La guerra en Ucrania va camino de alcanzar su primer año y para algunos, si se puede emplear este término tratándose de un conflicto armado en el que la desproporción de los beligerantes es tan brutal, de cronificarse.
Una vez que la resistencia inesperada de Ucrania, gracias al apoyo de Estados Unidos y la OTAN, convenció a Putin de que no se trataría de un paseo militar y que el país entero caería rendido ante el Kremlin, la estrategia de Rusia tomó una deriva que los futuros manuales de la guerra (si es que hay tiempo, capacidad y ganas para redactar conclusiones) despedazarán para encontrarle sentido.
En el momento actual, parece claro que Putin pretende dejar a Ucrania convertida en un esqueleto, con graves daños en las comunicaciones, la producción de elementos y energía y económicamente irrecuperable, sin una ayuda exterior cuantiosa.
Como he oído de un excelente conocedor de la situación, Rusia puede sentirse humillada, pero en absoluto vencida. Tiene capacidad nuclear, recursos militares y de toda indole y población de sobra para doblegar el pulso a Ucrania, manteniendo la presión hasta que la ayuda militar y económica de la OTAN y de los paises europeos se demuestre como estéril.
La encrucijada en la que se encuentran los dos bloques: Rusia-China y Estados Unidos-Europa tiene un planteamiento sencillo y brutal: o se consigue que Rusia negocie una posición de retirada de Ucrania que pueda satisfacer al Kremlin y no significar una derrota para Zelenski y los bravos suicidas que lo secundan, o llegará un momento en que we provoque la escalada nuclear, con consecuencias previsibles.
Ha sido épico, hermoso, digno de ser tomado como ejemplo de coraje y valentía el esfuerzo del Ejército ucraniano y conmovedor haber podido apreciar, en secuencia diaria, la capacidad de sufrimiento y acomodación a la progresiva miseria de la población civil. Hemos podido vislumbrar, o quizá analizar mejor, que el conflicto tenía las características de una guerra civil, con componentes religiosos, étnicos, históricos.
Y ahora, ¿qué? Mientras dure el apoyo exterior y se siga acogiendo refugiados por millones, la Ucrania dirigida por Zelenski no va rendirse. Una moderna Numancia se está escribiendo. Mientras el conflicto se mantenga artificialmente restringido al territorio ucraniano, Rusia tendrá fácil (aunque costoso) destruir Ucrania sin descanso. No necesitará poner muchos efectivos sobre el terreno. Los justos.
La guerra de destrucción se ordenará desde el aire. Con drones y misiles sobre las instalaciones de agua, las centrales eléctricas y de distribución. los hospitales y supermercados.
Holodomor redivivo. No sé cómo va a terminar esta guerra, pero me temo que estamos aún en su comienzo.