Al socaire

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Paradojas, escisiones, culpas

5 marzo, 2021 By amarias 1 comentario

Se ha convertido en parte importante del espectáculo mediático, señalar las discrepancias entre ministros del Gobierno de España. Podríamos haber imaginado que la coalición de dos facciones políticas con intereses tan contrapuestos -siguiendo la estela de lo vaticinado, justamente, por el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez- acarrearía tensiones internas, supondría noches sin dormir para los partidarios de una u otra ideología (si existiera algo que pudiera llamarse así, al margen de intereses personales) y, como consecuencia, agudizaría el empobrecimiento colectivo que se encuentra en ritmo de crecimiento galopante.

Resulta patético, además de extremadamente peligroso para la estabilidad como país, que en el mismo seno del Gobierno, se encuentren individuos que se  confiesan partidarios de la República como forma idónea de Estado (actitud a la que nada cabe objetar, expresada como posición ideológica personal) y, olvidando su función y obligaciones del cargo, actúen continuamente para zaherir la forma de Estado constitucionalmente vigente, que es la Monarquía. Todo les vale: presuntas omisiones fiscales del Rey de antes, don Juan Carlos; la vacunación en tierra ignota de las hermanas del Rey de ahora, don Felipe Sexto; la presencia de la familia real en cualquier acto o la ausencia de cualquier otro, según les parezca a ellos oportuno o deplorable.

En ese afán destructor, que nace, por supuesto, de la ignorancia y de la falta de visión colectiva, porque se alimenta de la ambición personal y la búsqueda del aplauso de los incondicionales, se pasa por la máquina de triturar, un día sí y otro también, la independencia judicial o la calidad de la enseñanza, y se margina la importancia de la investigación, la necesidad de activar el sector industrial y hasta se sacrifica la ética, al faltar el debate público.

No ignoran quienes así actúan ni, por supuesto, todos cuantos mantienen lúcida capacidad para analizar las consecuencias, que la continua discrepancia de representantes del Gobierno en temas sustanciales, mina, deteriora y perjudica gravemente, la imagen internacional de nuestro país. Ahuyenta inversiones, sirve para poner de manifiesto incapacidades de gestión y coordinación y hace perder oportunidades de todo tipo, a cualquiera de los niveles.

Un fauna variopinta. Ministros de exteriores que vagan por el mundo prodigándose en actuaciones contradictorias, ministros de interior que prefieren contemporizar con asesinos juzgados que con sus víctimas, ministros de universidades que anuncian planes retrógrados sin haber conseguido consenso, ministros de justicia que publicitan supuestos acuerdos de nombramientos para “renovar” el Consejo Superior del Poder Judicial, desmentidos por la realidad de los hechos y por los mismos vicepresidentes del Gobierno, cuando les toca la fibra sensible del desacuerdo corporativo.

Sería normal que, en el fragor político y la justificable diferencia de opiniones sobre cómo abordar un tema sustancial, se transparenten discrepancias entre gobierno y oposición, pero…¿dentro de la coalición de Gobierno?

Provocar manifestaciones y declaraciones contrarias se ha convertido en deporte periodístico por excelencia. Y es muy fácil provocar la discrepancia, porque no existe coordinación ni voluntad de conseguirla entre los miembros del Gobierno.

No son temas con apariencia de cruciales: permisividad o intolerancia en las manifestaciones para celebración del Día de la mujer trabajadora; apoyo o condena a las actuaciones de la policía cuya misión es garantizar el orden y la seguridad frente a energúmenos que les atacan con increíble violencia; oportunidad de leyes en defensa de la elección del género desde temprana edad -como si la naturaleza se pudiera domeñar al antojo de la apetencia personal-; aumento con grave distorsión de la carga de la prueba, de las penas para los sospechosos de relaciones no consentidas; eliminación de las carreras de grado con tres años lectivos sin haber analizado la recuperación de la calidad perdida a los títulos de las categorías superiores de la enseñanza; protección del lobo como especie amenazada en zonas de intensidad ganadera; imposición de límites a los alquileres o incautación de viviendas desocupadas, vulnerando el principio de inviolabilidad de la propiedad privada y obviando que la responsabilidad de generar suficientes viviendas sociales descansa en el gobierno…

No serán, considerados independientemente y contemplados desde la nube de la indolencia y la permisividad, cuestiones que puedan parecer muy graves. Lo son. Por acción y, sobre todo, por omisión. Como decisiones de gobierno -o, simplemente, como apertura de falsos debates sociales- suponen el despilfarro de medios económicos e intelectuales y distraen a la opinión pública. Como omisión de las necesidades de resolver los graves problemas del país, alcanzan una dimensión desgarradora.

Precisamos urgentemente, crear empleo, decidir sobre las medidas de activación económica, mejorar la enseñanza, impulsar la investigación, proteger el nivel sanitario, aumentar el sector industrial, ayudar a los emprendedores, revisar las medidas de protección ambiental, recomponer con visión analítica y seria, el mix energético y la generación de precios para la electricidad, etc.

En esta situación de penuria ideológica y, sobre todo, de generación de propuestas realizables, constructivas, de largo alcance, los debates que ocupan la atención resultan nimios, estériles. No le veo el interés al machacón repaso a los muertos diarios por la Covid, obviando el verdadero problema de acelerar los planes de vacunación, fijando fecha creíble a la inmunidad colectiva. No encuentro ningún valor especial a desmenuzar con bisturí y guantes de goma la actuación -sentimental y económica- de un personaje histórico que nos salvó de otra guerra civil o de la prolongación de una dictadura (¡si hablamos de un par de millones de euros! ¿no es posible parar esa investigación ridícula, que se alimenta en apoyo, dicen de la democracia, cuando se han anulado o tergiversado otras mucho más relevantes en sus efectos reales?).

A punto, según dicen, de doblegar en nuestro país la crisis pandémica que tanto daño moral. económico y sentimental nos ha causado, cuando aún quedan por analizar las razones por las que hemos sido el peor país europeo en resultados, teniendo todavía la incógnita del momento en que alcanzaremos la suficiente cobertura en vacunación para llegar a esa “inmunidad de rebaño”, ¿no deberíamos conocer las líneas maestras del plan de recuperación económica? ¿o se dejará todo a la improvisación, y a la esperanza de que la activación llegue, mágicamente, de la mano de los sectores de restauración y hotelero, dañados duramente por años de total inactividad?

Publicado en: Actualidad Etiquetado como: actividad, Cataluña, covid, discrepancias ministeriales, fuerzas de seguridad, orden, recuperación económica, Rey de antes

El sector Defensa como vía eficiente para crear actividad y empleo (1)

5 junio, 2019 By amarias Deja un comentario

 

Mientras oigo los tambores y timbales que, ora preludian nuevas elecciones generales, ora anuncian la inmediata investidura del atleta Sánchez, me pregunto si nuestros representantes políticos, además de esforzarse por tomar posiciones que les garanticen un salario apetitoso en los próximos cuatro años, van teniendo más clara la manera de poner letra y música al objetivo de crear actividad y empleo para todos los demás, que debería estar en la parte más alta de las tareas que tendrían que asumir las Cámaras.

La tarea es compleja y no puede dejarse a la improvisación, ni a la coyuntura internacional ni, mucho menos, al azar. Porque aunque parezcan existir fuerzas misteriosas que sostienen la economía, los devotos de la disciplina sabemos, aunque no siempre se nos quiera escuchar, que esto no es así: el futuro se trabaja con tiempo, y confiar en que los demás nos ayuden a sacar nuestras castañas del fuego (si no es para darse un atracón con ellas) es un ejercicio de ilusos, máxime en este momento de la coyuntura en el que los Estados de mayor tamaño están ocupando sin remilgo alguno las mejores posiciones frente a la perola del concierto económico mundial.

Me quiero salir de los tópicos, en lo posible. Doy por supuesto que necesitamos una reforma educativa, elevar el nivel medio de la enseñanza media y, sobre todo, de la universitaria, y resolver de una vez por todas la cuestión de la formación dual, convenciendo de paso al personal joven de que hay empleo y satisfacción en muchas profesiones que no exigen pasar por la Universidad, que, por si no lo saben, no garantiza ni el primero ni la segunda.

Doy por supuesto que necesitamos la activación de los centros de investigación, analizar su coordinación, proponer vías efectivas de colaboración público-privada y dotar de becas y buenos salarios para que no se nos vaya la excelencia por la puerta de la emigración despechada.

Y, en fin, antes de entrar en la harina que promete el título de este comentario, advierto a quien quiera escuchar, que el sostenimiento y, en su caso, la mejora del estado de alto bienestar en el que nos encontramos, obliga a serios planteamientos de impulso empresarial. Porque con subvenciones no sostendremos el edificio: hay que crear actividad empresarial de éxito, apoyar a las iniciativas privadas en sectores clave y, desde luego, activar la inversión en infraestructuras y mejora o reforma de las existentes. Todo ello con señales claras al inversor (presente y futuro) de que su esfuerzo es valorado social y políticamente.

El conocimiento preciso de los recursos y posibilidades del país, en cada uno de los sectores -fortalezas y debilidades- es elemento sustancial para perfilar con garantías las líneas de futuro. No podemos ignorar, desde luego, que España forma parte de una estructura superior, la Unión Europea, con la que le unen lazos importantes y,, seguramente, duraderos. Pero no podemos lanzarnos sin ninguna reserva en brazos que califiquemos como amigos, pues los intereses particulares prevalecerán siempre que entren en conflicto con los generales.

La Industria de Defensa ha celebrado en Madrid, entre los días 29 y 31 de mayo de 2019, la FEINDEF, presentada como International Defence and Security Exhibition. Ha sido una oportunidad excelente para calibrar el nivel de nuestra industria de Defensa, sus perspectivas y conseguir algunos elementos de referencia para su comparación internacional.

La Base Industrial y Tecnológica de Defensa (BITD) española, según información que recogí en la Feria, representa una facturación ligeramente superior a los 6.000 Mill. de euros (aproximadamente, el 4,4% del PIB interior bruto de la industria manufacturera nacional (aquella industria que se ocupa de transformar materias primas -sector primario de la economía- en productos y bienes listos para la distribución o el consumo)

El dato en sí no es para tirar cohetes. El sector industrial español necesita un fortalecimiento. Con un 16% en 2018 la aportación al PIB nacional (que en 2018 se cifró en 1,2 billones de euros) no consigue acercarse a la recomendación del Consejo de la UE (el 20%) y cada vez está más lejos de la de Alemania (28% y 3,4 billones de euros de PIB nacional).

(seguirá)


Una hembra de gorrión alimenta a su cría, ya talludita y volantera, pero que permanece vinculada a la sobrealimentación que le proporcionan sus progenitores.

El final de primavera proporciona al observador ornitológica una gran variedad de escenas que no es posible encontrar en otras épocas del año. En primer lugar, porque la existencia del nido -en donde son incubados los huevos y luego alimentados los polluelos hasta que alcanzan suficiente autonomía para abandonarlo-, determina un lugar fijo al que acuden regularmente los progenitores y, con discreción, permite al curioso obtener una información sobre el comportamiento de padres e hijos, pautas de alimentación y, si posee una cámara adecuada, conseguir fotografías claras sobre la morfología de las aves adultas, tanto del macho como de la hembra (en el caso, que es habitual, en que ambos progenitores alimenten a la camada).

En segundo lugar, esta época del año es pródiga en actividad y es más frecuente encontrar aves que es imposible ver el resto del año, bien porque son migrantes que solo acuden a nuestro territorio para anidar, o porque la necesidad de alimentar más bocas les obliga a estar más cerca de las fuentes de alimentación y exponerse más.

 

 

 

Publicado en: Actualidad, Defensa, Economía, Industria Etiquetado como: actividad, defensa, FEINDEF, industria, PIB

Cuento de primavera: Atasco en la sala

27 abril, 2014 By amarias Deja un comentario

Era su primer destino, y el que se tratara de un poblachón de pocos habitantes, perdido en la geografía, no le importaba. Sentado en el sillón que le correspondía de la sala de vistas -un cuarto con apenas dos hileras de sillas, con un retrato añejo del Presidente colgando torcido de la pared frontal- contemplaba el paisaje. Un campo de ortigas, junto al cementerio.

El secretario del Juzgado entró, sonriente. Le alargó una mano grande, desde una masa carnosa corpulenta.

-Perdona, Ilustrísima. Bienvenido. No me habían comunicado que vendrías hoy; te esperábamos para pasado mañana.

-He preferido incorporarme hoy, para ver los asuntos pendientes -aclaró el joven-. Me gusta empezar la semana sabiendo lo que voy a encontrarme.

-¿Asuntos pendientes? -el Secretario aparentó cara de extrañeza- Este Juzgado es de lo más tranquilo. Desde que se fue el anterior Juez, hace ya tres años, las demandas las lleva el Juzgado de Cobaleda.

El Secretario era un hombre mayor, de talante jovial, despreocupado. El joven juez se había levantado del sillón al verlo entrar y había avanzado unos pasos hacia él, para estrecharle la mano. Acababa de cumplir veintiséis años, estaba soltero, y cuanto conocía de la vida lo había aprendido de los libros. Su rostro pálido y lampiño, sus gafas gruesas de miope y la chaqueta de tres botones completaban su aspecto necesitado de mejores cuidados.

-Te invito a tomar algo, y te explico los detalles -continuó el que acababa de llegar; llevaba la camisa abierta, por la que asomaba una cadena de oro en la que el joven creyó identificar un símbolo fálico-. Así, además, llamamos al oficial y lo conoces también.

-¿No será mejor quedarnos aquí, en mi despacho? -replicó, en un tono demasiado severo-. No he podido entrar, porque la puerta está cerrada, pero supongo que Vd. tendrá la llave.

-¿La llave? -el Secretario manipulaba en exceso, utilizando cada palabra como pretexto para mover las aspas de sus brazos-. Debería estar en el cajetín de la entrada. Pone: “Despensa”.

-¿Despensa? -se sorprendió el juez. Aunque aquél era su primer destino y los cinco años de preparación para la oposición a judicatura, que había obtenido a la segunda, habían sido intensos, no por ello carecía de capacidad de asombro. La pregunta le surgió, espontánea, porque, en realidad, había creído entender “dispensa”.

-Es una forma de llamarlo. Como no está ocupado desde hace tiempo, se ha venido usando como almacén. -aclaró el otro- El juez de Cobaleda hace algunos meses que no pasa por aquí, si le soy sincero.

-Me gustaría ver ahora el que va a ser mi despacho. Habrá que quitar todos los trastos que se hayan acumulado en él -replicó el joven, con disgusto; y, saliendo de la sala de vistas, se dirigió a la entrada de las dependencias, donde esperaba coger la llave. El Juzgado estaba en un segundo piso del edificio, y llegaba un olor a potaje de berzas desde la escalera.

-Lo siento, pero no puede. Al entrar aquí, he visto la puerta abierta y lo primero que hice fue mirar en el cajetín. No estaba la llave -al Juez le pareció que el Secretario estaba nervioso.-

-No entiendo. ¿Quién pudo llevarla, y por qué? -el joven empezaba a incomodarse; había algo en el aspecto del Secretario que no le gustaba; demasiado grande, demasiado altivo; demasiado distante. Seguro que no era Secretario por oposición; no le extrañaría que hubiese adquirido la función de responsable de la Secretaría por ser el oficial más antiguo. Claro que… en un Juzgado tan pequeño…

-Debió de cogerla el oficial, sabiendo que Vd. vendría el lunes, para tenerlo todo limpio y ordenado.

En el pasillo, pasaron forzosamente por delante de la puerta con el letrero, en el que se leía: “Sr. Juez” y, de forma instintiva, impulsiva, Pedro Pertuncho, el juez de Primera Instancia e Instrucción del Juzgado nº 1 de Robertillos del Condado, dio un empujón a la hoja de madera. No sabría decir porqué lo hizo. Tal vez, por secreta rabia, por incredulidad presunta, por quién sabe qué instinto doloso, aflorado sobre miles de páginas de lecturas de libros y libros de procesal, de civil, de derecho criminal, de filosofía del derecho.

La puerta se abrió con el golpe. Con asombro imposible de valorar, S. Sª el juez Pertuncho vio aparecer ante sí un inmenso montón de legajos, amontonados de cualquier manera, dispersos al azar por el suelo y por las estanterías, repartidos en paquetes de indescriptible factura sobre la mesa, y hojas, cientos de hojas de papel, algunas comidas ya por los ratones, las cucarachas y las termitas, alfombrando el suelo.

Con el aire que circuló desde la puerta a la ventana, aquella pirámide de inmundicia tuvo un momento fugaz de vitalidad, un soplo de frescor. Algunos papeles se levantaron tenuemente, y volvieron a caer con delicadeza, sobre el mismo lugar en el que se habían acostumbrado a yacer.

-Pensaba haberlo retirado hoy -se excusó el Secretario, que se quedó, rígido, a la puerta-. He traído la furgoneta. No queríamos causarle mala impresión.

Pedro Pertuncho comprendió que su primer trabajo como juez no iba a ser sencillo. No supo qué decir.

(Esperemos al lunes, a ver qué pasa.)

FIN

Publicado en: Cuentos y otras creaciones literarias Etiquetado como: actividad, atasco, cuento, cuento de primavera, instrucción, judicial, juez, magistrado, primera instancia, Secretario

Cuento de primavera: Empleo encuentra compañía

20 marzo, 2014 By amarias Deja un comentario

El equipo de investigación, formado por una excelente combinación de expertos internacionales y locales, entregó, en el plazo acordado, el informe que se le había encargado. Su título era, por demás, significativo respecto al objetivo que se pretendía y que debería ser convenientemente glosado en la propuesta : “Plan estratégico para generación de empleo en el país de Valgamediós”.

Para su presentación pública, habían sido convocados en el Hotel Pritz, en la capital del mirífico país, representantes de los más diversos estamentos. La sala estaba llena.

Junto a ministros, empresarios, profesores universitarios, jueces, banqueros, periodistas, se sentaban, en lo que se había denominado modestamente “desayuno informativo”, destacados miembros de la sociedad civil, elegidos por sorteo: amas de casa, parados, jubilados, políticos, religiosos, enfermos  de larga duración, ecologistas, y hasta eran distinguibles, por su color y fachenda, un inmigrante clandestino y un pobre de solemnidad, incorporados en el último momento como nota aún más exótica.

La Dra. Cristopherinda Krubber, PhD. en Sociología y Desarrollo Corporativo (Soziologie und korporative Entwicklung), MSc. en Optimización de Recursos Ociosos por la Universidad de Cowford, se encargó de hacer la exposición del Resumen Ejecutivo del Informe, seguido con el obvio interés por el público asistente. Se había también previsto la trasmisión por internet (hash-tag #Jobcreation), aunque, lamentablemente, la instalación dejó de funcionar a los pocos instantes de iniciada la transmisión, por causas que se están investigando.

“Hemos analizado todas -bueno, casi todas- las posibilidades de creación de empleo para un país de tamaño medio, como Valgamediós, y comparádolas con las de un país de tamaño adecuado, es decir, grande. Desgraciadamente, no se cumplen las condiciones necesarias para emularlos. Valgamediós no tiene la masa crítica ni en empresas, ni en empresarios, ni en capital, ni en técnicos, ni en investigadores, ni en ganas, para poder competir con los países más desarrollados, teniendo en cuenta, además, que la tecnología avanza a un ritmo exponencial. -dijo la Dra. Krubber, mientras en la sala se oía el ruido de las cucharillas de batir el café y del delicado masticar de los pastelillos con crema y bocaditos de jamón york que se habían dispuesto en el centro de cada mesa.

“Lamento no tener un proyector para ilustrarles sobre esta idea -se excusó la dama, que utilizaba gafas de concha y llevaba un collar de perlas artificiales sobre un sueter demasiado apretado para su corpulenta factura.

“El equipo de expertos, que me he honrado en presidir, ha establecido como primera y fundamental conclusión, que, aunque se empezara ahora mismo a tratar de cubrir el gap existente con los países avanzados y el crecimiento fuera exponencial, no se les alcanzaría jamás -al menos, en un tiempo finito-, ya que ellos están a un nivel demasiado alto y como sus descubrimientos también avanzan exponencialmente, la distancia tecnológica con ellos es cada vez mayor.”

Hubo un movimiento de intranquilidad en la sala, debido a que uno de los asistentes recibió una llamada al móvil, que se había olvidado cambiar a “modo avión”. Se le oyó decir: “Te llamo luego. Estoy en una reunión”, antes de apagarlo.

La Dra. Krubber se quitó las gafas, para enfatizar mejor, y las mantuvo en su mano izquierda como ariete simbólico.

“El comité ha estudiado, por supuesto, las posibilidades de generar empleo verde. Sin embargo, al comparar la creación de empleo que se obtendría en Valgamediós por empresas que se dedicaran al cuidado y protección ambiental, presionando desde la legislación y las multas a infractores ecológicos, así como a la implantación de tecnologías de las llamadas “Green”, el efecto conjunto, sería la generación neta de desempleo, pues la incorporación de las externalidades ambientales a los costes internos de las empresas, causaría, en una buena parte de ellas, su inviabilidad. A este fenómeno hemos dedicado el capítulo de “desempleo verde”, que es obra personal del experto en paradojas, Dr. Andreas Cipote…perdón, Dr. Capirote.

Los asistentes habían sido invitados a realizar preguntas por escrito a la ponente y algunos -profesores universitarios en especial- garabateaban frenéticamente en las hojas preparadas al efecto, demandando a las azafatas que recogieran sus intervenciones, deseando en secreto que fueran seleccionados por el moderador para exponerlas de viva voz, ya que eso les daría visibilidad posterior para ser convocados a otros debates y mejorar su currículum académico.

“Muy interesante, y con esto ya termino -carraspeó la conferenciante- ha sido el estudio de la opción de generar empleo en el sector armamento. Es, sin duda, la propuesta más esperanzadora. Por una parte, el diseño y fabricación de armas, no importa su nivel de sofisticación, ayudaría a crear empleos en Valgamediós y podrían ser exportadas a países con un nivel de desarrollo aún inferior, y, muy especialmente, a aquellas zonas en las que existen conflictos bélicos, que, dicho sea de paso, no creemos factible provocar desde un país como éste, aunque se puede conseguir ayuda de algún otro más grande, en condiciones a analizar que se salen del marco de este informe.

En la sala se había creado real expectación, pues había entrado un equipo de televisión y estaba enfocando a las mesas sucesivamente

“Por otra parte, si se llegara a participar directamente en un conflicto armado, y hubiera bajas propias, los huecos generados podrían ser cubiertos por los que aún estuvieran vivos, que se incorporarían de esta forma inmediata al mundo laboral.

Se habían acabado los pastelillos de crema y en algunas mesas se reclamó por la escasez de las vituallas, impropias de un hotel de tal categoría. Sin esperar al debate, los asistentes que pertenecían a los principales sectores económicos y sociales de Valgamediós, salieron de la sala, ya que tenían programadas reuniones de trabajo.

“La mesa ha recibido muchas preguntas escritas, y no habrá, por desgracia, tiempo para formularlas a la ponente, pero podrán hacerlo a la dirección de correo electrónico que se les proporcionará a la salida.

Un tipo con cara de estar de vuelta de muchas cosas, y que estaba escuchando de pie la disertación, preguntó con voz potente, como quien hace música a capela:

-¿Alguien de ese grupo de expertos se molestó en analizar a dónde queremos ir en Valgamediós? ¿Solo se puede ser feliz si se tiene trabajo?

El silencio creado pareció a algunos una respuesta.

FIN

 

 

Publicado en: Cuentos y otras creaciones literarias, Sin categoría Etiquetado como: actividad, cuento, cuento de primavera, defensa, desempleo, ecología, empleo, verde

Cuento de invierno: El pueblo que perdió la cabeza

28 febrero, 2014 By amarias Deja un comentario

Esta Historia que voy a contar es muy peculiar, y, como todos los cuentos, cobra su sentido si se es capaz de extraer la moraleja que, en este caso, voy a confiar a la inteligencia del lector.

Erase una vez un pueblo formado por gentes orgullosas, independientes y excepcionalmente capaces. Por supuesto, no eran esas las cualidades que les eran atribuidas a sus habitantes por los vecinos, que los consideraban, en general, petulantes, calzonazos y bastante brutos.

Pero no estoy escribiendo esto para que enzarzarme en una discusión estéril acerca de quién es el pueblo más digno de atención principal por parte de quienes se dedicarán, pasados unos cuantos siglos, a analizar los móviles por los que las regiones se empeñan en guerrear, como los machos de los caprínidos y otras especies animales se dan, cuando entran en celo, impresionantes testarazos sin importarles las consecuencias;  éstos, con el objetivo de que sus genes se transmitan a las nuevas generaciones, aquellas, pretendiendo, aunque no lo expresen así, llamar la atención de la Historia para dejarla preñada con la semilla de su despreciable egoísmo.

Aquel pueblo con tan loables características, concibió la idea, en principio, plausible, de que todos sus habitantes podrían tener la llave de la caja en donde guardaban los artilugios que proporcionaban el máximo bienestar.  Fue una revolución cultural sin precedentes.  Como el tiempo de la existencia humana es limitado, los maestros, de cualquier disciplina y condición, se afanaban en reducir los mensajes que proporcionaban la sabiduría a su quintaesencia.

-No tenemos tiempo para explicar los fundamentos, por lo que nos atendremos solo a conocer las consecuencias -era la frase más utilizada por los maestros.

Los alumnos aprendían así, rápidamente, a utilizar los aparatos, por complicados que fueran y, en lo tocante a la filosofía, -al menos, los más avanzados de entre ellos- conocían las frases que resumían el saber más atractivo de los grandes pensadores, pero eran incapaces (no se les había enseñado, por falta de tiempo) de deducir el porqué de tales consecuencias.

No importaba si se trataba de las Universidades, las escuelas de grado medio o inferior, los talleres de los más variados oficios y beneficios, los alumnos, atraídos por el sabor de conocer los para qués pero sin ganas de aprender los porqués ni preocupados lo más mínimo por los cómos, obtenían títulos y diplomas de mucho empaque que demostraban su capacitación para manejar los artilugios de la caja del bienestar.

Durante algún tiempo, la felicidad fue máxima. Los jóvenes acudían a los centros que les daban, después de diversas pruebas y exámenes relativamente simples, el carnet de manipuladores de la ciencia. Los mayores, que habían sido educados en otra teoría, podían reparar algunos de los artilugios, porque sabían cómo estaban hechos.

Pero llegó un tiempo en que los mayores murieron o fueron jubilados y los artilugios más atractivos para la población ya no se fabricaban en aquel pueblo, en el que los jóvenes seguían siendo educados para manejarlos, pero no para saber cómo se hacían.

Por fin, un día, alguien se puso a analizar lo que estaba pasando. Había estado viviendo en el extranjero y tenía, por ello, una cierta capacidad para observar las cosas desde fuera, aunque le tocaban muy de cerca, porque conservaba las fibras sensibles suficientes de amor a su tierra.

Y reunió a los que pudo convencer y les explicó su teoría:

-Me parece que en algún momento nuestro pueblo ha perdido la cabeza. Porque aquí todo el mundo está preparado, al menos en teoría, para dirigir y conducir, pero no hay apenas quienes conozcan de forma suficiente cómo hacer las cosas, de qué están hechos los aparatos que utilizamos, cuáles son las razones por las que creemos en unas cosas y despreciamos otras.

Le escucharon con cierta atención, y uno de los que estaban presentes, sin poder contenerse, preguntó:

-Sí, eso está muy bien. Pero , ¿qué podemos hacer?

El que había estado viviendo fuera se le quedó mirando, sin saber qué decir. O, mejor dicho, sin encontrar las palabras adecuadas.

FIN

 

Publicado en: Cuentos y otras creaciones literarias Etiquetado como: actividad, aparato, artilugio, cuento, cuento de invierno, educación, escuela, extranjero, formación, ignorancia, saber

Un Cuento real: La jubilación activa de los autónomos

5 noviembre, 2013 By amarias2013 11 comentarios

A quien pueda interesar, esta es la situación actual, a partir del 17 de marzo de 2013:

Si Vd. es autónomo y ha llegado a la edad de jubilación:

Si desea mantener su actividad como profesional, debe seguir dado de alta como autónomo, pasando a cotizar al mínimo correspondiente a Contingencias Comunes (IT).

Para trabajadores con 65 años de edad y 38 años y 6 meses de cotización ó 67 años de edad y 37 años de cotización este tipo es del : 3,3% ó 2,8%, si está acogido al sistema de protección por cese de actividad.

Por tanto, si está en la base de cotización máxima, que es de 1.888,8 euros, y no estando acogido al sistema de protección por cese de actividad, le correspondería pagar: 62,33 euros.

A partir del mismo momento en que alcance la edad legal de jubilación, puede empezar a cobrar el 50% de la pensión que le corresponda (determinado según la Base reguladora que le proporcionará en cualquier oficina de la SS, y que dependerá de sus cotizaciones anteriores y de que esté o no casado, y de los hijos a su cargo).

No importará que Vd. facture poco o mucho como autónomo, puesto que para estos profesionales, mientras se mantengan en esta situación, solo se les abonará el 50% de la Base reguladora.

Publicado en: Economía, Empresa, Sociedad Etiquetado como: actividad, autónomo, cese, cuota, edad, jubilación, jubilación activa, mínimo, protección, seguridad social, trabajo

Escaparates de Ideas (3)

25 marzo, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

Una de las creaciones perversas de la economía de mercado es la elevación del emprendedor a ente con características mitológicas. Esta figura, desconocida como tal hasta hace un par de décadas, es ensalzada con pastosa veneración por las Administraciones y sus características defendidas con ardor -conscientes de las dificultades de supervivencia de la especie- por quienes están metidos en el fango por haberse creído llamados a representarla.

Las noticias que han venido de Norteamérica relativas a las excelencias de leche y miel de los terrenos de la inventiva, ha generado un impulso de imitación en estas tierras áridas que ha provocado no pocos descalabros. Se pretende estimular, como si se tratara de un reto personal de demostración de excelencia, a que el mayor número de ciudadanos asuman esa posición peligrosa, sin tener preparación y, lo que es aún peor, sin tener la idea.

Porque, en realidad, para ser emprendedor basta con tener una sola idea. Y para triunfar con ella como empresario, esa idea tiene que ser buena.

Siguiendo con el esquema de esta serie de Comentarios, enumero algunas de las ideas que, en mi opinión, y bajo mi exclusiva responsabilidad, pueden ser el vivero donde los futuros emprendedores recojan la suya.

Están agrupadas en tres líneas de acción que se pueden catalogar de evidentes, pues se refieren a los órdenes básicos de la vida. Suponen el objetivo de cubrir de forma óptima las necesidades corporales -alimentación, cobijo, sanidad, etc.-, las  que podríamos calificar de espirituales -educación y formación, diversión y empleo del tiempo de ocio, lectura y manifestaciones artísticas y creativas en general, comunicación, etc- , y las de sustitución de los recursos utilizados, potenciando alternativas  -ambiente, sustentabilidad, infraestructuras, ayuda al desarrollo, etc.

Hago una reflexión previa. Las nuevas tecnologías de comunicación (tics) han abierto un peligroso espejismo, del que podríamos haber estado curados pues hemos vivido un adelanto con la aparición de la informática. Esto es así, porque la incorporación de una nueva tecnología a los procesos de producción existentes agota muy rápidamente las posibilidades de mejora: es el efecto elefante en la cacharrería, o mejor, del niño que se enfrenta a un escaparate de apetitosos pasteles; comerá un par de ellos y estropeará una buena parte de los restantes, antes de encontrarse saciado y molesto.

Las tics, por sí mismas, están generando desempleo; también lo generaron, en su ámbito, las mejoras de tratamiento de información que supusieron los ordenadores cada vez más potentes y con programas persistentemente más cómodos de usar y más eficientes; perdieron su puesto miles de perforistas, de encargados de mantenimiento de los aparatos, de programadores, de informáticos.  Miles de personas aprendieron lenguajes y programaciones que quedaron inútiles en poco tiempo.

Por ello, y como ya he expuesto en otros trabajos, la necesidad de generar empleo a corto plazo no debe olvidarnos cumplir un objetivo a largo plazo: la cantidad de “trabajo humano” disponible disminuirá y hay que replantearse las formas de distribuir los beneficios de producción entre la población con jornadas menores y premiando la eficiencia con criterios de objetividad.

(continuará)

Publicado en: Economía, Empresa, Sociedad Etiquetado como: actividad, empleo, emprendedor, empresario, imitación, Sillicon Valley, tecnología, tics

Reservas de actividad para ingenieros

18 enero, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

El debate previo sobre la Ley de Servicios Profesionales, que pretende regular, entre otros aspectos, el ejercicio de la ingeniería en España, concentra una parte de las discrepancias en lo que serán las “reservas de actividad” para las ingenierías de este país.

La discusión ha sido propiciada con torpes argumentos y en un momento bastante inoportuno, pero es necesario clarificar lo que se ha convertido en materia de litigio entre las ingenierías y motivo de confusión generalizada, cuando no de intereses oscuros por mantener esferas de poder y control.

Aunque la titulación de ingeniero estuvo, en sus orígenes (siglo XVIII), muy vinculada a las actividades bélicas, evolucionó rápidamente, diversificándose las titulaciones, en la brillante ocupación de presentar la batalla por mejorar las condiciones de la subsistencia colectiva.

La actitividad dominante de la práctica totalidad de los que tienen la titulación de ingenieros -existen diez ramas de ingeniería en España-, y ejercen la profesión tiene que ver con las muy diferentes formas de progreso y mejora de la calidad de vida. Desgraciadamente para el buen desarrollo de este país, hay un gran número de ingenieros titulados que no ejercen la profesión, porque no tiene demanda lo que han estudiado.

La confusión respecto a lo que debe ser un ingeniero está anclada en la falta de conocimiento, no solo de lo que se estudia en las Escuelas y Universidades, sino de la falta de uniformidad de criterios, en la sociedad y en los centros de formación, de para qué sirve o debe servir hoy un ingeniero.

Y hay que clarificar este punto, porque las necesidades a cubrir por los ingenieros son diferentes a las que les ocuparon hace siglos, incluso hace un par de décadas. Pero siguen estando directamente ligadas a la capacidad de desarrollo de un país. Un país que consigue formar y mantener una élite de buenos ingenieros tiene ancladas sus perspectivas en un futuro más favorable.

En realidad, el concepto central de ingeniero no ha cambiado. Ingenieros fueron, durante siglos, todos los que sabían hacer algo útil muy bien, vinieran de donde vinieran, con título en Salamanca o capacidad adquirida en Vitigudino. (1)

La cuestión de las reservas de actividad para las distintas ingenierías es un tema capital para la supervivencia de los Colegios profesionales, aunque, sobre todo, lo es para el avance de la sociedad en su conjunto. No se debe caer en la defensa a ultranza de parcelas de poder sin sentido. Los ingenieros, con buena formación básica, pueden entender y proyectar múltiples instalaciones y equipos. En absoluto cabe adscribir, siendo leal, a una ingeniería concreta ese saber hacer “básico”: la concepción de una instalación eléctrica, realizar un cálculo estructural, dirigir una fábrica metalúrgica, proyectar un camino, entender un circuito electrónico o programar un equipo, por enumerar unas cuantas actividades de todas las que pueden -o deberían, desde luego- ser realizadas con solvencia por cualquier ingeniero, con una formación de cinco o seis años en cualquier Escuela.

La reserva de actividad debe limitarse a aquello que exige una tecnología y experiencia profesional elevada. Y aquí viene el problema, que hay que saber resolver: los ingenieros recién licenciados, no importa en qué ingeniería, no están capacitados para resolver por sí mismos problemas prácticos complejos -no porque sean incapaces, sino por los avances tecnológicos-. Necesitan seguir formándose, integrarse en equipos que tengan ya esa competencia, acreditar con el paso del tiempo y el conocimiento de proyectos similares, en los que -por qué no- acabarán aportando su propia creatividad- …

La reserva de actividad para las ingenierías tiene que estar vinculada a la formación posterior de los ingenieros y al control de esa experiencia. Los Colegios profesionales tienen, aquí, mucho que decir. Además de discutir, entre ellos, qué parcela de la ingeniería pretenden arrimar a su control; pero, sin olvidar, por favor, que se trata de hacer las cosas bien, no de mentir que se están haciendo bien o prometer que se sabrá hacerlas si llega el caso.

—

1) Los ingenieros hicieron casas, castillos, puentes y caminos, que aguantaron siglos, aunque también sabían cómo destruirlos en un par de horas, colocando explosivos en los sitios justos; construyeron catapultas, accionaron mecanismos, fundieron sables o fusiles, y perfeccionaron procedimientos y materiales  para consegir que se hicieran más resistentes; imaginaron barcos, siempre más grandes, con capacidad para resistir fuertes embates marinos, y, con celo incuestionable,los dotaron de motores y cañones que los convertían en inexpugnables, salvo si el enemigo -a salvo de caprichos de la naturaleza- dispusiera de una flota superior.

No quedó ahí la cuestión. Ingenieros eran los que imaginaron e hicieron realidad que pesados cuerpos volaran, y supieron hacerlos muy manejables, para transportar personas, materiales, equipos y, en tiempos de guerra, soldados, tanques o bombas; ingenieros eran llamados quienes sacaban del interior de la Tierra materiales de enorme utilidad para calentarse, cocinar, fundir otras piedras, hacer edificios más altos, carreteras y puentes más grrandes, curar enfermedades muy mortíferas.

Fueron llamados ingenieros los que supieron cómo hacer que las tierras fueran agrícolamente más productivas, idearon sistemas de regadío, supieron cómo purificar el agua o desalarla; ingenieros los que repoblaron montes, seleccionaron especies; ingenieros los que idearon sistemas de comunicación entre personas muy distantes, o crearon artilugios para reproducir voces, difundir ideas, ver imágenes transmitidas por el aire y captadas por sensores misteriosos para la mayoría de los usuarios.

Publicado en: Ingeniería, Uncategorized Etiquetado como: actividad, colegios profesionales, competencias, ingenieria, Leyde Servicios profesionales, litigios, reserva, responsabilidad

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