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Las bazas de Mariano Rajoy

9 julio, 2016 By amarias Deja un comentario

Mariano Rajoy, todavía Presidente en funciones del Gobierno de España, es, sin duda, la persona más cualificada para dirigir el país en este momento. Nadie como él atesora experiencia acerca de cómo funcionan las cosas por aquí.

Es cierto que no “ganó las elecciones”, ni las de diciembre de 2015 ni las de junio de 2016, porque, aunque el Partido Popular fue la opción más votada, lo fue por una minoría del total de votantes. No cabe decir, pues, que “el pueblo ha expresado su voluntad de que gobierne el PP”, ni otras retóricas, y falsarias, expresiones con las que los representantes más conspicuos de la derecha española defienden su presunto derecho a seguir gobernando.

Pero la capacitación de Mariano Rajoy que defiendo en este Comentario proviene de su abrumador currículum. Registrador de la Propiedad al año siguiente de terminar la licenciatura de Derecho, concejal del Ayuntamiento de Pontevedra, Presidente de la Diputación de la Provincia homónima, diputado durante décadas, ministro de Educación y Cultura, de Administraciones Públicas, de Interior, de la Presidencia, vicepresidente Primero y Presidente de Gobierno él mismo…¿Quién podrá alardear de una experiencia similar? Nadie.

Nadie como él ha de conocer las triquiñuelas que se vienen realizando desde tiempo inmemorial para compensar, en los discretos despachos anexos al principal, las diferencias entre el precio declarado en las escrituras públicas y el concertado entre comprador y vendedor de inmuebles; siendo Pontevedra lugar de asentamiento clásico de los grandes traficantes de droga de España y de Europa, en donde suntuosas mansiones, barcos de recreo, lugares de placer y lenocinio, han proclamado, sin rubor, durante decenas, el origen misterioso y con seguridad, ilícito, de los dineros con las que se adquirieron tales bienes, no es ajeno, sin duda, al conocimiento de tales maniobras (de las que, por supuesto, siempre se mantuvo al margen).

Rajoy estuvo en los entresijos del derrocamiento a Sadam Husein, -cuya figura alcanza, por cierto, con el tiempo, dimensiones propias de la veneración santificada-, y estar apoyando a José María Aznar en la difícil decisión adoptada, junto a Bush jr, Barroso y Blair, tuvo que darle amplios conocimientos acerca de cómo se mueven los designios del gran capital norteamericano, que han de estar conservados en algún lugar de su prodigioso cerebro.

Como Ministro de Educación, y Ciencia, que fue, y harto brillante (como se puede comprobar en las hemerotecas, propulsor de los nuevos Planes de Formación Profesional) nadie mejor para saber cómo impulsar, de una vez, la pureza de la Universidad española, la regulación del acceso transparente a las cátedras y títulos, la elevación del decaído prestigio de las carreras y profesiones, o la orientación acerca de los puestos de trabajo que se crearán en las ya no tan nuevas, tecnologías, incluidas, claro, las ambientales.

No admito que nadie se jacte de conocer mejor las administraciones públicas -salvando, quizá, al desaparecido en la batalla Francisco (Paco) Sosa, que propugnó una reforma imposible-, porque él fue quien firmó la LOFAGE en 1997,  y, por supuesto, ningún antecesor ni subordinado ha igualado su prestigio como Ministro de Interior, con sus éxitos para doblegar a ETA al aprisco de la deposición de las armas y su Ley de Extranjería, que tanto ha significado para la cobertura de puestos laborales que los españoles despreciaban.

Como Presidente, su ilusión y empuje por impulsar nuevos proyectos empresariales, en negociación continua con los mejores empresarios de este país, además de ponerle en delicado pero efectivo conocimiento de las relaciones subterráneas entre el gran capital y los partidos políticos (si no lo había adquirido antes), ha significado la generación de millones de puestos infra-mileuristas, y el crecimiento de los negocios de algunos grupos empresariales en el extranjero, lo que ha mejorado sus resultados, por supuesto, aunque, desgraciadamente, ha significado la reducción de su capacidad de empleo en España.

No tiene, pues, necesidad de suscribirlo alguien de tanto prestigio pasado como Felipe González. Mariano Rajoy debe gobernar. Y debe hacerlo en solitario, contra todos. Quizá con apoyos puntuales de Ciudadanos, del PSOE, incluso de Unidos Podemos que, como recordamos bien, en el curso de las negociaciones para estudiar la posibilidad de coaliciones de gobierno más aventureras, negó su apoyo -cuando eran solo la mitad de la denominación, aunque más numerosos en simpatizantes.

Nos esperan, por supuesto, tiempos muy difíciles. Pero entretenidos. Mariano Rajoy, con su visión escénica del Estado español, con su conocimiento profundo de la Administración Pública y de las capacidades de iniciativa privadas, nos lo garantiza.

Ah, y que vaya enseñando a los nuevos -esos “chicos” voluntariosos, pero inexpertos aún, llamados Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera, Alberto Garzón,…cómo se corta el bacalao. Sugiero que los nombre ministros por turnos, y que cuente, en esa hipotética Escuela de Otoño- con la asesoría inapreciable (en el sentido de, gigantesca) de Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y José María Aznar; para no ampliar más la nómina de expertos en la política real. Sobre la economía real, habría otro curso, más avanzado, para los que aprobaran el primero.

Publicado en: Actualidad, Política Etiquetado como: administraciones públicas, apoyo, currículum, diputado, empresa, empresario, españa, ETA, exportación, Formación Profesional, gobierno, laboral, Mariano, PP, PSOE, puesto de trabajo, Rajoy, Unidos Podemos

Cuento de verano: Noticias de Patolandia

17 septiembre, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

Cada vez que el pato Donald veía al tío Gilito sentado encima de uno de los montones de monedas de oro que almacenaba en torres de seguridad cerradas con siete llaves, se ponía de los nervios.

-Fijaos -decía a sus sobrinos, sin ocultar su disgusto – en la cara de satisfacción que se le pone, mientras manosea esa riqueza improductiva. Y mientras tanto, yo no tengo ni para pipas, con lo que me gustan.

-Sí, tío -expuso Juanito, que tenía momentos muy reflexivos-. Son cada vez más los patos y patas, por no hablar de todas las especies del país, que no tienen trabajo y viven de lo que escarban en la basura.

-He tratado de convencer a tío Gilito de que me de algo de ese oro, para crear una empresa de telecomunicaciones avanzadas -se justificó Donald- pero me dice que empiece como él, con una mano delante y otra detrás.

-Tenemos que hacer algo para cambiar el rumbo de las cosas -concluyó Jorgito-, picoteando en la tierra de nadie.

Fue Jaimito quien tuvo una idea arriesgada, pero muy atractiva: consistía en convencer a los golfos apandeadores de que, utilizando un butrón, entrasen en una de las torres y sustituyeran varias capas de las monedas del fondo por guijarros coloreados de purpurina.

-No se dará cuenta. Antes metía cada cierto tiempo máquinas de revolver, para airear el oro, pero ahora solo está preocupado por ver subir el nivel de monedas en las torres.

Los golfos apandeadores, cuando Donald les contó la estrategia, estaban encantados.

-Vosotros os quedaréis solo con el tres por ciento, que es la comisión habitual para estos casos de intermediación. Para nosotros, será el resto. Y, por supuesto, nadie más debe saberlo.

La actuación fue un éxito, en el sentido de que el tío Gilito no se enteró. Los golfos, burlando a los guardas de seguridad, que, por la tacañería de Gilito, para reducir costes, ya no eran contratados entre los perros pastores payeses sino a los chiguaguas nepaleses, hicieron un agujero a modo de gatera (bueno, de perrera) en la torre más alejada del control, y sacaron varios sacos de monedas de oro, cambiándolas por piedras pintadas de amarillo refulgente.

El pato Donald, con el grueso de las monedas, montó dos o tres empresas para puesta en valor de los recursos naturales de Patolandia, que fueran registradas con nombres imaginativos -First Change, Second Change y Third Change- y puestas a nombre de la Sociedad para la Recuperación del Sentido Común, S.L, para no despertar sospechas. Se crearon así algunos puestos de trabajo.

-Esto va bien -comentó Jaimito en el primer Consejo de Administración, que celebraron en una estación del subterráneo-. Propongo que digamos a los Golfos Apandeadores que hagan otro agujero más alto en la torre, y sigamos con el mismo procedimiento, y creemos más empresas.

No será necesario referir con demasiado detalle que tampoco en esta ocasión el tío Gilito se percató. Es por tanto, aceptable, creer a pies juntillas que, en el curso de varios años, fueron esquilmando las monedas de oro de las torres en donde Gilito guardaba, suponiéndolo a buen recaudo, sus riquezas improductivas. Dejaron solo una capa bastante delgada en cada torre, que era la que Gilito manoseaba con placer, cuando se recluía en cualquiera de ellas para dejar volar su avaricia.

Fue Jaimito, como siempre, el que se percató de algo muy curioso. A pesar de que estaban saqueando las torres, en el recinto donde se guardaban las monedas de oro que formaban el caudal de Gilito, cada vez había más torres. Es decir, entraban más y más monedas de oro, por lo que, si alguien se hubiera tomado la molestia de hacer cálculos, deduciendo las piedras sin valor, los ingresos de nuevas monedas eran tan altos, que la riqueza neta de tío Gilito aumentaba y aumentaba sin cesar.

Era un misterio que ni siquiera Jaimito podía resolver.

FIN

Publicado en: Cuentos y otras creaciones literarias Etiquetado como: acumulación, angel arias, búnker, creación, cuentos de verano, dinero, golfos apadeadores, Pato Donald, Patolandia, puesto de trabajo, purpurina, riqueza, tio Gilito, torre, trabajo

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