Al socaire

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Clases de economía para políticos

13 septiembre, 2020 By amarias 2 comentarios

Hace unos días, mientras yo trataba de recuperar mis ánimos del duro golpe que supone enterarse de que su tumor ha mutado y ha decidido afincarse en el torrente linfático, un amigo me aconsejó que dedicase mis elucubraciones en este blog a resaltar los asuntos divertidos o cómicos de la vida política.

No pretendo convertir estas líneas en un remedo de aquella divertida secuencia de marionetas críticas con políticos que, en la versión original inglesa se llamó Spitting Images. Me lo impiden limitaciones de espacio, medio y capacidad, pero aunque no soy aficionado a tomar a broma las cosas serias, reconozco que andamos necesitados colectivamente de desdramatización de los contextos.

La falta o la apariencia de ausencia de formación económica en la mayoría de nuestros políticos es uno de los despropósitos de la vida pública para tratar de encontrar gracias en lo que tanto nos afecta. No se lo que han estudiado en sus respectivos caminos curriculares hasta encontrar un sitio preferente en la influencia sobre nuestras vidas, aunque sí puedo afirmarse, como en el cuento del gallego, que será cierto que han estudiado economía, pero lo que han estudiado es poco y lo poco que han estudiado no sirve, porque no se lo saben.

Vamos a ver: ¿Es tan complicado reconocer que la economía tiene una estructura entretejida muy sólida, que es imposible romperla con medidas aisladas y que cualquier presión sobre uno de los agentes de mayor entidad se traduce en descalabros y pérdidas de actividad y empleo?

Pues debe parecérselo a los ministros de este Gobierno, que, empezando por su vicepresidente segundo -por nombre Pablo Iglesias Turrión- está convencido de que las cantidades que prestará a España el Fondo Económico Europeo serán en parte a “fondo perdido” y el resto, servirán para cumplir las previsiones expansionistas del pacto de gobierno PSOE-Podemos. Cualquiera que haya tenido el menor contacto con la vida empresarial ha de saber que los créditos han de ser devueltos y esa situación genera la servidumbre de encontrar la forma eficiente de rentabilizarlos, generando actividad que, además de mantener el negocio propio, genere excedentes para restituir el préstamo y sus intereses.

No parece, con ser singular el pensamiento de Iglesias desde el punto de vista económico ortodoxo, que su peculiar concepción no tenga respaldos en el Gobierno. Puede suponerse, con razón, que sus colegas en el retrocomunismo coincida con estas ideas: gastar como si los dineros no tuvieran que ser devueltos, conceder dádivas como su el Estado español tuviera en su mano la manivela de generar billetes, ahuyentar al empresariado extranjero con incrementos fiscales y amenazas de movilizaciones sociales y, como colofón, pretender demostrar que este país tiene un concepto ético especial, que le lleva a hostigar hasta obligarlo a salir del país al Rey de antes -magnífico valedor de la transición democrática y con merecida popularidad internacional, que se ha rentabilizado en provecho de todos-, pero no tiene problemas en generar tantos ministerios, cargos públicos y prebendas particulares como sea necesario para premiar la fidelidad de los cabecillas, sean o no sean matrimonio o pareja de conveniencia.

Podemos pensar que el mal del desprecio a los principios económicos que rigen en el resto del mundo sea específico de la facción más para-comunista del Gobierno. Pero no es así. Los afanes de liberar las amarras de la economía en una situación de pandemia y crisis grave en todos los sectores productivos, no impiden que se siga defendiendo un Presupuesto de Estado expansionista también por el resto de los infinitos ministerios con los que el afán de permanecer en su puesto de comando ha admitido Pedro Sánchez.

Basta de bromas. Necesitamos un liderazgo económico y social firme en convicciones. Esto supone, desde luego, que dejemos de disparar a lo que nos sostiene, y de disfrutar quitando los puntales al edificio económico. No podemos dejar la esperanza de reactivación económica en manos de la judicatura, persiguiendo hipotéticas o reales corruptelas que, en contexto más amplio, son temas de chicha y nabo. Que los “grandes empresarios” reconozcan que para conseguir contratos -internacionales o no- ha sido y es necesario untar algo los engranajes. Que admitan los representantes sociales que no saben cómo manejar la economía y solo se rigen por la improvisación y la fuerza de la inercia. Que los equipos de docencia, investigación (técnica o social) expliquen con claridad nuestra situación en el contexto mundial. No tiene interés alguno ser campeones de la Champion League si somos los peores en productividad, los últimos en la gestión de la pandemia.

Si no se han reído, queridos lectores, es que han perdido el sentido del humor.

—

Esta hermosa mariposa, en su aparente modestia, es un macho de la pararge agera, la mariposa de los muros, también llamada maculada (por los ocelos de sus alas). Los machos de esta especie, según los estudios de campo realizados por los entomólogos, tienen un comportamiento sexual diferenciado, según sean territoriales o deambulantes. Los primeros, defienden su zona de apareamiento -un espacio soleado y con flores abundantes- de los rivales y, por ello, son los preferidos por las hembras que valoran su fortaleza frente a los que andan a la deriva, buscando hembras a la que salta.

La naturaleza enseña, vaya si enseña.

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Demasiada incertidumbre

10 julio, 2020 By amarias Dejar un comentario

La situación española tiene tales incertidumbres que me parece un ejercicio de mínima responsabilidad social comentar aquellas que me aparecen como de mayor relevancia.

Desde luego, en primer lugar, por su carácter pandémico y su propagación aún misteriosa y sin tratamiento eficiente conocido, hay que situar al coronavirus. Se están produciendo nuevos brotes en casi todas las localidades españolas que hacen temer la difusión generalizada de los contagios, reproduciendo la situación que se generó en marzo de este año.

Ciertamente, se conocen algunas peculiaridades del comportamiento vírico, y se dispone de medios de detección precoz de la enfermedad. Posiblemente no se producirán ya muertes por trombosis (como sucedió, lamentablemente, por desconocimiento de la afección a la coagulación sanguínea), y no parece posible que se produzca el colapso de las unidades de vigilancia intensiva, porque se reducirá el número de intubaciones de los enfermos más graves. Tampoco es probable que los facultativos penalicen a los pacientes de más edad, en beneficio de los más jóvenes, si hubiera que elegir, por insuficiencia de medios hospitalarios.

Las vías de contagio son múltiples: reuniones familiares o sociales, ausencia o deficiencia en el uso de mascarillas y en los controles higiénicos en locales comerciales, menosprecio hacia las medidas sanitarias por muchas personas (de toda edad y condición, aunque reconociendo que mi observación no tiene valor estadístico alguno, principalmente, jóvenes, extranjeros, fumadores y grupos de amigos).

La crisis pandémica ha arrastrado la económica y su reincidencia hundirá aún más una economía que no se ha recuperado en absoluto, a pesar del desconfinamiento. El turismo, motor económico de primeras velocidades, no acaba de arrancar, y las ocupaciones en hoteles, restaurantes y lugares de ocio son muy bajas o nulas. Los sectores industriales, en especial los dependientes de los mercados exteriores, se encuentran aún paralizados o con un lento resurgir de la actividad anterior. En consecuencia, las cifras de paro se acercan a los cuatro millones y, de producirse el temido “rebrote”, aumentarán, con consecuencias sociales dramáticas.

En esta situación, sorprende que la posición del Gobierno esté orientada, en lo esencial, a la expectativa de fondos europeos, que no serán gratis, sino que obligarán a adoptar medidas muy duras en cuanto a impuestos, restricción de gastos público, pensiones y focalización de los apoyos a sectores productivos concretos. El necesario impulso a la investigación como motor de desarrollo, oxímoron clásico al que no se ha atendido nunca con seriedad, no producirá, obviamente, efectos a corto plazo y, por tanto, es muy probable que sea marginado -a pesar de las intenciones confesadas- dando ventaja a medidas de más inmediato efecto social.

La desconexión entre los miembros del gobierno, formado con representantes de dos facciones políticas con muy diferentes intenciones y argumentario, es un elemento más de incertidumbre. De muchos ministerios no se sabe nada relevante de su gestión. La parcelación de viejas carteras para atender a satisfacciones de egos y acuerdos carentes de propósito relativo al bien común, es motivo de desorden en las directrices (las que haya), falta de coordinación entre funcionarios, y desconcierto en los sectores que deberían impulsar y ordenar con su actividad.

Un elemento de incertidumbre adicional, cuyas consecuencias al respecto de la imagen de España es fácil deducir, afecta a la persecución política y mediática del anterior jefe de Estado. El “rey de antes” D. Juan Carlos, está sufriendo una grave exposición personal, que pretende hacer olvidar la excepcional función de valedor de la democracia, que representó, en lugar preferente, el establecimiento de la forma de Estado como monarquía parlamentaria .

La escalada del deterioro propiciado a la institución monárquica,  ha tenido elementos bien orquestados, no por la legítima opción republicana, sino por grupos que pretenden la destrucción del orden social, es decir, la revolución. Se une a esta situación, la hipocresía y egoísmo de la clase dirigente y un pésimo manejo de la crisis monárquica, por la propia Casa Real, el gobierno y la valoración de los principios éticos (o la falta de ellos) por los que se mueve nuestra sociedad.

Resultó ya sorprendente el juicio y encarcelamiento del yerno del Rey Juan Carlos, Ignacio Urdangarín, víctima de un encarnizamiento que, lejos de venir a reflejar la necesidad de puridad de las actuaciones de la Familia Real y sus adláteres, dejó al descubierto un flanco débil en el siempre misterioso mundo del uso de la influencia de quienes detentan poder para conseguir beneficios económicos. Nadie se alzó para defender a Urdangarín, y todos parecieron tirar piedras contra él, como si estuvieran libres de pecado.

(continuará)

 

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Semana de Compasión

24 marzo, 2020 By amarias 2 comentarios

Si esto es una guerra contra el coronavirus y nuestro mando civil-militar tiene las cosas claras, estamos en la semana decisiva para vencer al invasor. No es que, con el despliegue de resistencia y sumisión de toda la población (salvo algunos, pocos, insolidarios y rebeldes), de los esfuerzos titánicos para tratar de paliar los déficits de previsión y equipos con dedicaciones extraordinarias de quienes pueden ofrecerlas desde su conocimiento, y de las medidas de emergencia, consejos de última hora, regates de opinión e interpelaciones al mal común, a la mala suerte y a la desorganización consuetudinaria, vayamos a derrotar esta misma semana al repelente inquilino de nuestra nave cósmica.

No. No caerá de inmediato. Alcanzará su pico de propagación, contagiando aún a más compatriotas, habrá una ascensión en el número de muertos y luego, bajará la cadencia hasta convertirse solo en un mal recuerdo. Para que eso suceda, habrá de pasar aún dos o tres meses, quizá incluso más.

Porque nos estamos mirando en el espejo roto de quienes dicen haber conseguido recuperar la normalidad (o casi): los dirigentes y personal facultativo de la lejana China, convertidos a un tiempo en denostados causantes de la aparición del coronavirus 19 y aplaudidos vencedores locales de la pandemia que nació en Wuhan, provincia de Hebei, lugar de ignota ubicación en nuestra mapa mental hasta enero de 2020, en donde -dicen- se comen pangolines (animales mitológicos, mitad armadillo y serpiente, mitad fantasía y superstición)- y donde -se comenta, se sospecha- hacen ensayos muy avanzados con microorganismos para estudiar los efectos (Confucio, Alá y Dios no lo quieran) de una guerra vírica que haga inútil el armamento nuclear.

Querido lector, estoy tan asustado, confuso, indignado, confiado, esperanzado, roto, alarmado, asqueado, tenso, incrédulo, …como tú.

No discuto que hemos llegado tarde para darnos cuenta de que se nos había colado el enemigo invisible. Me asombra que, sabiendo su peligrosidad y carácter letal, ministras de Gobierno y personas relevantes de nuestro mundo socio-político se embarquen en una manifestación para reivindicar ya no me acuerdo qué diablos, o que tipos curtidos en denunciar todo tipo de falsedades y verdades se contagien por celebrar con unos camaradas su triunfo en las urnas, en la que tampoco guardo memoria de lo que votamos.

Me enerva que en este país que ha presumido y presume de tener la mejor Sanidad de Europa y el mejor servicio asistencial del mundo, no tengamos suficiente capacidad y recursos para entender que una gran parte de ese orgullo institucional dependía y depende del esfuerzo personal del personal sanitario y de la capacidad acomodaticia de muchos pacientes.

He visto las imágenes de cuerpos de compatriotas entrando en la morgue improvisada del Palacio de Hielo, en donde tantas familias hemos ido a patinar en días de ocio y rosas. He oído que hay ancianos yertos en geriátricos, esperando que alguien levante sus cadáveres, envenenados por el coronavirus. Tengo mi atención puesta en los informes civil-militares del Comité de crisis, en donde hace días que no veo aparecer ni a Pedro Sánchez, el presidente de Gobierno (en cuarentena por el coronavirus, con su esposa infectada), ni el vicepresidente Pablo Iglesias (en cuarentena por lo mismo y por la misma razón), y no sé cuántos miembros más, incluido el incalificable Torra, desde su refugio mental en Cataluña, animando al suicidio colectivo.

Esto pasará, por supuesto. Nos dejará muchos esqueletos en los armarios. No solo, y por desgracia que pudimos evitar y eso pesará en nuestras conciencias, de los que fallecieron por el coronavirus, y a los que tendremos/tendréis que dar una despedida como debiera haber sido, multitudinaria y silente. Son los esqueletos de nuestro viejo sistema socioeconómico, nuestra economía de mercado, nuestras relaciones con las Autonomías, nuestra colaboración en el seno de la Unión Europea y demás instituciones, nuestra defensa de un mundo en paz. nuestra voluntad de atajar (y de qué manera) el cambio climático, y, en fin, la generación de un modelo de cooperación internacional que garantice trabajo y distribución del mismo para todos, porque todos debemos vivir en paz.

Mucha tarea por delante. De momento, tenemos una semana complicada.

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Oportunidad, ¿para quién?

14 marzo, 2020 By amarias Dejar un comentario

Se nos ha dicho repetidas veces que, para los chinos, según la interpretación del grafismo con la que se expresa, crisis es sinónimo de oportunidad. No se mucho de este complejo lenguaje cuya expresión escrita es aún más compleja que la oral, pero  he podido comprender que para los chinos, como  para todo ser vivo inteligente, en la realidad como en su escritura, crisis significa lo que debemos suponer: situación anómala, con circunstancias y riesgos que obligan a tomar decisiones excepcionales y que, todo a su escala, pone a prueba las eficiencias y virtudes de liderazgo de quienes deben sacar del atolladero a otros y, a nivel general,  la preparación, capacidad y resistencia de quienes tienen que soportarla hasta que se consiga su superación.

La pandemia del Covi-19 (es inevitable recordarse de aquel muñeco simpático creado por Mariscal como mascota a los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, el Cobi) está poniendo a prueba lo más sustancial de nuestras reglas de colaboración y resistencia ante la adversidad. A nivel global y, sobre todo, en las etapas intermedias hasta llegar a considerar los efectos específicos en el nivel familiar e individual.

Los misterios que envuelve la forma de propagación y contagio del coronavirus 2019, han generado una nueva realidad que nos ha cogido desprevenidos. Estábamos admitiendo que deberíamos prepararnos para un aumento de la temperatura media de la Tierra, y los responsables de los países más contaminantes en la emisión de gases con el llamado efecto invernadero, se venían poniendo de perfil, alegando incredulidad, necesidad de crear empleo y riqueza o ser capaces de adoptar otras medidas más eficaces que las propuestas a nivel colectivo.

Habíamos soportado, durante años, el aumento de la desgracia ajena, llámense guerras tribales, movimientos de ocupación o xenofobia; teníamos experiencia en volver la cabeza hacia otro lado cuando miles de desgraciados se ahogaban cada año en su intento desesperado de huir de la hambruna y la falta de futuro para arañar algunos restos de nuestro estado de bienestar, cada vez más decadente.

En fin, como representantes y autodenominados herederos del depósito cultural, liberal y ético de la Humanidad, los europeos habíamos creído ser capaces de enseñar al resto del mundo lo que era necesario hacer para construir un mundo globalizado y solidario.

Pues el coronavirus nos ha puesto patas arriba la escala de preferencias y dificultades. Seguro que la crisis sanitaria durará solamente un par de semanas, máximo algunos meses. Claro que la superaremos (o la superarán): después de todo, las medidas a adoptar no son tan difíciles: dejar pasar el tiempo, mientras permanecemos en casa, lavándonos a menudo las manos y el rostro y deseando que los síntomas del enano infiltrado no nos afecten.

Pero la crisis grande, esa que afecta a economía, reparto laboral, distribución de oportunidades y riqueza, mejor explotación de recursos naturales, óptimo aprovechamiento de los recursos intelectuales, etc. esa crisis se quedará mucho más tiempo con nosotros.

Y sigo sin estar confiado en que podamos superarla con solvencia, sin que nos deje heridas aún más profundas y graves que las que nos acompañan como signo de identidad desgraciada del hombre y su mundo. Que estas semanas de forzosa meditación hagan resurgir la llama de la solidaridad, y el verdadero valor de la existencia compartida.


Ilustro este Comentario con otro de los dibujos que figuran en mi libro de Sonetos desde el Hospital, titulado: “Salida de un vagón de metro”.

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Exito de la Zarzuela del Espía, la Corista y los Bobalicones

31 octubre, 2018 By amarias Dejar un comentario

Lleva ya varios meses en cartelera la Zarzuela, de autor anónimo -aunque existen varias reclamaciones de presunta paternidad-, cuyo título provisional es el de El espía, la corista y los bobalicones. Representada en todos los medios de difusión del Reino de España, con variada coreografía y vestuario, los protagonistas principales cambian según soplen los vientos.

En este momento, la versión que se está ofreciendo al público -que tiene una participación muy activa, hasta el punto de que figura en el reparto, genéricamente denominado como “los bobalicones”- incluye a un espía contratado por el propio Estado de derecho, y a una corista en caída libre. La relación que liga a ambos es de lo más turbia, e incluye a un tercero, marido o pareja de la vicetiple, que actúa de amigable componedor, es decir, de algo equivalente a chulo de portal de invierno.

Los personajes y la trama aparente han venido cambiando a lo largo de los meses que lleva en cartel esta tragicomedia, cuyo éxito parece exclusivamente  basado en apelar a los más profundos instintos de la estupidez y el afán destructor de la mayoría del llamado pueblo/populacho hispano. Esta hipótesis descansa en la sensación de que el libreto es malo, la representación pésima y los decorados, de circunstancias.

La versión anterior -aún representada en teatrillos de provincias- involucraba a un orate convencido de que había sido llamado por la divina providencia para guiar a su pueblo al desastre total, relacionado en este caso, en una unión turbia en concepto y realización, con un tonto de pueblo. Otras versiones, siempre con la presencia coral del grupo de bobalicones en escena, afectaron a un rey destronado aficionado a la caza de animales hembras de dos patas, fundador de una estirpe a medio camino entre la Familia Monster y los Grimaldi; tuvo éxito circunstancial un dúo entre dos jóvenes promesas, relación con fondo posiblemente incestuoso, que duró lo que canta un gallo, pero los residuos aún se están comiendo.

En fin, todo este trasfondo novelesco, de divertida evocación sino fuera tan real, tiene consecuencias claras para nuestra economía, que es de lo que vivimos, y no de lo que nos dan de comer en los mentideros de esta plaza, incluidos la televisión, la radio y los periódicos. Mientras el pueblo llano se monda con tantos cuentos, la economía sigue por los suelos, los servicios públicos se deterioran más, la suciedad aumenta en las calles y en los patios, la Universidad languidece en su salsa, las empresas se largan a mejores vientos, y, por hacerlo breve, en los países en donde no prestan tanta atención a la comedia, y sí al trabajo que da frutos, aunque venga de manos del mismo diablo, se medra mejor, se vive más holgado, hay más empleo.


El cistícola buitrón (cisticola juncidis) es un paseriforme de difícil identificación, perteneciente al complejo grupo de las currucas y mosquiteros. Tiene el pico afilado de los mosquiteros, pálido en la hembra y oscuro en el macho, y listas destacadas en cabeza y dorso (no muy patentes en la fotografía, pero como tengo varias instantáneas del mismo ave, puedo confirmarlo).

Tiene un canto repetitivo y estridente, que lo delata más que su presencia física, a menudo oculta entre los juncales y herbazales de los terrenos pantanosos. Estas aves que son tan parecidas entre sí, exigen para su correcta identificación (satisfacción solo reservada al ornitólogo aficionado con tiempo y ganas) fijarse en detalles: píleo, obispillo, dibujo caudal y proyecciones de las primarias y secundarios, por ejemplo, en cuanto al plumaje; dibujos del pecho y listado del dorso, pico romo o puntiagudo; color de las patas y si están o no cubiertas de plumaje; etc,

 

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Sonámbulos

23 julio, 2018 By amarias 3 comentarios

Si es verdad que en momentos de crisis es cuando el ser humano encuentra las mejores opciones, estamos bien servidos. Las guerras frías y las sopas calientes parecen haberse instalado entre nosotros y, desde luego, todo apunta que están aquí, como se suele decirse, para quedarse por una temporada.

A escala amplia, la actividad frenética de acumulador de tensiones que desarrolla el presidente del otrora país líder mundial, responde perfectamente al paradigma de generar dificultades (reales o, mejor, inventadas), para terminar disolviéndolas como azucarillos en vaso de agua. Hay que saber hacerlo y hay que contar con que se tiene -aún- la sartén por el mango. El Sr. Trump se ha revelado, para quienes no lo conocíamos tanto, como un maestro en el arte de calentar la olla para acabar sirviendo un caldito de chicha y nabo.

Claro que, mirado con más atención, las salvas del Presidente norteamericano del norte de México, tiene sentido para sus admiradores. Defender mayor autarquía e independencia -incluso energética- para los suyos, cerrando fronteras y aumentando gravámenes a las importaciones foráneas, va en contra de la filosofía económica de los que opinamos (por intuición y convicción formal) que se debe avanzar en la solidaridad internacional y en el apoyo a los que más lo necesitan, por cuestiones no solo éticas. Sin embargo, suena bien para quienes se preocupan solo del corto plazo cuando éste favorece sus intereses particulares y cierran ojos a las necesidades de los demás, creyendo que no les afectarán jamás las consecuencias.

No será por contagio, sino porque las conjunciones cósmicas están favoreciendo el crecimiento de los individualismos, de los separatismos y de las incomprensiones hacia las necesidades de los otros, pero empiezo a creerme que estamos a punto de vivir (ojalá no) un desencuentro internacional de gran envergadura. Al fin y al cabo, como se encargó de poner de manifiesto Clark cuando explicó por qué se produjo el desastre del catorce del pasado siglo, todo es cuestión de que aparezcan “sonámbulos” junto a ambiciosos sin escrúpulos en el panorama de la toma de decisiones relevantes.

Miro hacia nuestro pequeño país y me parece que hemos perdido sentido de la mesura y que encontramos placer en buscar las cosquillas de los otros, contentos con mirarnos los ombligos propios. Es cada vez más cierto que vamos hacia unas elecciones anticipadas, pero porque la voluntad del jinete Sánchez y su equipo es hacer las cosas bien, aunque sea a la trágala, sin parar en consecuencias. Y no basta con tener buenas voluntades, ni siquiera con poseer la percepción de las mejores ideas. Ponerlas en práctica exige negociaciones, discusiones, consensos y…dineros.

El peligro de descomposición orgánica, sin embargo, no viene de la falta de apoyos que se irán desplegando, como un manto funesto, a este gobierno de circunstancias, sino en el sentido contrario. En los apoyos que reciba, puntualmente, que acabarán conformando un muñeco sin capacidad de supervivencia, a base de mordiscos y pegamentos. Las declaraciones de quienes dicen haber ganado también la ceremonia de censura a Rajoy, actuando desde la sombra repartiendo abrazos de oso, vienen a probar que no se lo van a poner fácil, en absoluto, al gobierno de Sánchez.

Tampoco le va a facilitar ni el agua ni la sal el Partido Popular, o lo que surja de la recomposición de la derecha española bajo el nuevo mando de Pablo Casado, exiguo elegante de unas primarias con sangre e insultos, habidas por necesidad en la coalición de intereses conservadores que perdió la censura por la corrupción evidenciada de algunos de sus significados jerifaltes.

El mini Programa que el flamante presidente del PP expuso en su campaña fraticida y repitió ante los compromisarios el 21 de julio de 2018, pone de manifiesto que vuelve la derecha de verdad, la que defiende el liberalismo de mercado y el centralismo y control de los poderes públicos sin ambages ni tapujos. Que Ciudadanos, el partido de Rivera y Arrimadas, haya perdido pie por defender posiciones de sensatez, no deja de ser una medida más de la polarización de la política española: hacia la derecha extrema y el populismo mediático del Podemos -fagocitador de la izquierda genuina-. En el medio, el PSOE en reconversión y Ciudadanos in cerca d´autore, a lo Pirandello.

Sin embargo, lo más preocupante, en mi opinión, sigue siendo el agua de Cataluña, como oí decir, con gracia pero con tristeza inocultable a la directora Isabel Coixet. Algo les están dando a los catalanes con el agua, que les hace ver las cosas de manera esperpéntica. Aunque la alcaldesa hiperactiva en los gestos en que se ha reconvertido Ada Colau está en la lucha por recuperar para la gestión pública el agua de Barcelona (operación de titanes donde las haya), no parece que sean los catalanes que viven en la capital del condado los afectados, sino los de las periferias, o sea que el agua que malbeben debe venir de otras fuentes.

El minipresident Torra no para de decir tonterías, que quedan magnificadas y convertidas en peligrosos axiomas cuando las pronuncia desde el balcón de su Generalitat o desde Alemania o Bélgica. Sus insultos al resto de los españoles (y, dentro de ellos, a la mitad de los catalanes) no tienen ninguna gracia, y aventuran el crecimiento de tensiones que no se van a resolver en diálogos de despachos. Puede que caminemos hacia una federación republicana de miniestados, en los que se traduzca la descomposición de la llamada España grande, una y libre. No me gustaría verlo por el camino de las descalificaciones, los populismos sin fondo, las historietas falseadas de profesoruelos de historia adaptada.

En fin, la acumulación de tensiones sobre el Rey Felipe VI ha subido algunos enteros en la segunda y tercera semanas de julio de 2018 al difundirse unas conversaciones de naturaleza incalificable entre la ciudadana alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein y el ex comisario Villarejo, según se cuenta, con la complacencia de un antiguo presidente de Telefónica, en la que afirma, en deficiente español y en una grabación editada a saber cómo, que el dimitido Rey Juan Carlos la utilizó como testaferro para ocultar la procedencia de las comisiones sobre los negocios en los que participó. Todos suponemos, leyendo entre líneas, que se refiere a las intervenciones del monarca “emérito” en el apoyo a empresas españolas por tierras de sus primos árabes, que, dicho sea de paso, bien les han servido a aquellas.

El ventilador mediático funciona con plena complacencia. El derrame de inmundicia en torno al Monarca al que Preston calificara de salvador de la democracia en un febrero ya muy pasado, abarca a los negocios de Nóos y a las interioridades hipotéticamente rijosas del octogenario general, educado por el mismo personaje (según la autoridad de Boris Izaguirre) que Carmen Bordiú Franco, la bailarina de Mira quién baila.

Poco interés tienen -para mí, al menos- estas historias de salón de casa de muñecas, sino fuera porque apuntan, en lo que ya se debe considerar como operación de acosos y derribo organizada, contra la forma de la Jefatura del Estado, que es, por la Constitución de 1978, la Monarquía y que es, en mi torpe criterio de observador desde la marmita, una seria garante de que los españolemos no nos desmadremos, una vez más, por el camino de decidir a garrotazos quién tiene más razón.

Sonámbulos, el mundo va de sonámbulos otra vez. La anormalidad como sustrato de riesgo.

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Trayectoria

17 diciembre, 2017 By amarias 3 comentarios

El Colegio de Ingenieros de Minas de Centro de España, con ocasión de la Cena anual de este año, me entregó ayer (16 de diciembre de 2017) la medalla al reconocimiento a la trayectoria profesional. El acto resultó para mí, como el lector amigo puede suponer, honroso y emotivo, y contó con la presencia del Ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Alvaro Nadal.  (1)

Incluyo a continuación el texto que tenía preparado para comunicación de agradecimiento que, como no lo leí, no coincidirá plenamente con lo que estará registrado. Tenía dispuestos, en realidad, dos textos (uno más largo, para la eventualidad de que el Ministro, por alguna obligación sobrevenida, no hubiera podido asistir). Si alguien estuviera interesado en el “texto largo”, se lo enviaré gustoso.

“Autoridades, compañeros y amigos, familia:

Cuando le comenté a una de mis cuatro nietas -seis años- que mis amigos del Colegio me habían dado el reconocimiento a la trayectoria profesional, me preguntó “Abuelo, ¿Qué es eso?” “Es un premio por mi carrera”, le contesté. Se me quedó mirando, asimilando lo que le había dicho. “¡Pero si tú no corres un pimiento!¡Yo siempre te gano!”, me replicó.

Me viene a la cabeza lo que oi decir a Eduardo Haro Tegclen, cuando presentó hace ya años, los premios del café Gijón. Dijo: “Los que fundamos este premio en 1949 habíamos discutido si, antes de dárselo a alguien ajeno, no deberíamos dárnoslo a nosotros mismos.” La Historia dice que no fue así, pero es cierto que a la hora de conceder un premio, tanto si es o no honorífico, se piensa, en primer lugar, en los que tenemos cerca. Por tanto, si alguien necesita ser tranquilizado de por qué me premiaron a mí y no a él, le doy la satisfacción: estos amigos del Colegio de Centro han tenido piedad de mi, de mi estado de enfermo y esperan que, dentro de unos años, cuando estén viejitos, les den el reconocimiento a ellos.

He tratado de inspirarme para estas palabras en otros discursos de agradecimiento. Tuve a la vista alguno de nuestro premio nobel Santiago Ramón y Cajal, del que siempre aprecié no solo su magnífica creatividad, sino su humildad. Cuando le daban un premio, lo recogía como si se disculpara. El recordaba una frase estupenda de Isaac Newton, que escribió: “Llegué lejos porque fui transportado a hombros de gigantes.

Santiago Ramón y Cajal es un ejemplo de perseverancia, constancia en la ejecución de sus trabajos de investigación, a despecho de dificultades, zancadillas y falta de medios. Si me tengo que definir con un par de brochazos, reconozco que soy lo contrario de esa representación. Soy inconstante, todo me atrae, he cambiado de trabajo muchas veces y siempre los he dejado con la impresión de haber abandonado las cosas a medias. Por fortuna, siempre ha habido excelentes continuadores y perfeccionadoras de esa obra inacabada. A ellos quiero, aunque sea sin citarlos, rendir homenaje hoy. Como también quiero rendirlo a la persona que más ha hecho por impulsar mi ánimo, sacrificando su propia carrera. Si del admirado Ramón y Cajal se decía que la mitad de Cajal era su mujer, la mitad de este Arias la sostuvo mi esposa, María Jesús.

Tuve relación con la minería desde niño. La casa familiar tenía los armarios llenos de piedras, pero no porque se coleccionaran. Eran las muestras de las decenas de posibles negocios mineros que mi padre se planteaba, en emprendimientos para los que llenaba páginas y páginas de cálculos en las que, con sus trabajos de laboratorio a partir de muestras tomadas en el campo, nos convertía en millonarios una y mil veces.

La minería no dio dinero, pero sirvió para sacar a la familia adelante, al menos, hasta que se suprimieron los aranceles y faltó capital para pagar el horno importado de Alemania que hubiera hecho competitivo al negocio de mi padre. Eso sí, tuve muchas ocasiones de visitar minas y metalurgias, asistir a coladas de ferromanganeso, ferrotungsteno o ferrosilicio, ponerme el casco de minero cuando apenas era un niño delgaducho y no muy fuerte. Mi primer cubalibre lo tomé con el rey el manganeso, Antonio Domínguez Roldán, con once años, cuando acompañaba a mi padre a visitar unas minas de pirolusita y rodocrosita en Nerva.

Si la vida de cada uno es una novela, en la que el guionista, en buena medida, es uno mismo, la mía, más que una novela de aventuras, es una historia de cambios. De un culo inquieto, vamos.

Algunos de los que me estáis escuchando sois aún jóvenes, y tal vez para ellos tenga sentido apuntar algo así como un consejo. No tengáis miedo a cambiar de ocupación, ni de lugar, ni a quemar vuestras naves. No miréis atrás, mirad hacia adelante, que es la única manera de aprovechar las oportunidades para modificar el entorno de vuestra existencia, Como no tenemos otra, nuestra responsabilidad es hacerla lo más útil para nosotros y los demás, y, sí, también conseguir que sea lo más divertida posible.

Los que me conocéis más, sabéis que una de mis obsesiones es la generación de empleo y riqueza para el desarrollo. Hice mi tesis doctoral sobre este tema hace ya años, trabajé en la Administración pública con ese objetivo y di muchas conferencias y participé en decenas de comisiones y coloquios. Ayudé a poner en marcha muchas empresas, pero cuando me decidí a montar mi propia empresa, monté un restaurante. De aquella aventura, que duró, por supuesto, cinco años -como todas- escribí un libro. “Cómo no montar un restaurante”.

En fin, ya véis que mi trayectoria profesional no ha sido precisamente recta. Está llena de trazos, matizada con algunos sinsabores y, por fortuna, dispone de muchas satisfacciones.

Soy un decidido defensor de la calidad de la enseñanza. Cuanto más exigente, mejor. Cuanto más ancha sea la base de conocimientos, mejor. Por eso, no me preguntaría exactamente si la formación en la Escuela o en la Universidad sirve, en abstracto. El paso por las Escuelas de Ingeniería debe dar, no solo conocimientos, sino ayudar a abrir la mente, preparándola para resolver problemas, cualesquiera que sean.
La realidad de haber superado un proceso de selección, duro, da confianza en uno mismo. Los detalles son lo de menos. Cuando impartía clase de Algebra en la Escuela de Minas de Oviedo, un alumno me preguntó para qué servía el teorema de Kolmogoroff Smirnoff en la vida profesional.

Este teorema es capital. Demuestra que cuando se toma una muestra suficientemente grande de valores de un parámetro de un suceso aleatorio, la función de densidad se aproxima a la distribución normal. Le contesté que aunque pudiera ser, y yo no podía preverlo, que no necesitara aplicarlo nunca, en aquel momento tenía máximo interés para ambos. Para mi, como profesor, me había supuesto unas 500 pesetas, que era lo que me pagaban por la clase. Para él, como alumno, el entenderlo y saber expresarlo con corrección, supondría obtener un punto en el examen trimestral, pues era una pregunta que pensaba incluir.

Yo tuve ocasión de aplicar bastantes veces el teorema. Casi todos los sucesos que nos afectan se aproximan a la distribución normal. Es normal la distribución de esperanza de vida de una población. Es normal la distribución de consumos de agua o electricidad en una ciudad, es normal…

¡Ah, pero también pude comprobar, que en una población aparentemente homogénea suele encontrarse un grupo de comportamientos atípicos que constituyen la excepción. Cuando miramos la distribución de resultados de la variable, aparecen como una segunda joroba. Una campana de Gauss más pequeña, nacida del mismo suceso pero de un comportamiento que mejora o cambia la tónica general. Siempre me han atraído estas segundas jorobas de los sucesos normales. Están formados por los resultados, valga la aparente redundancia, de los que se salen de la normalidad, de los que han apuntado más alto.

Ahí quiero ver a todos los que quieren una España mejor, una ingeniería mejor, una sociedad más justa. No son los que se conforman con lo que hacen los demás, sino que buscan el hueco donde los demás no encuentran más que comodidad y, tal vez, exigencias.

Debemos animar a todos los jóvenes ingenieros, y a toda la juventud, a que trabajen por la excepción, apuntando más alto. Quiero decir a mis colegas, también a los que ya somos mayores, que sigamos buscando la excepción a las curvas de Gauss, y que ayudemos a que los más jóvenes consigan mejores resultados que los nuestros. Y quiero recordar, por supuesto, que el trabajo mejor no es obra de individualidades, sino de colectivos. De gentes que han llegado a hombros de otros.

Por eso, animo a todos los compañeros que no estén aún colegiados, a que lo hagan. Y a los que lo estéis, a que participéis más en las funciones del Colegio. No es cuestión de cuotas ni de ingresos para el Colegio, -que ojalá fuera único, dicho sea de paso-, sino de sumar el máximo de esfuerzos, aupándonos los unos en los hombros de otros. El Colegio es la forma de defender los intereses comunes, ayudar a la formación continua, apoyarnos en las dificultades. Pero, sobre todo, un Colegio profesional, hoy debe tener como objetivo mejorar la sociedad en la que vivimos, convertir sus resultados en una segunda campana de Gauss, que suponga el punto de apoyo para el salto de la situación desde la que se viene.

Dejo aquí mi discurso. Gracias por vuestra atención, y gracias a la Junta del Colegio de Centro, y en especial a su decano Rafa Monsalve, por este reconocimiento. Es inmerecido, admito, pero sabe muy dulce. Además, como mi trayectoria profesional no ha terminado, este galardón le da una dimensión con la que jamás había soñado”

—

(1) Había muchos colegas, y no puedo citarlos a todos, pero sí quiero destacar, además de a Rafael Monsalve y a los colegas de la Junta del Colegio que, por unanimidad, cometieron el dulquérrimo error de distinguirme con el galardón, a José Luis Parra (director de la Escuela de Minas de Madrid), Angel Cámara (decano del Consejo de Minas), Gonzalo Echagüe (decano del Colegio de Físicos), Javier Abajo Dávila (director general de Industria, Energía y Minas de la Comunidad de Madrid), Eloy Ignacio Alvarez Pelegry (catedrático en Orkestra, miembro de la Real Academia de Ingeniería), César Franco (decano de Ingenieros Industriales),…y me detengo aquí, porque debería citar a todos y cada uno de los amigos y amigas que me auparon en la emoción de un pedestal de méritos en los que solo encuentro, como valor, el haber tratado de hacer las cosas lo mejor que pude, y puedo, consciente de que no puedo tanto como me gustaría dar.

—–

Incluyo con el Comentario la fotografía de un longevo castaño del pueblo donde nació mi madre, en Miranda, cerca de la casa familiar. Descanso muchas veces la mente, desde Madrid, recreándome en paseos imaginarios (trasunto de otros muchos reales) por los caminos y senderos de las montañas de esa zona. Hoy no pocos de ellos, escondidos entre la maleza y el implacable avance de la naturaleza para recuperar la libertad de acción en lo que es suyo.

 

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Emprendimientos

7 diciembre, 2017 By amarias Dejar un comentario

El escenario de producción y consumo está cambiando, y a gran velocidad, a escala global y local. Los comportamientos de algunos de los líderes de los mayores (más poblados) ´países del mundo lo prueba con rotundidad, aunque no parece que los jefes de Estado de los países intermedios -incluida la deslavazada actuación postural de la mal llamada (desgraciadamente) Unión Europea-, se estén dando cuenta, pues no se están tomando medidas de ningún tipo, o apuntan en direcciones contradictorias. Al hablar de decisiones equivocadas debo matizar que las estoy pretendiendo valorar en términos socioeconómicos, como más tarde me propongo puntualizar.

Que Donal Trump, Vladimir Putin, o Deng Xiao Ping estén tomando decisiones que interfieren, potenciándolo, con la evolución natural del consumo y producción internos en perjuicio de la globalización de la economía no es gratuito ni improvisado. Detrás de esas actuaciones de política general existe una estrategia de base genuinamente capitalista.

Mi inclusión del presidente chino en el trío está justificada, aunque algunos comentaristas aprecian su defensa de la apertura del comercio internacional, eliminando trabas y aranceles, como genuina; no se puede desconocer que el “gigante asiático”, que ha superado ya a Estados Unidos como potencia en el mundo de la supercomputación y está a punto de hacerlo en todo el amplio campo de la IA (Inteligencia Artificial) está destinado, por voluntad de su Politik Buró y velocidad expansiva,  a ser el Gran Hermano del mundo, y ese dominio no se ejerce desde la metafísica, la religión o la filosofía, sino desde el materialismo.

Sin pretensión de levantarme a altos vuelos con este artículo (no necesito poner de manifiesto mis limitaciones), quiero dedicarlo a la capacidad emprendedora de los denominados “millennials”, entendiendo que ellos son, para muchos analistas, por edad y conocimientos, los actores, y motores, de un posible escenario de cambio. Aunque no estoy utilizando el libro más que como referencia genérica, sirve de introducción al tema el libro “Millennials, La generación emprendedora” (Fundación Telefónica, 2017), que han coordinado Alvarez Monzoncillo y Guillermo de Haro.

Las páginas finales de este trabajo (antes de extraer Conclusiones) se dedican a recoger la entrevista con Henry Jenkins,  provost (rector) y catedrático de la Universidad del Sur de California. Manifiesta en ella unas cuantas reservas con las que estoy de acuerdo, y de las que extraigo algunas: a) profunda sospecha sobre el alcance del concepto de nativo digital, b) la constatación de que estos “nativos” nacieron, y están creciendo,  en una cultura saturada de medios y orientada al consumidor, c) el equívoco de que su lenguaje tiende a borrar el proceso de aprendizaje y concentrarse en adquirir una habilidad concreta, despreciando el mundo on line. d) la tendencia del nativo digital a marginar al inmigrante digital (ya que no a los “iletrados”),despreciando las habilidades y conocimientos de éstos.

Cuando se consideran los factores de éxito de un emprendimiento en un nuevo sector (tecnológico) , la capacidad de innovación es el punto central. Sucede, sin embargo, que no pocas veces la innovación no surge del conocimiento de las diversas opciones existentes en el mercado que se trata de suplir o mejorar, sino de la convicción “a priori” (o por imitación) de que se dispone de una herramienta excepcionalmente eficaz para desarrollar una actividad o un conjunto de ellas.

Analizando someramente (advierto que no dispongo de muchos datos) la tipología del emprendedor en nuevas tecnologías, creo que responde al perfil de un universitario (no siempre egresado, es decir con título oficial), que ha desarrollado una capacidad excepcional para manejar una herramienta del grupo de las TICs (generalmente, combinación de un lenguaje de máquina completo y el apoyo de un entorno potente de comunicaciones), que, actuando solo o en conexión con otros visionarios de los que es amigo, la aplican en la resolución, ventajosa, de una tarea que ya tiene solución analógica, mejorando la misma y ampliando su campo de acción, con base en la potencia de las herramientas digitales.

La etapa de inicio de ejecución del proyecto, alimentada con escasos recursos económicos y una gran ilusión y capacidad de trabajo (hasta obsesiva) no siempre conduce al éxito. Más del 90-95% de los emprendimientos fracasan, bien por estrangulamiento financiero, incapacidad para encontrar la comercialización del producto, o, más frecuentemente, porque otras ofertas del mismo campo brindan una solución más completa y acabada. La competencia por detectar los posibles “embryo giants” por parte de las grandes empresas, particularmente, las transnacionales, y adquirirlos cuando el producto está en fase avanzada, es muy grande, y el ejemplo de otros millenials que han tenido éxito de vender su empresa por cifras muy atractivas, hace crecer la ilusión de un destino dorado para esos emprendimentos.

Al analizar las peculiaridades de la generación emprendedora, el texto de Monzoncillo y Cía , recoge, entre otras opiniones no siempre coincidentes, una advertencia: las habilidades de gestión, y las competencias para seguir desarrollando el producto, son factores que aseguran el éxito posterior…y, superada la etapa de desarrollo, el equipo emprendedor que desarrolló el producto hasta una fase que pueda aceptarse como de “madurez técnica”, debería plantearse la incorporación de un equipo especializado en el gerenciamiento empresarial, que cuente, además con habilidades comerciales.


Un cormorán  moñudo (Phalacrocorax aristotelis) se plantó, jubiloso, acompañado de su pareja (que no figura incluída en esta fotografía), ante mis narices -mejor dicho, ante el objetivo de mi cámara-, ofreciéndome sus habilidades piscícolas. Era una mañana, apenas apuntado el día, de finales de otoño de 2017, en la playa del Arenal d´en Castell de Menorca. Estuve contemplando la escena durante casi una hora, maravillándome de la voracidad del pequeño, que, de vez en cuando, me lanzaba una mirada como reclamando mi aplauso. Estos cormoranes son más pequeños que la especie carbo, y tienen el pico esbelto y amarillo. Me arriesgo a indicar que éste pertenece a la subespecie desmarestii, de pico especialmente amarillo intenso.

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Por qué en Catalunya: Séptima entrega. Final

5 noviembre, 2017 By amarias 1 comentario

Termino esta serie de comentarios, en los que pretendí ofrecer una visión personal aunque no mediatizada por nada ni por nadie, de la grave situación que se ha generado en Catalunya. Pongo punto final, no porque se haya llegado a una solución ni porque se atisbe ésta siquiera. Lo hago porque, sencillamente, no quiero aparecer involucrado en la escalada de desencuentros y descalificaciones que, lejos de utilizar pasarelas ideológicas que posibiliten diálogo y acuerdos, se empecina en profundizar en irrelevantes diferencias, y estériles, por inapropiados a este momento, enfoques de la cuestión.

Qué situación de charanga y pandereta en un contexto que demanda tanta seriedad y solvencia. El ex president Puigdemont, y cuatro de los ex consellers de su Gobierno, fugados a Bélgica, se encontraban, al principio del día de hoy, 5 de noviembre de 2017, en busca y captura. A esta hora de la tarde, circulaba el rumor (convertido luego en realidad) de que se habían presentado ante un juez de guardia belga, dispuestos a empezar la resistencia procesal a la extradición para ser juzgados en España, lo que podría dilatarse varios meses.

El magistrado belga los dejó en libertad, con la única imposición de que deben permanecer en el territorio belga. Un galimatías procesal, una increíble internalización de un conflicto nacional en el que tantas empresas y familias están perdiendo poder adquisitivo y esperanza de futuro. Puigdemont anunció, desde su refugio, que se propone presentarse a las elecciones del 21 de diciembre, convocadas como parte de la aplicación del art. 155 por el gobierno central. Mientras no se encuentre inhabilitado, podría, formalmente, aspirar a President. Cabe preguntarse: ¿Con un programa separatista, y para proclamación de una República catalana, aprovechando nuevamente una democracia en grado sumo tolerante y no inclusiva?

En prisión provisional se mantiene a los ocho consellers a los que el juzgado de instrucción de la Audiencia Nacional considera con riesgo de fuga y con suficientes indicios de haber cometido delitos de sedición, malversación y rebelión, habiendo actuado, según todos los datos de que disponemos jueces y resto de la ciudadanía, de forma coordinada y premeditada, es decir, con dolo.

La perspectiva penal para estos encausados, los ahora aún prófugos o sustraídos a la acción de la justicia española y los miembros del Parlament que están llamados a declarar el próximo jueves, 9 de noviembre, es muy gris: en el más favorable de los casos, de confirmarse la imputación, estarán quince años en la cárcel. El futuro penal de los responsables de las Asociaciones populares ya encarcelados preventivamente, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, no tiene mejor cariz. Los partidarios que se movilizan en la calle pidiendo su liberación parecen estar deseando una amnistía, lo que es, además de improcedente, legalmente imposible, pues el Gobierno no puede interferir en las decisiones de la Justicia, sin quiebra del estado de Derecho.

Leo la opinión de algunos comentaristas que abogan por la salida del galimatías con base en la revisión constitucional, luego de un período de negociación y análisis entre los partidos, y siguiendo los trámites que prevé la actual Norma Suprema para su modificación, en el supuesto agravado de su modificación sustancial. No creo que esto sea la solución al problema que se ha creado en Catalunya, como no me parece admisible que el Estado de Derecho se doblegue ante la clara infracción de sus normas penales en la que han incurrido, a sabiendas, y con consciencia de los efectos que podrían causar con su actitud, los representantes de los partidos separatistas.

Estamos, pues, en una encrucijada de la que solo se podrá salir con serenidad, tiempo, y con el fortalecimiento de los cauces de representación de la sociedad civil pacífica, constructiva, seria. En este país que ha sido modelo en tantas ocasiones de tolerancia, de solidaridad, no debería ser difícil si se encontraran -y han de surgir, y lo antes posible- líderes convincentes. Porque solo los intolerantes, los fanáticos, los inconscientes, pueden tener interés en reabrir heridas por las que surgiría, como un fantasma redivivo, el espectro de la guerra civil y el desentendimiento entre españoles.

He escrito estas notas desde el inconmovible afecto a la unidad de España, con la convicción de que el mapa regional está confeccionado con grandes desequilibrios que imposibilitan la consecución de la igualdad en los parámetros de gestión de los servicios y, por tanto, sus resultados. Lo suscribo desde la constatación de graves despilfarros en nuestra Historia reciente, en infraestructuras. en subvenciones y en la ejecución de los programas educativos, sobre todo. No es este, desde mi propia perspectiva, un análisis acabado y, muy seguramente, adolece de errores patentes a terceros.

Soy firme partidario del diálogo, del uso de la capacidad de convicción y de la prudencia en la toma de decisiones que no se sustenten en el conocimiento y, en su caso, no cuenten con el apoyo de las inmensas mayorías. El gobierno de Catalunya nos ha dado recientemente, ejemplo lamentable de lo contrario. No me duelen prendas en admitir que el gobierno de España no ha estado, en la tolerancia por el avance del proceso secesionista sin tomar medidas de contención, a la altura que demandaban las circunstancias.

Tiempo para restaurar la convivencia y hacer balance de los platos rotos. Urge cambiar los interlocutores por nuevos representantes que no estén ni cansados ni condicionados por sus actuaciones precedentes. La sociedad española, en la que está integrada la catalana, y la vasca, y la andaluza, y la gallega, y todas las ascendencias regionales que conforman la nación integradora de diferencias que es España, tiene ante sí un nuevo reto. En un momento económicamente delicado.

El bloque que pretende lograr la independencia para Cataluña agrupa a la burguesía y a la izquierda revolucionaria. Una combinación contra natura cuya solidaridad ocasional trae males presagios. La superación del dislate sin más daño abrirá la puerta a un futuro mejor, a otro período de paz social y desarrollo concertado. Apliquémonos al objetivo. Si alguien quiere quedar fuera, solo suya sea la culpa y no espere de nosotros el perdón.

FIN

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Porqué en Catalunya: Sexta entrega

3 noviembre, 2017 By amarias Dejar un comentario

No es posible emitir un posicionamiento sobre la cuestión catalana haciéndolo descansar únicamente sobre la crítica (o el apoyo) a los fundamentos históricos que sirven a los defensores de la singularidad de ese territorio español para justificar su condición de nación con voluntad popular de independencia.

Se trata, en realidad, de un estado larvado de origen o raíz genuinamente clasista, que ha tenido un desarrollo rápido -en apenas diez años- debido a la coincidencia de varias circunstancias que permitieron desplegar la consciencia popular “de la diferencia”, alimentada y potenciada con nuevos componentes, la mayoría, falaces, hábilmente presentados por los partidos que gobernaban la Región Autónoma. Entre esos eslóganes de fácil memorización y, por tanto, susceptibles de alcanzar la máxima repetición sin precisar de análisis, figuraban en lugar destacado los de “España nos roba” y “el Gobierno de España nos margina y maltrata”.

España y Cataluña se fueron configurando, en un proceso de distanciamiento forzado, lleno de errores, desencuentros y mitos, como dos entidades contrapuestas. En mi modesto repaso a los principales elementos que han hecho estallar el asunto diferencial, hasta situarlo de máxima actualidad, llevándolo a la declaración de independencia, el análisis histórico, incluso distorsionado, no ha sido lo relevante para la movilización popular de los “genuinamente catalanes” frente a los demás españoles.

Los argumentos del catalanismo separatista descansaron, progresivamente, en la alimentación de sentimientos que combinaban la creencia en ser pueblo elegido y perseguido al mismo tiempo. Los portavoces más cualificados atribuían, sin necesidad de explicación, incomprensión ajena del hecho diferencial y caracterizaban al resto de ciudadanos españoles, también sin fundamento demostrable, como beneficiarios globales injustos de la explotación de la superior capacidad, inteligencia y creatividad catalanas.

No fue la Historia la clave separatista. Ha pesado mucho más la economía, -la pela-, y, como hijastra, la deficiente administración de los recursos transferidos, con despilfarros flagrantes, de forma que el gobierno de la Generalitat encontró dificultades serias para mantener algunos servicios con altos niveles de calidad, déficit de gestión que se atribuyó, en la más genuina esencia del buco emisario, por supuesto, “a España”.

El problema creció por ambas partes del pastel. El partido que, durante años, se había arrogado la representación del espíritu catalanista, Convergencia i Unió, consiguió mantenerse en el gobierno de la Generalitat durante décadas, y ofreció siempre un apoyo interesado al partido con implantación en toda España, cuando le faltó a éste mayoría suficiente para formar gobierno central. No importaba el signo ideológico. El intercambio de cromos, nunca inocente, ya fuera con el PP o el PSOE, alimentó la singularidad, despojando al Estado central de capacidad de actuación -¡y control!- en todos los sectores clave.

Faltaba solo poner un nombre al proceso secesionista que consolidara la cualidad de nación independiente, y la oposición constitucional a la revisión del Estatuto, encabezada por el President José Montilla, un iluminado que creía poder dotar asi al PSC-PSOE de una nueva vida, consumó la ruptura entre catalanistas y españolistas. Los primeros sintieron la declaración de anticonstitucionalidad a un par de artículos (y párrafos del Preámbulo) como una agresión. En verdad, la batalla civil estaba planteada con toda crudeza.

La pólvora que estaba sirviendo para explotar los apoyos del Estado en Cataluña, estaba tan bien distribuida y alimentada, que, ni resultó afectado el procés por el descubrimiento de uno de los mayores focos de corrupción desarrollados en España. Un tsunami potencial que afectaba -y el estado de Derecho no ha sido aún capaz de precisar en qué medida-, no ya  al ex Honorable ex President de la Generalitat, Jordi Pujol, a su familia, sino al Partido y a muchos de sus dirigentes. Convergencia y Unión resultó inviable.

El malabarismo político se aceleró. El hoy ex President Artur Mas, que, junto a otros miembros significativos de Convergencia se había reconvertido al Partit Demócrata Europeo Català (PDeCAT), aceptó ceder ser cabeza de fila en la negociación para formar Gobierno después de las elecciones de 2015, para que un oscuro político, Carles Puigdemont, fuera President. Fue necesario el apoyo de dos coaliciones con inocultada voluntad secesionista: la anticonstitucionalista Esquerra Republicana (ERC), y la decididamente antisistema Candidatura d’Unitat Popular (CUP). El apoyo se completó con la seudoconstitucionalista Catalunya Sí que es Pot, que amalgama diputados de variados extractos ideológicos (Podemos, ICV, Esquerra Unida y Equo).

La democracia y la tolerancia permitieron llegar a una situación  aberrante, aunque “legítima”: partidos con un programa claramente anticonstitucional habían alcanzado una mayoría escueta en el Parlament, y estaban decididos a imponer su revolucionario criterio de una forma “pacífica, democrática”, en cumplimiento de un “mandato popular”.

Los diputados de estos partidos, con el apoyo exterior de muchos alcaldes y, significativamente de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (que gobierna en la ciudad con la coalición Catalunya en Comú, que aglutina todos los partidos de Catalunya Sí que es Pot, salvo Podemos) refirmaron y consolidaron el apoyo popular a la secesión. Catalunya libre del yugo opresor de la España antidemocrática era ya más que un proyecto sin futuro.

Al ordenado totum revolutum secesionista se añadieron dos asociaciones de movilización al margen de los partidos oficiales,  Asamblea Nacional Catalana y Ómnium. Una amplia y fiscalmente oscura disponibilidad de fondos, sirvió y sirve para soportar la declaración de independencia del 1 de octubre de 2017. Se programaron, cuidadosamente planificadas, amplias, y de impecable efecto, manifestaciones callejeras. Se expandió, contagioso, el clamor de que la región estaba mayoritariamente por convertirse en un Estado nuevo.

La historia coetánea sigue escribiéndose, aunque con letras desiguales, Ayer, 2 de octubre de 2017, la juez de uno de los Juzgados de Instrucción que conforman el brazo operativo de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, en un Auto prolijo y, en gran parte, por lo que parece, escrito con anterioridad, escrito, sin duda, con plena consciencia de su gran trascendencia política, decidió la prisión provisional del destituido vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, y siete de los ex-consellers.

El estamento judicial no mostró uniforme celeridad ni dureza, mostrando, no ya la independencia judicial, sino la disparidad o falta de homogeneidad de criteros de los magistrados. El mismo día, llamados a declarar, el Tribunal Supremo, concedió una semana más para preparar la defensa a los, también citados como investigados, miembros del Parlament (a los que su aforamiento conduce a ese órgano jurisdiccional). La intervención de la judicatura en el procés, como consecuencia de la aplicación del art. 155, añade -aunque no sorprendentemente- más leña al fuego de las posiciones de desencuentro entre secesionistas y constitucionalistas.

La medida cautelar adoptada con los miembros destituidos del Govern, es, procesalmente, la más dura de las posibles y, por ello, puede calificarse, desde la perspectiva política,  de una incomodidad añadida a la necesaria disminución de la tensión en Catalunya y a la recuperación de la paz social en toda España.

(continuará)

 

 

 

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