Al socaire

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Elogio de la intolerancia

29 noviembre, 2021 By amarias 2 comentarios

No pretendo poner el énfasis en la necesidad general de ser intolerate. Al contrario, como pacífico, mi actitud general es de tolerancia; prefieron no verme involucrado en disputas sin sentido. Por ello, no comprendo en lo más mínimo a esos individuos que se dicen defensores a ultranza de los colores de un club deportivo y llevan su enajenación al terreno de enzarzarse a porrazos con los partidarios de otro equipo, al que ven como contrario.

Una vez establecido el marco general de invocación y fidelidad a la tolerancia como principio general, quisiera meterme en la harina de las conscuencias de la excesiva tolerancia, que lleva a aquél al que se la dispensamos, sin estar obligados a ello, a creer que tiene la razón, que le asiste el derecho para auparse sobre el nuestro.

En el tema de las vacunas para superar la pandemia, encuentro un ejemplo claro de tolerancia excesiva. Cierto que ni los expertos oficiales ni las autoridades han ayudado mucho establecer un régimen de confianza respecto a la manera de combatir el virus, pero, en este momento, se ha aclarado de forma científica y con suficiente respaldo que las vacunas ayudan de manera decisiva a defendernos individual y colectivamente y que la mascarilla es una forma de protección, elemental, pero segura, para evitar contagios.

Por consiguiente, no entiendo la tolerancia para aquellos que no se vacunan ni se ponen la mascarilla, porque “no se fían”. Deben implantarse de inmediato medidas claras de restricción de espacios públicos para esos negacionistas que, amparándose en nuestra tolerancia, aumentan nuestro peligro de ser contagiados. (Ah, y por supuesto, no entiendo por qué no se están enviando masivamente dosis a los países menos desarrollados para que vacunen a su población. Hemos oído miles de veces que el virus no admite fronteras, ¿a qué se espera, pues, desde los países más ricos, o también hay negacionistas en la cúpula del poder mundial?)

Voy con otro ejemplo de tolerancia excesiva, siempre en mi opinión, claro está. El debate político en el hemiciclo (me refiero al Congreso, ya que ignoro si en el Senado existe algún debate) se concentra en poner en prueba la capacidad de tolerancia del pueblo llano, hurtándonos la discusión y acuerdo en aspectos cruciales para nuestra convivencia y nuestra economía y distrayéndonos en otros. que no sería admisible plantear, como presión para llegar a acuerdos de gobernanza.

No es tolerable el planteamiento sobre el desmembramiento de España. No hay ninguna razón ni histórica, ni cultural, ni linguística, para abrir ese debate en el Congreso y mucho menos, para convertirlo en fundamento para la toma de decisiones políticas. No hay más frontera entre determinadas regiones y el resto del país, que las propias de la conveniencia administrativa general. Todas las regiones forman parte de la unidad indisoluble de España.

Tampoco hay que tolerar la falta de respeto por algunos de los que ostentan cargos públicos, pagados con el dinero de todos, para insultar o vejar a la Monarquía, que es la forma de Estado legítima, el símbolo de esa unidad. Algunos parecen estar persuadidos de que, cuando se pretende hacer a un lado a Felipe VI, solo se dirigen contra él. No, van contra todos. Porque hemos elegido mayoritariamente, con aplastante mayoría, tener como forma de Estado la Monarquía.

No necesito disculparme, porque ya he dicho muchas veces, en este foro y en otros, que entiendo que la República es la forma teóricamente mejor de conformar la autoridad máxima de un Estado. Pero no encuentro que, para este momento de España, sea la mejor. Seguro que todos podemos encontrar razones, sin que sea necesario explicitarlas. En ese contexto pragmático, quien encarne la figura de Jefe de Estado, desprovisto de poderes reales más allá del simbolismo y cuestiones de puro refrendo, es lo de menos. Y si lo está haciendo bien -muy bien, diría yo- pasa a se parte de “lo de más2.

Hay muchos otros temas en los que nos podemos estar mostrando demasiado tolerantes. Basten éstos. Por eso, desde mi pequeño atril, permítaseme el elogio de la intolerancia. Porque hay actitudes, posturas y movimientos que no deberían ser tolerados. Para no convertirnos en cómplices del desaguisado.

 

Publicado en: Actualidad, Sociedad Etiquetado como: Constitución, covid, felipe VI, forma de Estado, independentismo, Monarquía, negacionista, regiones, República, tolerancia, vacuna, virus

Miedos

14 agosto, 2021 By amarias Deja un comentario

Los miedos se han instalado entre nosotros con nueva carta de naturaleza. El tradicional, es un mecanismo de respuesta emocional, fundado en causas identificables, adherido a la falta de respuesta creíble ante un peligro reconocible y evidente y, por ello, sabemos cómo superarlo. De la manera más elemental: ignorándolo.

Por ello, lo normal entre adultos es no tener miedo y, desde luego, lo que exigen las normas sociales es no reconocer que lo tenemos. Casi todos hemos aprendido a superar el miedo a a oscuridad, a los fantasmas nocturnos, al qué dirán,  a la soledad, incluso a la enfermedad y a la muerte. Las medidas de protección social y económica, en países relativamente ricos como el nuestro, han disminuido, y casi eliminado, el miedo a la pérdida de empleo, al descalabro económico, a la ruina.

Lograr la superación de esos miedos, que en muchos casos solemos calificar de infantiles, no supone que hayamos resuelto el conflicto, en el sentido de dominar la razón del temor. Sencillamente, nos hemos acostumbrado a pasar página, a no mirar el agujero que nos deja nuestro desconocimiento e incomprensión del porqué. Ni la muerte se ha alejado de nosotros, ni la enfermedad deja de acecharnos, ni el más rudo dominador de la soledad está libre de ser asaltado, robado o ser víctima mortal de un enajenado, un fanático o un delincuente sin escrúpulos ante la manera de cometer un delito.

Hay miedos que son alimentados, infiero que conscientemente, desde las alturas misteriosas del Gran Hermano. Creo que el temor al contagio por la pandemia de la Covid se ha convertido en un ejemplo que será paradigmático. La desinformación, la falta de coherencia y seriedad en las normas, el misterio respecto al origen y forma de propagación de este virus mutante, han convertido, desde hace ya casi dos años, esa plaga postbíblica en una amenaza difusa, el peor de los temores, el capitán de los miedos.

Se nos ha dicho desde las instancias oficiales de la Sabiduría Oficial, que podemos quitarnos la mascarilla. Ni caso. Se nos expresa que no debemos estar reunidos en período largo con más de diez personas en interiores. Tururú. No habrá festivales ni concentraciones al aire libre. Los hay.

Un paseo por cualquiera de nuestras ciudades nos permitirá reconocer que hay gentes que llevan mascarilla hasta las cejas, cruzándose con otras que han abandonado toda protección. No habrá botellones infantiles pero se pueden reunir hasta cuarenta mil personas en un estadio para aplaudir a su equipo del alma. Las vacunas son seguras pero habrá que pensar en una tercera dosis, como refuerzo o porque sí. Fernando Simón, nuestro gurú de lo que no va a pasar, ha desaparecido. Las cifras de ocupación de las UCIS, difundidas con deleite sistemático en cada telediario, con intención que me resulta desconocida, se han convertido en el dato numérico más relevante de nuestra desorientación.

Si se pudiera hablar de un objetivo cumplido, apuntaría a que se ha conseguido que tengamos miedo. La sensación, como recuerdo infantil, de que el coco vendrá esta noche a sacudirnos los pies y papá y mamá se hayan ido al cine o con unos amigos y tardarán en volver.

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: covid, miedo

Incidencias acumuladas

21 julio, 2021 By amarias 2 comentarios

La Covid no se fue y su molesta presencia viene a acumular varias enojosas incógnitas. No sabemos cómo y dónde se ha generado el virus cuya propagación puso patas arriba la economía mundial y sembró pánico y sensación de guerra real contra un enemigo desconocido. Llevados de un sitio a otro, como manada de ovejas empujada por un cánido a golpes de silbato del pastor, admitimos lo que se nos dijo en primer lugar que las mascarillas no servían para nada, para luego pasar a venerarlas como una panacea universal, a pesar de la evidencia de que esos trapos sucios con los que la mayoría ocultaban sus rostros no podían servir para mucho.

Hemos estado confinados por orden de la autoridad política, que asumió y asume funciones de garante judicial, y ya no sabemos bien si es más peligroso estar reunidos con la familia en un espacio abierto o uno cerrado, si debemos contar un grupo de cuatro, seis o diez como peligroso por su proclividad al contagio, o si el virus se propaga por el aire, se agazapa en los objetos metálicos o se nos pega como una lapa cuando damos un abrazo al amigo al que no vemos desde hace dos años.

Ahora tenemos la impresión de que las vacunas no sirven del todo, que no nos defienden suficientemente, que será necesario poner dosis de recuerdo y que no alcanzaremos la inmunidad de rebaño, porque esa cifra mágica se desplaza como el horizonte cuando nos acercamos a ella.

En la quinta ola de esta pandemia que no va a marcharse de nuestro lado, con la variante delta que resulta ser mucho más rápida en su virulencia y con manifiesta apetencia por los más jóvenes, aunque sin desdeñar a los ancianos de la tribu, estén vacunados o no, escuchamos a diario la relación de incidencias acumuladas, oxímoron que nos pone al tanto de la capacidad del virus para hacernos daño.

Son demasiadas incidencias acumuladas:

-no hemos alcanzado la inmunidad de rebaño,
-se escapa la nueva normalidad,
-hay constancia de efectos secundarios permanentes entre los que padecieron la Covid,
-sabemos de forma inequívoca que muchas muertes pudieron ser evitables,
-volvemos a rozar el colapso hospitalario,
-la situación desvela permanentemente la ineficacia gubernamental y la ausencia de coordinación entre administraciones,
-estamos hartos de la palabrería de los especialistas explicando lo que no saben,
-nos aturde el ruido mediático que caldea nuestras mentes sin piedad, alineándose con tirios o troyanos según la publicidad,
-seguimos atrapados por un paro galopante y conscientes del retraso interminable en la recuperación económica mientras la deuda pública alcanza los 1,4 billones de euros,
-sospechamos que serán muchos los años perdidos para el turismo y algunos no dejamos de repetir que los ingresos del turismo son hambre para mañana,
-nos preguntamos si las ayudas europeas llegarán en los plazos que necesitamos, con controles que podamos solventar y, en fin, en las cantidades precisas para que la economía no se hunda sin remedio, mientras nos aclaramos de cuándo y cómo debemos devolverlas.

 

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: colapso hospitalario, covid, economía, incidencias acumuladas, inmunidad de rebaño, quinta ola

Activar la economía con ideas

3 mayo, 2021 By amarias Deja un comentario

Aún sumergidos en el fango de la pandemia vírica, con un Gobierno torpe en ideas aunque excesivo en aparatosidad y una oposición con ganas de tomar el relevo pero sin ofrecer alternativas convincentes, creo legítimo preguntarse qué expectativas tiene España para recuperar el ritmo anterior al colapso económico provocado por el ataque de la Covid 19, una vez que se consiga erradicar con credibilidad el riesgo de contagio, barrer las cifras de mortalidad y abrir las fronteras -comarcales y nacionales- hacia el maná del turismo, que es nuestra única tierra prometida.

No estará de más recordar, para empezar, que a finales de 2019 -antes de que el virus procedente de China nos provocara la mayor convulsión a la economía y a la movilidad y satisfacción personal que conocieron las generaciones de la postguerra-, España estaba aún en recesión. Por tanto, la recuperación de niveles anteriores a la crisis vírica implicará, también, para resultar efectivo y no una engañifla sin perspectivas de duración, enderezar y acelerar el ritmo de crecimiento de la economía.

Labor difícil, si el único empeño consiste en repetir el modelo, aunque se adorne con una panoplia de buenos deseos y falsas oportunidades, empaquetados en el formato de medidas sostenibles, ambientalmente protectoras, apoyadas en nuevas tecnologías de las que en nuestro país somos consumidores y no fabricantes.

Hemos leído hasta la saciedad que se necesita aumentar la productividad y, con la boca más pequeña y desde algunos sectores académicos. que es imprescindible modificar la gran dependencia del turismo (incluido en el término, la hostelería, la restauración, el ocio, etc.) e incrementar el peso industrial en el PIB.

En relación con los fondos comunitarios que deberán ayudar a la reactivación (¡y que deberemos devolver, de una u otra forma!) se discute, sin concretar suficientemente los objetivos, la forma en que esos dineros han de servir para impulsar nuevos proyectos (y no sostener temporalmente a caída de los que están gravemente dañados, tapando sus agujeros contables), servir a la recuperación de las empresas existentes (y no solo favorecer a las multinacionales o a las que tienen capacidad autónoma para revivir y crecer, sino a las pequeñas empresas y autónomos que cumplen una función estratégica para cubrir necesidades de consumo). Poco debate ha habido, si alguno, para decidir si los dineros no deberían canalizarse preferentemente hacia sectores concretos, estratégicos, y no por estar especialmente relacionados con la protección ambiental, o la sostenibilidad, sino por ubicarse en el desarrollo de actividades basadas en las nuevas tecnologías y las que aún están por definir o crear (con el alcance que la imaginación que queramos dar a una terminología tan ambigua).

Con humildad, me atrevo a indicar que no es la productividad lo que hay que impulsar con preferencia, sino la creatividad. La efectiva creatividad. Los españoles tenemos fama de imaginativos, pero nos falta ese paso posterior al proceso mental,  que implica poner en realidad lo que se nos ocurre.

Escribo, por supuesto, con la intención puesta en las ideas que ayuden a crear empleo y riqueza. Para dar ese empujón desde el escenario de las musas al mundo de lo concreto, se necesita, obviamente, dinero, dotar de suficientes medios económicos al creativo y no condenarle definitivamente si fracasa, pues de su empeño depende la mejora de nuestras perspectivas de futuro.

Pero no es suficiente el dinero, porque la realización práctica de una idea -¡y no cualquier idea!-precisa de orientación y conocimientos empresariales, de gestión, de finanzas, de planificación, de mercado. El genio solitario que, con empeño personal es capaz de sacar de la nada una empresa de éxito, pertenece prácticamente al mundo de la ficción. Es, en esencia, una leyenda urbana.

Me parece que las Universidades (en especial, Las Escuelas y Facultades técnicas) y las Academias encargadas de explicar a los discentes el mundo de las oportunidades de negocio -que tanto predicamento han obtenido, por títulos que dan barniz pero raras veces sirven para dar cobertura-, debieran cumplir aquí un papel mucho más relevante que la simple emisión de recetas, lecciones magistrales o casos de empresa que se dan una vez en la vida. Intuyo, por las salidas de la caja negra de los proyectos empresariales salidos de las Universidades y las Escuelas de Negocio, que los egresados no están capacitados o mentalizados para emprender sus propios negocios. Y deberían estarlo, y cuanto antes.

Las propuestas de nuevos emprendimientos debieran venir, a chorros, de los centros educativos de élite. Los docentes -en colaboración y estímulo con sus discentes- deberían poner el énfasis en detectar y proponer proyectos realizables, que impulsaran la creatividad y la voluntad de autoempleo de sus alumnos. Los trabajos de fin de carrera (grado o máster), las tesis doctorales, los equipos de investigación formados en esos centros, deberían orientarse a la detección de oportunidades, proyectos, inventos, aplicaciones que permitan crear nueva empresas o potenciar las existentes.

Puede parecer que la idea no es nueva. Lo es, sin embargo, en cuanto a su realización práctica. Pocas son las directrices emanadas desde las cátedras docentes que respondan, verdaderamente, a ese propósito de aplicabilidad para resolver problemas concretos. Cuando de una cooperación eficaz entre profesores y alumnos surgen proyectos de ese tipo, que generan empresas concretas, hay que felicitar y promocionar, difundiéndolas y dotándolas de medios, esas iniciativas.

Tenemos campos donde actuar: en el desarrollo de nuevos materiales, fármacos y tratamientos médicos más eficaces, productos alimentarios más gustosos (¿qué pasa con la investigación del sabor umami?) y mejor orientados a las necesidades personales (dietas, atención a enfermedades, preferencias, costes, etc.), robots con mayor versatilidad y enfocados a resolver fabricaciones específicas, diseños más atractivos, cómodos y baratos, en la mejora de la rentabilidad de terrenos agrícolas, en la reducción del consumo ineficiente de agua y otros recursos, en la programación de los servicios públicos, la conservación alimentaria, la reducción de costes con incremento de resistencia, aislamiento o cualidades ergonómicas, etc.

Por supuesto, hay mucho que analizar y resolver en la investigación de nuestros recursos naturales, en la preservación ambiental, en el perfeccionamiento del modelo de las ciudades, en el aprovechamiento y estímulo de las capacidades intelectuales de los niños y jóvenes, en el análisis y puesta en práctica de soluciones para mantener activos y eficaces a los colectivos hoy marginados de los sistemas productivos. Etc.

En España hay mucho recurso improductivo, demasiada gente con ganas de trabajar y colaborar en el emprendimiento colectivo que no encuentra momento ni sitio. Hay que saber orientar esa necesidad, superar esas carencias. Es responsabilidad de todos encontrar el método para la incorporación de ese potencial de ideas, esfuerzos, creatividad y ganas que está improductivo.

No, no es solo cuestión de aumentar la productividad. Hay que dar cauce a la creatividad, impulsar la generación de proyectos viables desde el conocimiento de la realidad. La mejora de la enseñanza, la facilitación de medios económicos a los proyectos, la orientación de sectores y necesidades que precisan impulso y satisfacción, son vías necesarias. El impulso a la iniciativa privada y el apoyo público no discriminatorio son factores imprescindibles para que el mundo de las ideas baje al mundo de las realidades.

 

 

Publicado en: Actualidad, Economía, Empleo, Empresa Etiquetado como: agricultura, covid, crisis, economía, empleo, empresas, nuevos materiales, propuestas de activación, tecnología, umami

Verdades

21 abril, 2021 By amarias Deja un comentario

Mientras espero que me pongan la primera dosis de la vacuna contra el virus de la Covid, en esta tarde nubosa y algo ventosa de Madrid, me he propuesto realizar una prospección acerca de las verdaderas incontrovertidas -es decir, aquellas que no admiten discusión ni objeción, aceptadas por todos los seres humanos en uso pleno de sus facultades de discernimiento, análisis y crítica-.

Necesitamos manejarnos con soltura entre apariencias de verdades, desde luego, porque en otro caso la situación se volvería muy angustiosa. Un famoso cantante convertido por razones difíciles de entender en payaso mediático -Miguel Bosé- en una entrevista bastante esperpéntica con el habilidoso entrevistador Jordi Évole, hace un par de días (escribo el 21 de abril de 2021) se declaraba poseedor de la verdad en relación con la existencia de la pandemia vírica que ha conmovido los cimientos de nuestra cultura acomodaticia.

Sirva su pretensión de haber encontrado su verdad y, en virtud de ella, ser negacionista y conspiranoico (rotundas palabras que no incluye la RAE en su diccionario, pero que todos entendemos ahora) como ejemplo de falsa verdad: uno puede guiarse por un postulado concreto, asumirlo como irrefutable, pero a partir de él no se construye sino un edificio falaz, no refrendado por la mayoría científica, el conocimiento empírico ni la realidad de los millones de fallecidos en todo el mundo por esta virulencia con efectos potencialmente mortales.

No puedo conceder valor de verdad irrefutable a las creencias religiosas que atribuyen nuestra existencia a una decisión superior. En efecto, el atractivo (como sedante, refugio sicológico, perspectiva vital) es innegable, pero el tufillo insuperable de que los dioses son resultado de la creación humana y no al revés, las descalifica como verdad incontrovertida. Pueden ser útiles, algunas lo son, incluso como estimuladoras del comportamiento ético, pero, en bloque, no merecen otra calificación que invenciones de iluminados por el deseo comprensible de encontrar sentido a nuestra existencia.

En los campos de lo técnico y lo científico, la verdad incontrovertible se tambalea con regularidad, como lo demuestran los avances que destruyen teorías que se estimaron como definitivas y que, y aquí sí que hay que poner una dosis de misterio, sin embargo, nos han servido para avanzar. No sabemos aún con perfecta seguridad cómo se propagan y desarrollan las células tumorales, por ejemplo, pero lo que sabemos, aunque imperfecto, sirve para aumentar nuestra longevidad e, incluso, en algunos casos, atajar el crecimiento de un cáncer. Nos reiríamos con suficiencia si analizamos los cálculos estructurales de los maestros canteros que erigieron suntuosas catedrales en la Edad Media, pero ahí están resistiendo, muchas de ellas; pero no sabemos exactamente, con verdad incontrovertible, cómo se comportan, a nivel microscópico, los materiales a los que confiamos el sostenimiento de nuestros rascacielos, protegiendo nuestros cálculos con mágicos factores de seguridad que encubren nuestras dudas. La cáscara del mejillón, pongo por caso, o el hilo de la tela de araña, guarda secretos que no hemos podido descubrir.

En la filosofía, la historia, la sociología, en todas las disciplinas que llamamos ciencias, mantenemos dudas sustanciales. Es, justamente, esa maraña de dudas la que debiera constituir el núcleo central de la enseñanza académica. Las matemáticas, la mecánica racional, la geometría y otras materias que trabajan con elaboraciones lógicas construidas a partir de postulados concretos construyen importantes edificios muy satisfactorios para la razón. Pero resultan inútiles sino encuentran aplicación sobre entidades reales. Los enamorados de estas ya no tan nuevas tecnologías -me refiero a la informática, la robótica, las telecomunicaciones, la astrofísica, etc.- no pueden ignorar que, ciertamente, mejoran aspectos importantes de nuestra vida (y están enriqueciendo a algunos), pero no mejoran nuestro conocimiento de lo sustancial. Seguimos ignorando quiénes somos, cómo ha sucedido la mutación que nos ha hecho tan vulnerables, por el hecho mismo de habernos dotado de inteligencia y raciocinio.

En esta tarde desapacible de primavera, rodeado de libros y apuntes, ante el ordenador que sirve de vehículo formal a mis elucubraciones, me pregunto si la única verdad incontrovertible es la de mi propia existencia, es decir, mi vulnerabilidad, mi carácter intrínsecamente finito y efímero.

Esa verdad es también la tuya, amigo lector. Si concentro mi atención en el hecho de la existencia, dirijo mi inquietud hacia la introspección (como aconsejan budistas y místicos), esos instantes de densidad, me producen un escalofrío.

Publicado en: Filosofía Etiquetado como: covid, existencia, mentira, personal, vacuna, verdad

Paradojas, escisiones, culpas

5 marzo, 2021 By amarias 1 comentario

Se ha convertido en parte importante del espectáculo mediático, señalar las discrepancias entre ministros del Gobierno de España. Podríamos haber imaginado que la coalición de dos facciones políticas con intereses tan contrapuestos -siguiendo la estela de lo vaticinado, justamente, por el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez- acarrearía tensiones internas, supondría noches sin dormir para los partidarios de una u otra ideología (si existiera algo que pudiera llamarse así, al margen de intereses personales) y, como consecuencia, agudizaría el empobrecimiento colectivo que se encuentra en ritmo de crecimiento galopante.

Resulta patético, además de extremadamente peligroso para la estabilidad como país, que en el mismo seno del Gobierno, se encuentren individuos que se  confiesan partidarios de la República como forma idónea de Estado (actitud a la que nada cabe objetar, expresada como posición ideológica personal) y, olvidando su función y obligaciones del cargo, actúen continuamente para zaherir la forma de Estado constitucionalmente vigente, que es la Monarquía. Todo les vale: presuntas omisiones fiscales del Rey de antes, don Juan Carlos; la vacunación en tierra ignota de las hermanas del Rey de ahora, don Felipe Sexto; la presencia de la familia real en cualquier acto o la ausencia de cualquier otro, según les parezca a ellos oportuno o deplorable.

En ese afán destructor, que nace, por supuesto, de la ignorancia y de la falta de visión colectiva, porque se alimenta de la ambición personal y la búsqueda del aplauso de los incondicionales, se pasa por la máquina de triturar, un día sí y otro también, la independencia judicial o la calidad de la enseñanza, y se margina la importancia de la investigación, la necesidad de activar el sector industrial y hasta se sacrifica la ética, al faltar el debate público.

No ignoran quienes así actúan ni, por supuesto, todos cuantos mantienen lúcida capacidad para analizar las consecuencias, que la continua discrepancia de representantes del Gobierno en temas sustanciales, mina, deteriora y perjudica gravemente, la imagen internacional de nuestro país. Ahuyenta inversiones, sirve para poner de manifiesto incapacidades de gestión y coordinación y hace perder oportunidades de todo tipo, a cualquiera de los niveles.

Un fauna variopinta. Ministros de exteriores que vagan por el mundo prodigándose en actuaciones contradictorias, ministros de interior que prefieren contemporizar con asesinos juzgados que con sus víctimas, ministros de universidades que anuncian planes retrógrados sin haber conseguido consenso, ministros de justicia que publicitan supuestos acuerdos de nombramientos para “renovar” el Consejo Superior del Poder Judicial, desmentidos por la realidad de los hechos y por los mismos vicepresidentes del Gobierno, cuando les toca la fibra sensible del desacuerdo corporativo.

Sería normal que, en el fragor político y la justificable diferencia de opiniones sobre cómo abordar un tema sustancial, se transparenten discrepancias entre gobierno y oposición, pero…¿dentro de la coalición de Gobierno?

Provocar manifestaciones y declaraciones contrarias se ha convertido en deporte periodístico por excelencia. Y es muy fácil provocar la discrepancia, porque no existe coordinación ni voluntad de conseguirla entre los miembros del Gobierno.

No son temas con apariencia de cruciales: permisividad o intolerancia en las manifestaciones para celebración del Día de la mujer trabajadora; apoyo o condena a las actuaciones de la policía cuya misión es garantizar el orden y la seguridad frente a energúmenos que les atacan con increíble violencia; oportunidad de leyes en defensa de la elección del género desde temprana edad -como si la naturaleza se pudiera domeñar al antojo de la apetencia personal-; aumento con grave distorsión de la carga de la prueba, de las penas para los sospechosos de relaciones no consentidas; eliminación de las carreras de grado con tres años lectivos sin haber analizado la recuperación de la calidad perdida a los títulos de las categorías superiores de la enseñanza; protección del lobo como especie amenazada en zonas de intensidad ganadera; imposición de límites a los alquileres o incautación de viviendas desocupadas, vulnerando el principio de inviolabilidad de la propiedad privada y obviando que la responsabilidad de generar suficientes viviendas sociales descansa en el gobierno…

No serán, considerados independientemente y contemplados desde la nube de la indolencia y la permisividad, cuestiones que puedan parecer muy graves. Lo son. Por acción y, sobre todo, por omisión. Como decisiones de gobierno -o, simplemente, como apertura de falsos debates sociales- suponen el despilfarro de medios económicos e intelectuales y distraen a la opinión pública. Como omisión de las necesidades de resolver los graves problemas del país, alcanzan una dimensión desgarradora.

Precisamos urgentemente, crear empleo, decidir sobre las medidas de activación económica, mejorar la enseñanza, impulsar la investigación, proteger el nivel sanitario, aumentar el sector industrial, ayudar a los emprendedores, revisar las medidas de protección ambiental, recomponer con visión analítica y seria, el mix energético y la generación de precios para la electricidad, etc.

En esta situación de penuria ideológica y, sobre todo, de generación de propuestas realizables, constructivas, de largo alcance, los debates que ocupan la atención resultan nimios, estériles. No le veo el interés al machacón repaso a los muertos diarios por la Covid, obviando el verdadero problema de acelerar los planes de vacunación, fijando fecha creíble a la inmunidad colectiva. No encuentro ningún valor especial a desmenuzar con bisturí y guantes de goma la actuación -sentimental y económica- de un personaje histórico que nos salvó de otra guerra civil o de la prolongación de una dictadura (¡si hablamos de un par de millones de euros! ¿no es posible parar esa investigación ridícula, que se alimenta en apoyo, dicen de la democracia, cuando se han anulado o tergiversado otras mucho más relevantes en sus efectos reales?).

A punto, según dicen, de doblegar en nuestro país la crisis pandémica que tanto daño moral. económico y sentimental nos ha causado, cuando aún quedan por analizar las razones por las que hemos sido el peor país europeo en resultados, teniendo todavía la incógnita del momento en que alcanzaremos la suficiente cobertura en vacunación para llegar a esa “inmunidad de rebaño”, ¿no deberíamos conocer las líneas maestras del plan de recuperación económica? ¿o se dejará todo a la improvisación, y a la esperanza de que la activación llegue, mágicamente, de la mano de los sectores de restauración y hotelero, dañados duramente por años de total inactividad?

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: actividad, Cataluña, covid, discrepancias ministeriales, fuerzas de seguridad, orden, recuperación económica, Rey de antes

Elogio y servidumbre del centro

4 enero, 2021 By amarias Deja un comentario

El año que se nos ha ido (2020) nos ha dejado varias preocupaciones de entidad, que corresponderá resolver lo antes posible, para evitar que los daños sean tan profundos que haga irrecuperable, no ya la situación de partida, sino un nivel de satisfacción social y económico que no signifique la ruptura del modelo.

Por supuesto, la superación de la pandemia es la urgencia más acuciante. Hasta la aplicación masiva de las vacunas contra el virus invasor y alcanzar ese deseado “nivel de protección de rebaño”, no llegará a los mercados la tranquilidad suficiente para garantizar la recuperación.

Con un panorama tan grave, la economía no es actualmente el motivo principal de preocupación. A nivel tanto individual como colectivo (a salvo de algunos descerebrados) el temor a sufrir el ataque de la Covid y resultar gravemente afectado, cuando no pasar a engrosar el número de fallecidos gravita como un fantasma y cuestiona el alcance y calidad de la asistencia sanitaria, la capacidad organizativa de la administración para garantizarla y, en fin, el eficaz comportamiento protector frente a esa amenaza.

La multiplicidad de posturas de los gobiernos central y regional para defenderse de la pandemia, tratar reducir el número de contagios y, en lo posible, evitar el colapso de la economía, ha abierto debates, sobre lo que de hizo  bien, mejor, o muy mal. Los gansos de cada Capitolio, alzando su griterío,  siguiendo las directrices marcadas por el pesebre, han alabado unos gobiernos, denigrado otros y, en fin, contribuido a generar intoxicación sobre el ciudadano medio.

A salvo de aquellos cuya convicción ideológica sea tan fuerte que les impida valorar la realidad y analizar la calidad y eficacia de las alternativas, parece razonable concluir que carecemos, a estas alturas de la crisis pandémica, de un procedimiento realmente efectivo para garantizar con total seguridad que el virus no nos ataque individualmente. Y la incertidumbre se mantiene cuando todo parece anunciar que nos encontramos ante una tercera ola de la pandemia, de programación más veloz y capacidad de contagio mucho más agresiva.

No creo que nadie ponga en duda la poca información fidedigna sobre la forma de protegerse individualmente contra el virus. Me permito hacer unas pocas preguntas, para poner en evidencia que no existe una respuesta ciudadana única, en la interpretación individual de la ciencia oficial: 1) ¿Cada cuanto se debe cambiar la mascarilla y, por tanto, cada cuánto cambia su protección cada una de las personas con las que nos cruzamos en la calle o coincidimos en el restaurante o en el transporte público?  2) ¿A tenor de la variedad de mascarillas que se ofrecen en el mercado, cuáles son las realmente eficaces? ¿Cómo se controla y garantiza su homologación? 3) Admitiendo que lo importante es controlar la secuencia de contagios a partir de un foco ¿Por qué es más grave reunir a diez personas que a seis o a sesenta y siete?  4) ¿Cómo garantiza que los teatros, restaurantes y comercios, estén libres de virus? ¿Quién lo controla? 5) ¿Cuál es el actual procedimiento más eficaz para conseguir curar -si esta palabra puede usarse con propiedad- a un enfermo grave de Covid? ¿Existe un protocolo común a todos los centros hospitalarios? ¿Y para derivar a un paciente desde los centros de atención primaria? 6) ¿Cómo se lleva y llevará el control de los vacunados en primera y segunda dosis? 7) ¿Qué porcentaje de vacunas (actualmente, todas de doble implementación) y, en particular, la de Pfizer que debe conservarse a muy baja temperatura hasta ser administrada, pero no se puede volver a congelar, se pierde por falta de coordinación o por no acudir los convocados a la cita de vacunación? 8) ¿De verdad, es admisible aceptar que las mascarillas que llevan la ciudadanía, a parte de su homologación primaria, tienen el mismo grado protector? (algunas parecen haber criado hasta gusanos).

La terrible disparidad ideológica que sufrimos en España, con un gobierno central de izquierdas que, a cada paso, demuestra su carácter bicéfalo y algunos gobiernos regionales -los más significativos, el de Madrid y Galicia-, de orientación hacia la derecha, nos hace cuestionar, una vez más que significa realmente, ser de izquierdas o derechas. Es imposible identificar los viejos principios de acción ideológica en ninguno de ellos. A Ayuso y a sus consejeros les acusan quienes molesta que gobiernen en Madrid, de favorecer a la empresa privada. A Sánchez y a los ministros del PSOE sus detractores les tachan de mentirosos y falsarios. Hay que dejar aparte a Iglesias y a sus ministros (incluido el desvaído Garzón), por supuesto, cuyo único ideario parece ser conducirnos de forma rampante al modelo de una república cubano- bolivariana, con similar esquema de liderazgo.

Echo de menos al centro, ya sea centro izquierda o centro derecha. Políticos capaces de pensar y actuar de forma global, integral, sin estridencias y con eficacia. Gentes que no son devotas de Hayek ni de Marx, pero saben de qué se trata. Que conocen los entresijos de la economía y no espantan al potencial inversor. Que reconocen sus debilidades y potencian sus fortalezas, sin engañar ni engañarse. No me gustan los extremos, porque la polarización conduce -siempre, según la Historia- al desastre.

Ha sido una desgracia para España que Ribera (Alberto) y Sánchez (Pedro) hayan perdido el norte de la necesaria sintonía. Costará mucho recuperar ese centro sobre el que hacer pivotar la política y la economía, si es que se consigue.

Hasta entonces, aconsejo no quitarse las manos de la cabeza. Sí, cambiar cada cuatro u ochos horas las mascarillas, airear los espacios y aguardar pacientemente a que nos llegue el turno para ser vacunados…con suerte, dentro de un par de años, salvo cambio de estrategia.

 

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: Ayuso, centro, covid, crisis, económica, Hayek, Marx, Podemos, PSOE, Ribera, Sánchez, vacuna

¿Hay ya vacuna? El reto del 2021 para la pandemia de la COVID 19

30 noviembre, 2020 By amarias 2 comentarios

El 30 de noviembre de 2020, la Fundación Alternativas volvió a reunir a los cuatro investigadores principales del CSIC y del Centro de Investigación Biológica(Margarita del Val, Luis Enjuanes, Mariano Esteban y Vicente Larraga) en un acto que trataba de responder a la pregunta crucial “¿Hay ya vacuna” (evidentemente, contra la COVID 19). Fue presentador del mismo Mariano Barbacid y contó, para el coloquio, con la tutela de Emilio de Benito (El País).

He recogido el debate a vuela pluma (fue difundido por Zoom, en directo, por la Fundación) y lo que ofrezco son unas notas extraídas de mi registro escrito, que publico, esperando que reflejen con suficiente fidelidad lo transmitido en él. Lo hago, no siendo ésta mi especialidad, con la intención de que sirvan para aclarar dudas y responder a algunas preguntas concretas. No son un resumen, sino un extracto, en alguna ocasión, interpretado por mí.

Los investigadores comenzaron recordando cuáles son sus líneas de trabajo.

Vicente Larraga y su equipo. Investigan el desarrollo de una molécula de ADN sintético, en el que se pretende introducir un antígeno en el núcleo capaz de entrar en el RNA de la célula para que fabrica una proteína que sea reconocida por el sistema inmunológico como foránea, lo que traerá como consecuencia que éste actúe después contra el virus y lo bloquee. Se inyecta el gen y la célula produce el antígeno. Se está al final de la fase preclínica. Han probado 8 prototipos con ratones, de los que 6 no funcionaron. Han ensayado también, con buen pronóstico, el tratamiento de los daños pulmonares que causa el virus. Cuando terminen la fase preclínica, solicitarán a la Agencia Española del Medicamente entrar en las fases 1 y 2 para humanos (ahora se analizan conjuntamente).

Luis Enjuanes y su equipo. Su proceso de investigación es más complejo, pero llevan años trabajando con coronavirus y lo conocen bien. El sistema usado es el de ingeniería reversa, porque saben desde el 2000 que estos virus no se pueden manipular. En consecuencia, hacen una copia de cDNA (en español, ADN complementario, que es un ADN de cadena sencilla sintetizado como copia complementaria de un ARN maduro), susceptible de que en ella se pueden quitar y poner genes en el sistema. Estos virus son muy virulentos y poseen genes de virulencia que interfieren en el tratamiento deseado. Por eso, diseñaron una vacuna basada en un RNA (ARN, en español), del virus. El de éste tiene unos 30.ooo nucleótidos, y se han ido eliminando los genes no esenciales para la replicación. Utilizando el coronavirus Mers diseñaron una réplica de RNA al que le quitaron cinco genes, quedando totalmente atenuado, por lo que no podía propagarse a una célula próxima. Esa cuestión es muy importante, porque los virus tienen una gran capacidad para propagarse y ello aumenta la virulencia. Este virus modificado proporciona una inmunidad esterilizada en ratones humanizados, donde no tiene posibilidad de replicarse. Han diseñado dos sistemas de administración del virus: a) químicamente definido, RNA con 18 kilobase  (kilobase: mil pares de bases de ADN o ARN), funcional, que promueve una respuesta nueva, envuelto en un polímero catiónico o lípido para protegerlo y que le ayuda a entrar en la célula, y b) virus al que faltan 5 genes, que forma partículas análogas a las del virus original, poliméricas Tiene muchos puntos de contacto con linfocitos T y D y se le puede crear en grandes cantidades. El virus se puede diseñar en estas células empaquetadas, pero no en las personas a las que se vacuna.

Mariano Esteban y su equipo. Su plataforma utiliza una variedad de la vacuna utilizada para erradicar la viruela. Emplea virus muy atenuados a los que se inyecta el gen correspondiente a la proteína 5 del coronavirus. Se obtiene una respuesta inmunológica muy potente sobre todo en linfocitos T. Pretenden que la vacuna cumple con los preceptos básicos (similar a los del ébola, 80 a 100 % de eficacia)  y confían que el modelo tenga la capacidad suficiente para conseguir una alta protección con la vacuna. Una empresa española está ya en fase de paso a la fase clínica (en proceso de autorización por AEM y la AEM europea) confiando se pueda llegar a las fases clínicas en el primer trimestre de 2021. Las ventajas de esta vacuna residen en su gran estabilidad, por lo que se puede transportar fácilmente a cualquier parte del mundo (como está demostrado con la vacuna de la viruela), y se puede mantener a temperaturas de 2 a 8 ºC en nevera. Tiene también la capacidad para producir miles de copias del coronavirus , contribuyendo al rápido control.

Margarita del Val (CSIC CBMSO). Recordó que existen muchas vías para hacer vacunas y que en la actualidad no existe ninguna comercializada a gran escala. Las que conocemos son las de actuación más rápida, pero no las más completas. Se sabe cómo fabricarlas, sin embargo, a gran escala, por lo que el problema no está en esa cuestión. Las que están basadas en proteínas solo inducen probablemente, una inmunidad relativa. Es importante que las vacunas ayuden a reconocer el virus. La línea de Luis Enjuanes, que utiliza más de una proteína le parece mejor.

En el debate posterior se plantearon por el moderador y los asistentes algunas preguntas.

¿Por que seguir trabajando en las vacuna del CSIC si hay varias que están en fases preclínicas?

Mariano Esteban contestó que España es un país avanzado tecnológicamente, con buenos científicos y sanitarios. Sería un error tirar la toalla. Contribuimos al desarrollo de la tecnología, con vacunas para uso humano, no veterinario. La pandemia va a continuar, y vendrá otra. Hay que estar en posición de actuar con rapidez, y hay que llegar al punto de máximo avance propio.

Vicente Larraga opina que las vacunas son tradicionalmente carreras de resistencia, no de velocidad. Los que van con más prisa tienen cobertura para protegernos, pero las vacunas mejoran en sus niveles de protección. Estamos en una pandemia global. En la fase preclínica, (en el CSIC) no estamos parados y hemos desarrollado las bases del proceso industrial. No nos hemos puesto a trabajar de un día para otro. La vacuna se podrá inyectar a personas y es estable a 37ºC al menos durante un año. Una gran ventaja respecto a las que se deben conservar a -70ºC en nevera. Debemos crear una industria con tecnología nacional que nos haga independientes de loas grandes empresas. Me dolía ver la recepción que se hacía a las mascarillas que llegaban de china en avión, como si aquí no tuviéramos la tecnología.

Mariano Barbacid, advirtiendo que  “no era el día para quejarse en la falta de dinero para investigación”, hizo, sin embargo, una pregunta incisiva: ¿Estamos muy lejos de Pfeifer, Moderna o Astrazeneca?, que Emilio de Benito agudizó con este énfasis: ¿Qué parte del retraso se hubiera corregido con mayor financiación?

Enjuanes contestó que “estamos bien financiados para los ensayos de laboratorios. La fase con monos macacos es más cara, y la tercera, con personas, mucho más (es decir, se deduce por lo dicho por esre vestigador que ahí nos faltan medios y estructura). Estamos en primera línea mundial en investigación de laboratorio. No estamos preparados muy bien para la fase de desarrollo económico, que necesitaría sobre 2.000 Mill de dólares o euros. Recibimos cantidades de 1 a 2 millones de euros, pero no preocupa tanto la cantidad como la infraestructura. Con un laboratorio de 8 personas y 15 m2 no se puede corregir la situación con una dotación adicional de 20 millones de euros. No valdría. No se puede ampliar el espacio (ni, supongo, ampliando lo expresado por el investigador, incorporar de la noche a la mañana nuevos expertos). La diferencia con esos otros Laboratorios es económica, no de infraestructura para conseguir el desarrollo subsiguiente. Se necesitarían 5 o 6 millones de euros para la fase preclínica, y pasar a los 20  a 60 millones para seguir con otra fase La maquinaria española se está engrasando ahora. No solo en el CSIC, también apoya la empresa privada, consorcios con inversores y empresas nacionales e internacionales.

Vicente Larraga indica que en su equipo son 13 personas, tantas como en el equipo de Mariano Esteban, aproximadamente. En otros laboratorios trabajan más de cien personas y, además, todos buenos. Pueden distribuir el trabajo entre especialistas, que lo hacen antes, abonando una gran cantidad de dinero. Tenemos la estructura básica, pero la velocidad inicial influye mucho.  Luis Enjuanes confirma que hay hasta 650 personas trabajando en compañías que desarrollan la vacuna.

Mariano Barbacid trasladó una pregunta de la audiencia: ¿Porcentaje mínimo de población que tendría que vacunarse? Margarita del Val expresa que depende de la eficacia de la vacuna. Si fuera del 100% (lo que nunca ocurrió), bastaría que se vacunara el 80%. Si fuera solo del 50%, habría que decir que, cuantos más, mejor. La efectividad depende de la población real. Si es esterilizante o no, si protege de los síntomas, de la hospitalización y de la muerte. La evaluación deberá hacerse por la Agencia. El protegido, debe tenerse en cuenta, es el que se vacuna.

El moderador (Emilio) preguntó se aceptaríamos empezar a vacunarnos con una vacuna que solo protegiera al 50%. Margarita del Val aclaró que, la vacuna contra la malaria de Glasgow tiene una eficacia baja con niños, pero no está comercializada de uso libre. La eficacia se centra en las mosquiteras, uso de insecticidas, etc., que es superior a la vacuna. Por eso, aquí, se deben continuar usando, junto a la vacuna, mascarillas, distancia social, aireación, etc. Cualquier actuación de defensa merece la pena con tal de acabar con la actual cantidad de muertes. Por eso se están solicitando autorizaciones de vacunas, con indicios prometedores, pero no su comercialización aún.

Rosa Montero, de RNE, preguntó si habría una sola vacuna, o una miscelánea, habida cuenta de que se trata de diferentes poblaciones de riesgo. Mariano Esteban contestó que hay varias vacunas con ARN mensajero, que están marcando la dirección de alta eficacia. Se está a la espera de vacunas con adenovirus (Astragénica aún no ha definido el rango protector, pero parece importante). Existen otras prometedoras, las de Johnson and Johnson, la de Jansen, la rusa, las chinas…y las de vectores de virus inactivizados, así como las basadas en subunidades, positivas porque dan más confianza. Habrá, en suma, varias vacunas. El gobierno ha puesto la atención en las de ADN y en adenovirus mensajeros. Las expectativas son dulces.

Se habló a continuación sobre las semejanzas entre las vacunas, entre sí y con las de la gripe. Vicente Larraga indicó que todas eran equivalentes. Margarita del Val explicó  que, para su implementación, no se espera a tener todo el paquete completo. La evolución puede ser rápida sin perder rigor, atendiendo -recalcó- a que la seguridad va antes que la eficacia. En seis semanas, después de la segunda dosis, todas las vacunas entran en la fase crítica, y se podría ir vacunando a la gente después de ese período corto de respuesta.

¿Se va a poder hablar de vacuna CSIC? -preguntó Emilio de Benito-. Hacéis investigación muy básica. ¿Está involucrado algún laboratorio, hay fábricas interesadas.

Vicente Larraga contestó que “claro, desde el principio. Es la misma empresa con la que estamos en contacto desde hace años. Y hay una empresa en Bélgica muy interesada. Los siguientes pasos los cubren los especialistas, se eligen voluntarios y se prueban en hospitales autorizados por las empresas de medicamentos. El grupo Zendal, en Porriño (Pontevedra) está especializada en vacunas para animales; con la Universidad de Zaragoza se desarrolla una vacuna para la tuberculosis. Aunque nuestra vacuna fuera una de las menores, comparadas con las grandes, tendríamos andado un camino para nuestra independencia estratégica.

Marilde Rico introdujo la cuestión de la población asintomática. ¿Existen biomarcadores para comprobar la resistencia al virus? (a la manera del SIDA, donde se han detectado marcadores que expresan la imposibilidad de contagio). Se le contestó que “hay 14 ó 15, como el grupo sanguíneo, el MXI, la existencia de dosis génicas importantes para el grupo de la gripe…Se van afianzando. El primero es el nivel de expresión del receptor ARC2 por el que el virus llega al ser humano. El virus se puede preprocesar por una proteína y, por eso, le permite el politropismo que observamos. La infección puede hacer perder el olfato y el gusto, lo que se debe al receptor: cuanto más receptores tenemos en los vasos sanguíneos (células epiteliales, paradas cardíacas, acumulación de plaquetas, trastornos, etc.) más influirá en la respuesta individual. Hay información, pero no estamos al mismo nivel de la gripe, virus que conocemos desde hace tiempo. Luis Enjuanes indica que “podemos modificar las vacunas y los virus, pero no los individuos. HOy por hoy no podemos intervenir en seres humanos”.

Margarita del Val recuerda que “tenemos detectados marcadores de riesgo muy claros. Ser hombre supone el doble de riesgo que en las mujeres. La edad, es otro riesgo muy claro, la obesidad, la diabetes, el daño cardiovascular…todos se están usando como biomarcadores no genéticos, que servirán para priorizar a quiénes se irá vacunando.

Sobre las vacunas rusas y las chinas se comentó que “tienen varias, aunque falta información. Estos países ya las están aplicando. NO precisan de autorizaciones de la Food and Drug Adm. y aprenden sobre la marcha. De esas vacunas se duda por la falta de información, no por la capacidad investigadora. No sabemos lo que han hecho ni cómo la están probando.

¿La vacunación va a resolver las actuales restricciones? Vicente Larraga respondió que “la gran vacunación en el mundo occidental no comenzará a principios de 2021, y se llevará a cabo desde el verano al invierno de ese año. Barbacid preguntó entonces si se “volvería a la antigua normalidad” Margarita del Val se refirió a que “lo peor es saber si protegen o no del contagio. Pfeizer se ha dedicado a esta línea, pero otras farmacéuticas, no. Y será determinante saber si solo protege a las personas vacunadas. Pero habrá que volver a una situación mejor. Acostumbrarse a ponerse mascarilla quedará como una buena norma para protegerse de enfermedades infeccionas.  Para Mariano Enjuanes “probablemente hasta el verano próximo no habrá inmunidad suficiente para cambiar los hábitos de protección.”

Yo hice una pregunta, en relación a las mascarillas que son comercializadas por internet, que se dicen desarrolladas por el IATA-CSIC y Bioinicia (por proveil. com), equipo de José María Lagarón y actualmente solo se fabrican contra pedido. Me interesaba saber por qué no se aceleraba el proceso de fabricación, y confirmar si el CSIC estaba promocionándolas (el presidente de Gobierno, por cierto, la utiliza en sus últimas comparecencias).

La respuesta fue vaga. Los investigadores parecía no estar al tanto o no estar muy de acuerdo con esa promoción comercial. Luis Enjuanes dijo conocer “las que se hacen en Valencia” y afirmó que no daban abasto. Parte de la fabricación se hace en España y otra en Alemania. Los investigadores no contestaron a la pregunta, o no fui capaz de captar el sentido real de su respuesta.  Enjuanes apuntó que “se están fabricando mascarillas en toda la geografía española. En la Rioja, en Béjar, … hay una empresa que las fabrica, Zara tiene también producción en Andalucía. Existen varias distribuidores y autorizadas.”

Respecto a los precios de las vacunas, se expresó que varían entre la vacuna de Moderna (la más cara, 25 $) y la de Oxford Astrazeneca (2,5 €). El precio depende de los adenovirus, que son muy potentes (con 10 a 12 títulos por ml se pueden conseguir muy baratas. Con el tiempo, las vacunas se irán abaratando en todos los casos)

Mariano Barbacid preguntó acerca de la actitud con las personas que no deseen vacunarse. ¿Habría una estrategia de divulgación, para convencer a los reacios? Aprovechó también para ridiculizar a quienes expresan que la vacuna nos va a convertir a los humanos en transgénicos. “Ya lo somos”, dijo.

Margarita del Val fue contemporizadora. “No sabemos ni qué es la vacuna. Hay gente que duda, y se irá convenciendo a su ritmo. La seguridad, será lo primero. Cada vez hay más personas en los ensayos clínicos. Vacunar a millones de personas no se ha hecho nunca, y hay que respetar a cada uno. Es malo que existan negacionistas, porque no necesitamos que cunda el miedo cuando los riesgos son tan altos. Por fortuna, España está a alto nivel de concienciación.

De Benito preguntó si los investigadores se vacunarían. “Si la vacuna está probada por la agencia, me vacuno. Me da lo mismo su procedencia, si está autorizada, aunque prefiero la vacuna occidental, que haya proporcionado información a los agentes.”

Barbacid concluyó la interesante reunión resaltando la edad de los participantes en el panel. “Estos investigadores nos dan la lección de que lo importante es seguir produciendo y contribuyendo a la sociedad”.

Lo afirmado al principio, gracias por esta Jornada de clarificación sobre una materia tan importante y crucial, a los organizadores y panelistas. Espero que el resumen no contenga errores capitales y que se valore mi intención de divulgar lo expresado por nuestros mejores investigadores de la COVID.

 

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: Barbacid, covid, Emilio de Benito, Enjuanes, Margarita del Val, Mariano Esteban, vacuna, Vicente Larraga

Homenaje a los fallecidos por la Covid

16 julio, 2020 By amarias 1 comentario

Antes que los recios calores del tórrido julio doblegaran las cabezas, tuvo lugar un emotivo acto en memoria de los caídos por la Covid, la pandemia mortífera que se cebó cruelmente con España, a la cabeza desgraciadamente en el número de fallecidos y contagiados, por cifras relativas a la población total.

Fue una ceremonia civil, sin misa católica ni cualquier otra advocación a creencias religiosas. La presidió Su Majestad Felipe VI, que compareció junto a su esposa e hijas. No faltó ninguna autoridad española a la cita. Estuvieron presentes todos los miembros del gobierno plural,  los responsables autonómicos, antiguos presidentes (salvo Felipe González), alcaldes y miembros significados de los centros de poder, líderes de casi todos los partidos políticos. Vinieron también autoridades europeas, que dieron al acto un aspecto muy especial de adhesión, complicidad y condolencia con el pesar que agarrota la sociedad española.

Fue una ceremonia sencilla, con tiempos medidos, y palabras sobrias -las del hermano del periodista José María H. Calleja, fallecido por la enfermedad, las más emotivas-. Se leyó un poema corto, intenso, de Octavio Paz, que dio paso al minuto de silencio. Un pebetero con su llama duradera dejó testimonio de la invocación a los dioses, de la desesperación del ser humano,  pequeño pero resistente, frente a una adversidad que tuvo que soportar pero que sabe que no le va a vencer.

Quiero tener un recuerdo aquí, nuevamente, a todos los fallecidos por el ataque del virus SAR-Covid 19 (entre ellos, nombres de famosos, gentes que fueron sorprendidas en un momento cualquiera de su felicidad y su lucha por existir; junto a todos, y más alto en mis afectos, mi gran amigo Rafa Ceballos).  No ha habido disculpas, ni reivindicaciones. Ignoro si se estimó que no era el momento.

Para los familiares y amigos de los fallecidos, para muchos de los que aún luchan contra la enfermedad o padecen sus secuelas, para los que estamos pendientes, con el corazón encogido. sobre su evolución, sabiendo que no está dominado el mal, ni mucho menos, hubieran sido de agradecer algunas palabras de humildad, cercanas a la petición de perdón, por parte de políticos, científicos, bacteriólogos, microbiólogos, médicos, técnicos, informáticos, economistas, etc.

Se muy bien que la ciencia no es perfecta, y que no sabemos casi nada de lo que sucede a nuestro alrededor, en los aspectos importantes que afectan a la muerte y nuestra fragilidad. Precisamente por eso, en ese homenaje, me hubiera gustado que alguien -cualquiera, alguien con representación de todos los seres humanos que estábamos atentos a la pantalla- hubiera dicho unas palabras como éstas:

Pedimos perdón, en nombre de la comunidad científica, de todos los políticos, de todos los que han tomado y tenemos que tomar decisiones sobre la sanidad, la enfermedad y el tratamiento y curación de cuantos males nos amenazan, por no haber podido salvaros. Pero allí donde estáis, en lo profundo de nuestros corazones, quiero prometeros, quiero prometer, que seguiremos luchando, con mayor denuedo, con todo el esfuerzo, con más dinero, para ir quitando terreno a la improvisación y al mal.

Y, tal vez, deberíamos haber llorado. Por pura catarsis, por no fingir que lo controlábamos todo. Para que no se confundan los ingenuos.

Publicado en: Actualidad, España, Personal, Política Etiquetado como: covid, fallecidos, felipe VI, homenaje, José María Calleja, Madrid, Octavio Paz

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