Al socaire

Blog personal de Angel Arias. La mayor parte de los contenidos son [email protected], aunque los dibujos, poemas y relatos tienen el [email protected] del autor

  • Inicio
  • Sobre mí

Copyright © 2023

Usted está aquí: Inicio / Archivo de discurso

Comienza una legislatura entre algodones

3 febrero, 2020 By amarias Deja un comentario

El 3 de febrero de 2020 ha dado comienzo a la legislatura más compleja de la democracia española, con un acto de solemne apertura en la que, como es costumbre, diputados y senadores ocuparon los lugares del hemiciclo, más apretados que de costumbre. La ceremonia se realizó bajo la presidencia del rey Felipe VI que pronunció un discurso meditado, serio, en el que puso énfasis sobre una frase fundamental, ya muy repetida y analizada -a pesar de su significado inequívoco-: Los españoles debemos estar unidos en la aventura común y no enfrentados unos con otros.

No lo estamos, lamentablemente. Ni siquiera para guardar las más elementales formas de cortesía. Algunos representantes del pueblo no se han dignado comparecer en la apertura de las Sesiones, porque son republicanos e independentistas, es decir, no constitucionales. Que se cuenten entre estos incómodos compañeros de nuestro viaje democrático los que soportaron, con su abstención, la investidura de Pedro Sánchez, felicitado públicamente por el Monarca por haber obtenido la presidencia del Gobierno, no debe tranquilizar a nadie.

Al Rey, símbolo del Estado, se le aplaudió durante más de cuatro minutos, una vez finalizado su discurso institucional que, supongo, fue sustancialmente preparado por el Gobierno. No aplaudieron, en una manifestación de su desapego y falta de educación parlamentaria, algunos senadores y diputados, incluso pertenecientes al grupo Unidas Podemos, que forma coalición con el PSOE en el Gobierno de nuestro sufrido país.

La legislatura se abrió, en fin, con un tono más bien triste. Estuvo, en mi opinión, magnífico, el discurso de Meritxel Batet, presidente de la Cámara, con mensajes de unión, diálogo y genuina ponderación. Nada que ver con el talante rebelde del todavía presidente de la Generalitat, el funambulista Torra, que sigue propagando, utilizando el apoyo para sus desvaríos que le dan los medios oficiales (además de la tendenciosa TV3), que España no es una democracia y que mantiene a presos políticos.

Nada me tranquiliza que, cuando compareció en el Parlamento catalán, en no se qué Comisión de Investigación de no se qué causas, el penado Junqueras, con difusión mediática ad hoc, manifestara que su procesamiento y actual encarcelamiento (por sentencia firme) fue fruto de la venganza y no de la justicia. Espero que algún jurista con más tiempo y ganas que yo, anime a la fiscalía a que investigue si su excitada frase es motivo para imputarle un presunto delito de calumnia agravada (atribuir la comisión de un delito al Tribunal que lo juzgó).

Por cierto: una gran decepción me produjo el programa de Evole, el periodista a la busca de autor, que se pasó toda la semana anunciando que iba a entrevistar a Junqueras y que en la noche del 2 de febrero, en su programa, se limitó a presentar sus inquietudes como periodista, faltando a la inmediatez y claridad que exige la actual situación política y convirtiendo en el primer capítulo de una serie lo que debería ser un programa de actualidad y no una exhibición de su capacidad para adornar el presente. La entrevista a Junqueras se la guardó para la próxima semana, por lo que ya no me interesa nada.


El carbonero garrapinos (parís ater) es bastante más pequeño que el carbonero común (parus major), con el que está fuertemente emparentado. Los jóvenes del común tienen una mancha blanca en la nuca que puede llevar a confusión con el garrapinos, que tiene la coronilla y la pechera también negras, pero que mantiene en la edad adulta una amplia franja de pluma blanca en la nuca. El fondo amarillo de la fotografía sirve para dotar de un falso color pardo amarillento al plumaje del vientre de nuestro fotografiado, que lo tiene, en realidad, muy claro, a diferencia del otro párido, que la tiene francamente amarilla en el adulto y surcado por una lista negra central

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: congreso, discurso, garrapinos, legislatura, Meritxel Batet, parus, Podemos, rey

Alocución al recibir la insignia del Colegio de Ingenieros por cumplir 70 años

5 diciembre, 2018 By amarias Deja un comentario

El 4 de diciembre de 2018, como cada año, celebran los mineros y artilleros la festividad de Santa Bárbara, una santa cristiana singular y controvertida. Este año cumplí mis setenta, y el Colegio de Ingenieros ha establecido la norma de obsequiar a quienes ya franqueamos esa frontera, con una insignia conmemorativa. A mi se me dio la oportunidad de pronunciar una alocución, que transcribo a continuación.

Queridos compañeros y amigos; familiares y amigos de compañeros:

El decano del Colegio de Centro, Rafael Monsalve, me ha pedido que pronuncie unas palabras en este acto-me ha orientado que debían ser unos quince minutos- en representación del colectivo de quienes cumplimos setenta años en 2018. Es decir, de aquellos ingenieros de minas que nacimos en 1948 y estamos colegiados en el Colegio de Centro en este momento de nuestra vida.

Es un honor, desde luego, pero también una responsabilidad. Cuando repaso la relación de quienes vamos a recibir la insignia de la profesión, advierto que los nacidos en el 48 son una representación fiel de la versatilidad de la ingeniería de minas, y de la capacidad evidenciada por estos hoy ya setentones, para buscar el camino del éxito en la vida.

Tener setenta años parecería, en principio, una frontera. Solo que es una franja artificial, simbólica, que se puede saltar: no significa verse ni que nos vean viejos, ni dejar de haber sido más o menos capaz, física o intelectualmente, por más que es evidente que el paso dela edad va produciendo, inexorable, su función de deterioro.

Una vida ya amplia implica, sobre todo, haber acumulado experiencias, es decir, satisfacciones y reveses, gozos y sinsabores. La vida nos ha enseñado, con su proceder natural, a ver las cosas de forma más reposada, a desconfiar de los extremismos, a mirar con lupa los adornos y plumas de quienes pretenden engañarse y engañar con virtudes y méritos de los que carecen.

Nacimos en un momento en que España había superado hacia menos de una década la guerra incivil, no sus consecuencias. El 2 de septiembre de 1945 terminaba la segunda guerra mundial, con la firma de la rendición por Japón, pero, aunque España se había mantenido al margen, ello no nos libró de sufrir los efectos de la crisis, acumulada a las heridas por cerrar de la guerra propia y de la marginación internacional al gobierno de Franco. Por eso, a los bebés que éramos entonces, se nos había dotado de una cartilla de suministro, para proveernos de Pelargón y leche.

Nacimos en un año bisiesto, en el que asesinaron a Mahatma Gandhi, en el que entró en vigor el llamado Plan Marshall -que a España no tocó-, y se inventaron el videojuego y los transistores. Somos coetáneos de Marisol y Lluis Llach, de los actores Jeremy Irons y Gerard Depardieu, del eterno príncipe heredero Carlos de Gales. En el 48 nacieron Al Gore y el científico catalán Jorge Wagensberg (recientemente fallecido) y la premio nobel de medicina Elisabeth Blackburn.

Y tal como os veo ahora y aquí, creo que nos conservamos bastante mejor que la mayoría de ellos vivos; y si miro a vuestros currículos, manifiesto el orgullo de ser contemporáneo estricto de un grupo de ingenieros de minas tan prestigioso como vosotros.

Teníamos 18 años en 1966, pero aún no habíamos alcanzado la mayoría de edad, que en España se otorgaba a los 21, es decir, la alcanzaríamos en 1969. Para poder ver películas hoy reputadas de inocentes, aptas para todos los públicos, incluidos niños de siete años, necesitábamos acreditar la edad con un carné que celosos vigilantes de nuestra formación moral exigían a la entrada de los cines.

En fin, cayeron cuatro bombas atómicas en Palomares, cerca de Almería; se inauguró El Calderón, y se cerró la frontera con Gibraltar para no peatones.

Ah, y sí, estudiamos Historia Sagrada, Formación del Espíritu Nacional y la mayoría, después de aprobar un sicotécnico, realizar unas acrobacias gimnásticas y superar una revisión médica, hicimos la milicia universitaria, bien como IMEC o como IPS, a en los Campamentos de MontelaReina o en la Granja, en Robledo, por la que obtuvimos despachos militares como alféreces o sargentos provisionales.

Estamos aquí, obviamente, por ser ingenieros de minas. Como quizás sabéis, aunque llevo ya muchos años en Madrid, estoy colegiado en el Colegio de Centro, mis hijos estudiaron aquí y mis nietas son madrileñas, no estudié en la Escuela de Madrid, sino en la de Oviedo, en donde terminé la carrera en 1971.

Podía referirme concretamente a los años de la Escuela, y seguro que, a pesar de la distancia entre las dos únicas Escuelas de Minas que había entonces en España, encontraríamos muchas coincidencias. Durante el primer año que pasé en la Escuela, los exámenes de algunas asignaturas se hacían simultáneamente en Madrid y Oviedo, y los profesores abrían ceremoniosamente sobres lacrados que llegaban de la capital, como manera de garantizar que la formación era la misma.

En los años de Escuela, coexistían quienes seguían el Plan de 1957 y el de 1964, o Plan yeyé. Tuvimos que bregar con dos cursos selectivos en donde todas las asignaturas eran importantes, especialmente el Cálculo, la ampliación de Cálculo, la Física, la ampliación de Física, la Mecánica racional, el Dibujo Técnico, la Química Física. Algunas de esas disciplinas, como el Algebra lineal o la Mecánica Racional, las estudiábamos con libros en francés.

Estudiamos mucho, de todo, para superar exámenes difíciles que nos obligaban a estar concentrados meses enteros sin salir de casa, como si fueran unas oposiciones. Pocos teníamos novia entonces, porque cualquier distracción nos quitaba tiempo para cumplir con el único objetivo importante de los años de Escuela: aprobar para obtener el título, de una carrera con pasado prestigioso que, aún sin ser conscientes de ello, estaba ya amenazada de pérdida de imagen.

El estudiar tanto no nos privó, una vez superados los años selectivos, de relajar algo la intensidad, y poder asistir de vez en cuando a alguna fiesta del SEU, aceptar la invitación a algún guateque en la casa particular de padres con hijas casaderas y, en mi promoción, ir de viaje de fin de carrera a Polonia y Hungría, a visitar las minas de carbón de aquellos predios y desempolvarnos un poco el pelo de la dehesa.

Las asignaturas que cursamos en Madrid o en Oviedo eran las mismas, los libros y los apuntes, idénticos. Tuvimos incluso profesores comunes, pues entonces la vis atractiva de la capital era intensa, y cuando se convocaba una cátedra en Madrid, y el titular de la asignatura en Asturias conseguía la plaza, hubo cambios a medio curso. Tal fue el caso, por ejemplo, de José Luis Díez Fernández, Agustín Suárez, Antonio Lucena y algún otro.

Buena parte de lo que estudiamos no nos sirvió nunca para nada. Es parte del juego de la selección, de la necesidad de separar pruebas difíciles para prepararse para lo desconocido. Aprendimos cuestiones muy curiosas, entre las que suelo citar el análisis detallado de la emigración del ano en los equínidos, fundamental para saber si un fósil pertenecía al período ordovícico, al Cámbrico o al Silúrico.

Con veinte años, y aun estudiando, vivimos con pasión los movimientos estudiantiles de mayo del 68, las asambleas de largas peroratas y discusiones de procedimiento no siempre inteligibles, las votaciones a mano alzada, la persecución detrás o delante de los grises. Faltos de personal femenino en las aulas, se nos iban los ojos y los pies tras las chicas de filosofía, químicas o derecho. Nos afiliamos, para poder disfrutar de un lugar de encuentro y laboratorios de fotografía y futbolín, a la Acción Católica, al Sindicato Español Universitario y a lo que hiciera falta.

La entrada del marxismo leninismo en las Universidades no nos cogió con el paso cambiado, y leímos mucho a Marx, a Bakunin, a Gramsci, para poder discutir de tú a ti con las bellezas de otras Universidades, seducidas al parecer por los vientos de extremismos de salón.

Digo esto y aquí para reclamar que es falso si se cree que los estudiantes de minas de entonces hacíamos una vida aislada de la sociedad. De nuestra preocupación al margen de la técnica, pero relacionado con la formación integral del ser humano, dejo constancia de que muchos de nosotros tenemos dos carreras, y, desde luego, intensar aficiones al margen de la ingeniería. Cuando desde la revista Entiba nos preocupamos de presentar a compañeros que tienen dedicaciones al margen de la ingeniería, nos encontramos con músicos, excelentes billaristas, abogados, coleccionistas de arte, inversores, restauradores, escritores, enólogos…

Pero… ¡cómo ha cambiado casi todo! No, no nos creímos jamás la frase que circulaba entre malintencionados por la que creíamos ser superiores, y que, después de Dios, estaba el ingeniero. Vencimos muchas inercias, algunas solo por el paso del tiempo. Hicimos muchos ejercicios con reglas de cálculo de casi un metro, con precisiones de centésimas, porque había algún catedrático que opinaba que la regla de cálculo era el pañuelo del ingeniero. Nos levantábamos cuando entraba el profesor, que pasaba lista y si tenías más de tres o cuatro faltas sin justificación arriesgabas no poder presentarte al examen.

Nos suspendían y, a veces, la razón argumentada era la adquisición de madurez, un arcano que aún tengo sin resolver. Por ello, era normal repetir alguno de los primeros cursos y sacar un notable en una asignatura, resultaba cercano a un milagro.

Cuando terminé la carrera, el mundo comenzaba otra crisis. El presidente norteamericano Nixon decretó el abandono del patrón oro. La economía avanzaba hacia una recesión y, por supuesto, España también estaba en crisis. Un informe alertaba de que sobraban ingenieros en España, porque no había necesidad de tanta técnica. Varios compañeros de mi promoción y las siguientes tardaron meses en colocarse y muchos tuvieron que buscar empleo fuera de Asturias, y salirse de los sectores tradicionales para la ingeniería de minas; el carbón y la siderurgia.

En el 72, empezó a construirse Lemóniz y la industria nuclear española cobraba auge, lo que abrió excelentes perspectivas para quienes habían elegido la especialidad de energía y para bastantes otros, ya que el título que adquiríamos era común a todas las especialidades. Éramos, simple y orgullosamente, ingenieros de minas.

Los ingenieros de minas nos sentimos entonces, ingenieros industriales con el plus de la minería.

Esta versatilidad, ese buen fondo de preparación queda puesto de manifiesto en los currícula de los colegas que hoy se sientan aquí conmigo para recibir esta insignia. Hay, junto a especialistas en minería, y no solo del carbón, catedráticos de Universidad, gasistas responsables de obras subterráneas, directores de ingeniería y proyectos, técnicos en petróleo, en perforación, en organización de empresas, en biomedicina, en ambiente, en aguas. Algunos, se distinguieron y distinguen en el ejercicio libre de la profesión, otros, como empleados de élite, también hay entre nosotros, empresarios propiamente dichos.

A lo largo de los más de cuarenta años de ejercicio profesional, hemos sido supervivientes de varias crisis. Hemos visto en primera persona la superación de una dictadura y disfrutado de una democracia, al principio, ilusionada y esplendorosa y hoy, algo perjudicada y con aspecto más bien ajado.

Hemos votado en relación con la entrada en la OTAN, y, sobre todo, por una Constitución que ya dura 40 años y, en mi opinión, ha funcionado muy bien salvo en haber favorecido, en contra de sus principios de solidaridad y coherencia, como una trampa interna, las desigualdades autonómicas.

En contra de lo que puedan creer los jóvenes, incluso nuestros hijos, que parecen convencidos de que lo tienen más difícil, el camino no estuvo nunca fácil. Pero estábamos preparados sicológica y técnicamente para afrontar un mundo cambiante.
Y vaya si cambió.

Cuando entré a trabajar en Ensidesa, como ingeniero de investigación de operaciones, el director de Metalurgia, el ingeniero de Minas Luis Suárez Pazos, que era amigo de la familia, me dijo: “Angelín, no te voy a decir cómo tienes que trabajar, porque te conozco y se que lo harás bien. Pero te daré dos consejos: Ven a trabajar siempre con corbata y trata a los facultativos y peritos de Usted”.

No cumplí ninguno de esos dos consejos y, con el paso de los años, he llegado a comprender que tenían un serio fundamento. Las distancias, cuando no se reconocen de forma natural, hay que construirlas de manera forzada. El Papa lleva tiara. La corbata era un símbolo no de superioridad, sino que evidenciaba el tipo de trabajo que hacíamos o deberíamos hacer los ingenieros: tareas de planificación, de cálculo, de investigación, de gestión, para la que no necesitábamos llevar más que circunstancialmente el mono de trabajo.

Los peritos y facultativos, especie laboral desgraciadamente en extinción, eran el enlace eficiente, imprescindible, entre el ingeniero y los capataces y resto del personal. Tratarnos recíprocamente de usted era una forma de respeto mutuo, y una demostración del comportamiento que sería exigible al resto del personal. Era, también, una barrera de contención ante reivindicaciones sin fundamento y, debo reconocer en mi caso, en agradecimiento a magníficos facultativos con los que tuve el honor de trabajar, una manera discreta y eficiente de contar con un apoyo leal, experimentado y sabio, para corregir, desde el respeto, nuestros posibles errores de falta de práctica, admitiendo en nuestra formación básica más sólida, la manera de incrementar la eficiencia del grupo, en el objetivo común de ayudarnos a mejorar todos.

Hoy día todos quieren ser ingenieros, sin distinción. La administración, y hasta la Universidad, desconociendo la necesidad de las cualificaciones, regala denominaciones que crean desconcierto a la sociedad y a la empresa y generan falsas expectativas laborales y riesgos de seguridad.

Habría que recuperar, donde se halle perdido, la necesidad de ingenieros con estudios superiores y, al tiempo, confirmar la dignidad y la necesidad de ingenieros de grado medio, así como de buenos especialistas en formación profesional, sin regalar títulos ni falsificar las trayectorias curriculares.

Hemos vivido cambios sustanciales en el rol de la mujer, en la familia y en la sociedad. Desde los tiempos en la Escuela de Ingeniería en los que las mujeres eran vistas como rara avis, y en las que se argumentaba sin fundamento alguno, que su cerebro no estaba preparado para carreras técnicas, hemos recibido sin recelo la incorporación de la mujer al mundo del trabajo, y podemos reconocer, con orgullo, que tenemos colegas femeninos de más que probada eficiencia, por no decir que, en la actualidad, se admite como natural que los mejores expedientes de las promociones de carreras técnicas sean copados por mujeres.

Esta insignia se nos concede también por estar colegiados. Los Colegios profesionales, y en concreto, los de ingeniería, están hoy en crisis, porque los visados, que era tradicionalmente la mayor partida de ingresos, han dejado de ser vistos como obligatorios. Pero la razón de ser de los Colegios profesionales y la del nuestro, en particular, no ha cambiado. Los Colegios sirven para defender la profesión y a los profesionales, para generar interrelación entre nosotros, para garantizar la honestidad y el buen hacer, que es lo que nos prestigia ante la sociedad.

Los mayores de setenta años, por decisión del Consejo Superior hace algunos años, no pagaremos la cuota colegial. Creo que es un error, si es visto como que quedamos desvinculados del Colegio y que éste no nos necesita. He propuesto, como Tesorero del Consejo, que se mejore la oferta de los Colegios, que se potencie la actividad colegial y que este impulso se consiga y fundamente al margen de los visados, es decir, con las cuotas colegiales.

Os invito a participar o a seguir participando activamente en la vida del Colegio, a contribuir a su dinamización y, si estáis jubilados, a dedicar parte de vuestro tiempo a ayudar a los más jóvenes, con vuestra experiencia, consejos, orientación y, tal vez, invirtiendo con ellos en proyectos de futuro.

En fin, estamos aquí recibiendo esta insignia, porque tenemos otro privilegio, que es el de seguir vivos. Quiero convocar aquí a aquellos compañeros que están fallecidos y que no pueden estar hoy con nosotros para compartir este momento de felicidad. Quiero dar las gracias por su comprensión, apoyo e inteligencia, a nuestras esposas, y quiero, en nombre de todos, agradecer a nuestros hijos el que sean dignos herederos de nuestra ilusión por hacer bien las cosas y pedirles que inculquen a nuestros nietos el deseo de mejorar, con el propio esfuerzo, el mundo en que vivirán.

Esta insignia es un reconocimiento, pero no es el final. Estamos orgullosos de haber aportado nuestro trabajo para contribuir a que nuestro entorno, la sociedad en que vivimos, sea un poco mejor, por haber conseguido crear actividad, riqueza y empleo y haber contribuido a ofrecer a la sociedad una imagen del ingeniero más próxima, más comprometida.

Quiero reivindicar, para terminar, a los ingenieros, Son necesarios, en este mundo ferozmente cambiante, interconectado, disfuncional, diverso, más que nunca. La distancia entre los peldaños más altos del conocimiento y las necesidades básicas del ser humano ha de ser cubierta con inteligencia, creatividad, esfuerzo personal.

Como ingenieros de minas, colegiados, vivos, y con setenta años, recogemos esta insignia como la manifestación de que tenemos, ojalá, mucha vida aún por delante para lucirla con orgullo, y como un reto para seguir aportando al Colegio y a la sociedad, lo que sabemos hacer bien, porque lo hemos venido haciendo desde los orígenes de nuestra existencia: trabajar con seriedad, con intensidad, con conocimiento.

En el día de nuestra Patrona, que Santa Bárbara sirva de testigo excepcional a este compromiso.

Muchas gracias por vuestra atención.

(4 de diciembre de 2018, día de Santa Bárbara
En el Acto de imposición de insignias a los colegas que han cumplido 70 años en 2018)

…..

El ave fotografiada es un andarríos chico (Actitis hipoleucus), habitante bastante común, según la estación, de los marjales, zonas inundadas y ciénagas. Se le distingue de otros andarríos por el tamaño, la entrada del pecho blanco hacia las alas (en forma de media luna) y el dorso moteado, más conspicuo en invierno. Se alimenta en pequeños grupos y es muy asustadizo, emprendiendo el vuelo a la menor aproximación con aleteos rápidos, trinando todos ellos con agudos chillidos.

Publicado en: Actualidad, Ingeniería, Personal Etiquetado como: andarrios chico, angel arias, colegio, colegio de centro de españa, discurso, ingeniero de minas, insignia, Jorge Wagensberg, Marisol, setenta años

EL Discurso de Navidad falso de Felipe VI

24 diciembre, 2017 By amarias Deja un comentario

Tampoco este año la Casa Real me ha pedido sugerencias para el discurso de S.M. Felipe VI en Nochebuena. Se trata de un hábito inherente a la jefatura de los Estados cristianos, aprovechando que, debido a la antigua conmemoración de la injerencia de la divinidad más elaborada sobre la humanidad descarriada para proporcionarle un modelo de vida alternativo, las familias suelen reunirse para actualizar sus afectos. Como las alocuciones no son escuchadas, aunque en los hogares se mantengan las televisiones encendidas y, dado que el poder de esos máximos dirigentes es, en la práctica, nulo, las alocuciones suelen ser las mismas cada año.

Este es el discurso que he preparado.

“Españoles:

Como todos los años, aparezco en vuestras casas con un mensaje de Navidad. Quisiera, ante todo, aclarar posibles confusiones. No soy un anuncio, no vendo colonias ni coches.

Aunque soy una persona de carne y hueso, como vosotros, estoy representando a un personaje y, si bien en una amplia medida puede interpretarse que soy un actor, desde que asumí la jefatura del Estado español, los sucesos más importantes de vuestro país formarán parte de su Historia, y se atribuirán a mi reinado.

Es una paradoja, porque mi capacidad real de influencia sobre lo que hacéis es nula, y si alguna vez expreso algo en público, que no sean obviedades, me lo han enviado ya redactado desde la Moncloa, y solo puedo poner las comas que faltan y tres o cuatro adverbios de modo. Según la Constitución que aprobasteis en 1978 y que ahora os parece llegada la hora de cambiar, mi papel fundamental es estampar mi firma en las leyes que desea promulgar el Gobierno de turno y aparecer sin mover una pestaña en ciertos actos llamados oficiales.

Después de esta introducción, quisiera referirme a una persona a la que desde hace unos años se le están dedicando muchos chistes y chascarrillos, pretendiendo sepultar la gran labor que hizo por nuestro país. Mi padre, el rey emérito Juan Carlos.  Me gusta mucho el discurso que alguien entregó a mi padre, como sugerencia, el 25 de diciembre de 2013. No llegó a emitirse, pero estaba entre los papeles que había en el secreter.  Si alguien siente curiosidad por leerlo, encontrará el enlace al final de este mensaje.

No se si debo aclarar, antes de seguir hablando, que bajo el término “españoles” comprendo a todos los que habitamos en la parte de la Península Ibérica que no es Portugal, y que incluye, por supuesto, las islas Baleares y Canarias, además de Ceuta y Melilla y el peñón de Alhucemas, superficie a la que hay que deducir el peñón de Gibraltar y Andorra y no se si algún trozo de tierra en manos de Francia.

Se que, desde hace algunos años y, especialmente, en los últimos dos, la mitad aproximada de los catalanes mayores de edad y la mayoría sus hijos menores,  se empeñan en decir que no se sienten españoles. Por ese lado, no tengo nada que objetar, ya que sentirse español es bastante doloroso, como lo demuestra que a muchos ilustres antepasados de los vuestros, no de los míos, les dolió España . Pero lo que no puedo entender  es que quieran cambiar la forma del Estado, y convertirlo en una República.

Uno de mis mentores, Sabino Fernández Campo, solía decir que la forma del Estado era lo de menos y que lo que tenía que convencer a la gente era que yo era mejor alternativa que cualquier posible presidente de la República. Fijáos que no se trata de competir con jefes de gobierno, que eso es otra cosa y que implica una gran responsabilidad (y para la que no me resisto a opinar que los españoles tenéis bastante mal ojo para elegirlos).

Puede parecer que si opino sobre la forma del Estado soy parte interesada y que debería callarme. Cuando mi padre me comentaba que la consolidación de la legitimidad de su Corona se produjo cuando un grupo de militares entró en el Congreso de diputados allá por 1981 y él se mantuvo firme en defender la  Constitución que, prácticamente, se acababa de votar, yo creía que, gracias a esa actuación suya, yo quedaría libre de hacer gestos de ese tipo. No fue así, y casi cuarenta años después me vi en la necesidad de volver a defenderla.

No fue lo mismo. En esta ocasión, el levantamiento secesionista vino desde el propio Parlament catalán y no fueron los militares, sino unos civiles. No había armas, salvo palabras. Fue muy duro para mí, porque tuve que leer el discurso que me había preparado el Gobierno, que era el mismo que inicialmente habían previsto que leyera el Primer ministro Mariano Rajoy, aunque la Reina, me aconsejó que no hiciera nada que era, por cierto, lo que me habían pedido otros especialistas en analizar conflictos.

Cada día que pasa me hace menos ilusión ser Rey de los españoles. Es cansino. La reina Letizia que, como sabéis, es asturiana y plebeya, le ha encontrado un cierto gustillo a la cosa.  Yo pienso, por el contrario -y no es que esté en desacuerdo con ella, si alguna vez discutimos, es por otras cosas- que seríamos más felices retirándonos a Gijón o a Tapia de Casariego, en donde se pueden encontrar casas con jardín cerca del mar. Las niñas, a las que habría que desintoxicar de infantas,  podrían estudiar Historia o Filosofía en Oviedo, que son carreras que, como no tienen porvenir, encajarían perfectamente con mis deseos.

Esto dicho, no me planteo dimitir. Me mantendré como Rey porque, como español, me gustaría seguir contribuyendo a que las gentes sencillas me vean como encarnación del Estado, a dar buena imagen física en el exterior, y, ocasionalmente, a ayudar a los jefes de gobierno que no sepan idiomas en algunos momentos en que no tienen a los intérpretes cerca.

Fui preparado para ser Rey desde mi tierna infancia, y esa inversión tiene que ser rentable. Hablo idiomas, tengo presencia, y, aunque no tengo competencias, soy el generalísimo de los Ejércitos.

Ahí quería yo no llegar. Porque no es sencillo ser Rey de España. Envidio a la Reina de Inglaterra que, aunque tampoco manda nada en realidad, todos los ingleses le desean a cada momento que Dios la guarde. Los españoles no somos capaces de ponernos de acuerdo en nada, y los ingleses están de acuerdo incluso en aquello en lo que discrepan. No tienen problemas de idiomas, porque aunque el inglés que hablan ellos apenas se entiende por los que no son nativos, está reconocido como lengua franca.

Veo mucha televisión últimamente, porque salimos menos fuera de casa. Letizia pasa desapercibida con una peluca o quitándose la máscara del lifting, pero y soy más difícil de disimular. Solemos reunirnos con los amigos en casa (los que nos quedan porque algunos de los que eran íntimos están desaparecidos) y yo preparo si no estoy de viaje una musaka con la receta de mi madre.

Termino aquí mi alocución. Mi mensaje, como habrán advertido los que me han escuchado, es que soy un tipo normal, que no tengo nada especial, salvo haber sido educado para ser abeja reina del enjambre de locos que es España. En cierto modo, soy como el protagonista de aquella película que interpretaba Jim Carrey, The Truman show.

Buenas noches a todos y, si me es admisible daros un consejo: dejad de daros bastonazos entre vosotros. ¿No advertís cómo se ríen los de fuera de aquí de la pérdida de energía que se os va en criticar y echar abajo lo que hacen los mejores? No tengo nada que ganar ni perder para mi mismo o mi familia, pues tenemos bastante patrimonio para poder vivir cómodamente en el extranjero, si llega el día en que os apetezca derrocarme. Aunque no estoy libre de que un enajenado quiera pegarme un tiro en uno de mis imprescindibles baños de multitud, que sirven para consolidar la popularidad de la Monarquía, no olvidéis que soy un símbolo. La realidad, la ponéis vosotros.


El enlace al que hace referencia este Comentario es:

El texto perdido del Discurso de Navidad del Rey Juan Carlos

La foto de portada es un carbonero garrapinos (periparus ater) en vuelo. No tiene la franja ventral negra que es característica de la especie afín (carbonero común), y es más pequeño en  tamaño. El negro capirote se rompe con una mancha blanca en la nuca y tiene dos bandas alares, también blancas. Aunque la foto no es determinante para detectar todas estas características de la especie…me gusta.

 

 

 

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: discurso, Navidad, rey Felipe, rey juan carlos

Mensaje apócrifo de Navidad de Felipe VI

24 diciembre, 2014 By amarias Deja un comentario

(En el escenario a semioscuras, se ve la carcasa de un aparato de televisión sobre una mesa con ruedecillas. Por un lateral, aparece, con gesto cansado, el Rey Felipe VI. Se sitúa detrás de la mesita y, moviéndose ligeramente a un lado y a otro, incluso sacando los brazos fuera de la carcasa, ajusta su colocación con parsimonia.

Cuando está satisfecho con el resultado de la operación, Felipe VI extrae unos papeles algo arrugados del bolsillo, se cala las gafas que necesita para compensar su incipiente presbicia, y mira al frente. En ese momento, se encienden más luces, y descubrimos, en el lateral contrario a aquel por donde apareció el Rey, a la Reina Doña Leticia, sentada sobre unas maletas de viaje.

Felipe VI lee con voz timbrada, guardando las pausas; de vez en cuando, utiliza una petaca de la que bebe un líquido no identificado)

-Buenos días a todos. Me corresponde, como hacían mi padre y su antecesor en la Jefatura de Estado, dar un mensaje de Navidad en estas fiestas entrañables. Se trata, como bien sabéis, de ser proactivo y amable, repitiendo cuatro o cinco ideas de esas sin el menor interés, por su obviedad manifiesta. Por ejemplo, animando a que seáis solidarios, a recordar que si estamos juntos podemos superar cualquier dificultad, y expresando que todos somos iguales ante la ley, la democracia y las oportunidades de la vida.

Pues bien. En estos meses que llevo haciendo de Rey, me he dado cuenta de que se estaba mucho mejor haciendo de Príncipe de Asturias. Viajaba mucho, tanto de placer como para asistir a las investiduras de presidentes de antiguas colonias, asistía a fiestas de incógnito o con otros miembros de familias reales, y entregaba una vez año unos premios con mi nombre -con mi nombre- a algunos compatriotas, junto a personajes que habían sido galardonados con el Nobel o estaban a punto de serlo en la próxima convocatoria.

Pero no solo eso, la Reina Doña Leticia también ha sacado sus propias consecuencias de este tiempo. Me dice que estaba muchísimo mejor siendo periodista del montón, nieta de taxista y locutora, e incluso, cuando estaba divorciada y se reunía de vacaciones con sus amigos en Asturias para comer oricios, regarlos con sidra y cantar Patria querida. Ella, que viene de por ahí, de por donde vosotros, me anima a que nos comportemos como tipos normales, sin pasarse, claro, permaneciendo más o menos de buena familia, sin que tengamos que disfrazarnos para tratar de pasar desapercibidos en la calle. Me apetece, incluso, ponerme de vez en cuando la camiseta con la inscripción CR que me regaló Florentino, irme algún fin de semana en tren a Alicante con el taper de tortilla y las niñas, y hasta debe tener su puntillo hacer la cola del paro por las mañanas y una chapucilla, para ir tirando, por las tardes.

La verdad, cuando no puedo dormir por la noche, la idea de mandarlo todo a la porra, me mola cantidad. ¿Qué hice yo para tener que representar la unidad de España? ¿Qué diablos es eso? He asistido a algunas reuniones del Consejo de Ministros y leo todos los días las notas de prensa que me recorta y clasifica la Reina, que de eso sabe un montón, y me doy cuenta de que los problemas que tiene el país son de una complejidad abrumadora. No es que sean superiores a los de otros países, es que hay demasiada gente encargada de complicarlos todo lo posible cada día. Y lo hacen con tanto empeño, con tanta devoción, que el único punto de acuerdo al que es posible que lleguen es que no tienen solución, y solo consiguen calentarse recíprocamente las cabezas.

A esta situación general, se añaden las cuestiones personales. Mi padre, que tiene los achaques propios de su edad, se encuentra en paradero desconocido, negociando no se qué, por lo que me cuentan, con la que fue su amante durante las últimas décadas. Mi madre,  está buscando casa con terreno en la campiña griega, para retirarse a cuidar allí, junto a mis helénicos tíos, los toros de lidia que pueda salvar de su cruel destino en plazas españolas. Mi hermana mayor, separada del padre de sus hijos, con un exigüo peculio, trata de rehacer su vida como puede a la caza de algún candidato con posibles. La pequeña me ha dicho que vendrá a vivir con nosotros, pues su casa va a ser embargada, porque un juez rencoroso con la élite  quiere saber de dónde sacó el dinero su marido, pues no se cree que alguien pueda hacerse rico por el solo hecho de pertenecer a la familia real, como siempre ha sido desde que el mundo es mundo.

Todo esto que ya sabéis por los periódicos, no tiene nada de particular. Si no en todas las familias, pasa en algunas de ellas, y solo basta leer el Hola, para estar de acuerdo en que las familias de la aristocracia y de la farándula en general, andan por los mismos andurriales a cada poco.

Pero lo que ha colmado el vaso de mi paciencia es que, según las encuestas vienen reflejando, soy el más popular de los personajes públicos relacionados con la política -es evidente que hay que sacar fuera de las estadísticas a los que se dedican al fútbol o a la canción melódica-. Hasta ahí, bien. Lo que sucede es que me dicen, también, que la gran mayoría de vosotros sois republicanos.

Esto supondría que, si se os dejara libres, tendríais como forma de gobierno una República, y desearíais que me presentara a las elecciones para la jefatura del estado o del Gobierno. Y eso sí que no. ¿Competir yo, que he sido formado en las mejores Universidades del mundo, que hablo impecablemente cuatro idiomas, que he hecho la carrera militar en todos los ejércitos, que se pilotar aviones y tanques, que mido más de dos metros, etc. con cabezas de lista de los partidos políticos?

No quiero poner ejemplos, para no encrespar los ánimos de nadie. Jamás he ido a una reunión, que no fuera de vacaciones, en camisa; nunca me visteis levantar la voz en una comparecencia pública; jamás he emitido una opinión contra nadie; me tragué lo que pensaba de todo lo que sucedió a mi alrededor; etc.

He releído la historia del Rey Amadeo, y me volvió a impresionar mucho. Tanto que, concluyo, para no cansaros.

Ahí os quedáis. Leticia, las niñas y yo, nos vamos. A un lugar secreto, y para siempre.”

(Se van las luces del escenario. Felipe saca el cuerpo de detrás de la carcasa, se acerca a Leticia y salen con las maletas, mientras suena una música celestial, o algo parecido)

Publicado en: Política Etiquetado como: discurso, Felipe Sexto, Navidad, rey

Mi Diccionario desvergonzado: discurso, sorna, portavoz, muslo, tropa, corte, dato, sádico

7 septiembre, 2014 By amarias Deja un comentario

Tropa. 1. Manera cariñosa empleada por un progenitor para referirse a su mujer e hijos cuando los lleva de excursión al campo, que él aprovechará para dormir la siesta o practicar la pesca de fondo. 2. Conjunto de soldados en maniobras, planificada para malgastar sus energías, elevando así su moral a la altura estimada adecuada por el mando.

Corte. 1. Tela doblada que se adquiría en una tienda de venta de paños, con la intención, casi nunca realizada, de realizar con ella un traje de los llamados de chaqueta. 2. Expresión afortunada por la que se hace ver a alguien que lo que está diciendo nos desagrada. 3. Tipo de helado que se compraba en los puestos callejeros, y que se colocaba entre dos galletas para poder engullir el bocado más rápidamente, sin causar molestia a las encías.

Dato. 1. Parte de un problema que permite encontrar la solución deseada por quien lo plantea. 2. En lenguaje especializado, atribución numérica que se hace a una variable para expresar que no se tiene la menor intención de ceder un privilegio o compromiso a quien maneja el programa informático de optimización de una función multivariante.

Sádico. 1. Persona que cree que los demás disfrutan con lo que a él le pone, cualquiera que sea el sentido que se quiera dar a la expresión. 2. Deformación frecuente de la mente del que dirige a un equipo de personas, por las que pretende que su obligación es mantenerlas ocupadas llevando a cabo las tonterías que se le ocurren.

España. 1. Para muchos españoles, concepto abstracto que solo se comprende, como sucede con cualquier territorio con abolengo histórico, cuando se hace abstracción de los intereses de los colectivos particulares con lo integran. 2. Para los nacidos en Latinoamérica, madre Patria, elucubración parafísica a la que suelen referirse, tanto para vituperarla como para despertar el orgullo de su procedencia mestiza. 3. Para algunos españoles, resto de España con el que no desean verse identificados.

Toro. 1. Dícese de quien oculta su vulnerabilidad tras una presencia física poco habitual, normalmente debida a anabolizantes. 2. Noble animal, similar a una vaca aunque con imponentes testículos, algunos de cuyos especímenes, con cuernos astillados o pulidos, denominados por esta sinrazón como de lidia, son utilizados en un espectáculo bastante entretenido, apreciado por los extranjeros como parte del folclore nacional, que deviene perversión al concluirse con la muerte del astado acribillado con espadas o lanzas, y con cuyo rabo se confecciona un guiso popular difícil de digerir.

Tributo. 1. Impuesto que se cobra al ciudadano cumplidor de sus obligaciones, para recordarle que no tiene el control sobre el producto de su trabajo. 2. Ofrenda que se hacía a los dioses, que consistía en la inmolación de jóvenes vírgenes o animales domésticos seleccionados, por la que se pensaba que se podía aplacar la ira de esos seres metafísicos, y que dejó de practicarse, en general, al comprender que tenían otras preferencias.

Clavo. 1. Trozo de metal desubicado que, cuando se incrusta en el neumático de un vehículo, obliga a investigar en el manual guardado en la guantera del mismo la manera de cambiar la rueda afectada, operación que, por razones no investigadas,  pocas mujeres consiguen realizar sin la intervención de un voluntario varón. 2. Cada uno de los elementos ferruginosos que se conservan en cualquier caja de herramientas, junto a tornillos y tuercas y que, al no venderse por unidades, sino por cientos, no encontrará jamás utilización.

Destornillador. 1. Herramienta manual, con cabeza plana o estrellada y manija desmontable, de la que se tienen múltiples ejemplares en el domicilio, cuyas concretas dimensiones y diseño no coinciden con aquella que se adecuaría a la pieza de metal sobre la que se pretende aplicarla, perteneciente a un aparato doméstico que el cabeza de familia pretende saber reparar, siendo necesario comprar una nueva de un solo uso en cualquier establecimiento regido por una familia china, lo que no supondrá, sin embargo, la solución al problema principal. 2. Bebida alcohólica con azúcar que, añadida sobre un estómago cuyo propietario tiene la mente embotada por la anterior ingesta alcohólica excesiva, se fabula que permitirá conducir el vehículo hasta, por lo menos, el próximo control de alcoholemia.

Espuela. 1. Adorno metálico que, incorporado a la bota, sirve para azuzar a una res que remolonea, y con la que se provoca una cabriola que da con el caballista ocasional en el suelo, finalizando así la experiencia inolvidable. 2. En las rondas de celebración por cualquier suceso favorable, denominación de las bebidas alcohólicas ofrecidas a costa de cada uno de los asistentes, que los acabará situando en estado lamentable, proceso que solo finalizará cuando el propietario se anime a cerrar el local, llegada la madrugada.

Muslo. 1. Carne  de una de las extremidades inferiores femeninas, que se consideraba comprendida entre la cintura y el liguero; aunque ha variado la zona del cuerpo a la que pretende referirse, ha perdido actualmente interés como atractivo sexual, al ser expuesta toda la pierna sin reservas y encontrarse desplazado el efecto llamada hacia las nalgas,  las orejas y el ombligo. 2. Parte del guiso de un ave que se reservaba para el cabeza de familia, y que actualmente, al disminuir el tamaño con el que llegan al mercado estas carnes, se vende junto al contramuslo o el animal entero.

Discurso. 1. Larga perorata de quien ocupa el estrado en una ceremonia o acto público, que tiene por objeto satisfacer el ego de quien la pronuncia y facilitar, de paso, el desahogo de quienes, sin explicación aparente, aplaudirán frases deslavazadas del mismo, siendo a su final incapaces de recordar ni una frase de lo expresado. 2. Palabras de agradecimiento por la concesión de un premio, galardón o medalla, que pronuncian la viuda o los hijos del difunto que fue, póstumamente, reconocido por sus méritos.

Portavoz. 1. Persona con facilidad de palabra, nombrado por un colectivo para expresar cualquier concepto confuso. 2. Representante de una petición que pretende ser escuchada, aunque no será tenida en cuenta por quien debe adoptar una solución.

Sorna. 1. Pátina que recubre un argumento, con la vana intención de que quien lo oye, atienda al doble sentido de lo que se expresa. 2. Sentido oculto del argumento con el que la mujer casada indica a su esposo que tiene un dolor de cabeza invencible ante sus requerimientos para practicar el acto sexual, cuando éste vuelve a casa después de una jornada agotadora tomando copas con los compañeros de la oficina.

Publicado en: Diccionario desvergonzado Etiquetado como: dato, destornillador, diccionario desvergonzado, discurso, españa, espuela, muslo, portavoz, sádico, sorna, toro, tropa

Borrador del Discurso de investidura de Felipe VI

4 junio, 2014 By amarias Deja un comentario

En una actuación sin precedentes en la trayectoria de las diferentes dinastías reales que han ocupado la jefatura del Estado español, la Casa Real ha pedido a varios ciudadanos, incluso republicanos confesos, ideas para el Discurso de investidura que tendrá que pronunciar S.A.R. el Príncipe de Asturias, cuando sea investido Rey, con el nombre de Felipe VI de España y nada de Alemania.

Por su indudable interés, reproduzco aquí la propuesta de uno de los elegidos, que ruega mantenerse en el anonimato:

“Españoles, catalanes, vascos, gallegos, valencianos, andaluces, inmigrantes con alguna de esas nacionalidades, naturalizados actuales y futuros, residentes todos :

“Ante todo, quiero deciros que no pretendí dejar de nombrar a nadie. Si alguien no se siente identificado con los que nombré expresamente, pido disculpas. Me equivoqué. No volverá a suceder.

“Se que algunos de vosotros, quizá un veinte por ciento de los que tenéis más de dieciocho años, quizá la mayoría de los que tenéis menos de treinta y cinco, desearías que este país fuera una república, en sus variadas formas -desde el modelo norteamericano al chino o bolivariano, o, tal vez, una república balcánica o, incluso, centroafricana.

“Quiero deciros a vosotros, los republicanos convencidos y conversos, que estoy de acuerdo con todos y cada uno. He aceptado ser príncipe y ahora Rey, pero me equivoqué, y si tuviera ocasión de repetir la historia, no volvería a suceder.

“A aquellos de vosotros que pensáis en la necesidad de cambiarlo todo, incluso en la revolución, os confieso que no tengo ni idea de conseguir eso sin repetir la historia de mi bisabuelo, marcharme del país y dejar que allá os entendierais entre vosotros. A los que hubierais preferido que me sometiera al refrendo de las urnas para competir con otros candidatos, ya fueran de casas reales, como el Príncipe de Mónaco, el rey Mohamed VI, el monarca saudí,  la Reina Isabel II de Inglaterra, o gente del pueblo, como Pablo Iglesias júnior, José María Aznar, Felipe González senior, Susana Díaz o Isabel Lopez -qué más dará, somos todos tan parecidos-, os agradecería que os creyerais que iba a ganarles. Estoy preparado desde que nací para ser el rey de España, soy el único que cursé la carrera completa y no estoy en edad de jubilación.

“En fin, pido disculpas si ofendo a alguien. No desearía que volviese a suceder nada de lo que sucedió antes, pero qué le vamos a hacer si sucede lo que tiene que suceder. Pido perdón, otra vez, por mí, por todos los que antes que yo se han aprovechado de sus cargos y posiciones, por todos los que lo harán en el futuro. Volverá a suceder.

“Para aquellos de vosotros que, os confesáis como monárquicos por respeto a las tradiciones, sean las que sean, que decís que, no siéndolo, lo sois, por respeto a una Constitución que habéis dicho múltiples veces  que había que cambiar, a vosotros que os reconocéis juancarlistas pero no felipistas, o felipistas que no juancarlistas, porque no tenéis mucha idea del mínimo margen que tiene el Rey en este país, a vosotros, los que confundís la gestión de gobierno con la jefatura del Estado, a los que tenéis miedo a una revolución, o a la República en sí misma, o, tal vez, a que os gobiernen los marxistas y os quiten vuestras propiedades, quiero manifestar tanto mi profunda simpatía como también mi más honda preocupación.

“Gracias a vosotros he llegado hasta aquí y por culpa de vosotros ni yo ni vosotros sabemos cómo va a terminar todo esto, es decir, no solo mi reinado, sino vuestra trayectoria ciudadana. Si os equivocasteis, creyendo que ibais a evitar lo inevitable, y vuelve a repetirse lo que la Historia ha enseñado tantas veces que tiene que pasar, estoy educando a mis hijas, con ayuda de los conocimientos populares de mi actual esposa, para que se empapen bien de lo que significa ser plebeyo, es decir, una persona normal.

Porque os aseguro que, desde hoy, no voy a pedir más disculpas, en especial si sucede lo que no está previsto que vaya a suceder, -es casi improbable-, pero que, según me ha dicho mi padre que le explicaron, en su día, en el cursillo de acceso a Generalísimo  en el Estado Mayor de la Defensa, es un recurso que supondría mi aceptación general por unos cuarenta años, más o menos.”

La propuesta de discurso a la que hemos tenido acceso termina ahí, aunque posiblemente tuviera más hojas.

Publicado en: Economía, Política Etiquetado como: discurso, felipe VI, investidura

El texto perdido del Discurso de Navidad del Rey Juan Carlos

25 diciembre, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

La Casa Real acaba de informar que se ha encontrado el discurso que se había preparado para que el Rey Juan Carlos lo pronunciara con motivo de la Navidad de 2013. Al darle ahora difusión, pide disculpas por haberse tenido que improvisar apuradamente un texto alternativo, en el que se han tenido que utilizar recortes de los mensajes de años anteriores.

A continuación, se recoge el texto perdido (y que, según parece, se había traspapelado entre los envoltorios de los regalos de Papá Noel, fiesta que la Familia Real viene celebrando en lugar de la de los Reyes, desde que el príncipe Felipe descubrió que los Reyes eran, en efecto, los Reyes).

“Queridos compatriotas:

Seré especialmente breve este año. Se bien que pocos estaréis viéndome ante la Televisión, porque, con razón, después de haberme oído repetir las mismas ideas, preferiréis dedicar vuestro tiempo a otra cosa. Tendréis ocasión mañana de conocer lo fundamental de lo que voy a decir, y comentarlo entre vosotros, porque el día 25 de diciembre no hay fútbol.

Los tres temas de que quiero hablaros son éstos: la imputación de mi yerno Ignacio Urdangarín (yo nunca lo llamé Iñaky) y, por lo que me han filtrado, la de mi hija Cristina; la intención separatista de bastantes catalanes, que quieren formar un estado independiente, y, por supuesto, republicano; y la incapacidad de la economía española para recuperarse.

Se que la mayoría de los españoles sois republicanos, así que me he preguntado muchas veces porqué se soporta un Rey, que es una figura anacrónica, como lo prueba el que solo se mantiene en algunos países subdesarrollados -económica o mentalmente-, como Inglaterra, Suecia, Holanda, Bélgica y ciertas antiguas colonias africanas europeas. No lo sé, la verdad. Tal vez la razón principal es que las alternativas no os convenzan, o que, sencillamente, os guste creer que tengo sangre azul y que poseo poderes especiales. Como los españoles, en general, son gente muy crédula o muy confiada, no me extrañaría cualquier cosa.

He puesto en la página web de la Casa Real la comparación entre lo que cuesta un Rey y un Presidente de la República, y, como veréis, los costes están más o menos equilibradas. Lo comido por lo servido, vamos. Lo que no me negaréis es que un Rey farda más. Y aunque, en mi caso, he tenido que ayudar a varios miembros de la familia, tanto de la mía como de la mi mujer, tampoco en eso veo el asunto diferente a lo que han hecho cientos de presidentes republicanos. Pero que nadie crea que me estoy defendiendo, las cuentas están claras y guardo los justificantes. Con todo, mi puesto está permanentemente a disposición, y hasta, cuando lo comento con Spottorno, me maravilla el tiempo que este reinado está durando, para lo que se acostumbra aquí-

No quiero que nadie se haga la ilusión de que Cristina va a ir a la cárcel. Hasta ahí podíamos llegar. Ni siquiera voy a consentir que enchironen a mi yerno. Ya está bien de tonterías. Se que está trabajando mucha gente importante para que esto no suceda, y tengo confianza en Roca para que movilice sus contactos, y, allí donde haga falta, ponga el énfasis jurídico adecuado.

No juzguéis y no seréis juzgados. Lo que hicieron puede sonar mal a algunos, pero es lo que hace todo el mundo que tiene alguna influencia. Si este país ha querido tener una familia real, tiene que asumir que, con discreción, que es lo que se estaba haciendo, íbamos a aprovecharnos del puesto. El fallo no ha sido nuestro, sino del sistema. Pero ojo, que nunca se sabe cómo pueden acabar las cosas. Se que hay grupos de fieles que están dispuestos a acudir a utilizar la fuerza, lo que a mí, como comandante supremo del Ejército no voy, en este caso, a intentar controlar. No me va a temblar la mano en defender la inocencia y honor de mi familia hasta el final y, ya sabéis, que soy un buen tirador.

Respecto a los catalanes separatistas, encuentro que, en este tema también, ya son ganas de tocar las narices. ¿Qué se cree ese grupo de funcionarios, que pueden pasarse por alto la Constitución, que todos hemos jurado? Aquí no se va a hacer ningún referéndum, porque ya tenemos las encuestas periódicas que hacen el CIES y las agencias de opinión.

Hay viajes para los que no se necesitan alforjas. Todos tenemos claro que los españoles quieren ser independientes, trabajar poco y ganar campeonatos mundiales, preferiblemente de fútbol. Los dos últimos objetivos están prácticamente cumplidos (aunque debo reconocer que no trabajan, pero tampoco cobran). En cuanto al primero, IKEA ha hecho un gran avance para que todos se sientan cómodos en su casa, incluso los catalanes. Pues que se atengan a las consecuencias, porque va a haber felpudos para todos.

Me queda el tema de la economía. Lo tengo clarísimo. En eso, pienso que es hora ya de que os caigáis del pino: no hay trabajo para todos, máxime desde que las mujeres se empeñan en trabajar. El trabajo que hay, es lógico que esté mal remunerado, porque donde había un puesto de trabajo, ahora, con suerte, hay dos, y se ha reducido lo que se paga por cada uno a bastante menos de la mitad. No se tanto de economía como De Guindos o Montoro, pero hasta el más tonto sabe que los puestos importantes están cubiertos y no es posible acceder a ellos para la mayoría. El mundo globalizado ha permitido que casi cualquier producto se pueda hacer en países en donde la mano de obra es baratísima y se pueda transportar casi en el día hasta donde se desee.

Así que lo único que puedo deciros es que tenéis que apretaros el cinturón, y no se hasta cuándo, porque no veo que el panorama va a cambiar. Eso sí, como España es un país católico, mayoritariamente la gente irá al cielo.

En fin, feliz Navidad a todos, tanto escépticos como creyentes. Y si queréis encontrarme, ya sabéis dónde estoy.

(El discurso se acompaña con la canción “Resistiré”, del Dúo Dinámico, con intérpretes reales)

Publicado en: Política, Sociedad Etiquetado como: abdicación, cárcel, catalanes, corrupción, Cristina, denuncia, discurso, economía, ejército, Familia Real, Felipe, fútbol, independencia, infanta, mensaje, Navidad, paro, rey juan carlos, trabajo, urdangarín

Entradas recientes

  • Cuentos para Preadolescentes (12)
  • Cuentos para preadolescentes (11)
  • Cuentos para preadolescentes (10)
  • Cuentos para Preadolescentes (9)
  • Cuentos para preadolescentes (7 y 8)
  • Por unos cuidados más justos
  • Quincuagésima Segunda (y última) Crónica desde Gaigé
  • Quincuagésima primera Crónica desde el País de Gaigé
  • Cuentos para Preadolescentes (6)
  • Cuentos para preadolescentes (5)
  • Cuentos para preadolescentes (4)
  • Cuentos para Preadolescentes (3)
  • Quincuagésima Crónica desde el País de Gaigé
  • Cuentos para preadolescentes (2)
  • Cuentos para preadolescentes

Categorías

  • Actualidad
  • Administraciones públcias
  • Administraciones públicas
  • Ambiente
  • Arte
  • Asturias
  • Aves
  • Cáncer
  • Cartas filípicas
  • Cataluña
  • China
  • Cuentos y otras creaciones literarias
  • Cultura
  • Defensa
  • Deporte
  • Derecho
  • Dibujos y pinturas
  • Diccionario desvergonzado
  • Economía
  • Educación
  • Ejército
  • Empleo
  • Empresa
  • Energía
  • España
  • Europa
  • Filosofía
  • Fisica
  • Geología
  • Guerra en Ucrania
  • Industria
  • Ingeniería
  • Internacional
  • Investigación
  • Linkweak
  • Literatura
  • Madrid
  • Medicina
  • mineria
  • Monarquía
  • Mujer
  • País de Gaigé
  • Personal
  • Poesía
  • Política
  • Religión
  • Restauración
  • Rusia
  • Sanidad
  • Seguridad
  • Sin categoría
  • Sindicatos
  • Sociedad
  • Tecnologías
  • Transporte
  • Turismo
  • Ucrania
  • Uncategorized
  • Universidad
  • Urbanismo
  • Venezuela

Archivos

  • marzo 2023 (1)
  • febrero 2023 (5)
  • enero 2023 (12)
  • diciembre 2022 (6)
  • noviembre 2022 (8)
  • octubre 2022 (8)
  • septiembre 2022 (6)
  • agosto 2022 (7)
  • julio 2022 (10)
  • junio 2022 (14)
  • mayo 2022 (10)
  • abril 2022 (15)
  • marzo 2022 (27)
  • febrero 2022 (15)
  • enero 2022 (7)
  • diciembre 2021 (13)
  • noviembre 2021 (12)
  • octubre 2021 (5)
  • septiembre 2021 (4)
  • agosto 2021 (6)
  • julio 2021 (7)
  • junio 2021 (6)
  • mayo 2021 (13)
  • abril 2021 (8)
  • marzo 2021 (11)
  • febrero 2021 (6)
  • enero 2021 (6)
  • diciembre 2020 (17)
  • noviembre 2020 (9)
  • octubre 2020 (5)
  • septiembre 2020 (5)
  • agosto 2020 (6)
  • julio 2020 (8)
  • junio 2020 (15)
  • mayo 2020 (26)
  • abril 2020 (35)
  • marzo 2020 (31)
  • febrero 2020 (9)
  • enero 2020 (3)
  • diciembre 2019 (11)
  • noviembre 2019 (8)
  • octubre 2019 (7)
  • septiembre 2019 (8)
  • agosto 2019 (4)
  • julio 2019 (9)
  • junio 2019 (6)
  • mayo 2019 (9)
  • abril 2019 (8)
  • marzo 2019 (11)
  • febrero 2019 (8)
  • enero 2019 (7)
  • diciembre 2018 (8)
  • noviembre 2018 (6)
  • octubre 2018 (5)
  • septiembre 2018 (2)
  • agosto 2018 (3)
  • julio 2018 (5)
  • junio 2018 (9)
  • mayo 2018 (4)
  • abril 2018 (2)
  • marzo 2018 (8)
  • febrero 2018 (5)
  • enero 2018 (10)
  • diciembre 2017 (14)
  • noviembre 2017 (4)
  • octubre 2017 (12)
  • septiembre 2017 (10)
  • agosto 2017 (5)
  • julio 2017 (7)
  • junio 2017 (8)
  • mayo 2017 (11)
  • abril 2017 (3)
  • marzo 2017 (12)
  • febrero 2017 (13)
  • enero 2017 (12)
  • diciembre 2016 (14)
  • noviembre 2016 (8)
  • octubre 2016 (11)
  • septiembre 2016 (3)
  • agosto 2016 (5)
  • julio 2016 (5)
  • junio 2016 (10)
  • mayo 2016 (7)
  • abril 2016 (13)
  • marzo 2016 (25)
  • febrero 2016 (13)
  • enero 2016 (12)
  • diciembre 2015 (15)
  • noviembre 2015 (5)
  • octubre 2015 (5)
  • septiembre 2015 (12)
  • agosto 2015 (1)
  • julio 2015 (6)
  • junio 2015 (9)
  • mayo 2015 (16)
  • abril 2015 (14)
  • marzo 2015 (16)
  • febrero 2015 (10)
  • enero 2015 (16)
  • diciembre 2014 (24)
  • noviembre 2014 (6)
  • octubre 2014 (14)
  • septiembre 2014 (15)
  • agosto 2014 (7)
  • julio 2014 (28)
  • junio 2014 (23)
  • mayo 2014 (27)
  • abril 2014 (28)
  • marzo 2014 (21)
  • febrero 2014 (20)
  • enero 2014 (22)
  • diciembre 2013 (20)
  • noviembre 2013 (24)
  • octubre 2013 (29)
  • septiembre 2013 (28)
  • agosto 2013 (3)
  • julio 2013 (36)
  • junio 2013 (35)
  • mayo 2013 (28)
  • abril 2013 (32)
  • marzo 2013 (30)
  • febrero 2013 (28)
  • enero 2013 (35)
  • diciembre 2012 (3)
marzo 2023
L M X J V S D
 12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031  
« Feb