Al socaire

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Cuadragésima Tercera Crónica desde el Pais de Gaigé

4 diciembre, 2022 By amarias Deja un comentario

Ha empezado diciembre con acelerada crispación preelectoral en los tendidos políticos de Gaigé. No ha trascendido mucho a nivel de calle, porque es difícil captar la atención de lo que sucede en el hemiciclo y sus alrededores, con el país polarizado hacia los desenlaces lúdicos. Nada más absorbente que tener al cerebro alimentado casi a diario (y, algunos días, con sesión doble) con la emocionante visión de acrobáticas evoluciones  ajenas con un par de cervezas al alcance de la mano.

Nuestros representantes políticos han tratado, a pesar de las dificultades mediáticas, de llamar la atención. Los ministros de la coalición de gobierno que sostiene al presidente Sanchez (Pedro) han verbalizado sus discrepancias, tanto en relación con las interpretaciones en sede judicial de la precipitada Ley del Solo sí es sí, que ha provocado decenas de rebajas de las penas en reclusos condenados por violación y alguna excarcelación de quienes estaban ya próximos a cumplirla. La desafortunada defensa de la Ley por parte de su promotora, Montero (Irene), apuntando hacia el machismo de los jueces ha levantado ánimos judiciales y la repulsa de los medios y, dentro del hemiciclo, ha servido para que Vox, el único partido que votó en contra, saque pecho, aunque utilizando argumentos que no estaban expresos en su escrito de enmienda presentado a la mesa del Congreso.

Delicada situación puede llamarse aquella por la que atraviesa el Ministro de Interior de Gaigé, Grande-Marlaska (Fernando), cogido definitivamente en una mentira -no me atrevo de calificar si piadosa o temeraria-, cuando afirmó repetidamente que no se habían producido hechos delictivos -ni muertes- en territorio propio cuando se produjeron los terribles sucesos del último asalto a la frontera melillense, en el que fallecieron decenas (aún no precisadas) de migrantes subsaharianos. Se sabe ahora, indiscutiblemente, utilizando multiples visionados del VAR popular (además de la BBC), que, al menos, un fallecido fue arrastrado por los insensibles guardias marroquíes hacia su propio territorio.

Han aparecido durante la semana varias misivas deflagrantes en puntos sensibles en relación con la guerra en Ucrania, cada vez más cercana y confusa. Las embajadas ucrania y norteamericana, además de algunos ministerios, han sido receptores de esos involutos, cuyos efectos, sentido y procedencia, un joven secretario de Estado (magistrado en excedencia)  Perez Ruiz (Rafael) se encargó de minimizar, con no mucha convicción. Nuevos involutos, ocultando ojos de animal y sangre, han llegado también a otros destinos europeos: Las intenciones deberían atribuirse a mensajeros del pánico (posiblemente, con  malformaciones mentales), deseosos de llamar la atención sobre los efectos presuntamente peligrosos del apoyo europeo al pueblo ucraniano en su heroica resistencia contra la potencia rusa.

La ruptura en Ciudadanos está a punto de confirmarse, al manifestar Bal (Edmundo) sus duras discrepancias con Arrimadas (Inés), postulándose para dirigir, como un nuevo Lope de Aguirre, la balsa del partido hacia El Dorado. (Para no cinéfilos o desmemoriados, hago referencia implícita al film “Aguirre, o la cólera de Dios”). Como decidió comunicar su decisión a los media antes que a su jefa de fila, la tensión quedó expresa sin vuelta atrás.

El Partido Popular pierde lentamente fuelle, debilitándose el tirón inicial de Núñez Feijóo (Alberto), y ello a pesar de las manifestaciones públicas de afecto y unidad con los otros puntales de la derecha civilizada, de los que destacan Moreno (Juanma), Ayuso (Isabel) y Martínez Almeida (José Luis). Falta claridad en el programa y fuerza dogmática y agresividad desde la cúpula. Y, dado que Gaigé camina aceleradamente hacia la recuperación del bipartidismo, un análisis objetivo sobre las discrepancias no temperamentales con Vox.

El equipo de futbol nacional perdió, en fin, su buena estrella, frente a la selección de Japón, y gracias a que la de Alemania venció estérilmente para su propio beneficio, a la de Costa Rica, consiguió clasificarse sin méritos para la siguiente fase del Mundial de Katar (o Qatar). Quiso el destino burlón que le toque a la selección de Gaigé confrontar sus fuerzas -ahora muy mancilladas en ánimo y perspectivas- con las de la vecina Marruecos. Gane o pierda, se teme la reacción destructiva de los tifossi marroquíes sobre el mobiliario urbano de Madrid, amigos (como demostraron cuando ganaron a la selección belga) de armar tumultos que, por la cuenta que les tiene, ni se plantean provocar en el reino alauita.

En las primeras líneas de la formación socialista se evidencian discrepancias importantes con la gestión del Presidente de Gaigé. Lambán (Francisco Javier), presidente de Aragón y García-Page (Emiliano) son cabezas visibles de esas disensiones internas. Sin embargo, a la hora de votar en el hemiciclo, la lealtad corporativa se impone sobre la verborrea ante los micrófonos dirigida a sus electores locales.

Publicado en: Actualidad, País de Gaigé Etiquetado como: Ciudadanos, Edmundo Bal, fútbol, Gaigé, Inés Arrimadas, Irene Montero, Isabel Ayuso, Juanma Moreno, Marruecos, Martínez Almeida, Pedro Sánchez

Dar visibilidad a los técnicos

24 noviembre, 2021 By amarias Deja un comentario

No creo que nadie tenga dudas de que las profesiones más visibles, con mayor proyección pública, son los futbolistas y los políticos. No todos, por supuesto, pero de ambos colectivos surgen, periódicamente, representantes que acaparan el interés o la curiosidad de la mayoría ciudadana.

El fútbol, por encima de otros deportes -al menos en nuestras latitudes- cumple una función importante, como sustituto del circo de la Roma clásica. No hay leones ni gladiadores, aunque la disputa por el balón de los jóvenes en calzoncillos alimenta tensiones y emociones en los graderíos. Pocos aficionados a ese deporte -de los que lo practican desde las gradas- admitirán que disfrutan igual del espectáculo cuando el equipo de sus devociones (o una figura de las muy destacadas por su habilidad haciendo filigranas) no está en el campo de disputa.

La política debiera moverse en otro escenario, pues las decisiones que tomen los políticos que hemos aupado a los centros de poder -en unas elecciones en donde nuestra capacidad, como ciudadano libre, está muy reducida-, nos afectan y, en algunos sectores, de manera decisiva. Sin embargo, la deriva hacia la vulgaridad de varios de los políticos más relevantes que ocupan el centro de la gestión de la polis, me lleva a admitir que los políticos se han unido a los futbolistas, cómicos y otros personajes del divertimento, para formar parte del mismo espectáculo.

Es, por supuesto, una situación gravísima, porque está dejando huecos terribles en la eficaz gestión de los problemas. Por fortuna, a pesar de la falta de calidad profesional, de conocimientos teóricos y prácticos de demasiados de nuestros políticos y su terrible sectarismo sin orientación real hacia la resolución de conflictos y a la potenciación de la capacidad global para afrontar el futuro con mejores opciones que las que están utilizando en el presente, existen otros profesionales que cuidan el engranaje.

Hace un par de días, en uno de los foros, siempre interesantes, del Instituto de Ingeniería de España, en el coloquio de una Jornada sobre Geoestrategia, se tuvieron unas palabras elogiosas para la actuación de los militares y los sanitarios en la confrontación contra la pandemia vírica, a la que se enfrentaron, con grave riesgo personal -al menos, al principio-, por el desconocimiento que existía -y me temo, en parte, subsiste- sobre la naturaleza del enemigo. La Unidad Militar de Emergencias (UME), junto a otras unidades militares y de policía, y, desde luego, los médicos y asistentes sanitarios, fueron designados como héroes en esos días de desconcierto.

Tirando de ese hilo, los asistentes reconocieron que también los transportistas, los proveedores de víveres y otras mercancías de primera necesidad, deberían figurar, por derecho propio, en el elenco de profesiones que estuvieron a la altura del problema, ayudando a resolverlo.

Atribuyo a Antonio Colino, Presidente de la Real Academia de Ingeniería, la observación de que los ingenieros también estuvieron en primera línea. Porque la concepción y mantenimiento de todos los instrumentos médicos precisan de la intervención de ingenieros; la logística para la óptima distribución de las vacunas en todo el territorio, supuso el trabajo de ingenieros; el diseño de los conductos de ventilación y fluidos en los hospitales, implica análisis técnico; etc. Solos o en colaboración con otras profesiones, la batalla contra el virus también colocó en primer lugar, aunque menos visibles, a los ingenieros.

Los ingenieros de minas estuvimos y estamos, también (y sobre todo) en primera línea. Porque la extracción de productos de la tierra (en minas y canteras con cuidadoso cumplimiento de la legislación ambiental y, muchas veces, yendo más allá que la prescripción legal), su elaboración posterior -en siderurgia, metalurgia, electrolisis, etc.-, la aportación de la energía necesaria -en centrales nucleares, de carbón, de ciclo combinado, aerogeneradores, placas fotosolares, centrales fotovoltaicas, etc-, la gestión de agua y residuos, la investigación aplicada en materiales de nueva concepción  tecnológica (cerámicos, de alta resistencia, derivados del grafeno, etc.), son campos en los que trabajamos los ingenieros de minas.

Son solo ejemplos, que abarcarían también, directamente, de haber querido ser exhaustivo, el ámbito sanitario, pues tenemos colegas integrados en equipos multidisciplinares, como ingenieros informáticos, biotecnólogos, ingenieros de mantenimiento, especialistas en materiales, etc..

Se necesita dar visibilidad a los técnicos, porque la creciente ignorancia que se está implantando en nuestra sociedad hedonista y frágil, ignora de dónde procede el bienestar del que disfruta. Se atribuye a un Ministro o Ministra de este Gobierno -no quiero ayudar a identificar al autor-, esta frase penosa: “Esta sociedad ha oído ya durante demasiado tiempo a los ingenieros. Hay que escuchar a otros colectivos”.

La falta de información de la realidad de las cosas ha cedido un primer lugar mediático a los que señalan el agujero y no lo que se extrae de él. El bienestar, aviso a los falsos ecologistas, trae consigo un cierto sacrificio momentáneo del paisaje.

Los ingenieros de minas -que, queda dicho, no solo nos dedicamos a la minería- somos responsables tanto de la óptima explotación de los recursos como de la restauración (rectius, rehabilitación) en lo posible, del espacio que haya podido ser afectado. La minería no solo significa trabajo y riqueza cuando actúa como brazo extractor, sino que ha demostrado que puede generar, cuando el recurso ya fue extraído, zonas de excepcional valor paisajístico y de ocio.

Dése visibilidad a los técnicos. Nuestra sociedad los necesita más que nunca.

Publicado en: Ambiente, Ingeniería, mineria Etiquetado como: ambiente, Antonio Colino, circo, ecologistas, fútbol, geoestrategia, ingenieros, ingenieros de minas, Instituto de Ingeniería de España, minería, política, Real Academia de Ingeniería, rehabilitación, restauración, técnicos, visibilidad

La Vía Eslovena, la Copa Libertadores y la Gran Chingada

10 diciembre, 2018 By amarias 1 comentario

Ese laureado disidente con irresistibles deseos de incorporarse a la trena junto a otros colegas de traición, el poco honorable president de la Generalitat, Quim Torra, ha elegido cuidadosamente la vía que le conducirá a él mismo a un duro proceso penal y a sus seducidos seguidores a una mayor frustración. Esa vía hacia el túnel se llama la “vía eslovena”, que es la referencia a la guerra de diez días entre la región de la antigua Yugoslavia y su matriz y que, apoyada por más del 90% de la región, provocó el reconocimiento de la separación de Eslovenia.

Más o menos por las mismas fechas, el domingo, 9 de diciembre de 2018, los equipos bonaerenses Boca Junior y River Plate han protagonizado, ante los ojos asombrados de los espectadores que llenaban el Estadio de fútbol Santiago Bernabéu en Madrid, la final de la llamada Copa Libertadores (quizá a partir de ahora, con la denominación cambiada a Copa Conquistadores). Si el fútbol es espectáculo, fue decepcionante. Faltos de forma, ayunos de suficiente  preparación e ideas, la mayoría de los que saltaron al campo fueron incapaces de hilvanar más allá de un par de jugadas de mérito.

Los dos sucesos que he pretendido ligar en este Comentario, tienen, en mi discreta opinión, múltiples puntos en común, aunque debo poner de manifiesto la mayor gravedad de la deriva catalana, por proximidad y por la entidad del riesgo.

Ante todo, reúnen la característica de ocupar espacio importante en los medios desinformativos, siendo presentados como acontecimientos relevantes y ocupando tanto más espacio del que sería preciso, si se acomodara el énfasis a la entidad propia. En la realidad, comprobamos que no son más que una ficción, una construcción arreglada para mover ilusiones y dineros. Su magnificación corresponde a una recreación con objetivos confusos; puede ser que, por tanto, parcialmente inconfesables.

Los dos equipos de la lejana ciudad de Buenos Aires hicieron demostración harto penosa de su deficiencia de gimnasio, lastrados y anquilosados por la responsabilidad extradeportiva que les cargaba la mochila.   Iluminados por la luz de la verdad, a miles de kilómetros de distancia de sus hinchadas, observados bajo los focos de un recinto deportivo en el que había concentración de gentes acostumbradas a presenciar buen fútbol (y penosas debacles), su entidad como atletas de gran mérito, quedaba empequeñecida. Tanta fanfarria de acompañamiento, resultaba ridícula y desmerecía su indudable esfuerzo, no por jugar bien,  sino por no perder.

Los seguidores de ambas formaciones deportivas, esos miles de tipos anónimos, dispuestos algunos a pegarse y a insultar al de enfrente y hasta matar y dejarse matar, convencidos de que sus ídolos de barro son dioses venerables, aparecieron con su verdadero tamaño a los ojos del mundo, como todo fanático, descolocados, vulnerables, … tiernos.

Quienes, olvidando que están ante un espectáculo y que lo que se juega es solo un triunfo efímero, se convierten en exaltados sin control, están ciegos: ven solo lo que quieren ver, sienten como les apetece percibir, y, en suma, actúan como drogados mentalmente, y lo hacen, porque quieren estar así, en su confusión, porque no tienen nada mejor en lo que creer. Pretenden realizarse, sin advertir que su limitación de miras, los empequeñece.

Los miles de catalanes que aplauden a Torra y Puigdemont y a quienes siguen sus elucubraciones sobre la pretendida singularidad de la región y ahora aplauden su apelación temeraria, gravísima, a la posibilidad de un conflicto armado entre Cataluña y España, son también, a su modo, hinchas de una ilusión, forofos de la invención, víctimas del espejismo provocado por sus deseos de querer ser distintos y mejores, sin siquiera parecer otra cosa que exaltados maniáticos, provocadores sin razones.

Ambos espectáculos, cada uno a su nivel, como lo demuestra la historia, tienen riesgo, y las satisfacciones que provoca a sus fieles la preparación del choque entre la ficción y la realidad, no tienen compensación con la decepción de la derrota, ni siquiera son superadas, en su caso, por el gozo de haber ganado una batalla dentro de la guerra total del progreso.

Por eso, ambos grupos de fieles de esa religión de fantasías, que es tanto el fanatismo del fútbol convertido en confrontación entre hinchadas siendo en concepto un juego para diversión, como el peligroso nacionalismo de salones dorados que puede conducir a derramamientos de sangre, están condenados, por desviación de la naturaleza de lo que es respecto a lo que creen, a ser continuamente infelices.

Quieren siempre más, son frustrados permanentes y están asumiendo riesgos que no conducirán a nada, porque están situados en otra dimensión, en la irrealidad. Vistos desde fuera, aparecen claras sus debilidades, sus incongruencias, lo fútil de su exaltación. Son gente normal, incluso vulgares, resultan aburridos, torpes.

Ha sido, a la larga, una decisión magnífica sacar la final de la Copa Conquistadores de su contexto geográfico. Los organizadores de ese exilio momentáneo habrán sacado su buen dinero, pero los demás, argentinos incluidos, hemos podido contemplar la verdadera dimensión del reto. Una disputa local, un juego que, a escala mundial, resulta equiparable a un campeonato de fútbol de colegio.

Puede vaticinarse, en fin, que los prometidos espectáculos sin parangón, las glorias de alto copete, las Grandes Chingadas (en el sentido, que reconocer la RAE, de competiciones, peleas), acaban siendo, mal que pese a sus seguidores, ocasión para chingarla, para producir una gran decepción (acepción  del verbo en Argentina y que en México y en otros modos de expresión coloquial, incluso en España, se entiende como fracasar con estrépito, cagarla).

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Dos aves limícolas de diferente tamaño, comparten espacio a la orilla del Atlántico, en una fotografía que tomé en una playa onubense a finales de noviembre de 2018. La mayor,  de pico comparativamente corto y grueso, es un chorlito gris, ave de paso, que invernará en Africa. En plumaje de invierno, como es el caso, tiene el plumaje dorsal claramente barrado y con algunas muescas de color ocre amarillento. Su comportamiento es tranquilo y permiten acercarse bastante a ellas sin manifestar inquietud.

La pequeña, de pico recto más largo (relativamente, aunque no de la dimensión de agujas y zarapitos, por ejemplo), es un andarríos chico. Con longitud de solo 18 a 20 cm -frente a los casi 29 cm que puede alcanzar el chorlito gris-, tiene la cola larga y las patas relativamente cortas. Es identificativa la separación blanca, como una media luna hendida entre el plumaje blanco del pecho y el pardo de la espalda. Aunque, obviamente, no se puede apreciar en la foto, lo distingue también su forma de andar, pues suele bascular el cuerpo hacia delante, como hacen algunos juguetes de cuerda que representan pollitos comiendo grano.

Publicado en: Actualidad, Política Etiquetado como: andarríos, Cataluña, chingada, chorlito grande, copa libertadores, decepción, espectáculo, fútbol, Torra, via eslovena

Somos fútbol

30 marzo, 2016 By amarias 1 comentario

Parafraseando al antropólogo Ludwig Feuerbach, que en 1850 escribió “Der Mensh is, wast er isst” -“un hombre, es lo que come”-, con la intención de ilustrar a los políticos sobre que es preferible tener un pueblo bien alimentado antes que atormentado con amenazas, me parece adivinar la clara intención de los que nos dirigen (sean quienes sean) de que, en lo intelectual, quieren que seamos, sobre todo, fútbol.

Ese es el paradigma cosmogónico, el modelo que expresa a la perfección los impulsos que dominan el magma sociológico. Alentado por fuerzas muy potentes -económicas, periodísticas, etológicas, etc.,- avanza arrasando a su paso cuanto encuentra. No se detiene ante estructuras filosóficas, sobrepasa conceptos económicos, hace irrisión de baluartes intelectuales. La sostenibilidad de nuestro edificio de racionalidad descansa, hoy por hoy, fundamentalmente, en el fútbol y sus valores.

Somos, porque quieren que seamos, fútbol.

El fútbol no es un deporte, ni un espectáculo de masas, sino un modelo de comportamiento social, que, con un doctrinario bien trabado, genera sutilmente un sólido armazón que aprisiona, cual alienígena aletargante, y de manera creciente, el cerebro de los afectados por el virus y regula los ritmos de un número ingente de nuestros contemporáneos.

Para muchos de ellos, ya todo gira en torno al fútbol. No habrá otro noticiero que les interese más que las “confrontaciones” previstas en el calendario de alguno de los quasi infinitos Torneos. Su estado de humor frente a las realidades sustanciales de la vida (trabajo, familia, salud, etc.) dependerá de la situación en la Tabla clasificatoria del “equipo de sus amores”. Palpitarán sus emociones al ritmo del estado físico de las plantillas, con los detalles de la vida privada de sus atletas idolatrados, hurgados y difundidos hasta alcanzar niveles de minucia propios de aberración sexosicológica.

Avanzando como terminator destructivo, el fútbol consigue que los modelos de comportamiento se tomen de él, las figuras de veneración en los altares de la ética y de la estética sean extraídas prácticamente sin excepción de entre sus figuras relevante. Los negocios y planteamientos empresariales se organizan crecientemente en torno al fútbol y forman parte de su espectáculo. En los encuentros entre equipos que puedan significar difusión mediática, allá serán convocados a las tribunas, presidentes de Estado, jefes de gobierno, ministros, gentes de empresa, tipos de todo relumbre, que se apretujarán para manifestar que son fútbol.

El deporte del balón señala las preocupaciones, es guía para las conversaciones relevantes, doctrina para la enseñanza de los alevines de la raza humana, nuestra tribu. Los entrenadores nacionales y de los principales equipos nos darán instrucciones a todos, los mejores futbolistas, nos indicarán lo que debemos hacer para triunfar en la vida.

No desaprovechan tampoco los sacerdotes del fútbol, ninguna ocasión para hacerlo más fuerte.

Hace un par de días falleció Johan Cruyff, un neerlandés afincado en Barcelona, vinculado a este deporte desde la niñez. Rompiendo el cascarón de un origen humilde, ha sido considerado por los expertos en ese arte, el mejor jugador del balón-pié después de Pelé, otra figura mítica premuerta. En su despedida, se organizaron actos multitudinarios que convocaron a más cincuenta mil personas, según las crónicas. Hubo discursos, regados con lágrimas de cocodrilo, sentidos homenajes propios a costa del finado y claras explotaciones del dolor ajeno en beneficio del que vive su gracia. Devociones inquebrantables, ahora que el santo está ya muerto.

Pues bien. En este mismo mes de marzo de 2016, junto a miles de ciudadanos del mundo que no han podido realizar actuaciones relevantes para ser rescatados por unos instantes al menos de las garras del olvido, han fallecido también Enrique Loewe, Beatriz Ocaña, Antoni Asunción, Francisco García Salve, José Luis López Sangil, Javier Bustinduy, Miguel Rodríguez Ruis, Jaime Valdivieso de Cué, Santiago Foncillas, Diego de lso Santos, Domingo Goás, José María Blázquez Martínez,…

Me paro aquí en la enumeración, que no es exhaustiva, por supuesto, sino solo provocativa. Pocos de entre ellos han merecido siquiera un par de líneas en los obituarios. De ninguno me consta que su despedida haya concitado especiales emociones públicas. Dudo que, incluso los más renombrados de los citados, consigan que más de un par de decenas de ciudadanos españoles recuerden algo de su trayectoria..

Hace un par de meses (Jot Down, EP, diciembre 2015), Nacho Carretero, en un estupendo artículo sobre la descomposición de Yugoslavia, nos recordaba que los principales equipos de fútbol de las capitales locales de la República Federativa,  representaban la confrontación existente entre nacionalismos internos, desde bastante antes de que empezara la guerra. El K Partizan y el Estrella Roja, ambos de Belgrado; el FK Sarajevo y el FK Zeljezniçar en Bosnia; el Hajduk Split y el Dinamo, de Zagreb, en Croacia.

El día 13 de octubre de 1990, iba a disputarse un partido entre el Dinamo y el Estrella Roja en Zagreb, que jamás se celebró, porque se organizó una batalla campal entre los hinchas de ambos, que duraría 70 minutos y causaría cien heridos; la patada del número 10 del Dinamo, Boban, a uno de los agentes serbios, se convertiría en símbolo. Allí empezó la guerra, en el Stadium.

Puedo poner muchos más ejemplos, más recientes, hablar de hooligans, de hinchas del Madrid o del Barça, del Atleti o del Coruña, de estadios de cualquier lugar del mundo, en donde los partidarios de un equipo y otro se lían a mamporros, navajazos, lanzamiento de sillas, bengalas y objetos. Puedo darle muchas más vueltas al tema, para reforzar un mensaje alarmante, en mi opinión.

Somos lo que quieren los que mandan sobre el fútbol, vemos lo que nos dejan ver. Hablamos con la información que nos proporcionan para hablar. Nadie parece preocupado.

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: Antoni Asunción, Boban, Camp Nou, Cruyff, Dinamo, Enrique Loewe, estadio, Estrella, funeral, fútbol, hooligan, Nacho Carretero, Yugoslavia

Cuento de primavera: El loro y el catálogo

8 abril, 2014 By amarias Deja un comentario

Era una vez un loro gris con una habilidad especial: jugar al fútbol. Y lo hacía excepcionalmente bien.

Puede que no fuera el más inteligente de los loros,  aunque tampoco dispongo de estadísticas oficiales sobre los coeficientes intelectuales de estos animales -un grupo numerosísimo que abarca desde las cacatúas hasta  los guacamayos, pasando por los periquitos, pero puedo asegurar que, además de ser buen futbolista, no era feliz.

La causa de su desasosiego la tenía un catálogo. Estaba escrito en un idioma desconocido, aunque las fotografías eran por sí mismas tan expresivas que, con solo mirarlas, uno podía imaginarse fácilmente de qué iba la cosa.

En aquellas páginas impresas a todo color, que el sagaz logo gris había repasado una y otra vez, moviéndolas adelante y atrás con su pico curvo, había decenas de fotografías de loros y, entre ellas, de muchos loros grises africanos, como él. Todos aparecían en una misma pose, sonrientes, mostrando su cola roja brillante. Parecían estar diciendo o pensando: “aquí estoy yo, dichoso; ¿dónde estás tú, pobre diablo?.”

Al lado de cada una de esas aves de aspecto espléndido, había un balón y un número. Una cifra muy alta y que, sin posible error, correspondería a lo que cada uno de sus congéneres, habilidosos como él en el juego de pelota, afortunados en el reconocimiento de su destreza, estarían cobrando como artistas.

El loro se osesionó por culpa de aquel catálogo. No comía, ni bebía ni dormía. Le amargaba pensar que, mientras él apenas disponía de unas pipas de girasol y unos tímidos aplausos en el barrio, había decenas de loros grises, de papagayos de Papúa o caiques sudamericanos, que se estaban forrando las plumas con lo que ganaban.

Para abreviar la historia, diré que, después de un vuelo agotador, el loro gris llegó hasta una tremenda empalizada, formada con alambre de espino retorcido, que le impedía el paso. Es sabido que los loros, aunque excelentes voladores, no pueden levantar su vuelo por encima de unos metros, así que, por más que lo intentó -y los loros grises africanos son muy testarudos y tienen una capacidad saltarina incluso ligeramente superior a, por ejemplo, los pálidos yacos o las blancas cacatúas-, no consiguió más que herirse las patas.

Desalentado, pero no vencido, volvió unos cuantos cientos de metros sobre sus vuelos, recalando en un bosquete en donde se encontró, para su sorpresa, con centenares de loros grises africanos que, como él, había intentado traspasar aquella frontera de espino y parecían dispuestos a volver intentarlo, una y otra vez.

-¿Por qué estáis aquí? -les preguntó.

-Somos futbolistas y hemos visto en un catálogo que al otro lado pagan muy bien a los que, como nosotros, juegan bien al fútbol -le contestaron.

Un loro de la Patagonia, que estaba haciendo una entrevista para la televisión, se interesó por saber a qué catálogo se referían.

-Este catálogo -le mostraron algunos, pues no eran pocos los que lo guardaban bajo las alas.

-P…pero ese catálogo no tiene que ver con el fútbol. Esos loros no son futbolistas -dijo el de la Patagonia.

-¿Cómo así? ¿No ves estos números, no ves el balón que tienen junto a los pies? -le recriminaron varios de los loros grises, incrédulos.

-Si, si. Pero los números no son los salarios de los loros, sino el precio que alcanzan en el mercado de animales cuando son vendidos como esclavos. Y eso que véis ahí, a sus pies, no es un balón, sino la bola en la que termina la cadena a la que están sujetos, para que no se escapen.

Un profundo silencio recorrió el bosquete.

FIN

FIN

Publicado en: Cuentos y otras creaciones literarias, Sin categoría Etiquetado como: Africa, barrera, bosquete, cacatúa, cuentos, cuentos de primavera, frontera, fútbol, loro, loro gris, papagayo, periquito

El texto perdido del Discurso de Navidad del Rey Juan Carlos

25 diciembre, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

La Casa Real acaba de informar que se ha encontrado el discurso que se había preparado para que el Rey Juan Carlos lo pronunciara con motivo de la Navidad de 2013. Al darle ahora difusión, pide disculpas por haberse tenido que improvisar apuradamente un texto alternativo, en el que se han tenido que utilizar recortes de los mensajes de años anteriores.

A continuación, se recoge el texto perdido (y que, según parece, se había traspapelado entre los envoltorios de los regalos de Papá Noel, fiesta que la Familia Real viene celebrando en lugar de la de los Reyes, desde que el príncipe Felipe descubrió que los Reyes eran, en efecto, los Reyes).

“Queridos compatriotas:

Seré especialmente breve este año. Se bien que pocos estaréis viéndome ante la Televisión, porque, con razón, después de haberme oído repetir las mismas ideas, preferiréis dedicar vuestro tiempo a otra cosa. Tendréis ocasión mañana de conocer lo fundamental de lo que voy a decir, y comentarlo entre vosotros, porque el día 25 de diciembre no hay fútbol.

Los tres temas de que quiero hablaros son éstos: la imputación de mi yerno Ignacio Urdangarín (yo nunca lo llamé Iñaky) y, por lo que me han filtrado, la de mi hija Cristina; la intención separatista de bastantes catalanes, que quieren formar un estado independiente, y, por supuesto, republicano; y la incapacidad de la economía española para recuperarse.

Se que la mayoría de los españoles sois republicanos, así que me he preguntado muchas veces porqué se soporta un Rey, que es una figura anacrónica, como lo prueba el que solo se mantiene en algunos países subdesarrollados -económica o mentalmente-, como Inglaterra, Suecia, Holanda, Bélgica y ciertas antiguas colonias africanas europeas. No lo sé, la verdad. Tal vez la razón principal es que las alternativas no os convenzan, o que, sencillamente, os guste creer que tengo sangre azul y que poseo poderes especiales. Como los españoles, en general, son gente muy crédula o muy confiada, no me extrañaría cualquier cosa.

He puesto en la página web de la Casa Real la comparación entre lo que cuesta un Rey y un Presidente de la República, y, como veréis, los costes están más o menos equilibradas. Lo comido por lo servido, vamos. Lo que no me negaréis es que un Rey farda más. Y aunque, en mi caso, he tenido que ayudar a varios miembros de la familia, tanto de la mía como de la mi mujer, tampoco en eso veo el asunto diferente a lo que han hecho cientos de presidentes republicanos. Pero que nadie crea que me estoy defendiendo, las cuentas están claras y guardo los justificantes. Con todo, mi puesto está permanentemente a disposición, y hasta, cuando lo comento con Spottorno, me maravilla el tiempo que este reinado está durando, para lo que se acostumbra aquí-

No quiero que nadie se haga la ilusión de que Cristina va a ir a la cárcel. Hasta ahí podíamos llegar. Ni siquiera voy a consentir que enchironen a mi yerno. Ya está bien de tonterías. Se que está trabajando mucha gente importante para que esto no suceda, y tengo confianza en Roca para que movilice sus contactos, y, allí donde haga falta, ponga el énfasis jurídico adecuado.

No juzguéis y no seréis juzgados. Lo que hicieron puede sonar mal a algunos, pero es lo que hace todo el mundo que tiene alguna influencia. Si este país ha querido tener una familia real, tiene que asumir que, con discreción, que es lo que se estaba haciendo, íbamos a aprovecharnos del puesto. El fallo no ha sido nuestro, sino del sistema. Pero ojo, que nunca se sabe cómo pueden acabar las cosas. Se que hay grupos de fieles que están dispuestos a acudir a utilizar la fuerza, lo que a mí, como comandante supremo del Ejército no voy, en este caso, a intentar controlar. No me va a temblar la mano en defender la inocencia y honor de mi familia hasta el final y, ya sabéis, que soy un buen tirador.

Respecto a los catalanes separatistas, encuentro que, en este tema también, ya son ganas de tocar las narices. ¿Qué se cree ese grupo de funcionarios, que pueden pasarse por alto la Constitución, que todos hemos jurado? Aquí no se va a hacer ningún referéndum, porque ya tenemos las encuestas periódicas que hacen el CIES y las agencias de opinión.

Hay viajes para los que no se necesitan alforjas. Todos tenemos claro que los españoles quieren ser independientes, trabajar poco y ganar campeonatos mundiales, preferiblemente de fútbol. Los dos últimos objetivos están prácticamente cumplidos (aunque debo reconocer que no trabajan, pero tampoco cobran). En cuanto al primero, IKEA ha hecho un gran avance para que todos se sientan cómodos en su casa, incluso los catalanes. Pues que se atengan a las consecuencias, porque va a haber felpudos para todos.

Me queda el tema de la economía. Lo tengo clarísimo. En eso, pienso que es hora ya de que os caigáis del pino: no hay trabajo para todos, máxime desde que las mujeres se empeñan en trabajar. El trabajo que hay, es lógico que esté mal remunerado, porque donde había un puesto de trabajo, ahora, con suerte, hay dos, y se ha reducido lo que se paga por cada uno a bastante menos de la mitad. No se tanto de economía como De Guindos o Montoro, pero hasta el más tonto sabe que los puestos importantes están cubiertos y no es posible acceder a ellos para la mayoría. El mundo globalizado ha permitido que casi cualquier producto se pueda hacer en países en donde la mano de obra es baratísima y se pueda transportar casi en el día hasta donde se desee.

Así que lo único que puedo deciros es que tenéis que apretaros el cinturón, y no se hasta cuándo, porque no veo que el panorama va a cambiar. Eso sí, como España es un país católico, mayoritariamente la gente irá al cielo.

En fin, feliz Navidad a todos, tanto escépticos como creyentes. Y si queréis encontrarme, ya sabéis dónde estoy.

(El discurso se acompaña con la canción “Resistiré”, del Dúo Dinámico, con intérpretes reales)

Publicado en: Política, Sociedad Etiquetado como: abdicación, cárcel, catalanes, corrupción, Cristina, denuncia, discurso, economía, ejército, Familia Real, Felipe, fútbol, independencia, infanta, mensaje, Navidad, paro, rey juan carlos, trabajo, urdangarín

Cuento de otoño: Las zapatillas que permitían ver el futuro

29 septiembre, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

En las que serían las tierras donde, algunos siglos más tarde, dominaría el primer maharahjá de Kapurthala, posiblemente antes incluso de que Gurú Nanak naciera (aunque de esto no estoy seguro), y, como pura coincidencia, en un pueblo que estaba relativamente cerca de Talwandi, vivía un joven, de familia humilde, a quien llamaban Atal.

Se trataba de un muchacho de natural despierto y, por tanto, preocupado por conocer la verdad de las cosas, por lo que no cesaba de preguntar a todos los que suponía que eran sabios y, en especial, a cuantos se decían iluminados por la gracia de Dios, que, por aquella época, también eran numerosos.

Sucedió que, un día en que salía de acompañar el rezo comunitario en el lugar apropiado para ello, al ir a recoger sus babuchas, no las encontró. A la entrada de la mezquita, quedaban aún por retirar decenas de calzados de otros fieles y simpatizantes, pero ninguno se parecía a sus babuchas, que estaban muy gastadas por el uso, pero eran las suyas.

-Espera a que todos recojan su calzado, y quédate con las zapatillas que sobren -le aconsejó el santo del lugar, quien había dirigido la plegaria comunitaria, y que tenía la fama de que jamás se equivocaba.

Así lo hizo Atal, y cuando el último de los creyentes se retiró -un anciano achacoso que estaba próximo a conocer la verdad de la existencia, pues estaba a punto de morir-, halló que las babuchas que nadie había recogido estaban hechas de una tela preciosísima, y terminadas en los bordes con delicadas puntadas de hilos que parecían de oro.

Atal hubiera creído que eran las del anciano, pero éste se calzó unas agujereadas y cubiertas de polvo.

-¿No serán las suyas, venerable anciano, éstas otras? -le preguntó Atal, atajando el paso del creyente en edad de no admitir ya dudas, convencido de que, por la corta vista del viejo, se habría equivocado al elegir el calzado.

-No, querido hijo -fue la respuesta-. Ya ves que estas me quedan como un guante. Esas han de ser las tuyas, o de alguien que decidió regalártelas.

Puesto que no tenía la menor intención de volver a su casa sin calzado, ya que las que le habían desaparecido eran las únicas que tenía, y contando de nuevo con el beneplácito del santo director, se enfundó en las babuchas que la suerte le había concedido.

Lo hizo, desde luego, no sin preguntarse cómo alguien podía haberse olvidado una prenda tan delicada y cara, pero en el templo no quedaba ya nadie, y el encargado de velar por la pureza del sagrado lugar, cerró la puerta con las tres llaves que llevaba al cinto y le urgió a que se marchara, pues le estaban esperando para almorzar

No bien había calzado el joven sus pies, se dio cuenta, en primer lugar, que le quedaban algo grandes, y, en segundo, notó que un flujo potentísimo, una energía incontrolable, le llegaba desde los pies al cerebro, hasta el punto que casi pierde el conocimiento. Aquellas zapatillas eran, sin duda, mágicas.

Es cierto que, al principio, después de los primeros pasos, no advirtió los peculiares efectos. Fue al doblar la primera esquina, ya enfocando su caminar hacia la parte más antigua de medina, en donde vivía con su madre enferma, en una de las casitas de adobe, cuando Atal comprendió lo que le estaba pasando: era capaz de ver el futuro.

No el futuro inmediato, sino el futuro lejano. Su cabeza se encontró atiborrada de imágenes, que no cesaban de fluir desde los pies a la cabeza.

Vio artefactos de indescriptibles hechuras, unos voladores como cometas, otros sumergibles y ágiles como percas o más veloces que los tigres y más fuertes que los elefantes.

Vio guerreros con armas que mataban a distancia, empeñados en buscar enemigos con los que entablar cruentas batallas. Vio hombres y mujeres entregados a placeres que le parecieron abyectos, y muchos niños muriéndose de hambre. Vio cajas gigantescas que echaban humo, ríos que se convertían en mares y vergeles que se tornaban desiertos tórridos. En todas las imágenes que contemplaba en su cabeza no faltaban poderosos fundamentalmente taimados y pobres básicamente convencidos.

Cuando llegó a casa, la imagen se le había detenido, como una pirinola que se parara de repente, en una curiosa población, desconocida para él, y en una época que tampoco pudo precisar exactamente, falto de toda referencia.

-Madre, veo que, dentro de varios siglos, habrá un pueblo con hombres de tez blanca y pelo moreno que, abandonando lo que habían considerado su verdadera religión, venerarán a dioses de carne y hueso.

Su madre, que estaba postrada por las fiebres, le advirtió de los perniciosos efectos del alcohol de arroz, suponiendo que, de vuelta a casa, su hijo habría tomado bebidas espirituosas con los amigotes.

-No bebí ni una gota de agua, madre. Veo que esos dioses son planos, habitan en un recinto de cristal y llevan las piernas al aire. Ocupan el tiempo dando patadas a una bola, que mueven de un lado para otro -decía, contando sus visiones, el muchacho.

-¿Y qué les pasa a esos seres, hijo? -se interesó la madre, que, como todas las madres, no descartaba la opción de que su retoño pudiera ser un bienaventurado, y ganar dinero en las ferias con su arte.

-Algo muy rato. Uno de ellos es aclamado como líder del grupo, le rodean los niños para besarle las manos (o algo parecido), y los adultos gritan que desearían que sus hijos se parecieran a él, sin importarles que sea un ladrón mientras siga siendo capaz de hacer malabarismos con la bola -continuaba Atal, aún con las babuchas mágicas en los pies, y los ojos cerrados.

Su madre se lamentó, entonces, de que su marido no hubiera estado allí, para exorcizar al sacrílego, pues creyó que su hijo había sido presa de las fuerzas malignas. Pero el padre de Atal hacía ya tres años que había sido incinerado, y, con seguridad, vagaría por el éter, en busca de una próxima reencarnación, sin importarle ya su antigua familia.

-Veo que en ese pueblo en el que, por cierto, millones de personas se encuentran sin trabajo, vive también un Rey anciano al que le gusta cazar elefantes, aunque le duelen los huesos…-el muchacho parecía enajenado, y la madre le urgió a que quitase las babuchas y las devolviera a su dueño, que, con seguridad, las estaría buscando, y se dejara de decir tonterías.

-Espera…espera aún…Veo ahora que la hija de ese rey está casada con un atleta de otro juego algo diferente, que consiste en meter una bola mayor por un aro situado por encima de la cabeza -reincidía Atal, advirtiendo, de paso, que no podía quitarse tan fácilmente las zapatillas, porque parecían adheridas a la piel de sus pies.

-Estás poseído por las fuerzas malignas, sin duda… -se lamentó la anciana, haciendo esfuerzos para levantarse del lecho, lo que no conseguía, pues estaba baldada de la espalda y débil por la fiebre.

-Veo que ese atleta venerado por la multitud está a punto de ser juzgado por no haber pagado diezmos a las arcas públicas y, al mismo tiempo, y por similar motivo, la hija de ese Rey es insultada con despecho, aunque los argumentos de ambos son idénticos. Ellos no cometieron ninguna falta, porque era su padre,quien les llevaba las cuentas del dinero… -hablaba y hablaba Atal, contrariando su habitual naturaleza, que era la de ser muy taciturno y callado.

-Calla, por todos los dioses que se conocieron y se conocerán, -suplicaba la mamá del vidente-. Cuanto dices son aberraciones que no pueden darse jamás y es solo el fruto de una imaginación perversa que te producirá serios contratiempos. ¿Una hija de rey insultada por las mismas multitudes que aplauden a un plebeyo? Es cosa demoníaca, Atal, y debes ir al santo de la mezquita y pedirle de rodillas que te perdone haberte apropiado de las babuchas embrujadas y te absuelva de tus pecados poniéndote las manos sobre la cabeza.

No hubo forma, sin embargo, de convencer a Atal de que tal hiciera. Por el contrario, encantado de conocer las verdades cuyo conocimiento tanto anhelaba, se propuso perfeccionar la técnica que le permitiría controlar la visión que emanaba de las mágicas babuchas.

Supo así mucho sobre el futuro que deparaba a la humanidad, aunque fuera en pueblos tan distante y diferentes del suyo, y, convencido de ser un bienaventurado de veras, se retiró al desierto, a comer saltamontes y beber agua de lluvia, que, alternándolos con ciertas hierbas que aprendió a reconocer, le proporcionaron sustento suficiente, aunque adelgazó la tira y le creció la barba, que le llegó prácticamente hasta cubrirle las babuchas.

Con el tiempo, sin embargo, las babuchas no solo no envejecían, sino que aparecían lustrosas como el día que las recogiera del templo, manteniendo toda su fuerza predictiva.

Atal, a todos los que, por casualidad, se acercaban al lugar donde estaba, fundamentalmente caravanas de tribus nómadas, les contaba historias que parecían increíbles sobre lo que iba a pasar dentro de varios siglos, sobre pueblos y gentes de los que nadie había oído hablar ni una palabra. Esos cuentos, como es lógico, no interesaban a nadie en absoluto, por más que a él, le producían esa paz espiritual que embarga a quienes, por haber dispuesto de la posibilidad de ver el futuro, están convencidos de que, sin importar el tiempo o el lugar en que se produzcan, las cosas que hacen los seres humanos, si les afectan a los demás, son, sobre todo, divertidas.

FIN

Publicado en: Cuentos y otras creaciones literarias Etiquetado como: angel arias, babuchas, cuentos de otoño, españa, fútbol, futuro, India, Infanta Cristina, Kapurtala, mago, maharahja, Messi, Pakistán, predecir, pueblo, rey

Un Papa jesuita y argentino

14 marzo, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

Aunque Su Santidad el Papa Francisco  (Primero) haya hecho una gracia, el día de su elección (13 de marzo de 2013),  expresando que sus fratelli cardinali  fueron a buscarlo al fin del mundo, es más cierto que los designios del Espíritu Santo no se han apartado del más puro pragmatismo.

Hijo de italianos emigrados a Argentina, el cardenal Bergoglio es capaz de rezar el Padre nuestro y el Ave María en la lengua de  Bocaccio con acento romano y dirigirse a la multitud de fieles que lo aclamaba en la plaza vaticana sin usar una sola palabra de español. O sea, que por esa vía, se puede considerar un Papa de transición oceánica.

Es cierto, además, que la religiosidad de base cristiana ha ido deplazando su centro de gravedad hacia América, y la cosecha de vocaciones religiosas es hoy más fructífera al recogerse en terrenos que hace pocos siglos (ayer, como quien dice) eran de considerados tierra de misiones.

No coincido, sin embargo, con la torpe referencia al influjo que hubiera podido ejercer en los misterios celestiales el difunto Presidente Chávez en su designación, como expresó el presidente en funciones de la República Bolivariana de Venezuela,  Sr. Maduro, aferrado a un puesto que no se ha ganado aún y que cree apalancar a base de invocar herencias y legitimidades urbi et orbe.

La elección aprovecha, eso sí, la buena racha argentina, que hasta ahora se expresaba con rotundidad en la facilidad goleadora de Leo Messi, malabarista con el balón que despierta admiración mundial como sacerdote iniciático de esa religión transversal (por incluir a católicos, islamistas, animistas y hasta ateos), que es el fútbol. Y no debemos dudar, sin caer en la irreverencia, que si hay alguna posibilidad de que el más allá influya en este valle de crisis, habrá que admitir igualmente que los bienaventurados también disfrutarán de un buen espectáculo, mientras caminan por los caireles de la eternidad.

Pero lo que me resulta determinante, a la vista del nombre elegido por el nuevo Pontífice, es su voluntad de unificar, de una vez por todas, a los seguidores de San Ignacio de Loyola con los de San Francisco de Asís.

Que un jesuíta, por primera vez elevado a la silla de San Pedro, en lugar de decidir llamarse Ignacio -que parecería lo propio-, se decida por el creador de la congregación secularmente enfrentada con la suya, revela una mano tendida al fortalecedor deseo de tirar pelillos de pasadas rencillas a la mar atlántica, superando discrepancias pasadas sobre la mejor manera de evangelizar a los otrora indómitos indios, vistos, eso sí, como semejantes a los conquistadores.

No ha trascendido, pero posiblemente el Papa Francisco (Papa Paco para los tuentieros) descartó la tentación de llamarse Leo (León), para no suscitar malentendidos.

Me gusta, en fin, que la trayectoria como obispo del nuevo Papa haya tenido momentos estelares de defensa de los oprimidos, de los menos favorecidos, y que haya plantado cara valientemente a los Kirchner, una saga de descarriados que utilizan a las empresas españolas como saco de boxeo, olvidándose de que si Argentina está en el mapa no es gracias al fútbol, sino a que el lebrijano Juan Díaz de Solís, en 1516, abrió el camino a que los europeos consideraran aquel territorio apto para sus emigraciones.

Publicado en: Religión Etiquetado como: argentino, cardenal Bergoglio, Chávez, cónclave. Messi, franciscano, fútbol, jesuíta, Maduro, papa ffrancisco

Jugando con globos: la próxima burbuja

10 febrero, 2013 By amarias2013 4 comentarios

Ahora que sabemos, como beneficio colateral de la extraña filtración de los papeles falsos de un extesorero del PP, que el presidente del Gobierno español ingresa anualmente apenas algo más del 1% de lo que gana, en el mismo país, un jugador de élite como Ronaldo, el terreno parece propicio para preguntarse cuándo estallará la burbuja futbolera.

Y como ha sucedido con la explosión de burbujas precedentes, más que el espectáculo en sí del estallido, nuestro foco de atención debiera dirigirse a dilucidar a quiénes afectará.

Hace ya tiempo que la Liga de fútbol está concentrada en resolver, temporada tras temporada, quien será el vencedor de la forzada rivalidad entre el Barça y el Real Madrid, que son los dos clubes (1) que concentran más del 50% de los ingresos totales producidos en España por este espectáculo “de masas”, alimentado,  como se sabe, como punta de lanza de la pugna falsa entre nacionalismo y centralismo, entre periferia culta y centro arrogante. (2)

Con una deuda de más de 500 Mill € para unos ingresos anuales que superan por los pelos los 100 Mill €, el Atlético de Madrid no juega, por supuesto, en la misma Liga. Está en otra galaxia, la del quiero y no puedo, Falcao incluso, con su pie cambiado. Tampoco el Valencia, ni el Zaragoza,  ni la inmensa mayoría de los clubes españoles (ay, el Oviedín del alma, perdido entre poblaciones de tercera), que, en su conjunto, deben -solo a la Hacienda Pública- más de 700 Mill €. Y que no podrán pagar, jamás de los jamases.

¿Tiene sentido? ¿Es coherente que, para alimentar el deseo de espectáculo que brindan unos pocos atletas,  conseguidos a golpe de talonario para que simulen cariño por dos equipos regidos por representantes de las patronales empresariales,  y que, sin contar con medios económicos, tratan de imitar algunos otros, -en caricatura suicida alentada por politicastros que quieren foto confundiendo popularidad con eficacia-, se mantenga la ficción de una Liga cuyo interés encaja más en la valoración de las neurosis colectivas que en el concepto de sana diversión?

No habrá tiempo para responder a muchas preguntas, porque la burbuja estallará cualquier día -mañana-, y nos quedaremos entonces, como, en realidad, ya estamos: con unos cuantos estadios vacíos, arquitecturas sin otro uso alternativo, en cuyo solar apetitoso el enésimo especulador acabará levantando un rascacielos con la excusa de albergar también un Parque infantil y un aliviadero para perros.

Habrá unos cuantos miles de jugadores que engrosarán el paro, sin tiempo para aprender otro oficio ni haber alcanzado el añorado beneficio. Los mejores atletas, recuperados para las Ligas inglesa o alemana, o devueltos a sus países de origen para alimentar otras burbujas.  Y para nosotros, hayamos sido o no espectadores del circo, el recuerdo de una deuda incobrable de más de 1.000 Mill. de euros, que pasará a engrosar el déficit público.

Sic transit gloriae fútbol.

——

(1) la Ley 10/1990, del Deporte, pretendía conseguir mayor transparencia en el sector de las asociaciones deportivas, facilitando su transformación a “sociedades anónimas deportivas”. El Club Barcelona y el Real Madrid, en concreto, no se acogieron a tal posibilidad. En su conjunto, la aplicación práctica de la Ley se puede calificar como un fracaso completo.

(2) Utilizo las cifras del Informe de la consultora Deloitte Football Money League, que recoge los ingresos de los 20 principales clubs de fútbol europeos, y que encabezan, como otros años, el Real Madrid (512 millones de €) y el F.C. Barcelona (483 millones de €). El total de ingresos por el fútbol, para los equipos españoles se estima en 1.800 Mill. €

Publicado en: Actualidad, Economía Etiquetado como: atlético de madrid, Barça, burbuja, fútbol, futbolera, Real Madrid

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