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Décimo Quinta Crónica desde el País de Gaigé

15 mayo, 2022 By amarias 2 comentarios

Está ya vencida la primera quincena de mayo en Gaigé, el país de los Despropósitos, y no faltan temas que comentar en esta Crónica singular. En primera página ha de figurar la sustitución-destitución-despido de Paz Esteban, la jefa de los espías de Gaigé y encargada, por tanto, de salvaguardar las intimidades del edificio de la gestión de lo público, esos subterráneos que Rufián (el valido de Junqueras) se obstina en llamar las “cloacas del Estado”.

Pretende con ello, junto a  los portavoces y palmeros de los partidos que pretenden dinamitar la democracia (una débil figura de entendimiento colectivo que en Gaigé parece que hoy solo puede ser defendida desde dentro, como una fortaleza en la que los asediados han conseguido entrar) hacer una llamada a la transparencia total. Un oxímoron sin recorrido práctico, que Rufián, Iglesias jr, Montero, Echenique, Colau, Torras, Otegui, Puigdemont, entre otros -secesionistas y antimonárquicos incrustados en el Gobierno- se encargan de adornar con tinta de calamar y grandilocuentes falsedades, acompañándose de gritos desaforados, con el único objetivo de ahuyentar a quienes osen acercarse a su imitación de burda kaaba, en donde se venera el dios de la confusión.

Andalucía, la región más extensa de Gaigé, está en campaña electoral para renovar el 19 de junio la presidencia de la autonomía y la falta de entendimiento entre los partidos y formaciones de la extrema izquierda permite pronosticar que la anunciada coalición para sacar a la derecha del gobierno regional, sufrirá un duro descalabro. La inscripción de Podemos a la plataforma electoral que registraron Izquierda Unida y Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz, llegó fuera de plazo, al no haberse conseguido el acuerdo sobre el candidato (Delgado, Juan Antonio) antes de que el período para presentar candidaturas conjuntas se cerrase. Así que será Nieto (Inmaculada) la candidata a quitarle el puesto a Moreno (Juan Antonio) o las ilusiones a Espadas (Juan). Será una campaña en la que es muy posible que, a medida que se acerque el momento de elegir, habrá sobre el escenario más sangre que carne. No se eligen programas, que se parecen mucho en lo sustancial y difieren solo en la fantasía de sus redactores y el actual presidente (en funciones) de Andalucía es maestro en ofrecer ambigüedad, que el votante interpreta, en general, con promesa de tranquilidad.

Tanta falsa disputa ideológica, con descalificaciones cansinas sobre corrupciones y malas gestiones del pasado -pendientes de resolución en los tribunales o caídas en los agujeros del olvido- robustece, sin pretenderlo, la coherencia del partido de Abascal, que ha conseguido disfrutar de la mejor propaganda imaginable al ser presentado como anticonstitucional y ultraderechista desde la cúpula del PSOE, abrazo del oso que el candidato socialista Espadas no debiera agradecer demasiado. Tampoco la medida ambigüedad de Núñez Feijóo (Alberto), es aliño de gusto para Moreno que, como todos los líderes regionales que confían sobre todo en conocer su percal, prefieren organizar la campaña por su feudo con sus criterios. Aunque pocos se acuerdan ya de Casado, la sede de Génova alberga aún fantasmas de una guerra fratricida en la que la sangre de las paredes no se limpió del todo.

Gaigé ha celebrado como si fuera un triunfo el tercer puesto de Chanel (cantante y bailarina cubana) en el Festival de Eurovisión. El esfuerzo gimnástico de la artista y de su coreografía no guardaba relación con la letra de una canción ininteligible, más propia de un país caribeño y que, mirada con espíritu crítico, podría ser calificada de hortera y vulgar. Ganó Ucrania, al recibir los votos sentimentales de las redes sociales, y queda en el aire el aprovechado e incomprensible ofrecimiento de TVE (con la aquiescencia del Gobierno, dicen) de ofrecer a Madrid como sede suplente si el pais invadido aún estuviera en guerra o no hubiera alcanzado su plena reconstrucción el próximo año.

El rey de antes, Juan Carlos, liberado de responsabilidades legales que nunca hubieran debido gravitar sobre su cabeza desplumada y coronada, quiere volver, y quisiera hacerlo a la Zarzuela, y aprovechar el momento de gozo y confusión para congraciarse con la sufrida reina Sofía y, con algo de retraso, tal vez celebrar los sesenta años de su irregular matrimonio reintegrado a los rediles del afecto popular. El pueblo de Gaigé, experto en aguantar traiciones, dictadores, guerras civiles, democracias débiles y falsos mesías, estará siempre dispuesto a disculpar amoríos, extramatrimoniales devaneos y, rodeado de corruptos y proclive a utilizar ventajas él mismo, entendería  hasta recogida y reparto de coimas, pues sabe en sus carnes lo difícil que es medrar entre falsarios.

Regresa don Juan Carlos a un país que en poco se parece al que abandonó hace casi dos años en contra de su voluntad, secuestrada la de la Casa Real y la suya por un gobierno republicano, que estuvo y estará siempre atento a aprovechar la ocasión para darle pasaporte también al rey Felipe. No lo tiene fácil, pues Felipe VI ha revelado un talante correoso y dispuesto a mantener la silla del falso privilegio real contra vientos y mareas. Casado con una plebeya que, con su buen hacer (a pesar de críticas mordaces que muerden siempre en el hueso de la profesionalidad de la asturiana), la reina Letizia ha puesto de manifiesto que para ser rey o reina puede servir teóricamente mucha gente. Desde fuera, parece simple. Pero hace falta al menos, inteligencia emocional y capacidad de adaptación, formación de base y voluntad de seguir aprendiendo, sentido de la sobriedad, resistencia y buen aspecto físico. Para ser buen presidente de Gaigé, la cosa se presenta muy distinta y, a pesar de supuestos caminos de selección democrática, lo más seguro es el fracaso al analizar el resultado.

La guerra rusa por anexarse Ucrania (o un buen trozo de ese Estado) sigue causando daños, y no solo en el terreno invadido. La petición de Finlandia de unirse a la Alianza Atlántica, a la que seguirá de inmediato la de Suecia, ha enfadado al osezno del Kremlin, que amenaza con duras represalias si se lleva a cabo la adhesión. Erdogán, el exótico presidente de Turquía, atento a rentabilizar sus noes con divisas, ha dicho que no lo ve bien, pero quienes lo conocen mejor afirman que está de acuerdo siempre que se negocien los términos.

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Décimo cuarta crónica desde el País de Gaigé

9 mayo, 2022 By amarias Dejar un comentario

La segunda semana de mayo de 2022 en Gaigé empieza con un regusto amargo. Como una serpiente que se muerde la cola y se envenena a sí misma, el caso Pegasus, que había empezado como detección del espionaje, según el diario The Guardian, de las comunicaciones de unos  200 españoles, entre los que figuraban independentistas catalanes (¿y vascos?), se ha mostrado multidireccional.

Los espías fueron espiados, el programa  israelí ha sido utilizado también contra el Gobierno de Gaigé por misteriosos interesados en robar secretos del Estado y en un nuevo sainete, los prudentes callan, los que deberían callar, gritan desaforadamente y, en la algarabía, todos parecen mentir y todos pretenden tener razón.

El caso podía haberse utilizado para hacer una revisión seria y completa de la seguridad de las comunicaciones y la legalidad del uso de programas informáticos que pueden apropiarse de los secretos que se guardan en el cajón de las intimidades del Estado. No ha sido así. La convocatoria de urgencia a la prensa por parte del ministro Bolaños, a la hora del desayuno del domingo primero de mayo, para anunciar con tono de alarma nacional que se acababa de descubrir que también Sánchez (Pedro) y la ministra de Defensa Robles (Margarita) habían sido objeto de espionaje y robo de los datos de máximo valor para la seguridad del Estado que guardaban en sus móviles, no solo no calmó el clamor de los hace dos años fervientes independentistas y hoy miembros activos de la coalición de gobierno con el mismo programa delictivo, sino que abrió múltiples cajas de Pandora.

Porque mantener posiciones de secesión ha pasado a ser legítima expresión de la democracia. Gaigé es una democracia plena, en la que tiene cabida cualquier idea -especiamente, si es exótica o ilegítima-, desde la persecución sistemática a la forma constitucional de la Jefatura del Estado a la destrucción de la unidad geopolítica de ese mismo Estado. Desde la cumbre del Gobierno se anima casi a diario a la insurrección, es decir, a la conversión suicida de un Estado que fue ejemplo de transición pacífica, a una república de taifas con plena capacidad destructora.

¿Preocupa que información secreta de alto valor haya llegado a manos, extraída de los móviles del presidente de Gobierno y otros principales, de países extranjeros que pretendieran obtener con ello beneficios espúreos, verosimilmente, entrar en conocimiento de los más profundos secretos oficiales? ¿No cabria estar alarmados ya que, por tal razón, estaría en riesgo la seguridad colectiva y expuesta a quién sabe qué feroces  ataques, contubernios, amenazas y desgracias, los intereses del Estado y hasta la intimidad del Presidente, ministros y, claro, la de la correosa magistrada que dirige Defensa?

No, quiá, en absoluto. Lo que obsesiona en las alturas de Gaigé es que la coalición de Gobierno se rompa, porque los independentistas que se sientan en él, al saberse espiados en el momento en que estaban maquinando su permanente insurrección, se presentan como víctimas. Han exigido una comisión de investigación de secretos oficiales y piden que rueden cabezas: la de la misma ministra de Defensa y, al menos, la de la directora del Centro de Inteligencia, y la del coronel jefe del Servicio Criptológico Nacional. Porque en Gaigé se ha tomado conocimiento colectivo que existe una jefa de espías, llamada Paz Esteban, de la que no se sabía nada y ahora se sabe casi todo.

Esteban aparece como una profesional excelente, una eficaz funcionaria con  trayectoria impecable, pero no importa un ápice esa trayectoria para que sea presentada como culpable de haber ordenado la investigación de los movimientos de los secesionistas. El servicio que debe ser secreto, por pura obviedad, de la inteligencia del Estado,  puesto en la picota del escarnio, investigado a fondo en sus móviles y designios, órdenes, intereses. Forzada Paz Esteban a presentar explicaciones a los independentistas, el zorro en el gallinero, ha tomado una gallarda decisión: presentó un dosier a cada uno de los diez miembros de la Comisión de Secretos Oficiales, convocada de urgencia después de tres años de inactividad, les dió quince minutos para analizarlo y luego se lo retiró, sometiéndose a cuatro horas de interrogatorio.

Rufián, miembro insigne de esa Comisión, portavoz de las ideas del delincuente no arrepentido Junqueras (Oriol), ha resumido su opinión sobre esa comparecencia con una palabra comodín: “Insatisfactoria”.

Esteban será, con gran seguridad, el buco emisario de este despropósito, y su forzada dimisión (injusta) servirá para calmar momentáneamente el ansia de sangre compensatoria que exigen los miembro de la inestable coalición.

 

Archivado en: Actualidad, País de Gaigé Etiquetado con: Centro Nacional de Inteligencia, Gaigé, País de Gaigé, Paz Esteban, Pedro Sánchez, Rufián

Séptima Crónica desde el país del Gaigé

22 marzo, 2022 By amarias Dejar un comentario

El país de Gaigé ha entrado en crisis. No en una, en varias. Puede que en todas las posibles, en este pequeño país de los despropósitos.

En la tercera semana de marzo de 2022, la inimaginada consolidación de la guerra en Ucrania ha arrastrado a los Estados de la Unión Europea a una situación delicada, que para Gaigé, con unas estructuras de defensa especialmente sensibles a cualquier influencia exterior de entidad, se ha traducido en un estallido de conflictos internos. Ucrania resiste a la invasión rusa, y las medidas de castigo al país invasor , unidas al apoyo al país agredido (finalmente, más decidido, aunque teniendo sumo cuidado en que el ambicioso sicópata del Kremlin no lo interprete como voluntad de entrar en la guerra como aliados de aquél), han perjudicado, en una escalada a la que no se adivina final, la economía del Gaigé.

La subida del precio de la electridad, de los combustibles, de los productos agrarios y, en definitiva, del ipc y, subsiguientemente, de la inflación (al menos, en la percepción directa del ciudadano respecto a lo que puede adquirir con el dinero que tiene en su bolsillo) parece no tener final. Manifestaciones de transportistas, agricultores, cazadores, poseedores de perros y gatos, junto a amigos y simpatizantes de los ucranianos y hasta de los rusos, han llenado las calles de las principales ciudades.

El ánimo deprimido, expectante, dolorido, por la guerra exterior y los conflictos internos, no impidió la celebración del día del padre, de la poesía, de los bosques y, desde luego, la gran festividad de las fallas valencianas, en la que, en una ceremonia con clara vocación exorcista y expiatoria, se han quemado magníficos monumentos de cartón.

A la desorientación que está padeciendo el mundo, el gobierno del país de Gaigé ha contribuído de manera formidable. El monarca marroquí, Mohamed Sexto, ha difundido una carta -innominiosa- que dice haber recibido del Presidente Sánchez (Pedro), por la que se reconoce la deseada adhesión de las tierras del antiguo Sáhara Occidental, pobladas por el sufrido pueblo saharaui, al singular reino del Magreb.

Esta decisión, que el firmante de la misiva no se ha dignado explicar ni siquiera a sus socios del desgobierno, supone un cambio brutal en la postura defendida por todos los gobiernos anterioreos e implica el abandono de los habitantes de la antigua colonia -muchos de ellos, españoles de sentimiento, ya que no de nacionalidad- a la suerte que puedan decidir sobre ellos el enviado de Alá en esta tierra y sus jerarcas.

Si la carta de marras implica, además del sacrificio del pueblo saharaui, la firma de algunos acuerdos que podrían derivarse del espíritu de cooperación reinstalado, con el elucubrante e insólito objetivo (imaginado, pues el contenido real de la carta se desconoce) de “defender la españolidad de Ceuta, Melilla y las Islas Canarias”, no puede ignorarse que algo ya es seguro: el enfado de Argelia, suministrador del 40% de la energía que necesitamos, que ha retirado a su embajador de Gaigé de forma inmediata. El ridículo es patente: la embajadora marroquí, que insultó gravemente a España con ocasión del estúpido incidente provocado por la visita médica a un especialista vallisoletano, con identidad falsa, del líder saharaui, Galhi, y que había huído de Gaigé, vuelve ahora con la misma cara pero otro sentimiento.

Qué se puede hacer. El, hasta hace poco, vicepresidente primero del gobierno, parecía estar imbuído de la devoción más entregada al Presidente Sánchez, ha expresado que de Sánchez no hay que fiarse, “porque no dice más que mantiras”. Díaz (Yolanda), su sustituta en el poder de representación del populismo, abunda en la idea de que el Gobierno está roto y no se les consultan decisiones sustanciales para convertirlas, no ya en colegiadas, como debería ser, sino simplemente en informadas. Es patente que hay en Gaigé, al menos, dos Gobiernos, dos intenciones diferentes y dos maneras muy distantes de abordar los problemas.

Aunque no se celebraron aún las elecciones en el Partido Popular para elegir a su Presidente, Núñez Feijóo avanza hacia su nombramiento por aclamación en el Congreso de mayo. Los comentaristas hablan de la importancia de la edad, como vehículo para conseguir la serenidad y sensatez, de este político gallego, que empieza los sesenta de su era, frente a los jóvenes inexpertos y sin el pedigrí que concede el paso del tiempo.

Si tuviéramos en cuenta características de pundonor, coherencia y respeto por la democracia, lo coherente sería disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones. No tiene sentido que, con la que está cayendo y la que se nos avecina, el Gobierno de Gaigé esté dividido, la oposición más dura provenga del propio Ejecutivo, los sectores sustanciales del país (el campo, el transporte, la energía, la industria, por no hablar de la enseñanza y la sanidad) estén manifestándose contra las decisiones del mismo.

No tengo ninguna confianza en que desde la oposición teórica -la que capitanean las huestes de Abascal y, en el futuro inmediato, Núñez Feijó- se ofrezcan soluciones, aunque, al menos, se completaría el debate público si se les dejara expresar sus opciones. Llamar a las urnas a los habitantes del Gaigé permitiría obligar a la transparencia a los candidatos. Aunque acabemos votando al Pato Donald.

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Primera Crónica desde el País del Gaigé o del Huangmiú

7 febrero, 2022 By amarias Dejar un comentario

En el País del Gaigé o del Huangmiú, nombres supuestos que, como todo el mundo sabe, significan en chino, respectivamente de la “Reforma Permanente” o del “Despropósito”, empezó a dominar la estulticia, una pandemia de rápida propagación, que afectaba a capas enteras de la población. El nombre verdadero del país es otro, y no lo omito por prudencia ni por no evitar herir susceptibilidades colectivas.

Aunque pudiera resultar sorprendente al tratarse de un país con muy aceptable Historia a sus espaldas, la razón de la ocultación reside en una decisión de los propios habitantes de Gaigé o Huangmiú. Habían renunciado a su pasado conjunto, no deseaban ser considerados parte de una misma nación y abominaban  -aquí en esto, acullá en estotro, incluso en todo- de lo que se decía del grupo o grupúsculo al que creian pertenecer.

Por el ritmo que llevaban las cosas -lento, pero tenso y hasta violento-, aunque no habían elegido los nombres para sus nuevos países, Estados o estadillos,  lo único que tenían en común era que estaban decididos (al menos, provisionalmente), a empezar desde cero, rompiendo todo vínculo que pudiera relacionarlos con el antes. Solo vivirían para el después.

El día uno de febrero de 2022 comenzó un nuevo año chino, que discurrirá bajo la advocación del Tigre (hû) y, más precisamente, del Tigre de Agua, siguiendo la tradición más admitida hoy en el mundo. Cuando Buda convocó a los animales, solo se presentaron doce,  a los que asignó un espacio propio en el calendatio anual. Por misteriosa casualidad, son equivalentes a los signos del Zodíaco.

No ha habido ni habrá votación -para evitar problemas-, pero el mismo grupo de intelectuales, filósofos y cachondos mentales que propusieron el cambio de nombre para el actual país, indicaron que, ya que deseaban desligarse de cualquier tradición, los habitantes de Gaigé o Huangmiú deberían elegir el 1 de febrero de 2022 como año cero de su era.  Para no complicar las cosas, en esta crónica informal, me seguiré refiriendo al calendario gregoriano aunque llamaré al país por su nombre ficticio: Huangmiú.

Ha transcurrido una semana de la nueva era y en el país de Huangmió han sucedido algunas cosas que confirman su singularidad. Se ha aprobado una nueva Ley Laboral que tenía la intención de reformar completamente las relaciones de los empresarios con los trabajadores, aunque nadie sabe en que consisten las modificaciones.

Ni siquiera se puede concluir con seguridad si la Ley está aprobada o no, pues en el Congreso de los diputados en que se votó, solo hubo un voto a favor por encima de los negativos, la presidenta del Congreso -de nombre Meritxell (que significa Mediodía) Batet y que pertenece al Partido Socialista (nombre que, aunque parezca imnaginario, es real), se equivocó inicialmente al dar por vencedora la opción del rechazo.

Para complicar el análisis, el diputado Alberto (Casero) del llamado Partido Popular (nombre que, aunque parezca imaginario, es real) que tenía colitis, votó en su casa desde el cuarto de baño y se confundió al pulsar la tecla de aprobación cuando la instrucción de su formación política era rechazarlo. Cuando advirtió su error, tomó un taxi y se fue al Congreso para corregir su voto presencialmente, pero se encontró las puertas cerradas y Meritxell (que significa “Puramente merecida”) no le dejó cambiar su decisión, porque, en el juego de cartas, lo que está sobre la mesa se levanta con el codo.

Han sucedido más cosas en el mundo, pero tienen menos importancia y, por eso, como esta crónica tiene ya su espacio consumido, no tendrán su cabida en el relatorio de esta semana.

 

 

Archivado en: Actualidad, Cuentos y otras creaciones literarias Etiquetado con: Alberto Casero, Meritxell Batet, País de Gaigé, País de Huangmiú

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