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La guerra que entró en el patio trasero de nuestra energía

16 julio, 2022 By amarias Deja un comentario

He recibido ayer, 15 de julio de 2022, el último número de la revista ENTIBA, editada por el Colegio de Ingenieros de Minas del Noroeste, y de la que soy orgulloso fundador y miembro de su Consejo Editorial. Para ella escribí el Editorial, como vengo haciendo para los más de cien números que se han publicado. Aunque lo envié a imprenta hace ya más de cuatro meses, sigue siendo de actualidad y, una vez que alcanza difusión por la revista, me siento libre de publicarlo aquí.

El violento ataque de la Rusia de Vladimir Putin a Ucrania ha conmovido los cimientos del derecho internacional, obligando a la revisión de las relaciones económicas que la globalización había hecho transcurrir por una fase optimista de bonanza.

Con la guerra ha reaparecido bruscamente la polaridad entre dos maneras muy diferentes de entender la regulación de la convivencia, -democracia o dictadura del Estado-. Ha saltado por los aires la apacible teoría de que los conflictos geopolíticos en Occidente podrían ser civilizadamente resueltos por cauces diplomáticos y que, como un gran marco protector, la fluidez de los intercambios económicos y tecnológicos garantizaba la paz y el entendimiento entre los pueblos, independientemente de la organización de sus Estados.

China y Rusia han aparcado sus diferencias, fortaleciendo sus relaciones. La primera, consolida rápidamente su poder en Asia, mientras el gobierno de Moscú dirige su mirada expansiva hacia Europa, dentro del sueño de recuperación de la Gran Rusia que alimenta la ambición del Kremlin. Por su parte, Europa y Estados Unidos actúan conjuntamente, apoyando a Ucrania frente a las ambiciones territoriales de la Rusia de Putin.

El mercado de la energía como protagonista

No parecía imaginable, hace apenas unos meses, que una situación de guerra abierta pudiera darse en Europa, y que su territorio se convertiría, otra vez, en el campo singular de una ambición de expansión dictatorial. En 2022 ha quedado ensombrecido el panorama cercano con una contienda que parece estar desarrollándose con recursos bélicos conscientemente limitados pero sin límites éticos, y que ha provocado miles de muertos -militares y civiles- y millones de fugitivos que se ven obligados a abandonar sus casas para escapar del escenario de destrucción y barbarie.

La escalada de tensión que atenaza el mundo tardará años en resolverse. Pero, Al margen de cualquier juicio ético y político, impulsado al primer plano como esencial protagonista inmediato, se encuentra el mercado de la energía.

La preocupación anterior era tratar de contener la subida de los precios energéticos y de su principal derivada, la energía eléctrica. A partir de la situación creada por la guerra resulta imprescindible introducir en la ecuación energética, la disponibilidad y fiabilidad de las fuentes. Aunque el gas de origen ruso siga apareciendo como una opción técnicamente cómoda y factible (y, desde luego, deseada por el Kremlin), la perspectiva ética obliga a cuestionarse seguir financiando el régimen de Putin con divisas europeas.

Hacia la autarquía

En la actual situación, ya no se trata de elegir entre las fuentes de energía para reducir costes o reducir la contaminación, sino que la prioridad es garantizar el suministro. Para obtener un precio asequible, en especial, al consumo de las familias y de las empresas más dependientes del recurso, los Gobiernos echan mano de reservas y subvenciones. Si bien no cambia la directriz general señalada por la contención de la amenaza del cambio climático, la búsqueda de la mayor independencia energética, incluso a nivel de cada país europeo, reorienta las decisiones.

No es cuestión de dudar sobre qué hacer a medio y largo plazo. Con la tecnología actual, independencia energética y sostenibilidad ambiental equivalen esencialmente a apostar sin reservas por el desarrollo de energías renovables y, en aquellos países en los que no se ha levantado un veto más ideológico que técnico a esta fuente, contar con la producción de las centrales nucleares. En el microcosmos energético, ante una perspectiva duradera de altos precios y posible escasez, se trata de conseguir también mejorar la descentralización hacia los consumidores menores y reducir el consumo total de energía.

La producción de electricidad y la referencia a sus costes marginales está directamente inmersa en el debate, en el que se han resucitado algunos axiomas. Las centrales nucleares pueden trabajar a costes marginales inferiores que las que utilizan gas. Aunque no se le ha concedido al carbón ninguna opción de sostenibilidad en la Unión Europea, (a pesar de los avances para captación y almacenamiento de CO2), no se descarta tampoco la reapertura de minas de carbón durante un período corto. Necesidad obliga.

Los defensores del abandono de la energía nuclear en Europa encuentran un escollo insalvable. La posición de Francia es decididamente favorable a mantener la energía nuclear como fuente fundamental para su suministro energético. Consciente de esta situación, el Reglamento Delegado de la Comisión Europea, al completar el Reglamento 2020/852, y establecer las actividades económicas sostenibles desde el punto de vista medioambiental (la Directriz de taxonomía) apoya el mantenimiento de las centrales nucleares. Las centrales nucleares pueden ofertar con beneficio por encima de 40 euros Kwh, y actuar como amortiguadoras de precios frente a las centrales de gas.

El gas como elemento clave del escenario energético

La guerra encontró a Europa desprevenida. No estaba preparada para abordar una crisis de suministro del gas. La dependencia energética de Europa respecto al gas lo ha convertido en protagonista principal del momento. El consumo de gas natural en el mix energético primario en la Unión Europea fue del 83,5% en 2020. Aunque la Federación Rusa sólo produce el 16,6% del gas mundial, la mayor parte de ese gas se destinaba a Europa y, más específicamente, a Alemania e Italia. La Agencia Internacional de la Energía tiene registrado que en 2021 la Unión Europea adquirió 155.000 millones de metros cúbicos de gas natural a Rusia (1.760 Twh, utilizando la conversión de 1 m3 igual a 11,33 kwh), un 40% de su consumo total de combustible.

Ha sido puesta en evidencia la capacidad regulatoria de los mercados, animando a revisar el cálculo marginalista de los precios de la electricidad. La subida de los derechos de emisión del CO2 cuando los precios del gas o del petróleo son altos, queda interferida cuando los precios se hunden o el mercado se mueve en carestía, y la inercia no favorece la conexión de las energías renovables.

También se pueden sacar enseñanzas de la evolución de los precios del petróleo en el pasado. En los últimos veinte años, solo en tres ocasiones subieron por encima de los 100 dólares/barril, cayendo luego a los 30 dólares/barril. Si se considerase la evolución a largo plazo, se podría fijar la tendencia para el incremento de precios para el gas, el petróleo y el carbón. Podría adoptarse, al margen de los mercados, un razonable el 5% anual de incremento, si los Gobiernos equilibraran los precios reales de mercado, con impuestos o subvenciones. Los inversores y los particulares podrían planificar sus decisiones energéticas con riesgos soportables.

En el corto plazo, la disputa por las fuentes de energía primarias se ha desatado y el nerviosismo se ha adueñado de los mercados. A comienzo de la guerra, los precios de las fuentes energéticas rusas bajaron, en tanto que en los de otras procedencias, subieron. El petróleo tipo Brent alcanzó los 120 dólares barril marcando una diferencia con el de origen ruso de 30 dólares barril. La acción de Estados Unidos, bombeando más gas propio al mercado y vetando el ruso tuvo un papel relevante, junto a la disminución de compras por parte de Alemania. A esa situación creada tampoco estuvo ajena la actitud de Gazprom de limitar sus suministros al estricto cumplimiento de los contratos, retirando la opción de adquirir gas en operaciones spot. Aumentó la presión sobre los precios favoreciendo la sensación de escasez en los mercados.

Se vivió un espejismo eufórico. Europa estaba convencida de haber superado la pandemia vírica, la economía se encontraba en vías de recuperación y se precisaba más energía y de manera urgente. El gas pasó de los 98 dólares en junio de 2021, a máximos superiores en el primer trimestre de 2022, aun cuando los efectos de la guerra apenas se habían manifestado, en los contratos a futuro negociados por la plataforma Title Transfer Facility (TTF). Los del petróleo han seguido el mismo sendero.

La trampa del mercado funcionó en perjuicio de los que actuaron con confianza en él. Los intermediarios, que habían utilizado al máximo la capacidad de almacenamiento, cuando los precios parecieron estabilizarse, al entender que se estaba volviendo a la situación anterior, prefirieron no mantener llenos los depósitos.

Futuro muy abierto

Incluso aunque se produjera un acuerdo que diera fin a las hostilidades bélicas, el futuro energético permanecerá incierto. Se hace imprescindible revisar la fiabilidad de los suministros exteriores y atender al mayor uso de las fuentes propias, incluso aunque hubieran sido desestimadas por contaminantes. El temor al desabastecimiento ha puesto en entredicho los objetivos de emisiones vinculados a detener el calentamiento global.

Resulta imposible, en la revisión del contexto, no recordar la manifestación de la ex canciller Angela Merkel que expresó, en varias ocasiones, que Putin era un socio fiable y, en consecuencia, hizo descansar en el suministro de gas desde Rusia la parte fundamental de las necesidades energéticas de Alemania, suprimiendo las fuentes propias que significaban el carbón y la energía nuclear. Al comienzo de la guerra, el país que es locomotora del crecimiento europeo y referencia para España en el sector energético, paralizó el proceso de aprobación final del gasoducto Nord Stream 2, pero no puede dejar de comprar gas a Rusia, porque carece de alternativas de suministro suficientes.

La situación en España

España no está muy afectada por el corte de suministro ruso, pues supuso apenas 36.119 GWh, representado el 8,7% del total, por detrás de Argelia (42,7%), Estados Unidos (14,4%) y Nigeria (11,4%), según Enagás. Sin embargo, en este patio de vecindad se ha cruzado el desencuentro con Argelia y las siempre difíciles relaciones con Marruecos, además de la incorporación de Italia como socio preferente para el gas argelino, que ha debido buscar alternativas, ya que el 45% del gas que consumimos proviene de Rusia.

Nuestro país tiene una situación especial, por la capacidad para generar energía de fuentes alternativas, aunque el abandono de la energía nuclear con centrales que aún no han terminado su vida útil y la necesidad de buscar un depósito para los residuos nucleares (que costará en las últimas evaluaciones, por encima de los 20.000 millones de euros) pone énfasis sobre la falta de coherencia en los planes energéticos seguidos hasta ahora, que ha supuesto inversiones fallidas o no rentabilizadas, con un exceso de fuentes disponibles, pero con fuerte dependencia del gas natural.

La decisión política de no utilizar la disponibilidad de gas de lutitas (mediante la técnica del fracking) reaparece en este escenario como inconsistente, pues se ha calculado, en informes apoyados por el Consejo Superior y por compañeros especialistas, que tenemos más de 1,3 billones de m3 de reservas, que podrían cubrir más de 40 años de consumo. El gas que Estados Unidos, a un precio de su conveniencia, está enviando para cubrir las carencias actuales, tiene, justamente, la procedencia cuya extracción aquí se ha vetado.

Apelar a la reducción del consumo

Como la modificación de las fuentes de suministro energético no puede ejecutarse de inmediato, se ha vuelto la mirada hacia la necesidad de reducir el consumo.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha planteado a la UE varias medidas de ahorro para reducir en algo más de un tercio (50.000 Mill. m3) las importaciones de gas ruso en un año. Esta cantidad está próxima a los 38.000 m3/año que figura como nuevo compromiso de suministro de Gazprom a China, a través de un nuevo gasoducto que atravesará Mongolia. La Agencia ha defendido la adopción de medidas inmediatas para reducir en 2,7 millones de barriles diarios para paliar la falta de suministro, enunciando 10 medidas que requerirán cambios en el comportamiento de los consumidores, y el apoyo de medidas gubernamentales.

No son propuestas cuya enunciación resulte ni agresiva ni inalcanzable. Abarcan desde reducir los límites de velocidad en las autopistas en 10 km/h, aumentar el teletrabajo a 3 días a la semana, favorecer el uso compartido de vehículos, mejorar la eficiencia en el cálculo de los fletes de camiones en el tránsito de mercancías, sustituir por trenes nocturnos el transporte por avión, evitar los viajes de negocio no imprescindibles y apoyar el uso de vehículos eléctricos.

Además, la AIE aconseja al Ejecutivo comunitario que maximice las fuentes de energía de bajas emisiones, acelerando el despliegue de la energía solar y eólica, incluyendo el aplazamiento del cierre previsto de centrales nucleares.

La búsqueda de soluciones transitorias

No deberíamos dejarnos engañar por lo vistoso de las soluciones transitorias. El recuso al gas licuado puede ser una opción provisional, pero está vinculado a inversiones muy importantes, como la construcción de terminales y tuberías, que no se pueden erigir de la noche a la mañana. Alemania, el principal perjudicado por la guerra y la decisión de dificultar al gobierno ruso su financiación, ha vuelto sus ojos a Catar como alternativa, está también revisando la situación con Noruega. Los campos noruegos están lejos de agotarse -con unas reservas probadas de 1,5 billones de m3 de gas- pero las tuberías existentes están sobrecargadas y faltan terminales en la zona.

La sensibilidad pública europea, alimentada por voceros tremendistas, mira la explotación de las bolsas de gas en terrenos propios con recelo. Holanda empezó la explotación en 1960 de la gigantesca bolsa de gas de Groninga, a una profundidad de 3.000 m, en una formación de arenisca porosa tipo rotlliegend. A mediados los noventa, al producirse la subsidencia de varias capas, se detectaron centenares de sismos que obligaron a que el gobierno ordenara a la empresa Shell cerrar el campo antes de 2030.

 

Conclusión

El debate sobre las fuentes energéticas se ha reabierto en Europa, con la guerra como excusa y fundamento. Sería de desear que estuviera, al fin, sostenido por criterios técnicos que, unidos a valoraciones ambientales objetivas y a serios cálculos económicos, consiguiera tratar una senda que pudiera recorrerse sin sobresaltos, retrocesos ni sobrecostes.

Habría que exigir a nuestros representantes que eviten tomar decisiones temperamentales o dirigidas a contentar a grupos de presión, cuyo vocerío suele empañar las propuestas de los especialistas. En el terreno de la energía, la presión ejercida desde la barrera ideológica ha perjudicado, y no solo en nuestro país, la adopción serena de medidas que hubieran proporcionado mayor capacidad de respuesta ante las fluctuaciones del mercado, dando estabilidad a los suministros y a los precios.

La guerra de Ucrania está obligando a hacer una rápida revisión de postulados. La coyuntura no debería condicionar la toma de decisiones que cubran el largo plazo. Los ingenieros de minas, como expertos en la producción y gestión de las fuentes energéticas, ponemos, como siempre hemos hecho, nuestros conocimientos y experiencia al servicio de ese propósito.

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Vigésimo Primera Crónica desde el País de Gaigé

26 junio, 2022 By amarias Deja un comentario

Termina junio en Gaigé con manifestaciones en las principales ciudades. No han tenido mucho éxito en sus convocatorias, pero son significativas del ambiente que se respira en ciertos sectores, donde militan o se agrupan simpatizantes de la coalición de Gobierno.

Por una parte, se protesta contra la cumbre de la OTAN que tendrá lugar en Madrid los días 29 y 30 de junio. Los manifestantes, alentados por varios ministros del Gobierno aunque hayan desistido de acudir personalmente a la algarabía, exigen la disolución de la Organización, el final de la guerra en Ucrania, la reducción aún más drástica del presupuesto militar y la devolución de los terrenos ocupados por las Bases Militares norteamericanas. Espero no olvidarme nada de su ideario antibelicista.

La moderna doctrina subyacente para estos pacifistas es, en fin, que la OTAN y la ambición norteamericana por mantener su hegemonía mundial (ya muy debilitada) son las principales causantes del ataque de la Rusia de Putin a Ucrania. Una guerra defensiva, pues.

La reunión de los presidentes del G7, que tiene lugar en Alemania este domingo, por su parte, bebiendo de aires muy diferentes, ha servido para reforzar el apoyo incondicional a Ucrania y para exponer solidaridad conjunta ante la crisis energética y alimentaria, que está comiendo aceleradamente los pies del estado de bienestar.

La difusión de algunos comentarios de los líderes occidentales ridiculizando a Putin no servirá, seguramente, para estrechar lazos con el protagonista y causante del mayor problema actual contra nuestra seguridad. La cumbre de la OTAN madrileña pondrá a prueba los sistemas de seguridad de Gaigé. Cruzamos los dedos para que todo suceda, no solamente con un final que permita presentar algún acuerdo relevante sino sino, y sobre todo, sin incidencias notables.

La segunda ola de manifestaciones que ha tenido lugar en Gaigé encuentra su fundamento en un terrible suceso que violentó nuestra sensibilidad: un intento de casi dos mil subsaharianos (fundamentalmente procedentes de Chad y Sudán) para superar la valla que separa Marruecos de Melilla.

La violenta actuación de la policía de Marruecos, que utilizó incluso -según puede sospecharse al observar los vídeos difundidos en las redes- disparos reales, junto a gases lacrimógenos y piedras para impedir el asalto, provocó, al menos, 23 muertos por asfixia, golpes y heridas de bala. Las imágenes difundidas pueden interpretarse en parte como que la presión policial forzó a los subsaharianos a amontonarse contra la valla.

La inexplicable actuación marroquí está motivada, según se indica por analistas del complejo tema del Magreb, como exhibición de la buena relación actual entre los gobiernos vecinos. Sánchez ha elogiado el empeño marroquí de controlar el intento de los migrantes, tildándolo de ejemplar, cuando no conocía que había causado tanta mortandad . Pero no supo desdecirse al saber que la morgue de Nador estaba saturada con los cuerpos de jóvenes fallecidos en la batalla desigual, ni al contemplar las imágenes de centenares de jóvenes hacinados en el suelo controlado por la policía.

Tanto despliegue de fuerza y causas de dolor no han impedido que casi 150 chadianos y sudaneses hayan penetrado en tierras españolas y estén ahora confinados en el Centro de Estancia Temporal de Emigrantes, donde una veintena de abogados ofrecen sus servicios para conseguir que, dadas sus circunstancias personales y la situación en sus países de origen, puedan alcanzar el estatus de refugiados.

Es imposible, al comentar este suceso, no poner énfasis en el escaso apoyo que se presta al desarrollo a los países del Sahel, suministradores principales de esos contingentes de jóvenes que huyen de sus países, buscando del Dorado europeo, a costa del riesgo de perder sus vidas.

El calor ambiental ha remitido en casi todo Gaigé, que trata de curar las heridas de los últimos incendios. Particularmente graves han sido los destrozos causados por el fuego en la sierra de la Culebra, en Zamora. La hermosa zona, atractivo turístico importante, ha quedado irremediablemente afectada y el gobierno de Mañueco ha tenido que explicar su actuación ante las llamas. Faltan medios, profesionales , adecuado cuidado del monte y de las zonas sensibles y mejora de la sensibilidad ciudadana para evitar (o causar) actuaciones que favorezcan la aparición de terrible antinomio fuego-bosque.

No faltan graves problemas en Gaigé, siendo el del aumento sin control de la inflación el más preocupante. El llamado tope al precio del gas autorizado por Bruselas se descubre como un parche insuficiente para detener la escalada del precio de la energía. Gaigé muestra la debilidad de su proyecto energético, pues, en cuanto a la producción de electricidad, la energía solar (afectada por la calima) y la eólica (en momentos de parálisis de los vientos) resultan escasos para cubrir las necesidades, privadas y empresariales.

La demanda del parque móvil -tanto para el automóvil eléctrico como para los que se mueven con combustible convencional- no cesa de crecer y los precios están disparados. Para lo eléctrico, se ha tenido que recurrir a las centrales de ciclo combinado y a la denostada nuclear; para la gasolina y el gas oil (el petróleo) se seguirá subvencionando el consumo con 20 céntimos/litro, rápidamente absorbidos por el mercado desbocado.

No estamos solos en el toque al tambor del pánico: Alemania revisa el abandono nuclear y planea reabrir las minas de carbón. La transición energética europea, amparada en aquel mensaje de ser modelo para el mundo, deberá revisarse desde e, pragmatismo.

Publicado en: Actualidad, País de Gaigé, Sociedad Etiquetado como: bomberos, Castilla-León, Centro de Estancia Temporal de Emigrantes, CETI, Chad, Cumbre de Madrid, energía, gasóleo, gasolina, incendios, manifestaciones, Marruecos, Melilla, OTAN, País de Gaigé, policía marroquí, Sierra de la Culebra, Sudán, Unión europea

Octava Crónica desde el País del Gaigé

29 marzo, 2022 By amarias 1 comentario

El parón o huelga de los autónomos del transporte -sutileza semántico-legal que hemos aprendido a no distinguir gracias a las explicaciones proporcionadas desde el Ministerio correspondiente de Gaigé-, que lleva ya dos semanas paralizando la entrega y recogida de mercancías vitales para la economía, se mantiene al 29 de marzo de 2022. Argumentan que, con la subida de los precios de los combustibles y la rigidez de funcionamiento del sector dominado por las grandes compañías), poner en movimiento los camiones que son su fuente de sustento implica entrar automáticamente en pérdidas.

Resulta incomprensible que, aún reconociendo que la mayoría de los desplazamientos de camiones son realizados por propietarios directos de los vehículos, las negociaciones con la Administración para que aquellos vuelvan a sus puestos, no se estén realizando con ellos, sino con la patronal del transporte, cuya representación no conceden los huelguistas. Finalmente,  el Gobierno ha comunicado que se subvencionará directamente con veinte céntimos el litro de combustible (¡para todos los usuarios!), una medida insuficiente según los reivindicantes, que no deponen la actitud.

Hasta el momento, sin embargo, son pocas las mercancías de primera necesidad que se echan de menos en los anaqueles de los comercios de alimentación, pues se está echando mano de los stocks de seguridad. El domingo pasado, día 27, faltaba leche (de vaca) en buena parte de las abacerías de Madrid y, por ello, los tenderos y sus empleados aconsejaban sustituirla por leche de soja.

Mucho más grave es la situación en los establecimientos industriales en donde se están agotando las materias primas que sostienen su producción. Los ganaderos, al no recogerse la leche del ordeño, se ven obligados a tirarla. Se pierden irremediablemente mercancías perecederas.

El alto coste de la energía está tambaleando la rentabilidad de otros sectores. La siderometalurgia, como gran consumidor, es el sector quizá más afectado. Los armadores pesqueros no salen al mar porque, también, esgrimen que los altos costes del gasoil hacen irrentable poner en funcionamiento sus barcos. Entre los restauradores cunde también el temor a tener que cerrar sus negocios. Muchos pequeños empresarios (pero no solo) ven el inmediato futuro con honda preocupación. Si bien se atribuye a la guerra de Ucrania el desbarajuste energético, no cabe imputarle en exclusiva esta desgraciada situación -cuyo final no es previsible en lo inmediato-.

Se trata, sin duda, de una situación muy compleja que exigiría coordinación y apoyo entre representantes políticos. La inflación va camino de los dos dígitos, aunque se tiene oficialmente confianza en que remita la tendencia galopante antes de final de año, si se llega a un acuerdo de suspensión de la guerra y los efectos de la pandemia (oficialmente superada) son restañados al ritmo que se había pronosticado antes de que todo se complicara.

Por otra parte, los problemas del rey de antes no se evaporan, al contrario. Ahora su caso está pendiente de los Tribunales de Londres, debido a una denuncia de su ex amante de mobbing o algo parecido. Puesto que don Juan Carlos carecería de inmunidad cuando presuntamente se cometieron tales actos, aunque ante la Justicia española se ha dado el carpetazo al asunto de las comisiones, el retorno del monarca sin corona de Abu Dahbi se retrasa.

Publicado en: Actualidad, Energía, España Etiquetado como: Abu Dahbi, armadores, energía, Gaigé, huelga, Ministro de Transporte, parón del transporte, rebaja precio del combustible, rey juan carlos

La energía no es cara solo por la guerra en Ucrania (1)

24 marzo, 2022 By amarias 1 comentario

En un magnífico artículo publicado en el diario regional La Nueva España (domingo, 20 de marzo de 2022), Vicente Luque Cabal -uno de los mejores ingenieros de Minas salidos de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Oviedo-, ilustra con sabias palabras sobre la transición energética.

No tiene sentido que detalle, en este blog, los entresijos de la brillante reflexión de mi compañero y amigo, pero no puedo resistirme a indicar, con sus propias palabras, el titular y el núcleo de su análisis. “La transición energética necesita ingenieros muy bien formados” y “La transición energética está siendo conducida actualmente por políticos e ideólogos que han supeditado la política energética a la política del clima”.

La paradoja que estamos viviendo en la Unión Europea es que, siendo la complejidad de la transición energética un enorme reto, que afecta a numerosos sectores industriales básicos, los responsables de planificar ese proceso hayan roto el “equilibro sagrado” entre la seguridad del aprovisionamiento, la competitividad de la economía y el medio ambiente.

La ruptura de ese equilibrio, según la opinión de Luque, que comparto plenamente, ha provocado la subida de precios de la energía, que no puede atribuirse solo a la invasión de Ucrania por Rusia. Se han cerrado prematuramente instalaciones con la mejor tecnología disponible, que actuaban de limitadores a los precios.

¿Por qué se actuó de esta manera tan precipitada? Porque no se ha querido escuchar la opinión de los técnicos. Con la peregrina sensación de que “los ingenieros han tenido ya demasiado protagonismo y es hora de atender a las opiniones de otros colectivos” (siento vergüenza atribuir esta boutade, cierta, a quien fue su autor), se ha dado cancha a personas sin ninguna formación técnica para dirigir la transición.

Luque conoce bien el percal, pues fue alto funcionario de la División General de Energía de la Comunidad Europea. Por eso, cita la formación de los más relevantes ejecutivos de la Comisión que se encargan del Grean Deal, quienes deberían ser capces de “evaluar el desarrollo de las cadenas de valor y, en consecuencia, de ofrecer las soluciones de oportundad que la sociedad requiere”.

Franciscus Timmermans tiene un grado en lengua francesa y literatura, que completó con un postgrado en leyes de un año. La comisaria de Energía, Kadri Simson, tiene un grado en Historia y un máster en ciencias politicas. Ditte Jorgensen es graduado en Leyes…

Todos estos devotos de la energía solar y eólica están orgullosos, al parecer, de que estas fuentes representan el 3,2% de la energía primaria en el conjunto de la Unión Europea.

No se escapa, al contrario, de este repaso de calidades formativas y trayectoria personal para llegar a puestos de singular relevancia en el sector energético, nuestra ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, licenciada en Derecho y diplomada en políticas, alumna de Timmermans, quien la presentó en el Global Annual Energy Meeting de ESSADE GEO como “su mejor alumna”, lo que Luque -no muy dado a la ironía- califica de “mal favor”.

Podría pensarse, si se actúa desde el desconocimiento de lo que implica la transición energética, que la opinión de Luque es interesada, cuando enuncia que “los ingenieros , por nuestra formación técnica, económica y (la) cada vez mayor (complejidad) de los mercados energéticos, estamos llamados a jugar un gran papel”. Por si no bastara para juzgar el valor intrínseco de esa afirmación, pongo además en la balanza, el excelente trabajo profesional de Vicente Luque, que acumula una experiencia insuperable en el campo genérico de la energía, y ha dado siempre muestra de una honestidad y claridad digna de todo encomio en la exposición de sus ideas.

Por ello también, su indicación de que los ingenieros deben tener una función relevante en la concepción y desarrollo de la transición, deja claro con elegancia que “por supuesto que no contribuimos solos y apostamos por economistas de la energía, expertos en derecho de la energía y en todo lo referente al impacto social, territorial y medioambiental de la producción y uso de la energía”.

Un aplauso fuerte, amigo.

(continuará con una segunda parte)

 

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Lo nuclear de la energía

8 enero, 2022 By amarias Deja un comentario

La Comisión Europea ha difundido, por fin, a finales de 2021, el borrador de su propuesta de calificar la energía nuclear y el gas natural como fuentes verdes, lo que las hace elegibles para canalizar inversiones en el camino hacia un futuro neutral en carbono. La propuesta ha sido acogida con entusiasmo por Francia, pues la nuclear es su principal fuente energética.

Sin embargo, Alemania, que continúa embarcada en el proceso de cerrar todas sus plantas nucleares (las tres que aún quedan en funcionamiento se cerrarán en 2023, según el plan trazado por la ex canciller Merkel), ha manifestado su oposición al respecto, trasladando por medio de su nuevo canciller la idea central de que lo fundamental es avanzar en la protección del clima y en inversiones que sean sostenibles y que el borrador de la Comisión supone un paso atrás. Aunque parece una postura firme, no está exenta de matices, pues el gobierno alemán mantendrá, sin embargo, el gas natural como una “tecnología puente” que solo será reemplazada antes de 2045, cuando se cumpla la precisión de que las alternativas renovables, y en especial, el “hidrógeno verde”, se hayan desarrollado competitivamente.

Si la mayoría de los Estados están de acuerdo con el borrador, se convertirá en Ley de obligado cumplimento para todos ellos, a principios de 2023. Esta parece la situación que se producirá, pues aunque cada uno de los 27 estados miembros tiene derecho a voto, no tienen igual valor paritario. Para rechazar la propuesta debe contar con la reprobación de 20 de los estados, que sumen al menos el 65% de la población.

España, por la vía de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera,  se ha recreado en expresar su oposición, en línea con lo expresado por Alemania y Austria (esta última, amenaza incluso con demandar a la Comisión ante el Tribunal de la Unión).

La posición expresada por Ribera no está exenta de fuertes críticas en España. Por supuesto, el sector nuclear reitera que esta energía es elemento fundamental del mix energético y que carece de sustituto en la actualidad, ofreciendo un respaldo eficaz a la falta de fiabilidad de las fuentes eólica y solar. Además, la dependencia del gas natural, de procedencia fundamentalmente argelina y con precios sometidos al vaivén de la especulación, ha venido a demostrar en los últimos meses lo gravoso que resulta para la economía empresarial y familiar necesitar suministros externos para completar las necesidades del consumo. La opinión mayoritaria de los técnicos españoles es contraria al cierre de las centrales nucleares y ha sido expresada en múltiples foros y congresos, obteniendo sistemáticamente el silencio, cuando no el desprecio, de los asesores ministeriales.

Lo nuclear de la energía, para España, en mi opinión, es no precipitarse. Evitar la especulación y huir de tomar decisiones que se sustentan en expectativas cuya posibilidad de cumplimiento, además, no depende de tecnologías propias o suficientemente desarrolladas. Tenemos un exceso de potencia energética instalada, en parte ya amortizada (lo que se debe considerar una ventaja, dentro del período de vida útil de las instalaciones) y en parte no despreciable aún sin cumplir su período de amortización. Disponemos de un nivel tecnológico de gestión y mantenimiento de los recursos elevado, aunque va deteriorándose rápidamente por la falta de inversiones y apoyo gubernamental.

Las esperanzas puestas en el desarrollo de las pilas de hidrógeno deben acreditarse aún con fuertes desarrollos en investigación (teórica y aplicada), de las que nuestro país no va a estar a la cabeza, por obvias limitaciones de presupuesto y capacidad. Tampoco se ha analizado aún de forma suficiente el riesgo derivado del uso masivo de la manipulación, almacenamiento, transporte y uso del hidrógeno y, por supuesto, se sabe poco de las inversiones y costes que acarrearán.

Hay líneas abiertas de gran incertidumbre, como son el ritmo de extensión del parque de vehículos eléctricos -falta desarrollo de autonomía de las baterías, aumentar de manera masiva el número de estaciones de carga y rebajar el precio de las unidades); la renovación de los parques de energía eólica (con generadores más potentes, y en nuevas ubicaciones) y de solar fotovoltaica, la recuperación del impulso a la solar térmica, la clarificación de otras fuentes alternativas, sometidos a vaivenes ideológicos y en parte temperamentales; el almacenamiento de los residuos nucleares, tanto producidos por la producción como por el desmantelamiento de las centrales; el papel que aún deberán jugar las centrales de ciclo combinado e, incluso de carbón, y el desarrollo de procesos de captación o eliminación de gases de invernadero; etc., etc.

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Explorando el Horizonte 2030

10 julio, 2021 By amarias Deja un comentario

Incorporo como Comentario a este Blog, el último Editorial que escribí para la revista ENTIBA, publicación del Colegio de Ingenieros de Minas del Norte de España, y de la que formo parte de su Consejo Editorial

“Cuando parece a punto de darse por superada –al menos, en los países desarrollados- la urgencia sanitaria causada por la crisis pandémica, es momento de tomar en serio el papel insustituible de la Ciencia, la Investigación y la Tecnología como pilares del modelo de bienestar y su desarrollo. La observación parece trivial, al albergar un argumento cuyo contenido nadie discute, que se podría considerar  plenamente asumido y compartido.

Pero la idea mantiene intacta su signo revolucionario. Asumir su potenciación como una necesidad ineludible, implica la puesta en entredicho de varios lugares comunes. 1) Niega la validez de apelar al voluntarismo o a la falta de planificación como factores con los que corregir el rumbo natural de los acontecimientos, que están poderosamente dirigidos por el segundo principio de la Termodinámica, es decir, por la tendencia al desorden. 2) Destruye la tentación de mantener confianza ciega en el impulso espontáneo de la imaginación colectiva como clave para mejorar el futuro. El mundo hace tiempo que no “va de lui même”, no avanza solo, como pretendían los fisiócratas del XVIII. 3) Incluso, cuestiona la petición de principio por la que se pudiera creer que la técnica, sin orientación ni directrices, acudirá a rellenar las carencias cuando se le ofrezcan incentivos y señuelos, como si fuera un atleta sin necesidad de preparación, siempre dispuesto para la carrera.

La sociedad ha vivido una conmoción de la que no se recuperará de inmediato, porque han quedado afectados y, en ciertos sectores, destruidos, principales sectores económicos. La solicitación recibida por el sistema de salud ha sido brutal, tensando la disponibilidad de los equipos para atención médica y la preparación y capacidad de resolución del personal  facultativo hasta límites no imaginados. La desorbitada cifra de infectados ha llevado al umbral del colapso la oferta sanitaria, y causado millares de muertos y enfermos crónicos, obligando a adoptar decisiones de urgencia bajo un régimen de presión emocional insoportable. Se han puesto de manifiesto las debilidades de la oferta de atención primaria y asistencial para abordar con solvencia absoluta una situación tan insólita, pero también ha permitido detectar las fortalezas y la capacidad de improvisación inteligente de los equipos facultativos, a todos los niveles formativos.

Junto con esas conclusiones de un análisis aún provisional y tensado por la emoción, sería erróneo pasar por alto que la descentralización de las competencias sanitarias hacia las autonomías ha perjudicado la dedicación eficaz de medios y la adopción solvente de decisiones rápidas, con discusiones estériles y dañinas, provocadas por la diversidad política más que por la controversia entre criterios científicos y experimentales.

Entender con alivio que la  crisis pandémica está razonablemente superada, y asistir con suficiencia a la recuperación vertiginosa de nuestra fuente fundamental de ingresos, el turismo, nos podría inducir a correr el riesgo de confiar, por analogía, que, con pequeñas intervenciones en otros sectores se conseguirá alcanzar en corto plazo las posiciones anteriores a la crisis sanitaria.

No será sencillo. Por la estructura de nuestra economía, con una base desproporcionada en empresas de pequeño tamaño y escasa aplicación tecnológica, la crisis sacó del mercado definitivamente un número  elevado de pymes y autónomos. Muchos agentes fundamentales por su participación en la formación del sistema económico y social que sustenta la estabilidad de los flujos de producción, distribución y consumo, han resultado dañados en número y calidad, viendo perdida su viabilidad, y generando bolsas de paro, con la necesidad para una parte de la población afectada por la pérdida de ingresos, de recurrir a la solicitud de prestaciones asistenciales.

La economía debe generar nuevas oportunidades y se ha de estar preparado para resolver demandas de empleo con cualificaciones desconocidas o poco comunes. La tendencia y fuerza real de la recuperación es una incógnita. Muchas empresas han agotado su liquidez y la digitalización, que supone contar con formaciones duales (en el sentido de conocimiento sectorial específico y en tecnologías de informática y comunicaciones), tensa el mercado de trabajo al demandar conocimientos de los que la población carece aún y en disciplinas que tienen poca difusión. Falta impulso empresarial. No pocos emprendedores han perdido sus ahorros, cuando no su patrimonio y no tienen ánimos de probar fortuna en otros campos. Hacen falta emprendedores cualificados, con capacidad de gestión en las nuevas tecnologías y con información sobre las necesidades inmediatas, es decir, oportunidades de inversión solvente.

Desde los sectores más afectados por la paralización pandémica, especialmente de los cercanos a los extremos de la cadena de producción y consumo, se reclaman ayudas inmediatas y a fondo perdido. Es, en cierto modo, una distorsión, un fondo de ruido que afecta a la adopción de decisiones. No puede dejarse a un lado que, además de los estragos sociales y económicos causados por la paralización forzada de actividad, se han producido graves daños ecológicos, dado el carácter de externalidad del medio ambiente, con manifestaciones ocultas o de difícil evaluación. La urgencia para cubrir necesidades vitales perentorias llevó a ignorar normativas legales o cuidados ambientales.

Al valorar la situación actual, se  podría, en fase de optimismo creativo, entender como magnífica opción que a España se le ofrecen oportunidades de construir un nuevo tejido industrial y de servicios sobre las tierras quemadas o agostadas en la postpandemia. No parece factible levantar de inmediato una nueva estructura socioeconómica sobre el campo de necesidades inmediatas. Por eso, será imprescindible valorar nuestras peculiaridades, en especial en relación con los países más avanzados de la Unión Europea, a cuyo carácter tractor habrá que acercarse y atender a forzar la reactivación impulsando principalmente esos sectores.

Como idea general, será preciso separar las actuaciones inmediatas, cuyos efectos no admiten dilatación, de aquellas de las que se obtendrán frutos a mayor plazo. Aunque hay medidas que deben tomarse de manera centralizada, como la rápida formación de expertos digitales, hay que confiar en que las decisiones empresariales e individuales asuman la necesidad de incorporar la digitalización a los procesos. También será factor de activación, el desarrollo de modelos de gestión y producción digitalizados, o, sin ánimo exhaustivo, el tratamiento de los riesgos y oportunidades relacionados con la protección climática.

Los planes de los países europeos para tratar de solventar los efectos de la crisis pandémica a medio y largo plazo, presentan una fuerte similitud, hasta el punto de que parecen copia unos de otros. Eso no descalifica su validez, sino que pone el énfasis en que lo importante no es trazar grandes líneas sino acomodar su realización a las posibilidades concretas de cada país.

Es seguro que, de la necesidad y la activación de algunas líneas de concentración de recursos intelectuales y físicos, surgirán innovaciones en muchos campos. Habrá que seleccionar, con análisis serenos, aquellas ramas con mayores oportunidades de crecimiento, y, sin dudar, protegerlas con medidas, agilizando los procesos regulatorios y burocráticos.

Los menores salarios medios y la menor relación en la aportación al pib per cápita ofrecen ventajas comparativas para España. Aunque es común expresar que tenemos bajos índices de productividad, apuntando a la falta de eficiencia o cualificación de la mano de obra, las diferencias con los países más productivos son más bien achacables a deficiencias de gestión y a la falta de equipamiento del mejor nivel. Disponemos –si bien en franca y lamentable recesión- de una elevada  capacidad formativa oficial, con algunos centros de excelencia reconocidos.

Aunque no somos un país con recursos propios singulares (a salvo del patrimonio histórico y los valores paisajísticos que potencian nuestra oferta turística y de ocio), tenemos materias primas de alto valor y creciente demanda, que sería preciso explorar.

Ante todo, para impulsar los ejes en los que apoyar el desarrollo inmediato con perspectiva de rápidos rendimientos, se han de corregir las deficiencias en Formación, Investigación, Creación científica y Desarrollo tecnológico.  El historial de Planes fallidos en Educación y Ciencia, la heterogénea cualificación del personal docente y científico –con media de edad muy alta, falta de definición de la carrera profesional, insuficiente financiación para dotación de equipos y material, así como deficiente orientación metodológica y escaso estímulo a la eficacia- debería forzar un análisis externo corrector de las carencias y que condujera a la potenciación inmediata de sus fortalezas, incorporando medios humanos y materiales allí donde sea necesario.  No es tarea sencilla, pues el sistema se ha poblado de vicios, conformismo y nepotismo, en coexistencia dramática con excelentes profesionales.

Algunas actuaciones son fáciles de enumerar, pero exigen una coordinación e impulso de gran alcance. Junto al impulso  a la investigación e innovación, deben incorporarse medidas para la incorporación y formación posterior de empleados, el desarrollo de facultades para adaptarse a las tendencias a la movilidad laboral, el impulso a mentalidades digitales en el trabajo individual y de equipo, tanto en los procesos de producción como en los servicios, la utilización personal de las nuevas tecnologías, la potenciación de habilidades soft (como la capacidad de comunicación verbal y escrita en la lengua propia y en otras extranjeras), la generación de una mentalidad flexible para atender al carácter disruptivo del nuevo mercado laboral, o la incorporación de la sensibilidad de protección ambiental como directriz general de actuación.

La correspondencia con los proyectos de nivel europeo, para aprovechar la capacidad de arrastre de los líderes tecnológicos, no debiera ser la única orientación, pues nos convertiría definitivamente en un país subordinado. Tradicionalmente, hemos visto en Alemania una referencia a imitar, y un aliado interesado, al que nos hemos asociado casi siempre de buen grado. Es evidente que, si se asegura el encaje sólido en estructuras más eficaces y de mayor envergadura, se favorecerá la búsqueda de la estabilidad del modelo de bienestar y calidad de vida que se pretende consolidar para el futuro, garantizando en teoría su viabilidad económica, ecológica y social, al vincularla a una fortaleza superior. Al margen de esta idea general, será conveniente actuar con cautela e inteligencia en la selección de prioridades.

Como país intermedio, España no puede pretender ser el paladín tecnológico en líneas de trabajo en donde ya confluyen intereses económicos extranjeros, alimentados por potentes empresas multinacionales con centros de decisión sobre los que no tenemos influencia. Arriesgaríamos, como sucedió otras veces, ser su banco de pruebas experimental.

Los Fondos Europeos del NextGeneration, con transferencias próximas a los 70.000 millones de euros entre 2021 y 2023, al aplazar las consecuencias inmediatas de la crisis, han de verse como un alivio momentáneo.

La obsesión por liderar la descarbonización puede pasarnos una alta factura. La Unión Europea ha aumentado la autolimitación de la  reducción de las emisiones de CO2 equivalente a un 55% en 2030, arrastrando a una fuerte subida el precio de la tonelada de CO2 que va camino de superar los 60 euros,  al reducirse el mercado de derechos de emisión que las empresas  que más contaminan deben comprar para seguir produciendo energía en sus instalaciones.

La voluntad de acelerar al máximo la descarbonización de la producción energética y el decidido sesgo ecologista de las decisiones estratégicas no debieran generar confusión respecto a la naturaleza económica del desarrollo. Las medidas restrictivas exigen ser compensadas con nuevos ingresos. La explotación ordenada de los recursos mineros del territorio  debiera forma parte de la planificación.

El sector reclama una estrategia para la minería y apoya la creación de una alianza estratégica europea de materias primas, que incluya la recuperación de residuos de algunos metales, como el cobalto y el wolframio. Confedem ha identificado trece minerales esenciales para la transición energética de los que España dispone de reservas: aluminio, cobalto, cobre, grafito, litio, estaño, manganeso, níquel, oro, plata, tierras raras, vanadio y wolframio, y así se lo ha comunicado al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, para su consideración en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030.

Aunque España carece de empresas líderes en el sector minero, dispone de la zona más mineralizada de la Unión Europea. Gracias al cinturón de pirita ibérica, somos una potencia en la producción de cobre, de amplia utilización en la fabricación de vehículos y en el desarrollo de la energía eólica, con recursos cercanos a los 2,3 millones de toneladas. El wolframio, usado en baterías y acumuladores, tiene reservas similares. Los cátodos de las baterías de iones de litio han convertido al cobalto, subproducto en la explotación de los minerales de cobre y níquel, en elemento crítico. Actualmente, el cobalto es extraído en la República Democrática del Congo y procesado en China, con riesgos que no resultan asumibles para los productores de baterías que buscan acercar sus instalaciones de producción a los centros de mayor consumo. Los sistemas para almacenamiento de la energía intermitente de origen renovable han aumentado, por su parte, las perspectivas de un incremento en la demanda de vanadio.

En general, el buen conocimiento de los depósitos de muchos minerales (estaño, oro y plata) o los indicios suficientes para considerar otros del mayor interés (litio, cobalto, níquel), y la actualización de los datos disponibles (en el caso del grafito y del vanadio), ofrece saludables perspectivas en relación con las técnicas más modernas de valoración, extracción y uso de los materiales geológicos.

La identificación de yacimientos de alto valor estratégico viene tropezando, sin embargo, con la empalizada ideológica, de base temperamental, construida desde las presiones ecologistas y la obsesión por la defensa ambiental y la intangibilidad del territorio, que han conducido a exagerar la afectación minera, creando una opinión publica distorsionada, que desconfía de la técnica y del cumplimiento de la  obligación legal de controlar y reparar los eventuales daños. Se está paralizando la investigación y explotación de recursos mineros que podrían ser fuente de riqueza y empleo. Esta situación afecta, entre otros,  en la actualidad al yacimiento de tierras raras de Ciudad Real (Torre de Juan Abad) y al de Valdeflores (Extremadurra), con alto potencial en litio.

Los minerales estratégicos no solo son necesarios para la generación de equipamiento y materiales vinculados con la producción energética. Son también imprescindibles en la fabricación de impresores de alta definición, en la robótica, la aeronáutica, y, en general, todas las tecnologías digitales. Si no se obtienen en Europa, habrá que importarlos, creando así dependencias muy limitantes. Alemania ha firmado acuerdos con Chile y otros países que le permitirán garantizar el abastecimiento para su producción tecnológica.

El horizonte 2030 se moverá, obviamente, a medida que nos aproximemos a él. Por eso, debemos dotar de la máxima capacidad de adaptación a nuestra estructura formativa y económica, conscientes de que los hallazgos de la investigación científica, a los que estamos obligados a contribuir con eficacia, ofrecerán nuevas oportunidades y cambiarán la manera de abordar otras. Sirva como ejemplo puntual que la Sociedad Max Planck está investigando la sustitución del silicio en los paneles solares para mejorar su absorbencia, incorporando una película de perovskita.

Con seguridad, gran parte de lo que hoy nos aparece muy claro, se desdibujará al acercarnos a los objetivos, apareciendo otros retos. La Ciencia, la Investigación y la Tecnología seguirán estando en la base. Los ingenieros de minas estaremos siempre dispuestos a asumir un papel relevante. Son muchos los ámbitos en los que podemos colaborar. Queremos seguir sintiéndonos orgullosos del papel que, como profesionales, podemos representar para contribuir a despejar incógnitas de los brumosos horizontes que envuelven el futuro.

@Angel Manuel Arias para ENTIBA (junio de 2021)

 

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Cuidar el medio ambiente produce beneficios particulares

16 mayo, 2021 By amarias 1 comentario

En España tenemos un exceso de potencia energética instalada (110.905 MW), como consecuencia de aquellos años en los que se creyó en un crecimiento de las necesidades de consumo (fundamentalmente, eléctrico9 que no llegaron a concretarse. Para conseguir, además, satisfacer la demanda en momentos en los que las llamadas “energías verdes” (eólica y solar fotovoltaica) no fueran capaces de producir, por cuestiones naturales -no siempre hay viento ni luce el sol y, en el caso del viento, puede que sople a velocidad excesiva para la seguridad de las rotopalas de los aerogeneradores), y la energía nuclear no tuviera capacidad de reacción inmediata para aumentar su producción, se animó a la inversión en centrales de ciclo combinado. Estas centrales, mantenidas al ralentí, pueden en cuestión de horas alcanzar puntas de producción máxima.

El sistema de remuneración a las empresas por la energía suministrada a la red en cada momento se apoya en un procedimiento, llamado erróneamente “de subasta”, según el cual las energías más baratas son las primeras en entrar en el mix energético puntual. La energía solar y la eólica son las que, en las horas de mayor consumo (por el día) entran sistemáticamente en esa combinación, vendiendo toda su producción al gestor de la red. Sin embargo, como su producción no cubre la necesidad (salvo raras excepciones), entran a cubrir las necesidades, sucesivamente, las energías más caras, hasta llegar a las de ciclo combinado (si fuera el caso).

La peculiaridad del sistema de remuneración es que el precio de producción del último en entrar en el mix, señala el precio de la totalidad de la energía adquirida en cada momento. Se puede entender, por tanto, que los productores de las energías eólica y solar se ven excepcionalmente beneficiados, pues serán remunerados de acuerdo con el precio de la energía más cara que haya tenido que ser introducida en el sistema.

¿Qué es lo que hace que los megawatios (MW) producidos por las centrales de ciclo combinado (y, por supuesto, de las centrales de carbón) se encarezcan por encima del coste estricto de su producción? Los impuestos. En concreto, los llamados “derechos de emisión”, que gravan a las centrales más contaminantes, medidos en precio por cada tonelada de dióxido de carbono (CO2) que envíen a la atmósfera.

Aunque durante años (fueron introducidos en 2005) ese precio de gravamen se mantuvo a nivel bajo (menor de 10 euros por t CO2), en este año lleva subiendo de forma vertical, llegando ahora los 56,65 €/t CO2), como consecuencia de las medidas adoptadas por la Comunidad Económica Europea y la reforma de 2019 en cuanto a los derechos sobrantes. Este brusco incremento aceleró la expulsión del mercado de las centrales de carbón (que tienen que pagar esos extracostes), en países como España, con exceso de potencia instalada, y favoreció la producción de las energías verdes, incluida la nuclear, que tampoco resulta contaminante en ese aspecto.

Como acertadamente concluye el artículo de Ignacio Fariza y Manuel Planelles (El Pais 15 de mayo de 2021) “De ahí la avalancha de especuladores que están entrando en el mercado en busca de beneficios”. Las tecnologías limpias obtienen precios muy superiores a los de generación, con márgenes millonarios a los titulares de las plantas.

Una vez más, las decisiones políticas (bien intencionadas en principio, pero incapaces de prever, al parecer, todas las consecuencias) han venido a favorecer a inversores a los que preocupa, ante todo el beneficio a corto plazo. Recuerdo aquella Ley de apoyo a las minicentrales hidráulicas que causó un movimiento especulativo de genios en detectar la oportunidad, que denunciaron en cuestión de meses todos los saltos hidráulicos de al menos 5 metros, basándose exclusivamente en analizar las líneas de nivel a partir de una topografía convencional que se podía adquirir por cuatro pesetas.

 

 

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Trayectoria

17 diciembre, 2017 By amarias 3 comentarios

El Colegio de Ingenieros de Minas de Centro de España, con ocasión de la Cena anual de este año, me entregó ayer (16 de diciembre de 2017) la medalla al reconocimiento a la trayectoria profesional. El acto resultó para mí, como el lector amigo puede suponer, honroso y emotivo, y contó con la presencia del Ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Alvaro Nadal.  (1)

Incluyo a continuación el texto que tenía preparado para comunicación de agradecimiento que, como no lo leí, no coincidirá plenamente con lo que estará registrado. Tenía dispuestos, en realidad, dos textos (uno más largo, para la eventualidad de que el Ministro, por alguna obligación sobrevenida, no hubiera podido asistir). Si alguien estuviera interesado en el “texto largo”, se lo enviaré gustoso.

“Autoridades, compañeros y amigos, familia:

Cuando le comenté a una de mis cuatro nietas -seis años- que mis amigos del Colegio me habían dado el reconocimiento a la trayectoria profesional, me preguntó “Abuelo, ¿Qué es eso?” “Es un premio por mi carrera”, le contesté. Se me quedó mirando, asimilando lo que le había dicho. “¡Pero si tú no corres un pimiento!¡Yo siempre te gano!”, me replicó.

Me viene a la cabeza lo que oi decir a Eduardo Haro Tegclen, cuando presentó hace ya años, los premios del café Gijón. Dijo: “Los que fundamos este premio en 1949 habíamos discutido si, antes de dárselo a alguien ajeno, no deberíamos dárnoslo a nosotros mismos.” La Historia dice que no fue así, pero es cierto que a la hora de conceder un premio, tanto si es o no honorífico, se piensa, en primer lugar, en los que tenemos cerca. Por tanto, si alguien necesita ser tranquilizado de por qué me premiaron a mí y no a él, le doy la satisfacción: estos amigos del Colegio de Centro han tenido piedad de mi, de mi estado de enfermo y esperan que, dentro de unos años, cuando estén viejitos, les den el reconocimiento a ellos.

He tratado de inspirarme para estas palabras en otros discursos de agradecimiento. Tuve a la vista alguno de nuestro premio nobel Santiago Ramón y Cajal, del que siempre aprecié no solo su magnífica creatividad, sino su humildad. Cuando le daban un premio, lo recogía como si se disculpara. El recordaba una frase estupenda de Isaac Newton, que escribió: “Llegué lejos porque fui transportado a hombros de gigantes.

Santiago Ramón y Cajal es un ejemplo de perseverancia, constancia en la ejecución de sus trabajos de investigación, a despecho de dificultades, zancadillas y falta de medios. Si me tengo que definir con un par de brochazos, reconozco que soy lo contrario de esa representación. Soy inconstante, todo me atrae, he cambiado de trabajo muchas veces y siempre los he dejado con la impresión de haber abandonado las cosas a medias. Por fortuna, siempre ha habido excelentes continuadores y perfeccionadoras de esa obra inacabada. A ellos quiero, aunque sea sin citarlos, rendir homenaje hoy. Como también quiero rendirlo a la persona que más ha hecho por impulsar mi ánimo, sacrificando su propia carrera. Si del admirado Ramón y Cajal se decía que la mitad de Cajal era su mujer, la mitad de este Arias la sostuvo mi esposa, María Jesús.

Tuve relación con la minería desde niño. La casa familiar tenía los armarios llenos de piedras, pero no porque se coleccionaran. Eran las muestras de las decenas de posibles negocios mineros que mi padre se planteaba, en emprendimientos para los que llenaba páginas y páginas de cálculos en las que, con sus trabajos de laboratorio a partir de muestras tomadas en el campo, nos convertía en millonarios una y mil veces.

La minería no dio dinero, pero sirvió para sacar a la familia adelante, al menos, hasta que se suprimieron los aranceles y faltó capital para pagar el horno importado de Alemania que hubiera hecho competitivo al negocio de mi padre. Eso sí, tuve muchas ocasiones de visitar minas y metalurgias, asistir a coladas de ferromanganeso, ferrotungsteno o ferrosilicio, ponerme el casco de minero cuando apenas era un niño delgaducho y no muy fuerte. Mi primer cubalibre lo tomé con el rey el manganeso, Antonio Domínguez Roldán, con once años, cuando acompañaba a mi padre a visitar unas minas de pirolusita y rodocrosita en Nerva.

Si la vida de cada uno es una novela, en la que el guionista, en buena medida, es uno mismo, la mía, más que una novela de aventuras, es una historia de cambios. De un culo inquieto, vamos.

Algunos de los que me estáis escuchando sois aún jóvenes, y tal vez para ellos tenga sentido apuntar algo así como un consejo. No tengáis miedo a cambiar de ocupación, ni de lugar, ni a quemar vuestras naves. No miréis atrás, mirad hacia adelante, que es la única manera de aprovechar las oportunidades para modificar el entorno de vuestra existencia, Como no tenemos otra, nuestra responsabilidad es hacerla lo más útil para nosotros y los demás, y, sí, también conseguir que sea lo más divertida posible.

Los que me conocéis más, sabéis que una de mis obsesiones es la generación de empleo y riqueza para el desarrollo. Hice mi tesis doctoral sobre este tema hace ya años, trabajé en la Administración pública con ese objetivo y di muchas conferencias y participé en decenas de comisiones y coloquios. Ayudé a poner en marcha muchas empresas, pero cuando me decidí a montar mi propia empresa, monté un restaurante. De aquella aventura, que duró, por supuesto, cinco años -como todas- escribí un libro. “Cómo no montar un restaurante”.

En fin, ya véis que mi trayectoria profesional no ha sido precisamente recta. Está llena de trazos, matizada con algunos sinsabores y, por fortuna, dispone de muchas satisfacciones.

Soy un decidido defensor de la calidad de la enseñanza. Cuanto más exigente, mejor. Cuanto más ancha sea la base de conocimientos, mejor. Por eso, no me preguntaría exactamente si la formación en la Escuela o en la Universidad sirve, en abstracto. El paso por las Escuelas de Ingeniería debe dar, no solo conocimientos, sino ayudar a abrir la mente, preparándola para resolver problemas, cualesquiera que sean.
La realidad de haber superado un proceso de selección, duro, da confianza en uno mismo. Los detalles son lo de menos. Cuando impartía clase de Algebra en la Escuela de Minas de Oviedo, un alumno me preguntó para qué servía el teorema de Kolmogoroff Smirnoff en la vida profesional.

Este teorema es capital. Demuestra que cuando se toma una muestra suficientemente grande de valores de un parámetro de un suceso aleatorio, la función de densidad se aproxima a la distribución normal. Le contesté que aunque pudiera ser, y yo no podía preverlo, que no necesitara aplicarlo nunca, en aquel momento tenía máximo interés para ambos. Para mi, como profesor, me había supuesto unas 500 pesetas, que era lo que me pagaban por la clase. Para él, como alumno, el entenderlo y saber expresarlo con corrección, supondría obtener un punto en el examen trimestral, pues era una pregunta que pensaba incluir.

Yo tuve ocasión de aplicar bastantes veces el teorema. Casi todos los sucesos que nos afectan se aproximan a la distribución normal. Es normal la distribución de esperanza de vida de una población. Es normal la distribución de consumos de agua o electricidad en una ciudad, es normal…

¡Ah, pero también pude comprobar, que en una población aparentemente homogénea suele encontrarse un grupo de comportamientos atípicos que constituyen la excepción. Cuando miramos la distribución de resultados de la variable, aparecen como una segunda joroba. Una campana de Gauss más pequeña, nacida del mismo suceso pero de un comportamiento que mejora o cambia la tónica general. Siempre me han atraído estas segundas jorobas de los sucesos normales. Están formados por los resultados, valga la aparente redundancia, de los que se salen de la normalidad, de los que han apuntado más alto.

Ahí quiero ver a todos los que quieren una España mejor, una ingeniería mejor, una sociedad más justa. No son los que se conforman con lo que hacen los demás, sino que buscan el hueco donde los demás no encuentran más que comodidad y, tal vez, exigencias.

Debemos animar a todos los jóvenes ingenieros, y a toda la juventud, a que trabajen por la excepción, apuntando más alto. Quiero decir a mis colegas, también a los que ya somos mayores, que sigamos buscando la excepción a las curvas de Gauss, y que ayudemos a que los más jóvenes consigan mejores resultados que los nuestros. Y quiero recordar, por supuesto, que el trabajo mejor no es obra de individualidades, sino de colectivos. De gentes que han llegado a hombros de otros.

Por eso, animo a todos los compañeros que no estén aún colegiados, a que lo hagan. Y a los que lo estéis, a que participéis más en las funciones del Colegio. No es cuestión de cuotas ni de ingresos para el Colegio, -que ojalá fuera único, dicho sea de paso-, sino de sumar el máximo de esfuerzos, aupándonos los unos en los hombros de otros. El Colegio es la forma de defender los intereses comunes, ayudar a la formación continua, apoyarnos en las dificultades. Pero, sobre todo, un Colegio profesional, hoy debe tener como objetivo mejorar la sociedad en la que vivimos, convertir sus resultados en una segunda campana de Gauss, que suponga el punto de apoyo para el salto de la situación desde la que se viene.

Dejo aquí mi discurso. Gracias por vuestra atención, y gracias a la Junta del Colegio de Centro, y en especial a su decano Rafa Monsalve, por este reconocimiento. Es inmerecido, admito, pero sabe muy dulce. Además, como mi trayectoria profesional no ha terminado, este galardón le da una dimensión con la que jamás había soñado”

—

(1) Había muchos colegas, y no puedo citarlos a todos, pero sí quiero destacar, además de a Rafael Monsalve y a los colegas de la Junta del Colegio que, por unanimidad, cometieron el dulquérrimo error de distinguirme con el galardón, a José Luis Parra (director de la Escuela de Minas de Madrid), Angel Cámara (decano del Consejo de Minas), Gonzalo Echagüe (decano del Colegio de Físicos), Javier Abajo Dávila (director general de Industria, Energía y Minas de la Comunidad de Madrid), Eloy Ignacio Alvarez Pelegry (catedrático en Orkestra, miembro de la Real Academia de Ingeniería), César Franco (decano de Ingenieros Industriales),…y me detengo aquí, porque debería citar a todos y cada uno de los amigos y amigas que me auparon en la emoción de un pedestal de méritos en los que solo encuentro, como valor, el haber tratado de hacer las cosas lo mejor que pude, y puedo, consciente de que no puedo tanto como me gustaría dar.

—–

Incluyo con el Comentario la fotografía de un longevo castaño del pueblo donde nació mi madre, en Miranda, cerca de la casa familiar. Descanso muchas veces la mente, desde Madrid, recreándome en paseos imaginarios (trasunto de otros muchos reales) por los caminos y senderos de las montañas de esa zona. Hoy no pocos de ellos, escondidos entre la maleza y el implacable avance de la naturaleza para recuperar la libertad de acción en lo que es suyo.

 

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Porqué en Catalunya: Tercera entrega

26 octubre, 2017 By amarias Deja un comentario

Se puede argumentar de muy diversas maneras contra la voluntad independentista del  actual Gobierno de Cataluña, secundada por un porcentaje significativo de catalanes (entendiendo por tales, salvo mejor información censal, los ciudadanos que tienen su actual residencia en la región). Porque, en este escenario de confusión que se ha ido dibujando con precisión de ludópatas, tampoco está bien definido qué significado práctico atribuir al térmico “catalán”, ya que los impulsores del separatismo pretenden que sea ésta una esencia inclusiva de la nacionalidad española, pero excluyente, por lo que no podría ser participada por los demás españoles. Se sería catalán y español pero los españoles no catalanes no tendrían acceso a esa doble nacionalidad.

Si evitamos recurrir a la descalcificación frontal por enajenación colectiva o espejismo ideológico, podría aceptarse como argumento en contrario (sin que ello signifique que se comprenda) que, para esos independentistas potenciales, la idea de separarse del resto de España tiene el atractivo de creer que podrían organizarse mejor, aprovechar con mayor eficacia sus recursos y mejorarían, en fin, su capacidad de maniobra frente a las crisis y su respuesta adaptativa frente al futuro.

Los defensores de la imposibilidad de la separación de Catyalunya, argumentan, fundamentalmente, desde la Ley, el respeto y lealtad institucional, que serían quebrados (lo han sido ya, en realidad) si se incumple la Constitución que expresa, sin ambages, la unidad indivisible del Estado español y su forma de Estado, la Monarquía.

El argumentario antiseparatista se robustece también con previsiones respecto al escenario catastrófico que viviría una Cataluña independiente, contrastando así con la visión idílica de los actuales representantes de las institucones catalanes, algunos historiadores y economistas que ven en un futuro independiente una Arcadia feliz y la liberación del yugo insostenible de una España antidemócrata, represiva, retrógada.

Tienen los independentistas, en alguna parte, razón. El tamaño no debería importar. Ni el territorio, ni la población, o las magnitudes económicos cobran importancia real, por comparación con lo existente. Se encuentran, en el mundo, Estados muy pequeños, algunos por pura conveniencia de las potencias o por caprichos de la Historia y residuo de viejas confrontaciones bélicas. Se ha hecho notar por los historiadores y geógrafos que casi la mitad e los 194 Estados actuales se generaron en el siglo XX. Es decir, no se puede argüir que los Estados son producto de la consolidación de antiguos momentos de exaltación nacional.

Algunos Estados pequeños pertenecen a la Unión Europea, y encajan en el modelo de democracias modernas y estados amigos. Tampoco en este sentido Catalunya independiente puede ser objetable. Malta y Chipre son el ejemplo -rayano en lo ridículo, aunque defendido con orgullo por sus afectados- de Estados diminutos cuyos representantes se sientan con los demás miembros de esa reunión de comerciantes con ilusiones de obtener mayor grandeza. Entre los Estados que componen actualmente la Unión Europea, se incluyen diezpaíses con menor población y territorio que Cataluña.

Los independentistas (y también, algunos teóricos del desarrollo económico), suelen tomar el modelo/ejemplo de Dinamarca.Con un a renta per cápita de 48.400 dólares es un ejemplo atractivo de Estado de medio tamaño que ha sabido utilizar su situación privilegiada ente los grandes, su alto nivel formativo y las capacidades comerciales de sus instituciones públicas y privadas para consolidarse como un Estado próspero yejemplar.

Los separatistas catalanes desean que la Catalunya independiente sea una República. En eso, se separan de la tradición española y del país envidiado (Dinamarca), que son Monarquías. No parece encontrarse en la forma de Estado la raíz sustancial para obtener el  máximo fruto de la actividad económica y social. En este momento, en España, tenemos un monarca muy bien formado, con prestigio internacional, que mejora con amplia ventaja las opciones de sus alternativas no coronadas, tanto en la región catalana como en toda España. Podrá ser opinable, pero, como republicano, me permito repetir esta apreciación una vez más, sin que me duelan prendas.

(continaurá)

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La energía en los programas de los partidos políticos que optan a gobernar España (y 3)

7 diciembre, 2015 By amarias Deja un comentario

Isaac Alvarez se ha convertido, junto con Angel Cámara (catedrático de la Escuela de Minas y Energía de Madrid) y decano del COIMCE, en conferenciante de plantilla para abordar el tema del fracking en España, desde su defensa.

En la conferencia del día 2, Alvarez resaltó la coincidencia de los partidos de la oposición en rechazar el fracking. El PSOE propone en su programa limitar las prospecciones y C´s indica que ni siquiera merece la pena hacerlas.

Con tales antecedentes programáticos, la argumentación de mi colega -y amigo- se centró en manifestar que tales manifestaciones contrarias a esa técnica, “no tienen en cuenta ni la realidad internacional, ni las nuevas tecnologías, ni la falta de competitividad de la industria española” que se fundamenta también en el alto precio de nuestra energía. “pagamos el kW al doble que en USA”, y parecemos ignorar que “la energía es básica para generar empleo”.

En la disertación con mayor aporte de cifras de las de los intervinientes en el acto, desgranó, entre otros datos, que en USA se realizan 100.000 fracturaciones hidráulicas al año, que en el mundo hay 4 millones de pozos perforados (de ellos, 2 millones en USA y la mitad, activos, repartidos entre gas y petróleo). En Norteamérica se dispone en la actualidad de unos 200.000 pozos para extracción del gas no convencional, que producen más de 20 veces el consumo anual de gas en España.

Para Alvarez, en las propuestas anti-fracking “subyace solo electoralismo”. No concedió tampoco relevancia al peligro de los accidentes, que remitió a la falta de información sobre el verdadero estado de la técnica y a intenciones descalificadoras priori, ideológicas.

La conductora de la Jornada, Moratilla, planteó, antes de abrir el coloquio con el público, si “el coche eléctrico era una propuesta realista.

Casajús respondió de inmediato que “con la red actual, mantener un parque de coches eléctricos de cierta entidad es imposible. Habría que resolver cómo se cargan las baterías, cómo las gestionamos, sería necesario rehacer una gran parte de la REE”. Comparó la propuesta con “las sillas volantes que aparecían en las historietas de Diego Valor”. (3)

“Si cada recarga supone una hora, ¿qué red de distribución de estaciones de carga hará falta para dar servicio a 5 ó 7 coches, allí donde precise cada usuario volver a cargar su batería, con autonomía para 250 0 300 km?. Tesla propone que se cargue la batería en el domicilio, por la noche; se supone que en el aparcamiento comunitario, porque pesa demasiado para llevarla a la propia casa. Pero si la mayoría pretende cargar la batería de su auto a partir de las 9 h, podemos llegar a aumentar el consumo puntual en 20.000 Mw-hora, que habría que cubrir. (4)

En fin, con la expresión unánime del apoyo necesario a la i+d+i, y a la creación de un Ministerio de la Energía y el Medio Ambiente, se abrió el coloquio a preguntas del público. Los ponentes tuvieron, entonces que expresar su opinión sobre la autogeneración, la mejora de la eficiencia energética relacionada, en concreto, con la edificación o el almacenamiento de energía con fines reguladores. No hubo especial crispación, aunque algún asistente -como suele suceder- aprovechó para realizar su ponencia espontánea y no faltó tampoco quien echase de menos a una representación de técnicos antinucleares y antifracking o decididamente pro-energías renovables en la mesa, que juzgaba monocolor.

Fue entonces cuando Miranda aclaró que “no era pro-nuclear” y que, desde luego, era plenamente sensible hacia los problemas de seguridad y almacenamiento y tratamiento de residuos, que no habían sido tratados en el debate porque no formaban parte del planteamiento de los programas políticos, que se manifestaban, simplemente -salvo en el caso del PP- como antinucleares sin reservas. También puntualizó que “las tecnologías renovables corresponden a mundos diversos que no pueden mezclarse en un fondo común”: los ciclos de intermitencia son totalmente diferentes, y van desde un año a la aleatoriedad de “cuando sople”.

Alvarez resaltó que centrar la discusión energética en el programa español, olvidando el panorama mundial, puede convertirse en un “hablar del sexo de los ángeles, porque en 2040, las previsiones son de que el 70% de la energía primaria será de origen fósil”, aunque, desde luego, cada año, la cantidad de energía de procedencia renovable que se aporte al sistema será creciente.

Se lamentó también acerca de la “impresionante mediocridad de todos los programas: ninguno habla de la COOP21, o del cambio climático, o de la regulación por medio del almacenamiento energético”.

 

—

(3) Diego Valor era un héroe de ficción, al que sus creadores alimentaron con apasionantes historietas publicadas entre 1953 y 1958 y que los niños de la época (yo llegué a la devoción poco antes de su lamentable extinción editorial) seguíamos con fervor, a pesar de estar editadas en pésimo papel y con dibujos muy simples en blanco y negro, pero con un texto imaginativo y un contexto estimulante. Las sillas volantes eran controladas con la mente por una facción de los habitantes de Venus, los wiganes.

(4) El consumo horario de energía en España fluctúa entre los 40.000 Mw-hora a las 21 h y los 24.000 Mw-hora entre la 4 y las 6 de la madrugada.

 

Publicado en: Actualidad, Ambiente, Energía Etiquetado como: angel cámara, debate, Diego Valor, energía, fracking, IIE, Isaac Alvarez, José Manuel Moreno, partidos políticos, Yolanda Moratilla

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