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Sexta carta a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid

11 junio, 2016 By amarias 1 comentario

Alcaldesa,

Esta será mi última carta, al menos, por ahora. No quiero que se interprete, como algunos de los que se asoman a estas páginas están haciendo, como que defiendo una opción política determinada y que critico su gestión o la de su equipo de Gobierno municipal por ello. No es el caso.

Además, mi actitud personal es conocida por personas de su entorno y se conoce mi disposición permanente a colaborar. Con todas las Administraciones, independiente de su signo ideológico, siempre que sea por la evolución de la sociedad. No tengo por qué justificarme.

Le quiero hablar hoy, en fin, de los ingresos del Ayuntamiento de Madrid. Tomo como punto de partida los Presupuestos de la ciudad. También pretendo aprovechar que el Manzanares pasa por Madrid para expresar algunas ideas acerca de la reactivación de la ciudad en aquellos sectores a los que concedo mejores perspectivas de futuro, a medio plazo.

Ese futuro al que, por nuestra edad, ni Vd. ni yo -mal que nos pese- puede que no alcancemos a ver ni disfrutar pero del que todos debemos sentirnos, en la medida de nuestra capacidad de actuación y dirección, responsables.

Poco se puede hacer con un presupuesto tan exigüo como el de Madrid, y tan comprometido para mejorar la preparación ante ese futuro. Durante una década larga de bonanza (que resultó aparente, pues hubo que pagar la mayor parte de las cuentas atrasadas, y con intereses), se hicieron nuevas infraestructuras viarias sin estudios de rentabilidad y uso, se compraron terrenos y levantaron edificios para dependencias administrativas que luego no fueron trasladadas, se contrató personal o se firmaron contratos de servicios con alegrías que se hicieron rémoras.

Un predecesor suyo que quiso modernizar la ciudad para comodidad de un medio de transporte que el tiempo está próximo a sancionar con crudeza -tal vez con el ojo bizco mirando a Carlos III, “el mejor alcalde de Madrid” (pro cierto: ¿qué le parece que un Rey, con el apoyo de reformistas ilustrados, lleve ese título honorífico, justo antes de la Revolución francesa?)-  Alberto Ruiz Gallardón, invirtió en Madrid 10.000 millones de euros de los que no se disponía, con el ladino principio político de “quien venga detrás, que arree”.

Unos llevan la fama y otros cardan la lana. Tenemos que agradecer -qué cosas- a la sucesora de aquél, Ana Botella, de la saga de los Aznar, que, aguantando el tipo de su incompetencia, bajara esa deuda, a base de inhibición que no precisamente de eficacia gestora, hasta poco más de 4.600 millones. Así que cuando su equipo de “fuerzas del cambio” se hizo cargo de la alcaldía, con la ayuda de un genio de la informática presupuestaria apellidado Sánchez Mato,  al que veo sentado ante un ordenador haciendo simulaciones como loco con un mapa de la ciudad y algunos datos del consumo por áreas del agua y del vino, hizo posible que solo precisara en 2016 dedicar un 12% del presupuesto (560 millones de euros) a la amortización de la deuda, la mitad que lo dedicado en 2015.

Aparte de los impuestos y tasas, la partida más importante de los ingresos de Madrid son las llamadas Trasferencias corrientes, que resultan de la participación en los tributos que recauda el Estado central y de la ayuda por el fondo complementario de Financiación. Para la ciudad, este montante alcanza los 1.420 Mill. de euros, y permanece prácticamente constante desde hace años (depende de la población, de la recaudación total y de fórmulas imaginativas para llegar a una cantidad adelantada que se liquida posteriormente con datos reales, y que ha abierto, por supuesto, una vía permanente de litigio entre las Administraciones).

No me voy a calentar la cabeza (ni la suya) calculando cuánto queda libre por madrileño para inversiones reales en cada Ejercicio. Nada. Podemos encubrir el carácter de las partidas dedicadas a mantenimiento, conservación y renovación presentándolas como inversión, pero la realidad será que si Madrid puede invertir algo (poco) será detrayéndolo de otras necesidades. Y si en época de crisis económica -situación que, no por pesimista, sino por haberlo analizado, considero irrecuperable- se decidiera aumentar los impuestos o tasas, habrá que actuar con sumo cuidado para no provocar mayores desigualdades aún o un airado levantamiento de patas de la clase media, que es la que sostiene en este país, el edificio de la solidaridad.

Permítame lo que parece una boutade, pero saldría con más cuenta ponerse de rodillas ante la presidente del Banco de Santander, entidad que ha declarado 6.000 Mill. de euros de beneficio en 2015, para que movilizase una parte de esa cantidad en Madrid, que hacer elucubraciones sobre cómo rascar unas decenas de euros de un presupuesto de la ciudad para acometer nuevas inversiones. Teniendo ya detectadas bolsas de miseria y precariedad tan importantes, y contando con la presión tabanera de los movimientos sociales, cualquier dinero que pueda reajustar a base de encaje de bolillos, entre partidas, desaparecerá en su mayor parte en el camino intrincado que va desde el estudio de oportunidad hasta las áreas de necesidad.

Incluso los 725 millones de euros de beneficio en 2015 declarados por ACS, propiciarían más de una charla con Florentino Pérez, que podría servir, de paso, para convencerle de la necesidad social de que dedicara a actuaciones conjuntas los casi 60 millones de euros de beneficio que prevé en la temporada actual ese gran club que lleva el nombre de la ciudad por el mundo y, de paso, que tome ejemplo de equipos más modestos que no necesitan fichar a atletas de museo que cobran como dioses para divertir al personal.

¿Líneas de futuro para la ciudad? Creo que nadie como el Ayuntamiento con mayor poder de convocatoria como para reunir a un grupo de analistas, empresarios, profesores, economistas, informadores, etc., para que debatan sobre el impulso conveniente a la ciudad. La Universidad sería uno de esos ejes, en efecto, aunque hay que revisar tanto la composición como los resultados de su Consejo Económico Social. Queremos ver sus conclusiones.

La CEOE sería otro eje de aportación de iniciativas e ideas: hay que estudiar, con decisión y transparencia, qué se imaginan como desarrollo para Madrid: ¿más restaurantes? ¿espacio para zonas comerciales y de ocio? ¿intensificación en la formación en fontanería, cocina y jardinería? ¿aumento de la productividad laboral con incremento de la amenaza al despido?…tal vez…¿ayudas a la rehabilitación energética de edificios? ¿inversiones públicas de apoyo a los sectores en situación delicada? ¿mayores incentivos a la investigación aplicada?

Mi propuesta es mucho más sencilla: transparencia y honestidad ante los demás agentes sociales.

No faltarán bancarios a las  reuniones: ellos deben saber dónde circula el dinero y a qué huele. Ni, claro, dejarán de estar invitados: asociaciones de vecinos y padres, ni representantes de partidos políticos, ni empresarios autónomos, portavoces de colegios profesionales, responsables de enseñanza pública y privada, gerentes de Hospitales, responsables de oficinas de desarrollo local y de empleo, etc.,

Me apunto, si me lo permite. Y, si no molesta a nadie, me apunto también para invitar, si nadie quiere hacerlo, eso sí, amablemente, a que ceda su sitio a otro, si alguno de los convocados en primer lugar no aporta nada, y solo se contenta con calentar su silla y tomar notas.

Necesitamos gentes que, en el plato común de los huevos con chorizo, aporten tanto un ingrediente como otro, aunque merecen mucho más respeto los que entreguen parte de su esencia, se comprometan.

Tambié le doy una pista de por dónde van a ir los tiros del futuro, aunque seguro que pensó Vd. o alguien de su equipo más de una vez en ello.

No son buenas noticias. Habrá más necesidades y será cada vez más difícil sostener el estado de bienestar. Qué digo: imposible. Habrá menos trabajo a repartir, de más cualificación y más apuntados a los beneficios sociales. El número de empleos destinados al servicio asistencial o de terceros dependerá, exclusivamente, de la fortaleza y cuantía de los empleos de alto nivel.

Madrid precisará, por tanto, conectarse -de verdad, no de mentirijillas, desarrollando toda una red de interacción- con la élite mundial del desarrollo tecnológico (en biomedicina, en nuevos materiales, en robótica, aviónica, farmacia, biotécnica, etc.) o no será más que una ciudad en rápido retroceso y con graves tensiones sociales.

Confío bastante en la Universidad y en la colaboración con las empresas, si bien dándole un giro sustancial. Tan sustancial que o se consigue incorporar como catedráticos y profesores a gentes con verdadera experiencia empresarial, aunque no sean doctores ni hayan tenido currículum docente, o la Universidad no saldrá de su círculo vicioso.

Hay que conseguir que los egresados universitarios sepan cómo crear empresas. Las tesis doctorales han de tener aplicación práctica, no responder a una reproducción harto endogámica y sin destino extraacadémico. En este sentido de activación, me parece notable el modelo de la Politécnica de Catalunya. ¿Lo conoce?.

No niego que en Madrid seguirá habiendo un hueco para la sociedad de servicios, y se mantendrá, en competencia dura, como foco turístico (sobre todo, interior), pero…el espacio para esas actividades tiene una tendencia de cuarto menguante.

Me alegra haberla conocido, alcaldesa. Sí, ahora que lo pienso, también estoy muy satisfecho de ser como soy.

Angel, un ciudadano de Madrid

 

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Cuarta carta a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid

8 junio, 2016 By amarias 1 comentario

Alcaldesa,

No me la puedo imaginar leyendo las 327 páginas de la Memoria e Informe Económico-Financiero del Proyecto Presupuesto General Ayuntamiento de Madrid 2016, y no es porque albergue dudas sobre su capacidad intelectual o de trabajo, al contrario. Solo que hay documentos que, por su naturaleza y extensión, parecerían destinados a ocupar directamente un lugar en las estanterías y , fuera de sus autores y algunos especialistas en hurgar en datos y cifras, no serán muchos los esforzados que les saquen utilidad y rendimiento.

Una Memoria y un Presupuesto anual son, ante todo, una propuesta de actividades y, una vez aprobado, un documento de trabajo. Para la ciudadanía interesada, hubiera sido aconsejable que sus autores hubieran hecho un Resumen Ejecutivo. Supongo que un documento de ese tipo sería el que se sometió a su revisión, el que recogió sus directrices generales -si las hubo- y alcanzó su plácet.

Como no he encontrado en la red telemática un Resumen del Presupuesto del Ayuntamiento, voy a dedicar esta carta a realizar una breve reseña de lo más significativo, en mi opinión, como paso previo para extraer algunas consecuencias y, tal vez, sugerir ciertas indicaciones pragmáticas. Vaya por delante mi felicitación a la Corporación por la voluntad de transparencia, como demuestra, de por sí, la posibilidad de acceder íntegramente al documento.

La previsión de Gastos para 2016 del Ayuntamiento de Madrid es de aprox. 4.500 Mill. de euros. Hay una disminución de 340 Mill. por “inversiones reales” y una partida de 600 Mill. por”pasivos financieros” a las que convendría dedicar más tiempo de análisis. Pero me quedo con lo que me parece más significativo: los Gastos de personal ocupan 1.150 Mill. de euros (es decir, la cuarta parte), y los Gastos corrientes en bienes y servicios, llegan a los 1.600 Mill. Entre ambas partidas, pues, se llevan más del 60% del gasto.

El Ayuntamiento es una gran empresa madrileña. Tiene una plantilla de 25.410 personas, y si se añade la de los organismos autónomos adscritos a su estructura (3.260) se llega a los 28.669 puestos de trabajo. Un potencial tremendo, al que hay que asignar funciones correctas, estimular, controlar. Una fuerza difusora de energía sobre la ciudad y, si no se consiguiera convertirlos -total o parcialmente- en aliento expansivo de ilusiones, un freno, una rémora, allí donde transmitieran desánimo, desilusión, reivindicaciones incomprensibles para el resto de la ciudadanía. Por cierto, si no me equivoqué al dividir, con 45.275 euros/año de coste medio por persona, la plantilla del Ayuntamiento de Madrid está relativamente bien pagada.

Hay en la Memoria alguna obsesión con pretensiones justificadoras que se me hace duro compartir. La más áspera de engullir es la preocupación por la “feminización” de las actuaciones, y el replanteamiento de las mismas en relación con el número de hombres y mujeres asignados a cada una. Como tanto Vd. como yo venimos de una época en la que había menos puestos de trabajo total y muchas familias vivían de solo un sueldo, seguro que hemos tenido ocasión de meditar muchas veces que la incorporación de la mujer al trabajo ha supuesto, sobre todo, una ventaja para las empresas (pagan menos por cada función).

No es lugar éste para traer este asunto a discusión, aunque no me dejaré engañar por “las ventajas” de que todos trabajemos de forma asalariada. Hay que investigar aportaciones no remuneradas en dinero a la colectividad y, alcaldesa, Madrid puede encontrar ahí una forma estupenda de dar ejemplo, como una smart city (ciudad inteligente) que saque ventaja de muchos ciudadanos dispuestos a ofrecer su trabajo, su tiempo, su experiencia, a cambio de satisfacción personal y reconocimiento, no de dinero.

Pero sigo con el Presupuesto. De los diferentes Programas previstos para ejecución, se llevan la palma económica unos pocos. Son los dedicados a “personas mayores” con 250 Mill. euros (ayuda a domicilio para las 190.ooo personas en situación de dependencia, de ellos, un 50% mayores de 80 años, y en un 66%, mujeres; centros de día propios y concertados, centros residenciales, etc.); está la “limpieza viaria”, que recibe una aportación de 220 Mill. euros, y las “instalaciones deportivas”, a las que se aplican 115 Mill. En conjunto, se llevan 580 Mill. de euros, que es casi la mitad de lo presupuestado para los Programas en que se desagrega el Gasto (1.260 Mill. de euros en total).

En cuanto a las necesidades asistenciales para lo que se llamaba tercera edad, en la que Vd. y yo nos encontramos de hoz y coz, las perspectivas son fáciles de proyectar. El 20,5 por ciento de la población de Madrid (650.000 personas) tiene hoy más de 65 años; y, como podría decir un vendedor de alarmas, “y creciendo”.

Poca atención parecen merecer, lo que me sorprende, incluso en una situación restrictiva de gasto, pero dada la grave crisis de empleo, las “políticas activas de empleo municipales”. Están dotadas con algo menos de 30 Mill. de euros, que se destinan a cursos de formación. Visto así, y dado que no me creo nada (o muy poco) de las ventajas de formar a la trágala a grupos de desempleados, habrá que felicitarse de que el despilfarro no sean mayor.

Según recoge la Memoria que me estoy permitiendo despiezar, los nuevos contratos laborales registrados de junio de 2014 a junio de 2015 fueron, de manera casi exclusiva, temporales y precarios: camareros y camareras (143.000), peones de transporte (conductores de furgonetas de reparto?) (28.000) y mujeres de la limpieza (sic) (76.000). Paupérrimo balance. En cuanto a indefinidos, se han generado 24.000 empleos en el servicio doméstico, 20.000 puestos de camareros y 6.500 para vendedores. Si alguien no quiere ver hacia dónde vamos, está ciego.

En mi opinión, las mejores políticas de empleo son las que difunden oportunidades empresariales, información estructurada de sectores, líneas de crecimiento económico y de formación de largo alcance, que se desea estimular desde las Administraciones. Siempre, elegidos en cooperación con los sectores empresariales, los centros de formación oficiales y los representante sociales (partidos políticos, representaciones vecinales, ONGs, etc.). Hablar cuesta menos y tiene un efecto multiplicador muy grande.

El Programa de inclusión social previsto pretende evitar, según dice, entre otros riesgos, la “feminización de la pobreza”. Atenderá a algo más de 18.ooo personas, con ayudas que se concentran en apoyos económicos de emergencia, o asignaciones periódicas a mujeres en necesidad. Escasa dotación económica para un problema que parece detectado y en expansión.

El desglose en Programas del gasto puede hacer incurrir en el error de no atender a los conceptos concretos en que se distribuye éste. Por ejemplo, al importante capítulo de la limpieza de la ciudad, se dedican 440 Mill. de euros, -incluyendo 190 Mill. de euros que se asignan al Programa que ya comenté antes-, pero también 135 Mill. de gestión ambiental urbana y 78 Mill. para el Parque Tecnológico de Valdemingómez.

Me gustaría haber tenido espacio para analizar más partidas, pero por dejar algo indicado respecto a los Ingresos del Ayuntamiento, expreso solamente que de los 4.500 Mill. de euros necesarios para el equilibrio presupuestario, 2.700 Mill. de euros (el 60%) son tributarios (y de ellos, el 84%, impuestos directos). Solo que no es cuestión de dejar tratado un tema tan importante con solo una pincelada, por lo que habrá otra carta en la que volveré sobre este asunto y conexos.

Tenga un buen día,

Angel, un ciudadano de Madrid

 

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Tercera carta a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid

6 junio, 2016 By amarias 2 comentarios

Alcaldesa,

Empezaré esta carta con una obviedad. Una ciudad grande, que es también capital de un país con casi cincuenta millones de habitantes y, por tanto, alberga la estructura central del Estado y algunos de los centros de decisión más importantes -en lo empresarial y en lo político-, tiene problemas específicos, aunque también puede disponer de algunas ventajas, que debe saber utilizar.

Conocemos mejor los problemas que las opciones positivas, porque, en eso, los madrileños -como la mayoría de los españoles- estamos orientados hacia la búsqueda de nichos futuros de felicidad, en lugar de afincarnos y disfrutar de los que ya tenemos al alcance.

Después de décadas de vivir en esta ciudad, no dejo de preguntarme cuáles son los principales atractivos de Madrid y cómo ponerlos en máximo valor. ¿Su oferta museística? ¿El Retiro, la Casa de Campo y las variadas zonas verdes? ¿Los edificios con valor arquitectónico o histórico, dispersos por ciudad y, en no pequeña parte, desconocidos? ¿La vitalidad de sus barrios, la lasitud de los comportamientos?

Al lector de esta carta (que, como ya apunté, no puedo imaginar que sea Vd., a pesar de que se la dirijo en el encabezamiento) le interesarán algunas cifras, para situar el contexto.

La Comunidad tiene un PIB anual de 200.000 Mill. de euros (en grandes cifras, el 20% del total español) y alcanza casi los 32.000 euros/cápita. No tengo cifras exactas, y lo lamento, pero de diversas extrapolaciones deduzco que el PIB de la ciudad de Madrid estará próximo a 120.000 Mill. de euros (si aceptamos que el comportamiento medio de la ciudad fuera idéntico al de la Comunidad, y que en ella habitan 3,2 millones de personas, llegaríamos a un PIB de 102.000 Mill de euros).

No tengo que advertir a nadie, y menos a Vd., que Madrid es una ciudad con grandes diferencias de nivel económico. La crisis no solo no parece haber afectado a algunos, sino que se deduciría que los benefició: restaurantes de alta gama, cafeterías abarrotadas en ciertas zonas, salas de fiesta aparatosas, lujosos vehículos circulando con ostentación por la ciudad, mansiones de escándalo, etc., forman parte creciente de un paisaje urbano que señala esa dicotomía.

En fin, vayamos a la esencia. Madrid es una ciudad de servicios (85% de su pib), siendo el turismo uno de los que representan características de estacionalidad y potencialidad de crecimiento más analizadas, aunque, en mi opinión, sin  demasiada claridad respecto a las líneas a adoptar para transformarlo en parte consistente de los ingresos a medio-largo plazo. Se reitera que el turismo ha sido adoptado como uno de los ejes de crecimiento del pib para España, en detrimento de otros, que me han parecido más atractivos, porque tienen una competencia más selectiva, como sería la industria de alto valor tecnológico, la investigación aplicada (en farmacología, biología, materiales, etc).

He escrito en múltiples ocasiones que es hambre para mañana, pues el atractivo de un país o una ciudad como foco turístico depende de factores, en realidad, coyunturales. Qué se le va a hacer, detengámonos en el turismo, pues.

España recibe actualmente cerca de 70 millones de turistas extranjeros, de los que el 7 % recalan en la Comunidad de Madrid (aceptemos que un 80% en la capital), frente al 26% que se deciden por Cataluña.

La pereza periodística y, en general, informativa, para recopilar los datos de forma inteligible con una simple mirada, además de la detectable incoherencia de las fuentes, no permite ofrecer al análisis cifras exactas, sino órdenes de magnitud, y aún éstos, sometidos a reservas. Me quedo, a efectos de esta sencilla exposición, con esta idea: En 2015, Madrid  recibió 11 millones de visitantes, de los que aproximadamente la mitad eran turistas nacionales, y casi una quinta parte de ellos, procedentes de la propia Comunidad de Madrid.

Los ingresos que el turismo deja en Madrid son del orden de 6,5 Mil millones de euros. No es mucho, pues no llega al 5% del PIB de la ciudad, aunque en alguna información leí que alcanza el 7%; en todo, caso, la mitad que en Barcelona, que, con sus 1,8 millones de habitantes, absorbe 12,6 Mil millones de euros. Lejos ambas de Londres (cerca de 18.000) y París (14.700).

Alcaldesa, no tiene por qué creerse estas cifras. Haga que sus colaboradores le brinden las más actuales y fiables. Obtengan un cuadro lo más exacto posible de los ingresos totales en la ciudad, y, en cuanto al turismo, sobre la procedencia de los visitantes, la categoría y ocupación de los establecimientos -no solo hoteleros, también cafeterías, restaurantes, etc. y por zonas- y consiga una distribución aproximada de los ingresos por áreas y por categorías.

Como se trata de movilizar inquietudes efectivas, y no solo de escuchar a los que tienen protestas que formular, es fundamental que se reúna con los gremios. No solo con los representantes empresariales, sino que despliegue sus antenas (las de sus colaboradores) por la ciudad.

¿Qué se necesita mejorar? En mi opinión: la calidad de la oferta gastronómica, la limpieza interior de los locales, la profesionalidad de los empleados, el control de calidad de los productos y su ejecución, la inspección, propia y oficial. Normas hay, pero no se cumplen y solo se cumplirán si se vigila su aplicación y se sanciona con severidad la infracción.

Pero también hay que ayudar a los comerciantes hoteleros en la limpieza de los entornos de sus emplazamientos, en la autorización del cierre de algunas terrazas, en la uniformidad del mobiliario, en la revisión de los carteles y rótulos, en la pintura interior y exterior de las paredes y en la renovación de su mobiliario. También, ayudando a potenciar esas notas tan agradables con saber a antiguo, aunque sean falaces. Estamos en un mundo de fantasías, alimentémoslas.

Lo que le indico para el sector de restauración, o podría también aplicar a la hostelería -revisión de la salubridad de las pensiones, control de las prestaciones, ofertas de habitación no declaradas, etc.- sirve para todos los gremios. El Ayuntamiento debe ayudar a los futuros empresarios, en especial, a los modestos, a que decidan bien. ¿Necesitamos más bares, más mercerías, más peluquerías, más fruterías,…? Mi opinión es que no, y es muy importante analizar la supervivencia de esos hipotéticos negocios productos de la ignorancia respecto al medio y la necesidad de buscar una forma de vida.

Reúnase con representantes de todos los sectores, analice con sus colaboradores -preferiblemente, independientes, no sesgados ideológicamente- qué está pasando en la ciudad y qué se puede hacer para mejorar las expectativas de generación de empleo y riqueza.

No me olvido de las grandes cadenas empresariales que, a la chita callando, han ido ocupando sitio en la ciudad. Reunirse con sus representantes es importante, en un doble sentido. Primero, para conocer cómo piensan, qué orientaciones reciben, quienes son (y para que se sientan próximos a la alcaldía: se evitaría así el grave error -suyo y de sus consejeros- que no consiguiera identificar al presidente de El Corte Inglés, Dimas Gimeno). Segundo, para involucrarlos con la ciudad, hacerlos partícipes de los deseos y expectativas de sus habitantes, engancharlos con Madrid.

No le canso más, alcaldesa. Volveré sobre el tema en otra carta.

Angel, un ciudadano de Madrid

 

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Segunda carta a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid

4 junio, 2016 By amarias Dejar un comentario

Alcaldesa,

Tengo que aclararle, no a Vd., sino a quien se asome a estas líneas creyendo ver el destilado de una oposición crítica a su talante personal, e incluso a su ideología política, que no voy por ahí. La he votado como alcaldesa, sin fijarme en los demás nombres que acompañaban su candidatura. También voté a Angel Gabilondo como mejor candidato, en mi opinión, a la presidencia de la Comunidad, e igualmente, sin parar mentes en el resto de nombres que figuraban en su lista.

Posiblemente que, de haberlo hecho, no hubiera votado a ninguno de los dos. Pero como creo que este país tiene arreglo si conseguimos eliminar la tensión entre generaciones y ponemos en circulación buenas ideas y no simplemente ocurrencias ocasionales, es por lo que emití mi voto de esa manera: un voto de confianza.

Las dudas respecto a que Vd. no pudiera controlar una candidatura tan variopinta, formada masivamente por personas llegadas de la oposición y la protesta sistemática -y no digo que les falten razones concretas, pero les sobran rencores difusos-, se me han ido confirmado con el tiempo. La alcaldía está colapsada, pasa el tiempo y las cosas no arrancan o se corrigen, porque no se toman decisiones.

No es problema suyo, entiendo, porque Vd. no tiene por qué tener Madrid en la cabeza, sino de que no se le trasladan los temas suficientemente estudiados para que se puedan valorar los pros y contras de cada posible actuación, y echar para adelante.

Madrid no puede presumir de ser una ciudad inteligente (smart city, como dicen los pedantes). Más bien, es una ciudad bastante cutre. Entrañable, pero cutre. No hay más que darse una vuelta por la Puerta del Sol o la Plaza Mayor, y asombrarse de la cantidad de personajes estrafalarios que se nos han colado por allí. Hay equilibristas imposibles, Mickey Mauses, guerrilleros del antifaz, carteristas a montón, tenderetes para majas y toreros en los que solo hace falta poner la cabeza…

Esa plaza podía estar en La Paz, en Lima, en Guatemala, Quito, o en cualquier pueblo de las américas con el desarrollo paralizado.  No tiene nada que ver con la transmisión de una esencia culta, europea, de foro de encuentro entre personas para pasarlo bien. Desde luego, el centro de Madrid encuentra su complemento natural con tiendas de recuerdos confeccionados en China, imitaciones grotescas, comida para llevar de tres al cuarto y, eso sí, unos grandes almacenes en donde se puede adquirir de todo, como en cualquier lugar del mundo.

¿Se ha fijado Vd. o alguno de sus asesores -me han hablado muy bien de su hija, Eva Leira, que parece tiene una capacidad de observación excepcional- que, antes de que la manada de turistas se acerque al centro de Madrid, se distribuyen, cada mañana, los disfraces y las plazas que ocuparán las decenas de desarrapados que vestirán todo el día, bajo el atufante calor?

Allá, en los aledaños de las Plazas turísticas, se produce el trasiego en el que se reparten los avíos para desgastados cabezudos, se entregan las mantas que servirán para simular cabras tristes con cabeza de coco, se prepararán los ánimos para acercarse sin descanso a cada infante de paso, haciendo de Pocoyó, Goma Esponja o Popeye. Son ellos, los reyezuelos de la economía sumergida más miserable, los que moverán, quemando su energía por ganarse cuatro euros, los pesados carteles de espalda con el desazonador mensaje de Compro Oro o repartirán con insistencia indomable papeletas de Menú barato, que acabarán tiradas diez metros más tarde sobre el asfalto?

Se que no le parecerá bien, pero lo pregunto aquí, porque no le dirijo la cuestión a Vd.; en todo caso, no solo a Vd. ¿Le parece bien que decenas de jóvenes atletas, con sus saquetas de baratijas al hombro, se desplieguen una y otra vez por la zona, disponiendo con calculado orden sus mercancías falsificadas, actuando como gacelas temerosas que aprovechan los respiros más bien burlones, que les proporciona la vigilancia errática de otros tantos policías municipales? El espectáculo de sus alocadas carreras para salvar el pellejo de la posible incautación de sus mercacías por los guardianes del orden me mueve a tristeza profunda.

Porque Vd., que fue juez, sabe de las condiciones en las que se han autorizado la residencia de esos jóvenes venidos de las profundidades de África, atravesando desiertos y superando barreras de todo tipo. Los tenemos aquí como indocumentados, y no pueden trabajar legalmente, sin otros recursos económicos que lo que consigan de la venta de esas mercancías que les son entregadas en depósito por misteriosos distribuidores (iba a escribir mafias, pero quiero contenerme).

La reforma del art. 270 del Código Penal (Ley Orgánica 5/2010) ha rebajado las penas para quienes venden DVDs, CD y otras mercancías de falsas marcas en la calle con la fórmula consolidada de los top manta, añadiendo dosis de discrecionalidad judicial (el legislador no se atreve a tomar decisiones y traslada el ámbito de la responsabilidad del castigo a la judicatura).  La pena es ahora de seis meses a dos años, y la multa de 12 a 24 meses, que podrá ser sustituida -atendiendo a las características del culpable y a la reducida cuantía del beneficio económico, por una multa de tres a seis meses o trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a sesenta días. Si el beneficio no excede de 400 euros, se castigará el hecho como falta, según el artículo 623.5.

Hay miles de manteros afectados por la legislación anterior, con antecedentes penales que les impedirán conseguir su permiso de residencia; más de un centenar están en la cárcel. Muchos miles , sin duda, andan por la ciudad y por España, emboscados, ocultos, huídos, como si esto fuera una selva.

El número de pobres en las calles, crece día a día. La mayoría, no son españoles. No me importa, desde luego, la nacionalidad, sino su situación de necesidad, la forma en qué tienen resuelto (siempre, mal resuelto) su modus vivendi. A la puerta de cada comercio de mínima entidad, hay un pedigüeño instalado; cada diez metros en las calles principales de Madrid, hay un tenderete con alguien que proclama su necesidad.

La pobreza visible es solo la punta de un iceberg de la miseria, no solo propia, sino del entorno: no pocas de esas gentes vienen, por supuesto, de otros países en los que lo estaban pasando aún peor y están aquí porque lo poco que reciben les compensa. Sin embargo, ¿debemos dejar que la situación se enquiste, mirar hacia otro lado, permitir que crezca o se emponzoñe?

En mi opinión, no. Encarar la cuestión con la intención de corregirla, esto es, superarla, eliminarla, exige, ante todo, tomar consciencia completa de la magnitud del tema. Cuántas personas están afectadas, con qué medios de subsistencia cuentan, en qué condiciones viven. Si tienen hijos, cuáles son las situaciones de escolarización e integración concretas. En todo caso, enterarse de cómo resuelven asuntos tan importantes -además de la manutención y la vivienda- como la de la salubridad, la asistencia médica, la previsión que se imaginan de su futuro personal.

No hay solución en dejarlos solos, a su aire.

Estoy convencido, porque quiero estarlo, que Vd. está preocupada en analizar y encontrar soluciones al problema de la creciente visibilidad de la pobreza en Madrid. Es una cuestión de imagen, sin duda. No veo que haya encontrado su equipo el quid del asunto, porque vamos a peor.

El tratamiento de la pobreza invisible o más oculta lo dejo, si le parece, para otro día, para tratarlo en otra carta.

Un saludo,

Angel, un ciudadano de Madrid

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Carta a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid

3 junio, 2016 By amarias 1 comentario

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Alcaldesa:

Hace unos días, en uno de los cajetines utilizados eventualmente para comunicar informaciones sobre el servicio de transportes en los autobuses urbanos, me encontré con un “Bando de Limpieza de la Alcaldesa de Madrid”, suscrito por Vd.

No tenía fecha, aunque supongo que debió ser emitido hace poco. Como el escrito era largo y los viajeros que se amontonaban en la plataforma me impedían leerlo con la debida atención, aproveché un hueco visual y lo fotografié con mi teléfono inteligente. Así pude enterarme, en la calma doméstica, no ya de su contenido, sino que ahora trato de inferir de su concentrada lectura, tomándolo como muestra de razones más profundas, cuál sería la situación por la que Vd. se encontraba en la necesidad de enviar un mensaje a los madrileños.

¿Ilusionada, inspirada, tal vez, aburrida? Si alguno de esos calificativos encajan parcialmente al tono del escrito, el que más se adecúa es otro: desorientada. Mal asesorada.

Desde luego, el reto que lanza en su escrito es tan ingenuo como imposible: “que nos convirtamos en los ciudadanos más limpios del planeta”. Ni siquiera veo el interés que pueda tener, objetivamente, que la ciudadanía madrileña huela a limpio por las mañanas. ¿Hay detrás un intento de promocionar alguna marca de jabón de tocador o desodorante? Por supuesto, las pituitarias sensibles sufren al ser dominadas por el olor a sudor, fritangas, humos de tubos de escape y calefacción, cuando no restos vegetales en putrefacción, pero la cuestión del aire de Madrid no parece, de momento, con entidad para mover su creatividad literaria.

Lo que Vd. pretende con ese Bando, en el que recuerda al que Tierno Galván, “primer alcalde de nuestra democracia” promulgó con idénticas inquietudes a las que Vd., varias décadas después, vuelve a poner de manifiesto, es que Madrid -los madrileños y los visitantes- corrijan, de una vez por todas, su perniciosa manía de ensuciar. El carismático profesor no lo consiguió y le puedo adelantar que Vd. tampoco lo va a conseguir solo con sus recomendaciones.

Coincido con Vd. que la base de lo que “nos ha pasado”es que menospreciamos lo público, esto es, lo que es de todos. No es, por supuesto, lacra que haya que hacer descansar sobre los madrileños. El desprecio hacia los bienes y valores generales de la colectividad ha pasado a formar parte de nuestra idiosincrasia. Especialmente, con la democracia, que hemos entendido mal y corremos el riesgo de entenderla aún peor.

Me preocupan, como a Vd. y a sus asesores, la actitud de los que tiran colillas en las calles y alcorques, de quienes no recogen cacas de sus perros y de todos aquellos que ensucian a sabiendas el espacio público. No ignoro que se nos han colado en el argumentario colectivo dos perniciosas exculpaciones:  “ya pagamos para que lo  limpien” y  “total, para lo que sirve que yo cumpla, sino nadie lo hace”. Ambas direcciones de falsa dialéctica, muy peligrosas.

Debo llamarle la atención, ante todo, de algo que no es trivial o, al menos, no tan conocido. La limpieza de las calles es, de todas las actividades relacionadas con la recogida de basura, la más intensiva en creación de mano de obra.

¿Qué se necesita para barrer? Una persona pertrechada contra las inclemencias, con bolsas, una escoba, un recogedor y un carrito, moviéndose a pie por las aceras y por sus bordes; en algún caso, manejando un aspirador de hojas, papeles o cualesquiera residuos ligeros.

Fíjese algo más y advertirá, para su consternación, como fue la mía, que buena parte de esas personas que recorren las calles son bastante mayores, próximas a la edad de jubilación o que parecen ya haberla superado. También encontrará mujeres con aspecto de acabar de salir de sus labores domésticas, manejando con brío los trastos de limpiar.

¿Por qué? Sin duda, porque de esa manera las empresas concesionarias reducen sus gastos generales (menores pagos a la Seguridad Social) apremiadas por la necesidad de competir a la baja para llevarse alguna parte del contrato.

No me parece un despilfarro, dado el alto índice de paro que tiene la ciudad, generar un par de cientos de puestos de trabajo -baratos- para recoger la basura que otros ciudadanos más pudientes y harto despreocupados tiran en las calles.

Tampoco creo que se pueda/deba reducir más el coste de la recogida en camiones compactadores, con personal a la carrera desesperada por las aceras, manejando los contenedores a golpes, con el fin de cumplir con los exigentes destajos.

Habrá que enfocar la cuestión en otras direcciones, ¿no?

Porque, lo que si me parece intolerable es que se utilicen los contenedores que, teóricamente, están destinados a recogida selectiva, para que se entreguen a ellos, sin respeto, todo tipo de basuras, y que se dejen a su lado, abandonados como si la intención fuera construir tótem urbanos de la inmundicia, aparatos electrodomésticos estropeados, colchones y muebles viejos, aceites de automóvil usados, etc.

Me parece inaceptable que, en lugares elegidos a comodidad del ciudadano más irresponsable, se amontonen bolsas de basura en la calle, y que allí sigan por semanas.

Me parece insoportable -para mi sensibilidad profesional- asistir, cada día, y varias veces, al espectáculo de ver cómo una legión de pepenadores -al estilo de las ciudades paupérrimas- se dedican a abrir las bolsas de basura depositada en los contenedores, y a recoger, en camionetas desvencijadas, algunas sin matrícula, en cajas abiertas, cartones, restos metálicos o mobiliario (no tengo que hacer esfuerzo para imaginar que con destino a una eventual reventa, en una cadena de miserias de largo alcance subterráneo), poniendo boca abajo, revolviendo a la trágala, dejándolo todo luego abandonado de cualquier manera, contenidos aún de menos valor que el sustraído, cajas y bolsas rotas y culminando así el espectáculo de la dejación, el descontrol y el desorden.

No, Sra. Alcaldesa, esto no se corregirá con palabras. Hay que poner barreras: más formación, más concienciación, más inspección y más multas. Actuando de forma implacable con los que incumplan. También con aquellos encargados de la vigilancia que hagan dejación de su función de control.

Si no le molesta, le voy a escribir varias cartas abiertas. Le escribí ya varias cerradas, dirigidas a Vd., solicitándole entrevistas personales, que no me contestó. No se diferencia en eso Vd. de otros alcaldes y alcaldesas que hubo en Madrid, y los disculpo: puedo comprender que estén muy ocupados: una ciudad es un entramado complejo, vital, arisco…aunque también seductor como ninguno.

Como estoy seguro de que está imbuida de la mejor intención, le voy a dar un consejo de persona a persona, ambos peinando canas de experiencia: no se entretenga con los problemas pequeños. El de la basura es un tema muy visible, pero menor.

Tenemos otros mucho más importantes y, aunque no le corresponda a Vd. resolverlos -¡por favor, Vd. no es la heroína de los cuentos de hadas!- sí le vendría bien conocerlos.

Un saludo

Angel, un ciudadano de Madrid.

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¡Ay, Carmena!

1 abril, 2016 By amarias 1 comentario

Como en mi casa no caben ya más libros, pero las bibliotecas públicas están cada vez más surtidas, sigo leyendo mucho y rápido, pero compro pocos. Uno de los últimos es “Por qué las cosas pueden ser diferentes (Reflexiones de una jueza)” (Ed. Clave Intelectual, 2014). Autora: Manuela Carmena. El ejemplar que tengo corresponde a su 6ª Edición.

La portada es una foto de la alcaldesa actual de Madrid, de pie, con las manos sobre el manillar de una bicicleta que, si la vista y Google no me engañan, es un artefacto de la marca y subespecie Specialized Expedition Sport FR Mujer 2014, accesible por 529 euros. La magistrada-jueza lleva zapatos de tacón, lo que indicaría que no viene precisamente de un paseo por el bosque, y la instantánea está tomada, seguramente, en su casa -se ve el arranque de una escalera de caracol, y hay un cuadro de una joven Manuela, pensativa, con una mirada algo melancólica.

En la imagen más actual, la agarrada a la bicicleta, Manuela mira a la cámara desde arriba, con la inconfundible expresión del que piensa: “A ver si terminas de una vez, que tengo otras cosas que hacer”.

Me apresuro a decir que me cae bien esta señora. La defiendo siempre que ha lugar -y no faltan- porque siento que es de los míos: no hemos hecho nada de relumblón, de eso que el stablishment considera importante (yo, por lo menos, hasta ahora; ella, hasta mayo de 2015), pero lo tenemos currado, y bien curriculado. Manuela Carmena lo cuenta en su libro, con detalles que, si no se tienen puestas las gafas de entender, podrán parecer un tanto triviales, acaso, ñoños. Tal vez, presuntuosos.

Ni hablar. Su vida es una vida muy seria, consistente, coherente de principios a fines. Así me parece, y no la conocía de nada, ni la conozco más que de lo que he leído y visto, de ella y sobre ella. En parte, su vida es la de una pulpesa en sempiternos garajes. Salir viva, incluso de atentados mortales, es un milagro.

La que sería alcaldesa -la primera edición de este libro data de abril de 2014- nos cuenta, al final de sus páginas, que en 2013 constituyó la sociedad “Yayos Emprendedores S.L.” Por si me lee un marciano, yayos son los abuelos, porque la autora quería “transmitir la idea de que los abuelos, los viejos, tenemos una enorme capacidad de emprender, de idear y de inventar”. Y más adelante: “Los viejos emprendedores podemos ser como una especie de puente de todo el causal de nuestras vivencias para los que ahora están comenzando sus propias vidas personales o sociales” (pág, 285).

El libro no tiene desperdicio, y entiendo bien que lleve muchas ediciones. Es una confesión de una campaña persistente, personal, en algunos momentos, íntima, en un campo de batalla. Puede ser tenido por la labor de una mezcla de dama de la Cruz Roja con uniforme de coronela de intendencias. Lo leí con fruición, que es un antídoto estupendo contra la vulgaridad que nos rodea.

Manuela Carmena es de mi partido político. En él militan muchas gentes independientes -no pocos de entre ellos, se consideran centro, pero que no saben lo que son en realidad-,  algunos pertenecen a las derechas prudentes, no pocos vienen de la izquierda consecuente, quedan unos pocos de la izquierda irredenta.

No me importa lo que piensan, sino lo que hacen. No se ponen a discutir lo que hay que hacer, ni se pasan días perfilando puntos de coincidencia que no encuentran en los programas, no se preocupan de colocar a la familia o amigos en los lugares para los que tienen alguna mano. Tratan de agrupar, reunir, sacar lo mejor de los equipos que tienen a sus órdenes; y, aún más curioso, dan pocas órdenes; señalan las rutas con el ejemplo.

Me llamó la atención, en especial, el tratamiento que la jueza-magistrada hace de la observación de la corrupción en la Justicia. Si hay algo más antagónico, supongo, es Justicia-Corrupción.

Hace Carmena un buen análisis de las oposiciones a juez, que compartimos muchos. El esfuerzo por la memorización de temas jurídicos sin conexión con la sociedad, la dura preparación para la oposición como meta y no como salida (el retruécano es mío), la falta de experiencia en la vida real para juzgar, justamente, casos reales, etapas que jalonan un currículum tempranero que superan jóvenes de menos de 30 años para “adquirir seguridad” y que, desde entonces, se ven encumbrados al poder de decidir sobre la vida de los demás.

Pero donde lleva la cesta llena de sembrar asombros a ignorantes es cuando nos cuenta lo que descubrió en su paso por los Juzgados. La tasa PSC (Por si cuela), las ayudas a algunos funcionarios para que se pierda algún expediente, las dietas  oscuras, el reparto “aleatorio” de los asuntos. la asignación de interventores concursales por complicidad.

Es una lástima que no haya pasado por el mundo de la empresa, porque nos hubiera ilustrado, con su desparpajo -el del que está de vuelta y ha sobrevivido- sobre lo que ha tenido que suceder en las relaciones entre las administraciones públicas y los contratistas. Nos ahorraríamos así muchos ayes y manos a la cabeza.

La abuela Carmena está ahora en una nueva batalla, de la que no sé si saldrá un nuevo libro, pero de la que sí deseo que salga, no solo incólume, sino reforzada. No se cuánto lleva analizado de ese Ayuntamiento de Madrid en el que no le faltarán capítulos para llenar con anécdotas. Si tiene tiempo para invitarme a un café con pastas, yo puedo contarle algunas historias enjundiosas.

Y, por favor, que en la próxima portada, se haga fotografiar con zapatillas de deporte, chándal y bicicleta de montaña. No hace falta que sean de marca, basta con que le funcionen dos o tres marchas, que hay mucha oferta de segunda mano.

 

 

 

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La teoría del pacto

25 mayo, 2015 By amarias Dejar un comentario

Los resultados de las elecciones municipales y autonómicas en España en 2015 han servido para poner de manifiesto varias cosas, que los especialistas en analizar a posteriori -lo que tantas veces no han sido capaces de predecir-, se encargarán de remover una y otra vez, sacándole todo el jugo posible.

Como el mayor interés del presente descansa en producir los hilos que sirven de apoyo para construir un futuro mejor, me gustaría compartir algunas reflexiones sobre las consecuencias de los posibles pactos que supondrían alcanzar las mayorías para garantizar lo que se ha dado en llamar “estabilidad de gobierno”.

Desde luego, este análisis debe tener en cuenta la diferente situación que se presenta según se trate de municipios o de autonomías, de acuerdo con la legislación que rige la interpretación de los resultados en los comicios. En los Ayuntamientos, el alcalde electo es el cabeza de la lista más votada, aunque si no tiene la mayoría simple, un pacto entre otros partidos puede suponer que esta coalición post electoral le arrebate la alcaldía, en la votación de investidura.

En Madrid, parece seguro que un pacto entre Ahora Madrid y el PSOE hará a Manuela Carmena alcaldesa de la capital de España, aunque Esperanza Aguirre haya capitaneado la lista más votada, con un concejal más que los conseguidos por esa agrupación controlada por Podemos. El talante conciliador de Carmena, su serenidad como valor personal y los mensajes con irrefutable presunción de sinceridad por los que la candidata expresa su voluntad de tender puentes entre los extremos ideológicos de la ciudad, predisponen a suponer que dará a esta ciudad la dosis de apaciguamiento colectivo que precisa.

Bienvenido sea el pacto, pues, a posteriori de las votaciones, si bien quiero poner de manifiesto que los pactos entre partidos con características ideológicas marcadas no suelen funcionar. No sirven para generar estabilidad persistente durante la legislatura -acaban rompiéndose por los motivos más diversos, incluidos el trasfuguismo de alguno de los representantes- y, sobre todo, tienen el grave riesgo intrínseco de hacer perder la visibilidad de la identidad del partido que ha entrado como minoritario en la coalición, que arriesga por ello el que en las próximas elecciones sea castigado, tanto si las cosas han ido bien como, sobre todo, si han ido mal.

En fin, me apresuro a señalar lo que considero el factor diferencial de Madrid en estas elecciones, y su valor para avanzar en democracia.

Porque creo que el gran mérito de Ahora Madrid y del PSOE en esta jurisdicción no ha sido poner de relieve las diferencias ideológicas, sino el haber hecho pivotar la campaña en dos candidatos de consenso, razonables y serios: Manuela Carmena y Angel Gabilondo.

Ambos serían buenos alcaldes, en cuanto representan el buen sentido plural que debe presidir una sociedad madura y progresista, y en donde el primer regidor, precisamente por vivir el día a día de la ciudad, ha de estar lo más lejos posible de las discrepancias teóricas para atender a la solución de los problemas diarios y la mejora de la población en la que viven.

Como Gabilondo no compite por la alcaldía, ya que figuró en la lista del PSOE para la Presidencia de la autonomía, la posibilidad de que pudiera haber sido ese buen alcalde que Madrid necesita pertenece al terreno de la imaginación. Y en el campo que le compete, no tiene opciones reales de batir a Cristina Cifuentes, a la que, -y lo digo sin solicitar el perdón a mis amigos de la izquierda razonable, ni pretender el aplauso de mis amigos de la derecha liberal-, veo como una potencial buena presidenta de la Comunidad de Madrid, dotada también del sentido conciliador y positivo que necesita esta sociedad vapuleada por la crisis, la corrupción y la incomprensión hacia el que piensa lo contrario, sin saber matizar por qué.

Tendremos en Madrid, pues, si mis previsiones son correctas, dos pactos de signo diferente: PP y Ciudadanos, para aupar a Cifuentes a la Presidencia de la autonomía, y el de Ahora Madrid (con su núcleo en Podemos) y PSOE, para que Carmena sea alcaldesa. Más emoción, casi imposible. La teoría del pacto, puesta a prueba.

 

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