Al socaire

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Dar visibilidad a los técnicos

24 noviembre, 2021 By amarias Dejar un comentario

No creo que nadie tenga dudas de que las profesiones más visibles, con mayor proyección pública, son los futbolistas y los políticos. No todos, por supuesto, pero de ambos colectivos surgen, periódicamente, representantes que acaparan el interés o la curiosidad de la mayoría ciudadana.

El fútbol, por encima de otros deportes -al menos en nuestras latitudes- cumple una función importante, como sustituto del circo de la Roma clásica. No hay leones ni gladiadores, aunque la disputa por el balón de los jóvenes en calzoncillos alimenta tensiones y emociones en los graderíos. Pocos aficionados a ese deporte -de los que lo practican desde las gradas- admitirán que disfrutan igual del espectáculo cuando el equipo de sus devociones (o una figura de las muy destacadas por su habilidad haciendo filigranas) no está en el campo de disputa.

La política debiera moverse en otro escenario, pues las decisiones que tomen los políticos que hemos aupado a los centros de poder -en unas elecciones en donde nuestra capacidad, como ciudadano libre, está muy reducida-, nos afectan y, en algunos sectores, de manera decisiva. Sin embargo, la deriva hacia la vulgaridad de varios de los políticos más relevantes que ocupan el centro de la gestión de la polis, me lleva a admitir que los políticos se han unido a los futbolistas, cómicos y otros personajes del divertimento, para formar parte del mismo espectáculo.

Es, por supuesto, una situación gravísima, porque está dejando huecos terribles en la eficaz gestión de los problemas. Por fortuna, a pesar de la falta de calidad profesional, de conocimientos teóricos y prácticos de demasiados de nuestros políticos y su terrible sectarismo sin orientación real hacia la resolución de conflictos y a la potenciación de la capacidad global para afrontar el futuro con mejores opciones que las que están utilizando en el presente, existen otros profesionales que cuidan el engranaje.

Hace un par de días, en uno de los foros, siempre interesantes, del Instituto de Ingeniería de España, en el coloquio de una Jornada sobre Geoestrategia, se tuvieron unas palabras elogiosas para la actuación de los militares y los sanitarios en la confrontación contra la pandemia vírica, a la que se enfrentaron, con grave riesgo personal -al menos, al principio-, por el desconocimiento que existía -y me temo, en parte, subsiste- sobre la naturaleza del enemigo. La Unidad Militar de Emergencias (UME), junto a otras unidades militares y de policía, y, desde luego, los médicos y asistentes sanitarios, fueron designados como héroes en esos días de desconcierto.

Tirando de ese hilo, los asistentes reconocieron que también los transportistas, los proveedores de víveres y otras mercancías de primera necesidad, deberían figurar, por derecho propio, en el elenco de profesiones que estuvieron a la altura del problema, ayudando a resolverlo.

Atribuyo a Antonio Colino, Presidente de la Real Academia de Ingeniería, la observación de que los ingenieros también estuvieron en primera línea. Porque la concepción y mantenimiento de todos los instrumentos médicos precisan de la intervención de ingenieros; la logística para la óptima distribución de las vacunas en todo el territorio, supuso el trabajo de ingenieros; el diseño de los conductos de ventilación y fluidos en los hospitales, implica análisis técnico; etc. Solos o en colaboración con otras profesiones, la batalla contra el virus también colocó en primer lugar, aunque menos visibles, a los ingenieros.

Los ingenieros de minas estuvimos y estamos, también (y sobre todo) en primera línea. Porque la extracción de productos de la tierra (en minas y canteras con cuidadoso cumplimiento de la legislación ambiental y, muchas veces, yendo más allá que la prescripción legal), su elaboración posterior -en siderurgia, metalurgia, electrolisis, etc.-, la aportación de la energía necesaria -en centrales nucleares, de carbón, de ciclo combinado, aerogeneradores, placas fotosolares, centrales fotovoltaicas, etc-, la gestión de agua y residuos, la investigación aplicada en materiales de nueva concepción  tecnológica (cerámicos, de alta resistencia, derivados del grafeno, etc.), son campos en los que trabajamos los ingenieros de minas.

Son solo ejemplos, que abarcarían también, directamente, de haber querido ser exhaustivo, el ámbito sanitario, pues tenemos colegas integrados en equipos multidisciplinares, como ingenieros informáticos, biotecnólogos, ingenieros de mantenimiento, especialistas en materiales, etc..

Se necesita dar visibilidad a los técnicos, porque la creciente ignorancia que se está implantando en nuestra sociedad hedonista y frágil, ignora de dónde procede el bienestar del que disfruta. Se atribuye a un Ministro o Ministra de este Gobierno -no quiero ayudar a identificar al autor-, esta frase penosa: “Esta sociedad ha oído ya durante demasiado tiempo a los ingenieros. Hay que escuchar a otros colectivos”.

La falta de información de la realidad de las cosas ha cedido un primer lugar mediático a los que señalan el agujero y no lo que se extrae de él. El bienestar, aviso a los falsos ecologistas, trae consigo un cierto sacrificio momentáneo del paisaje.

Los ingenieros de minas -que, queda dicho, no solo nos dedicamos a la minería- somos responsables tanto de la óptima explotación de los recursos como de la restauración (rectius, rehabilitación) en lo posible, del espacio que haya podido ser afectado. La minería no solo significa trabajo y riqueza cuando actúa como brazo extractor, sino que ha demostrado que puede generar, cuando el recurso ya fue extraído, zonas de excepcional valor paisajístico y de ocio.

Dése visibilidad a los técnicos. Nuestra sociedad los necesita más que nunca.

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Ecologistas de derechas, ¡uníos!

11 julio, 2019 By amarias 2 comentarios

En realidad, el título que había previsto para este Comentario era “Ecologistas de derechas, ¡uníos con los ecologistas de izquierdas!” (o al revés). La justificación de tal indicación proviene del cansancio mental que me producen las reiteradas apelaciones al sesgo ideológico de la concienciación ambiental.

Para muchos colectivos ecologistas, la consciencia del deterioro del planeta y la necesidad de defender el ambiente con medidas urgentes y drásticas, se sigue presuponiendo surgido de una mentalidad intrínsecamente de izquierdas, solidaria y reflexiva, que hay que mantener beligerante frente al ímpetu destructor y consumista de paisaje y naturaleza que estaría guiando, como fuerza ciega, hacia la devastación selectiva y al mayor empobrecimiento de los ya desfavorecidos, a los representantes genuinamente egoístas de la derecha.

No quiero ahora entrar en la discusión de esas versiones simplistas de porqué hemos llegado hasta aquí, sino reflexionar sobre el camino a seguir para salir de la zona de alto riesgo a la que la Humanidad parece abocada si no se toman medidas inmediatas.

La toma de conciencia de que el planeta Tierra avanza rápidamente hacia un deterioro fatal no debiera tener sesgo ideológico. Nos afecta a todos, independientemente del lugar del planeta donde habitemos y sin tener en consideración afinidades políticas o contexto socioeconómico. El calentamiento global no tiene fronteras, si bien conviene poner de manifiesto que una subida media de las temperaturas de la corteza terrestre de 2 grados centígrados, impondrá lugares en los que la temperatura habrá alcanzado 6 y hasta 8 grados por encima de los registros históricos.

Estar concienciado de algo es diferente de la posibilidad de tomar medidas efectivas para atajar sus efectos. Nuestra preocupación por alcanzar un bienestar cada vez mejor, vinculado a la consecución propia, y continua, de sofisticados bienes materiales, se ha convertido en una obsesión generalizada gracias a la difusión de la información y a la globalidad de las tecnologías de consumo particular.

La sociedad líquida no tiene ideología, y afecta tanto a los países que siguen modelos de gestión económica y social devotos del libre mercado como a aquellos que siguen los dictados de la economía centralizada. Es casi imposible sustraerse a la corriente general de querer disfrutar al máximo todo tipo de artilugios y sensaciones, y desear hacerlo de forma inmediata, sin respetar obsolescencias, sin que importe la procedencia o el coste de lo que satisfaría temporalmente nuestra voluntad enferma de poseer lo último, de consumir lo mejor, de gozar sin límites, en una espiral de hedonismo vinculada al descrédito demoledor de los valores éticos y la solidaridad más allá del postureo.

Escucho con frecuencia la máxima abstracta de que “debemos cambiar de paradigma”. En ausencia de una interpretación rigurosa, ello implicaría, se supone, involucrar a la Humanidad en su conjunto a un abandono masivo de los elementos a los que se atribuye el deterioro ambiental, en especial, en la producción energética.

Se esgrimen algunas piezas claves de la actuación que vienen a ser como gritos de angustia testimonial en la ciénaga climática donde domina la ausencia de unanimidad: a) abandonar en cortísimo plazo los hidrocarburos como fuente energética y acogerse a las formas de energía “limpias” (eólica, solar, geotermia, biomasa,…); b) cambiar de hoy para mañana los vehículos privados de tracción por gasoil, gasolina y derivados, al coche eléctrico con tracción por baterías, dar preferencia al transporte público, y reducir al mínimo el flujo aéreo de consumibles ; etc.

La ausencia de acuerdos para adoptar soluciones válidas para la totalidad, ha conducido la necesidad de catarsis hacia la atribución de culpabilidades injustas. En la aldea global de los despropósitos, se acusa a la minería de haber sido uno de los principales causantes del deterioro, ignorando que casi todo lo que nos rodea tiene un origen mineral. Las banderas de la ignorancia tecnológica de algunas facciones ecologistas propalan el no a las canteras o graveras, a las explotaciones subterráneas o al cielo abierto (hermosa expresión, dicho sea de paso). No, en suma, a la extracción de cualquier recurso natural en la proximidad de la vivienda de los espíritus concienciados, llámese monacita, wolframita, o gas de lutita. Váyanse lejos de aquí, es el mensaje.

La obsesión por la catarsis ecológica lleva a apoyar la recuperación formal de la limpieza de todas las aguas fluviales para salmónidos, negar la incineración de residuos (y también su almacenamiento), demonizar la afectación a cualquier paisaje y a plantar árboles sin criterio profesional en cada esquina, o a defender la existencia libre de cualquier especie animal con tamaño visible al ojo humano a la que se juzgue como amenazada.

Todas las medidas puestas sobre la mesa de las actuaciones deseadas, muchas de ellas, interesantes o ingeniosas, cuestan dinero. Muchas suponen acuerdos globales, conocimientos técnicos, mantenimiento, para no convertirse en simples despilfarros voluntaristas.

Es falso que ser ecologista, defensor ambiental, negacionista del valor de la minería, devoto ferviente de las baterías para vehículos eléctricos, etc., pueda ser compensado con ahorros de otros sectores y, en muchos casos, suplido con otras fuentes. Es falso que la conciencia ecologista generalizada genere empleo neto, como lo es que la difusión de los avances tecnológicos sirva para mejorar la distribución de la riqueza.

Por eso, debemos tomar consciencia del dilema. La concienciación ecológica no puede tener ni género, ni ideología, ni condición social; debe abarcar a grandes como a pequeños Estados, a lo particular, como a lo público. O jugamos todos, o habremos roto la baraja. Y la selección de las actuaciones más urgentes y más eficaces no puede dejarse a la improvisación ni a fantasías.

Como eso que reclamo como necesario no está sucediendo, soy escéptico respecto al futuro que espera a las nuevas generaciones. Mi escepticismo se renueva cada vez que veo una colilla, una bolsa o una caca de perro abandonada en el suelo o “adornando” alcorques; se consolida como fatal obviedad cuando descubro en cada esquina recipientes de hipotética recogida separativa mal utilizados, individuos que cambian el aceite de sus automóviles junto a ríos y riachuelos, empleados de servicios públicos y privados que llenan mi ciudad de agujeros sin la menor coordinación ni claras intenciones; se convierte en sólida convicción cuando contemplo en todo parque tecnológico, exultantes chimeneas que ventilan gases con conspicuos olores contaminantes.

Me pregunto dónde está nuestra concienciación ambiental.

Y cuando asisto, con declinante esperanza a las discusiones interminables, vacías de acuerdos eficaces, entre los representantes de los países que componen nuestra variopinta geografía, me represento la dificultad práctica de tomar una decisión colectiva, por falta de visión no ya respecto a la magnitud del problema, sino de la necesidad de poner medios y no palabras.

El panorama ambiental está contaminado de turbias intenciones, falacias, zancadillas, evaluaciones tramposas. ¿Cómo contradecir? Los países menos desarrollados esgrimen como fundamento para quemar carbón (o petróleo) sin limitaciones,  que no pueden imponérseles restricciones al uso de sus recursos energéticos y naturales, sin importantes compensaciones pues no son causantes de la crisis climática, provocada por los países que tienen el mayor bienestar económico y tecnológico.

Hace falta movilizar mucho dinero, y hacerlo bien, no poniendo parches que no servirían de nada. Por eso, concluyo con el mensaje del principio. ¡Ecologistas de todos los países, de todas las ideologías, uníos!

Pero no lo hagáis desde el voluntarismo, la falacia, el recelo o la enemistad, sino desde la verdad tecnológica, la sinceridad en los planteamientos, la evaluación de los verdaderos costes de las acciones que se adopten y cómo se van a pagar.

Suerte en el empeño. Si no lo lográis, yo no estaré seguramente aquí para ser testigo de nuestro fracaso, pero lo serán nuestros descendientes y, ciertamente, nada nos eximiría de la responsabilidad de la inacción ni de la falta de criterios para la adopción de las medidas que nos condujeron al desastre.


Identifico el ave de la fotografía, no sin dificultad, como un avión roquero (ptynoprogne rupestris), más por el hábitat -la garganta fluvial del Duratón- que por su fisionomía, aunque mantiene rasgos típicos de la especie; la cuña negruzca en la parte inferior de las alas, la cola poco bifurcada y roma (en la que, al menos en esta instantánea, no se distinguen las marcas blancas cerca de la punta) y las alas menos rígidas que los vencejos.

He dudado incluso si no se trataría de un vencejo pálido (apus pallidus), que es un acompañante habitual del avión roquero. El pálido, a su vez, es muy parecido al común, al menos, visto de lejos. No me justifico con ello en mis digresiones taxonómicas. Hasta los más expertos reconocen que la identificación de las aves en vuelo es extremadamente difícil, porque pocas veces se dan las condiciones idóneas de luz. Cuando se le tiene más cerca y, sobre todo, si vuela bajo o con una iluminación transversal, el vencejo pálido resulta, como su nombre común viene a destacar, más claro.

Por fortuna, si se tiene paciencia cerca de una charca con bordes de barro en torno a la cual revolotean aviones o golondrinas, es posible fotografiarlos de cerca, en época de cría, mientras recogen barro para sus nidos.

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Conjeturas (1)

15 marzo, 2019 By amarias Dejar un comentario

Una de las más hermosas palabras en español, (en la personal opinión de este plumilla), equiparable en sugerencias y evocaciones a amor, primavera, ave o maternidad, y, además, con el pelaje rotundo de los morfemas que apuntan a un gran significante, es “conjetura”.

Si reconociéramos nuestras grandes limitaciones, deberíamos admitir que nos movemos practicamente entre conjeturas, guiados por cuidadores del supuesto valor, que nos conducen y engañan como borregos hasta el aprisco de sus intereses cortoplacistas.

Casi todo lo que nos ofrecen quienes se desgañitan desde sus tenderetes en la feria de las opiniones son conjeturas. Así es la política, acompañada de facciones secuestradas de la sociología, la economía, la Historia, la información y hasta la técnica.

Y venden. Lo más lamentable es que proliferan mercachifles de opinión por los mercados, que ni siquiera se ocupan de seleccionar postulados, ni cuidan las premisas: exponen sin rubor las conclusiones que les convienen.

Desde luego, en el ejercicio de la confusión, hay tantas versiones que resulta muy dificil encontrar la verdad entre la hojarasca. Y lo que importa son las verdades, no las conjeturas. Y si no se llega a la verdad, que la conjetura no la ahogue ni perjudique la buena fe, creando víctimas.

Las verdades son duras, tercas, recias, y se acaban imponiendo a las falsas conclusiones sacadas del cesto de la trampa dialéctica. Claro que, con frecuencia, no afloran hasta varias generaciones más tarde, cuando los que han seguido a una conjetura errónea ya no están aquí para contarlo.

El 15 de marzo de 2019 (cuando esto escribo), en medio centenar de ciudades españolas, respondiendo a una iniciativa individual de una adolescente sueca, y a la fuerza movilizadora de las redes sociales, habrá manifestaciones a favor de la concienciación contra el calentamiento global y la necesidad de adoptar medidas drásticas y urgentes para contenerlo.

Para algunos escépticos, el cambio climático por razones antropogénicas es solo una conjetura sin respaldo. Como los efectos no afectarán a esta generación ni a todo el globo terráqueo (seguramente) exponen otras conjeturas que convienen a sus conclusiones.

A pesar de concluyentes informes de un panel científico multidisciplinar que, desde hace décadas y con base en medidas concretas de temperatura y proyecciones matemáticas irreprochables, se esfuerza en demostrar que vamos hacia un desastre si no ponemos orden mundial en la quema de combustibles sólidos.

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Un gorrión común macho observa el entorno, a la entrada de la oquedad donde su pareja incuba la puesta, dispuesto a emprender el vuelo si sospecha que el merodeador presenta algún peligro. Es posible que la hembra, alertada sin embargo por una llamada de aviso, permanezca quieta en el nido.

Elenemigo mayor del proyecto familiar de esta pareja es, en el entorno del Parque del Retiro de Madrid donde tomé la foto, son las cotorras. No las urracas, como está muy extendido, ya que éstas prefieren frutos y desperdicios a los huecos ajenos, a los que, desde luego, tampoco renuncian.

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Sobran opiniones

2 marzo, 2019 By amarias 2 comentarios

La población va tomando consciencia por las bravas de que al buen tiempo hay que empezar a considerarlo mal tiempo (no llueve desde hace meses y la primavera se acaba).

Desde hace décadas se habla del avance de la desertización en España, de la amenaza que la subida de cotas del mare Nostrum supone para las segundas residencias sitas sobre las arenas de la abigarrada costa mediterránea y, en fin, de vez en cuando, se confirma con tonos de catástrofe el grave riesgo que corren en caso de gota fría las propiedades ubicadas en rieras y ramblas.

Pertenezco al selecto grupo de convencidos tanto de la verdad del cambio climático causado, también, por causas antropogénicas, como de la presunción de que las medidas que se adopten para reducirlo o paliarlo serán tardías, insuficientes y muy costosas. Por mucho que las cuestiones ambientales ocupen mucho espacio político y mediático, sobre todo, si van apoyadas de fotos de icebergs a la deriva (con o sin oso polar incorporado), la realidad próxima me ilustra sobre la insensata incapacidad de la humanidad para concentrarse en actuaciones colectivas y, también, en subordinar los egoísmos individuales a las ventajas comunes.

Por supuesto, sobre la inactividad frente al deterioro del planeta, son más culpables los gobiernos, las grandes corporaciones empresariales y la ausencia de criterios técnicos y científicos en esas macro-reuniones a las que parecen muy aficionados mandatarios, falsos expertos, funcionarios de vacaciones y observadores sin opinión destacable.

Pero basta darse una vuelta por la propia ciudad para tomar conciencia de que la contribución al desastre ecológico alcanza también a los niveles ínfimos: alcorques convertidos en ceniceros, arroyos usados como vertederos de enseres domésticos, aceras que son letrinas de animales domésticos, además de otros usos que no tienen que ver con la peatonalización, puntos limpios en los que los contenedores separativos son utilizados como a cada uno le apetece, …Salir al campo, incluso a un Parque Natural o Nacional es, si uno no deja en casa la sensibilidad ecológica, motivo de preocupación al advertir los miles de homo sapiens que dejan latas de bebidas, bolsas con restos de comida, cuando no las consecuencias de lavar el propio vehículo o cambiar el aceite del mismo junto al arroyo en donde se ha hecho picnic.

Supongo que se debe admitir que la ignorancia, la desidia o la incuria conceden algún derecho a hacer lo que a cada uno le venga en gana. Se concede el mismo nivel a la información seria, técnicamente fundada, que a la opinión desorientadora, incluso falaz. La autoridad académica se sienta al mismo nivel que la conjetura. Es cierto, además, que los hechos concretos pueden ser confusos: la contaminación sube en las ciudades a pesar de las limitaciones al tráfico rodado.

Todo ayuda, para empujar al lado del desastre. A la sequía y a las incontinencias del tiempo atmosférico, se une el abandono de los pueblos, la maleza que encuentra su hábitat feliz donde antes había campos, los bosques descuidados, a los que nadie limpia de hojarasca y ramaje porque la madera vale poco.

Podía terminar este Comentario de muchas maneras. Voy a hacerlo de una manera peculiar. Supongo que el lector conoce que existe una Agenda 2030, en el marco de las Naciones Unidas, que, en su aplicación próxima, tiene como objetivo fundamental acabar con la pobreza en España. Desde julio de 2018 la Alta Comisionada es la periodista Cristina Gallard, cuyos méritos para ocupar ese pomposo puesto pocos discutieron en su día.

Pues bien, el gobierno de Pedro Sánchez, en la actividad frenética de estos sus últimos días en sus cargos, ha aprobado varios decretos Ley y Órdenes Ministeriales, cuya vigencia, como ya se han encargado de anunciar desde la amplia oposición, será nula si el PSOE se pierde en las elecciones del 28 de abril. Entre ese maremágnum de tardía actividad, se encuentra la Orden PCI/169/2019 del 22 de febrero de 2019, que crea el Consejo de Desarrollo Sostenible, con el fin de asesorar a la Alta Comisionada para la Agenda 2030.

Ese Consejo se pretende que tenga 48 miembros, de los más variados sectores. Los Colegios profesionales tendrán derecho a nombrar un representante, a propuesta de la Unión Profesional. Seguro que hay otras opiniones técnicas entre el medio centenar de componentes. No levanto mi voz para lamentar la exigua importancia que se concede a quienes podrían aportar la visión de la realidad desde el ejercicio profesional.

Me limito a expresar, con la voz queda del que está descolocado: Pero…¿alguien se puede creer que un grupo tan heterogéneo y de ese descomunal tamaño, va a llegar a conclusión alguna?

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Este hermoso ejemplar de malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala), fotografiado en las marismas del Sabinar de Roquetas de Mar (Almería) a finales de febrero de 2019, es un macho de una de las anátidas que corren peligro de extinción en España, además del riesgo de hibridación con otros patos. Es inconfundible, sobre todo, en período de reproducción, con su gran pico de base hinchada y de color azul vivo. La hembra del malvasía es de cabeza más discreta, pero también fácilmente identificable, por su pico inflado y el aspecto compacto.

Este ejemplar no estaba solo, sino que le acompañaba una hembra de su especie y otros patos azulones. He recortado la foto para poner de manifiesto su espléndida belleza.

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Ecologistas, a la calle

20 enero, 2019 By amarias Dejar un comentario

¿Queda alguien por ahí que aún no se haya enterado que los minerales y rocas forman parte esencial de nuestro bienestar desde que el hombre tomó consciencia de que mejorar su existencia como ser inteligente dependía de cómo aprovechara los recursos de la naturaleza?

Puede. Incluso es seguro que sí, que haya muchos coetáneos que crean que la minería -en especial, la que se practica a cielo abierto, o quizá solo ésa- es una operación perniciosa para el medio ambiente. Estos protectores oficiosos de la naturaleza impoluta, abominan de cualquier operación por la que (según su peculiar sistema de valoración) se afecte por los seres humanos al “paisaje natural”.

De nada servirá argumentar, por especialistas, historiadores y sensatos en general, que la minería es imprescindible para la vida y, sobre todo, para el mejor bienestar; que la tecnología minera ha alcanzado -por supuesto, no sin parciales derrotas: así es el íter humano hacia lo óptimo- niveles de gran excelencia, que permiten garantizar con probabilidad cercana a la certeza, la seguridad de los trabajos, la máxima eficiencia en la extracción de los recursos, la mínima afectación posible del entorno, la mayor proporción de empleo cualificado y…cuando se acaben los trabajos mineros, se encargará de asegurar, en tiempos predecibles y bajo cumplimiento de las ordenanzas y restricciones legales,  la restitución del paisaje a niveles de disfrute incluso, con frecuencia, superiores a los de origen.

¿Hay dudas del valor de la minería? Las hay. Cuando se anuncia que una empresa está en disposición de iniciar trabajos de exploración de un recurso minero, y solicita los permisos necesarios, no faltan grupos que echan mano del argumentario, aplicándolo sin compasión ni rigor sobre la pretensión.

Todo vale: los niveles freáticos se contaminarán, habrá desprendimientos de tierras, el hermoso paisaje se verá irremediablemente afectado, el transporte de los materiales deteriorará caminos y levantará polvaredas nocivas, los explosivos empleados causarán destrozos en las viviendas, la fauna salvaje y la cabaña doméstica adquirirá enfermedades desconocidas e incurables, los humanos, aunque algunos pocos consigan empleo en la deplorada explotación, padecerán desgracias sin cuento, en tanto una multinacional ávida del verdadero recurso, el dinero, se enriquecerá a costa del empobrecimiento ajeno.

Sería de agradecer que la minería tuviese sensatos y serios defensores, y no solo lo sea por los ingenieros de minas, los geólogos y los responsables de empresas mineras. Sería lógico que, conscientes de su valor, los políticos, los comentaristas, los científicos en general, los sociólogos y los sensatos, defendieran que la explotación de recursos minerales es una necesidad, una oportunidad, un logro de los avances técnicos. Y que todos se concienciaran que disponer de un recurso explotable, técnica y económicamente, en cantidades importantes y con un mercado apropiado, es un regalo de la naturaleza.

Los seres humanos tenemos a nuestra disposición, para utilizarlos sabiamente, multitud de recursos, a los que debemos poner en valor con nuestros conocimientos crecientes. No se trata, desde luego, de destruir lo que tenemos de forma irreversible, sino aprovecharlo para mejorar nuestro disfrute. Y, por supuesto, hacerlo cumpliendo las leyes, con la mejor tecnología disponible. La crítica e, incluso, la oposición, a las pretensiones egoístas, excesivas o erróneas, es imprescindible. Pero no se deben hacer trampas en la argumentación, ni engañar en las consecuencias, ni destruir sin alternativas.


En Madrid, como en algunas otras capitales europeas, se ha mejorado la implantación de la recogida separativa de residuos con un nuevo contenedor: la basura exclusivamente orgánica. Tenemos, por tanto, los ciudadanos de algunos barrios madrileños, que realizar la selección de los siguientes tipos de desechos: papeles y cartón; vidrio; basura orgánica; resto de residuos domésticos. La ropa y el calzado usados y ya no deseados por sus primeros dueños, también pueden encontrar un segundo destino en contenedores adecuados. Además, hay que separar para llevarlos a un punto limpio, los aceites consumidos, los enseres inútiles según su naturaleza y composición (madera, metal, electrodomésticos, pilas, etc.).

Los contenedores de papel y los designados para recoger ropa y calzado, se han convertido en lugar preferido de su prospección callejera para grupos organizados que, con camionetas destartaladas y la celeridad de quienes trabajan a destajo, vacían los unos y hurgan en los otros, dejando a su paso los restos de su actuación apresurada.

No son estas gentes -supongo que necesitadas para actuar de ese modo y por tales sitios- las que llaman mi atención de citadino escéptico. Son los de esos otras gentes con mayores medios, educadas para el respeto ambiental, concienciadas, por vocación y origen en la defensa ecológica, que mantienen perritos que llenan las aceras y alcorques de cacas abandonadas, que tiran cigarrillos, latas y papeles en cualquier sitio distinto de las papeleras, que surcan las ciudades a toda la velocidad y con máxima potencia acústica de sus cacharros.

Y, sobre todo, como lo demuestra esta foto obtenida de una calle cualquiera de Madrid, me decepciona saber que, a diario, hay miles de conciudadanos a los que importa un pito que existan contenedores concretos para residuos específicos y puntos limpios para acoger a materiales desechados. Convierten, a su antojo, en vertederos irregulares justamente los sitios destinados a conseguir que nuestras ciudades sean más limpias, pasándose por su arco triunfal los desvelos de quienes cumplen con las normas y están serenamente concienciados de que la basura tiene su lugar, y no es la calle.

 

 

 

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Ambiente, ¡Presente!

20 julio, 2017 By amarias Dejar un comentario

 

(El Club Español de Medio Ambiente -CEMA- celebra sus dos décadas de funcionamiento. Se nos pidió a los vocales de la ONG, un escrito con tema libre para formar un libro virtual, que ya está en la red, con las contribuciones de todos.

Mi texto era muy largo y, para no resultar desequilibrado, tuve que suprimir prte de él. Me sucede a veces. Lo que incorporo aquí es lo que suprimí).

Algunos de los defensores de las políticas ambientales se esfuerzan en presentar la cuestión desde la perspectiva de la creación de puestos de trabajo. Es cierto que no pocas de las actividades relacionadas con la protección o recuperación del ambiente han supuesto la aparición de nuevas profesiones y negocios, pero el enfoque me parece, sino equivocado, engañoso.

Porque la realidad es que, como con todas aquellas medidas que supongan incorporar el coste de las externalidades, hasta entonces gratuitas, a los procesos productivos, al aumentar los gastos de los emprendimientos, sin garantías de que el mercado los compense con un incremento en los precios de venta, se está presionando sobre la viabilidad de las empresas existentes.

El incremento de la presión fiscal, de las medidas legales y de las multas contra las infracciones, provoca, considerado de esta manera, pérdidas de actividad y empleo. No será fácil compensarlas con la aparición de nuevas empresas y allí donde se produzca la sustitución de las ineficientes ambientales por las mejor concienciadas, será, en general, gracias a la incorporación de tecnologías menos consuntivas en factor trabajo.

No necesito subrayar con mayor énfasis que el ya expresado que, en épocas de crisis, es el recurso ambiental el que más sufre: aumentan los abandonos irresponsables de residuos, se reduce el reciclado costoso, se enmascaran los controles de contaminación y aumentan las trapacerías y actuaciones delictuales por parte de diversos agentes, aumentando el consentimiento oficial hacia las ineficiencias, para no aumentar la presión social. Puede que el lector imagine que me estoy refiriendo solo a las empresas, aunque, lamentablemente, también estoy pensando en los particulares. La crisis económica introduce una mayor lasitud en el comportamiento ambiental.

El negacionismo expreso del presidente actual del país más contaminante de la Tierra en relación con el cambio climático -al menos, en la vertiente de su negativa a cumplir los preacuerdos de la COOP21-, no es sino un ejemplo de la subordinación de la protección ambiental a los intereses económicos. “Norteamérica primero”, significa, no solo reclamar la posición preferente en el comedero comercial, sino relegar a lugares secundarios todos aquellos factores que puedan afectar a la pérdida de competitividad. Por supuesto, entre los lastres de la globalización entendida como una apuesta colectiva por el crecimiento conjunto, se encuentra la protección ambiental, y resulta sencillo liberarse de él, puesto que el dueño de ese input que no se rige por el mercado, somos todos, sin que importen fronteras.

En mi opinión, el enfoque de la defensa ambiental debe dejar de centrarse en posiciones excesivamente científicas, que, al pretender convencer al gran público, a menudo empañan su naturaleza dogmática con argumentos ingenuos o voluntaristas, para detenerse en un abordaje crítico, pragmático y directo.

Hay un medio ambiente que es nuestro hábitat directo, como humanos, cuyo deterioro, en el mundo occidental, ha sido evidente y es continuo, y que no se ha podido contener ni con programas de recuperación de ríos y humedales, declaraciones de protección paisajística, medidas de educación ambiental, ni colocando más puntos limpios o contenedores separativos en las poblaciones.

Habrá que seguir analizando la eficacia de las medidas adoptadas y ser más vigilante y severo con los infractores.


El observador  de aves suele encontrarse en estos días con juveniles de aves, algunas con características morfológicas muy diferentes a los adultos. Un caso muy singular, dado lo frecuente que resulta toparse con él, es el del joven petirrojo, que carece del pecho colorado que da nombre a la especie, pues lo tiene moteado.

Esta pareja de aves lo forman pinzones vulgares (fringilla coelebs): una madre y su hijo, ya talludito. Los pinzones tienen una voz muy potente, característico -doce notas y un floreo final- y, como les gusta cantar, es fácil identificarlo por sus trinos, y familiarizarse con ellos. Diría que es común, pero no vulgar.

En la foto, tal vez no se distinga que el adulto es una hembra, pero estoy seguro, pues tengo varias fotos de la pareja. Las hembras de este fringílido tienen el pecho de un rosa blanquecino y la cabeza con un tono pardo grisáceo menos marcado que los machos.

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La cuarta dimensión

9 noviembre, 2016 By amarias Dejar un comentario

la-cuarta-dimension

Contra todos los pronósticos que se hacían desde nuestro pequeño país, y a despecho de las buenas vibraciones que le enviaban a su opositora casi todos los responsables de las ejecutivas europeas, Donald Trump será el nuevo Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.

La campaña que le llevó a encumbrarse como máximo dirigente del país aún más poderoso de la Tierra ha sido incomensurable. Defendió Trump, y no solo metafóricamente, la necesidad de establecer barreras frente al mundo exterior para conseguir reactivar la economía norteamericana con los mimbres estrambóticos de hacer que las grandes empresas paguen menos impuestos, expulsar a millones de irregulares que hacen el trabajo sucio, reducir las ayudas al desarrollo internacional a países en los que se fomentan las guerras civiles y olvidarse de majaderías reconocidas por la comunidad científica como los males de la contaminación industrial y las consecuencias catastróficas del deterioro del medio ambiente.

En sus discursos,para conseguir ocupar de manera convincente las primeras páginas y los prime time de todos los media, incluidas las conversaciones en círculos privados,  insultó a rabiar a la candidata demócrata, Hillary Clinton (a la que trató de enferma mental, de incapaz, de filtrar secretos de estado), a los mexicanos -en las propias barbas de su presidente-, a los inmigrantes regulares y clandestinos (sin apreciar que su mamá era escocesa y sus abuelos, alemanes), a los musulmanes (a los que confundió con terroristas), a las mujeres (a las que presentó como proclives a sucumbir sexualmente ante los encantos del dinero)…Destruyó con un par de martillazos la imagen de cooperación internacional y no tuvo problemas en cuestionar la defensa de los valores democráticos y, sobre todo, de ayuda social, de los que Barak Obama, el presidente saliente, había hecho su estandarte. Negó el cambio climático…

59.182.321 de norteamericanos no pueden estar equivocados, sin embargo. Son, desde luego, unos cuantos votos menos de los 59.349.282 que consiguió la candidatura derrotada, que, dada la magnitud de la cifra, tampoco pueden estarlo. Así que el bipartidismo ha generado su monstruo perfecto: han aflorado nuevamente las dos caras de la bifronte nación americana.

El elefante y el burro tienen otra vez la misma fuerza, pero esta vez el candidato ganador no tuvo necesidad de aparentar que las dos opciones se acercaban a un punto medio. Trump  pudo mostrarse tal cual es, sin ambages, ahondando en el precipicio entre republicanos y demócratas. ¿Por qué iba a utilizar la politica? ¡El es un empresario de éxito en el país de las oportunidades!. Eso le permitió ser mentiroso, despótico, despreciativo de los políticos, antisistema, reaccionario, incoherente, defraudador, misógino, xenófobo, etc. Su exceso de munición dejó la pantalla de juego llena de agujeros en su caza de marcianitos.

Ni siquiera puede objetarse nada contra el sistema electoral de ese curioso super estado que, utilizando una modalidad del strip póker, permite atribuir todos los escaños que corresponden a cada uno de los 50 estados que lo componen, a la candidatura más votada en él, lo que permitió a Trump obtener 290 escaños en el Congreso frente a los 232 de Hillary Clinton. ¿Quién se atreverá ahora a criticar al país que es modelo de democracia, paladín de la defensa de los valores occidentales?

Para los que estamos convencidos, por las evidencias anteriormente acumuladas por la Historia, que hay una cuarta dimensión física desde la que actúan las poderosas fuerzas de lo ilógico, lo acaecido no  es sino una prueba más de su existencia. Suceden así las cosas porque se trata de hacer  el camino de la Humanidad hacia su autodestrucción, más entretenido. Ya se sabe que las películas con desastres, villanos pésimos, malos con doble fondo sentimental, buenos inocentes y torpes, mujeres exuberantes, tipos con tupé, lacrimales para cocodrilos, sufrimientos inesperados, muertes súbitas, caídas de resbalón, son más divertidas.

Utilizo, en fin, como ilustración de este Comentario una sección del Cuadro “La cuarta dimensión”, justamente aquella en la que he representado a una joven que está haciendo el ejercicio intelectual de penetrar en ella. Es una pintura mixta (óleo y acrílico), de gran formato para lo que yo suelo hacer, y relativamente reciente (2014). Sobre la mesa, se encuentra la banda de Moebius y la botella de Klein. La representación sobre un plano de un cubo de cuatro dimensiones es sugerida desde la misma tabla en la que apoya su brazo la pensadora. (1)

No le tengo miedo, por supuesto, a Trump. Estoy lejos para respirar de su aliento y soy mayor para que me asuste un fantoche. He oído su discurso de ganador y también el de Clinton, defendiendo la necesidad de apoyarlo, en virtud de los valores democráticos, el reconocimiento del vencedor y sus argumentos sobre la defensa de los suyos, y todas esas cosas que hacen llorar a los simpatizantes y bramar de alegría a los seguidores del victorioso.

Es curioso, por cierto, que Hillary haya tenido tantos apoyos relevantes (aparentemente) que resultaron inútiles, en tanto aparecía que su contrincante se movía solo por los escenarios iluminados llenos de lentejuelas de los diferentes Estados.

Pero, en verdad, no estaba solo. Faltó ver la cuarta dimensión, aquella en la que se mueven las fuerzas de lo ilógico para todos los que solo nos obstinamos en ver desde las tres dimensiones. Allí, en la cuarta, moran los intereses económicos más poderosos, las voluntades de poner trabas en las ruedas del avance social, los que alzan muros de incomprensión ante las voluntades de acceder al bienestar por parte de los más débiles.

También están allí los que se encargan de convencer, con argumentos cuya coherencia no se sostiene intelectualmente, a los suficientes millones de votantes indecisos, perdidos en el bosque de la complejidad de los intereses, y que otorgarán, con su decisión contra natura, desafiando lo que aparecería como lógico, la presidencia del país que aún es el más poderoso de la Tierra a uno de los demiurgos que conectan la cuarta dimensión con el mundo real.

Donald Trump, congrats. You won; how much we lost with your victory?

—

(1) La idea ya la recogí en otros comentarios de mi amplia producción literaria. La banda de Möbius es un falso objeto tridimensional superficie, ya que puede recorrerse de cabo a rabo con un bolígrafo, sin necesidad de levantarlo de ella. Se consigue uniendo los extremos de una cinta, girada sobre sí misma. La botella de Klein es una botella que no es capaz de contener ningún líquido, porque, aunque aparenta estar cerrada, se vuelca sobre sí misma. Se la puede construir hundiendo, por ejemplo, el fondo de una botella de las de sidra o cava y estirándolo hasta que, una vez se haya atravesado uno de los laterales, se le haga conectar con la boca del recipiente.

En cuanto a la representación en el plano del cubo de cuatro dimensiones… lo dejamos para otro día, ¿no?

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Opiniones de un payaso

27 febrero, 2013 By amarias2013 Dejar un comentario

Los resultados de las elecciones generales celebradas en Italia el último domingo (y siguiente medio lunes) de febrero de 2013, han puesto de manifiesto dos grandes grupos perdedores: 1) los que opinaban que la mejor situación imaginable para Italia, confirmada históricamente, sería la ausencia de Gobierno, y, por ello, desearían que se hiciera efectiva la primera impresión de que iba a ser imposible conseguir una coalición estable, y 2) los partidarios -lo hubieran votado o no- del triunfo del Movimento 5 Stelle (M5S), que ya se frotaban las manos ante el espectáculo.

En relación con este Movimiento novedoso, la intriga estaba centrada en llegar a conocer cómo pondría en práctica su Programa. Para muchos, se adivinaban indecibles momentos de disfrute, regocijo y, en fin, risas y jolgorio, en ese marco ácrata -peligroso- en el que se va decantando, en Italia como en otros países (sobre todo, del área mediterránea), el descontento acerca de la política.

El cerebro y talismán del M5S es un payaso famoso en Italia, parapetado en un blog incendiario (Beppe Grillo), que, aunque no ha podido capitanear oficialmente el Movimiento ideado por él, -ya que fue inhabilitado hace años por un doble homicidio en accidente de tráfico-, lo ha impregnado de su estilo histriónico-cómico: tensionar a gritos la cuerda emocional del espectador de la representación, y liberarla de vez en cuando con un chiste.

En nuestra tierra, algunos comentaristas de las elecciones italianas, han encontrado en el Programa de M5S muchas ideas aprovechables para incorporarlas al melting pot de propuestas electorales; en especial, por los partidos que aún son minoritarios en los hemiciclos españoles, en las cada vez más inminentes nuevas elecciones.

No se puede rechazar ese propósito de plano, pero hay que advertir que el Programa de Beppe está construído con los deseos e intenciones de gente variopinta, una especie de carta conjunta a los Reyes Magos de los niños de un colegio de párvulos, sus padres y maestros. Eso, sin contar que en estos lares nos sobran ideas imposibles, porque imaginación no falta, lo que se echa de menos son ganas de asumir una tarea hasta el final.

El interés de la movilización ciudadana italiana en torno a un payaso ha permitido divulgar que el nombre responde a las cinco estrellas o ejes directores de su Movimiento: gestión pública del agua, movilidad y desarrollo sostenibles, wifi gratuito y protección ambiental. Pocos habrán leído las quince páginas de su Programa, y aún menos serán los que han separado los deseos de imposible cumplimiento -por caras, estrafalarias o libertarias- de las propuestas que ya deberían haber sido puestas en práctica, por corrresponer a Directivas comunitarias, o de las muy razonables.

En un intento de sistematizar los heterogéneos objetivos, encuentro en el Programa del M5S que hay poco interés por la economía (definir el coste de las actuaciones y quién lo pagará, aunque se critican los despilfarros ya habidos, sobre todo, en infraestructuras), omisión en lo que se asemejan las propuestas a las habituales de los partidos de la izquierda irredenta (que tantas veces apuntan con tino a la idea pero no se preocupan del aspecto práctico); se pone mucho énfasis en el ambiente y la energía, lo que se corresponde con las ideas extraídas de los idearios de los movimientos ecologistas; se incorporan no pocas ideas libertarias, que implicaría un deseo revolucionario, antieuropeo y anticapitalista; y, generando una pasta que más que conseguir la amalgama de los contenidos, produce la sensación de un pupurri de digestión imposible, se echana esa caldera que se cocina en el antisistema, dosis amplias de bonhomía, buenos deseos, desapegos de la realidad, y una simpática ingenuidad, con ribetes y adornos propios de la ética elemental, con trasfondo incluso cristiano, con reconocible gancho mediçatico, ahora que el Papa dimisionario está de moda.

En los 60/70 del pasado siglo, alcanzó mucho predicamento un libro de Heinrich Böll, titulado “Opiniones de un payaso“, en el que un clown atrapado por la desventura y el alcohol realizaba una ácida crítica del catolicismo, avanzando en ella a través de paradojas, más bien tristes. Entiendo que el mérito de Beppe Grillo es, sobre todo, realizar una crítica del sistema capitalista, exponiendo a la opinión pública, como catarsis, sus tremendas contradicciones. Que el público ría o llore con las historias, ya depende de las ganas de cada uno.

Permítame el lector (y, por supuesto, pido disculpas al autor) una ligera adulteración de cierto momento cumbre del texto de Böll, para adaptarlo al caso.

El payaso protagonista y uno de los que le hacen la vida imposible, se enzarzan en esta pelea dialéctica : “-Creo a pesar de todo que usted es un buen payaso, pero de política no entiende nada” (…) “-Entiendo lo suficiente para ver que ustedes, los políticos, ante un escéptico como yo son tan inflexibles como los socialistas frente a los liberales o los liberales frente a los anarquistas. No oigo más que hablar de ley y de programas, y lo único que se discute es sobre no sé qué documentos que el Gobierno del Estado, del Estado precisamente, se encarga de extender, en lugar de aclarar su veracidad o falsedad de una vez”. “-Usted confunde la ocasión con el motivo“, dijo el otro “le comprendo a usted, créame que le comprendo”. “-No comprende nada en absoluto”, replicó el payaso, ” y el resultado será un doble fracaso“. (pág, 125, Edit.Seix Barral, edición de 1974).

El fracaso del M5S es, por un lado, haber malgastado la intención popular de mejorar la situación, poniendo orden a los desmanes manifiestos y, por otro, haber perdido la oportunidad de concentrar un Programa viable, que le hubiera posibilitado entrar en el gobierno, lo que hubiera supuesto la revisión crítica de las ideas recogidas en la calle, eliminando las dosis libertarias o irreales.

Ideas que agradan a algunos cuando se expresan a gritos enveltos en el anonimato de la masa, pero que en un país democrático no tienen cabida como base de actuaciones del Gobierno, y ni siquiera para derribar al que lo está haciendo tan mal como el que tenemos ahora en España.

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Entradas en el Blog Alsocaire durante 2011

19 enero, 2013 By amarias2013 Dejar un comentario

Estas son las Entradas, o Comentarios, que publiqué en el Blog Alsocaire, que dejé inactivo (en cuanto a mis publicaciones, no, por lo que veo, en cuanto a seguimiento) a principios de 2013.

Los diferentes artículos reflejan, desde luego, la mayor parte de mis preocupaciones sobre la actualidad en ese año y me agrada pensar que pueden ser de interés a algún lector. Si alguien desea el Libro con todos ellos, en formato pdf, (al igual que para cualquiera de los años en que mantengo actividad en este medio, de 2005 a 2012), se lo enviaré, con mucho gusto, a la dirección electrónica que me indique.

 

  1. 1.            Sobre Alsocaire en 2010
  2. 2.            Por fas o por nefas

3. Entre pocos anda el juego

4. Entre Cascos y cascotes

5.Desde la ingenuidad

6. En exaltación del espíritu militar

7. Sobre el afán de prohibir

8. Según se mire, formación, cultura, modus vivendi o despilfarros

9. Sobre intangibles e invisibles

10. Hasta donde la vista alcanza, Cuba (1)

11. Hasta donde la vista alcanza, Cuba (2)

13. Hasta donde la vista alcanza, Cuba (3)

 

13bis. Sobre genes y política

14.. Hasta donde la vista alcanza, Cuba (4)

15. Sobre la indefensión ante la desfachatez

16. Desde Wikileaks a la ley Sinde

17. Tras la huella del pacto de las pensiones y del precio de los billetes

18. Sobre el pacto comisorio y la conmiseración de un juez

19. Ante el cambio del panorama político en el Makreb

20. Ante la propuesta de Merkel para ayudar a disminuir el paro en España

21. Hacia la igualdad de la mujer árabe

22. Sobre la reforma profunda de las ingenierías

23. Sobre ética y responsabilidad social

24. A mayores: La valoración por el mercado de los compromisos sociales corporativos

25. A favor de la síntesis

26. Sobre los beneficios empresariales

27. Bajo sospecha: la justicia

28. Contra la huella de carbono, castidad

29. ¡A las armas, ingenieros!

30. A falta de pan, buenas son tortas

31. Sobre la irrupción de la Edad Moderna en el mundo árabe

33. Por la defensa ética de nuestro estado de derecho

33. A la búsqueda de los océanos azules

34. Sobre huellas, sonidos y colores del agua.

35. En el nombre de la Enel-gía, ¿Business as unusual?

36. Sobre ingeniería y paisajes percibidos

37. Sobre la sana envidia y los sabios consejos de almanaque

38. Hacia un nuevo modelo económico, pero ¿cuál? (1)

39. Hacia un nuevo modelo económico, pero ¿cuál? (2)

40. Hacia un nuevo modelo económico, pero ¿cuál? (y 3)

41. Sobre los adultos conflictivos y su tratamiento

43. Desde los juicios sumarísimos hasta los lentísimos

43. Sobre el lascivo encanto de las dictaduras

44. Sobre la celebración del 24-F

45. Sobre la burbuja inmobiliaria y otras razones del mercado

46. Sobre ornitología para estudiantes de español

47. De ruidos

48. Sobre el estertor final de los colegios profesionales

49. En los terrenos del dragón: las profesiones en la UE

50. Sobre los efectos de la tecnología backcasting sobre el calentamiento global de los cerebros

51. Con fabes y con sidrina, non fai falta gasolina

52. Sobre la mujer árabe

53. A medida que se nos van ocurriendo

54. A mala crisis, buena cara

55. Sobre el homo pedisequus

56. En el día de la mujer trabajadora, haciendo un repaso

57. Desde la acribia: condiciones para triunfar

58. Sobre la implantación de un mercado gasista en España

59. A la inmensa mayoría, desde la exigua minoría

60. Sobre lo importante

61. Entre aficionados al reportaje, testigos y protagonistas

62. Con Japón

63. Sobre comportamientos orientales y occidentales

64. Cabe Fukushima

65. Sobre el estado actual y la perspectiva inmediata de la energía nuclear

66. Sobre sobrinos

67. Sobre seguridad global y gambarimasu

68. En pie de guerra

69. De la teoría de bloques a los bloques de teorías

70. Sobre las agencias de medición de riesgos

71. Sobre el peligro de los viernes

72. Por los pelos

73. Entretenidos

74. De sátrapas, revolucionarios y otros intereses en los países árabes

75. Sobre Interights y el caso Garzón v. Spain

76. En el país de los brotes verdes: incapacidades, complacencias y parados

77. En defensa de la pirámide del saber

78. Entre lo esotérico y exotérico, ¿qué hay?

79. Hasta en la sopa

80. Sobre la disputa del voto por el Sr. Cayo

81. Sobre la pareja de hecho entre neoliberalismo e izquierda nostálgica

82. A vueltas con los pecados capitales

83. Parafraseando

84. Desdeñando a Desdémona

85. Sobre las noticias: entidad, durabilidad y alcance

86. Sobre plazos perentorios y dilaciones injustificadas

87. Sobre el concepto de rentabilidad y los intermediarios

88. Sobre grandeur y sentiment d´inferiorité en la península francoibérica

89. Sobre los grados de libertad y su uso individual

90. ¿A favor de una República con D. Juan Carlos como Jefe de Estado?

91. So pretexto de semántica, aporías

92. En la escala 2,5 del índice de estupidez, y subiendo

93. Para los chinos, Zapatero tiene un pañuelo especial

94. En contra de la movilidad de la Semana Santa

95. Tras los cristales

96. Sobre los ciclos en la economía, ingeniería financiera y burbujas

97. Siniestras intenciones

98. ¿Desde el Orgullo ignóstico?

99. La generación vivetú lo queyono

100. De Pascuas a Ramos

101. ¿De veras sabe alguien lo que está sucediendo en el mundo árabe?

102. Sobre el poder de las religiones y de los clanes en los países árabes

103. Sobre el ambiente para políticos y profesionales

104. Con políticos en las ondas

105. Hacia una gestión sanitaria más responsable por un camino tortuoso

106. Sobre espectáculos, espectadores y reconocimientos

107. En memoria de otros primeros de mayo y de la madre muerta

108. En el día del terrorista muerto

109. Sobre el prestigio individual y la calidad universitaria

110. Sobre la incapacidad para generar empleo en España

111. Sobre los Prados Asfódelos

112. ¿Democracia a la carta y decisión judicial por porcentajes?

113. En las miradas

114. Sobre eficiencia, educación cívica y empleo

115. En estas elecciones

116. ¿Por culpa de los griegos?

117. Sobre preparación y competitividad española

118. Por colisión de las placas europea y africana, Lorca sufre un grave terremoto

119. Sobre los derechos fundamentales en internet

120.Sobre el lifting de los políticos

121. Sobre educación cívica y respeto ciudadano

122. Desde el voto al chápiro verde al mecachis en tal

123. Sobre el privilegio de ser norteamericano y la presunción de inocencia

124. En turno de réplica: así vemos los españoles a los suecos

125. Sobre lo que hay detrás de Democracia real, ya

126. Ante la Semana Verde europea, negros auspicios

127. Entre Indignados y Estamos disponibles

128. A DSK le han hecho una pirula

129. Desde Guatepeor a Guatemala, con vistas a Guatemejor

130. Sobre estrategias animales y humanas improvisaciones

131. Sobre el deterioro insostenible de nuestra convivencia

132. Sobre las inconveniencias ambientales

133. Sobre las inconveniencias ambientales (2)

134. Sobre las inconveniencias ambientales (y 3)

135. En favor de los ingenieros españoles

136 ¿Hasta cuándo?

137. Contra pepinos, pepinazos

138. En ayuda de Rajoy y Rubalcaba

139. Sobre el periodismo militante y el filtro de objetividad

140. En ayuda de Rajoy y Rubalcaba (2)

141. Sobre la pista de la Escherichia Coli

142. De ilusión también se vive

143. Entre dimes y diretes

144. Sobre el despilfarro de energías

145. Sobre tics, oportunidades de negocio y empleo

146. Contra vientos y mareas

147. Entre carbayones, magdalenas

148. De méritos a meritorios

149. Por si las moscas, palmetazos

150. Sobre tormentas y aerogeneradores

151. Sobre tormentas y aerogeneradores: rayos, dudas y certezas

152. En teoría de juegos, no siempre ganan los que manejan la banca

153. En teoría de juegos, no siempre ganan los que manejan la banca (y 2)

154. Con perdón por la insolencia: tengo una pregunta para Vd., Mr. Myerson

 

 

155. Para los españoles, se enfría el cambio climático

156. Sobre la conexión entre los mercados energéticos y los financieros

157. Sobre la conexión entre los mercados energéticos y los financieros (2)

158. Hacia la generación distribuída, ¿caiga quien caiga?

159. Sobre la conexión entre los mercados energéticos y los financieros (y 3)

160. Sobre la imaginación y el poder

161. Sobre el agotamiento de la noosfera

162. Sobre la perfección

163. Sobre proles y responsabilidades

164. Sobre las relaciones entre sujetos y el papel de los terceros (1)

165. Sobre las relaciones entre sujetos y el papel de los terceros (2)

166. Sobre las relaciones entre sujetos y el papel de los terceros (y 3)

167. Hacia la ignorosfera por la tecnosfera

168. Sobre exhibicionistas, pudorosos y perversos en la red

169. Sobre sociedad civil y liderazgo

170. Sobre homenajes póstumos

171. Sobre la forma de crear empleo del hijo del cristalero

172. Para entender el mundo algo mejor

173. Sobre antideslizantes, riesgos y espectáculo

174. Sobre la relación entre el Club de la Comedia y Telefónica

175. Por la cocina hacia la solución global

176. Con algo más que dos pelotas

177. En Sudán del Sur no saben qué hacer con el petróleo

178. Sobre el perfil de los emprendedores

179. Sobre el perfil de los emprendedores (y 2)

180. Ante la duda sobre si fue violación o sexo consentido

181. Sobre lo fácil que es ser un (mal) economista o periodista

182. Sobre lo que no hay que hacer

183. A los que el mercado les da, las agencias se lo bendicen

184. En el aniversario del comienzo de una guerra civil

185. Sobre el desprecio como argumento

186. Sobre imprescindibles y cretinos

187. Sobre la gestión comercial de las empresas de servicios

188. Sobre cómo rentabilizar la incertidumbre

189. En el verano, disminuye la inteligencia del ser humano

190. En relación con Cajastur, ¿cui proderit?

191. Sobre la destrucción de la arquitectura popular

192. En pleno declive: la huerta asturiana

193. Contra el futuro no se puede luchar

194. A mayor gloria

195. De todo un poco

196. Sobre agnósticos y fanáticos

197. Sobre las vacaciones y la felicidad

198. Desde Libia a Somalia, pasando por Siria

199. Sobre el tratamiento de la ancianidad

200. Sobre la Universidad y la formación espiritual

201. Sobre las redes sociales y el negocio de la prostitución

202. Sobre el pudor de las élites

203. In artículo mortis: la Constitución como garantía

204. Para evitar discrepancias, referendos

205. Sobre los pazguatos

206. Sobre perendengues e intríngulis

207. ¿A las barricadas?

208. Sobre socialdemocracia y partidos políticos

209. En la Sierra de Madrid, habitan devoradores de paisajes

210. A disfrutar de los ochenta

211. Sin pruebas

212. En serio: ¿Algo va bien?

213. Sobre regalos y otras dádivas

214. Entre ojos que no ven y corazones que no sienten

215. Sobre la verdad original, místicos, científicos y orden implicado

216. Sobre las consecuencias de la rebaja en la calificación crediticia internacional

217. Sobre fogones, religión y cocineros

218. Sobre la ficticia dramàtica claredat de dos visiones

219.  Al borde del abismo

220. En fiestas

221. En confianza, ¿creen los Brics en el futuro de los países desarrollados?

222. En torno al reto del cambio

223. Por todos los diablos, que alguien ponga coto

224. Por goleada

225. De qué hablar si no es de economía

226. Sobre el aburrimiento como terapia

227. Entre ser y estar

228. Por qué suena el río y doblan las campanas

229. Sobre la estructura de la clase media

230. Sobre la legitimidad para matar

231. Desde ir aviado a ir tirando

232. Sobre la reforma de la enseñanza universitaria

233. A los jóvenes que tienen lo que hay que tener

234. Sobre algunos dilemas de RSC en las empresas multinacionales

235. Sobre el papel de las empresas multinacionales en el desarrollo humano

236. Sobre posibles ministros del futuro gobierno de España

237. Para los que están convencidos de que la botella es demasiado grande

238. Contra arredrados, arrostrados

239. A un lado y a otro de las rejas, culpables

240. Sobre mujeres, programas e improvisación

241. Hacia la tercera vía, por los caminos de lo virtual

242. Sobre la curva de generación de empleo en el sector de energías renovables

243. Para qué sirven los ingenieros

244. Sobre mellizos, fertilidad y negocio

245. Sobre el uso de tropos y floripondios en política

246. Con el sexo como apaciguador

247. Conviviendo con sistemas de desequilibrio generalizado

248. Sobre gurullos, borras y pebusillas de la Fiesta Nacional

 

249. Por qué no es noticia que un hombre muerda un perro

250. En Chile, los españoles podemos poner más energía

251. Tras las privatizaciones, ¿qué?

252.Sobre la necesidad de encontrar un culpable cuanto antes

253. Entre tanto

254. Sobre lo que cobran ciertos ejecutivos y porqué

255. Sobre indignados, expectativas y opciones

256. Sobre la sociedad emprendedora, sus claves y sus hándicaps

257. Sobre la sociedad emprendedora, sus claves y sus hándicaps (y 2)

258. Sobre la instauración de la democracia en Libia

259. Sobre la ingeniería en la sociedad

260. Bajo la lupa: empresarios y sindicatos

261. Emprende, España: El Manifiesto

262. Ante el predominio de la mediocridad

263. Sobre lo que ven los Príncipes de Asturias

264. Sobre quienes ven los toros desde la barrera

265. Ante la percepción de la muerte

266. Sobre la amnistía de los que apoyaron (y apoyan) a los terroristas

267. Sobre los despilfarros colosales

268. Sobre la necesidad de renovar el banquillo

269. Sobre lo que se echa en falta en la Unión Europea

270. Sobre las formas de salir de un atolladero

271. Ante la necesidad imperiosa de crear empleo

272. Entre las cuentas de la lechera y las del tendero

273. Por razones distintas a las que expone Vargas Llosa

274. Hacia el pluripartidismo parlamentario

275. Por la cara

276. Entre crear empleo o subvencionar al parado

277. Desde lo que creemos saber hacia lo que no podemos ignorar

278. Según sea nuestro margen de albedrío en caso de que el diseño sea inteligente

279. Según sea nuestro margen de albedrío en caso de que el diseño sea inteligente (y 2)

280. Sobre la innovación para crecer: lo sustancial y las zarandajas.

281. Sobre la innovación para crecer: lo sustancial y las zarandajas (y 2)

282. Ante una imprescindible reforma educativa

283. Ante una imprescindible reforma educativa (2)

284. Ante una imprescindible reforma educativa (3)

285. En la jornada de reflexión

286. Sobre los límites a la autonomía universitaria

287. Sobre la victoria del Partido Popular y la paz social

288. Sobre los límites a la autonomía universitaria (y 2)

289. Sobre mercados, márgenes y opciones del Gobierno de Rajoy

290. Sobre personajes imaginarios que pueden venir a cuento

291. Sin culpables, de momento

292. Sobre lo que sabemos del futuro

293. En un universo multidimensional

294. Para ayudar a la comprensión general de los complejos temas políticos

295. En relación con el periodismo ciudadano

296. Entre cobrar por la bolsa o reciclar por la cara

297. Sobre la ordenación del territorio, una experiencia en constante revisión

298. Sobre la Europa de dos aceleraciones, parada y marcha atrás

299. Sobre la importancia de llamarse Ernesto

300. Entre pamemas

301. Sobre el desarrollo compatible contra la avidez de los que más tienen

302. Entre modas, vestidos y desnudos

303. Con algunas ideas para el discurso de Navidad de El Rey

304. Sobre el control de la natalidad

305. Sobre la originalidad

306. Para fieles a la cocina recreativa

307. En la hora de la revisión de los postulados

308. Sobre la responsabilidad penal de las Fundaciones, los Colegios Profesionales y los Partidos políticos

309. Sobre la responsabilidad penal de las Fundaciones, los Colegios Profesionales y los Partidos políticos (y 2)

310. ¿Hacia dónde han ido los optimistas?

311. Sobre los mini-jobs

312. Sobre desarrollo, ejército y ambiente en la Unión Europea

313. Sobre el significado de felicitar la Navidad

314. Por detrás del B20

315. Sin mucha chicha

316. De ahora en adelante: arranca despacio, no cambies bruscamente de marcha y arrímate a la derecha

317. Entre economistas y licenciados en derecho

318. Sobre sentimientos y talantes

319. Sobre lo mucho que necesitamos la poesía

320. Sobre las cosas de familia

321. A espaldas de Doña Manolita

322. Sobre las oportunidades de la vida

323. Sobre las oportunidades de la vida (y 2)

324. Entre inocentes

325. De recortes y sin medidas de estímulo

326. En el inicio del inicio del cambio de paradigma

FIN DE LAS ENTRADAS EN EL BLOG ALSOCAIRE DEL BLOG DE ANGEL ARIAS EN 2011

 

 

 

 

 

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