Al socaire

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Resopón electoral

27 mayo, 2019 By amarias Deja un comentario

El resopón, según mi escasa cultura festivalera, es el tentempié que se sirve en una celebración postinera, avanzada la madrugada, para sostener los ánimos de quienes aguantan en pie, danzando o libando alcoholes, después de haber disfrutado de una copiosa cena. Las vituallas sólidas se abandonan en bandejas sobre las ménsulas laterales que circundan el bullicio festivalero, y los bailones y borrachines (o ambos) se acercan, para engullir atropelladamente lo que les viene a sus ganas.

El 26 de mayo de 2019 los españoles hemos sido convocados nuevamente a las urnas, apenas un mes después de haber decidido un mapa de resultados electorales de compleja lectura, para votar quienes deseamos que nos gobiernen en lo local, en lo autonómico y, ya en clave mayestática, nos representen en la Unión Europea.

He aguantado en la noche electoral hasta que se me cerraron los ojuelos de puro empacho visual, y me leí hoy, bien de mañana lo que dicen los periódicos sobre el mapa que compusieron los votos. Por supuesto, también contemplé la información con los comentarios radiofónicos de analistas del panorama.

Si existe un corpus colectivo que guía nuestros destinos, una especie de fatos invisible que hace compendio de los deseos más variopintos de los españoles, me atrevo a interpretarlo diciendo que estamos en la fase oscura. Es cierto que en algunas alcaldías -pongo como ejemplo paradigmático la ciudad de Vigo, en la que disfruté algunos de mis mejores años- ha vuelto a ganar el edil con más proximidad al pueblo. Como los vigueses pasan por ser de los más complicados seres que pueblan nuestra piel de toro, que Abel Caballero haya alcanzado casi el 70% de los votos -he leído que atiende a todos y “si le pides una silla, te la pone”-, el triunfo del ex ministro socialista puede ser calificado de apoteósico.

Por el contrario, en los feudos sociatas de la capital de España, los socialistas lloran su descalabro. Pepu Fernández, el aplaudido entrenador de la selección de baloncesto en su momento, ha atraído pocos más votos que los de su propia familia. Angel Gabilondo, a pesar de su carisma personal, tampoco ha conseguido vencer la resistencia del clan de la derecha en Madrid que, contra pronósticos y previsiones, tiene concejales y diputados regionales para desbancar a superManuela y  recoger el bastón regional de la mano dimisionaria de Angel Garrido para dársela a la exótica Díaz Ayuso, que se vería acompañada de Martínez Almeida como máximo regidor de la alcaldía.

¿Y si no fuera así, tal como se dibuja el panorama de acuerdo con los eslóganes y refriegas del camino preelectoral? Ciudadanos, el partido de Albert Rivera y la desaparecida Inés Arrimadas, debiera tener algo que decir. Su línea profiláctica contra “el PSOE de Sánchez” se resquebraja internamente (imagino, pues no conozco a todos sus votantes), al abandonar la posición de centro liberal, con guiños incluso socialdemócratas, para caer en una alianza tóxica con el partido de Abascal y Smith, que han recogido todos los enseres que tiró, por contaminantes, el partido de Casado.

He escrito muchas veces que a España le vendría bien abundar en coaliciones de gobierno, especialmente entre partidos que ha defendido programas (más bien, pues programas no he visto muchos, ideas o eslóganes) contrapuestos. Me gustaría ver que ese movimiento de colaboración para mejorar el conjunto, arrimando hombros, se produce en aquellos municipios, diputaciones y gobiernos regionales en donde nadie alcanzó la mayoría suficiente para gobernar en solitario; y que se realicen sin reparar en líneas rojas, enemistades personales o programas viscerales que no pueden tener viabilidad en un mundo en progreso civilizado.

Me parece que, por su parte, Pedro Sánchez va a tener que gobernar en solitario, con una minoría que le obligará a mirar a uno y a otro lado si quiere convertir en viables sus propuestas. Acabo de escuchar que va a cenar con Macron (descalabrado en las elecciones francesas, superado por el partido de Marie Le Pen). ¿Será posible que pueda encontrar más entendimiento y sintonía personal en el terreno galo con alguien que, teóricamente, está en otro espectro ideológico, que en su propio país?

Que la incertidumbre del futuro les ilumine, señores elegidos, para que consigan guiarnos por el camino del progreso, seleccionando, como el pueblo llano ha hecho con Vds., la combinación que ha creído más conveniente para reflejar los ideales e intereses de cada uno. Y, sobre todo, no deshagan lo hecho, no vuelvan atrás. Prosigan.

 

Publicado en: Actualidad, Sociedad Etiquetado como: Abascal, Almeida, Ayuso, carmena, Casado, elecciones, Gabilondo, Garrido, Macron, partifdos, Pedro Sánchez, PSOE, resopón

Ya vale

16 octubre, 2018 By amarias Deja un comentario

Nos resultará difícil emerger del mar de anécdotas, simplezas, trampas. Por aquí y por allá, proviniendo de gentes a las que pagamos entre todos (fórmula estándar que, de puro manosearla, ya hasta hiede), se nos cruzan en el campo de las ideas, dedos que señalan y, cuando les seguimos la pista, vemos que no se dirigen ni a la luna ni a ningún objetivo que interese, sino a otro dedo.

No me importa, desde luego, dilucidar si Sánchez utilizó textos ajenos para aumentar el tamaño de su tesis, porque le concedo mérito ya de principio, al dedicar más de dos años para sacar algo en limpio de un tema tan coriáceo para introducir la pica de la investigación original como “Innovaciones de la diplomacia económica española”. Estoy seguro que más de la mitad de los trabajos de tesis se han ido por el canal de la tolerancia universitaria sin aportar nada nuevo a la ciencia mundial.

Así que. en lugar de unirme a los que disparan contra el presidente de Gobierno por la débil inspiración académica de su trabajo, me salgo del tumulto para recapacitar en otro coro, que espero no se vea como corifeo.

¿Es importante tener un presidente de Gobierno laureado por alguna Universidad con un título que solo sirve en el escalafón docente? No. Si el título, anómalamente, concede prestigio social, es otra historia, pero no será por ello por lo que elegiremos a quien nos gobierne. Al menos, a mi, y ojalá que a la mayoría de los que votamos en este país, nos interesa que sea competente, que gestione bien, que elija de entre los más capaces a sus colaboradores inmediatos (los Ministros y Secretarios de Estado), que les marque directrices y las haga cumplir.

Y, por supuesto, quiero que no improvise su Programa, que no elija sus socios para obtener mayorías parlamentarias a golpe de necesidad, que demuestre, por sus decisiones, que tiene una ideología de izquierdas moderada y no que se entregue, para sostenerse en un poder que consiguió de forma tan precaria, tanto a las veleidades separatistas como a los sueños revolucionarios de la izquierda utópica.

Al otro lado del espectro ideológico, veo con recelo que el nuevo líder del Partido Popular, cuyo master en derecho de la Universidad Rey Juan Carlos ha sido obtenido por un amagüesto impresentable (amagüesto, decimos en bable a toda componenda), no tenga otras ideas que criticar las que vienen de contrario y que, marcando distancias consigo mismo y su desecha agrupación política, se sienta igual de cómodo dando bofetadas a diestra que a siniestra, perdida la noción de donde está el centro, que es el lugar adecuado para la derecha civilizada.

Siento que Ciudadanos haya quedado sepultado en la vorágine del tumulto barriobajero, porque me gustaba oir opiniones técnicas y valoraciones ajustadas, en lugar de voces estentóreas y descalificaciones gratuitas. No me gusta -qué voy a hacerle- que las dos ciudades mayores de España estén regidas por alcaldesas prisioneras de las estrambóticas coaliciones que les han llevado al sillón principal del Consistorio, y que ese día a día de rifirrafes les impida ver con ojos sagaces el deterioro de lo que estaban llamadas a mejorar.

Quisiera creer que los resultados de todo este barullo de ideas y de desinformación, son los que se nos presentan: la recuperación de la economía, la mejora de los índices de empleo, el incremento de las perspectivas de futuro, basadas en la mejora de la educación, l apoyo en la exportación de calidad, la incorporación de avances científicos, la cohesión estructural de los sectores industrial, comercio y servicios, y todo eso que suena a apalancar mejor el futuro.

No me olvido, no, de Cataluña, convertida en un grano soez en el rostro maltratado de España, perdida su identidad en una representación tragicómica que solo la conducirá -nos conducirá- a perder aún más pie en la sostenibilidad de nuestro modelo de crecimiento, si es que existió o existe.

Claro que hay que negociar, hablar, discutir, encontrar vías y soluciones. Pero no a cualquier precio y, por supuesto, no para contentar al chico del martillo. Ese mozalbete brutote pero corto de mollera que, cuando estamos a punto de conceder el premio a aquel que nos conmueva con las mejoras ideas,  surge enarbolando un martillo y, a porrazos, nos causa una impresión inenarrable y, de acuerdo con las Bases del Concurso, estamos obligados a darle el galardón y quedarnos con los destrozos.


Incluyo hoy la fotografía de una pareja singular, aunque no tan difícil de encontrar en los estuarios adecuados. En la ría de Navia, en agosto de 2018, aprovechando la cobertura de unos juncales en medio del agua, una garza real (ardea cinérea)  y una garceta común (egretta garceta) comparten el hábitat por unos instantes. El blanco deslumbrante de la garceta, espléndido en s desarrollo cuando levanta el vuelo, contrasta con el hieratismo momentáneo de la garza.

Poco suele durar esa quietud del ardeido que, si se siente observado o molestado, levantará presto el vuelo, con un fraink áspero y fuerte, yendo a posarse, tras un par de aleteos magníficos, en un árbol o en un lugar más alejado del que osó importunarla.

Publicado en: Actualidad, Política Etiquetado como: ada colau, ardeido, Barcelona Madrid, carmena, Casado, garza comun, garza real, master, política, Sánchez, separatismo, Tesis

Quinta carta a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid

9 junio, 2016 By amarias 1 comentario

Alcaldesa,

Si por casualidad leyera esta carta, seguramente será la que le resulte menos agradable. No tanto porque a Vd., a la que supongo curada de espantos y de llantos, vaya a molestarle, sino porque imagino molestará a algunos miembros de su Corporación y a parte de los funcionarios y del personal empleado del Ayuntamiento.

No pretendo, sin embargo, ofender. Escribo desde lo que observo y, como nunca tuve un cargo en el Ayuntamiento de Madrid, que me posibilitara conocer y, tal vez mejor comprender su funcionamiento desde dentro, puede que esté total o parcialmente equivocado. En tal caso, -que solo dejo abierto en beneficio de la duda que debe asistir a todo el que sea juzgado y, especialmente, por la protección que merece quien es destinatario genérico de deducciones y presunciones ocasionales -, el problema estaría repartido entre la torpe visión del ojo que percibe, como en la falta de claridad con que muestra su eficacia quien está obligado, por su posición al servicio de los demás o garante de ella, a ser intachable.

Tratándose de servicios públicos, el oscurantismo es falta lamentable, ya que conduce a errores, elucubraciones y torpes deducciones del que juzga u opina, y sume en la intranquilidad al que es administrado. En particular, a este último, al que se le hurta información imprescindible, no solo sufre las consecuencias, sino que paga por un servicio cuyo nivel de eficacia real en relación con lo que le cuesta no tiene elementos para valorar, pues ignora si se está despilfarrando el gasto o si la calidad sería mejorable.

Todo esto es pura teoría. Dirigir un Ayuntamiento como el de Madrid es tema tan complejo que exigiría una formación y experiencia gerenciales de las que pocos dispondrían y de la que, no se ofenda, Vd. no dispone. No es grave. Tampoco se la concedo a sus antecesores. Todos ellos, y allá va Vd. por tanto, han debido contentarse con actuaciones puntuales hacia dentro y se concentraron en exhibiciones hacia fuera: actos públicos, inauguraciones, discursos más o menos rimbombantes, etc.

Un caldo de cultivo excelente para que los equipos de personal adquieran comportamientos y vicios propios, para que el análisis de las funciones y cometidos de los servicios se enfoque más desde la teoría o la analogía con otros municipios que desde la eficacia.

No le voy a descubrir nada nuevo si afirmo rotundamente que Vd. ha heredado un Ayuntamiento con focos abiertos de corrupción, bolsas importantes de ineficacia y, también, con asignaciones de personal en diferentes secciones o capítulos de actividad que no están basados en objetivos o funciones. Madrid no es la capital de la incompetencia hispana, pero sí concentra más por metro cuadro por simples efectos de su tamaño.

Hay tradición de la falta de transparencia y la impunidad acerca de lo que se cuece en las Administraciones públicas y, especialmente, en las locales, en la que se reparten favores -desde contrataciones de personal o servicios, hasta la confección de planes urbanos a medida de intereses particulares,  recalificaciones urbanísticas, asignación de zonas verdes y equipamientos, etc.- que no están o no se vieron sometidos a las intervenciones que hubieran sido imprescindibles. ¿Lo dejamos así? ¿Va a favorecer a algunos en detrimento de otros, vengan de donde vengan, incluidos los que la apoyaron?

Vaya, vaya. Presiento que algunos se han levantado airados de sus asientos para acercarse a darme un coscorrón y alegar que estoy muy, pero que muy equivocado, porque la corrupción y las corruptelas se concentran en el ala derecha del espectro ideológico.

Pues no me lo creo. La corrupción surge allí donde se le deja oportunidad, y no tiene marca política, pues surge de una de las debilidades de lo humano cuando no se siente vigilada. Ante todo, aclaro que no estoy acusando concretamente a nadie; como abogado, me tiento la ropa antes de apuntar sin fundamentos seguros a personas determinadas, tomando como precaria  para las conclusiones, informaciones obtenidas solo de algún proceso u episodio concretos, y por tanto, sesgadas, o de comentarios entre amigos, más o menos de café.

Pero bastaría pasearse con tranquilidad por las calles de la ciudad para percibir vestigios de corrupción, que, como fósiles en la geología, han dejado su huella para que el investigador saque sus deducciones. No se han cumplido los diversos Planes de Ordenación Urbana y no se están cumpliendo: hay flagrantes situaciones que han causado la disparidad de alineaciones de alturas en edificios de la misma calle o manzana, se han demolido edificios singulares a cambio de una torpe placa recordatoria, hay feas fachadas suplantando allí donde había artísticas terminaciones….

Más, y para no volar alto: se están realizando multitud de obras de reforma de interiores de edificios, locales comerciales, clínicas, casas particulares -detectables incluso por contenedores en la vía pública en la que se amontonan restos de tabiquería, junto a los más variados enseres- que apostaría que se hacen de tapadillo, mintiendo sobre la cuantía y carácter de las mismas y, a lo que parece, en su mayoría por personal extranjero, por lo que me permito, además, dudar de la legalidad de la situación laboral y residencial de la mano de obra ejecutante, de la honestidad de los funcionarios e inspectores de obra que han visado y revisado las obras..

Veo junto a clubs y otros locales de alterne (¿vamos a seguir admitiendo que la prostitución no se puede prohibir?), restaurantes, zonas de ocio y comerciales, colegios públicos y privados, establecimientos bancarios, clínicas, etc., (estén señalados con prohibición de aparcar o no), vehículos atascando el tráfico en doble y hasta en triple fila; no será la primera vez que observo cómo pasan ante ellos diligentemente, solo que de largo, agentes de la policía. Tampoco seré yo el único que ha detectado unas cuantas veces, más vehículos de policía o Samur de los que puedo contar con una mano, ocupando calle y aceras…sin que se haya producido accidente alguno ni nada que oficialmente lo justifique…tal vez estarán sus ocupantes tomando el aperitivo, visitando a un amigo, o haciendo las compras para la semana.

No tengo nada contra la policía municipal, ni menos para los bomberos o el Samur. Al contrario, puedo dar muchos más ejemplos de su comportamiento eficiente. Las muestras de botón no dan para hacer una camisa, pero son parte de la imagen, y el ser humano se guía por excepciones, que son las que hay que cuidar. Tampoco tengo porqué ser crítico con esas colas de funcionarios fichando para disfrutar. simultáneamente, de su pausa de bocadillo, o esas largas bancadas de personal y mesas vacías, que nos encontramos los visitantes cuando penetramos en los entresijos de cualquier dependencia municipal…Alguien los controlará, ¿verdad? ¿o no?.

La multitud de grafittis, letreros (no todos son reivindicativos: muchos ofensivos y obscenos) que ensucian edificios singulares, fachadas, cierres comerciales, escaparates, vehículos públicos, estaciones de metro, etc., demuestran dos cosas: que existe un núcleo nada despreciable de imbéciles en esta ciudad -provistos de herramental adecuado para plasmar sus necedades sobre las propiedades ajenas, ya sean públicas como privadas- y que no hay vigilancia ni sanción suficientes. ¿Es tan difícil identificar a esas manos pintoras? ¿No son siempre los mismos?

Ya ve que su corporación no tiene por qué sentirse culpable de casi nada de lo que enumero: es una herencia enquistada en la ciudad y en sus comportamientos adquiridos, y Vds. solo llevan un año. ¿Poco tiempo? Para cambiarlo, tal vez, para detectarlo y empezar a corregirlo, no.

Y no voy a mirar solamente hacia un lado: esta ciudad tiene miles de cierres de terraza realizados a la Buenadedios, supongo que para aumentar la utilización de las viviendas más allá del volumen edificable autorizado; miles de marquesinas que interrumpen, sin sentido, el tráfico peatonal; miles de señales de pintura sobre las aceras y calles, anunciando, desde hace años, que alguna misión especial ha marcado de este modo, las irregularidades las tapas de alcantarillado, en los accesos a las redes públicas, y faltas de alineación, baldosas rotas, agujeros en las calzadas, etc.; no hay dinero, pero ¿es ésa sola la razón? ¿existe un plan para corregirlas?

He presentado, ante mi constatación de diversas irregularidades y riesgos para la seguridad de personas y cosas, peticiones de inspección concretas -me preocupa especialmente el tránsito de mercancías peligrosas por la ciudad y los depósitos de gases licuados y líquidos inflamables-, que han tenido como respuesta, el silencio, la pérdida de los expedientes, o contestaciones de salida de pie de banco. Si soy el único ante el cual se comportan así algunos funcionarios, he tenido muy mala suerte, sino soy el único, como tengo la seguridad, habrá que reforzar las inspecciones internas y detectar qué está pasando y obrar en consecuencia.

No le pongo más ejemplos, porque no voy a entrar en detalles, incluso aunque me los pidiera Vd. personalmente. No tengo vocación de pertenecer a la reinvención de una Stasi local. Quede dicho que, junto a una mayoría de empleados que son o quieren ser eficientes y se muestran solícitos ante las demandas del ciudadano (también me pregunto por qué, en algunos casos, algunos de ellos me han animado a presentar denuncias y solicitar reiteradamente entrevistas con concejales de distrito y otros responsables), hay núcleos oscuros.

“Como en todas las organizaciones”, se me dirá, pero estoy hablando de la que Vd. ahora dirige, y en un momento en el que quiere/queremos dar la vuelta a muchas cosas. En mi caso, como también estoy convencido en el suyo, de forma razonable, ordenada y pacífica. Tenemos una trayectoria personal que, cada uno en relación con las responsabilidades que hemos tenido en nuestra vida -ya en su fase final- nos avala. Hago votos porque Vd. pueda contener los impulsos de los “mozos y mozas del martillo” que figuran en su equipo improvisado.

Voy a volver aquí, aunque no corresponda plenamente con el resto de lo expresado en esta carta, con el asunto clave de la actividad económica y empleo de Madrid.  Ya le comenté que los 25.000 empleados del Ayuntamiento, con sus nóminas, suponen una importante inyección al consumo de esta ciudad, obviamente orientada hacia el apoyo indirecto al comercio, la restauración o el ocio. Necesitamos disponer de un mapa concreto de la distribución de actividad en Madrid, de los empleos que se generan por ellas, y de sus perspectivas de crecimiento. Se más de Londres, París, Dusseldorf, Copenhague u Oslo (por ejemplo) que de Madrid.

Me gustaría conocer exactamente cuántas viviendas en Madrid son de alquiler o habitadas por sus propietarios y, de éstas, cuántas están sujetas al pago de hipotecas. Hace diez años apenas era muy sencillo conseguir una hipoteca por el cien por cien del valor (entonces) de una de ellas, a devolver en treinta años. Hoy, esas viviendas valen incluso menos que lo que resta de los créditos y muchos de sus propietarios han visto reducidas sus capacidades económicas. Pagarán mientras puedan, pero si no mejora la situación económica y suben los intereses, no podrán.

Para los propietarios, por otra parte, las pérdidas patrimoniales han sido de más del 40% y los rendimientos por el capital aportado -si las tienen ya abonadas en su totalidad-, las tengan alquiladas a terceros o las ocupen directamente, son negativos. Antes de castigar a los propietarios de viviendas que constituyen su único patrimonio o la mayoría de él, con subidas de ibi, que alguien haga un estudio serio sobre lo que significa y a quién está perjudicando. Lo mismo sirve para la tentadora idea de subir las tasas por vehículos, aumentar las multas, incrementar los espacios de estacionamiento limitado, etc. Cualquier medida recaudatoria solo debe ser aprobada después de haber analizado su repercusión social.

Y si quiere hacerme caso, solamente en algo, además de escuchar las voces de las asambleas de vecinos, de atender a las reclamaciones de okupas, de defender la  actuación de titiriteros, de asistir a actos de toda índole sin que alguien le establezca claramente la repercusión de su asistencia a ellos (cambiar horas de análisis, supervisión y control por imagen y relaciones), de ofrecer su visibilidad aquí y allá con sonrisa de abuelita comprensiva (que me gusta como marca de identidad, pero me inquieta cuando la veo entre lobos), etc. etc., entretenga algo de su tiempo en seleccionar un equipo de ciudadanos que, gratis et amore, utilizando su experiencia y capacidad, le orienten sobre cómo seleccionar las prioridades.

Puede no hacerles caso, porque ese es su derecho -para algo es la alcaldesa- pero, al menos, que lo hayamos intentado.

Tenga un buen día,

Angel, un ciudadano de Madrid.

 

 

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Tercera carta a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid

6 junio, 2016 By amarias 2 comentarios

Alcaldesa,

Empezaré esta carta con una obviedad. Una ciudad grande, que es también capital de un país con casi cincuenta millones de habitantes y, por tanto, alberga la estructura central del Estado y algunos de los centros de decisión más importantes -en lo empresarial y en lo político-, tiene problemas específicos, aunque también puede disponer de algunas ventajas, que debe saber utilizar.

Conocemos mejor los problemas que las opciones positivas, porque, en eso, los madrileños -como la mayoría de los españoles- estamos orientados hacia la búsqueda de nichos futuros de felicidad, en lugar de afincarnos y disfrutar de los que ya tenemos al alcance.

Después de décadas de vivir en esta ciudad, no dejo de preguntarme cuáles son los principales atractivos de Madrid y cómo ponerlos en máximo valor. ¿Su oferta museística? ¿El Retiro, la Casa de Campo y las variadas zonas verdes? ¿Los edificios con valor arquitectónico o histórico, dispersos por ciudad y, en no pequeña parte, desconocidos? ¿La vitalidad de sus barrios, la lasitud de los comportamientos?

Al lector de esta carta (que, como ya apunté, no puedo imaginar que sea Vd., a pesar de que se la dirijo en el encabezamiento) le interesarán algunas cifras, para situar el contexto.

La Comunidad tiene un PIB anual de 200.000 Mill. de euros (en grandes cifras, el 20% del total español) y alcanza casi los 32.000 euros/cápita. No tengo cifras exactas, y lo lamento, pero de diversas extrapolaciones deduzco que el PIB de la ciudad de Madrid estará próximo a 120.000 Mill. de euros (si aceptamos que el comportamiento medio de la ciudad fuera idéntico al de la Comunidad, y que en ella habitan 3,2 millones de personas, llegaríamos a un PIB de 102.000 Mill de euros).

No tengo que advertir a nadie, y menos a Vd., que Madrid es una ciudad con grandes diferencias de nivel económico. La crisis no solo no parece haber afectado a algunos, sino que se deduciría que los benefició: restaurantes de alta gama, cafeterías abarrotadas en ciertas zonas, salas de fiesta aparatosas, lujosos vehículos circulando con ostentación por la ciudad, mansiones de escándalo, etc., forman parte creciente de un paisaje urbano que señala esa dicotomía.

En fin, vayamos a la esencia. Madrid es una ciudad de servicios (85% de su pib), siendo el turismo uno de los que representan características de estacionalidad y potencialidad de crecimiento más analizadas, aunque, en mi opinión, sin  demasiada claridad respecto a las líneas a adoptar para transformarlo en parte consistente de los ingresos a medio-largo plazo. Se reitera que el turismo ha sido adoptado como uno de los ejes de crecimiento del pib para España, en detrimento de otros, que me han parecido más atractivos, porque tienen una competencia más selectiva, como sería la industria de alto valor tecnológico, la investigación aplicada (en farmacología, biología, materiales, etc).

He escrito en múltiples ocasiones que es hambre para mañana, pues el atractivo de un país o una ciudad como foco turístico depende de factores, en realidad, coyunturales. Qué se le va a hacer, detengámonos en el turismo, pues.

España recibe actualmente cerca de 70 millones de turistas extranjeros, de los que el 7 % recalan en la Comunidad de Madrid (aceptemos que un 80% en la capital), frente al 26% que se deciden por Cataluña.

La pereza periodística y, en general, informativa, para recopilar los datos de forma inteligible con una simple mirada, además de la detectable incoherencia de las fuentes, no permite ofrecer al análisis cifras exactas, sino órdenes de magnitud, y aún éstos, sometidos a reservas. Me quedo, a efectos de esta sencilla exposición, con esta idea: En 2015, Madrid  recibió 11 millones de visitantes, de los que aproximadamente la mitad eran turistas nacionales, y casi una quinta parte de ellos, procedentes de la propia Comunidad de Madrid.

Los ingresos que el turismo deja en Madrid son del orden de 6,5 Mil millones de euros. No es mucho, pues no llega al 5% del PIB de la ciudad, aunque en alguna información leí que alcanza el 7%; en todo, caso, la mitad que en Barcelona, que, con sus 1,8 millones de habitantes, absorbe 12,6 Mil millones de euros. Lejos ambas de Londres (cerca de 18.000) y París (14.700).

Alcaldesa, no tiene por qué creerse estas cifras. Haga que sus colaboradores le brinden las más actuales y fiables. Obtengan un cuadro lo más exacto posible de los ingresos totales en la ciudad, y, en cuanto al turismo, sobre la procedencia de los visitantes, la categoría y ocupación de los establecimientos -no solo hoteleros, también cafeterías, restaurantes, etc. y por zonas- y consiga una distribución aproximada de los ingresos por áreas y por categorías.

Como se trata de movilizar inquietudes efectivas, y no solo de escuchar a los que tienen protestas que formular, es fundamental que se reúna con los gremios. No solo con los representantes empresariales, sino que despliegue sus antenas (las de sus colaboradores) por la ciudad.

¿Qué se necesita mejorar? En mi opinión: la calidad de la oferta gastronómica, la limpieza interior de los locales, la profesionalidad de los empleados, el control de calidad de los productos y su ejecución, la inspección, propia y oficial. Normas hay, pero no se cumplen y solo se cumplirán si se vigila su aplicación y se sanciona con severidad la infracción.

Pero también hay que ayudar a los comerciantes hoteleros en la limpieza de los entornos de sus emplazamientos, en la autorización del cierre de algunas terrazas, en la uniformidad del mobiliario, en la revisión de los carteles y rótulos, en la pintura interior y exterior de las paredes y en la renovación de su mobiliario. También, ayudando a potenciar esas notas tan agradables con saber a antiguo, aunque sean falaces. Estamos en un mundo de fantasías, alimentémoslas.

Lo que le indico para el sector de restauración, o podría también aplicar a la hostelería -revisión de la salubridad de las pensiones, control de las prestaciones, ofertas de habitación no declaradas, etc.- sirve para todos los gremios. El Ayuntamiento debe ayudar a los futuros empresarios, en especial, a los modestos, a que decidan bien. ¿Necesitamos más bares, más mercerías, más peluquerías, más fruterías,…? Mi opinión es que no, y es muy importante analizar la supervivencia de esos hipotéticos negocios productos de la ignorancia respecto al medio y la necesidad de buscar una forma de vida.

Reúnase con representantes de todos los sectores, analice con sus colaboradores -preferiblemente, independientes, no sesgados ideológicamente- qué está pasando en la ciudad y qué se puede hacer para mejorar las expectativas de generación de empleo y riqueza.

No me olvido de las grandes cadenas empresariales que, a la chita callando, han ido ocupando sitio en la ciudad. Reunirse con sus representantes es importante, en un doble sentido. Primero, para conocer cómo piensan, qué orientaciones reciben, quienes son (y para que se sientan próximos a la alcaldía: se evitaría así el grave error -suyo y de sus consejeros- que no consiguiera identificar al presidente de El Corte Inglés, Dimas Gimeno). Segundo, para involucrarlos con la ciudad, hacerlos partícipes de los deseos y expectativas de sus habitantes, engancharlos con Madrid.

No le canso más, alcaldesa. Volveré sobre el tema en otra carta.

Angel, un ciudadano de Madrid

 

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Segunda carta a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid

4 junio, 2016 By amarias Deja un comentario

Alcaldesa,

Tengo que aclararle, no a Vd., sino a quien se asome a estas líneas creyendo ver el destilado de una oposición crítica a su talante personal, e incluso a su ideología política, que no voy por ahí. La he votado como alcaldesa, sin fijarme en los demás nombres que acompañaban su candidatura. También voté a Angel Gabilondo como mejor candidato, en mi opinión, a la presidencia de la Comunidad, e igualmente, sin parar mentes en el resto de nombres que figuraban en su lista.

Posiblemente que, de haberlo hecho, no hubiera votado a ninguno de los dos. Pero como creo que este país tiene arreglo si conseguimos eliminar la tensión entre generaciones y ponemos en circulación buenas ideas y no simplemente ocurrencias ocasionales, es por lo que emití mi voto de esa manera: un voto de confianza.

Las dudas respecto a que Vd. no pudiera controlar una candidatura tan variopinta, formada masivamente por personas llegadas de la oposición y la protesta sistemática -y no digo que les falten razones concretas, pero les sobran rencores difusos-, se me han ido confirmado con el tiempo. La alcaldía está colapsada, pasa el tiempo y las cosas no arrancan o se corrigen, porque no se toman decisiones.

No es problema suyo, entiendo, porque Vd. no tiene por qué tener Madrid en la cabeza, sino de que no se le trasladan los temas suficientemente estudiados para que se puedan valorar los pros y contras de cada posible actuación, y echar para adelante.

Madrid no puede presumir de ser una ciudad inteligente (smart city, como dicen los pedantes). Más bien, es una ciudad bastante cutre. Entrañable, pero cutre. No hay más que darse una vuelta por la Puerta del Sol o la Plaza Mayor, y asombrarse de la cantidad de personajes estrafalarios que se nos han colado por allí. Hay equilibristas imposibles, Mickey Mauses, guerrilleros del antifaz, carteristas a montón, tenderetes para majas y toreros en los que solo hace falta poner la cabeza…

Esa plaza podía estar en La Paz, en Lima, en Guatemala, Quito, o en cualquier pueblo de las américas con el desarrollo paralizado.  No tiene nada que ver con la transmisión de una esencia culta, europea, de foro de encuentro entre personas para pasarlo bien. Desde luego, el centro de Madrid encuentra su complemento natural con tiendas de recuerdos confeccionados en China, imitaciones grotescas, comida para llevar de tres al cuarto y, eso sí, unos grandes almacenes en donde se puede adquirir de todo, como en cualquier lugar del mundo.

¿Se ha fijado Vd. o alguno de sus asesores -me han hablado muy bien de su hija, Eva Leira, que parece tiene una capacidad de observación excepcional- que, antes de que la manada de turistas se acerque al centro de Madrid, se distribuyen, cada mañana, los disfraces y las plazas que ocuparán las decenas de desarrapados que vestirán todo el día, bajo el atufante calor?

Allá, en los aledaños de las Plazas turísticas, se produce el trasiego en el que se reparten los avíos para desgastados cabezudos, se entregan las mantas que servirán para simular cabras tristes con cabeza de coco, se prepararán los ánimos para acercarse sin descanso a cada infante de paso, haciendo de Pocoyó, Goma Esponja o Popeye. Son ellos, los reyezuelos de la economía sumergida más miserable, los que moverán, quemando su energía por ganarse cuatro euros, los pesados carteles de espalda con el desazonador mensaje de Compro Oro o repartirán con insistencia indomable papeletas de Menú barato, que acabarán tiradas diez metros más tarde sobre el asfalto?

Se que no le parecerá bien, pero lo pregunto aquí, porque no le dirijo la cuestión a Vd.; en todo caso, no solo a Vd. ¿Le parece bien que decenas de jóvenes atletas, con sus saquetas de baratijas al hombro, se desplieguen una y otra vez por la zona, disponiendo con calculado orden sus mercancías falsificadas, actuando como gacelas temerosas que aprovechan los respiros más bien burlones, que les proporciona la vigilancia errática de otros tantos policías municipales? El espectáculo de sus alocadas carreras para salvar el pellejo de la posible incautación de sus mercacías por los guardianes del orden me mueve a tristeza profunda.

Porque Vd., que fue juez, sabe de las condiciones en las que se han autorizado la residencia de esos jóvenes venidos de las profundidades de África, atravesando desiertos y superando barreras de todo tipo. Los tenemos aquí como indocumentados, y no pueden trabajar legalmente, sin otros recursos económicos que lo que consigan de la venta de esas mercancías que les son entregadas en depósito por misteriosos distribuidores (iba a escribir mafias, pero quiero contenerme).

La reforma del art. 270 del Código Penal (Ley Orgánica 5/2010) ha rebajado las penas para quienes venden DVDs, CD y otras mercancías de falsas marcas en la calle con la fórmula consolidada de los top manta, añadiendo dosis de discrecionalidad judicial (el legislador no se atreve a tomar decisiones y traslada el ámbito de la responsabilidad del castigo a la judicatura).  La pena es ahora de seis meses a dos años, y la multa de 12 a 24 meses, que podrá ser sustituida -atendiendo a las características del culpable y a la reducida cuantía del beneficio económico, por una multa de tres a seis meses o trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a sesenta días. Si el beneficio no excede de 400 euros, se castigará el hecho como falta, según el artículo 623.5.

Hay miles de manteros afectados por la legislación anterior, con antecedentes penales que les impedirán conseguir su permiso de residencia; más de un centenar están en la cárcel. Muchos miles , sin duda, andan por la ciudad y por España, emboscados, ocultos, huídos, como si esto fuera una selva.

El número de pobres en las calles, crece día a día. La mayoría, no son españoles. No me importa, desde luego, la nacionalidad, sino su situación de necesidad, la forma en qué tienen resuelto (siempre, mal resuelto) su modus vivendi. A la puerta de cada comercio de mínima entidad, hay un pedigüeño instalado; cada diez metros en las calles principales de Madrid, hay un tenderete con alguien que proclama su necesidad.

La pobreza visible es solo la punta de un iceberg de la miseria, no solo propia, sino del entorno: no pocas de esas gentes vienen, por supuesto, de otros países en los que lo estaban pasando aún peor y están aquí porque lo poco que reciben les compensa. Sin embargo, ¿debemos dejar que la situación se enquiste, mirar hacia otro lado, permitir que crezca o se emponzoñe?

En mi opinión, no. Encarar la cuestión con la intención de corregirla, esto es, superarla, eliminarla, exige, ante todo, tomar consciencia completa de la magnitud del tema. Cuántas personas están afectadas, con qué medios de subsistencia cuentan, en qué condiciones viven. Si tienen hijos, cuáles son las situaciones de escolarización e integración concretas. En todo caso, enterarse de cómo resuelven asuntos tan importantes -además de la manutención y la vivienda- como la de la salubridad, la asistencia médica, la previsión que se imaginan de su futuro personal.

No hay solución en dejarlos solos, a su aire.

Estoy convencido, porque quiero estarlo, que Vd. está preocupada en analizar y encontrar soluciones al problema de la creciente visibilidad de la pobreza en Madrid. Es una cuestión de imagen, sin duda. No veo que haya encontrado su equipo el quid del asunto, porque vamos a peor.

El tratamiento de la pobreza invisible o más oculta lo dejo, si le parece, para otro día, para tratarlo en otra carta.

Un saludo,

Angel, un ciudadano de Madrid

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: alcaldesa, Bando, carmena, carta, código penal, Madrid, pobreza, top manta

¿De quién la prisa?

18 junio, 2015 By amarias Deja un comentario

Un proverbio clásico que, al parecer, se convirtió en principio de actuación para los emperadores Augusto y Vespasiano, aconsejaba “Festina lente”. Es decir, sin prisa, pero sin pausa. En lenguaje más elaborado: antes de actuar, piensa lo que vas a hacer; y una vez que has decidido lo más conveniente, hazlo.

Los acuerdos postelectorales entre los partidos y agrupaciones políticas que consiguieron representantes en las elecciones locales (municipales y autonómicas), en mayo de 2015, que resultaron obligados en muchas circunscripciones por la dispersión del voto, han traído como consecuencia que algunas de las listas más votadas no alcanzaron mayoría suficiente para conseguir vencer a otras coaliciones.

En la ciudad de Madrid, por ejemplo, el apoyo del PSOE (limitado a la investidura) a Manuela Carmena , independiente que figuraba en las listas de Ahora Madrid, la condujo a la alcaldía y, por tanto, a repartir los cargos principales del Ayuntamiento entre los concejales de su agrupación. En la Comunidad madrileña, el acuerdo entre el PP y Ciudadanos, ha aupado a Cristina Cifuentes a la posición de presidenta de esta corporación.

El panorama que se ha construido en Madrid, en la ceremonia postelectoral, es complejo, por su inestabilidad. Los partidos que apoyan a la investidura no gobernarán, convirtiéndose, por  tanto, en una primera policía que pretende garantizar determinados pactos que se han negociado después de las elecciones. La posición del PSOE, con el candidato Carmona actuando de consejero aúlico de la alcaldesa Carmena ha tomado ya tintes cómicos con el tratamiento dado a los cadáveres de animalillos asilvestrados que algunos concejales de Podemos guardaban en sus armarios curriculares.

Yo le oí decir a Esperanza Aguirre, Presidenta entonces de la Comunidad de Madrid, que “a los arquitectos había que matarlos a todos”, y todos lo tomaron a broma simpática (salvo el decano del Colegio de Madrid, que pidió, y obtuvo, una disculpa).

No había leído hasta su feroz difusión mediática el tuit de Zapata -aficionado, parece, al humor negro, que es ese tipo de chascarrillo pestilente en que te mofas de gente con algún hándicap o de asociaciones y colectivos dignos de todo respeto, con el que se consigue despertar la carcajada estentórea de individuos que tienen algún trastorno mental-. Menos aún sabía del contexto en que difundió en la red su graciosidad respecto al Holocausto, que no sirve de disculpa, pero que es necesario considerar si se quiere enjuiciar el asunto con justicia.

Pero no es lo que me mueve a escribir estas líneas. Ni Zapata, ni Maestre, ni los casos que puedan surgir de comportamientos infantiles, puntualmente criticables o impropios de futuros líderes, me preocupan. Doy por admitido que, en cualquier trayectoria vital suficientemente extensa, si se buscan con ardor, y no digamos con saña, se encontrarán puntos oscuros, agujeros negros criticables, amistades peligrosas y comportamientos sospechosos.

¿Nos vamos a detener en eso, o vamos a dejarles tiempo a las nuevas corporaciones, sean del signo que sean, -todas ellas, democráticamente elegidas y acordadas- para que desempeñen su labor de la mejor manera posible?

Me gustó la respuesta de la recién elegida alcaldesa Carmena a una pregunta de la periodista Ana Pastor, apremiada sicológicamente a sonsacar algún titular para la entrevista que estaba haciendo en El objetivo (La Sexta), y que estaba siendo realizada justo el día en que había tomado posesión la regidora: “Ana, te doy un consejo: si quieres obtener buenas respuestas, espera a hacer las preguntas cuando te puedan responder.”

 

Publicado en: Actualidad, Política Etiquetado como: Aguirre, Ana Pastor, carmena, censura, El objetivo, festina lente, Mestre, política, tuit, Vespasiano, Zapata

La teoría del pacto

25 mayo, 2015 By amarias Deja un comentario

Los resultados de las elecciones municipales y autonómicas en España en 2015 han servido para poner de manifiesto varias cosas, que los especialistas en analizar a posteriori -lo que tantas veces no han sido capaces de predecir-, se encargarán de remover una y otra vez, sacándole todo el jugo posible.

Como el mayor interés del presente descansa en producir los hilos que sirven de apoyo para construir un futuro mejor, me gustaría compartir algunas reflexiones sobre las consecuencias de los posibles pactos que supondrían alcanzar las mayorías para garantizar lo que se ha dado en llamar “estabilidad de gobierno”.

Desde luego, este análisis debe tener en cuenta la diferente situación que se presenta según se trate de municipios o de autonomías, de acuerdo con la legislación que rige la interpretación de los resultados en los comicios. En los Ayuntamientos, el alcalde electo es el cabeza de la lista más votada, aunque si no tiene la mayoría simple, un pacto entre otros partidos puede suponer que esta coalición post electoral le arrebate la alcaldía, en la votación de investidura.

En Madrid, parece seguro que un pacto entre Ahora Madrid y el PSOE hará a Manuela Carmena alcaldesa de la capital de España, aunque Esperanza Aguirre haya capitaneado la lista más votada, con un concejal más que los conseguidos por esa agrupación controlada por Podemos. El talante conciliador de Carmena, su serenidad como valor personal y los mensajes con irrefutable presunción de sinceridad por los que la candidata expresa su voluntad de tender puentes entre los extremos ideológicos de la ciudad, predisponen a suponer que dará a esta ciudad la dosis de apaciguamiento colectivo que precisa.

Bienvenido sea el pacto, pues, a posteriori de las votaciones, si bien quiero poner de manifiesto que los pactos entre partidos con características ideológicas marcadas no suelen funcionar. No sirven para generar estabilidad persistente durante la legislatura -acaban rompiéndose por los motivos más diversos, incluidos el trasfuguismo de alguno de los representantes- y, sobre todo, tienen el grave riesgo intrínseco de hacer perder la visibilidad de la identidad del partido que ha entrado como minoritario en la coalición, que arriesga por ello el que en las próximas elecciones sea castigado, tanto si las cosas han ido bien como, sobre todo, si han ido mal.

En fin, me apresuro a señalar lo que considero el factor diferencial de Madrid en estas elecciones, y su valor para avanzar en democracia.

Porque creo que el gran mérito de Ahora Madrid y del PSOE en esta jurisdicción no ha sido poner de relieve las diferencias ideológicas, sino el haber hecho pivotar la campaña en dos candidatos de consenso, razonables y serios: Manuela Carmena y Angel Gabilondo.

Ambos serían buenos alcaldes, en cuanto representan el buen sentido plural que debe presidir una sociedad madura y progresista, y en donde el primer regidor, precisamente por vivir el día a día de la ciudad, ha de estar lo más lejos posible de las discrepancias teóricas para atender a la solución de los problemas diarios y la mejora de la población en la que viven.

Como Gabilondo no compite por la alcaldía, ya que figuró en la lista del PSOE para la Presidencia de la autonomía, la posibilidad de que pudiera haber sido ese buen alcalde que Madrid necesita pertenece al terreno de la imaginación. Y en el campo que le compete, no tiene opciones reales de batir a Cristina Cifuentes, a la que, -y lo digo sin solicitar el perdón a mis amigos de la izquierda razonable, ni pretender el aplauso de mis amigos de la derecha liberal-, veo como una potencial buena presidenta de la Comunidad de Madrid, dotada también del sentido conciliador y positivo que necesita esta sociedad vapuleada por la crisis, la corrupción y la incomprensión hacia el que piensa lo contrario, sin saber matizar por qué.

Tendremos en Madrid, pues, si mis previsiones son correctas, dos pactos de signo diferente: PP y Ciudadanos, para aupar a Cifuentes a la Presidencia de la autonomía, y el de Ahora Madrid (con su núcleo en Podemos) y PSOE, para que Carmena sea alcaldesa. Más emoción, casi imposible. La teoría del pacto, puesta a prueba.

 

Publicado en: Actualidad, Política Etiquetado como: Ahora Madrid, alcaldesa, autonomía, carmena, carmona, cifuentes, elecciones, Gabilondo, Madrid, pacto, presidenta, PSOE

De políticos y canciones

1 abril, 2015 By amarias 1 comentario

Una de las obras maestras de la literatura, de esas pocas creaciones de las que se puede disfrutar aunque por ellas hayan pasado siglos, guerras, pueblos y costumbres, es la Canción de Rolando (La chanson de Roland). (1) Sin detenerme a detallar el argumento -que los jóvenes bachilleres de mi generación recordarán, al menos, a grandes rasgos- apunto aquí solamente, para los que se contentan ahora con un par de brochazos, que el anónimo cronista detalla una traición y una proeza.

El héroe Rolando muere, junto a sus seguidores, tras sostener una imposible batalla contra un enemigo (no importa hoy al caso que allí sean seguidores de Mahoma), muy superior en número y que, además, por la felonía de un alto noble, familiar envidioso del elogiado, cuenta con la ventaja de la sorpresa.

Rolando se resiste valerosamente, vende cara su segura derrota y, solo cuando conoce que su muerte, herido ya mil veces, es inmediata, accede a la súplica de los suyos de pedir ayuda a Carlomagno, que está volviendo con el grueso del Ejército a sus palacios, y cuya retaguardia estaba protegiendo. Toca el olifante; el emperador acude y venga su muerte, consiguiendo una victoria total.

La Canción que aquí se escucha más en esta época no es la de Rolando, sino la de Robando. No es, por supuesto, ésta última, un episodio épico, ni arrastrará gloria alguna para sus protagonistas, que no son héroes, sino villanos.   No hay gesta, sino malicia. Se baten, sí, utilizando artilugios y artimañas, pero contra las mesnadas de la verdad y la justicia. Sus recursos son la esperanza en la superación de los plazos, la prescripción de sus delitos, la confianza en una artificiosa defensa legal, el beneficio del preciado indulto y, a no desdeñar, el cansancio colectivo, el olvido de los pecados, la redención por la expiación singular del tú-también.

En esta batalla trapacera, constituida en ceremonia de la confusión, en la que casi nada es como parece, y las promesas de ayer no son más que espejismos, y es imposible conocer si la solución está al alcance y si los que están al mando han tocado el cuerno para pedir más auxilios para ellos o para todos, se precisa que alguien ponga serenidad, ofrezca calma.  Ya está bien de mensajes en que los buenos son siempre los nuestros y los malos, los que militan con los otros.

Las elecciones de mayo, al menos en Madrid, ofrecen una oportunidad excelente para probar la capacidad de ciertas personas, a despecho de partidos, e incluso de ideologías.

Se trata de poner fin a la Canción de Robando, y recuperar, sino a los héroes, al menos, a los honestos y serios. Con su ejemplo, los demás ciudadanos, volveremos a las tareas propias despojándonos de la obsesión por criticar las ajenas. Necesitamos obtener la tranquilidad de que al mando del sistema tenemos personas creíbles, capaces de controlar la presumible presión de sus partidos, eficaces coordinadores de sus equipos, geniales impulsores de las ganas de todos, empeñados en hacer las cosas bien, y en obligarnos a todos a que hagamos lo que nos corresponda lo mejor que sepamos.

Hay una remota posibilidad de que Angel Gabilondo (cabeza de lista por el PSOE para la presidencia de la Comunidad de Madrid) y  Manuela Carmena (encabezando la variopinta relación de inquietudes que aglutina Podemos/Ganemos Madrid/Etc.), resulten ganadores en las elecciones de mayo.

No hago propaganda de partidos, que no me interesan. Tampoco me prodigo en el elogio de personas, aunque la vida me ha proporcionado la oportunidad de conocer a muchas, varios miles.

Me refiero a los dos citados porque son gente culta, y dan una imagen tolerante, inteligente, pacífica. Resultan ser gente experimentada, abierta, tranquila. No los veo fanáticos, sino aficionados al arte de pensar qué será mejor, y tratar de llevarlo a término.

Si no tuvieran un partido detrás, los votaría sin dudar. Supongo que bastante gente los votaría también. El que sean cabeza de lista de una agrupación política, me obliga a analizar con sumo cuidado el resto de los que la forman, sus tensiones internas, su homogeneidad ideológica, la trayectoria de sus miembros, sus declaraciones y experiencia concretas; por no hablar, de la coherencia de sus postulados con lo que yo entiendo que es practicable, razonable, oportuno…Muy complicado.

Y ahora viene la mayor carga de arena. Temo que, si los que indico más arriba fueran elegidos en las urnas, no duren en sus puestos mucho tiempo. Intuyo que, cansados de no poder hacer aquello que pensaban, desanimados por la tensión que provoca tener que avanzar entre zancadillas más que contando con apoyos, acabarán dimitiendo. Mayor probabilidad de tal posibilidad de abandono atribuyo, claro está a Carmena que a Gabilondo. No en vano este último ha sufrido ya en sus carnes la desilusión de no llevar a cabo lo que le parecía sensato, y le creo, por ello, más curtido en aguantar las heridas de la falta de acuerdos.

¿Conseguirán resistir los embates? ¿Seguirán fieles, como Rolando, al mantenimiento de su posición (que no de su puesto), sosteniendo su credibilidad? ¿Aguantarán traiciones, felonías, deserciones? ¿Elegirán a sus equipos de entre aquellos que estén dispuestos a luchar hasta el fin, o sucumbirán a presiones? ¿Tocarán el cuerno para pedir ayuda demasiado pronto, demasiado tarde, nunca?

Si se produce ese imposible de tener a dos personas de ese peculiar talante a la cabeza de las  instituciones más próximas a los madrileños, se abrirá un período muy interesante.  También por su edad (que otros juzgarán provecta), debe venir la enseñanza de serenidad que echamos de menos en la caldera de la crispación que otros alimentan.

—

(1) Rolando es, en la adaptación habitual al castellano, Roldán. Pero a mí me gusta recordar el original más fielmente.

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: alcaldía, Angel Gabilondo, carmena, elecciones, Gabilondo, Madrid, Manuel Carmena, mayo, política

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