Al socaire

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Cultura de ofensa

30 noviembre, 2018 By amarias 4 comentarios

Pertenezco a una generación de españoles que tuvimos  que examinarnos de Historia Sagrada y Formación del Espíritu Nacional. Estudiamos Filosofía y Latín (habiendo elegido la rama de Ciencias) y hubo que superar un examen de  ingreso y dos reválidas, asi como dos cursos selectivos en una Escuela técnica Superior, a la que fuimos con traje y corbata y en donde nos pasaban lista. Al entrar el profesor nos poníamos en pie y lo tratábamos de Usted y por su nombre de pila, precedido de Don o Doña.

Pasaron muchos años hasta que hubo televisión en casa, se superaron los cortes casi diarios de agua y luz o  la cocina dejó de ser de carbón, el sereno guardaba la llave del portal y el cartero hacia sonar su silbato tantas veces como fuera la altura del piso donde residía el destinatario de la carta.

Casi todos los días de la semana -domingos incluidos-eran distintos, por razones impredecibles.

Si, hice la Milicia Universitaria, juré bandera y tuve mis prácticas como alférez en Palma de Mallorca, en donde enseñé inglés (y a manejar el Mauser y el Cetme, de paso) a reclutas de varias regiones españoles; sobre todo, catalanes e isleños de las Baleares, entre los que hice algunos amigos que conservo.

Crecí y consumí la juventud en una dictadura y, aunque luego me enteré que nos faltaban muchas libertades, no las eché de menos. No tenía mucho tiempo para elucubrar sobre mundos mejores ni información para valorarlos.

Fue hacia 1968 cuando descubrimos que en otros países de Europa gozaban de ciertas ventajas, que tardamos en clasificar entre importantes, falsas o, simplemente, circunstanciales.

Si, estuve en manifestaciones callejeras, evité enfrentamientos con los “grises “, organicé asambleas, participé en la creación de un sindicato de profesores, fui presidente de una Asociación universitaria, leí a Mao, Marx, Bakunin o Gramsci, …, hasta hartarme de rojerío. Ah, y tengo una Biblia en la mesita, entre otras decenas de libros aptos para la duermevela.

¿A qué viene todo esto (y más que podría contar)? Pues para dejar manifiesto que he sido conformado, a trancas y barrancas, en la Cultura del respeto a las creencias y devociones de los demás. De tanto ajetreo, incluidos decenas de viajes fuera del país y un sexenio en Alemania, me quedó un poso de escepticismo acerca de los maximalismos, las soluciones mágicas y las creencias intangibles.

Cuando percibo que lo que ahora se pretende apoyar como forma de estar saludable y contagiosa es la Cultura de la ofensa, de la descalificación sin fundamento, de la protesta sin razones, me siento desplazado. Suelto.

No, no me ofende exactamente (no sería la palabra adecuada) que un cómico oficial se suene de mentirijillas sus mocos en la bandera que representa a mi Patria; no me enzarzaré a puñetazos con energúmenos que creen hacerlo bien pitando el himno de España o a su Jefe de Estado, antes de un partido de fútbol o al comienzo de un acto oficial. No sacaré mi rabia a pasear por advertir cómo independentistas de salón insultan a los que no piensan como ellos, ni mesaré mis cabellos en trance bíblico cuando percibo que nuestros representantes políticos se dedican a insultarse en lugar de reflexionar seriamente acerca de cómo generar empleo y riqueza.

No me ofende, porque me he instalado en la Cultura de la Defensa. De los valores, de la tradición, de la Patria, de la solidaridad, del empleo, de la creatividad, de la investigación, del respeto.

Si, también de las instituciones, de la Jefatura del Estado, de las gentes que proyectan imagen positiva, moderna y eficaz de España. Si, también de Fuerzas Armadas concienciadas y bien pertrechadas, de la Universidad eficiente y abierta, de la empresa dirigida por ejecutivos concienciados con el valor social, ambiental y económico, de los emprendimientos.

En el fondo, lo que hago es ponerme del lado de lo valioso que tenemos. Desconfío de los que nos jalean para que lo destruyamos o quieren avergonzarnos despreciando y tratando de destruir lo que  merece la pena defender, porque forma parte de nuestra naturaleza, de lo que somos.

De esa forma, me justifico a mi mismo, me realizo en la coherencia de lo que quiero mantener como propio, junto a los que amo y respeto.

 

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: defensa, empresa, esencia, fuerzas armadas, institución, naturaleza, ofensa, Patria, Universidad

Emprendimientos

7 diciembre, 2017 By amarias Deja un comentario

El escenario de producción y consumo está cambiando, y a gran velocidad, a escala global y local. Los comportamientos de algunos de los líderes de los mayores (más poblados) ´países del mundo lo prueba con rotundidad, aunque no parece que los jefes de Estado de los países intermedios -incluida la deslavazada actuación postural de la mal llamada (desgraciadamente) Unión Europea-, se estén dando cuenta, pues no se están tomando medidas de ningún tipo, o apuntan en direcciones contradictorias. Al hablar de decisiones equivocadas debo matizar que las estoy pretendiendo valorar en términos socioeconómicos, como más tarde me propongo puntualizar.

Que Donal Trump, Vladimir Putin, o Deng Xiao Ping estén tomando decisiones que interfieren, potenciándolo, con la evolución natural del consumo y producción internos en perjuicio de la globalización de la economía no es gratuito ni improvisado. Detrás de esas actuaciones de política general existe una estrategia de base genuinamente capitalista.

Mi inclusión del presidente chino en el trío está justificada, aunque algunos comentaristas aprecian su defensa de la apertura del comercio internacional, eliminando trabas y aranceles, como genuina; no se puede desconocer que el “gigante asiático”, que ha superado ya a Estados Unidos como potencia en el mundo de la supercomputación y está a punto de hacerlo en todo el amplio campo de la IA (Inteligencia Artificial) está destinado, por voluntad de su Politik Buró y velocidad expansiva,  a ser el Gran Hermano del mundo, y ese dominio no se ejerce desde la metafísica, la religión o la filosofía, sino desde el materialismo.

Sin pretensión de levantarme a altos vuelos con este artículo (no necesito poner de manifiesto mis limitaciones), quiero dedicarlo a la capacidad emprendedora de los denominados “millennials”, entendiendo que ellos son, para muchos analistas, por edad y conocimientos, los actores, y motores, de un posible escenario de cambio. Aunque no estoy utilizando el libro más que como referencia genérica, sirve de introducción al tema el libro “Millennials, La generación emprendedora” (Fundación Telefónica, 2017), que han coordinado Alvarez Monzoncillo y Guillermo de Haro.

Las páginas finales de este trabajo (antes de extraer Conclusiones) se dedican a recoger la entrevista con Henry Jenkins,  provost (rector) y catedrático de la Universidad del Sur de California. Manifiesta en ella unas cuantas reservas con las que estoy de acuerdo, y de las que extraigo algunas: a) profunda sospecha sobre el alcance del concepto de nativo digital, b) la constatación de que estos “nativos” nacieron, y están creciendo,  en una cultura saturada de medios y orientada al consumidor, c) el equívoco de que su lenguaje tiende a borrar el proceso de aprendizaje y concentrarse en adquirir una habilidad concreta, despreciando el mundo on line. d) la tendencia del nativo digital a marginar al inmigrante digital (ya que no a los “iletrados”),despreciando las habilidades y conocimientos de éstos.

Cuando se consideran los factores de éxito de un emprendimiento en un nuevo sector (tecnológico) , la capacidad de innovación es el punto central. Sucede, sin embargo, que no pocas veces la innovación no surge del conocimiento de las diversas opciones existentes en el mercado que se trata de suplir o mejorar, sino de la convicción “a priori” (o por imitación) de que se dispone de una herramienta excepcionalmente eficaz para desarrollar una actividad o un conjunto de ellas.

Analizando someramente (advierto que no dispongo de muchos datos) la tipología del emprendedor en nuevas tecnologías, creo que responde al perfil de un universitario (no siempre egresado, es decir con título oficial), que ha desarrollado una capacidad excepcional para manejar una herramienta del grupo de las TICs (generalmente, combinación de un lenguaje de máquina completo y el apoyo de un entorno potente de comunicaciones), que, actuando solo o en conexión con otros visionarios de los que es amigo, la aplican en la resolución, ventajosa, de una tarea que ya tiene solución analógica, mejorando la misma y ampliando su campo de acción, con base en la potencia de las herramientas digitales.

La etapa de inicio de ejecución del proyecto, alimentada con escasos recursos económicos y una gran ilusión y capacidad de trabajo (hasta obsesiva) no siempre conduce al éxito. Más del 90-95% de los emprendimientos fracasan, bien por estrangulamiento financiero, incapacidad para encontrar la comercialización del producto, o, más frecuentemente, porque otras ofertas del mismo campo brindan una solución más completa y acabada. La competencia por detectar los posibles “embryo giants” por parte de las grandes empresas, particularmente, las transnacionales, y adquirirlos cuando el producto está en fase avanzada, es muy grande, y el ejemplo de otros millenials que han tenido éxito de vender su empresa por cifras muy atractivas, hace crecer la ilusión de un destino dorado para esos emprendimentos.

Al analizar las peculiaridades de la generación emprendedora, el texto de Monzoncillo y Cía , recoge, entre otras opiniones no siempre coincidentes, una advertencia: las habilidades de gestión, y las competencias para seguir desarrollando el producto, son factores que aseguran el éxito posterior…y, superada la etapa de desarrollo, el equipo emprendedor que desarrolló el producto hasta una fase que pueda aceptarse como de “madurez técnica”, debería plantearse la incorporación de un equipo especializado en el gerenciamiento empresarial, que cuente, además con habilidades comerciales.


Un cormorán  moñudo (Phalacrocorax aristotelis) se plantó, jubiloso, acompañado de su pareja (que no figura incluída en esta fotografía), ante mis narices -mejor dicho, ante el objetivo de mi cámara-, ofreciéndome sus habilidades piscícolas. Era una mañana, apenas apuntado el día, de finales de otoño de 2017, en la playa del Arenal d´en Castell de Menorca. Estuve contemplando la escena durante casi una hora, maravillándome de la voracidad del pequeño, que, de vez en cuando, me lanzaba una mirada como reclamando mi aplauso. Estos cormoranes son más pequeños que la especie carbo, y tienen el pico esbelto y amarillo. Me arriesgo a indicar que éste pertenece a la subespecie desmarestii, de pico especialmente amarillo intenso.

Publicado en: Actualidad, Economía, Empresa Etiquetado como: aranceles, crisis, economía, empleo, empresa, estrategia, globalización, Jing-Piao, Putin, sociedad, solidaridad, tecnología, Trump

Por qué en Catalunya: Séptima entrega. Final

5 noviembre, 2017 By amarias 1 comentario

Termino esta serie de comentarios, en los que pretendí ofrecer una visión personal aunque no mediatizada por nada ni por nadie, de la grave situación que se ha generado en Catalunya. Pongo punto final, no porque se haya llegado a una solución ni porque se atisbe ésta siquiera. Lo hago porque, sencillamente, no quiero aparecer involucrado en la escalada de desencuentros y descalificaciones que, lejos de utilizar pasarelas ideológicas que posibiliten diálogo y acuerdos, se empecina en profundizar en irrelevantes diferencias, y estériles, por inapropiados a este momento, enfoques de la cuestión.

Qué situación de charanga y pandereta en un contexto que demanda tanta seriedad y solvencia. El ex president Puigdemont, y cuatro de los ex consellers de su Gobierno, fugados a Bélgica, se encontraban, al principio del día de hoy, 5 de noviembre de 2017, en busca y captura. A esta hora de la tarde, circulaba el rumor (convertido luego en realidad) de que se habían presentado ante un juez de guardia belga, dispuestos a empezar la resistencia procesal a la extradición para ser juzgados en España, lo que podría dilatarse varios meses.

El magistrado belga los dejó en libertad, con la única imposición de que deben permanecer en el territorio belga. Un galimatías procesal, una increíble internalización de un conflicto nacional en el que tantas empresas y familias están perdiendo poder adquisitivo y esperanza de futuro. Puigdemont anunció, desde su refugio, que se propone presentarse a las elecciones del 21 de diciembre, convocadas como parte de la aplicación del art. 155 por el gobierno central. Mientras no se encuentre inhabilitado, podría, formalmente, aspirar a President. Cabe preguntarse: ¿Con un programa separatista, y para proclamación de una República catalana, aprovechando nuevamente una democracia en grado sumo tolerante y no inclusiva?

En prisión provisional se mantiene a los ocho consellers a los que el juzgado de instrucción de la Audiencia Nacional considera con riesgo de fuga y con suficientes indicios de haber cometido delitos de sedición, malversación y rebelión, habiendo actuado, según todos los datos de que disponemos jueces y resto de la ciudadanía, de forma coordinada y premeditada, es decir, con dolo.

La perspectiva penal para estos encausados, los ahora aún prófugos o sustraídos a la acción de la justicia española y los miembros del Parlament que están llamados a declarar el próximo jueves, 9 de noviembre, es muy gris: en el más favorable de los casos, de confirmarse la imputación, estarán quince años en la cárcel. El futuro penal de los responsables de las Asociaciones populares ya encarcelados preventivamente, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, no tiene mejor cariz. Los partidarios que se movilizan en la calle pidiendo su liberación parecen estar deseando una amnistía, lo que es, además de improcedente, legalmente imposible, pues el Gobierno no puede interferir en las decisiones de la Justicia, sin quiebra del estado de Derecho.

Leo la opinión de algunos comentaristas que abogan por la salida del galimatías con base en la revisión constitucional, luego de un período de negociación y análisis entre los partidos, y siguiendo los trámites que prevé la actual Norma Suprema para su modificación, en el supuesto agravado de su modificación sustancial. No creo que esto sea la solución al problema que se ha creado en Catalunya, como no me parece admisible que el Estado de Derecho se doblegue ante la clara infracción de sus normas penales en la que han incurrido, a sabiendas, y con consciencia de los efectos que podrían causar con su actitud, los representantes de los partidos separatistas.

Estamos, pues, en una encrucijada de la que solo se podrá salir con serenidad, tiempo, y con el fortalecimiento de los cauces de representación de la sociedad civil pacífica, constructiva, seria. En este país que ha sido modelo en tantas ocasiones de tolerancia, de solidaridad, no debería ser difícil si se encontraran -y han de surgir, y lo antes posible- líderes convincentes. Porque solo los intolerantes, los fanáticos, los inconscientes, pueden tener interés en reabrir heridas por las que surgiría, como un fantasma redivivo, el espectro de la guerra civil y el desentendimiento entre españoles.

He escrito estas notas desde el inconmovible afecto a la unidad de España, con la convicción de que el mapa regional está confeccionado con grandes desequilibrios que imposibilitan la consecución de la igualdad en los parámetros de gestión de los servicios y, por tanto, sus resultados. Lo suscribo desde la constatación de graves despilfarros en nuestra Historia reciente, en infraestructuras. en subvenciones y en la ejecución de los programas educativos, sobre todo. No es este, desde mi propia perspectiva, un análisis acabado y, muy seguramente, adolece de errores patentes a terceros.

Soy firme partidario del diálogo, del uso de la capacidad de convicción y de la prudencia en la toma de decisiones que no se sustenten en el conocimiento y, en su caso, no cuenten con el apoyo de las inmensas mayorías. El gobierno de Catalunya nos ha dado recientemente, ejemplo lamentable de lo contrario. No me duelen prendas en admitir que el gobierno de España no ha estado, en la tolerancia por el avance del proceso secesionista sin tomar medidas de contención, a la altura que demandaban las circunstancias.

Tiempo para restaurar la convivencia y hacer balance de los platos rotos. Urge cambiar los interlocutores por nuevos representantes que no estén ni cansados ni condicionados por sus actuaciones precedentes. La sociedad española, en la que está integrada la catalana, y la vasca, y la andaluza, y la gallega, y todas las ascendencias regionales que conforman la nación integradora de diferencias que es España, tiene ante sí un nuevo reto. En un momento económicamente delicado.

El bloque que pretende lograr la independencia para Cataluña agrupa a la burguesía y a la izquierda revolucionaria. Una combinación contra natura cuya solidaridad ocasional trae males presagios. La superación del dislate sin más daño abrirá la puerta a un futuro mejor, a otro período de paz social y desarrollo concertado. Apliquémonos al objetivo. Si alguien quiere quedar fuera, solo suya sea la culpa y no espere de nosotros el perdón.

FIN

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Porqué en Catalunya: Sexta entrega

3 noviembre, 2017 By amarias Deja un comentario

No es posible emitir un posicionamiento sobre la cuestión catalana haciéndolo descansar únicamente sobre la crítica (o el apoyo) a los fundamentos históricos que sirven a los defensores de la singularidad de ese territorio español para justificar su condición de nación con voluntad popular de independencia.

Se trata, en realidad, de un estado larvado de origen o raíz genuinamente clasista, que ha tenido un desarrollo rápido -en apenas diez años- debido a la coincidencia de varias circunstancias que permitieron desplegar la consciencia popular “de la diferencia”, alimentada y potenciada con nuevos componentes, la mayoría, falaces, hábilmente presentados por los partidos que gobernaban la Región Autónoma. Entre esos eslóganes de fácil memorización y, por tanto, susceptibles de alcanzar la máxima repetición sin precisar de análisis, figuraban en lugar destacado los de “España nos roba” y “el Gobierno de España nos margina y maltrata”.

España y Cataluña se fueron configurando, en un proceso de distanciamiento forzado, lleno de errores, desencuentros y mitos, como dos entidades contrapuestas. En mi modesto repaso a los principales elementos que han hecho estallar el asunto diferencial, hasta situarlo de máxima actualidad, llevándolo a la declaración de independencia, el análisis histórico, incluso distorsionado, no ha sido lo relevante para la movilización popular de los “genuinamente catalanes” frente a los demás españoles.

Los argumentos del catalanismo separatista descansaron, progresivamente, en la alimentación de sentimientos que combinaban la creencia en ser pueblo elegido y perseguido al mismo tiempo. Los portavoces más cualificados atribuían, sin necesidad de explicación, incomprensión ajena del hecho diferencial y caracterizaban al resto de ciudadanos españoles, también sin fundamento demostrable, como beneficiarios globales injustos de la explotación de la superior capacidad, inteligencia y creatividad catalanas.

No fue la Historia la clave separatista. Ha pesado mucho más la economía, -la pela-, y, como hijastra, la deficiente administración de los recursos transferidos, con despilfarros flagrantes, de forma que el gobierno de la Generalitat encontró dificultades serias para mantener algunos servicios con altos niveles de calidad, déficit de gestión que se atribuyó, en la más genuina esencia del buco emisario, por supuesto, “a España”.

El problema creció por ambas partes del pastel. El partido que, durante años, se había arrogado la representación del espíritu catalanista, Convergencia i Unió, consiguió mantenerse en el gobierno de la Generalitat durante décadas, y ofreció siempre un apoyo interesado al partido con implantación en toda España, cuando le faltó a éste mayoría suficiente para formar gobierno central. No importaba el signo ideológico. El intercambio de cromos, nunca inocente, ya fuera con el PP o el PSOE, alimentó la singularidad, despojando al Estado central de capacidad de actuación -¡y control!- en todos los sectores clave.

Faltaba solo poner un nombre al proceso secesionista que consolidara la cualidad de nación independiente, y la oposición constitucional a la revisión del Estatuto, encabezada por el President José Montilla, un iluminado que creía poder dotar asi al PSC-PSOE de una nueva vida, consumó la ruptura entre catalanistas y españolistas. Los primeros sintieron la declaración de anticonstitucionalidad a un par de artículos (y párrafos del Preámbulo) como una agresión. En verdad, la batalla civil estaba planteada con toda crudeza.

La pólvora que estaba sirviendo para explotar los apoyos del Estado en Cataluña, estaba tan bien distribuida y alimentada, que, ni resultó afectado el procés por el descubrimiento de uno de los mayores focos de corrupción desarrollados en España. Un tsunami potencial que afectaba -y el estado de Derecho no ha sido aún capaz de precisar en qué medida-, no ya  al ex Honorable ex President de la Generalitat, Jordi Pujol, a su familia, sino al Partido y a muchos de sus dirigentes. Convergencia y Unión resultó inviable.

El malabarismo político se aceleró. El hoy ex President Artur Mas, que, junto a otros miembros significativos de Convergencia se había reconvertido al Partit Demócrata Europeo Català (PDeCAT), aceptó ceder ser cabeza de fila en la negociación para formar Gobierno después de las elecciones de 2015, para que un oscuro político, Carles Puigdemont, fuera President. Fue necesario el apoyo de dos coaliciones con inocultada voluntad secesionista: la anticonstitucionalista Esquerra Republicana (ERC), y la decididamente antisistema Candidatura d’Unitat Popular (CUP). El apoyo se completó con la seudoconstitucionalista Catalunya Sí que es Pot, que amalgama diputados de variados extractos ideológicos (Podemos, ICV, Esquerra Unida y Equo).

La democracia y la tolerancia permitieron llegar a una situación  aberrante, aunque “legítima”: partidos con un programa claramente anticonstitucional habían alcanzado una mayoría escueta en el Parlament, y estaban decididos a imponer su revolucionario criterio de una forma “pacífica, democrática”, en cumplimiento de un “mandato popular”.

Los diputados de estos partidos, con el apoyo exterior de muchos alcaldes y, significativamente de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (que gobierna en la ciudad con la coalición Catalunya en Comú, que aglutina todos los partidos de Catalunya Sí que es Pot, salvo Podemos) refirmaron y consolidaron el apoyo popular a la secesión. Catalunya libre del yugo opresor de la España antidemocrática era ya más que un proyecto sin futuro.

Al ordenado totum revolutum secesionista se añadieron dos asociaciones de movilización al margen de los partidos oficiales,  Asamblea Nacional Catalana y Ómnium. Una amplia y fiscalmente oscura disponibilidad de fondos, sirvió y sirve para soportar la declaración de independencia del 1 de octubre de 2017. Se programaron, cuidadosamente planificadas, amplias, y de impecable efecto, manifestaciones callejeras. Se expandió, contagioso, el clamor de que la región estaba mayoritariamente por convertirse en un Estado nuevo.

La historia coetánea sigue escribiéndose, aunque con letras desiguales, Ayer, 2 de octubre de 2017, la juez de uno de los Juzgados de Instrucción que conforman el brazo operativo de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, en un Auto prolijo y, en gran parte, por lo que parece, escrito con anterioridad, escrito, sin duda, con plena consciencia de su gran trascendencia política, decidió la prisión provisional del destituido vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, y siete de los ex-consellers.

El estamento judicial no mostró uniforme celeridad ni dureza, mostrando, no ya la independencia judicial, sino la disparidad o falta de homogeneidad de criteros de los magistrados. El mismo día, llamados a declarar, el Tribunal Supremo, concedió una semana más para preparar la defensa a los, también citados como investigados, miembros del Parlament (a los que su aforamiento conduce a ese órgano jurisdiccional). La intervención de la judicatura en el procés, como consecuencia de la aplicación del art. 155, añade -aunque no sorprendentemente- más leña al fuego de las posiciones de desencuentro entre secesionistas y constitucionalistas.

La medida cautelar adoptada con los miembros destituidos del Govern, es, procesalmente, la más dura de las posibles y, por ello, puede calificarse, desde la perspectiva política,  de una incomodidad añadida a la necesaria disminución de la tensión en Catalunya y a la recuperación de la paz social en toda España.

(continuará)

 

 

 

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Porqué en Catalunya: Cuarta entrega

27 octubre, 2017 By amarias Deja un comentario

Escribo esta Cuarta entrega en un día que aparece como crucial para acelerar, ya que no el desenlace, sí la generación de un máximo de tensión en relación con la declaración de independencia de Cataluña por parte del actual Gobierno de la Generalitat.

Es la mañana del 27 de octubre de 2017, y todos los interesados en el tema que aún no se encuentren saturados por la escenificación del nivel de desencuentro entre las posiciones de ambos gobiernos (central y regional), han podido contemplar ayer lo que parece el último acto antes de la declaración de independencia por el Parlament catalán y la autorización de la aplicación del art. 155 en el Senado de la nación.

La cuestión, es pues, gravísima y no hace falta usar ni una pizca de imaginación para deducir que la salida a la misma no puede resultar ni previsible, ni pacífica, pues el timón de los acontecimientos ha sido trasladado a la calle. Las manifestaciones de los partidarios de la independencia, dirigidos y alentados en Cataluña por personajes con indudable relevancia mediática y carisma personal, han ocupado los espacios públicos (y la TV3), y los lemas se repiten machaconamente, pivotando sobre los términos Libertad, Democracia, Independencia del Estado español, República.

No hay opciones para la discusión parlamentaria ni para la modificación pacífica -es decir, legal, con base en las mayorías cualificadas imprescindibles, necesarias- de aquellos artículos de la actual Constitución española que pudieran ser objeto de revisión. En ningún caso, a tenor de las expresiones de intención de la mayoría de los españoles encuestados y de los partidos que representan la mayoría parlamentaria, esta modificación podría afectar a la forma de Estado (monarquía) ni a la unidad territorial (España es indivisible, reza la Norma Suprema).

Se podría hablar, pues, de modificaciones de  la Constitución actual, en relación, sobre todo, al modelo territorial y al reparto de competencias entgre el estadio Central y las regiones. Algunos, si nos correspondiera opinar con relevancia, defenderíamos la remodelación de las actuales regiones -demasiadas, y muy desiguales-, permitiendo la federación de Comunidades Autónomas, prohibida expresamente por el art. 145, o la agilización, al menos, de la posibilidad de acuerdos o convenios  entre ellas, sometida a la autorización de las Cortes Generales, en el apartado 2 del mismo artículo. El número óptimo de Autonomías o regiones, no debería superar a seis o siete.

Un asunto muy importante es la recuperación de la óptima gestión de los recursos, demoliendo o revisando con espíritu crítico -dimanante del interés general, hoy perdido en el limbo de los intereses partidistas y localistas- la cesión de competencias a las Autonomías. Enormes despilfarros, decisiones de inversión y gestión sin objetivo serio ni coherente, afectan hoy a todos los sectores básicos: enseñanza, comunicaciones, sanidad, etc.  Es imprescindible reconstruir un Estado central fuerte, en beneficio de todos.

Naturalmente, no tengo la menor idea de lo que va a pasar en concreto. Para mí, como para muchos, que vivimos la situación desde fuera de Catalunya, resulta inextricable el cosmos catalán en este momento, una madeja revuelta y enlodada. Seguramente, habrá disturbios importantes en las principales poblaciones catalanes. Con alta probabilidad, se disolverá el Parlament y se encausará a los cabecillas de la insurrección, quizá se detenga a algunos de los más significativos. Las revueltas callejeras producirán heridos, detenidos, y más tensión. Hasta que estalle.

¿Era esto necesario? En absoluto. ¿Tienen legitimidad suficiente los independentistas? Por supuesto que no. ¿Saben a dónde van? Lo dudo. ¿Causan un daño irreparable? Sí, lo han causado y aún lo provocarán en mayor grado, por su voluntad de persistir en el empeño secesionista hasta que la explosión de la situación en la calle, con víctimas directas y colaterales, les obligue a claudicar, y, ojalá, a preguntarse, qué hemos hecho.

¿Por qué en Catalunya? Se ha dado, de forma excepcional, atípica en relación con el momento que se vive en las democracias occidentales, de la connivencia entre dos facciones socio-políticas habitualmente enfrentadas: a) la burguesía medio-alta (proclive a apoyar, sin convicción ideológica, por pura intuición de lo que resultaría mejor para ella, a los analistas  teóricos y aficionados que, en momentos de crisis, critican, sin ofrecer soluciones, cuanto dimane del sistema oficial, y en la que figuran como exponentes cualificados muchos funcionarios, seguidos a ciegas por pensionistas, rentistas y parados)  y b) la izquierda revolucionaria, atenta siempre a movilizar a los descontentos y oprimidos por el sistema dominante, y en la que militan, a la búsqueda de protagonismo, profesores universitarios, licenciados en paro, ecolojetas, visionarios, ilusos, y, por supuesto, por necesidad o convicción, todos cuantos sufren la marginación laboral y personal, que son, desgraciadamente, millones de personas en este momento de crisis (más de 5 millones).

Si, además, sumamos a) la corrupción destapada y puesta a la amplia luz de la sociedad y, en parte, de la justicia, de algunos políticos, empresarios y funcionarios, cuyo máximo exponente es precisamente el actual partido en el gobierno central ; b) la necesidad perentoria de ocultar la pésima gestión y la incuria de no pocos dirigentes catalanes y sus antecesores, incluso como Presidente de la Generalitat o consellers, c) el atractivo para muchos jóvenes sin ocupación de salir a la calle para protestar sobre cualquier cosa y quemar adrenalina (ya que no solo en los campos de fútbol, dándose porrazos con afectos (?) a otros clubes, o contra las fuerzas del orden,  d) la simpatía propia de un modelo de independencia (liberación del yugo opresor) vendido como solución y no como problema desde las instituciones y media locales y e) la presión del vecino, del colega, y de agentes de movilización experimentados y sin especiales escrúpulos para infringir el orden y las leyes…¿qué tenemos?

La destrucción de la armonía, la implantación del caos por un período de tiempo, el triunfo de los depredadores, a costa de los catalanes y del resto de los españoles.

 

 

Publicado en: Cataluña Etiquetado como: Cataluña, corrupción, crisis, economía, elecciones, empleo, empresa, españa, estrategia, ética, gobierno, justicia, Madrid, política, programa, PSOE, Rajoy, sociedad, solidaridad, trabajo

Porqué en Catalunya: Tercera entrega

26 octubre, 2017 By amarias Deja un comentario

Se puede argumentar de muy diversas maneras contra la voluntad independentista del  actual Gobierno de Cataluña, secundada por un porcentaje significativo de catalanes (entendiendo por tales, salvo mejor información censal, los ciudadanos que tienen su actual residencia en la región). Porque, en este escenario de confusión que se ha ido dibujando con precisión de ludópatas, tampoco está bien definido qué significado práctico atribuir al térmico “catalán”, ya que los impulsores del separatismo pretenden que sea ésta una esencia inclusiva de la nacionalidad española, pero excluyente, por lo que no podría ser participada por los demás españoles. Se sería catalán y español pero los españoles no catalanes no tendrían acceso a esa doble nacionalidad.

Si evitamos recurrir a la descalcificación frontal por enajenación colectiva o espejismo ideológico, podría aceptarse como argumento en contrario (sin que ello signifique que se comprenda) que, para esos independentistas potenciales, la idea de separarse del resto de España tiene el atractivo de creer que podrían organizarse mejor, aprovechar con mayor eficacia sus recursos y mejorarían, en fin, su capacidad de maniobra frente a las crisis y su respuesta adaptativa frente al futuro.

Los defensores de la imposibilidad de la separación de Catyalunya, argumentan, fundamentalmente, desde la Ley, el respeto y lealtad institucional, que serían quebrados (lo han sido ya, en realidad) si se incumple la Constitución que expresa, sin ambages, la unidad indivisible del Estado español y su forma de Estado, la Monarquía.

El argumentario antiseparatista se robustece también con previsiones respecto al escenario catastrófico que viviría una Cataluña independiente, contrastando así con la visión idílica de los actuales representantes de las institucones catalanes, algunos historiadores y economistas que ven en un futuro independiente una Arcadia feliz y la liberación del yugo insostenible de una España antidemócrata, represiva, retrógada.

Tienen los independentistas, en alguna parte, razón. El tamaño no debería importar. Ni el territorio, ni la población, o las magnitudes económicos cobran importancia real, por comparación con lo existente. Se encuentran, en el mundo, Estados muy pequeños, algunos por pura conveniencia de las potencias o por caprichos de la Historia y residuo de viejas confrontaciones bélicas. Se ha hecho notar por los historiadores y geógrafos que casi la mitad e los 194 Estados actuales se generaron en el siglo XX. Es decir, no se puede argüir que los Estados son producto de la consolidación de antiguos momentos de exaltación nacional.

Algunos Estados pequeños pertenecen a la Unión Europea, y encajan en el modelo de democracias modernas y estados amigos. Tampoco en este sentido Catalunya independiente puede ser objetable. Malta y Chipre son el ejemplo -rayano en lo ridículo, aunque defendido con orgullo por sus afectados- de Estados diminutos cuyos representantes se sientan con los demás miembros de esa reunión de comerciantes con ilusiones de obtener mayor grandeza. Entre los Estados que componen actualmente la Unión Europea, se incluyen diezpaíses con menor población y territorio que Cataluña.

Los independentistas (y también, algunos teóricos del desarrollo económico), suelen tomar el modelo/ejemplo de Dinamarca.Con un a renta per cápita de 48.400 dólares es un ejemplo atractivo de Estado de medio tamaño que ha sabido utilizar su situación privilegiada ente los grandes, su alto nivel formativo y las capacidades comerciales de sus instituciones públicas y privadas para consolidarse como un Estado próspero yejemplar.

Los separatistas catalanes desean que la Catalunya independiente sea una República. En eso, se separan de la tradición española y del país envidiado (Dinamarca), que son Monarquías. No parece encontrarse en la forma de Estado la raíz sustancial para obtener el  máximo fruto de la actividad económica y social. En este momento, en España, tenemos un monarca muy bien formado, con prestigio internacional, que mejora con amplia ventaja las opciones de sus alternativas no coronadas, tanto en la región catalana como en toda España. Podrá ser opinable, pero, como republicano, me permito repetir esta apreciación una vez más, sin que me duelan prendas.

(continaurá)

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Las bazas de Mariano Rajoy

9 julio, 2016 By amarias Deja un comentario

Mariano Rajoy, todavía Presidente en funciones del Gobierno de España, es, sin duda, la persona más cualificada para dirigir el país en este momento. Nadie como él atesora experiencia acerca de cómo funcionan las cosas por aquí.

Es cierto que no “ganó las elecciones”, ni las de diciembre de 2015 ni las de junio de 2016, porque, aunque el Partido Popular fue la opción más votada, lo fue por una minoría del total de votantes. No cabe decir, pues, que “el pueblo ha expresado su voluntad de que gobierne el PP”, ni otras retóricas, y falsarias, expresiones con las que los representantes más conspicuos de la derecha española defienden su presunto derecho a seguir gobernando.

Pero la capacitación de Mariano Rajoy que defiendo en este Comentario proviene de su abrumador currículum. Registrador de la Propiedad al año siguiente de terminar la licenciatura de Derecho, concejal del Ayuntamiento de Pontevedra, Presidente de la Diputación de la Provincia homónima, diputado durante décadas, ministro de Educación y Cultura, de Administraciones Públicas, de Interior, de la Presidencia, vicepresidente Primero y Presidente de Gobierno él mismo…¿Quién podrá alardear de una experiencia similar? Nadie.

Nadie como él ha de conocer las triquiñuelas que se vienen realizando desde tiempo inmemorial para compensar, en los discretos despachos anexos al principal, las diferencias entre el precio declarado en las escrituras públicas y el concertado entre comprador y vendedor de inmuebles; siendo Pontevedra lugar de asentamiento clásico de los grandes traficantes de droga de España y de Europa, en donde suntuosas mansiones, barcos de recreo, lugares de placer y lenocinio, han proclamado, sin rubor, durante decenas, el origen misterioso y con seguridad, ilícito, de los dineros con las que se adquirieron tales bienes, no es ajeno, sin duda, al conocimiento de tales maniobras (de las que, por supuesto, siempre se mantuvo al margen).

Rajoy estuvo en los entresijos del derrocamiento a Sadam Husein, -cuya figura alcanza, por cierto, con el tiempo, dimensiones propias de la veneración santificada-, y estar apoyando a José María Aznar en la difícil decisión adoptada, junto a Bush jr, Barroso y Blair, tuvo que darle amplios conocimientos acerca de cómo se mueven los designios del gran capital norteamericano, que han de estar conservados en algún lugar de su prodigioso cerebro.

Como Ministro de Educación, y Ciencia, que fue, y harto brillante (como se puede comprobar en las hemerotecas, propulsor de los nuevos Planes de Formación Profesional) nadie mejor para saber cómo impulsar, de una vez, la pureza de la Universidad española, la regulación del acceso transparente a las cátedras y títulos, la elevación del decaído prestigio de las carreras y profesiones, o la orientación acerca de los puestos de trabajo que se crearán en las ya no tan nuevas, tecnologías, incluidas, claro, las ambientales.

No admito que nadie se jacte de conocer mejor las administraciones públicas -salvando, quizá, al desaparecido en la batalla Francisco (Paco) Sosa, que propugnó una reforma imposible-, porque él fue quien firmó la LOFAGE en 1997,  y, por supuesto, ningún antecesor ni subordinado ha igualado su prestigio como Ministro de Interior, con sus éxitos para doblegar a ETA al aprisco de la deposición de las armas y su Ley de Extranjería, que tanto ha significado para la cobertura de puestos laborales que los españoles despreciaban.

Como Presidente, su ilusión y empuje por impulsar nuevos proyectos empresariales, en negociación continua con los mejores empresarios de este país, además de ponerle en delicado pero efectivo conocimiento de las relaciones subterráneas entre el gran capital y los partidos políticos (si no lo había adquirido antes), ha significado la generación de millones de puestos infra-mileuristas, y el crecimiento de los negocios de algunos grupos empresariales en el extranjero, lo que ha mejorado sus resultados, por supuesto, aunque, desgraciadamente, ha significado la reducción de su capacidad de empleo en España.

No tiene, pues, necesidad de suscribirlo alguien de tanto prestigio pasado como Felipe González. Mariano Rajoy debe gobernar. Y debe hacerlo en solitario, contra todos. Quizá con apoyos puntuales de Ciudadanos, del PSOE, incluso de Unidos Podemos que, como recordamos bien, en el curso de las negociaciones para estudiar la posibilidad de coaliciones de gobierno más aventureras, negó su apoyo -cuando eran solo la mitad de la denominación, aunque más numerosos en simpatizantes.

Nos esperan, por supuesto, tiempos muy difíciles. Pero entretenidos. Mariano Rajoy, con su visión escénica del Estado español, con su conocimiento profundo de la Administración Pública y de las capacidades de iniciativa privadas, nos lo garantiza.

Ah, y que vaya enseñando a los nuevos -esos “chicos” voluntariosos, pero inexpertos aún, llamados Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera, Alberto Garzón,…cómo se corta el bacalao. Sugiero que los nombre ministros por turnos, y que cuente, en esa hipotética Escuela de Otoño- con la asesoría inapreciable (en el sentido de, gigantesca) de Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y José María Aznar; para no ampliar más la nómina de expertos en la política real. Sobre la economía real, habría otro curso, más avanzado, para los que aprobaran el primero.

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Tercera carta a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid

6 junio, 2016 By amarias 2 comentarios

Alcaldesa,

Empezaré esta carta con una obviedad. Una ciudad grande, que es también capital de un país con casi cincuenta millones de habitantes y, por tanto, alberga la estructura central del Estado y algunos de los centros de decisión más importantes -en lo empresarial y en lo político-, tiene problemas específicos, aunque también puede disponer de algunas ventajas, que debe saber utilizar.

Conocemos mejor los problemas que las opciones positivas, porque, en eso, los madrileños -como la mayoría de los españoles- estamos orientados hacia la búsqueda de nichos futuros de felicidad, en lugar de afincarnos y disfrutar de los que ya tenemos al alcance.

Después de décadas de vivir en esta ciudad, no dejo de preguntarme cuáles son los principales atractivos de Madrid y cómo ponerlos en máximo valor. ¿Su oferta museística? ¿El Retiro, la Casa de Campo y las variadas zonas verdes? ¿Los edificios con valor arquitectónico o histórico, dispersos por ciudad y, en no pequeña parte, desconocidos? ¿La vitalidad de sus barrios, la lasitud de los comportamientos?

Al lector de esta carta (que, como ya apunté, no puedo imaginar que sea Vd., a pesar de que se la dirijo en el encabezamiento) le interesarán algunas cifras, para situar el contexto.

La Comunidad tiene un PIB anual de 200.000 Mill. de euros (en grandes cifras, el 20% del total español) y alcanza casi los 32.000 euros/cápita. No tengo cifras exactas, y lo lamento, pero de diversas extrapolaciones deduzco que el PIB de la ciudad de Madrid estará próximo a 120.000 Mill. de euros (si aceptamos que el comportamiento medio de la ciudad fuera idéntico al de la Comunidad, y que en ella habitan 3,2 millones de personas, llegaríamos a un PIB de 102.000 Mill de euros).

No tengo que advertir a nadie, y menos a Vd., que Madrid es una ciudad con grandes diferencias de nivel económico. La crisis no solo no parece haber afectado a algunos, sino que se deduciría que los benefició: restaurantes de alta gama, cafeterías abarrotadas en ciertas zonas, salas de fiesta aparatosas, lujosos vehículos circulando con ostentación por la ciudad, mansiones de escándalo, etc., forman parte creciente de un paisaje urbano que señala esa dicotomía.

En fin, vayamos a la esencia. Madrid es una ciudad de servicios (85% de su pib), siendo el turismo uno de los que representan características de estacionalidad y potencialidad de crecimiento más analizadas, aunque, en mi opinión, sin  demasiada claridad respecto a las líneas a adoptar para transformarlo en parte consistente de los ingresos a medio-largo plazo. Se reitera que el turismo ha sido adoptado como uno de los ejes de crecimiento del pib para España, en detrimento de otros, que me han parecido más atractivos, porque tienen una competencia más selectiva, como sería la industria de alto valor tecnológico, la investigación aplicada (en farmacología, biología, materiales, etc).

He escrito en múltiples ocasiones que es hambre para mañana, pues el atractivo de un país o una ciudad como foco turístico depende de factores, en realidad, coyunturales. Qué se le va a hacer, detengámonos en el turismo, pues.

España recibe actualmente cerca de 70 millones de turistas extranjeros, de los que el 7 % recalan en la Comunidad de Madrid (aceptemos que un 80% en la capital), frente al 26% que se deciden por Cataluña.

La pereza periodística y, en general, informativa, para recopilar los datos de forma inteligible con una simple mirada, además de la detectable incoherencia de las fuentes, no permite ofrecer al análisis cifras exactas, sino órdenes de magnitud, y aún éstos, sometidos a reservas. Me quedo, a efectos de esta sencilla exposición, con esta idea: En 2015, Madrid  recibió 11 millones de visitantes, de los que aproximadamente la mitad eran turistas nacionales, y casi una quinta parte de ellos, procedentes de la propia Comunidad de Madrid.

Los ingresos que el turismo deja en Madrid son del orden de 6,5 Mil millones de euros. No es mucho, pues no llega al 5% del PIB de la ciudad, aunque en alguna información leí que alcanza el 7%; en todo, caso, la mitad que en Barcelona, que, con sus 1,8 millones de habitantes, absorbe 12,6 Mil millones de euros. Lejos ambas de Londres (cerca de 18.000) y París (14.700).

Alcaldesa, no tiene por qué creerse estas cifras. Haga que sus colaboradores le brinden las más actuales y fiables. Obtengan un cuadro lo más exacto posible de los ingresos totales en la ciudad, y, en cuanto al turismo, sobre la procedencia de los visitantes, la categoría y ocupación de los establecimientos -no solo hoteleros, también cafeterías, restaurantes, etc. y por zonas- y consiga una distribución aproximada de los ingresos por áreas y por categorías.

Como se trata de movilizar inquietudes efectivas, y no solo de escuchar a los que tienen protestas que formular, es fundamental que se reúna con los gremios. No solo con los representantes empresariales, sino que despliegue sus antenas (las de sus colaboradores) por la ciudad.

¿Qué se necesita mejorar? En mi opinión: la calidad de la oferta gastronómica, la limpieza interior de los locales, la profesionalidad de los empleados, el control de calidad de los productos y su ejecución, la inspección, propia y oficial. Normas hay, pero no se cumplen y solo se cumplirán si se vigila su aplicación y se sanciona con severidad la infracción.

Pero también hay que ayudar a los comerciantes hoteleros en la limpieza de los entornos de sus emplazamientos, en la autorización del cierre de algunas terrazas, en la uniformidad del mobiliario, en la revisión de los carteles y rótulos, en la pintura interior y exterior de las paredes y en la renovación de su mobiliario. También, ayudando a potenciar esas notas tan agradables con saber a antiguo, aunque sean falaces. Estamos en un mundo de fantasías, alimentémoslas.

Lo que le indico para el sector de restauración, o podría también aplicar a la hostelería -revisión de la salubridad de las pensiones, control de las prestaciones, ofertas de habitación no declaradas, etc.- sirve para todos los gremios. El Ayuntamiento debe ayudar a los futuros empresarios, en especial, a los modestos, a que decidan bien. ¿Necesitamos más bares, más mercerías, más peluquerías, más fruterías,…? Mi opinión es que no, y es muy importante analizar la supervivencia de esos hipotéticos negocios productos de la ignorancia respecto al medio y la necesidad de buscar una forma de vida.

Reúnase con representantes de todos los sectores, analice con sus colaboradores -preferiblemente, independientes, no sesgados ideológicamente- qué está pasando en la ciudad y qué se puede hacer para mejorar las expectativas de generación de empleo y riqueza.

No me olvido de las grandes cadenas empresariales que, a la chita callando, han ido ocupando sitio en la ciudad. Reunirse con sus representantes es importante, en un doble sentido. Primero, para conocer cómo piensan, qué orientaciones reciben, quienes son (y para que se sientan próximos a la alcaldía: se evitaría así el grave error -suyo y de sus consejeros- que no consiguiera identificar al presidente de El Corte Inglés, Dimas Gimeno). Segundo, para involucrarlos con la ciudad, hacerlos partícipes de los deseos y expectativas de sus habitantes, engancharlos con Madrid.

No le canso más, alcaldesa. Volveré sobre el tema en otra carta.

Angel, un ciudadano de Madrid

 

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Cuento de invierno: Homo Inutilis

4 febrero, 2014 By amarias2013 Deja un comentario

Vio al encargado-jefe avanzar, tan rígido e inexpresivo como siempre, hasta su despacho, un reducto con mamparas que apenas le concedía algo de intimidad. Entró sin llamar, como un autómata, y notó, en un instante, que su frialdad contagiaba a la atmósfera; sintió un escalofrío.

-Buenos días, -dijo Meguelindo, levantándose del asiento, con indisimulado respeto.

Pero no esperaba respuesta. Meguelindo Doctorato conocía por experiencia de bastantes años que los buenos modales no formaban parte del ideario de AISCO (Advanced Integrated Solutions Co.). En todo caso, podría admitir que había sido una especial deferencia, que el encargado-jefe no hubiera utilizado, como era preceptivo según la normativa interna, intranet para enviarle un mensaje o una instrucción de trabajo.

Pero esa excepcionalidad solo revelaba que la comunicación que iba a hacerle le afectaría de forma personal, directa y terrible.

El encargado-jefe puso sobre la mesa, moviendo su brazo articulado, una caja negra.

-A partir del próximo mes, este aparato será su sustituto.

Meguelindo miró desolado la caja, comprendiendo de inmediato que, fuera lo que fuese lo que tenía enfrente, su vida estaba a punto de cambiar. En una película rápida, pasaron por su mente los muchos años de Universidad, las estancias de perfeccionamiento en Estados Unidos y Alemania, la incorporación a aquella empresa de alta tecnología como premio a tanto esfuerzo, las sucesivas reestructuraciones, la crisis sistémica, la crisis total, la reducción de empleo en aras de la automatización, la búsqueda obsesiva de rentabilidad de la que él mismo había sido uno de los principales artífices.

Por supuesto que no el único responsable. Había más involucrados, pero no conocía cómo funcionaba exactamente el Sistema. Hacía tiempo que había perdido contacto con quienes fijaban los objetivos del grupo. El se limitaba a hacer bien su trabajo, y punto. Cobraba puntualmente su salario, y punto. Le importaba su familia, no lo que pasara con los demás, porque cada uno es responsable de enderezar su vida y orientarla de acuerdo con los intereses propios.

-¿Estoy despedido? -preguntó, quitándose las gafas con las que ya compensaba su incipiente presbicia, y apagando, instintivamente, el ordenador en el que acababa de cargar el nuevo programa mixto de mantenimiento preventivo, optimizado con algoritmos paliativos complejos (OMPMACM), que le habían enviado desde el departamento de Recursos Robóticos.

-El Sistema no pretende causar daño, no está programado para el daño. La optimización global con máximo beneficio es el único objetivo. La sustitución permitirá que Vd. pueda dedicarse a trabajos más acordes con su naturaleza.

El encargado-jefe construía sus frases siempre ordenadas de la misma forma: sujeto, predicado verbal y complemento que les confería un tono aún más distante. Su cerebro estaba construida para que sus mensajes resultaran claros, inteligibles, directos para cualquiera.

Meguelindo Doctorato podía haber preguntado cuáles serían esos trabajos más acordes con su naturaleza. No lo hizo, porque, cualquiera que fuera la respuesta que el encargado-jefe le hubiera dado, no le hubiera servido para nada.

¿Sentir emociones y evasión sin moverse de casa? ¿Conectarse a dosificadores que le proporcionarían placeres sensuales, gustativos, deportivos,…? ¿Recuperar del sótano viejos libros impresos, ya comidos por las carcomas y las ratas?…No, no. Sabía bien, porque había visto en resultado en el deterioro de anteriores colegas, que, una vez se abandonaba el mundo del trabajo -siempre a disgusto, siempre forzados-, al homo inutilis le esperaba el gélido abrazo de la desidia, el desánimo, la apatía, que le iría cercando como una yedra se enhebra sobre el árbol herido.

El encargado-jefe se fue, dejando la puerta abierta y la caja sobre la mesa. En el inmenso taller, el ruido de las máquinas que, durante tantos años, había sido para Meguelindo apenas un sonido de fondo instrumental, se le convirtió en algo ensordecedor. Miró las decenas de autómatas, perfectamente alineados, ocupando el espacio con aprovechamiento imposible de mejorar, todos ellos realizando su trabajo con una eficiencia insultante. Mucho mejor, desde luego, que las miles de personas a las que, a lo largo de los años, habían ido sustituyendo.

Sin fallos.

De la caja negra surgió una voz metálica:

-En los próximos tres días, estaré a su lado, para terminar la captación de toda su experiencia práctica. Desde hace meses, vengo absorbiendo todos sus conocimientos, por observación telemática continuada. Estoy programado para resolver las más complejas cuestiones con máxima optimización. En memoria tengo ya incorporados todos los trabajos e informes realizados por Vd. en su vida laboral en esta empresa. Usted no tiene que prestar atención, solo seguir haciendo su trabajo normal y seleccionaré lo que resulte pertinente.

Meguelindo Doctorato hubiera querido quejarse ante el representante del sindicato. Pero no había. Hubiera querido gritar que era injusto el tratamiento que se le estaba haciendo, después de tantos años de servicio. Pero nadie le hubiera atendido.

Hubiera deseado hablar con algún compañero sensible acerca de las más elementales reivindicaciones laborales.

Pero era el único ser humano que quedaba en plantilla en aquella empresa. Es decir, hasta ahora, hasta dentro de tres días, para ser exactos.

Tuvo el deseo de romper la caja, abrirla para descubrir su contenido. No lo hizo, porque estaba seguro de que se trataba de una muestra sin valor, una añagaza más del Sistema para desorientar, y que estaría vacía, como todas las demás.

FIN

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Cuento de invierno: El año que se perdió

31 diciembre, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

Algunos de los habitantes de aquel lugar no sabían aún lo que pasaba -quiero decir, exactamente-, pero todos estaban seguros de que estaba sucediendo algo muy lamentable.

-Hemos perdido un año -fue, por fin, lo que acertó a expresar el portavoz oficial de la Academia de Sucesos y Hechos Consignables, que estaba realizando, como era normal desde que el tiempo es tiempo, la historia del lugar.

-¿Cómo pudo haber sido eso? -era la voz generalizada.

Buscaron entre las decisiones baldías, las discusiones sin objetivo, las protestas injustificadas, los descalabros manifiestos. Pero no encontraron el año. En el mejor de los casos, descubrían restos de otros años, que habían pasado desapercibidos.

-¡Mira qué curioso! -decía a su compañera de despacho en el Ministerio de Asuntos Urgentes, una funcionaria de nivel 27- Ordenando viejos archivos, he encontrado esta medida perentoria de hace diez años, que se me había traspapelado.
-Si yo te contara…-fue el comentario que obtuvo de su colega-. ¿Te acuerdas del expediente macrocefálico por el que se ordenó la demolición inmediata de un hotel totalmente ilegal en la Costa Placentera que pertenecía a la familia Porbolas?
-Algo me viene a la mente, sí. Se había armado mucho alboroto, y las asociaciones ecologistas estaban revueltas. Pero desapareció todo el mamotreto en un incendio, según me parece, y no se pudieron reconstruir más que las disculpas eximentes -expuso la primera, aprovechando el momento para arreglarse el moño con un prendedor de hojalata.
-Pues apareció ayer sobre mi mesa. Completito. Lástima que ya hayan caducado las acciones pertinentes y el hotel sea ahora propiedad de la mafia rusa, en donde tiene instalado un casino ilegal -concluyó la funcionaria segunda, lanzando un penetrante suspiro, que no trascendió más allá de la puerta blindada.
-Tiempos difíciles. Pero qué se le va a hacer. No es nuestra responsabilidad mejorar el mundo.
-No.

Los recovecos de la Administración Pública no eran los únicos lugares en donde se había estado buscando desesperadamente el año perdido. También la iniciativa privada había realizado una exhaustiva pesquisa, con idéntico resultado aparente. Los matices eran casi imperceptibles, pero existían para quien quisiera profundizar en ellos.

-Parece mentira que haya todavía gente que defienda que la gestión pública es mejor que la privada -expresaba el general director asociado de una empresa multinacional encargada de explotar eficientemente un servicio de primera necesidad, tomando el aperitivo de media mañana con su secretaria.
-Es típico de la izquierda irredenta -apostillaba la mujer, que aún estaba de buen ver y que se sabía, por supuesto, la lección estupendamente-. Quieren hacernos ignorar que los que se encargan de la gestión de las empresas públicas son incompetentes y corruptos y que el personal no está motivado, como en las empresas privadas.
-En efecto, en efecto. La gestión privada es la única que puede conseguir beneficios de los servicios de primera como de cualquier necesidad. Mira cómo les va a las pocas empresas públicas que aún quedan por privatizar.
-Ya.
-El bien común, como ya dice el Catecismo del Mercado, es la suma de los intereses individuales, y no se puede construir la casa por el tejado. Amén -y mientras tanto, desaparecían como por ensalmo las aceitunas y el guiski escocés-. Ponnos unas anchoas, Persuadido, ¡pero que sean de Bermeo, no de Borneo!, ¿eh?

Sin embargo, a pesar de los pesares, el año perdido no aparecía por ninguna parte.

Lo peor fue descubrir que no se había ido solo, que se había llevado muchas cosas.
-¿Dónde está la revisión de mi pensión de jubilación, que no la veo entre las promesas de hace dos años? -preguntó, asomándose a la ventana, un anciano que se había estado descornando durante más de cuarenta años descargando paquetes de chapa y fleje en una siderúrgica del norte del país, hoy en manos indias.
-¡No encuentro la ayuda para estudiar que me es imprescindible! -se lamentó una joven, después de revisar, inútilmente, su cartapacio con buenas notas y darse cuenta de su carencia de medios para seguir en el empeño.
-¿Alguien sabe dónde puedo encontrar mi empleo, que me dijeron que estaba garantizado? -inquiría, angustiado, un muchacho con aspecto de haber estado toda su vida formándose para tenerlo. Una mano extraña le señalaba, con gestos, la salida.

El año perdido se había llevado muchos de los logros sociales que se creían afianzados en la sociedad del bienestar, pero también, había conseguido arrancar con él la ilusión y la confianza de muchos corazones, dejando un poso de amargura muy molesto como contrapunto.

-¿Qué podemos hacer? -era la pregunta generalizada, salvo en unos pocos reductos en los que no había necesidad de hacerse preguntas, porque solo les interesaban las respuestas que les complacían.

Estaban en esas, cuando apareció un tipo tan campante, con muy buen aspecto. Parecía que la crisis no contaba con él.

-Yo lo solucionaré -dijo, decidido, quitándose el sombrero y arremangándose la camisa.
-¿Quién eres tú? -le cercaron, atónitos por el desparpajo, las gentes del lugar.
-Soy el año nuevo -fue la respuesta sonriente-. Y, mi fórmula es muy sencilla. Solo miro hacia el futuro. Así que dejar de preocuparos por lo que pasó, y trabajad con ahínco por lo que queda por venir.

Resultó una magnífica propuesta. Y los lugareños (la mayoría) se olvidaron de seguir buscando el año perdido, pero no por ello dejaron de hacer la mayor parte de aquellas cosas que no habían podido o querido, realizar con anterioridad. Aunque lo que más les satisfizo es encontrar que el año nuevo tenía muchas, pero que muchas, oportunidades. Solo tenían que estar atentos a descubrirlas, sin dejarse engañar por los que solo miraban lo que a ellos únicamente convenía.

FIN

Publicado en: Cuentos y otras creaciones literarias Etiquetado como: 2014, año, empresa, felicidades, medidas, nuevo año, perdió, propósitos, renovación, sociedad del bienestar

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