Al socaire

Blog personal de Angel Arias. La mayor parte de los contenidos son [email protected], aunque los dibujos, poemas y relatos tienen el [email protected] del autor

  • Inicio
  • Sobre mí

Copyright © 2023

Usted está aquí: Inicio / Archivo de empleo

Activar la economía con ideas

3 mayo, 2021 By amarias Deja un comentario

Aún sumergidos en el fango de la pandemia vírica, con un Gobierno torpe en ideas aunque excesivo en aparatosidad y una oposición con ganas de tomar el relevo pero sin ofrecer alternativas convincentes, creo legítimo preguntarse qué expectativas tiene España para recuperar el ritmo anterior al colapso económico provocado por el ataque de la Covid 19, una vez que se consiga erradicar con credibilidad el riesgo de contagio, barrer las cifras de mortalidad y abrir las fronteras -comarcales y nacionales- hacia el maná del turismo, que es nuestra única tierra prometida.

No estará de más recordar, para empezar, que a finales de 2019 -antes de que el virus procedente de China nos provocara la mayor convulsión a la economía y a la movilidad y satisfacción personal que conocieron las generaciones de la postguerra-, España estaba aún en recesión. Por tanto, la recuperación de niveles anteriores a la crisis vírica implicará, también, para resultar efectivo y no una engañifla sin perspectivas de duración, enderezar y acelerar el ritmo de crecimiento de la economía.

Labor difícil, si el único empeño consiste en repetir el modelo, aunque se adorne con una panoplia de buenos deseos y falsas oportunidades, empaquetados en el formato de medidas sostenibles, ambientalmente protectoras, apoyadas en nuevas tecnologías de las que en nuestro país somos consumidores y no fabricantes.

Hemos leído hasta la saciedad que se necesita aumentar la productividad y, con la boca más pequeña y desde algunos sectores académicos. que es imprescindible modificar la gran dependencia del turismo (incluido en el término, la hostelería, la restauración, el ocio, etc.) e incrementar el peso industrial en el PIB.

En relación con los fondos comunitarios que deberán ayudar a la reactivación (¡y que deberemos devolver, de una u otra forma!) se discute, sin concretar suficientemente los objetivos, la forma en que esos dineros han de servir para impulsar nuevos proyectos (y no sostener temporalmente a caída de los que están gravemente dañados, tapando sus agujeros contables), servir a la recuperación de las empresas existentes (y no solo favorecer a las multinacionales o a las que tienen capacidad autónoma para revivir y crecer, sino a las pequeñas empresas y autónomos que cumplen una función estratégica para cubrir necesidades de consumo). Poco debate ha habido, si alguno, para decidir si los dineros no deberían canalizarse preferentemente hacia sectores concretos, estratégicos, y no por estar especialmente relacionados con la protección ambiental, o la sostenibilidad, sino por ubicarse en el desarrollo de actividades basadas en las nuevas tecnologías y las que aún están por definir o crear (con el alcance que la imaginación que queramos dar a una terminología tan ambigua).

Con humildad, me atrevo a indicar que no es la productividad lo que hay que impulsar con preferencia, sino la creatividad. La efectiva creatividad. Los españoles tenemos fama de imaginativos, pero nos falta ese paso posterior al proceso mental,  que implica poner en realidad lo que se nos ocurre.

Escribo, por supuesto, con la intención puesta en las ideas que ayuden a crear empleo y riqueza. Para dar ese empujón desde el escenario de las musas al mundo de lo concreto, se necesita, obviamente, dinero, dotar de suficientes medios económicos al creativo y no condenarle definitivamente si fracasa, pues de su empeño depende la mejora de nuestras perspectivas de futuro.

Pero no es suficiente el dinero, porque la realización práctica de una idea -¡y no cualquier idea!-precisa de orientación y conocimientos empresariales, de gestión, de finanzas, de planificación, de mercado. El genio solitario que, con empeño personal es capaz de sacar de la nada una empresa de éxito, pertenece prácticamente al mundo de la ficción. Es, en esencia, una leyenda urbana.

Me parece que las Universidades (en especial, Las Escuelas y Facultades técnicas) y las Academias encargadas de explicar a los discentes el mundo de las oportunidades de negocio -que tanto predicamento han obtenido, por títulos que dan barniz pero raras veces sirven para dar cobertura-, debieran cumplir aquí un papel mucho más relevante que la simple emisión de recetas, lecciones magistrales o casos de empresa que se dan una vez en la vida. Intuyo, por las salidas de la caja negra de los proyectos empresariales salidos de las Universidades y las Escuelas de Negocio, que los egresados no están capacitados o mentalizados para emprender sus propios negocios. Y deberían estarlo, y cuanto antes.

Las propuestas de nuevos emprendimientos debieran venir, a chorros, de los centros educativos de élite. Los docentes -en colaboración y estímulo con sus discentes- deberían poner el énfasis en detectar y proponer proyectos realizables, que impulsaran la creatividad y la voluntad de autoempleo de sus alumnos. Los trabajos de fin de carrera (grado o máster), las tesis doctorales, los equipos de investigación formados en esos centros, deberían orientarse a la detección de oportunidades, proyectos, inventos, aplicaciones que permitan crear nueva empresas o potenciar las existentes.

Puede parecer que la idea no es nueva. Lo es, sin embargo, en cuanto a su realización práctica. Pocas son las directrices emanadas desde las cátedras docentes que respondan, verdaderamente, a ese propósito de aplicabilidad para resolver problemas concretos. Cuando de una cooperación eficaz entre profesores y alumnos surgen proyectos de ese tipo, que generan empresas concretas, hay que felicitar y promocionar, difundiéndolas y dotándolas de medios, esas iniciativas.

Tenemos campos donde actuar: en el desarrollo de nuevos materiales, fármacos y tratamientos médicos más eficaces, productos alimentarios más gustosos (¿qué pasa con la investigación del sabor umami?) y mejor orientados a las necesidades personales (dietas, atención a enfermedades, preferencias, costes, etc.), robots con mayor versatilidad y enfocados a resolver fabricaciones específicas, diseños más atractivos, cómodos y baratos, en la mejora de la rentabilidad de terrenos agrícolas, en la reducción del consumo ineficiente de agua y otros recursos, en la programación de los servicios públicos, la conservación alimentaria, la reducción de costes con incremento de resistencia, aislamiento o cualidades ergonómicas, etc.

Por supuesto, hay mucho que analizar y resolver en la investigación de nuestros recursos naturales, en la preservación ambiental, en el perfeccionamiento del modelo de las ciudades, en el aprovechamiento y estímulo de las capacidades intelectuales de los niños y jóvenes, en el análisis y puesta en práctica de soluciones para mantener activos y eficaces a los colectivos hoy marginados de los sistemas productivos. Etc.

En España hay mucho recurso improductivo, demasiada gente con ganas de trabajar y colaborar en el emprendimiento colectivo que no encuentra momento ni sitio. Hay que saber orientar esa necesidad, superar esas carencias. Es responsabilidad de todos encontrar el método para la incorporación de ese potencial de ideas, esfuerzos, creatividad y ganas que está improductivo.

No, no es solo cuestión de aumentar la productividad. Hay que dar cauce a la creatividad, impulsar la generación de proyectos viables desde el conocimiento de la realidad. La mejora de la enseñanza, la facilitación de medios económicos a los proyectos, la orientación de sectores y necesidades que precisan impulso y satisfacción, son vías necesarias. El impulso a la iniciativa privada y el apoyo público no discriminatorio son factores imprescindibles para que el mundo de las ideas baje al mundo de las realidades.

 

 

Publicado en: Actualidad, Economía, Empleo, Empresa Etiquetado como: agricultura, covid, crisis, economía, empleo, empresas, nuevos materiales, propuestas de activación, tecnología, umami

Propuestas para reactivar la economía desde la experiencia y el conocimiento

8 febrero, 2021 By amarias 2 comentarios

El 10 de febrero, miércoles, a las seis de la tarde, tendremos oportunidad de escuchar algunas ideas sobre “Innovación y Nuevas Tecnologías: Impacto sobre el medio ambiente, la generación de actividad y el empleo”.

El conferenciante será Miguel Arias Bermúdez, director Global de Emprendimiento de Telefónica. El Club Español de Medio Ambiente (el CEMA) organiza el evento.

Se me ocurren dos razones para que el lector se anime a inscribirse para seguir en directo la exposición de Miguel Arias: 1) Lo atractivo del tema; 2) La singular experiencia personal como creador e impulsor de empresas del conferenciante que, además, lleva ya tres años como responsable de la constelación de start-ups de Telefónica.

Yo tengo, además, razones muy especiales: seré, por gentileza de los colegas de la Junta del prestigioso Club, al que pertenezco, el presentador del acto y el moderador del debate posterior y…soy el padre de Miguel.

Para inscribirse como asistente:

https://forms.gle/rkwM1y8VTwNpkMF19

http:/bit.ly/InnovaciónyNuevasTecnologías

Recibirá la confirmación y el enlace para seguir la conferencia.

—-

Nota: Ayer, dando un corto paseo por las orillas del Manzanares, desconocido en su actual abundancia de aguas, divisé, entre los juncos, este mimético avetorillo macho.

Publicado en: Sin categoría Etiquetado como: 10 de febrero, acrividad, CEMA, conferencia, empleo, Innovacion, miercoles, Miguel Arias, nuevas tecnologías, Telefónica

Trayectoria

17 diciembre, 2017 By amarias 3 comentarios

El Colegio de Ingenieros de Minas de Centro de España, con ocasión de la Cena anual de este año, me entregó ayer (16 de diciembre de 2017) la medalla al reconocimiento a la trayectoria profesional. El acto resultó para mí, como el lector amigo puede suponer, honroso y emotivo, y contó con la presencia del Ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Alvaro Nadal.  (1)

Incluyo a continuación el texto que tenía preparado para comunicación de agradecimiento que, como no lo leí, no coincidirá plenamente con lo que estará registrado. Tenía dispuestos, en realidad, dos textos (uno más largo, para la eventualidad de que el Ministro, por alguna obligación sobrevenida, no hubiera podido asistir). Si alguien estuviera interesado en el “texto largo”, se lo enviaré gustoso.

“Autoridades, compañeros y amigos, familia:

Cuando le comenté a una de mis cuatro nietas -seis años- que mis amigos del Colegio me habían dado el reconocimiento a la trayectoria profesional, me preguntó “Abuelo, ¿Qué es eso?” “Es un premio por mi carrera”, le contesté. Se me quedó mirando, asimilando lo que le había dicho. “¡Pero si tú no corres un pimiento!¡Yo siempre te gano!”, me replicó.

Me viene a la cabeza lo que oi decir a Eduardo Haro Tegclen, cuando presentó hace ya años, los premios del café Gijón. Dijo: “Los que fundamos este premio en 1949 habíamos discutido si, antes de dárselo a alguien ajeno, no deberíamos dárnoslo a nosotros mismos.” La Historia dice que no fue así, pero es cierto que a la hora de conceder un premio, tanto si es o no honorífico, se piensa, en primer lugar, en los que tenemos cerca. Por tanto, si alguien necesita ser tranquilizado de por qué me premiaron a mí y no a él, le doy la satisfacción: estos amigos del Colegio de Centro han tenido piedad de mi, de mi estado de enfermo y esperan que, dentro de unos años, cuando estén viejitos, les den el reconocimiento a ellos.

He tratado de inspirarme para estas palabras en otros discursos de agradecimiento. Tuve a la vista alguno de nuestro premio nobel Santiago Ramón y Cajal, del que siempre aprecié no solo su magnífica creatividad, sino su humildad. Cuando le daban un premio, lo recogía como si se disculpara. El recordaba una frase estupenda de Isaac Newton, que escribió: “Llegué lejos porque fui transportado a hombros de gigantes.

Santiago Ramón y Cajal es un ejemplo de perseverancia, constancia en la ejecución de sus trabajos de investigación, a despecho de dificultades, zancadillas y falta de medios. Si me tengo que definir con un par de brochazos, reconozco que soy lo contrario de esa representación. Soy inconstante, todo me atrae, he cambiado de trabajo muchas veces y siempre los he dejado con la impresión de haber abandonado las cosas a medias. Por fortuna, siempre ha habido excelentes continuadores y perfeccionadoras de esa obra inacabada. A ellos quiero, aunque sea sin citarlos, rendir homenaje hoy. Como también quiero rendirlo a la persona que más ha hecho por impulsar mi ánimo, sacrificando su propia carrera. Si del admirado Ramón y Cajal se decía que la mitad de Cajal era su mujer, la mitad de este Arias la sostuvo mi esposa, María Jesús.

Tuve relación con la minería desde niño. La casa familiar tenía los armarios llenos de piedras, pero no porque se coleccionaran. Eran las muestras de las decenas de posibles negocios mineros que mi padre se planteaba, en emprendimientos para los que llenaba páginas y páginas de cálculos en las que, con sus trabajos de laboratorio a partir de muestras tomadas en el campo, nos convertía en millonarios una y mil veces.

La minería no dio dinero, pero sirvió para sacar a la familia adelante, al menos, hasta que se suprimieron los aranceles y faltó capital para pagar el horno importado de Alemania que hubiera hecho competitivo al negocio de mi padre. Eso sí, tuve muchas ocasiones de visitar minas y metalurgias, asistir a coladas de ferromanganeso, ferrotungsteno o ferrosilicio, ponerme el casco de minero cuando apenas era un niño delgaducho y no muy fuerte. Mi primer cubalibre lo tomé con el rey el manganeso, Antonio Domínguez Roldán, con once años, cuando acompañaba a mi padre a visitar unas minas de pirolusita y rodocrosita en Nerva.

Si la vida de cada uno es una novela, en la que el guionista, en buena medida, es uno mismo, la mía, más que una novela de aventuras, es una historia de cambios. De un culo inquieto, vamos.

Algunos de los que me estáis escuchando sois aún jóvenes, y tal vez para ellos tenga sentido apuntar algo así como un consejo. No tengáis miedo a cambiar de ocupación, ni de lugar, ni a quemar vuestras naves. No miréis atrás, mirad hacia adelante, que es la única manera de aprovechar las oportunidades para modificar el entorno de vuestra existencia, Como no tenemos otra, nuestra responsabilidad es hacerla lo más útil para nosotros y los demás, y, sí, también conseguir que sea lo más divertida posible.

Los que me conocéis más, sabéis que una de mis obsesiones es la generación de empleo y riqueza para el desarrollo. Hice mi tesis doctoral sobre este tema hace ya años, trabajé en la Administración pública con ese objetivo y di muchas conferencias y participé en decenas de comisiones y coloquios. Ayudé a poner en marcha muchas empresas, pero cuando me decidí a montar mi propia empresa, monté un restaurante. De aquella aventura, que duró, por supuesto, cinco años -como todas- escribí un libro. “Cómo no montar un restaurante”.

En fin, ya véis que mi trayectoria profesional no ha sido precisamente recta. Está llena de trazos, matizada con algunos sinsabores y, por fortuna, dispone de muchas satisfacciones.

Soy un decidido defensor de la calidad de la enseñanza. Cuanto más exigente, mejor. Cuanto más ancha sea la base de conocimientos, mejor. Por eso, no me preguntaría exactamente si la formación en la Escuela o en la Universidad sirve, en abstracto. El paso por las Escuelas de Ingeniería debe dar, no solo conocimientos, sino ayudar a abrir la mente, preparándola para resolver problemas, cualesquiera que sean.
La realidad de haber superado un proceso de selección, duro, da confianza en uno mismo. Los detalles son lo de menos. Cuando impartía clase de Algebra en la Escuela de Minas de Oviedo, un alumno me preguntó para qué servía el teorema de Kolmogoroff Smirnoff en la vida profesional.

Este teorema es capital. Demuestra que cuando se toma una muestra suficientemente grande de valores de un parámetro de un suceso aleatorio, la función de densidad se aproxima a la distribución normal. Le contesté que aunque pudiera ser, y yo no podía preverlo, que no necesitara aplicarlo nunca, en aquel momento tenía máximo interés para ambos. Para mi, como profesor, me había supuesto unas 500 pesetas, que era lo que me pagaban por la clase. Para él, como alumno, el entenderlo y saber expresarlo con corrección, supondría obtener un punto en el examen trimestral, pues era una pregunta que pensaba incluir.

Yo tuve ocasión de aplicar bastantes veces el teorema. Casi todos los sucesos que nos afectan se aproximan a la distribución normal. Es normal la distribución de esperanza de vida de una población. Es normal la distribución de consumos de agua o electricidad en una ciudad, es normal…

¡Ah, pero también pude comprobar, que en una población aparentemente homogénea suele encontrarse un grupo de comportamientos atípicos que constituyen la excepción. Cuando miramos la distribución de resultados de la variable, aparecen como una segunda joroba. Una campana de Gauss más pequeña, nacida del mismo suceso pero de un comportamiento que mejora o cambia la tónica general. Siempre me han atraído estas segundas jorobas de los sucesos normales. Están formados por los resultados, valga la aparente redundancia, de los que se salen de la normalidad, de los que han apuntado más alto.

Ahí quiero ver a todos los que quieren una España mejor, una ingeniería mejor, una sociedad más justa. No son los que se conforman con lo que hacen los demás, sino que buscan el hueco donde los demás no encuentran más que comodidad y, tal vez, exigencias.

Debemos animar a todos los jóvenes ingenieros, y a toda la juventud, a que trabajen por la excepción, apuntando más alto. Quiero decir a mis colegas, también a los que ya somos mayores, que sigamos buscando la excepción a las curvas de Gauss, y que ayudemos a que los más jóvenes consigan mejores resultados que los nuestros. Y quiero recordar, por supuesto, que el trabajo mejor no es obra de individualidades, sino de colectivos. De gentes que han llegado a hombros de otros.

Por eso, animo a todos los compañeros que no estén aún colegiados, a que lo hagan. Y a los que lo estéis, a que participéis más en las funciones del Colegio. No es cuestión de cuotas ni de ingresos para el Colegio, -que ojalá fuera único, dicho sea de paso-, sino de sumar el máximo de esfuerzos, aupándonos los unos en los hombros de otros. El Colegio es la forma de defender los intereses comunes, ayudar a la formación continua, apoyarnos en las dificultades. Pero, sobre todo, un Colegio profesional, hoy debe tener como objetivo mejorar la sociedad en la que vivimos, convertir sus resultados en una segunda campana de Gauss, que suponga el punto de apoyo para el salto de la situación desde la que se viene.

Dejo aquí mi discurso. Gracias por vuestra atención, y gracias a la Junta del Colegio de Centro, y en especial a su decano Rafa Monsalve, por este reconocimiento. Es inmerecido, admito, pero sabe muy dulce. Además, como mi trayectoria profesional no ha terminado, este galardón le da una dimensión con la que jamás había soñado”

—

(1) Había muchos colegas, y no puedo citarlos a todos, pero sí quiero destacar, además de a Rafael Monsalve y a los colegas de la Junta del Colegio que, por unanimidad, cometieron el dulquérrimo error de distinguirme con el galardón, a José Luis Parra (director de la Escuela de Minas de Madrid), Angel Cámara (decano del Consejo de Minas), Gonzalo Echagüe (decano del Colegio de Físicos), Javier Abajo Dávila (director general de Industria, Energía y Minas de la Comunidad de Madrid), Eloy Ignacio Alvarez Pelegry (catedrático en Orkestra, miembro de la Real Academia de Ingeniería), César Franco (decano de Ingenieros Industriales),…y me detengo aquí, porque debería citar a todos y cada uno de los amigos y amigas que me auparon en la emoción de un pedestal de méritos en los que solo encuentro, como valor, el haber tratado de hacer las cosas lo mejor que pude, y puedo, consciente de que no puedo tanto como me gustaría dar.

—–

Incluyo con el Comentario la fotografía de un longevo castaño del pueblo donde nació mi madre, en Miranda, cerca de la casa familiar. Descanso muchas veces la mente, desde Madrid, recreándome en paseos imaginarios (trasunto de otros muchos reales) por los caminos y senderos de las montañas de esa zona. Hoy no pocos de ellos, escondidos entre la maleza y el implacable avance de la naturaleza para recuperar la libertad de acción en lo que es suyo.

 

Publicado en: Actualidad, Personal Etiquetado como: Alvaro Nadal, angel arias, angel cámara, COIMCE, colegio de ingenieros, Colegio de Ingenieros de Minas, economía, empleo, energía, Gonzalo Echagüe, José Luis Parra, Juanjo Fernández García, minas, Ministro, política, premio, Rafael Monsalve, trayectoria, trayectoria profesional

Emprendimientos

7 diciembre, 2017 By amarias Deja un comentario

El escenario de producción y consumo está cambiando, y a gran velocidad, a escala global y local. Los comportamientos de algunos de los líderes de los mayores (más poblados) ´países del mundo lo prueba con rotundidad, aunque no parece que los jefes de Estado de los países intermedios -incluida la deslavazada actuación postural de la mal llamada (desgraciadamente) Unión Europea-, se estén dando cuenta, pues no se están tomando medidas de ningún tipo, o apuntan en direcciones contradictorias. Al hablar de decisiones equivocadas debo matizar que las estoy pretendiendo valorar en términos socioeconómicos, como más tarde me propongo puntualizar.

Que Donal Trump, Vladimir Putin, o Deng Xiao Ping estén tomando decisiones que interfieren, potenciándolo, con la evolución natural del consumo y producción internos en perjuicio de la globalización de la economía no es gratuito ni improvisado. Detrás de esas actuaciones de política general existe una estrategia de base genuinamente capitalista.

Mi inclusión del presidente chino en el trío está justificada, aunque algunos comentaristas aprecian su defensa de la apertura del comercio internacional, eliminando trabas y aranceles, como genuina; no se puede desconocer que el “gigante asiático”, que ha superado ya a Estados Unidos como potencia en el mundo de la supercomputación y está a punto de hacerlo en todo el amplio campo de la IA (Inteligencia Artificial) está destinado, por voluntad de su Politik Buró y velocidad expansiva,  a ser el Gran Hermano del mundo, y ese dominio no se ejerce desde la metafísica, la religión o la filosofía, sino desde el materialismo.

Sin pretensión de levantarme a altos vuelos con este artículo (no necesito poner de manifiesto mis limitaciones), quiero dedicarlo a la capacidad emprendedora de los denominados “millennials”, entendiendo que ellos son, para muchos analistas, por edad y conocimientos, los actores, y motores, de un posible escenario de cambio. Aunque no estoy utilizando el libro más que como referencia genérica, sirve de introducción al tema el libro “Millennials, La generación emprendedora” (Fundación Telefónica, 2017), que han coordinado Alvarez Monzoncillo y Guillermo de Haro.

Las páginas finales de este trabajo (antes de extraer Conclusiones) se dedican a recoger la entrevista con Henry Jenkins,  provost (rector) y catedrático de la Universidad del Sur de California. Manifiesta en ella unas cuantas reservas con las que estoy de acuerdo, y de las que extraigo algunas: a) profunda sospecha sobre el alcance del concepto de nativo digital, b) la constatación de que estos “nativos” nacieron, y están creciendo,  en una cultura saturada de medios y orientada al consumidor, c) el equívoco de que su lenguaje tiende a borrar el proceso de aprendizaje y concentrarse en adquirir una habilidad concreta, despreciando el mundo on line. d) la tendencia del nativo digital a marginar al inmigrante digital (ya que no a los “iletrados”),despreciando las habilidades y conocimientos de éstos.

Cuando se consideran los factores de éxito de un emprendimiento en un nuevo sector (tecnológico) , la capacidad de innovación es el punto central. Sucede, sin embargo, que no pocas veces la innovación no surge del conocimiento de las diversas opciones existentes en el mercado que se trata de suplir o mejorar, sino de la convicción “a priori” (o por imitación) de que se dispone de una herramienta excepcionalmente eficaz para desarrollar una actividad o un conjunto de ellas.

Analizando someramente (advierto que no dispongo de muchos datos) la tipología del emprendedor en nuevas tecnologías, creo que responde al perfil de un universitario (no siempre egresado, es decir con título oficial), que ha desarrollado una capacidad excepcional para manejar una herramienta del grupo de las TICs (generalmente, combinación de un lenguaje de máquina completo y el apoyo de un entorno potente de comunicaciones), que, actuando solo o en conexión con otros visionarios de los que es amigo, la aplican en la resolución, ventajosa, de una tarea que ya tiene solución analógica, mejorando la misma y ampliando su campo de acción, con base en la potencia de las herramientas digitales.

La etapa de inicio de ejecución del proyecto, alimentada con escasos recursos económicos y una gran ilusión y capacidad de trabajo (hasta obsesiva) no siempre conduce al éxito. Más del 90-95% de los emprendimientos fracasan, bien por estrangulamiento financiero, incapacidad para encontrar la comercialización del producto, o, más frecuentemente, porque otras ofertas del mismo campo brindan una solución más completa y acabada. La competencia por detectar los posibles “embryo giants” por parte de las grandes empresas, particularmente, las transnacionales, y adquirirlos cuando el producto está en fase avanzada, es muy grande, y el ejemplo de otros millenials que han tenido éxito de vender su empresa por cifras muy atractivas, hace crecer la ilusión de un destino dorado para esos emprendimentos.

Al analizar las peculiaridades de la generación emprendedora, el texto de Monzoncillo y Cía , recoge, entre otras opiniones no siempre coincidentes, una advertencia: las habilidades de gestión, y las competencias para seguir desarrollando el producto, son factores que aseguran el éxito posterior…y, superada la etapa de desarrollo, el equipo emprendedor que desarrolló el producto hasta una fase que pueda aceptarse como de “madurez técnica”, debería plantearse la incorporación de un equipo especializado en el gerenciamiento empresarial, que cuente, además con habilidades comerciales.


Un cormorán  moñudo (Phalacrocorax aristotelis) se plantó, jubiloso, acompañado de su pareja (que no figura incluída en esta fotografía), ante mis narices -mejor dicho, ante el objetivo de mi cámara-, ofreciéndome sus habilidades piscícolas. Era una mañana, apenas apuntado el día, de finales de otoño de 2017, en la playa del Arenal d´en Castell de Menorca. Estuve contemplando la escena durante casi una hora, maravillándome de la voracidad del pequeño, que, de vez en cuando, me lanzaba una mirada como reclamando mi aplauso. Estos cormoranes son más pequeños que la especie carbo, y tienen el pico esbelto y amarillo. Me arriesgo a indicar que éste pertenece a la subespecie desmarestii, de pico especialmente amarillo intenso.

Publicado en: Actualidad, Economía, Empresa Etiquetado como: aranceles, crisis, economía, empleo, empresa, estrategia, globalización, Jing-Piao, Putin, sociedad, solidaridad, tecnología, Trump

Porqué en Catalunya: Sexta entrega

3 noviembre, 2017 By amarias Deja un comentario

No es posible emitir un posicionamiento sobre la cuestión catalana haciéndolo descansar únicamente sobre la crítica (o el apoyo) a los fundamentos históricos que sirven a los defensores de la singularidad de ese territorio español para justificar su condición de nación con voluntad popular de independencia.

Se trata, en realidad, de un estado larvado de origen o raíz genuinamente clasista, que ha tenido un desarrollo rápido -en apenas diez años- debido a la coincidencia de varias circunstancias que permitieron desplegar la consciencia popular “de la diferencia”, alimentada y potenciada con nuevos componentes, la mayoría, falaces, hábilmente presentados por los partidos que gobernaban la Región Autónoma. Entre esos eslóganes de fácil memorización y, por tanto, susceptibles de alcanzar la máxima repetición sin precisar de análisis, figuraban en lugar destacado los de “España nos roba” y “el Gobierno de España nos margina y maltrata”.

España y Cataluña se fueron configurando, en un proceso de distanciamiento forzado, lleno de errores, desencuentros y mitos, como dos entidades contrapuestas. En mi modesto repaso a los principales elementos que han hecho estallar el asunto diferencial, hasta situarlo de máxima actualidad, llevándolo a la declaración de independencia, el análisis histórico, incluso distorsionado, no ha sido lo relevante para la movilización popular de los “genuinamente catalanes” frente a los demás españoles.

Los argumentos del catalanismo separatista descansaron, progresivamente, en la alimentación de sentimientos que combinaban la creencia en ser pueblo elegido y perseguido al mismo tiempo. Los portavoces más cualificados atribuían, sin necesidad de explicación, incomprensión ajena del hecho diferencial y caracterizaban al resto de ciudadanos españoles, también sin fundamento demostrable, como beneficiarios globales injustos de la explotación de la superior capacidad, inteligencia y creatividad catalanas.

No fue la Historia la clave separatista. Ha pesado mucho más la economía, -la pela-, y, como hijastra, la deficiente administración de los recursos transferidos, con despilfarros flagrantes, de forma que el gobierno de la Generalitat encontró dificultades serias para mantener algunos servicios con altos niveles de calidad, déficit de gestión que se atribuyó, en la más genuina esencia del buco emisario, por supuesto, “a España”.

El problema creció por ambas partes del pastel. El partido que, durante años, se había arrogado la representación del espíritu catalanista, Convergencia i Unió, consiguió mantenerse en el gobierno de la Generalitat durante décadas, y ofreció siempre un apoyo interesado al partido con implantación en toda España, cuando le faltó a éste mayoría suficiente para formar gobierno central. No importaba el signo ideológico. El intercambio de cromos, nunca inocente, ya fuera con el PP o el PSOE, alimentó la singularidad, despojando al Estado central de capacidad de actuación -¡y control!- en todos los sectores clave.

Faltaba solo poner un nombre al proceso secesionista que consolidara la cualidad de nación independiente, y la oposición constitucional a la revisión del Estatuto, encabezada por el President José Montilla, un iluminado que creía poder dotar asi al PSC-PSOE de una nueva vida, consumó la ruptura entre catalanistas y españolistas. Los primeros sintieron la declaración de anticonstitucionalidad a un par de artículos (y párrafos del Preámbulo) como una agresión. En verdad, la batalla civil estaba planteada con toda crudeza.

La pólvora que estaba sirviendo para explotar los apoyos del Estado en Cataluña, estaba tan bien distribuida y alimentada, que, ni resultó afectado el procés por el descubrimiento de uno de los mayores focos de corrupción desarrollados en España. Un tsunami potencial que afectaba -y el estado de Derecho no ha sido aún capaz de precisar en qué medida-, no ya  al ex Honorable ex President de la Generalitat, Jordi Pujol, a su familia, sino al Partido y a muchos de sus dirigentes. Convergencia y Unión resultó inviable.

El malabarismo político se aceleró. El hoy ex President Artur Mas, que, junto a otros miembros significativos de Convergencia se había reconvertido al Partit Demócrata Europeo Català (PDeCAT), aceptó ceder ser cabeza de fila en la negociación para formar Gobierno después de las elecciones de 2015, para que un oscuro político, Carles Puigdemont, fuera President. Fue necesario el apoyo de dos coaliciones con inocultada voluntad secesionista: la anticonstitucionalista Esquerra Republicana (ERC), y la decididamente antisistema Candidatura d’Unitat Popular (CUP). El apoyo se completó con la seudoconstitucionalista Catalunya Sí que es Pot, que amalgama diputados de variados extractos ideológicos (Podemos, ICV, Esquerra Unida y Equo).

La democracia y la tolerancia permitieron llegar a una situación  aberrante, aunque “legítima”: partidos con un programa claramente anticonstitucional habían alcanzado una mayoría escueta en el Parlament, y estaban decididos a imponer su revolucionario criterio de una forma “pacífica, democrática”, en cumplimiento de un “mandato popular”.

Los diputados de estos partidos, con el apoyo exterior de muchos alcaldes y, significativamente de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (que gobierna en la ciudad con la coalición Catalunya en Comú, que aglutina todos los partidos de Catalunya Sí que es Pot, salvo Podemos) refirmaron y consolidaron el apoyo popular a la secesión. Catalunya libre del yugo opresor de la España antidemocrática era ya más que un proyecto sin futuro.

Al ordenado totum revolutum secesionista se añadieron dos asociaciones de movilización al margen de los partidos oficiales,  Asamblea Nacional Catalana y Ómnium. Una amplia y fiscalmente oscura disponibilidad de fondos, sirvió y sirve para soportar la declaración de independencia del 1 de octubre de 2017. Se programaron, cuidadosamente planificadas, amplias, y de impecable efecto, manifestaciones callejeras. Se expandió, contagioso, el clamor de que la región estaba mayoritariamente por convertirse en un Estado nuevo.

La historia coetánea sigue escribiéndose, aunque con letras desiguales, Ayer, 2 de octubre de 2017, la juez de uno de los Juzgados de Instrucción que conforman el brazo operativo de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, en un Auto prolijo y, en gran parte, por lo que parece, escrito con anterioridad, escrito, sin duda, con plena consciencia de su gran trascendencia política, decidió la prisión provisional del destituido vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, y siete de los ex-consellers.

El estamento judicial no mostró uniforme celeridad ni dureza, mostrando, no ya la independencia judicial, sino la disparidad o falta de homogeneidad de criteros de los magistrados. El mismo día, llamados a declarar, el Tribunal Supremo, concedió una semana más para preparar la defensa a los, también citados como investigados, miembros del Parlament (a los que su aforamiento conduce a ese órgano jurisdiccional). La intervención de la judicatura en el procés, como consecuencia de la aplicación del art. 155, añade -aunque no sorprendentemente- más leña al fuego de las posiciones de desencuentro entre secesionistas y constitucionalistas.

La medida cautelar adoptada con los miembros destituidos del Govern, es, procesalmente, la más dura de las posibles y, por ello, puede calificarse, desde la perspectiva política,  de una incomodidad añadida a la necesaria disminución de la tensión en Catalunya y a la recuperación de la paz social en toda España.

(continuará)

 

 

 

Publicado en: Cataluña Etiquetado como: Cataluña, corrupción, crisis, economía, elecciones, empleo, empresa, españa, estrategia, gobierno, política, programa, Rajoy, responsabilidad, sociedad, solidaridad

Porqué en Catalunya: Cuarta entrega

27 octubre, 2017 By amarias Deja un comentario

Escribo esta Cuarta entrega en un día que aparece como crucial para acelerar, ya que no el desenlace, sí la generación de un máximo de tensión en relación con la declaración de independencia de Cataluña por parte del actual Gobierno de la Generalitat.

Es la mañana del 27 de octubre de 2017, y todos los interesados en el tema que aún no se encuentren saturados por la escenificación del nivel de desencuentro entre las posiciones de ambos gobiernos (central y regional), han podido contemplar ayer lo que parece el último acto antes de la declaración de independencia por el Parlament catalán y la autorización de la aplicación del art. 155 en el Senado de la nación.

La cuestión, es pues, gravísima y no hace falta usar ni una pizca de imaginación para deducir que la salida a la misma no puede resultar ni previsible, ni pacífica, pues el timón de los acontecimientos ha sido trasladado a la calle. Las manifestaciones de los partidarios de la independencia, dirigidos y alentados en Cataluña por personajes con indudable relevancia mediática y carisma personal, han ocupado los espacios públicos (y la TV3), y los lemas se repiten machaconamente, pivotando sobre los términos Libertad, Democracia, Independencia del Estado español, República.

No hay opciones para la discusión parlamentaria ni para la modificación pacífica -es decir, legal, con base en las mayorías cualificadas imprescindibles, necesarias- de aquellos artículos de la actual Constitución española que pudieran ser objeto de revisión. En ningún caso, a tenor de las expresiones de intención de la mayoría de los españoles encuestados y de los partidos que representan la mayoría parlamentaria, esta modificación podría afectar a la forma de Estado (monarquía) ni a la unidad territorial (España es indivisible, reza la Norma Suprema).

Se podría hablar, pues, de modificaciones de  la Constitución actual, en relación, sobre todo, al modelo territorial y al reparto de competencias entgre el estadio Central y las regiones. Algunos, si nos correspondiera opinar con relevancia, defenderíamos la remodelación de las actuales regiones -demasiadas, y muy desiguales-, permitiendo la federación de Comunidades Autónomas, prohibida expresamente por el art. 145, o la agilización, al menos, de la posibilidad de acuerdos o convenios  entre ellas, sometida a la autorización de las Cortes Generales, en el apartado 2 del mismo artículo. El número óptimo de Autonomías o regiones, no debería superar a seis o siete.

Un asunto muy importante es la recuperación de la óptima gestión de los recursos, demoliendo o revisando con espíritu crítico -dimanante del interés general, hoy perdido en el limbo de los intereses partidistas y localistas- la cesión de competencias a las Autonomías. Enormes despilfarros, decisiones de inversión y gestión sin objetivo serio ni coherente, afectan hoy a todos los sectores básicos: enseñanza, comunicaciones, sanidad, etc.  Es imprescindible reconstruir un Estado central fuerte, en beneficio de todos.

Naturalmente, no tengo la menor idea de lo que va a pasar en concreto. Para mí, como para muchos, que vivimos la situación desde fuera de Catalunya, resulta inextricable el cosmos catalán en este momento, una madeja revuelta y enlodada. Seguramente, habrá disturbios importantes en las principales poblaciones catalanes. Con alta probabilidad, se disolverá el Parlament y se encausará a los cabecillas de la insurrección, quizá se detenga a algunos de los más significativos. Las revueltas callejeras producirán heridos, detenidos, y más tensión. Hasta que estalle.

¿Era esto necesario? En absoluto. ¿Tienen legitimidad suficiente los independentistas? Por supuesto que no. ¿Saben a dónde van? Lo dudo. ¿Causan un daño irreparable? Sí, lo han causado y aún lo provocarán en mayor grado, por su voluntad de persistir en el empeño secesionista hasta que la explosión de la situación en la calle, con víctimas directas y colaterales, les obligue a claudicar, y, ojalá, a preguntarse, qué hemos hecho.

¿Por qué en Catalunya? Se ha dado, de forma excepcional, atípica en relación con el momento que se vive en las democracias occidentales, de la connivencia entre dos facciones socio-políticas habitualmente enfrentadas: a) la burguesía medio-alta (proclive a apoyar, sin convicción ideológica, por pura intuición de lo que resultaría mejor para ella, a los analistas  teóricos y aficionados que, en momentos de crisis, critican, sin ofrecer soluciones, cuanto dimane del sistema oficial, y en la que figuran como exponentes cualificados muchos funcionarios, seguidos a ciegas por pensionistas, rentistas y parados)  y b) la izquierda revolucionaria, atenta siempre a movilizar a los descontentos y oprimidos por el sistema dominante, y en la que militan, a la búsqueda de protagonismo, profesores universitarios, licenciados en paro, ecolojetas, visionarios, ilusos, y, por supuesto, por necesidad o convicción, todos cuantos sufren la marginación laboral y personal, que son, desgraciadamente, millones de personas en este momento de crisis (más de 5 millones).

Si, además, sumamos a) la corrupción destapada y puesta a la amplia luz de la sociedad y, en parte, de la justicia, de algunos políticos, empresarios y funcionarios, cuyo máximo exponente es precisamente el actual partido en el gobierno central ; b) la necesidad perentoria de ocultar la pésima gestión y la incuria de no pocos dirigentes catalanes y sus antecesores, incluso como Presidente de la Generalitat o consellers, c) el atractivo para muchos jóvenes sin ocupación de salir a la calle para protestar sobre cualquier cosa y quemar adrenalina (ya que no solo en los campos de fútbol, dándose porrazos con afectos (?) a otros clubes, o contra las fuerzas del orden,  d) la simpatía propia de un modelo de independencia (liberación del yugo opresor) vendido como solución y no como problema desde las instituciones y media locales y e) la presión del vecino, del colega, y de agentes de movilización experimentados y sin especiales escrúpulos para infringir el orden y las leyes…¿qué tenemos?

La destrucción de la armonía, la implantación del caos por un período de tiempo, el triunfo de los depredadores, a costa de los catalanes y del resto de los españoles.

 

 

Publicado en: Cataluña Etiquetado como: Cataluña, corrupción, crisis, economía, elecciones, empleo, empresa, españa, estrategia, ética, gobierno, justicia, Madrid, política, programa, PSOE, Rajoy, sociedad, solidaridad, trabajo

Porqué en Catalunya: Tercera entrega

26 octubre, 2017 By amarias Deja un comentario

Se puede argumentar de muy diversas maneras contra la voluntad independentista del  actual Gobierno de Cataluña, secundada por un porcentaje significativo de catalanes (entendiendo por tales, salvo mejor información censal, los ciudadanos que tienen su actual residencia en la región). Porque, en este escenario de confusión que se ha ido dibujando con precisión de ludópatas, tampoco está bien definido qué significado práctico atribuir al térmico “catalán”, ya que los impulsores del separatismo pretenden que sea ésta una esencia inclusiva de la nacionalidad española, pero excluyente, por lo que no podría ser participada por los demás españoles. Se sería catalán y español pero los españoles no catalanes no tendrían acceso a esa doble nacionalidad.

Si evitamos recurrir a la descalcificación frontal por enajenación colectiva o espejismo ideológico, podría aceptarse como argumento en contrario (sin que ello signifique que se comprenda) que, para esos independentistas potenciales, la idea de separarse del resto de España tiene el atractivo de creer que podrían organizarse mejor, aprovechar con mayor eficacia sus recursos y mejorarían, en fin, su capacidad de maniobra frente a las crisis y su respuesta adaptativa frente al futuro.

Los defensores de la imposibilidad de la separación de Catyalunya, argumentan, fundamentalmente, desde la Ley, el respeto y lealtad institucional, que serían quebrados (lo han sido ya, en realidad) si se incumple la Constitución que expresa, sin ambages, la unidad indivisible del Estado español y su forma de Estado, la Monarquía.

El argumentario antiseparatista se robustece también con previsiones respecto al escenario catastrófico que viviría una Cataluña independiente, contrastando así con la visión idílica de los actuales representantes de las institucones catalanes, algunos historiadores y economistas que ven en un futuro independiente una Arcadia feliz y la liberación del yugo insostenible de una España antidemócrata, represiva, retrógada.

Tienen los independentistas, en alguna parte, razón. El tamaño no debería importar. Ni el territorio, ni la población, o las magnitudes económicos cobran importancia real, por comparación con lo existente. Se encuentran, en el mundo, Estados muy pequeños, algunos por pura conveniencia de las potencias o por caprichos de la Historia y residuo de viejas confrontaciones bélicas. Se ha hecho notar por los historiadores y geógrafos que casi la mitad e los 194 Estados actuales se generaron en el siglo XX. Es decir, no se puede argüir que los Estados son producto de la consolidación de antiguos momentos de exaltación nacional.

Algunos Estados pequeños pertenecen a la Unión Europea, y encajan en el modelo de democracias modernas y estados amigos. Tampoco en este sentido Catalunya independiente puede ser objetable. Malta y Chipre son el ejemplo -rayano en lo ridículo, aunque defendido con orgullo por sus afectados- de Estados diminutos cuyos representantes se sientan con los demás miembros de esa reunión de comerciantes con ilusiones de obtener mayor grandeza. Entre los Estados que componen actualmente la Unión Europea, se incluyen diezpaíses con menor población y territorio que Cataluña.

Los independentistas (y también, algunos teóricos del desarrollo económico), suelen tomar el modelo/ejemplo de Dinamarca.Con un a renta per cápita de 48.400 dólares es un ejemplo atractivo de Estado de medio tamaño que ha sabido utilizar su situación privilegiada ente los grandes, su alto nivel formativo y las capacidades comerciales de sus instituciones públicas y privadas para consolidarse como un Estado próspero yejemplar.

Los separatistas catalanes desean que la Catalunya independiente sea una República. En eso, se separan de la tradición española y del país envidiado (Dinamarca), que son Monarquías. No parece encontrarse en la forma de Estado la raíz sustancial para obtener el  máximo fruto de la actividad económica y social. En este momento, en España, tenemos un monarca muy bien formado, con prestigio internacional, que mejora con amplia ventaja las opciones de sus alternativas no coronadas, tanto en la región catalana como en toda España. Podrá ser opinable, pero, como republicano, me permito repetir esta apreciación una vez más, sin que me duelan prendas.

(continaurá)

Publicado en: Cataluña Etiquetado como: Cataluña, corrupción, crisis, economía, elecciones, empleo, empresa, energía, españa, estrategia, ética, gobierno, justicia, política, programa, PSOE, Rajoy, responsabilidad, sociedad, solidaridad, tecnología, trabajo

Estado social en deterioro (y 3)

17 abril, 2017 By amarias Deja un comentario

El proceso de deterioro del estado social no es específico de España, ya que tiene sus raíces en una maraña de interacciones comunes a todos los Estados occidentales, que el observador no condicionado puede detectar. La situación se puede resumir con pocas palabras: el período de bonanza sirvió para generar posiciones de bienestar que el reajuste de las economías haría imposible mantener, al menos en una o dos décadas. En mi opinión, sin embargo, la incorporación de nuevos elementos de interferencia aumenta el riesgo de que el equilibrio no se recupere nunca, ya que para superar la crisis e impedir que se convierta en sistémica, habría que apelar a una coordinación internacional, lo que resulta pura fantasía especulativa.

Varios son los puntos de preocupación, algunos de los cuales ya he tenido ocasión de exponer en estas notas. A escala local, los modelos de desarrollo que se venían utilizando por las regiones, están provocando graves grietas sociales y económicas. Las han causado ya, pero la situación no se ha estabilizado, y sigue su caída. Como resultado, la clase media, en la que se había hecho descansar el principal logro de las democracias avanzadas, se está rompiendo en decenas de compartimentos. Esta división es dramática, porque se generan nuevos compartimentos estancos de los que no parece posible salir, al menos hacia arriba, ya que solo tienen vía de salida hacia abajo de la escala socioeconómica.

Estos “supervivientes” de la economía, faltos de capacidad de ahorro, condenados a subsistir consumiendo todo cuanto ganan con un trabajo infravalorado, en el que ambos componentes de la pareja -si es el caso- deben contribuir, son zombies de la economía del bienestar. Jamás alcanzarán el nivel de vida de sus progenitores, sus posibilidades de ascenso en la pirámide laboral son prácticamente nulas, y dependen hasta limites de explotación inconcebible, de las decisiones de sus empleadores, temiendo en todo momento perder su puesto de trabajo.

Si recordamos el esquema que las regiones habían adoptado como fórmula salvadora para generar empleo y riqueza en el último cuartil del siglo pasado, los elementos que se habían puesto en valor eran, fundamentalmente, dos:

1) por una parte, se lanzó oficialmente el mensaje de estímulo y, al menos como promesa, de apoyo parcial, a la creación de nuevas empresas, surgidas del autoempleo o de pequeños inversores. Se trataba, se dijo,  de regenerar el tejido industrial desaparecido o gravemente deteriorado por la crisis, y se animó a la generalidad de los ciudadanos, que, en su inmensa mayoría, por supuesto, jamás se hubieran planteado convertirse en empresarios, a que dedicaran su capacidad de ahorro y endeudamiento a iniciar emprendimientos. Se creó así un falso e inestable tejido de empleo y dedicación de recursos con negocios para los que se necesita poca o ninguna capacitación (bares, peluquerías, mercerías, etc.), que, por supuesto, acabaron fracasando en buena parte. Polígonos industriales vacíos, espacios comerciales que “se traspasan” o en permanente “liquidación total” pueblan buena parte de los espacios dedicados a negocios fallidos.

2) Por otra parte, se confió en que la implantación de un par de empresas nuevas, para las que no se regatearon recursos públicos, filiales o participadas de grandes grupos internacionales, sirvieran de germen a una estructura de alto valor añadido y nueva tecnología, como base de activación para el nuevo desarrollo tecnológico que sustituyera a las empresas en crisis. Esos teóricos nuevos gigantes tecnológicos tampoco han cumplido , a su nivel, las expectativas, y se llevaron consigo la parte de león de ls subvenciones y lo mejor de las ilusiones de desarrollo, significando, por otra parte, su fracaso, total o parcial, que subsistieran las necesidades de mantener estructuras obsoletas, allí donde se concentraban sectores afectados por la crisis industrial.

El mimetismo se complementaba con la incorporación de nuevas ofertas de formación técnica, preferiblemente al más alto nivel académico. Todas las regiones quisieron tener sus centros de innovación, sus Universidades tecnológicas, etc. Proliferaron en poco tiempo un maremágnum de centros universitarios que, al haber crecido en proporción inasimilable, lanzaron al mercado laboral a miles de egresados con deficiente calificación y, sobre todo, con exigencias de empleabilidad sin relación con sus capacidades reales y, aún más lamentable, con desconocimiento del papel que un universitario debiera desempeñar en la sociedad bien organizada.

El modelo podría tener atractivo teórico, pero adoleció de los fuertes pilares que hubiera necesitado para sostenerse y crecer. Las empresas multinacionales que se implementaron en las regiones, rara vez consiguieron entroncarse con los centros universitarios, se llevaron, en el mejor de los casos, los mejores egresados a sus plantillas y, por supuesto, crecieron solo lo justo, o acabaron cerrando sin otra explicación que el cambio de coyuntura. Estuvieron y están siempre dispuestas a relocalizarse allí donde la mano de obra más barata, las subvenciones, o un mercado más amplio, ofrezcan ventajas. Los pequeños empresarios ocasionales han perdido, en no poca medida, sus ahorros y están fuertemente endeudados, una vez que han comprobado que su restaurante, cafetería, tienda de regalos, de ropa, etc., no da para vivir. Una gran  mayoría de jóvenes con título universitario muy aparente han debido aceptar trabajo como mileuristas o deambulan sin rumbo entre oposiciones, desánimos o el señuelo de irse al extranjero donde serán mejor valorados.

Y no en último lugar, como restos del momento de bienestar y de la nueva concepción implementada de lo que es la satisfacción, las sociedades han incorporado, como “fuerza laboral” a millones de inmigrantes, que ocupan los puestos aparentemente más bajos de la escala social -atención a ancianos y niños, servicio doméstico, celadores y porteros, dependientes de comercio, etc.-, que se unen, también, a nuevos comerciantes de cercanías igualmente extranjeros, que ofrecen productos de necesidades básicas, y que han desplazado a las antiguas “tiendas de la esquina” (tiendas de todo a cien, fruterías y abacerías, comercios de ropa de muy baja calidad, etc.).

No quiero cerrar estos comentarios sin exponer un mínimo mensaje de esperanza. Es imprescindible revisar el modelo de coordinación regional y atender de manera conjunta a la necesidad de competir en un mundo global, que no quiere decir globalizado. La necesidad de atender, ante todo, a las necesidades propias, ha vuelto la mirada pública hacia la autarquía y la protección de las barreras arancelarias o el apoyo a la industria nacional. Es peligroso, desde luego, y preocupante, advertir cómo el país más rico de la Tierra activa su industria de defensa y vuelca el interés de la ciudadanía hacia la protección de los mercados interiores.

La solución a largo plazo para España no puede venir del turismo, que es incapaz de generar estructuras sólidas a medio plazo, en un país desarrollado. Debemos aprovechar la coyuntura de que los países que pueden ser alternativa real  a las corrientes turísticas estén en guerra o sean incapaces de garantizar la seguridad a los viajeros. Es una situación efímera, que, de considerarse como solución a largo plazo, generará una nueva burbuja explosiva.

Detener el deterioro del estado de bienestar exige una eficaz coordinación de recursos, que evite su despilfarro, aunque lo más importante es promover nuevas vías estables y duraderas de actividad que sustituyan a las que se van cayendo por los avances tecnológicos. El modelo socio económico necesita, no solo disminuir el número de demandantes de prestaciones, controlar los desajustes entre solicitantes y oferentes de fuerza de trabajo para suplir las carencias de servicios (asistenciales, o no), sino, sobre todo, generar la estructura productiva que pueda sostenerlo y, por tanto, permitírselo.


Los machos de patos azulones parecen ser mayoría en relación con la población de hembras y, con frecuencia, se enzarzan en peleas que van más allá de simples demostraciones de fuerza. En los lagos, estanques y estuarios, no es raro ver a grupos de “solteros”, aparentemente pacíficos. Cuando se acerca una hembra, las disensiones se convierten pronto en evidente, y tratan de seducirla con exhibiciones bélicas.

Los azulones que ya tienen pareja la defienden con ardor, no dejando que se acerquen otros machos, manteniendo la cabeza muy alta mientras ella sumerge la suya para alimentarse. Cuando el macho se anima a probar su bocado, y otros andan cerca, y supongo que la hembra aún está en celo, no dudan en probar suerte, situación que, para evitar otros momentos embarazosos, suele romperse con un cambio de aires de la pareja primigenia, volando juntos -el macho siempre a la zaga- a otro lugar más tranquilo.

Publicado en: Sin categoría Etiquetado como: deterioro, empleo, estado social, modelo económico, multinacionales, patos azulones, servicios

Sexta carta a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid

11 junio, 2016 By amarias 1 comentario

Alcaldesa,

Esta será mi última carta, al menos, por ahora. No quiero que se interprete, como algunos de los que se asoman a estas páginas están haciendo, como que defiendo una opción política determinada y que critico su gestión o la de su equipo de Gobierno municipal por ello. No es el caso.

Además, mi actitud personal es conocida por personas de su entorno y se conoce mi disposición permanente a colaborar. Con todas las Administraciones, independiente de su signo ideológico, siempre que sea por la evolución de la sociedad. No tengo por qué justificarme.

Le quiero hablar hoy, en fin, de los ingresos del Ayuntamiento de Madrid. Tomo como punto de partida los Presupuestos de la ciudad. También pretendo aprovechar que el Manzanares pasa por Madrid para expresar algunas ideas acerca de la reactivación de la ciudad en aquellos sectores a los que concedo mejores perspectivas de futuro, a medio plazo.

Ese futuro al que, por nuestra edad, ni Vd. ni yo -mal que nos pese- puede que no alcancemos a ver ni disfrutar pero del que todos debemos sentirnos, en la medida de nuestra capacidad de actuación y dirección, responsables.

Poco se puede hacer con un presupuesto tan exigüo como el de Madrid, y tan comprometido para mejorar la preparación ante ese futuro. Durante una década larga de bonanza (que resultó aparente, pues hubo que pagar la mayor parte de las cuentas atrasadas, y con intereses), se hicieron nuevas infraestructuras viarias sin estudios de rentabilidad y uso, se compraron terrenos y levantaron edificios para dependencias administrativas que luego no fueron trasladadas, se contrató personal o se firmaron contratos de servicios con alegrías que se hicieron rémoras.

Un predecesor suyo que quiso modernizar la ciudad para comodidad de un medio de transporte que el tiempo está próximo a sancionar con crudeza -tal vez con el ojo bizco mirando a Carlos III, “el mejor alcalde de Madrid” (pro cierto: ¿qué le parece que un Rey, con el apoyo de reformistas ilustrados, lleve ese título honorífico, justo antes de la Revolución francesa?)-  Alberto Ruiz Gallardón, invirtió en Madrid 10.000 millones de euros de los que no se disponía, con el ladino principio político de “quien venga detrás, que arree”.

Unos llevan la fama y otros cardan la lana. Tenemos que agradecer -qué cosas- a la sucesora de aquél, Ana Botella, de la saga de los Aznar, que, aguantando el tipo de su incompetencia, bajara esa deuda, a base de inhibición que no precisamente de eficacia gestora, hasta poco más de 4.600 millones. Así que cuando su equipo de “fuerzas del cambio” se hizo cargo de la alcaldía, con la ayuda de un genio de la informática presupuestaria apellidado Sánchez Mato,  al que veo sentado ante un ordenador haciendo simulaciones como loco con un mapa de la ciudad y algunos datos del consumo por áreas del agua y del vino, hizo posible que solo precisara en 2016 dedicar un 12% del presupuesto (560 millones de euros) a la amortización de la deuda, la mitad que lo dedicado en 2015.

Aparte de los impuestos y tasas, la partida más importante de los ingresos de Madrid son las llamadas Trasferencias corrientes, que resultan de la participación en los tributos que recauda el Estado central y de la ayuda por el fondo complementario de Financiación. Para la ciudad, este montante alcanza los 1.420 Mill. de euros, y permanece prácticamente constante desde hace años (depende de la población, de la recaudación total y de fórmulas imaginativas para llegar a una cantidad adelantada que se liquida posteriormente con datos reales, y que ha abierto, por supuesto, una vía permanente de litigio entre las Administraciones).

No me voy a calentar la cabeza (ni la suya) calculando cuánto queda libre por madrileño para inversiones reales en cada Ejercicio. Nada. Podemos encubrir el carácter de las partidas dedicadas a mantenimiento, conservación y renovación presentándolas como inversión, pero la realidad será que si Madrid puede invertir algo (poco) será detrayéndolo de otras necesidades. Y si en época de crisis económica -situación que, no por pesimista, sino por haberlo analizado, considero irrecuperable- se decidiera aumentar los impuestos o tasas, habrá que actuar con sumo cuidado para no provocar mayores desigualdades aún o un airado levantamiento de patas de la clase media, que es la que sostiene en este país, el edificio de la solidaridad.

Permítame lo que parece una boutade, pero saldría con más cuenta ponerse de rodillas ante la presidente del Banco de Santander, entidad que ha declarado 6.000 Mill. de euros de beneficio en 2015, para que movilizase una parte de esa cantidad en Madrid, que hacer elucubraciones sobre cómo rascar unas decenas de euros de un presupuesto de la ciudad para acometer nuevas inversiones. Teniendo ya detectadas bolsas de miseria y precariedad tan importantes, y contando con la presión tabanera de los movimientos sociales, cualquier dinero que pueda reajustar a base de encaje de bolillos, entre partidas, desaparecerá en su mayor parte en el camino intrincado que va desde el estudio de oportunidad hasta las áreas de necesidad.

Incluso los 725 millones de euros de beneficio en 2015 declarados por ACS, propiciarían más de una charla con Florentino Pérez, que podría servir, de paso, para convencerle de la necesidad social de que dedicara a actuaciones conjuntas los casi 60 millones de euros de beneficio que prevé en la temporada actual ese gran club que lleva el nombre de la ciudad por el mundo y, de paso, que tome ejemplo de equipos más modestos que no necesitan fichar a atletas de museo que cobran como dioses para divertir al personal.

¿Líneas de futuro para la ciudad? Creo que nadie como el Ayuntamiento con mayor poder de convocatoria como para reunir a un grupo de analistas, empresarios, profesores, economistas, informadores, etc., para que debatan sobre el impulso conveniente a la ciudad. La Universidad sería uno de esos ejes, en efecto, aunque hay que revisar tanto la composición como los resultados de su Consejo Económico Social. Queremos ver sus conclusiones.

La CEOE sería otro eje de aportación de iniciativas e ideas: hay que estudiar, con decisión y transparencia, qué se imaginan como desarrollo para Madrid: ¿más restaurantes? ¿espacio para zonas comerciales y de ocio? ¿intensificación en la formación en fontanería, cocina y jardinería? ¿aumento de la productividad laboral con incremento de la amenaza al despido?…tal vez…¿ayudas a la rehabilitación energética de edificios? ¿inversiones públicas de apoyo a los sectores en situación delicada? ¿mayores incentivos a la investigación aplicada?

Mi propuesta es mucho más sencilla: transparencia y honestidad ante los demás agentes sociales.

No faltarán bancarios a las  reuniones: ellos deben saber dónde circula el dinero y a qué huele. Ni, claro, dejarán de estar invitados: asociaciones de vecinos y padres, ni representantes de partidos políticos, ni empresarios autónomos, portavoces de colegios profesionales, responsables de enseñanza pública y privada, gerentes de Hospitales, responsables de oficinas de desarrollo local y de empleo, etc.,

Me apunto, si me lo permite. Y, si no molesta a nadie, me apunto también para invitar, si nadie quiere hacerlo, eso sí, amablemente, a que ceda su sitio a otro, si alguno de los convocados en primer lugar no aporta nada, y solo se contenta con calentar su silla y tomar notas.

Necesitamos gentes que, en el plato común de los huevos con chorizo, aporten tanto un ingrediente como otro, aunque merecen mucho más respeto los que entreguen parte de su esencia, se comprometan.

Tambié le doy una pista de por dónde van a ir los tiros del futuro, aunque seguro que pensó Vd. o alguien de su equipo más de una vez en ello.

No son buenas noticias. Habrá más necesidades y será cada vez más difícil sostener el estado de bienestar. Qué digo: imposible. Habrá menos trabajo a repartir, de más cualificación y más apuntados a los beneficios sociales. El número de empleos destinados al servicio asistencial o de terceros dependerá, exclusivamente, de la fortaleza y cuantía de los empleos de alto nivel.

Madrid precisará, por tanto, conectarse -de verdad, no de mentirijillas, desarrollando toda una red de interacción- con la élite mundial del desarrollo tecnológico (en biomedicina, en nuevos materiales, en robótica, aviónica, farmacia, biotécnica, etc.) o no será más que una ciudad en rápido retroceso y con graves tensiones sociales.

Confío bastante en la Universidad y en la colaboración con las empresas, si bien dándole un giro sustancial. Tan sustancial que o se consigue incorporar como catedráticos y profesores a gentes con verdadera experiencia empresarial, aunque no sean doctores ni hayan tenido currículum docente, o la Universidad no saldrá de su círculo vicioso.

Hay que conseguir que los egresados universitarios sepan cómo crear empresas. Las tesis doctorales han de tener aplicación práctica, no responder a una reproducción harto endogámica y sin destino extraacadémico. En este sentido de activación, me parece notable el modelo de la Politécnica de Catalunya. ¿Lo conoce?.

No niego que en Madrid seguirá habiendo un hueco para la sociedad de servicios, y se mantendrá, en competencia dura, como foco turístico (sobre todo, interior), pero…el espacio para esas actividades tiene una tendencia de cuarto menguante.

Me alegra haberla conocido, alcaldesa. Sí, ahora que lo pienso, también estoy muy satisfecho de ser como soy.

Angel, un ciudadano de Madrid

 

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: alcaldesa, carta, empleo, ideas, Madrid, Politécnica, presupuesto, Sanchez Mato, Universidad

Tercera carta a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid

6 junio, 2016 By amarias 2 comentarios

Alcaldesa,

Empezaré esta carta con una obviedad. Una ciudad grande, que es también capital de un país con casi cincuenta millones de habitantes y, por tanto, alberga la estructura central del Estado y algunos de los centros de decisión más importantes -en lo empresarial y en lo político-, tiene problemas específicos, aunque también puede disponer de algunas ventajas, que debe saber utilizar.

Conocemos mejor los problemas que las opciones positivas, porque, en eso, los madrileños -como la mayoría de los españoles- estamos orientados hacia la búsqueda de nichos futuros de felicidad, en lugar de afincarnos y disfrutar de los que ya tenemos al alcance.

Después de décadas de vivir en esta ciudad, no dejo de preguntarme cuáles son los principales atractivos de Madrid y cómo ponerlos en máximo valor. ¿Su oferta museística? ¿El Retiro, la Casa de Campo y las variadas zonas verdes? ¿Los edificios con valor arquitectónico o histórico, dispersos por ciudad y, en no pequeña parte, desconocidos? ¿La vitalidad de sus barrios, la lasitud de los comportamientos?

Al lector de esta carta (que, como ya apunté, no puedo imaginar que sea Vd., a pesar de que se la dirijo en el encabezamiento) le interesarán algunas cifras, para situar el contexto.

La Comunidad tiene un PIB anual de 200.000 Mill. de euros (en grandes cifras, el 20% del total español) y alcanza casi los 32.000 euros/cápita. No tengo cifras exactas, y lo lamento, pero de diversas extrapolaciones deduzco que el PIB de la ciudad de Madrid estará próximo a 120.000 Mill. de euros (si aceptamos que el comportamiento medio de la ciudad fuera idéntico al de la Comunidad, y que en ella habitan 3,2 millones de personas, llegaríamos a un PIB de 102.000 Mill de euros).

No tengo que advertir a nadie, y menos a Vd., que Madrid es una ciudad con grandes diferencias de nivel económico. La crisis no solo no parece haber afectado a algunos, sino que se deduciría que los benefició: restaurantes de alta gama, cafeterías abarrotadas en ciertas zonas, salas de fiesta aparatosas, lujosos vehículos circulando con ostentación por la ciudad, mansiones de escándalo, etc., forman parte creciente de un paisaje urbano que señala esa dicotomía.

En fin, vayamos a la esencia. Madrid es una ciudad de servicios (85% de su pib), siendo el turismo uno de los que representan características de estacionalidad y potencialidad de crecimiento más analizadas, aunque, en mi opinión, sin  demasiada claridad respecto a las líneas a adoptar para transformarlo en parte consistente de los ingresos a medio-largo plazo. Se reitera que el turismo ha sido adoptado como uno de los ejes de crecimiento del pib para España, en detrimento de otros, que me han parecido más atractivos, porque tienen una competencia más selectiva, como sería la industria de alto valor tecnológico, la investigación aplicada (en farmacología, biología, materiales, etc).

He escrito en múltiples ocasiones que es hambre para mañana, pues el atractivo de un país o una ciudad como foco turístico depende de factores, en realidad, coyunturales. Qué se le va a hacer, detengámonos en el turismo, pues.

España recibe actualmente cerca de 70 millones de turistas extranjeros, de los que el 7 % recalan en la Comunidad de Madrid (aceptemos que un 80% en la capital), frente al 26% que se deciden por Cataluña.

La pereza periodística y, en general, informativa, para recopilar los datos de forma inteligible con una simple mirada, además de la detectable incoherencia de las fuentes, no permite ofrecer al análisis cifras exactas, sino órdenes de magnitud, y aún éstos, sometidos a reservas. Me quedo, a efectos de esta sencilla exposición, con esta idea: En 2015, Madrid  recibió 11 millones de visitantes, de los que aproximadamente la mitad eran turistas nacionales, y casi una quinta parte de ellos, procedentes de la propia Comunidad de Madrid.

Los ingresos que el turismo deja en Madrid son del orden de 6,5 Mil millones de euros. No es mucho, pues no llega al 5% del PIB de la ciudad, aunque en alguna información leí que alcanza el 7%; en todo, caso, la mitad que en Barcelona, que, con sus 1,8 millones de habitantes, absorbe 12,6 Mil millones de euros. Lejos ambas de Londres (cerca de 18.000) y París (14.700).

Alcaldesa, no tiene por qué creerse estas cifras. Haga que sus colaboradores le brinden las más actuales y fiables. Obtengan un cuadro lo más exacto posible de los ingresos totales en la ciudad, y, en cuanto al turismo, sobre la procedencia de los visitantes, la categoría y ocupación de los establecimientos -no solo hoteleros, también cafeterías, restaurantes, etc. y por zonas- y consiga una distribución aproximada de los ingresos por áreas y por categorías.

Como se trata de movilizar inquietudes efectivas, y no solo de escuchar a los que tienen protestas que formular, es fundamental que se reúna con los gremios. No solo con los representantes empresariales, sino que despliegue sus antenas (las de sus colaboradores) por la ciudad.

¿Qué se necesita mejorar? En mi opinión: la calidad de la oferta gastronómica, la limpieza interior de los locales, la profesionalidad de los empleados, el control de calidad de los productos y su ejecución, la inspección, propia y oficial. Normas hay, pero no se cumplen y solo se cumplirán si se vigila su aplicación y se sanciona con severidad la infracción.

Pero también hay que ayudar a los comerciantes hoteleros en la limpieza de los entornos de sus emplazamientos, en la autorización del cierre de algunas terrazas, en la uniformidad del mobiliario, en la revisión de los carteles y rótulos, en la pintura interior y exterior de las paredes y en la renovación de su mobiliario. También, ayudando a potenciar esas notas tan agradables con saber a antiguo, aunque sean falaces. Estamos en un mundo de fantasías, alimentémoslas.

Lo que le indico para el sector de restauración, o podría también aplicar a la hostelería -revisión de la salubridad de las pensiones, control de las prestaciones, ofertas de habitación no declaradas, etc.- sirve para todos los gremios. El Ayuntamiento debe ayudar a los futuros empresarios, en especial, a los modestos, a que decidan bien. ¿Necesitamos más bares, más mercerías, más peluquerías, más fruterías,…? Mi opinión es que no, y es muy importante analizar la supervivencia de esos hipotéticos negocios productos de la ignorancia respecto al medio y la necesidad de buscar una forma de vida.

Reúnase con representantes de todos los sectores, analice con sus colaboradores -preferiblemente, independientes, no sesgados ideológicamente- qué está pasando en la ciudad y qué se puede hacer para mejorar las expectativas de generación de empleo y riqueza.

No me olvido de las grandes cadenas empresariales que, a la chita callando, han ido ocupando sitio en la ciudad. Reunirse con sus representantes es importante, en un doble sentido. Primero, para conocer cómo piensan, qué orientaciones reciben, quienes son (y para que se sientan próximos a la alcaldía: se evitaría así el grave error -suyo y de sus consejeros- que no consiguiera identificar al presidente de El Corte Inglés, Dimas Gimeno). Segundo, para involucrarlos con la ciudad, hacerlos partícipes de los deseos y expectativas de sus habitantes, engancharlos con Madrid.

No le canso más, alcaldesa. Volveré sobre el tema en otra carta.

Angel, un ciudadano de Madrid

 

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: alcaldesa, carmena, empleo, empresa, generación, Madrid, turismo

  • 1
  • 2
  • 3
  • Página siguiente »

Entradas recientes

  • Por unos cuidados más justos
  • Quincuagésima Segunda (y última) Crónica desde Gaigé
  • Quincuagésima primera Crónica desde el País de Gaigé
  • Cuentos para Preadolescentes (6)
  • Cuentos para preadolescentes (5)
  • Cuentos para preadolescentes (4)
  • Cuentos para Preadolescentes (3)
  • Quincuagésima Crónica desde el País de Gaigé
  • Cuentos para preadolescentes (2)
  • Cuentos para preadolescentes
  • Cuadragésima Nona Crónica desde el País de Gaigé
  • Muerte de un Papa
  • Cuadragésima Séptima Crónica desde el País de Gaigé
  • 2022: Momento de un Balance
  • Cuadragésima Sexta Crónica desde el País de Gaigé

Categorías

  • Actualidad
  • Administraciones públcias
  • Administraciones públicas
  • Ambiente
  • Arte
  • Asturias
  • Aves
  • Cáncer
  • Cartas filípicas
  • Cataluña
  • China
  • Cuentos y otras creaciones literarias
  • Cultura
  • Defensa
  • Deporte
  • Derecho
  • Dibujos y pinturas
  • Diccionario desvergonzado
  • Economía
  • Educación
  • Ejército
  • Empleo
  • Empresa
  • Energía
  • España
  • Europa
  • Filosofía
  • Fisica
  • Geología
  • Guerra en Ucrania
  • Industria
  • Ingeniería
  • Internacional
  • Investigación
  • Linkweak
  • Literatura
  • Madrid
  • Medicina
  • mineria
  • Monarquía
  • Mujer
  • País de Gaigé
  • Personal
  • Poesía
  • Política
  • Religión
  • Restauración
  • Rusia
  • Sanidad
  • Seguridad
  • Sin categoría
  • Sindicatos
  • Sociedad
  • Tecnologías
  • Transporte
  • Turismo
  • Ucrania
  • Uncategorized
  • Universidad
  • Urbanismo
  • Venezuela

Archivos

  • febrero 2023 (1)
  • enero 2023 (12)
  • diciembre 2022 (6)
  • noviembre 2022 (8)
  • octubre 2022 (8)
  • septiembre 2022 (6)
  • agosto 2022 (7)
  • julio 2022 (10)
  • junio 2022 (14)
  • mayo 2022 (10)
  • abril 2022 (15)
  • marzo 2022 (27)
  • febrero 2022 (15)
  • enero 2022 (7)
  • diciembre 2021 (13)
  • noviembre 2021 (12)
  • octubre 2021 (5)
  • septiembre 2021 (4)
  • agosto 2021 (6)
  • julio 2021 (7)
  • junio 2021 (6)
  • mayo 2021 (13)
  • abril 2021 (8)
  • marzo 2021 (11)
  • febrero 2021 (6)
  • enero 2021 (6)
  • diciembre 2020 (17)
  • noviembre 2020 (9)
  • octubre 2020 (5)
  • septiembre 2020 (5)
  • agosto 2020 (6)
  • julio 2020 (8)
  • junio 2020 (15)
  • mayo 2020 (26)
  • abril 2020 (35)
  • marzo 2020 (31)
  • febrero 2020 (9)
  • enero 2020 (3)
  • diciembre 2019 (11)
  • noviembre 2019 (8)
  • octubre 2019 (7)
  • septiembre 2019 (8)
  • agosto 2019 (4)
  • julio 2019 (9)
  • junio 2019 (6)
  • mayo 2019 (9)
  • abril 2019 (8)
  • marzo 2019 (11)
  • febrero 2019 (8)
  • enero 2019 (7)
  • diciembre 2018 (8)
  • noviembre 2018 (6)
  • octubre 2018 (5)
  • septiembre 2018 (2)
  • agosto 2018 (3)
  • julio 2018 (5)
  • junio 2018 (9)
  • mayo 2018 (4)
  • abril 2018 (2)
  • marzo 2018 (8)
  • febrero 2018 (5)
  • enero 2018 (10)
  • diciembre 2017 (14)
  • noviembre 2017 (4)
  • octubre 2017 (12)
  • septiembre 2017 (10)
  • agosto 2017 (5)
  • julio 2017 (7)
  • junio 2017 (8)
  • mayo 2017 (11)
  • abril 2017 (3)
  • marzo 2017 (12)
  • febrero 2017 (13)
  • enero 2017 (12)
  • diciembre 2016 (14)
  • noviembre 2016 (8)
  • octubre 2016 (11)
  • septiembre 2016 (3)
  • agosto 2016 (5)
  • julio 2016 (5)
  • junio 2016 (10)
  • mayo 2016 (7)
  • abril 2016 (13)
  • marzo 2016 (25)
  • febrero 2016 (13)
  • enero 2016 (12)
  • diciembre 2015 (15)
  • noviembre 2015 (5)
  • octubre 2015 (5)
  • septiembre 2015 (12)
  • agosto 2015 (1)
  • julio 2015 (6)
  • junio 2015 (9)
  • mayo 2015 (16)
  • abril 2015 (14)
  • marzo 2015 (16)
  • febrero 2015 (10)
  • enero 2015 (16)
  • diciembre 2014 (24)
  • noviembre 2014 (6)
  • octubre 2014 (14)
  • septiembre 2014 (15)
  • agosto 2014 (7)
  • julio 2014 (28)
  • junio 2014 (23)
  • mayo 2014 (27)
  • abril 2014 (28)
  • marzo 2014 (21)
  • febrero 2014 (20)
  • enero 2014 (22)
  • diciembre 2013 (20)
  • noviembre 2013 (24)
  • octubre 2013 (29)
  • septiembre 2013 (28)
  • agosto 2013 (3)
  • julio 2013 (36)
  • junio 2013 (35)
  • mayo 2013 (28)
  • abril 2013 (32)
  • marzo 2013 (30)
  • febrero 2013 (28)
  • enero 2013 (35)
  • diciembre 2012 (3)
febrero 2023
L M X J V S D
 12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728  
« Ene