno de forma triunfalista, hay sentimiento de crisis avanzando.

El rey Felipe, cumpliendo con su misión de hacer de tripas corazón aparecer allí donde se le invite, incluso para recoger improperios, se fue a la toma de posesión de Petro ( Gustavo), presidente de Colombia y terrorista arrepentido del M-19-según dice-. Le acompañaba el ministro Albares (José Manuel).

Horas bajas para la Ministra de Energía, Ribera (Teresa), que acapara titulares en los periódicos de Gaigé por su decreto-ley en el que en 80 páginas desarrollar las medidas ordenadas para reducir el consumo energético. La oposición popular y también algunos presidentes autonómicos acusan de no negociada y en algunos puntos desorbitada la redacción, que, sin embargo, los especialistas coinciden en estimarla necesaria y urgente en su concepción. Porque se aproximan, a toda velocidad, un otoño y un invierno muy exigentes, con el grifo del gas ruso cerrado, y Alemania en situación de desesperación energética por el cierre de nucleares y plantas de carbón ordenado por Merkel (Angela) en su despedida como canciller.

El enfado de Argelia con Gaigé por la cercanía expresada con Marruecos en una carta ininteligible en semántica e incomprensible como estrategia en política exterior, se mantiene. El gas argelino que se nos niega marcha ahora en dirección a la Italia donde Draghi (Mario), en un último acto de servicio como Presidente del  Consejo de Ministros, negoció unas condiciones favorables para el país que mejor partido sabe sacar a la Unión de Comerciantes europeos.

Siguen ardiendo los bosques y campos de Gaigé, reclamando recursos, agua y medidas urgentes. Cada día, varios fuegos se desatan en la geografía de este castigado país, que parece destinado a sufrir las plagas del deterioro ambiental con especial virulencia. Se sigue apreciando que demasiados de esos focos de destrucción son provocados por vecinos despechados o locos y favorecidos porque nadie cuida ahora los bosques (no son rentables) y los efectivos en los cuerpos de bomberos ni dan abasto ni tienen equipamiento de última generación. Me temo que, si han sido provocados algunos de esos incendios que tanto daño causan, los culpables no serán detectados y, si lo son, recibirán escasas penas o aparecerán como orates ocasionales para acabar yéndose de rositas para seguir incendiando.

Núñez Feijóo (Alberto) tiene dificultades para consolidar un discurso coherente y la fuerte personalidad de Ayuso (Isabel) no desaprovecha ocasiones para rivalizar con el presidente Sánchez (Pedro), cuyo carisma se apaga a ojos vistas. El viaje de consolación a Cáceres no ha aumentado su popularidad precisamente y hasta en Ucrania han empezado a dudar de su palabra.

Tiene apoyo esta última frase en que el asediado Zelenski (Volodomir) se queja de que el material prometido por el presidente de Gaigé en su viaje a Kiev no llega. Se sabe que los tanques Leopard que iban a ser entregados a Ucrania han sido rechazados en origen por la ministra Robles (Margarita), que los encontró inservibles y solo aptos para desguace. Se ofreció como alternativa mandar prendas de abrigo y bufandas, gesto cuya valoración por los bravos combatientes que están dándolo todo por su patria invadida, no se conoce.

 

 

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Justicia a la medida

27 julio, 2022 By amarias Deja un comentario

El Tribunal Supremo ha emitido su Sentencia en el recurso presentado por las defensas de Manuel Chaves y José Antonio Griñán, que fueron sucesivos presidentes de la Junta de Andalucía, en momentos en los que el Partido Socialista Obrero Español era dueño y señor de esa región.

Quien la vio y quién la ve. Andalucia era considerada durante décadas el “caladero” de votos de los herederos, legatarios e intérpretes de las ideas de Pablo Iglesias, José Barreiro y Largo Caballero (por citar solo algunos de los inspiradores más relevantes que ayudaron a pergeñar el ideario socialista, adulterado sin problemas por nuevos líderes y necesarias componendas para supervivencia).

Hoy, en manos de los populares, de la derecha quasifascista, de los amigos del capital y de los señores del puro…

Estos penosos seudoargumentos, -izquierda incompetente y despilfarradora, derecha en contubernio  con los poderes económicos- que habían sido felizmente arrumbados en la época feliz de la democracia postfranquista, se recuperan ahora por los que no han vivido la transición, han estudiado poco y saben menos y están dispuestos a hacernos vivir su peculiar camino hacia la Arcadia feliz, descalificando con rabia todo lo que parezca venir de contrario.

Muy eruditos economistas y técnicos de buen pedigree, dudan (con toda razón, en mi opinión) si será mejor gobernar bajando impuestos -razonablemente- o poniéndoselo más difícil a los ricos y, sobre todo, a las grandes empresas. Tengo, como se dice vulgarmente (y pido perdón por el lenguaje soez) el culo pelado de haber visto cómo actúan en tiempo real, los amantes declarados del liberalismo y los enamorados decididos de la gestión pública de las empresas y servicios fundamentales, y no abrigo más que dudas de cómo poner en pie una idea u otra, sin entrar en múltiples matices y aplicar severas medias tintas. Lo más importante: la dificultad está en encontrar gestores capaces, bien formados, y honestos. Si militan en un partido, habría que mirarlos con lupa, porque suelen ser independientes, no confesionales.

Vuelvo al proceso de quienes mandaron en Andalucía en nombre del PSOE, y muy aplaudidos, por cierto, hasta que la juez Mercedes Alaya dio por investigar, desde el Juzgado de Instrucción nº 6 de Sevilla, “e caso de los ERE”. Si bien el tenor del pronunciamiento no ha sido conocido en sus detalles, sí ha transcendido que no ha habido unanimidad en el refuerzo de la Sentencia del Tribunal Superior de Andalucía, que era la que se sometía a revisión.

Ha habido votos particulares y solo cuatro de los siete magistrados del Alto Tribunal han entendido que se debía ratificar la condena a los dos principales encausados a las altas penas por los delitos de prevaricación y malversación de dineros públicos. El peor parado en ese veredicto ha resultado José Antonio Griñán, porque era Consejero de Hacienda cuando se cometieron los hechos delictivos y, por ello, facilitador obligado de la componenda y, en consecuencia, es condenado a seis años de prisión.

El asunto se ha convertido en elemento sustancial del actual debate político, por muchas razones. Desde la oposición, el Partido Popular -con la portavocía de aspecto suave ejercida ahora por Núñez Feijóo, ejerciente del galleguismo estereotipado-, dice no querer hacer bandera con los daños causados por tal Sentencia, aunque no deja de esgrimir que la Justicia ha deshecho, al fin, de manera legal, el chiringuito de favores que los sociatas habían montado en Andalucía. Por la vía del resultado fehaciente de las elecciones, ya había quedado sancionado socialmente el reproche al encaramar a Moreno Bonilla a la Presidencia de la Junta con la mayoría más clara que se vio en esa democracia imperfecta que defiende el texto constitucional más eficiente y versátil que vio nuestra piel de toro.

El nuevo portavoz socialista, Patxi López, bien curtido en defender posiciones en momentos difíciles, recuerda -siguiendo el argumentario de la Ministro portavoz, Isabel Rodriguez García- que el único Partido condenado como tal por la Justicia (caso Gürtel) ha sido el Popular. Porque el PSOE, como institución política, está libre de culpa y, por otra parte, los ex Presidentes andaluces, a los que cabe manifestar (según la posición de este Partido) con pleno apoyo por su honestidad, ya que no se han llevado a sus bolsillos ni un euro de los setecientos millones que fueron malversados o utilizados con el sesgo oscuro que ven los Tribunales. Además, los reos y ajusticiados ya no son miembros del Partido socialista y las responsabilidades políticas si las hubiera, ya han sido depuradas hace años. Me gustaría saber quiénes y de qué condición fueron los beneficiarios del reparto de subvenciones, a quiénes se les facilitó la agilización de los créditos y, en fin, si no se tuvo en cuenta más que el estado de necesidad y la urgencia debida, y no la presunta afiliación de los favorecidos.

A mí, como ciudadano y como abogado, me interesa resaltar, en este caso y en otros que los media se han encargado de difundir y exprimir, la ausencia de unanimidad en la mayoría de las Sentencias (ya que no en todas) que hemos conocido en detalle, afectando a personajes relevantes de los sectores políticos. No la hubo en las sentencias que afectaron al Rey de antes, Don  Juan Carlos, ni en el desmesurado para e torpemente defendido Urdangarín, ni en los alevosos casos del Procés (y especialmente en la valoración de los hechos, si sedición, reunión de amigos o intento de separatismo y golpe de Estado desde las instituciones). No hay unanimidad en casi ninguna Sentencia importante (por su materia o por la naturaleza de los justiciados y, cómo no, de sus letrados) de los Tribunales pluripersonales.

La Justicia es lenta, su aplicación sujeta a interpretaciones jurídicas y todos los letrados en ejercicio sabemos lo importante que es, no solo preparar bien tu caso, sino encontrarte con un buen juez, de los que se toman interés en profundizar en los argumentos  y razones de cada parte y no se dejan obnubilar por el prestigio de un bufete de esos de renombre (los llaman bufetes boutique). Pero -¡horror!- tenemos que creer que no está sujeta a cavilaciones y mangoneos políticos, y ya no solo desde la Fiscalía General del Estado (que el actual Presidente del Gobierno ha dejado claro que dependía de sus designios), sino debido a la composición ideológica de los Tribunales que tienen que dirimir en últimas instancias, ya sea el Constitucional, el Consejo Superior del Poder Judicial, el Tribunal Supremo y, aunque nos falten muchos datos, los Tribunales de Menor pelo (Tribunales Superiores regionales, Audiencias Provinciales, etc.)

La verdad, al ciudadano de a pie se le ha puesto muy difícil creer en la independencia de la Justicia, en la separación de poderes, en la solvencia y honestidad de los jueces. Como en toda profesión, defiendo que la inmensa mayoría son fieles al ideario de una Justicia igual para todos y lejos de mi intención acudir a la frase desafortunada del alcalde Pacheco -el de “la Justicia es un cachondeo”-, pero nada me impide defender que necesitamos la plena profesionalización de la carrera judicial, libre de influencias políticas, de nepotismos y amiguismos y, por qué no, totalmente transparente en la valoración de Sentencias, juzgadores y Juzgados.

 

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Décimo Séptima Crónica desde el País de Gaigé

30 mayo, 2022 By amarias Deja un comentario

Gaigé ha terminado la última semana completa de mayo de 2022 celebrando el triunfo de unos atletas excelentemente bien pagados, conseguido en un campeonato europeo de especial relieve. Dicen que hubo más de cien millones de espectadores viendo la retransmisión en directo y que más de 20.000 aficionados madrileños se desplazaron a París, en uno de cuyos estadios se celebró la final del torneo.

El Real Madrid, uno de los equipos  de fútbol que alimentan la afición por el circo en la capital de Gaigé, se alzó con la copa y la parte del león de los dineros en disputa, venciendo por la mínima (uno a cero) a la formación inglesa que lleva el nombre de Liverpool.

Aunque se ensalza de la nacionalidad de los equipos y el compromiso con la afición de los jugadores, lejanos están los tiempos en los que los colores de las camisetas eran defendidos por oriundos. Solo Carvajal es español de entre los titulares del Madrid. Y aunque este club es propiedad de los socios (Pérez, Florentino, es solo su representante cualificado), se ha hecho habitual que fondos de inversión detenten el poder de decisión en los equipos más famosos.

En la historia de Gaigé este acontecimiento deportivo, con la que está cayendo, no debiera significar nada especial. Se trata, en fin, de un juego, en el que solo participan activamente los 22 jugadores que ocupan el campo, moviéndose por él con cierto orden, dominando la intención infantil de darle patadas a un balón sin descanso hasta tratar de introducirlo entre tres palos, defendidos por un gigante con manos de gato.

No se ha disipado el polvo levantado por el viaje increíble del rey de antes, don Juan Carlos, que decidió, nuevamente mal asesorado, acercarse un fin de semana al lugar en donde reinó durante cuarenta años, para participar en una regata de vela en San Xenxo y, de paso, recalar en Madrid para mantener un encuentro familiar con la familia, antes de volverse a su lugar de confinamiento y destierro. En mi opinión, que coincide con observadores más avezados en sacarle punta a las noticias del día a día, un nuevo flaco servicio a la Jefatura del Estado, al ser presentado este viaje como una cuestión de placer y particular. Como si no hubiera más y mejores ocasiones para asomar el careto real, por cierto, muy ajado, que la edad no perdona.

Escucho hoy, 30 de mayo, al juez Castro (José). el polemista miembro de la judicatura, hoy felizmente jubilado, que hace de su ideología un ariete con el que golpea la institución real, revistiendo sus opiniones de conocimiento jurídico. En un programa de sobremesa de la televisión pública, “Todo es Mentira”, pretendió ridiculizar al ex ministro García-Margallo que le preguntó si entiende que los fiscales que no encontraron motivos para encausar a don Juan Carlos, y a los que había calificado de poco profesionales, habrían cometido “prevaricación”. “Los fiscales no dictan sentencias, luego no pueden incurrir en prevaricación”, replica el juez, a lo que el prudente Margallo precisa que él se limitó a hacer una pregunta, no a pontificar.

El presentador del programa, Mejide (Risto), aprovechó para hacer una pregunta muy interesante: ¿Conoce vd. si hay fiscales o jueces en las cárceles españolas? (resaltando que se conoce el encarcelamiento de representantes de todas las profesiones -de familiares del Rey, abajo-, pero no ha trascendido que los representantes más elevados del poder judicial sean objeto de reproche penal. No hubo respuesta al hilo, pues el interpelado no tenía noticia de que el brazo duro de la Justicia hubiera llegado a caer a plomo sobre los que juzgan, cuando son sospechosos de delinquir.

Por mi parte, haciendo gala de mi regular memoria, recuerdo la reciente condena (2021) al magistrado canario Alba (Salvador), condenado en última instancia por el Tribunal Supremo, por prevaricación, cohecho y falsedad en documento público por actuaciones contra la también magistrada Rosell (Victoria). Pero no hallo más ejemplos, ni en mi coleto ni en internet. Los jueces evitan juzgar a sus colegas.

Hay muchas cuestiones que ocuparon la realidad en Gaigé, pero en mi vocación de poner el lápiz rojo de este relato donde me pete,  quiero subrayar el profundo deterioro de mi región de origen, Asturias, falta de directrices e impulso político. La disputa mezquina por llevar la Escuela de Minas de Oviedo a Mieres, para aprovechar malamente un campus casi vacío resultado de la caída estrepitosa de la actividad industrial y minera, ha puesto de manifiesto, una vez más, la división de las pequeñas fuerzas regionales en temas en donde su hacen daño entre sí, sin beneficio para nadie.

Asturias es, por derecho propio, desde hace años, la capital de Gaigé, el lugar del Despropósito. Las comunicaciones por vía aérea o ferrocarril de la región con el resto del país han caído de forma alarmante,  y esta esquina del mapa español, que tanto dio por la industrialización en el pasado reciente languidece, es decir, se muere, sin que haya voces que sean capaces de enderezar su agonía.

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Décimo Sexta Crónica del País de Gaigé

23 mayo, 2022 By amarias Deja un comentario

La semana de mayo de 2022 que ha finalizado el 22 de este mes antes llamado de las flores (o de la virgen María) ha traído suficiente material informativo para confirmar que nos hallamos escribiendo la crónica del País de los Despropósitos, es decir, de Gaigé.

Llena toda la información relevante periodística la aparición del rey de antes, don Juan Carlos, autoexiliado en Abu Dahbi bajo la protección del emir de ese mini-país (en duelo en la actualidad, pues hace algo más de una semana falleció el padre del actual jefe de la dinastía, que heredó su cargo y la amistad con nuestro rey fugado). Lo hizo invitado por el presidente del Club Náutico de SanXenxo, quien lo hospedó su casa el par de días en que quien fue Jefe de Estado durante casi cuarenta años decidió quedarse en esa población gallega.

La situación que se creó fue, por encontrarle algún calificativo, esperpéntica. Miembros del gobierno de la seudorepública de Gaigé aprovecharon para llenarse la boca de improperios contra el anterior Jefe de Estado, al que siguen calificando de delincuente y del que pretenden explicaciones. El presidente Sánchez (Pedro), en sus horas de popularidad más bajas y confirmada totalmente su incapacidad para controlar un gobierno, no solo en descomposición, sino en proceso de provocar un deterioro de la imagen del país como hacía decenas no se había padecido, guarda silencio.

Más grave aún: secuestrada en este tema la jefatura del Estado (léase, la cúpula de la Casa Real), el rey Felipe VI, eclipsada su razón de Estado por lo que le dictan desde Moncloa, aparece ante los ojos de la opinión pública libre como un hijo capaz de repudiar afectivamente a su padre, al que le debe el fulgor de la dinastía y el mérito de una transición impecable.

Juan Carlos es un anciano enfermo físicamente y, por los síntomas (no soy médico, solo observador de las debilidades humanas), padece secuelas síquicas importantes, seguramente próximas a una de las diversas formas de demencia senil. No es capaz de calibrar el alcance de sus actos, tiene una honda sensación de despecho y, como otros en su situación (a niveles de responsabilidad inferiores), carece de conciencia de la realidad, por la que se deja guiar como un ciego por su lazarillo, en este caso, quienes aún desean sacar provecho de su caudal, que es mucho.

He leído en algunos medios que el debate entre República y Monarquía se ha reabierto con esa visita. Pamplinas. El debate estará permanentemente abierto mientras se sienten en el gobierno  personajillos que utilizan su pedestal para destruir la Constitución y la forma legítima de Estado.

Por supuesto, han pasado más cosas. La confirmación de Díaz Ayuso (Isabel) como presidenta del Partido Popular en Madrid aupada por prácticamente el 100 por cien de los militantes de la región, es solo la devolución de las cosas a su sitio, trastocadas por la envidia de un personaje que ha desaparecido de la escena política, que actuaba de mal vasallo de Casado (Pablo), al que arrastró al precipicio de la insania. La aparición en el Congreso del partido mayoritario de la oposición del nuevo líder, Núñez Feijóo, que también se desprendió en esta semana (presuntamente) de su coraza protectora regional, parece confirmar que “el nuevo PP” apostará por la combinación de la tranquilidad de bóo xeito, incapaz de crisparse aunque lluevan chuzos, y el desparpajo con tintes barriobajeros de la presidenta regional de la comunidad madrileña.

El pequeño Martínez Almeida, gran alcalde de Madrid, ha quedado aún más disminuido en su aspecto físico cuando regaló la llave de oro de la ciudad al gigante emir de Katar, agasajado aún más en el mismo viaje por el presidente Sánchez, que le dió las llaves del reino, digo de la república, a cambio de firmar unos papeles por el que se comprometen amistades eternas y -creo- cuarenta mil millones de euros de inversión, que confío no serán en fútbol ni solo en hoteles e industria primaria.

Dado como cuentan el dinero los emires del paraíso del petróleo, como diría Biden (Joseph) pea nuts, o sea, calderilla.  El presidente norteamericano está encelado en alimentar la guerra de Ucrania con Rusia, y promete más armas, más tanques, más dinero. La guerra le viene bien, le distrae de otros problemas y, además, le sirve para vender gas de esquisto a la paupérrima Europa, un grupo de naciones que tencrán un pasado brillante (belicoso) pero cuyo futuro está en entredicho, quizá para siempre.

 

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Octava Crónica desde el País del Gaigé

29 marzo, 2022 By amarias 1 comentario

El parón o huelga de los autónomos del transporte -sutileza semántico-legal que hemos aprendido a no distinguir gracias a las explicaciones proporcionadas desde el Ministerio correspondiente de Gaigé-, que lleva ya dos semanas paralizando la entrega y recogida de mercancías vitales para la economía, se mantiene al 29 de marzo de 2022. Argumentan que, con la subida de los precios de los combustibles y la rigidez de funcionamiento del sector dominado por las grandes compañías), poner en movimiento los camiones que son su fuente de sustento implica entrar automáticamente en pérdidas.

Resulta incomprensible que, aún reconociendo que la mayoría de los desplazamientos de camiones son realizados por propietarios directos de los vehículos, las negociaciones con la Administración para que aquellos vuelvan a sus puestos, no se estén realizando con ellos, sino con la patronal del transporte, cuya representación no conceden los huelguistas. Finalmente,  el Gobierno ha comunicado que se subvencionará directamente con veinte céntimos el litro de combustible (¡para todos los usuarios!), una medida insuficiente según los reivindicantes, que no deponen la actitud.

Hasta el momento, sin embargo, son pocas las mercancías de primera necesidad que se echan de menos en los anaqueles de los comercios de alimentación, pues se está echando mano de los stocks de seguridad. El domingo pasado, día 27, faltaba leche (de vaca) en buena parte de las abacerías de Madrid y, por ello, los tenderos y sus empleados aconsejaban sustituirla por leche de soja.

Mucho más grave es la situación en los establecimientos industriales en donde se están agotando las materias primas que sostienen su producción. Los ganaderos, al no recogerse la leche del ordeño, se ven obligados a tirarla. Se pierden irremediablemente mercancías perecederas.

El alto coste de la energía está tambaleando la rentabilidad de otros sectores. La siderometalurgia, como gran consumidor, es el sector quizá más afectado. Los armadores pesqueros no salen al mar porque, también, esgrimen que los altos costes del gasoil hacen irrentable poner en funcionamiento sus barcos. Entre los restauradores cunde también el temor a tener que cerrar sus negocios. Muchos pequeños empresarios (pero no solo) ven el inmediato futuro con honda preocupación. Si bien se atribuye a la guerra de Ucrania el desbarajuste energético, no cabe imputarle en exclusiva esta desgraciada situación -cuyo final no es previsible en lo inmediato-.

Se trata, sin duda, de una situación muy compleja que exigiría coordinación y apoyo entre representantes políticos. La inflación va camino de los dos dígitos, aunque se tiene oficialmente confianza en que remita la tendencia galopante antes de final de año, si se llega a un acuerdo de suspensión de la guerra y los efectos de la pandemia (oficialmente superada) son restañados al ritmo que se había pronosticado antes de que todo se complicara.

Por otra parte, los problemas del rey de antes no se evaporan, al contrario. Ahora su caso está pendiente de los Tribunales de Londres, debido a una denuncia de su ex amante de mobbing o algo parecido. Puesto que don Juan Carlos carecería de inmunidad cuando presuntamente se cometieron tales actos, aunque ante la Justicia española se ha dado el carpetazo al asunto de las comisiones, el retorno del monarca sin corona de Abu Dahbi se retrasa.

Publicado en: Actualidad, Energía, España Etiquetado como: Abu Dahbi, armadores, energía, Gaigé, huelga, Ministro de Transporte, parón del transporte, rebaja precio del combustible, rey juan carlos

Presunciones, sospechas y revelaciones malolientes

5 octubre, 2021 By amarias Deja un comentario

El periódico ABC, en su edición del 4 de octubre de 2021, publica detalles de una conversación mantenida en 1990 entre el entonces ministro de Interior, Antoni Asunción, y el responsable de la lucha antiterrorista, el general Emilio Alonso Manglano. Se trata de un episodio al que se refiere Juan Fernández Miranda, en su libro de inmediata publicación: “El jefe de los espías” (Ediciones Roca), utilizando, según cuenta, papeles y notas del difunto Manglano, que habrán llegado a sus manos solo sabe él cómo.

De esa lectura incómoda parece deducirse con poco margen de error que, bajo el mandato del ministro Corcuera, se autorizó el envío de, al menos, una carta bomba a un miembro de ETA, como advertencia de que se estaba dispuesto a entablar una guerra de contra-atentados desde el propio Estado. Una actuación descabellada, ilegal, insólita, que parecería responder al extraño silogismo de “Tú matas a bocajarro o colocando siniestros artefactos a servidores del Estado, a políticos e incluso a civiles. Pues yo, que soy responsable de la Administración de la Paz y Seguridad  Interiores de ese Estado, cuando localice a uno de los tuyos, lo trataré de enviar al otro barrio con similares medios a los tuyos. Así estaremos a pré”.

La bomba provocó la muerte del infortunado cartero José Antonio Cardosa, que hacía la distribución del correo y que, al advertir que la carta no entraba en el buzón del destinatario, la dobló, explotándole en las manos.

El destinatario de la supuesta misiva mortífera hubiera sido Ildefonso Salazar Uriarte, asesino del guardia Jiménez Gómez, acto que perpetró en su misma comisaría en 1978, en la que se introdujo con el engaño de haberse olvidado el carné de identidad.

Diversas circunstancias están ayudando a ventilar sobre la población española -creando una gran inquietud interior y con efectos destructivos de nuestra imagen internacional- variopintos elementos, algunos pocos, ya probados, otros en fase especulativa o itinerario probatorio que pretenden como objetivo principal -porque tengo pocas dudas de que se trata de actos intencionados, programados para causar inestabilidad- dejar en maltrecho lugar nuestras instituciones fundamentales. Porque son actuaciones dirigidas, no se trata de una revisión al completo de lo que funciona mal (y ahí el camino sería inabordable), sino dar picotazos aquí y allá, con fines más que ejemplarizantes, desestabilizadores.

No tengo bolas de cristal y desconozco cuáles son las fuentes y los reales propósitos de sacar a la luz tanta porquería, coincidiendo con un gobierno de coalición que prometió volver al país del revés y lo está consiguiendo, aunque no sea asunto para cantar victoria, pues, cuanto más dicen desde Moncloa que estamos mejor, tanto peor nos ven.

Ahí tenemos al rey de antes, Juan Carlos, de vacaciones largas en un emirato (Abi Dabhi), sin atreverse a volver a España, por no perjudicar -así cupo interpretar en un Comunicado- la jefatura de Estado de su hijo -“el mejor formado de las casas reales actuales” (su padre dixit, cuando El estaba en mejores momentos), aunque los esfuerzos de la Casa Real por mantenerse en pie en un entorno republicano tienen aspecto de realizarse en solitario. El monarca que libró a España de un golpe de Estado (nadie lo ha desmentido, al menos hasta ahora) es el destinatario de buena parte de la mierda que difunde el ventilador mediático, exagerando convenientemente, hasta hacerlo parecer historia de vodevíl, sus amoríos y desvíos con féminas que alimentan su imagen de gañan incontrolable y, para colmo imperdonable, su presunta tendencia a intervenir como comisionista de los negocios en los que ayudó a las grandes constructoras. La fiscalía parece ahora dispuesta a solicitar el sobreseimiento (¿archivo provisional o definitivo?) del caso del fraude fiscal del “Emérito”. Ya veremos si se atreve a retornar a España y para qué.

No sólo es asunto de cuestiones regias. La difusión de que un buen número de ciudadanos, obligados a la ejemplaridad, han evadido cuantiosas cantidades en impuestos, amparándose en la ocultación que proporcionan los paraísos fiscales y la facilidad para montar empresas, interpuestas entre el Fisco y el dinero, que les sirvieron para mandar fuera del país en que se produjeron la parte de las plusvalías que nos pertenecen a todos.

Me parece que no basta únicamente a estos personajes de la España profunda (y, en general, salvo actuaciones que parecen debidas al azar, desconocidos en sus tejemanejes), con expresar aquellos de que “Lo siento mucho, no volverá a ocurrir”. Tampoco me apetece dar credibilidad sin matices a ese juego de infamias, hasta que -ahí tenemos la valla que no se debe saltar- la investigación fiscal propia y la lenta justicia .limitada por las posibles prescripciones de los hipotéticos delitos- no pruebe culpabilidades y calcule daños y multas. Todo es ahora mera presunción y hay que respetar la inocencia y abominar del juicio mediático, pero…¿qué nos queda por hacer, pues, a los ciudadanos del montón?.

Porque, a pesar de las dilaciones, las incertidumbres, los apaños, sin embargo, estamos libres de sospechar que vivimos entre delincuentes de manga ancha y calzón prieto -no robagallinas-, que han hecho carrera para ocupar puestos muy altos y, aupados en ellos, se afanan, en puro ejercicio de desfachatez y autodefensa non petita en convencernos de que debemos ser honestos, mientras ellos ponen los huevos (léase, nuestros dineros) en su propia cesta.

Me siento mal, muy mal.

 

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Falsa alocución de Navidad de Felipe VI en 2020

24 diciembre, 2020 By amarias 2 comentarios

La Casa Real, como cada año, de esa manera discreta que rige los comportamientos de la delicada institución, ha solicitado de varios ciudadanos (de los estamentos civil y militar y supongo que religioso) sugerencias de contenidos para la alocución navideña de S.M. El Rey, que será difundida el día 24 a esa hora perdida entre la merienda y la cena, en la que -antes de la emancipación de la mujer- los varones tomábamos una copa con los amigos mientras ellas ultimaban el ataque a nuestra hipertensión y glucemia.

En fin: tampoco me llamaron este año para interesarse por mis ideas acerca de lo que podía tratarse en un día tan especial para el Jefe de Estado. Lo que no me ha impedido  dedicar algo de mi tiempo (del que ando sobrado) a preparar el texto siguiente y difundirlo en este medio de amplia audiencia, para general consideración.

Esta hubiera sido mi propuesta:

“Ciudadanos y ciudadanas:

Como todos los años, desde hace ya siete, siguiendo la tradición que implantó el jefe de Estado Francisco Franco después de una sangrienta guerra civil que frustró  la segunda República de España, me dirijo a vosotros. No lo hago con la intención, como han sugerido desde una de las vicepresidencias del Gobierno, de que tengáis ocasión de discutir en familia sobre si la forma de Estado más conveniente: Monarquía parlamentaria, República federal o Dictadura, sino para ayudaros a comprender mi posición como ser humano revestido de un ropaje institucional singular ajeno a mi naturaleza y a la de cualquiera.

No quiero parecer trascendente, aunque hay momentos en la vida en que conviene parecerlo. Empiezo por ello aclarando, a aquellos que se pregunten cuál es mi papel, que soy una persona física, no una entelequia ni una reliquia de tiempo pasado. Soy  Jefe de Estado de una de las mayores naciones europeas y responsable legítimo, por mandato constitucional, de mantener la unidad entre todos los españoles.

Aunque no lo expresé en mi alocución del pasado diciembre, estaba convencido de que el 2019, sería el último año en que me dirigiría a vosotros como Rey por Navidad. El cambio ideológico de la mayoría que eligió al presidente del Gobierno, incorporando a partidos que estaban en contra de la Constitución, en temas tan sustanciales como la forma de Estado y sobre la persona y legitimidad de quien debería ostentar la Jefatura del mismo, me hizo creer que la Monarquía tenía sus días contados.

Después, el cerco mediático y fiscal a las actuaciones del Rey, mi padre, que obligaron a aconsejar  su marcha de España para reducir, en lo posible, el acoso crítico a su persona, me vino a confirmar que el tiempo de la Monarquía en nuestro país se había terminado. Tampoco podía olvidar, que mi cuñado, Ignacio Urdangarín, seguía padeciendo una singular situación penal, que, según juristas a los que he consultado, es comparativamente desigual y, por tanto, a nivel coloquial al menos, injusta.

Pues bien: ha pasado el año y me encuentro con agradables sensaciones. El aprecio y calor afectivo que se dispensó, a mí y a toda la Familia, en momentos singulares, como la entrega de los Premios Princesa de Asturias, y el aplauso casi unánime de las personas que acudieron a los pocos actos que fueron programados por el Gobierno a los que pudimos acudir, compensa la tensión institucional, alimentada por un sector de la población, que se genera contra la Monarquía en Cataluña y el País Vasco. He tenido que moverme en ocasiones singulares. como la entrega del Premio Cervantes al poeta Joan Margarit en Bacelona, por citar solo la última, de manera subrepticia, para evitar manifestaciones agresivas  contra mi persona o la princesa de Asturias. Ha sido una gran alegría conocer que una reciente encuesta prueba que la Monarquía, es decir, la forma de Estado, no figura entre las preocupaciones principales de los españoles.

Yo no soy defensor de la Constitución de 1978. Ni la voté, ni debo manifestarme sobre ella. He sido educado para ser rey de España, y mi formación, intensa, costosa sin duda para la Hacienda Pública, me ha orientado inexcusablemente hacia ese trabajo. Es un oficio singular, único. Tiene aspectos muy arcaicos,  insostenibles para la razón, ridículos para muchos, pero no tengo la culpa de haber nacido para ese destino. No lo escogí, y solo me puedo liberar de este noble trabajo si la inmensa mayoría de los españoles lo deciden así o si -no lo quiera Dios- caigo víctima de un atentado.

Mi singular formación ha traído como consecuencia que no conozco muchas cosas de la realidad española que para muchos de vosotros son obvias; mis amigos estaban controlados rigurosamente por los asesores de mi padre, y estaba llamado a ser jefe de los Ejércitos, por lo que tuve una educación militar paralela a la civil y, aunque somera, suficiente para darme un barniz amplio de las peculiaridades de las instituciones de este país. Se poco de casi todo, aunque no creo que deba preocuparos. Salvo como Jefe Superior de los Ejércitos, no debería tomar decisiones y estaría, en todo caso, siempre asesorado y respaldado por las medidas adoptadas por el Gobierno de turno, a las que yo debía aportar, solo formalmente, mi refrendo.

Casarme con una plebeya, una profesional del periodismo, se ha desvelado como una decisión magnífica, que no gustó en su momento ni a mi padre ni a quienes le asesoraban entonces, que le proponían que debería mantener la idea de una Monarquía por encima del bien y del mal, una estirpe de sangre azul, vinculada a las élites. La reina Letizia me ha dado una serenidad, un conocimiento del país, me aportó unas relaciones nuevas. Tiene unas cualidades excepcionales. Gracias a ella, he adquirido mayor confianza en mí mismo, he aprendido a vocalizar correctamente, a encontrar el tono adecuado en mis alocuciones.

Y tenemos dos hijas preciosas, voluntariosas, aplicadas. Saben catalán, euskera y gallego. La princesa de Asturias sigue aprendiendo, además de inglés, chino y árabe. El dominio de varios idiomas es fundamental. El actual presidente de Gobierno, Pedro, sabe bastante bien inglés y algunos ministros conocen ese y otros idiomas y es motivo de orgullo para todos conocer que pueden hablar y discutir con homólogos europeos y no solo darse palmadas en la espalda o esperar a que les digan ellos algo en español o con intérpretes.

Podéis entender que me ha dolido profundamente tener que distanciarme oficialmente de mi padre. Está padeciendo mucho con sus achaques seniles y no entiende en absoluto la corriente de odio y rencor que algún sector, por fortuna poco significativo pero muy vociferante, ha despertado contra él. Parece que se olvidó lo que significó para consolidar la democracia, y solo se piensa en él como si fuera un ladrón o un libertino. Acostumbrado a mandar, a que  se le obedezca y a no hacer caso de consejos, su actual demencia, que progresa rápidamente, es motivo para todos de disgusto y preocupación. La cesión de la Corona, a la que no estaba obligado, aconsejada como medida preventiva por los médicos que le atienden, le honra.

Hemos perdido mucho todos con su ausencia, con su distanciamiento obligado. No sé adónde quieren llevar su asedio los enemigos de la Monarquía, pero debería de pararse esa persecución judicial y mediática que nos hace daño a todos, y especialmente, al país. Mi padre siempre tuvo una magnífica relación con los hermanos árabes, porque le gusta vivir bien, ser agasajado y resulta, cuando se muestra relajado, ocurrente y simpático. Alguna vez se desvelará cuántos contratos ha conseguido para empresas españolas, en qué conversaciones, secretas pero muy eficaces, ha sido el motor principal. A él le ha decepcionado que no salieran en su defensa los responsables de las empresas a las que ayudó a conseguir contratos, en su beneficio y el de todos.

La gran crisis del coronavirus ha generado y genera incertidumbre, dolor, más paro y nuevas dificultades económicas. No me corresponde a mí juzgar ni proponer ni decidir qué medidas serían las más adecuadas para superar o antes posible el grave panorama. Temo, como todos, que la recuperación económica será difícil y lenta. Me gustaría ayudar en lo posible. No tengo las buenas relaciones de mi padre con los jeques árabes, cuyos Estados disponen de fantásticas riquezas naturales y que tienen, personalmente, fortunas increíbles. Los Borbones somos, comparativamente, pobres. Nada que ver con las riquezas de los Windsor, por ejemplo, que, como sabéis, figuran entre los más ricos del mundo.

Pero si hay algo en lo que puedo ayudar, y creo que mucho, es a demostrar imagen de estabilidad y serenidad a inversores y a empresas. Cuando se ataca a la Monarquía, que es la forma de Estado que tenemos, quienes lo hacen, se atacan a sí mismos, destruyen confianza, asustan a terceros.

No me gusta la caza, me entusiasma disfrutar de la naturaleza, pasear y hacer deporte. Quisiera, claro, que el mundo fuera igualitario, feliz, y se eliminaran de un plumazo todas las guerras y los que sufren dejaran de hacerlo de repente. Pero soy consciente de que estamos en país pequeño, con pocos recursos, limitado en su influencia. A veces pienso que no todos, incluso algún miembro del Gobierno, son conscientes de nuestra reducida capacidad.

Por eso, me siento europeo, además de español hasta la cepa, feliz de nuestra historia y de contribuir a sus mejores momentos. Es motivo de orgullo reconocer que somos un país solidario, acogedor y alegre. No hace falta, me parece, que saquemos pecho en cada ocasión, que nos creamos los más ingeniosos, que llevemos nuestra voluntad de sacrificio hasta la extenuación. A veces, conviene permanecer en segunda línea, seguir el rebufo. No lo digo yo, lo saben los mejores de nuestros ciudadanos, que se esfuerzan cada día, con pocos medios, en trabajar en investigación, en mejorar la asistencia sanitaria, en ayudar a crear empresas y formar a niños y jóvenes.

Esperemos que el dinero prometido por la Unión Europea nos llegue a tiempo y sin grandes obligaciones y que sepamos cómo emplearlo bien, sin despilfarrarlo, con consenso.

No quiero cansaros en esta noche especial. Sigo a disposición de cumplir con lo que queráis que sea la Monarquía, de la que yo soy solo su rostro, como nuestra bandera es el símbolo de la Patria. Si decidiérais un día, por esa mayoría que indica la Constitución -o la que aprobéis en su momento- que debo retirarme, lo haré sin problemas. Mi Familia y yo estamos preparados, también para pasar a disfrutar de una vida civil satisfactoria, como ciudadanos normales. Pero, si ese momento no llega, y no parece probable que llegue en los próximos años, no os hagáis daño tirando piedras contra el Jefe de Estado. Soy un símbolo de vuestra unidad, no solo una persona real, de carne y hueso.

Como soy creyente, y católico, os deseo una Feliz Navidad. Que el niño Dios os traiga, a cada uno, la paz y la inteligencia que necesitamos para no confundir el camino que nos queda por recorrer juntos con el lugar donde poner el pie para dar el siguiente paso.

Buenas noches”

—

La fotografía es la de un reyezuelo listado (regulus ignicapilla) , magnífica ave minúscula, de plumaje y comportamientos singulares, que, aunque raro de ver, es huésped de nuestro país, en donde acude a reproducirse

Publicado en: Actualidad, Política Etiquetado como: alocución, falso discurso, felicitación, felipe VI, Navidad, Pedro Sánchez, Reina Letizia, rey juan carlos, urdangarín

Infantilismo, pasotismo y Alzheimer en la política española

13 diciembre, 2020 By amarias 1 comentario

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Mi comentario evoca, aunque advierto desde el principio que mi tesis difiere, el conocido opúsculo de Lenin “La enfermedad infantil del izquierdismo en comunismo” (1920) que suponía una crítica a los comunistas de izquierda alemanes. Les advertía que, por considerar inútiles los partidos políticos, estaban convirtiendo el partido en una dictadura de dirigentes. Por contra, defendía la necesidad de establecer acuerdos con los sindicatos y con los partidos burgueses.​

Han pasado cien años por encima de esa propuesta y mucha sangre, dolor, fracaso, decepción y recuperación interesada del mensaje, y no me apetece abrir ahora el frasco de mi propia opinión sobre la deriva del comunismo. Solo me interesa poner de manifiesto la esencia del pensamiento de Lenin, en aquel momento: para avanzar desde la izquierda, hay que contar con los partidos burgueses y, particularmente, con los pequeños propietarios.

Ignoro lo que ha leído (y ya no me atrevo a decir, estudiado) el equipo ideológico de socialistas, podemitas, independentistas y diletantes revolucionarios que se han colado en el Gobierno de España y nos obsequian, casi a diario, con las confesiones de la evolución de sus ideas sobre cómo cambiar este país “hasta que no lo conozca ni la madre que lo parió” (frase enfática que subyace como objetivo común de la coalición gubernamental, que antes estuvo en boca de Alfonso Guerra, recuperó María José Montero y que esgrimió, en este caso como acusación, el portavoz del PP, Teodoro García Egea).

Cuando atiendo a los resultados de tal voluntad de cambio, confirmo que la improvisación es la clave que guía el propósito. Como todo vale, los independentistas catalanes, ahora afincados en el Gobierno, se arrepienten de haber elegido el camino equivocado para proclamar su desprecio a la Constitución y orden legal vigente, entonces y ahora. Han sido ingenuos al pensar que el camino de la confrontación era el correcto (pongo por caso, las declaraciones del comunicador mediático Gabriel Rufián en la Sexta en Espejo Público o los testimonios exculpatorios en sede judicial de su poliédrico jefe político, Oriol Junqueras.

Los independentistas vascos no necesitan arrepentirse de nada (al parecer) sino que les basta decir que han cambiado y que son otros, aunque las caras y talantes nos suenen.

No hay necesidad de recordar, para no remover las aguas ácidas y pestilentes, los favores especiales con los que se ha intentado tapar los fervores insolidarios de partidos vascos y catalanes, creados para favorecer un capitalismo de corto alcance, ni poner de manifiesto el adoctrinamiento y falsedad histórica con la que se envenena de anti españolismo a los niños, en las ikastolas y escoles catalanes.

Para qué, lo importante es avanzar en el cumplimiento del objetivo de convertir a España en un estado desmembrado multinacional y falto de solidaridad, ya que no en una República federal desestructurada. Y, para ello, solo les parece necesario destruir la imagen de la Monarquía parlamentaria, aupándose sobre los errores recientes del Rey de antes y despreciando su papel crucial en nuestra actual democracia, modelo mundial hasta que los revolucionarios que improvisan sus papeles tomaron la intención de destruirlo a martillazos.

Si el infantilismo se ha colado por la izquierda, con su desfachatez de improvisar medidas y dar toda acción destructora por válida sin analizar las consecuencias, el Alzheimer se ha introducido en serios estamentos. Estoy pensando, sobre todo, en las increíbles manifestaciones de algunos ex-militares (mandos jubilados), cierto que en un chat privado, defendiendo la sublevación militar (o algo parecido) y apoyando (así puede interpretarse) otra guerra civil, con purga a todo disidente. En personalidades que han crecido en democracia, que ocuparon puestos de relevancia militar, esas confesiones -incluso entre amigos dados a la broma ácida- solo pueden justificarse desde la demencia senil o un Alzheimer avanzado, sin que me atreva a calificar, por respeto y aprecio a las Fuerzas Armadas, ejemplo de transición democrática y respeto a la Ley de Reforma de la carrera militar, a los que han callado, jaleado o tolerado tales manifestaciones.

No entiendo tampoco el comportamiento del Rey de antes, pues por muy fuerte que haya sido la personalidad del Rey Juan Carlos, solo desde una voluntad enferma de autodestruir con varios juegos de artificio su legado excepcional, puede justificarse que haya comprometido su credibilidad patrimonial, su obligación de mantenerse como referencia ética y, según puede colegirse con dolor, situando a su sucesor, Felipe VI y a la Jefatura de Estado en el compromiso de repudiar alguna de sus últimas actuaciones. Como quiero creer que sus asesores no se las han aconsejado, no puedo sino atribuir su autoría a la demencia senil que habrá progresivamente afectado a don Juan Carlos y al descontrol que, falto de vigilancia y por mal entendido respeto, se han visto sometidos sus actos privados cuando abdicó, a lo que, por cierto, nada le obligada (véase el ejemplo de la Reina Isabel II de Inglaterra, casi centenaria y cuya inmensa riqueza, orígenes de la misma y sus propias cualidades como Jefe de Estado están por encima de cualquier debate fundamental).

Sobre el pasotismo de la sociedad civil, aletargada entre la crisis del coronavirus, ayuna de canales para transmitir y realizar un debate crítico y constructivo, y ahogada por la crisis económica, se podría escribir un libro, no un modesto Comentario en un blog de corto alcance.

Publicado en: Política Etiquetado como: Alfonso Guerra, Alzheimer, felipe VI, García Ejea, Lenin, María José Montero, Militares, Podemos, PP, rey juan carlos, sociedad civil

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