A punto de terminar el domingo, 27 de febrero de 2022 no puedo menos que registrar, en esta crónica emocionada de una situación que puede significar un cambio sustancial en el equilibrio económico y político mundial, la evolución de los acontecimientos, porque suponen el agravamiento del conflicto.
Los dos hechos más significativos recientes son, por una parte, la defensa de los ucranianos ante la invasión, movilizando a buena parte de sus reservistas y consiguiendo despertar ub profundo espíritu de patriotismo y la solidaridad de la opinión pública europea expresada ésta en multitud de manifestaciones en las calles de las ciudades principales. La actitud valiente y digna del presidente de Ucrania, el respetable cómico Valodomir Zelenski, en el mejor y más duro papel de su vida, ha controbuido a elevar el ánimo de sus compatriotas y atraer la simpatía de todos los amantes de la paz y del derecho.
Kiev resiste. Odesa, también. David está ofreciendo resistencia heroica contra un Goliat matón y fuertemente armado, más poderoso incluso en una guerra convencional. Pero vencer a un contrario correoso, dispuesto a todo, no se llevará a cabo sin desgaste propio, muerte de los soldados que se envióa la invasión, pérdidas económicas sustanciales, críticas y oposición internas.
Por otra parte, el presidente ruso aparece como incapaz de asimilar la resistencia encontrada y amenaza, en el más puro estilo de matón de barrio, con emplear armamento nuclear y no tolerar que Finlandia y Suecia, se adhieran a la OTAN, augurando que tendrá graves consecuencias.
Las medidas contra Rusia alcanzan ahora un máximo nivel, tras las últimas decisiones emanadas de los Estados Unidos, que se va configurando como el contrapeso ideológico y la condena cada vez más dura contra la agresión invasora propiciada por Putin. La mayor parte de las operacione bancarias con Rusia se han congelado, al prohibir con ella las transacciones swift -acuerdos de clearing bancario que permiten disponer de dinero sin necesidad de trasporte físico de divisas-; se han congelado las cuentas em el exterior de Putin y otros oligarcas. La decisión tiene damnificados colaterales, como han puesto de manifiesto personas que venían realizando envíos de divisas a familiares y proveedores en Rusia.
Es, obviamente, muy preocupante que el dictador ruso haya puesto en alerta, como comunicó, su fuerza nuclear. Europa, falta de músculo militar colectivo y con desigual potencia armamentística en sus miembros, observa atónita la escalada de tensión. Suecia y Finlandia han contestado de inmediato a la amenaza del dictador, expresando que son países libres de tomar la decisión que les convenga, sin aceptar imposiciones de terceros.
Pienso, como todos los amantes de orden y la paz, pero también del derecho a la libertad y a la defensa ante quien pretende ultrajarnos o sojuzgarnos, en los ucranianos. Alabo y aplauso la valentía, la gallardía y el honor de su Presidente y equipo de gobiernos, convertidos en comandante en jefe y generales de un ejército, en parte improvisado, de patriotas. Están dspuestos, han dicho, a defender su libertad hasta el final.
No podemos estar impasibles. Si Putin, que imagino tendrá algún asesor sensato que intervenga para detener este despropósito, que ya ha causado miles de mertos y miles de millones de euros en pérdidas económicas, no reconoce que la invasión fue una decisión eqivocada y no retira sus tropas de Ucrania, tenemos segura la tercera guerra mundial.
Para muchos, será la última.