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Se pronostica un invierno caliente

12 octubre, 2021 By amarias Deja un comentario

Sirve de poco consuelo saber que España no está sola en las escalada de precios del gas y de la energía que se viene experimentando en el último semestre. En otros países europeos, junto a Francia y Alemania en la cabeza, los precios relacionados con la energía están subiendo. A la espera de un invierno que se prevé duro, la factura para la calefacción doméstica podría suponer un incremento superior al 30 por ciento. Aunque se tomen, diligentemente, medidas de ahorro para evitar el despilfarro del consumo.

En realidad, aunque se está echando la culpa a la imprevisión de los gobiernos, a la debilidad del mix energético, o al cierre de las nucleares, la subida de precios es consecuencia de múltiples factores. Entre los principales causantes ocultos está el incremento en el precio de la tonelada de CO2, es decir, el efecto derivado que pesa sobre las empresas eléctricas, de la necesidad de comprar bonos en el mercado que compensen la contaminación de las eléctricas convencionales (centrales de carbón y de ciclo combinado).

El principal causante oculto del aumento de  los costes del gas son los fondos especulativos, que han tomado ese mercado por su cuenta, que mueven sus hilos con ofertas de compra a medio-largo plazo, regidas por automatismos y que han conseguido rendimientos próximos al 40%. No solo sube el precio del gas, la tasa de inflación  también está aumentando, como consecuencia de la actividad de una parte de los consumidores, que se encuentran con poder adquisitivo remanente, después de superada la crisis del coronavirus.

Si las fuentes energéticas -por razones políticas, estratégicas, naturales o especulativas- no son suficientes para compensar la demanda, la escasez de la oferta supondrá una ventaja excelente para los especuladores.

El invierno implicará que aumentará la necesidad de kw hora, lo que tendrá su reflejo en los precios. En las proyecciones actuales, una subida en el consumo de 20.000 kw hora supondrá del orden de 170 euros en la factura.

La naturaleza también ha jugado su papel. La aportación de la energía eólica ha sido menor que otros años, especialmente en los países del norte y centro de Europa. En Alemania, los depósitos de gas deberían estar llenos a esta altura del año, pero Rusia no está entregando las cantidades comprometidas, sin que se pueda deducir si no puede o, sencillamente, no quiere. No debería extrañar, sin embargo. Después de largos períodos de bajos precios, las inversiones de mantenimiento de instalaciones u redes que deberían habar realizado los productores -ya sean rusos, argelinos o del mar del Norte- se han descuidado.

La subida de precios si el invierno, como se prevé, viene frío, va a provocar desequilibrios en las balances empresariales y familiares. Pero, además va a comprometer los objetivos en relación on el clima, porque habrá que recurrir a fuentes que se habían dejado fuera de juego. El carbón es uno de los candidatos que va a volver a la palestra.

En un escenario inestable, donde las tensiones internacionales y los intereses económicos se pondrán duramente de manifiesto, habrá que considerar la revisión de una política energética (más bien, estrategia) demasiado optimista, alejada de la cruda realidad de nuestra posición de país deficitario y con poca fuerza adquisitiva.

Publicado en: Actualidad, Economía, Energía Etiquetado como: Alemania, escasez, gas, invierno, kw hora, política energética, precios, Rusia

Explorando el Horizonte 2030

10 julio, 2021 By amarias Deja un comentario

Incorporo como Comentario a este Blog, el último Editorial que escribí para la revista ENTIBA, publicación del Colegio de Ingenieros de Minas del Norte de España, y de la que formo parte de su Consejo Editorial

“Cuando parece a punto de darse por superada –al menos, en los países desarrollados- la urgencia sanitaria causada por la crisis pandémica, es momento de tomar en serio el papel insustituible de la Ciencia, la Investigación y la Tecnología como pilares del modelo de bienestar y su desarrollo. La observación parece trivial, al albergar un argumento cuyo contenido nadie discute, que se podría considerar  plenamente asumido y compartido.

Pero la idea mantiene intacta su signo revolucionario. Asumir su potenciación como una necesidad ineludible, implica la puesta en entredicho de varios lugares comunes. 1) Niega la validez de apelar al voluntarismo o a la falta de planificación como factores con los que corregir el rumbo natural de los acontecimientos, que están poderosamente dirigidos por el segundo principio de la Termodinámica, es decir, por la tendencia al desorden. 2) Destruye la tentación de mantener confianza ciega en el impulso espontáneo de la imaginación colectiva como clave para mejorar el futuro. El mundo hace tiempo que no “va de lui même”, no avanza solo, como pretendían los fisiócratas del XVIII. 3) Incluso, cuestiona la petición de principio por la que se pudiera creer que la técnica, sin orientación ni directrices, acudirá a rellenar las carencias cuando se le ofrezcan incentivos y señuelos, como si fuera un atleta sin necesidad de preparación, siempre dispuesto para la carrera.

La sociedad ha vivido una conmoción de la que no se recuperará de inmediato, porque han quedado afectados y, en ciertos sectores, destruidos, principales sectores económicos. La solicitación recibida por el sistema de salud ha sido brutal, tensando la disponibilidad de los equipos para atención médica y la preparación y capacidad de resolución del personal  facultativo hasta límites no imaginados. La desorbitada cifra de infectados ha llevado al umbral del colapso la oferta sanitaria, y causado millares de muertos y enfermos crónicos, obligando a adoptar decisiones de urgencia bajo un régimen de presión emocional insoportable. Se han puesto de manifiesto las debilidades de la oferta de atención primaria y asistencial para abordar con solvencia absoluta una situación tan insólita, pero también ha permitido detectar las fortalezas y la capacidad de improvisación inteligente de los equipos facultativos, a todos los niveles formativos.

Junto con esas conclusiones de un análisis aún provisional y tensado por la emoción, sería erróneo pasar por alto que la descentralización de las competencias sanitarias hacia las autonomías ha perjudicado la dedicación eficaz de medios y la adopción solvente de decisiones rápidas, con discusiones estériles y dañinas, provocadas por la diversidad política más que por la controversia entre criterios científicos y experimentales.

Entender con alivio que la  crisis pandémica está razonablemente superada, y asistir con suficiencia a la recuperación vertiginosa de nuestra fuente fundamental de ingresos, el turismo, nos podría inducir a correr el riesgo de confiar, por analogía, que, con pequeñas intervenciones en otros sectores se conseguirá alcanzar en corto plazo las posiciones anteriores a la crisis sanitaria.

No será sencillo. Por la estructura de nuestra economía, con una base desproporcionada en empresas de pequeño tamaño y escasa aplicación tecnológica, la crisis sacó del mercado definitivamente un número  elevado de pymes y autónomos. Muchos agentes fundamentales por su participación en la formación del sistema económico y social que sustenta la estabilidad de los flujos de producción, distribución y consumo, han resultado dañados en número y calidad, viendo perdida su viabilidad, y generando bolsas de paro, con la necesidad para una parte de la población afectada por la pérdida de ingresos, de recurrir a la solicitud de prestaciones asistenciales.

La economía debe generar nuevas oportunidades y se ha de estar preparado para resolver demandas de empleo con cualificaciones desconocidas o poco comunes. La tendencia y fuerza real de la recuperación es una incógnita. Muchas empresas han agotado su liquidez y la digitalización, que supone contar con formaciones duales (en el sentido de conocimiento sectorial específico y en tecnologías de informática y comunicaciones), tensa el mercado de trabajo al demandar conocimientos de los que la población carece aún y en disciplinas que tienen poca difusión. Falta impulso empresarial. No pocos emprendedores han perdido sus ahorros, cuando no su patrimonio y no tienen ánimos de probar fortuna en otros campos. Hacen falta emprendedores cualificados, con capacidad de gestión en las nuevas tecnologías y con información sobre las necesidades inmediatas, es decir, oportunidades de inversión solvente.

Desde los sectores más afectados por la paralización pandémica, especialmente de los cercanos a los extremos de la cadena de producción y consumo, se reclaman ayudas inmediatas y a fondo perdido. Es, en cierto modo, una distorsión, un fondo de ruido que afecta a la adopción de decisiones. No puede dejarse a un lado que, además de los estragos sociales y económicos causados por la paralización forzada de actividad, se han producido graves daños ecológicos, dado el carácter de externalidad del medio ambiente, con manifestaciones ocultas o de difícil evaluación. La urgencia para cubrir necesidades vitales perentorias llevó a ignorar normativas legales o cuidados ambientales.

Al valorar la situación actual, se  podría, en fase de optimismo creativo, entender como magnífica opción que a España se le ofrecen oportunidades de construir un nuevo tejido industrial y de servicios sobre las tierras quemadas o agostadas en la postpandemia. No parece factible levantar de inmediato una nueva estructura socioeconómica sobre el campo de necesidades inmediatas. Por eso, será imprescindible valorar nuestras peculiaridades, en especial en relación con los países más avanzados de la Unión Europea, a cuyo carácter tractor habrá que acercarse y atender a forzar la reactivación impulsando principalmente esos sectores.

Como idea general, será preciso separar las actuaciones inmediatas, cuyos efectos no admiten dilatación, de aquellas de las que se obtendrán frutos a mayor plazo. Aunque hay medidas que deben tomarse de manera centralizada, como la rápida formación de expertos digitales, hay que confiar en que las decisiones empresariales e individuales asuman la necesidad de incorporar la digitalización a los procesos. También será factor de activación, el desarrollo de modelos de gestión y producción digitalizados, o, sin ánimo exhaustivo, el tratamiento de los riesgos y oportunidades relacionados con la protección climática.

Los planes de los países europeos para tratar de solventar los efectos de la crisis pandémica a medio y largo plazo, presentan una fuerte similitud, hasta el punto de que parecen copia unos de otros. Eso no descalifica su validez, sino que pone el énfasis en que lo importante no es trazar grandes líneas sino acomodar su realización a las posibilidades concretas de cada país.

Es seguro que, de la necesidad y la activación de algunas líneas de concentración de recursos intelectuales y físicos, surgirán innovaciones en muchos campos. Habrá que seleccionar, con análisis serenos, aquellas ramas con mayores oportunidades de crecimiento, y, sin dudar, protegerlas con medidas, agilizando los procesos regulatorios y burocráticos.

Los menores salarios medios y la menor relación en la aportación al pib per cápita ofrecen ventajas comparativas para España. Aunque es común expresar que tenemos bajos índices de productividad, apuntando a la falta de eficiencia o cualificación de la mano de obra, las diferencias con los países más productivos son más bien achacables a deficiencias de gestión y a la falta de equipamiento del mejor nivel. Disponemos –si bien en franca y lamentable recesión- de una elevada  capacidad formativa oficial, con algunos centros de excelencia reconocidos.

Aunque no somos un país con recursos propios singulares (a salvo del patrimonio histórico y los valores paisajísticos que potencian nuestra oferta turística y de ocio), tenemos materias primas de alto valor y creciente demanda, que sería preciso explorar.

Ante todo, para impulsar los ejes en los que apoyar el desarrollo inmediato con perspectiva de rápidos rendimientos, se han de corregir las deficiencias en Formación, Investigación, Creación científica y Desarrollo tecnológico.  El historial de Planes fallidos en Educación y Ciencia, la heterogénea cualificación del personal docente y científico –con media de edad muy alta, falta de definición de la carrera profesional, insuficiente financiación para dotación de equipos y material, así como deficiente orientación metodológica y escaso estímulo a la eficacia- debería forzar un análisis externo corrector de las carencias y que condujera a la potenciación inmediata de sus fortalezas, incorporando medios humanos y materiales allí donde sea necesario.  No es tarea sencilla, pues el sistema se ha poblado de vicios, conformismo y nepotismo, en coexistencia dramática con excelentes profesionales.

Algunas actuaciones son fáciles de enumerar, pero exigen una coordinación e impulso de gran alcance. Junto al impulso  a la investigación e innovación, deben incorporarse medidas para la incorporación y formación posterior de empleados, el desarrollo de facultades para adaptarse a las tendencias a la movilidad laboral, el impulso a mentalidades digitales en el trabajo individual y de equipo, tanto en los procesos de producción como en los servicios, la utilización personal de las nuevas tecnologías, la potenciación de habilidades soft (como la capacidad de comunicación verbal y escrita en la lengua propia y en otras extranjeras), la generación de una mentalidad flexible para atender al carácter disruptivo del nuevo mercado laboral, o la incorporación de la sensibilidad de protección ambiental como directriz general de actuación.

La correspondencia con los proyectos de nivel europeo, para aprovechar la capacidad de arrastre de los líderes tecnológicos, no debiera ser la única orientación, pues nos convertiría definitivamente en un país subordinado. Tradicionalmente, hemos visto en Alemania una referencia a imitar, y un aliado interesado, al que nos hemos asociado casi siempre de buen grado. Es evidente que, si se asegura el encaje sólido en estructuras más eficaces y de mayor envergadura, se favorecerá la búsqueda de la estabilidad del modelo de bienestar y calidad de vida que se pretende consolidar para el futuro, garantizando en teoría su viabilidad económica, ecológica y social, al vincularla a una fortaleza superior. Al margen de esta idea general, será conveniente actuar con cautela e inteligencia en la selección de prioridades.

Como país intermedio, España no puede pretender ser el paladín tecnológico en líneas de trabajo en donde ya confluyen intereses económicos extranjeros, alimentados por potentes empresas multinacionales con centros de decisión sobre los que no tenemos influencia. Arriesgaríamos, como sucedió otras veces, ser su banco de pruebas experimental.

Los Fondos Europeos del NextGeneration, con transferencias próximas a los 70.000 millones de euros entre 2021 y 2023, al aplazar las consecuencias inmediatas de la crisis, han de verse como un alivio momentáneo.

La obsesión por liderar la descarbonización puede pasarnos una alta factura. La Unión Europea ha aumentado la autolimitación de la  reducción de las emisiones de CO2 equivalente a un 55% en 2030, arrastrando a una fuerte subida el precio de la tonelada de CO2 que va camino de superar los 60 euros,  al reducirse el mercado de derechos de emisión que las empresas  que más contaminan deben comprar para seguir produciendo energía en sus instalaciones.

La voluntad de acelerar al máximo la descarbonización de la producción energética y el decidido sesgo ecologista de las decisiones estratégicas no debieran generar confusión respecto a la naturaleza económica del desarrollo. Las medidas restrictivas exigen ser compensadas con nuevos ingresos. La explotación ordenada de los recursos mineros del territorio  debiera forma parte de la planificación.

El sector reclama una estrategia para la minería y apoya la creación de una alianza estratégica europea de materias primas, que incluya la recuperación de residuos de algunos metales, como el cobalto y el wolframio. Confedem ha identificado trece minerales esenciales para la transición energética de los que España dispone de reservas: aluminio, cobalto, cobre, grafito, litio, estaño, manganeso, níquel, oro, plata, tierras raras, vanadio y wolframio, y así se lo ha comunicado al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, para su consideración en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030.

Aunque España carece de empresas líderes en el sector minero, dispone de la zona más mineralizada de la Unión Europea. Gracias al cinturón de pirita ibérica, somos una potencia en la producción de cobre, de amplia utilización en la fabricación de vehículos y en el desarrollo de la energía eólica, con recursos cercanos a los 2,3 millones de toneladas. El wolframio, usado en baterías y acumuladores, tiene reservas similares. Los cátodos de las baterías de iones de litio han convertido al cobalto, subproducto en la explotación de los minerales de cobre y níquel, en elemento crítico. Actualmente, el cobalto es extraído en la República Democrática del Congo y procesado en China, con riesgos que no resultan asumibles para los productores de baterías que buscan acercar sus instalaciones de producción a los centros de mayor consumo. Los sistemas para almacenamiento de la energía intermitente de origen renovable han aumentado, por su parte, las perspectivas de un incremento en la demanda de vanadio.

En general, el buen conocimiento de los depósitos de muchos minerales (estaño, oro y plata) o los indicios suficientes para considerar otros del mayor interés (litio, cobalto, níquel), y la actualización de los datos disponibles (en el caso del grafito y del vanadio), ofrece saludables perspectivas en relación con las técnicas más modernas de valoración, extracción y uso de los materiales geológicos.

La identificación de yacimientos de alto valor estratégico viene tropezando, sin embargo, con la empalizada ideológica, de base temperamental, construida desde las presiones ecologistas y la obsesión por la defensa ambiental y la intangibilidad del territorio, que han conducido a exagerar la afectación minera, creando una opinión publica distorsionada, que desconfía de la técnica y del cumplimiento de la  obligación legal de controlar y reparar los eventuales daños. Se está paralizando la investigación y explotación de recursos mineros que podrían ser fuente de riqueza y empleo. Esta situación afecta, entre otros,  en la actualidad al yacimiento de tierras raras de Ciudad Real (Torre de Juan Abad) y al de Valdeflores (Extremadurra), con alto potencial en litio.

Los minerales estratégicos no solo son necesarios para la generación de equipamiento y materiales vinculados con la producción energética. Son también imprescindibles en la fabricación de impresores de alta definición, en la robótica, la aeronáutica, y, en general, todas las tecnologías digitales. Si no se obtienen en Europa, habrá que importarlos, creando así dependencias muy limitantes. Alemania ha firmado acuerdos con Chile y otros países que le permitirán garantizar el abastecimiento para su producción tecnológica.

El horizonte 2030 se moverá, obviamente, a medida que nos aproximemos a él. Por eso, debemos dotar de la máxima capacidad de adaptación a nuestra estructura formativa y económica, conscientes de que los hallazgos de la investigación científica, a los que estamos obligados a contribuir con eficacia, ofrecerán nuevas oportunidades y cambiarán la manera de abordar otras. Sirva como ejemplo puntual que la Sociedad Max Planck está investigando la sustitución del silicio en los paneles solares para mejorar su absorbencia, incorporando una película de perovskita.

Con seguridad, gran parte de lo que hoy nos aparece muy claro, se desdibujará al acercarnos a los objetivos, apareciendo otros retos. La Ciencia, la Investigación y la Tecnología seguirán estando en la base. Los ingenieros de minas estaremos siempre dispuestos a asumir un papel relevante. Son muchos los ámbitos en los que podemos colaborar. Queremos seguir sintiéndonos orgullosos del papel que, como profesionales, podemos representar para contribuir a despejar incógnitas de los brumosos horizontes que envuelven el futuro.

@Angel Manuel Arias para ENTIBA (junio de 2021)

 

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Sobre los Fondos NextGeneration para España

17 junio, 2021 By amarias Deja un comentario

El Gobierno viene anunciando que los Fondos Europeos del NextGeneration, supondrán un primer bloque de transferencias cercano a los 70.000 millones de euros entre 2021 y 2023, y que, con esa inyección económica, se producirá el despegue de nuestra economía, porque los  dineros se emplearán en sectores estratégicos.

Con esa obsesión por vender la piel del oso antes de cazarlo y, además, pretender hacerlo varias veces, no parece en este momento tan evidente que esas cantidades fluyan de golpe desde las arcas europeas hacia los Presupuestos del Estado y sí, más bien, que deberá acordarse desde el Parlamento -esto es, con apoyo de la oposición- el destino de esos Fondos que, además, no vendrán de golpe, sino en dosis.

Por su naturaleza aún inconcreta, y por la necesidad de llevar a cabo una negociación parlamentaria del destino de las ayudas, no tendrá mayor sentido hacer el análisis el Plan del Gobierno, salvo para apuntar algunos aspectos generales, lo que me propongo hacer en este Comentario.

  1. Derivados de la tensión vivida en la pandemia, a la renovación y modernización del sistema sanitario y a la asistencia a cuidadores se dedican 3.500 Mill. de euros.
  2. A completar proyectos existentes o cubrir carencias anteriormente detectadas (aumentar el alcance de la electrificación, mejora de infraestructuras eléctricas y de almacenamiento, incentivos a la adquisición de vehículos eléctricos, ampliación de sus estaciones de recarga, rehabilitación de viviendas, instalación de paneles solares, “despliegue” de energías renovables, y modernización del sector turístico o del sistema administrativo), se prevén 35.000 Mill. de euros. Por el carácter de estas actuaciones, se pretende, con ello, afianzar o consolidar el modelo existente.
  3. La adopción de medidas ambientales es, de forma confesa, uno de los ejes principales del Plan, con actuaciones de claro carácter paliativo (ej. preservación del litoral, o conservación de ecosistemas), a los que se dedican 3.700 Mill. de euros.
  4. La mejora de las competencias digitales, con cerca de 8.000 Mill. de euros, es la línea maestra tecnológica visible, a la que habría que añadir la modernización y digitalización del sistema educativo, con 1.650 Mill. de euros y el “robustecimiento del sistema de ciencia e innovación” con 3.800 Mill. de euros, así como la “estrategia nacional de inteligencia artificial”, con un modesto rubro de 500 Mill.
  5. A la potenciación de la formación profesional se destinan 2.076 Mill. de euros y para conseguir un mercado de trabajo “dinámico, resiliente e inclusivo” : 2.363 Mill. de euros.

Entre los proyectos que se presentan a la financiación de la Unión Europa, se encuentra la Hoja de ruta del hidrógeno renovable, a la que se destinarán 1.550 Mill. de euros, con el  objetivo de haber conseguido, en el horizonte 2030, 4 Gw de potencia instalada en electrolizadores.

Hay que dar a la actuación un carácter simbólico, pues no es potencia instalada lo que nos falta, ya que disponemos de 110 Gw para un máximo de demanda de 40 Gw. Se pretende conseguir una reducción de 4,6 Mill. t equivalentes de CO2 (en 2019 se produjeron 315 Mill. t equivalentes). Otros países europeos (además de Chile y Rusia) están en la misma carrera tecnológica. Alemania destinará 9.000 Mill. para alcanzar una producción de 5 Gw en 2030.

Lo que más urge, en mi opinión, desde la perspectiva legislativa, es poner en pie una ley de financiación de la investigación. Las propuestas de modificación de la Ley de la Ciencia han contado con el escepticismo cuando no con la resistencia del personal de los centros públicos (recientemente, por la centralización de organismos bajo el paraguas del Centro Nacional de Investigación, convertido en un gigante de difícil digestión administrativa). Es imprescindible aumentar la eficiencia innovadora y para ello se debe atender a una reforma estructural que rompa con muchos de los mimbres históricos.

Desde luego, hay que enfocar la formación académica hacia la digitalización, pero sin olvidar que se trata de un medio y no de un fin en sí mismo. En las Escuelas técnicas y de formación profesional el proceso educativo debe cambiar rápidamente, revisando las exigencias en selectividad y formación, sancionando la proliferación de centros educativos sin adecuado nivel.

Se precisa una revisión de la formación de las ingenierías –de grado y máster-, imponiendo un sistema de revisión y control centralizado, que facilite la consolidación y equiparación de los procesos curriculares, incorporando de forma inmediata, allí donde se estime preciso, estudios de digitalización, comunicaciones, diseño industrial, robótica aplicada o materiales especiales, sin descuidar conocimientos suficientes de derecho y economía, alcanzando el alumno, al egresar, un nivel práctico suficiente.

Como se trata de desarrollar, en muchos casos, nuevos modelos de gestión e innovación, las Facultades de ingeniería deben situar el mayor énfasis en la enseñanza de innovación básica.

Y, como suele decirse, hasta aquí puedo leer y decir. Que quienes tienen poder para tomar decisiones hagan caso de estas ideas, es otro cantar.

Publicado en: Administraciones públicas, Energía, España Etiquetado como: Alemania, digitalización, Escuelas Técnicas, fondos eurpeos, formación, ingeniería, investigación, ley de la ciencia, NextGeneration, Plan de recuperación, postpandemia, ruta del hidrógeno

Cómico o ridículo (16)

22 febrero, 2017 By amarias Deja un comentario

Los años de residencia en Düsseldorf fueron para toda la familia, muy especiales. Recién cumplidos los treinta años, tenía ante mí una oportunidad profesional excepcional. El sueño de recuperación del mercado siderúrgico español se desvelaba como un espejismo y Ensidesa tuvo que potenciar la venta de algunos productos en los países más industrializados, creando empresas locales.  El mercado alemán (y, en general, el de toda la antigua Eurofer) era muy atractivo en precios, si bien los países terceros, como era el caso de España, estaban sometidos a cuotas máximas anuales de importación.

De resultas de aquellos cinco años de paso por Alemania, volvimos con dos hijos bilingües, una familia puesta a prueba y con los laureles del éxito de haber reforzado nuestra unión y, a mi particularmente, me aportó algunas plumas rotas y un dossier de abultada experiencia. Entre 1979 y 1984 hubo sucesos importantes en España y observarlos, y juzgarlos, desde la plataforma emocional y económica del núcleo duro de Europa, perfeccionó la base argumental con la que he construido mi posición ante la vida.

Recuerdo muy bien cuando el 23 de febrero de 1981, más o menos sobre las seis y media de la tarde, recibí la llamada de Evelio Mañas, director de personal de Ensidesa. “Ha habido un golpe de Estado. El Congreso está ocupado por los militares. Tienes que recoger toda la documentación reservada de la oficina. Llévatela a un lugar seguro. Que no sea tu casa”,

¿Documentación reservada? No tenía la menor idea de qué tipo de información de la que manejábamos podría merecer tal calificativo, y Evelio no parecía dispuesto a dar muchas explicaciones. Capté, sin dificultades, que en el ambiente gravitaba la sospecha de que todas las comunicaciones estaban interferidas. España había caído, de nuevo, en el pozo profundo de su historia desdichada.

Llamé al cónsul de España en Düsseldorf, el asturiano Trelles, -un personaje con una humanidad fuera de lo común, al que estaré siempre agradecido por la manera como facilitó mi integración en el país- para obtener más detalles. Mientras me ponían con él, encendí una pequeña televisión que tenía en la oficina. Las cadenas alemanas estaban ya ofreciendo en directo el espectáculo lamentable. “Me acaban de decir desde España que ha habido un golpe de Estado. La televisión alemana está poniendo imágenes de guardias civiles en el Congreso. ¿Qué váis a hacer en el consulado?¿Qué instrucciones tenéis?”

Al otro lado, advertí un silencio denso. “Primera noticia. Llamo al embajador y te cuento”. Era evidente que el protocolo de reacción ante sucesos que afectaban a la seguridad no estaba aún desarrollado.

Mi esposa es rubia, tiene los ojos de un hermoso color verde azulado y la tez blanca. Parece nórdica, pero es asturiana de pura cepa, seguro que descendiente de aquellos suevos o alanos que invadieron la península y se establecieron por el occidente. No es tan extraño que se dirijan a ella en inglés, tomándola por extranjera.

Cuando fuimos a Alemania, ella no tenía la menor idea del alemán. (En verdad, yo había rellenado la casilla en donde se pedía identificar las preferencias de expatriación, con un claro: “Cualquier país de Europa menos Alemania”). Mucho más sociable que yo, enseguida se encontró, o la integró ella misma, con una colonia de más de una decena de mujeres españolas, con las que formó sólidas amistades.

Salvo una o dos excepciones, todas estaban casadas con extranjeros: alemanes, japoneses, ingleses, yugoslavos…Cuando nos reuníamos con cualquier pretexto, ellas se lo pasaban en grande verbalizando sus vivencias en la lengua propia y los maridos pugnábamos por encontrar un lenguaje común en el que intercambiar algunos mensajes. No eran las nuestras, en general, charlas para enorgullecerse, aunque, en honor a la verdad, también hice magníficos amigos.

Una vez en que teníamos invitados en casa y queríamos preparar un plato especial, María Jesús me condujo a la carnicería y, después de observar el género, me pidió que tradujera: “Dile que quiero una buena pieza de morcillo, pero que sea entera y, por lo menos, de un kilo”. Estaba buscando de lo profundo de mi vocabulario alemán la palabra más afín a morcillo (de la que aún hoy, dudo su significado real en la morfología vacuna), cuando la voz del carnicero, atento sin duda, a mi aspecto de turco atildado, con el bigote recortado que entonces lucía y mi pelo castaño oscuro ligeramente ondulado, interrumpió mis elucubraciones:

“Aber, mein Herrn! Lassen Sie ihren komischen Versuche (…)” En nuestra lengua: “Pero, hombre de Dios, deje de hacer pinitos con su alemán, y que su esposa me diga directamente lo que quiere, que no tengo toda la mañana para Vd.”


El cormorán moñudo (Phalacrocoax aristotelis), en invierno, y avistado a distancia, es difícil de distinguir del cormorán grande, que se ha hecho habitual entre nosotros. El moñudo es más pequeño y recibe su nombre porque, en verano, el adulto tiene una cresta muy aparente.

Los cormoranes se alimentan sobre todo de peces, que engullen enteros -algunos, de un tamaño considerable en relación a lo que podría suponerse más acorde para el buche del ave-. Son capaces de aguantar sumergidos durante algo más de un minuto, nadando con gran rapidez, por lo que pocos peces se escapan a su voracidad. A su presencia creciente en los ríos del Norte de España, siempre al acecho de alguna posible presa, se atribuye la reducción de la pesca, siendo acusados como uno de los depredadores dañinos para esta afición deportiva.

Después de las inmersiones, abren las alas en una posición característica, exponiéndolas al sol, para que se sequen,

Hace unos días leí que el cormorán pigmeo ha vuelto a España, en donde había desaparecido en la Edad Media. En el delta del río Danubio está localizada una de las colonias más numerosas de este ave. De allí provendrán, supongo, los ejemplares avistados aquí.

Publicado en: Personal Etiquetado como: 23-F, Alemania, cónsul, Dússeldor, Ensidesa, Evelio Mañas, golpe de estado, Trelles

Cómico o ridículo (3)

12 enero, 2017 By amarias Deja un comentario

carbonero comiendo loncha de chorizo

Tenemos una capacidad excepcional para olvidar aquellas situaciones en las que hicimos el ridículo. Esta acción de borrado actúa como una protección de nuestro ego, de la autoestima. Nos viene bien, para convivir con nuestra pequeñez.

Sin embargo, “haber hecho el ridículo” es una apreciación básicamente subjetiva que nos lleva a imaginar (y casi siempre, de manera equivocada) que una actuación, voluntaria o involuntaria, nuestra indumentaria o una circunstancia tenida por anómala,  es sancionada por los demás menoscabando la consideración que tienen de nosotros.

Los adolescentes sufren mucho al pasar ese campo sembrado de inseguridades. El termómetro interior es el sonrojo. Ningún adulto está libre de ese temor, sin embargo, aunque, como siempre que opera el consciente, no todos tenemos la misma sensibilidad al respecto (algunos simulan no tener ninguna).

La experiencia demuestra que no solo nosotros olvidamos nuestros actos ridículos, sino que, por fortuna, los demás también los entregan rápidamente al olvido, e incluso lo hacen antes que nosotros, y puede que ni los detecten. En caso de que alguien mantenga presentes, y difunda nuestras actuaciones ridículas, debemos sospechar que tiene razones personales para ello,  no necesariamente negativas.

En el tiempo que estuve como delegado de Ensidesa en Alemania, viví ciertamente momentos peligrosos para mi ego. Al inicio, ni sabía suficiente alemán, ni tenía experiencia alguna como vendedor (venía de la investigación pura y dura). Disponía de un antídoto contra cualquier depresión: una esposa infatigable. Con dos hijos que aún estaban en su primer lustro y la ilusión de mis 31 años, tenía aún, como se suele decir, el mundo por delante.

Aprendí a convivir con mis limitaciones y a reirme con ellas. Al hacer balance cada día, sentía haber hecho varias veces el ridículo. Tenía una grabadora asociada al teléfono con la que repasaba, estudiándolas, las conversaciones que mantenía con los clientes. Mis “wiederholen Sie, bite” y mis “Entschuldigen, aber ich habe nicht verstanden” se repartían a partes iguales las primeras semanas.

Mi primera secretaria, Thirza, alemana, me adoptó como hijo. Hacía de Dante y de Pigmalión, y de lo que fuera. En Zum Schiffchen (la catedral del codillo y la cerveza negra), hice amistad con uno de los camareros (se llaman allí Kobe), que cam paba por el local con su particular campechanería, no exenta de insolencia. Me servía el Schweine haxe más grande y  la alt en jarra doble. Una vez que ella llevaba un abrigo de pieles para proteger del frío exterior su cuerpo más bien rollizo (yo me mantenía delgado tendiendo a demacrado) nos llevó a la mesa con un saludo general: “Hier kommen die Löwin und ihr Junge!.” (aquí vienen la leona y su retoño)

Como país tercero que era España entonces, las huestes de Eurofer estaban ávidas a obtener tajada de los precios de nuestros productos siderúrgicos y de la situación económica española. Apenas llegado al país, la dirección de Carl Spaeter, que veía con recelo que tuviéramos una delegación en el país, propuso a la dirección de Ensidesa mantener una reunión en un lugar adecuado en el que se pudiera pactar el documento de cooperación futura (la palabra cooperación, que se magnifica en alemán, es una de las más utilizadas comercialmente).

Muy posiblemente en el programa secreto de la reunión figuraba mi inmolación.

El lugar previsto era Frankfurt, y yo, que aún vivía de hotel,  me desplacé desde Dusseldorf el día anterior con lo puesto. No fui advertido, o si hubo intención, como era fin de semana, nadie cogió el teléfono en mi oficina, de que se decidió cambiar a última hora el sitio de concentración de fuerzas a un recoleto Hotel en Baden Baden, en la Selva Negra. Allí aparecí, pues, impecablemente vestido de traje, corbata a tono y mis zapatos con suela de cuero, en un áspero día de febrero en el que la temperatura exterior se mantuvo algunos grados bajo cero.

Al dar los primeros pasos sobre el hielo, resbalé y pude matarme. “¡Herr Arias! ¿Viene Vd. para enrolarse a la División Azul?¡¡El equipamiento es inadecuado!” -me saludó, enfatizando las palabras, con su rostro impenetrable (que, más tarde, descubriría que protegía a un tipo estupendo), el Sr. Stachelhaus.

La reunión no cumplió sus objetivos previstos, y yo me aferré al Jägermeister para sobrevivir. A pesar de la medicina, estuve varios días con fiebre alta.

Unas semanas más tarde, cumpliendo con el rito de llevar a los clientes distinguidos a conocer la factoría de Avilés, acompañé en su periplo hispano a los directores de una empresa naval, y, como no sabía qué hacer con ellos luego de la visita a la fábrica, la comida, el paseo por la ciudad y la cena, queriendo sacar nota en mi inmersión como comercial, en lugar de llevarlos al hotel, había preguntado a un experto en la cuestión comercial sobre lo que sería lo más top.

“Llévalos de cachondeo; les gustará”, me aconsejó (no exactamente con estas palabras, que el lector avezado sabrá sustituir, si le apetece).

Oviedo no es precisamente la ciudad más alegre del mundo (no le era entonces), pero en la zona de Los Monumentos (prerománicos) del Naranco había (y creo que sigue habiendo) concentración de Night Clubs y otros lugares de los llamados de alterne. Nunca había estado allí, y le pedí al taxista que nos llevase a uno que tuviera animación.

Cuando bajamos del taxi, llamé decidido al timbre del que me fue recomendado, poniendo aire de experto. Me abrió un tipo raro (todos me lo hubieran parecido, desde luego) y me pareció que se encendían algunas luces. Estuvimos más solos que la una hasta que aparecieron, por fin, unas mujeres, que nos pidieron, como corresponde, que las invitáramos a beber.

Resultaba un lugar deprimente y una situación auténticamente ridícula, aunque mis clientes eran gente de buen humor y, para mi tranquilidad, no deseaban más que tomar una copa (o dos) sin  mayores complicaciones ni excesos.

Si el lector/lectora tiene otras sospechas, ruego que se me respete la presunción de inocencia. De pronto, miré el reloj, y entendí que se estaba haciendo tarde y que debía avisar a casa. Cogió el teléfono mi suegra. “Dígale a María Jesús que estoy en Los Monumentos con unos clientes y que ya nos vamos”.

Mi mamá política, que era una mujer encantadora y más buena que el pan -aunque no inocente-, cuando le trasladó el mensaje a mi esposa, que estaba dando la papilla a Miguel, mi hijo menor, no pudo refrenar una curiosidad: “Hija, esto de los Monumentos donde está Angel, ¿no será ese sitio dónde dicen que hay mujeres de mala fama? ¿Vais bien?”

Mi mujer tuvo una salida inteligente: “Mamá, ya sabes cómo es Angel de bromista. Está con unos amigos de la Universidad cenando en el Reconquista”.

Aún me suenan hoy los oídos al recordar el discurso que tuve que escuchar cuando llegué a casa.


Reconozco que sentí emoción cuando me topé con este carbonero común que llevaba una loncha de chorizo en el pico. Era pesada para él, así que le cayó después de un corto vuelo. Viendo que volvía sobre ella, me acerqué, y lo fotografié varias veces, mientras le daba frenéticos picotazos al embutido, con evidente deleite.

Los libros de aves de los que dispongo en mi biblioteca (y tengo algunas decenas), coinciden en afirmar que los “parus major” se alimentan, fundamentalmente, de semillas e insectos, aunque no dudan, llegado el caso, en atacar a polluelos de los pequeños herrerillo común o agateador.

Lo que no leí en ninguna parte es que les gustase el chorizo. Queda registrado.

 

 

 

 

(1) Se que teutón y alemán no son sinónimos, e incluso que a los alemanes no les agrada la identificación, pero a los españoles esta distinción nos suele importar un carajo.

 

 

Publicado en: Actualidad, Sociedad Etiquetado como: Alemania, cómico, Kobe, Monumentos, ridículo, Schiffchen, sociedad, Stachelhaus, Thirza

Creo en la competencia más que en la competitividad

2 julio, 2014 By amarias Deja un comentario

(Continúa de los dos Comentarios inmediatamente anteriores, con los que forma una unidad)

3. Urgencia de aumentar la inversión neta en investigación y mejorar el control de su eficacia

Todo el mundo parece estar de acuerdo en la importancia de la investigación, y empeñado en ponerle adjetivos y apéndices, aunque la realidad es que no se le presta atención, confiando más en la aparición del genio aislado que en el resultado de los trabajos en equipo, con orientaciones en sectores o líneas preferentes.

Se acostumbra, además, a reducir la valoración del esfuerzo en investigación a porcentajes referidos al presupuesto público anual o del producto interior bruto del país: un 1,3% del PIB parecería poco y un 2%, suficiente, por ejemplo. No hay necesidad de engañarse. Si se pretende analizar nuestras posibilidades competitivas en el marco internacional, habrá que referirse a cifras absolutas.

Los datos disponibles -manejo las grandes cifras, importando menos al respecto de mi razonamiento, el detalle exacto- indican que el gasto absoluto en i+d en Estados Unidos es 25 veces superior al de España y el de China, por ejemplo, 10 veces más alto. Países próximos, como Alemania o Francia, lo cuadriplican.  Podemos ser escépticos respecto  a la homogeneidad con la que han sido obtenidos los datos (estoy convencido de que en España se han inflado, en tanto que en Estados Unidos se subestiman…y pongo en duda cualquier dato que provenga de China), pero no debemos dejar de captar el mensaje de que las opciones para competir en resultados investigadores con países que dedican medios muy superiores a los nuestros son comparativamente ridículas.

Debemos, en consecuencia,  concentrar los recursos en algunas áreas concretas, siendo, además, conscientes, de nuestra condición genérica de país tecnológicamente dependiente. Es decir, desde la perspectiva de la mercadotecnia de productos que precisen alta tecnología , estamos del lado de los consumidores y no de los productores, de la demanda y no de la oferta. Solo nos falta -ni más ni menos- que tener con qué pagar lo que nos gusta consumir.

Los 13.000 millones de euros anuales que se dedican, según los datos, en España, a actividades de i+d+i son escasos, y,  por si fuera poco, están distribuidos heterogéneamente entre nuestras regiones (tres regiones concentran el 80% del gasto total innovador) y presentan múltiples duplicidades y ocasión de despilfarros y muestras de descoordinación. Con un gasto privado de 150 euros por habitante (nuevamente, se repiten ratios de proporción similares a los que nos separan de los países más avanzados), tampoco cabe esperar que nuestras empresas den la campanada tecnológica. (1)

(c0ntinuará)

—-

(1) Según el Estudio de una Escuela de Negocios, al que concedo un carácter fundamentalmente académico, hay unas 40.000 empresas innovadoras, y que tenemos algo más de 200.000 empleados, en ellas y en los centros públicos, dedicados a idear, todo el tiempo o a ratos: me pregunto dónde están y lo que hacen, si bien el análisis expresa que se concentran en farmacia, electrónica, química y automóvil, espacios tan imprecisos y genéricos que se me antojan equivalentes a música celestial o a aplicaciones de la cultura general.

Si el lector quiere datos para profundizar en lo pesimista del análisis, puede recorrer las páginas del Informe de la COSCE (Confederación de Sociedades Científicas de España).

 

Publicado en: Actualidad, Sociedad, Tecnologías Etiquetado como: Alemania, corporación, COSCE, creatividad, empleo, españa, estados unidos, gasto, investigación, países en desarrollo, tecnología, Universidad

Un 23-F para Felipe

19 febrero, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

Un fantasma recorre Europa, el fantasma del pesimismo.

Convertido en referencia estructural, aflora en cualquier momento, porque parece haberse instalado para quedarse. Empaña las relaciones multilaterales, compromete la política interior de los Estados, empequeñece las actuaciones exteriores, impide llegar a acuerdos.

Y en los países más vulnerables, deja su ancha huella en aumento veloz de las desigualdades, despidos masivos, huelgas y algaradas, manifestaciones con represiones policiales violentas, inseguridad ciudadana, quiebras empresariales y ruina de familias.

Alguien con sentido del humor perverso recogió bajo la advocación de PIGS (Portugal, Italia, Grecia y Spain) a los miembros de la falsa comunidad europea con mayores dificultades para sostener su economía, convirtiendo sus iniciales en regla nemotécnica.

Me resulta curioso que el cerdo sea, en realidad, el animal que ha salvado de la hambruna a los países de centro Europa, y especialmente los que forman Alemania, convertido en plato nacional. El cerdo es también venerado en España con ribetes míticos, y hemos distinguido sus carnes con tratamientos sofisticados y adecuadas terminologías que le dan valor en los mercados y en los paladares.

En la aplicación del principio del sálvese el que pueda, los PIGS están perfilando diversas estrategias, que van desde el Caos Calmo (1) de Italia a la Trago dia griega. En Portugal, la nostalgia de una vuelta a comenzar desde donde perdimos el rumbo, está obteniendo el apoyo de grupos juveniles que reclaman a gritos una nueva “Revolución de los claveles”, aquél alzamiento militar izquierdista que el 25 de abril de 1974 acabó con una dictadura casi gemela, en tiempo y conceptos, de la coetánea española.

La situación actual me resulta tan apestosa que apenas me interesan las noticias. Ni siquiera las llamaría noticias, porque las considero puntas de icebergs que estaban en el camino de nuestra transición, esto es, de nuestra singladura. Estaban allí, y el que ahora sean señaladas con entusiasmo en las cartas de navegación construídas de urgencia para ser vendidas con alborozo en los kioscos, no las convierte en noticia. Han sucedido hace tiempo, forman parte del mar plagado de escollos por donde tenemos que transitar.

Y cuando estaba escribiendo ésto, próximo al 23 de febrero, me acordé de repente que la monarquía de SM el rey Juan Carlos adquirió ese día de 1981, según acordaron a posteori todos los vocingleros, respeto y validación democrática, por su comportamiento firme para atajar la revuelta de algunos generales que empujaron a la gloria efímera y al descrédito seguro a un coronel desquiciado por haber bebido demasiado licor de amor patrio.

Entonces, me asaltó un escalofrío. ¿Será posible que alguien esté buscando para el Príncipe Felipe su 23-F?

—

(1) Vea el lector en esta referencia un tributo subliminal a la estupenda película de Antonello Grimaldi (2008).

Publicado en: Economía, Europa Etiquetado como: 23-F, Alemania, cerdo, dio., Europa, Grecia, Italia, jamón, mercado, PIGS, Portugal, Príncipe Felipe, revolución de los claveles, trago

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