Al socaire

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Solo, sola, solos

31 marzo, 2016 By amarias Dejar un comentario

La sensación de sentirse solo, desanimado, inapetente para buscar relación con los demás o frustrado por su comportamiento es una cosa y estar solo, otra.

Para lo primero, los psicólogos y siquiatras se aprestarán a proponer soluciones. Seguro que habrá consejos y pastillas. Además, en la inmensa mayoría de los casos, al cabo de un tiempo, con o sin tratamiento, la sensación desaparecerá.

Lo segundo, estar solo, es un estado. Es la realidad a la que nos conduce, sin que pongamos remedio, nuestro comportamiento colectivo.

Las causas son, posiblemente, múltiples. En primer lugar, nos hemos acostumbrado a no ver al otro. Tenemos puestas las gafas de no distinguir prácticamente, a nadie. Al caminar por cualquier calle de la ciudad, acudir a no importa qué acto o espectáculo, nos cruzaremos o compartiremos algún tiempo con cientos y hasta puede que miles de individuos a los que, cierto, con alta probabilidad no conocemos de nada, pero, con aún mayor certeza, no tendrán la menor curiosidad hacia nosotros. Ni nosotros por ellos. Pasaremos de largo sin mirarnos.

En segundo lugar, porque nuestro subconsciente tiene colocadas alarmas para protegernos de la convicción de que el conocimiento del otro es una molestia. Porque, a priori, es aburrido, inane, o seguramente estará enfermo, o nos presentará alguna necesidad o, aún peor, nos causará un problema. Salvo que sea presentado por alguien superior o busquemos egoistamente interesarlo para nuestra causa, la experiencia nos dicta que si no pertenece a nuestro círculo, tiene al menos nuestro poder adquisitivo, viste y calza como nosotros y si no se comporta o actúa como tenemos establecido grupalmente que debe ser correcto, ignoraremos su existencia. Lo que no quiere decir tampoco que, si cumple con tales condiciones, lo apreciemos por ello y le abramos la puerta. Es, en cualquier caso, un competidor -por el espacio, la mercancía, el posible afecto- y, lo mejor que se puede hacer frente a él, es mantenerlo a raya en el incógnito.

En tercer lugar, porque hemos llegado a la convicción interna de que ni siquiera nuestros iguales merecen atención, sino dosis de recelo. La proximidad al otro permitirá que descubra nuestras debilidades y nos hará más vulnerables. Incluso nos rodeamos de gases y parapetos de ocultación frente a la familia, los amigos, y, desde luego, así nos cuidamos de los compañeros de trabajo. Pocos detalles del yo, y lo más frívolos y triviales posible. Férrea cerrazón, para que nadie pueda comprometer nuestra intimidad y puerta de atrás abierta para escapar a la primera.

En cuarto lugar, porque ni buscamos ni se nos presentan ocasiones para romper el estado de soledad, y, si suceden, no sabríamos cómo interactuar. Ya podemos encontrarnos en el espectáculo más concurrido del mundo, con decenas de miles de individuos que, como nosotros, saltarán, vocearán, verán, oirán y, al final, aplaudirán, pero solo estaríamos actuando dentro del estado común de soledad. Incluso, después de ver la película, asistido a la representación política, finalizado el partido de fútbol o acabada la ceremonia religiosa, y aunque hayamos ido con amigos, nos despediremos, tal vez después de tomar una copa o el aperitivo, pero sin intercambiar más que unas pocas palabras. Ya se sabe, nos conocemos desde chiquillos, ¿qué más se puede decir?.

Las redes sociales no solo no son un escape a ese estar en soledad, sino que agudizan el diagnóstico. Podemos disponer de cientos de amigos, incluso miles, en las redes sociales. Es fácil atiborrar la cartera de perfiles ajenos. En consecuencia, nuestro ámbito virtual puede aparentar una intensa actividad, y ocupar gran parte de nuestro estado de soledad.

No negaré que cada día se pueda sentir el destello efímero de satisfacción o la somera felicidad sin consecuencias al cosechar varios decenas de “megusta” e inexpresivos emoticones convencionales de simpatía y cariño. Será aún más emocionante que algunos de nuestros contactos se hayan esforzado al escribirnos que les parece Guay, Magnífico, o Comomola,  cualquier paparrucha ajena que hayamos compartido o el Buenos días de primera hora. Ese será todo el poso de las manifestaciones de complicidad, la esencia de los deseos de compartir felicidad que podemos encontrar, tan pródigamente, en el mundo virtual.

Estamos, pues, solos. Queremos estar solos. Como la hormiga león en su covacha, esperamos que alguien se ponga a nuestro alcance, pero no salimos de ella. Nos quejamos del aislamiento en que vive la sociedad, pero no hacemos nada por abrir la ventana.

No es fácil romper el estado de soledad. Es sólido y generalizado. No hay fármacos, ni leyes, ni recomendaciones, ni consejos. Habrá que difundir actitudes.

Quiero que me mires, que te intereses de verdad por mí, que me atiendas y escuches. Por eso, ante todo, quiero saber cómo eres, qué te preocupa, qué quieres.

Quiero que dialoguemos, que interactuemos, que construyamos juntos, que nos conozcamos. Quiero que tú, como yo, como él, no estemos solos. Haz tuyo y difunde este deseo, porque son necesarios muchos estados de ánimo para cambiar el estado de soledad en que esta sociedad nos tiene situados.

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Desnudos ante el mundo

27 febrero, 2016 By amarias 1 comentario

Que estamos viviendo en España una situación excepcional, no deberían caber dudas. Son tantos los frentes abiertos, que solo enumerarlos produce sensación gélida en los cogotes de quienes, aunque no nos encontremos en ninguna de las trincheras bélicas, nos preguntamos si sus resultados, sean cuáles fueran, nos afectarán o forman parte de un espejismo colectivo.

Tenemos las instituciones convertidas en un batiburrillo de tensiones y, cuando podríamos mostrar satisfacción por lo alcanzado, hemos puesto los focos sobre el cuarto de las escobas, aireando los trapos sucios y el cubo de la basura.

Cuestionamos la Constitución y la forma del Estado, sin reparar en si las alternativas mejoran lo presente o lo descalabran. Donde algunos parecen ver más libertades, otros vemos más servidumbres y cadenas, y al revés, según nos cuadre. Se defiende aquí el Estado federal y otros expertos constitucionalistas, se empeñan en demostrar que ya lo tenemos. Se dan vivas a la república en las plazas y enarbolan banderas de todo tipo, cuando cabe reconocer que Felipe VI es un profesional serio y hasta elegante, con bastante mejor formación que sus alternativas, y que, además, hemos pagado entre todos.

Mostrando una capacidad disociativa casi sobrehumana, el Rey aparenta no estar afectado porque una de sus hermanas está siendo enjuiciada por evasión fiscal, y que su cuñado tiene todas las papeletas de pasar una temporada larga en la cárcel; con la cabeza empleada en temas acuciantes, tampoco parece importarle que sus padres, pareja real emérita, anden sueltos por el mundo lamiendo sus heridas, y que la imagen de su augusto padre  sea desplazada a golpes de semanario del corazón desde salvador de la democracia a rijoso impenitente.

¿Y qué decir de los trabajos de Hércules para mejorar la existencia de los que somos más humanos?. Después de unas elecciones para designar los representantes populares en las Cámaras, quedó puesto en evidencia que el país no está dispuesto a recomponer la dualidad política que había supuesto una alternancia pacífica, y positiva, de dos partidos que habían tenido la perspicacia de ir aproximando sus posturas ideológicas hacia el calor del centro izquierda.

Con cuatro formaciones prácticamente igualadas, y después de arduas negociaciones misteriosas en las que se han malgastado oportunidades de entenderse a cambio de dar martillazos sobre el pastel de las negociaciones, el maltrecho Partido Socialista y la juvenil ave Fénix surgida de las cenizas de la descomposición parcial del Partido Popular, han firmado un acuerdo de mínimos edulcorado.

Por su escueta redacción, más que a programa de Gobierno, estaría destinado a llamar la atención del electorado sobre la incapacidad de la derecha tradicional para lamerse sus heridas e incompetencia en solitario, absteniéndose de meter las narices en la gestión de lo público por un período, y, no en último lugar, acerca de las incoherencias de una agrupación de descontentos, agraviados, parados juveniles, secesionistas, ingenuos e incorruptibles no probados, en su camino iluso hacia la Tierra Prometida que les señalan como un mantra ciertos guías de catadura un tanto estrafalaria que se consideran habilitados por sus estudios académicos superiores para saber cómo redimirlos.

En momentos de crisis económica y tecnológica, y mucho paro de larga y de corta duración, tenemos a algunos profesionales muy ocupados en el corto plazo: periodistas y jueces, en particular, concentrados especialmente en la investigación de los recovecos de la corrupción, líquido apestoso que parece haber contagiado las fórmulas para las adjudicaciones públicas y que, a medida que avanzan los trabajos de los unos señalando la ruta a los otros, nos sustenta la convicción de que somos, sino el país más corrupto del mundo, sí dignos de figurar entre los más torpes en ocultarlo.

Tantos son los casos y tan extendido y común aparece el asunto de quienes sustrajeron algunos dineros de las obras y concesiones administrativas para su Partido y/o para su coleto y tan poco creíble que los directivos de empresas no estuvieran todos al tanto de esa práctica malsana, que la duda que suscita es si tanto empeño en descubrir la verdad no acabará al modo de la película “Todos a la cárcel” o con una confesión de autoculpabilidad de todos ellos, preguntando a la audiencia: “Y ahora, ¿qué?”

En fin, hénos aquí, como país, desnudos ante el mundo, una vez más. Hurgando en las miserias -que no por propias dejan de ser comunes-, y sin atender a lo que es más importante. Sin gobierno, vamos. En sentido general y figurado.

 

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El 23 F de 1981 en la desmemoria

23 febrero, 2016 By amarias Dejar un comentario

Cada 23 de febrero, desde el año 1981, en que la democracia entró en la Historia reciente de nuestro país por la puerta del miedo a una nueva dictadura militar, son muchos quienes rememoran el relato fáctico de aquellos momentos, que, a medida que el tiempo pasa, se ve adornado con nuevas plumas por quienes hubieran deseado tener un papel relevante en aquellos sucesos.

Como tengo escrito, padezco, como la inmensa mayoría de mis coetáneos, de una incapacidad insuperable para situarme, incluso como actor de reparto, entre quienes ocuparon las primeras líneas de los acontecimientos que señalaron la senda por la que ahora discurrimos.

Mi currículum como posible participante en esa historia colectiva al parecer tan relevante es nula: No corrí detrás (ni delante) de los grises en las algaradas callejeras del tardofranquismo; fui delegado en la escuela de Minas, pero como estudiante en la Facultad de Filosofía, aunque asistí a algunas Asambleas multitudinarias, lo hice en silencio, abandonando el recinto cuando los ánimos se encrespaban-; pasé por la Instrucción Premilitar Superior con el imprescindible aprovechamiento del tiempo que huía, y, como alférez, implanté un programa de aprendizaje de inglés entre los reclutas de mi sección, y escribí un libro.

Para ceñirme a lo que ahora quiero comentar, estaba en Alemania cuando el 23-F que cuenta y cuando, a la vista de lo que estaba viendo en la tele, me llamó una secretaria de Ensidesa para aconsejarme que pusiera a salvo los trastos de mi tufo a rojerío, me dio por llamar al cónsul de España, que recibió de esta manera extraordinaria la primera noticia de aquel intento de golpe de estado, del que nunca sabremos toda la verdad.

Leo estos días un articulo de Miguel Angel Aguilar, “23-F: el golpe y la falta de uniformidad” (Ahora, número 14), en el que glosa la elucubración de que el general Gutiérrez Mellado era el único cualificado, por su conocimiento del género, para descodificar la intención del grupo de gentes con variopintas uniformidades, que había entrado con las armas en la mano en el Congreso, y deducir de inmediato “el significado del desbarajuste indumentario y la debilidad que traslucía”.

No le quito razón, porque el general Gutiérrez está muerto y los que aún no lo están, no van a hablar de lo que ya no importa. Aunque, si me detengo en la indolencia con la que, 35 años después, asiste el pueblo a una negociación opaca entre partidos para recomponer, haciéndolo viable, un resultado electoral endemoniado y acordar un programa de gobierno que proporcione algo de estabilidad para avanzar, me pregunto qué podría descubrir un observador sagaz de las indumentarias de los políticos que están, aparentemente, discutiendo qué hacer con nuestro futuro colectivo.

Porque ignoro si podría aplicarse eso de que el “desbarajuste indumentario trasluce la debilidad de la intentona”, en este caso, de formar un gobierno estable. Y cuando miro los agujeros que provocan los disparos de salvas en la credibilidad del Congreso, echo de menos la perspicacia que Aguilar atribuye a Gutiérrez Mellado.

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Nota: He escrito varias veces sobre el 23-F. Este enlace es uno de mis últimos Comentarios. https://angelmanuelarias.com/un-23-f-para-felipe/

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Creo en la intervención vigilante del Estado sobre el mercado

3 julio, 2014 By amarias Dejar un comentario

(Continúa de los tres comentarios precedentes, a modo de Credo particular, con raíces en mi gnosticismo práctico y en la experiencia vivida)

4. Necesidad de una revisión crítica del papel del Estado

La gestión de la economía de un país intermedio, implica la convivencia y en su caso,  alineamiento, con intereses supranacionales, la defensa de los elementos que pueden ser impulsados desde la actuación local, y la búsqueda permanente de los huecos en los que implantarse, incluso circunstancialmente, utilizando las ventajas diferenciales que se consiga generar.

España tiene una desdibujada posición internacional, producto de la debilidad en el sostenimiento de sus objetivos. Pretendíamos tener un papel preponderante en relación con la conexión entre Europa y Latinoamérica, e incluso en las relaciones intraamericanas (norte-sur) y no lo hemos sabido aprovechar, o hemos despilfarrado en gran parte el capital moral, sin haber sabido suplir en demasiadas ocasiones los déficits en seguridad jurídica o solvencia económica de un área con gran potencial en recursos, con habilidad negociadora y confianza en su futuro.

En la relación con el mundo árabe, que ingenuamente queríamos basar en una pseudo-identidad cultural e histórica harto cuestionables, hemos pedaleado más sobre la imaginación que sobre la realidad, si bien se debe reconocer que ha habido grupos empresariales que se beneficiaron -en el sector de la construcción, sobre todo-, aunque no alcanzo a ver las ventajas para la creación de empleo en nuestro territorio, a salvo de unos pocos técnicos expatriados.

En cuando al papel español dentro de la Unión Europea, entidad que por sí misma se halla a la busca de su propia personalidad, nuestro peso es marginal, y se nos ve más como problema que como parte de la solución, siendo nuestro europeísmo más próximo al de estómago agradecido o pedigüeño necesitado, en un escenario en el que parece regir el sálvese quien pueda antes que la cooperación.

En relación con las organizaciones internacionales (desde la OTAN al Banco Mundial, de la ONU a la OMS) la posición de España es más pasiva que otra cosa. Se tiene fama, posiblemente merecida, de ser incumplidores de compromisos e ignorantes o remisos a la intervención activa, y no solamente con ideas.  El papel exterior, en las relaciones exteriores, debería concretarse en aprovechar las posibilidades de erigirse en portavoz, no de filosofías, sino de concretas propuestas de resolución de las necesidades de los países y zonas más desfavorecidas, utilizando la capacidad de convicción que pueda derivarse de…nuestro camino hacia sus posiciones.

No es, sin embargo, cuestión de criticar, a lo que somos tan dados por tradición e idiosincrasia, sino de actuar con solvencia, desde la consciencia de cuáles son nuestros problemas y no los de la Humanidad (en especial, los que no podemos resolver de éstos últimos). En España, la urgencia surge del lado social, y su gradación y valoración, para definir la entidad de las medidas a adoptar solo puede hacerse desde dentro. Es imprescindible conseguir la estabilidad de las capas sociales, de manera que los niveles de satisfacción de los integrantes de la pirámide de ingresos y gastos no se muevan descontrolados. Y en esto, no vale engañarse.

Por la parte de la generación de productos y servicios, si las expectativas de los grupos socioeconómicos que forman el sustento básico de la economía no son atendidas, y las perspectivas de futuro no son razonadamente halagüeñas, las empresas se irán, y la actividad regeneradora de los sectores dañados será insuficiente o nula.

Desde la parte del consumo, que está vinculada directamente con la oferta laboral,  el descontento provocará tensiones revolucionarias. Si no hay ingresos familiares, una vez consumidos los ahorros privados, e inexistente el crédito, el número de dependientes de los servicios sociales, de la asistencia pública, o de los pobres y desarraigados, subirá hasta que la tensión explote.

Tenemos, además, en España, el problema especial de que habíamos alcanzado un nivel de bienestar que pretendíamos consolidado, y sobre él se auparon las opciones políticas tanto de la izquierda como la derecha. Apuntábamos hacia unas prestaciones del modelo económico que, evidentemente, no pueden cumplirse en una perspectiva de crisis estructural. Y si falla la credibilidad de las instituciones, no puede esperarse que la reconstrucción del tejido socioeconómico dañado se realice por apelación a elementos mágicos.

Después de llevarnos unas cuantas veces las manos a la cabeza -y depurar, por supuesto, las bolsas de corrupción, ineficacia y avaricia que se han formado-, debemos de aplicarnos a poner en pie formas concretas que nos vuelven lo más rápidamente a una zona de estabilidad. La actuación del sector público es, en esta situación, determinante, pues no se puede confiar, en absoluto, que los agentes que se guían por el mercado y la máxima rentabilidad (la responsabilidad social de los grandes grupos es, en esencia, un placebo), permitan solucionar los problemas urgentes de quienes se encuentran, por el cambio de coyuntura, desplazados, particularmente si están en la base de la pirámide.

La responsabilidad de los gestores públicos abarca desde las administraciones locales a las más altas estructuras del Estado, y exige una actuación coordinada. Las finanzas del conjunto del Estado han de ser vistas como un bloque, y la coherencia de las medidas que se adopten para su saneamiento es fundamental. No se puede abandonar a los municipios el problema de resolver su saneamiento, a base de impuestos y tasas locales, o privatización de servicios públicos. La falta de solidaridad regional tampoco puede ser alimentada, y las tendencias a la disgregación del modelo nacional ha de ser atajadas con serenidad y firmeza.  No habrá desarrollo sin la colaboración de todos los agentes regionales, y la reforma de la Administración pública, en todas sus formas, es urgente y ha de ser debatida sin miedos ni a priori, y con firmeza.

La automatización y la informatización de la prestación de los servicios públicos, la transparencia en las inversiones y gasto de las Administraciones y empresas públicas son una obligación, y especialmente si se pretende la coordinación y evitar los despilfarros.

Soy partidario de la inversión pública en empresas, al menos como referencia para contrastar información, en algunos sectores; no como ha sido utilizada en el pasado para rescatar empresas en dificultades, sino, al contrario, para acompañar a las que actúen en campos preferentes; los proyectos dimanantes de los centros de investigación que emplean dineros públicos deberían encontrar en esas empresas una continuación natural; esto es, me refiero a los sectores frontera.

La eliminación de la burocracia, el secretismo, la ineficiencia, y la desconexión entre los intereses públicos y privados no puede tolerarse en época de crisis y ante la necesidad de cambiar sustancialmente algunos enfoques que nos llevaron hasta aquí.

(continuará)

 

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Mejorando el rendimiento del Sistema (Improving the System Performance)

25 febrero, 2013 By amarias2013 Dejar un comentario

En un comentario anterior, he tratado de hacer ver que la obsesión por detectar la totalidad de los fallos o defectos de nuestro sistema operativo, puede satisfacer momentáneamente los deseos populares -y populacheros- de lograr más claridad, y incluso, para algunos, excitarían los ánimos de revancha (que son ajenos a la justicia y, sobre todo, a la economía), pero no mejoraría la situación en cuanto a la efectividad de aquél.

Al contrario: cuanto mayor sea la presión focalizada hacia algún sospechoso, todo irá seguramente a peor, (1) , debido a que se está falseando la verdadera naturaleza del mal. Los presuntos infractores cuyo juicio concentra ahora el interérs mediático, no han sido descubiertos en su posible -casi segura- irregularidad gracias al método de la inspección, o al buen funcionamiento de los sistemas de control, sino por casualidad.

Y es esa anómala circunstancia la que permite poner en duda la solvencia total del sistema para autocorregirse y el riesgo de quedarnos, en el podado de las ramas dañadas, solo con la tijera. La persecución de unos pocos, descubiertos por azar o la acusación de alguno de sus cómplices cogido en falta, podrá servir, en su momento, como catarsis parcial, alivio momentáneo al imaginar  que se han detectado a los culpables del mal que nos aflige, pero no garantiza (en absoluto) que se hayan atrapado a los más dañinos, ni supone mejorar, al apartarlos, la actual ni la futura honestidad del sistema, ni quedará mejorada la competititividad ni la producción o el consumo, ni se logrará, por ello, el aumento del bienestar común.

Como reacción natural, el sistema se contraerá, al incrementarse la incomodidad y recelos en los espacios de los que se saben también pecadores, temiendo llegue el momento en que alguien (¡traidor!) los delate, para salvar su pellejo o aturdido por el contagio justiciero.

Seguramente, poco más pasará. Y si así sucede, como ya sucedió en otros casos,  todo acabará cerrándose con sobreseimientos, acusaciones recíprocas, confusión generalizada y dos o tres chivos expiatorios pasando un período en la cárcel (suficiente para que escriban uns confusas memorias que se convertirán en ininteligible bestseller). En suma, el efecto se diluirá, las aguas volverán a sus cauces turbios,  provocando tal vez mayor prudencia en las actuaciones de algunos (que delegarán responsabilidades eventuales a los escalones inferiores de la pirámide de decisiones, con códigos éticos para salvar su tipo) y, en poco tiempo, aumentará la evasión y la acumulación del lujo y el despilfarro, se hará más profunda y soez la corrupción, y aparecerán nuevos mecanismos de infracción (técnicos, económicos, jurídicos) que resulten menos detectables a la inspección oficial, incluso lícitos, todo ello con una disminución de la actividad real, aumentando la dosis de la subterránea y opaca.

La clave, en mi opinión , ha de buscarse en otro lado.

Porque no somos tan especiales los españoles, o los portugueses, los italianos o los griegos: no estamos solos en el pecado, sino muy bien acompañados. El modelo capitalista internacional está estructuralmente corrupto, porque es su modo óptimo de sobrevivir. Ha nacido con vocación de corromper, por su propia esencia. No caigamos en la ingenuidad de suponer que las empresas o instituciones con sede en otros países no utilizan las mismas o parecidas artimañas; no nos creamos las clasificaciones internacionales de transparencia, porque no distinguen entre corruptos y corruptores y están hechas desde la posición de los que dominan las artes de la ocultación.

Nuestra tendencia hispana a imaginarnos originales y hasta exacerbados incluso en el pecado, corresponde a un complejo de inferioridad quasi-infantil, que se potencia por declaraciones de quienes están a cargo del sistema, se difunde por la prensa y se apoya en la opinión pública, alimentada y conducida como rebaño. Es la sociedad líquida: de líquido espeso y maloliente.

Y es que, además, si se me permite el malévolo argumento, la existencia de un porcentaje de economía sumergida es bueno para el sistema, pues alivia tensiones que la economía oficial no sabría corregir y distribuye medios de subsistencia en los sectores más bajos de la sociedad (además de beneficiar a algunos tiburones). Sucede como en los sistemas de abastecimiento y saneamiento de agua en las ciudades: un 15 a 25% de pérdidas de líquido es, no solo inevitable, sino ventajoso, pues ese agua es devuelta al terreno, sirve para recargar los acuíferos y reeequilibra el nivel freático.

Se debe valorar también la importancia del efecto perverso del envenenamiento de los principales controles y agentes sobre el resto: hay que admitir que todo estará más o menos contaminado, y un afán inquisidor sobre la totalidad, llenaría los juzgados de procesados, las cárceles de internos y paralizaría o deterioraría aún más la economía, perjudicando la imagen exterior (cínica) de forma brutal.

El descabezamiento de algunos o todos de los principales malfactores del sistema (si pudiéramos ver por una rendija qué ambiente se respira, de verdad, en los sancta santorum de empresas, sindicatos, partidos políticos…), al carecer de sustituto de igual tamaño, teóricamente limpio de culpa, acabará arrastrando la caída de amplios sectores productivos , o, como efecto indeseable también, solo conseguiráque el hueco sea aprovechado como oportunidad por otro agente de la misma catadura.

No veo en la modificación profunda de la Constitución ninguna ventaja especial. Cambiar algunos artículos de la Carta magna puede tener un efecto de distracción (saludable, en este momento), pero sería inocuo. Hay que concentrar los esfuerzos en intensificar la cooperación y el diálogo constructivo entre todos los agentes, especialmente los que crean empleo, y representantes de la sociedad civil.

Ni siquiera me detendría mucho en aumentar las medidas de control o la inspección: la ética debe ser norma de actuación general y, por ello, hay que confiar que el sistema alcance su equilibrio a niveles éticos adecuados parra su funcionamiento, porque la ética universal no se impone. Lo que sí hay que incorporar es la solidaridad, analizando el modelo económico y sus objetivos sociales,

Es necesario un pacto del empresariado con el Estado, esto es, con la sociedad. Y ahí tenemos un grae déficit, por dejadez, ignorancia, y falta de formación práctica de políticos, funcionarios y agentes de control. También, por interés, desidia, y ausencia de solidaridad de los agentes de producción y económicos.

Hay que construir urgentemente ese diálogo efectivo, hacerlo transparente, y forzar a que la imagen del empresario sea moderna, comprometida, constructiva. No es tolerable que los ejecutivos de las grandes empresas de este país tengan sueldos que a la inmensa mayoría de sus conciudadanos les parezcan cosa de fantasía. Hay que incorporar representantes efectivos (no floreros) a los consejos de administración de las empresas de mayor facturación y empleo, que garanticen el cumplimiento de objetivos sociales, pero, también, que sirvan para dotar de credibilidad total a su funcionamiento.

Estamos en tiempo de descuento, pero el partido se está jugando todavía.

—

(1) A lo que contribuyen, con actuaciones que no están libres de pecado,  la lentitud de la Justicia y la obstaculización procesal de las defensas,  frente a los juicios sumarísimos de los Telediarios.

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Feliz cumpleaños, Felipe

30 enero, 2013 By amarias2013 Dejar un comentario

Cumple hoy, 30 de enero, S.A.R. Don Felipe de Borbón, Príncipe de Asturias y muchos otros títulos nobiliarios más, 45 (cuarenta y cinco) tacos. Es, según su padre, el Rey D. Juan Carlos, todos sus hagiógrafos y la inmensa mayoría de quienes lo han tratado “el Príncipe de Asturias” (o sea, el heredero del Trono) “mejor preparado de la Historia de España“.

Pertenezco a un selecto (por reducido) grupo de escépticos respecto a la capacidad de la naturaleza humana para avanzar hacia objetivos comunes. Estoy convencido -intuición, exclusivamente- de que los principios de selección natural de las especies no han conducido, en lo que se refiere a los seres humanos, a que nos dominen ni los mejores, ni los más hábiles, ni los más fuertes.

Y aunque se hayan introducido impecables teorías para, desde la ética más que desde la racionalidad, introducir elementos correctores a lo que parece desviación humana hacia la perversión, contrariando lo que para el resto del mundo animal parece ser un principio oportunista para susbsistir -lamento haberme explicado de forma algo confusa-, entre nosotros, los que están arriba, no importa cómo hayan llegado allí, tratan de impedir el acceso a todos los que estén en el camino, y especialmente, a los que serían más idóneos.

Si hicieran falta ejemplos, dejo constancia de que quienes fueron descubridores de la mayoría de lo que consideramos grandes avances de la Humanidad, son desconocidos, murieron en la pobreza o el olvido, o fueron víctimas de crueles engaños y suplantaciones.

Aunqe la historia particular de algunas familias concretas se encuentre mejor documentada que la de la inmensa mayoría, no por ello me parece más ejemplar, ni me suscita más respeto que cualquier otra. Las hazañas bélicas, las conquistas -incluso tecnológicas- de pueblos más pobres, la acumulación de riqueza a despecho de la miseria, ignorancia o necesidad de otros, no me mueve más que al espanto, a la descalificación o a la lástima.

No me voy a enrollar más, porque lo tengo ya todo dicho en otros lugares. Feliz cumpleaños, Felipe. A pesar del boato que te rodea, de las expectativas generadas a tu alrededor, de la chismología que te encierra o te recubre, de los deslices de alguno de tus familiares y tus esfuerzos por recomponer destrozos regionales, políticos o internacionales, te considero uno más. Uno de los nuestros.

Un hombre maduro bien preparado. Conocedor de idiomas, serio, con muy buena imagen física, discreto. Seguramente, trabajador normal, fiel a la familia y amigos.

No te veo como Rey de España. Por supuesto, no veo a nadie como Rey ni como Reina, ni admitiría que alguien se pusiera por encima solo por pertenecer a una familia, una saga, una tradición. No quisiera verte como Rey de este país, y no solo porque sea un convencido republicano, sino porque imagino la forma más brillante, para un país en la que lo ingenioso tiene siempre lugar, de acabar con una falsedad histórica.

Propón tú mismo la eliminación de esa trampa constitucional que nos conecta con la incongruencia que supone que España sea, hoy, una Monarquía Constitucional. Prepara el tránsito a una democracia completa, también en lo formal, a una República federal.

Tú puedes tener sitio en ella, desde luego, como persona madura y bien formada. Tenemos ejemplos -¿en tu familia también?- de reciclado desde lo público a lo privado.

Pero no quiero, en lo más mínimo, amargar tu cumpleaños, con un escrito que, además, no vas a leer jamás. Debes saber también que muchos de los que piensan como yo, somos pragmáticos, posibilistas, leales a la mayoría.

Por eso, aunque no te veo ni te veamos como Rey de España, me sumo a los que te consideran el Príncipe de Asturias mejor preparado de la Historia. No tienes competencia en ese asunto, desde luego. Pero si hay que mantener a la Monarquía como fórmula para presidir nuestro Estado decadente, y convertirte en Rey, yo apoyo la moción.

Hoy por hoy, no tengo alternativa mejor.

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Entradas en el Blog Alsocaire durante 2011

19 enero, 2013 By amarias2013 Dejar un comentario

Estas son las Entradas, o Comentarios, que publiqué en el Blog Alsocaire, que dejé inactivo (en cuanto a mis publicaciones, no, por lo que veo, en cuanto a seguimiento) a principios de 2013.

Los diferentes artículos reflejan, desde luego, la mayor parte de mis preocupaciones sobre la actualidad en ese año y me agrada pensar que pueden ser de interés a algún lector. Si alguien desea el Libro con todos ellos, en formato pdf, (al igual que para cualquiera de los años en que mantengo actividad en este medio, de 2005 a 2012), se lo enviaré, con mucho gusto, a la dirección electrónica que me indique.

 

  1. 1.            Sobre Alsocaire en 2010
  2. 2.            Por fas o por nefas

3. Entre pocos anda el juego

4. Entre Cascos y cascotes

5.Desde la ingenuidad

6. En exaltación del espíritu militar

7. Sobre el afán de prohibir

8. Según se mire, formación, cultura, modus vivendi o despilfarros

9. Sobre intangibles e invisibles

10. Hasta donde la vista alcanza, Cuba (1)

11. Hasta donde la vista alcanza, Cuba (2)

13. Hasta donde la vista alcanza, Cuba (3)

 

13bis. Sobre genes y política

14.. Hasta donde la vista alcanza, Cuba (4)

15. Sobre la indefensión ante la desfachatez

16. Desde Wikileaks a la ley Sinde

17. Tras la huella del pacto de las pensiones y del precio de los billetes

18. Sobre el pacto comisorio y la conmiseración de un juez

19. Ante el cambio del panorama político en el Makreb

20. Ante la propuesta de Merkel para ayudar a disminuir el paro en España

21. Hacia la igualdad de la mujer árabe

22. Sobre la reforma profunda de las ingenierías

23. Sobre ética y responsabilidad social

24. A mayores: La valoración por el mercado de los compromisos sociales corporativos

25. A favor de la síntesis

26. Sobre los beneficios empresariales

27. Bajo sospecha: la justicia

28. Contra la huella de carbono, castidad

29. ¡A las armas, ingenieros!

30. A falta de pan, buenas son tortas

31. Sobre la irrupción de la Edad Moderna en el mundo árabe

33. Por la defensa ética de nuestro estado de derecho

33. A la búsqueda de los océanos azules

34. Sobre huellas, sonidos y colores del agua.

35. En el nombre de la Enel-gía, ¿Business as unusual?

36. Sobre ingeniería y paisajes percibidos

37. Sobre la sana envidia y los sabios consejos de almanaque

38. Hacia un nuevo modelo económico, pero ¿cuál? (1)

39. Hacia un nuevo modelo económico, pero ¿cuál? (2)

40. Hacia un nuevo modelo económico, pero ¿cuál? (y 3)

41. Sobre los adultos conflictivos y su tratamiento

43. Desde los juicios sumarísimos hasta los lentísimos

43. Sobre el lascivo encanto de las dictaduras

44. Sobre la celebración del 24-F

45. Sobre la burbuja inmobiliaria y otras razones del mercado

46. Sobre ornitología para estudiantes de español

47. De ruidos

48. Sobre el estertor final de los colegios profesionales

49. En los terrenos del dragón: las profesiones en la UE

50. Sobre los efectos de la tecnología backcasting sobre el calentamiento global de los cerebros

51. Con fabes y con sidrina, non fai falta gasolina

52. Sobre la mujer árabe

53. A medida que se nos van ocurriendo

54. A mala crisis, buena cara

55. Sobre el homo pedisequus

56. En el día de la mujer trabajadora, haciendo un repaso

57. Desde la acribia: condiciones para triunfar

58. Sobre la implantación de un mercado gasista en España

59. A la inmensa mayoría, desde la exigua minoría

60. Sobre lo importante

61. Entre aficionados al reportaje, testigos y protagonistas

62. Con Japón

63. Sobre comportamientos orientales y occidentales

64. Cabe Fukushima

65. Sobre el estado actual y la perspectiva inmediata de la energía nuclear

66. Sobre sobrinos

67. Sobre seguridad global y gambarimasu

68. En pie de guerra

69. De la teoría de bloques a los bloques de teorías

70. Sobre las agencias de medición de riesgos

71. Sobre el peligro de los viernes

72. Por los pelos

73. Entretenidos

74. De sátrapas, revolucionarios y otros intereses en los países árabes

75. Sobre Interights y el caso Garzón v. Spain

76. En el país de los brotes verdes: incapacidades, complacencias y parados

77. En defensa de la pirámide del saber

78. Entre lo esotérico y exotérico, ¿qué hay?

79. Hasta en la sopa

80. Sobre la disputa del voto por el Sr. Cayo

81. Sobre la pareja de hecho entre neoliberalismo e izquierda nostálgica

82. A vueltas con los pecados capitales

83. Parafraseando

84. Desdeñando a Desdémona

85. Sobre las noticias: entidad, durabilidad y alcance

86. Sobre plazos perentorios y dilaciones injustificadas

87. Sobre el concepto de rentabilidad y los intermediarios

88. Sobre grandeur y sentiment d´inferiorité en la península francoibérica

89. Sobre los grados de libertad y su uso individual

90. ¿A favor de una República con D. Juan Carlos como Jefe de Estado?

91. So pretexto de semántica, aporías

92. En la escala 2,5 del índice de estupidez, y subiendo

93. Para los chinos, Zapatero tiene un pañuelo especial

94. En contra de la movilidad de la Semana Santa

95. Tras los cristales

96. Sobre los ciclos en la economía, ingeniería financiera y burbujas

97. Siniestras intenciones

98. ¿Desde el Orgullo ignóstico?

99. La generación vivetú lo queyono

100. De Pascuas a Ramos

101. ¿De veras sabe alguien lo que está sucediendo en el mundo árabe?

102. Sobre el poder de las religiones y de los clanes en los países árabes

103. Sobre el ambiente para políticos y profesionales

104. Con políticos en las ondas

105. Hacia una gestión sanitaria más responsable por un camino tortuoso

106. Sobre espectáculos, espectadores y reconocimientos

107. En memoria de otros primeros de mayo y de la madre muerta

108. En el día del terrorista muerto

109. Sobre el prestigio individual y la calidad universitaria

110. Sobre la incapacidad para generar empleo en España

111. Sobre los Prados Asfódelos

112. ¿Democracia a la carta y decisión judicial por porcentajes?

113. En las miradas

114. Sobre eficiencia, educación cívica y empleo

115. En estas elecciones

116. ¿Por culpa de los griegos?

117. Sobre preparación y competitividad española

118. Por colisión de las placas europea y africana, Lorca sufre un grave terremoto

119. Sobre los derechos fundamentales en internet

120.Sobre el lifting de los políticos

121. Sobre educación cívica y respeto ciudadano

122. Desde el voto al chápiro verde al mecachis en tal

123. Sobre el privilegio de ser norteamericano y la presunción de inocencia

124. En turno de réplica: así vemos los españoles a los suecos

125. Sobre lo que hay detrás de Democracia real, ya

126. Ante la Semana Verde europea, negros auspicios

127. Entre Indignados y Estamos disponibles

128. A DSK le han hecho una pirula

129. Desde Guatepeor a Guatemala, con vistas a Guatemejor

130. Sobre estrategias animales y humanas improvisaciones

131. Sobre el deterioro insostenible de nuestra convivencia

132. Sobre las inconveniencias ambientales

133. Sobre las inconveniencias ambientales (2)

134. Sobre las inconveniencias ambientales (y 3)

135. En favor de los ingenieros españoles

136 ¿Hasta cuándo?

137. Contra pepinos, pepinazos

138. En ayuda de Rajoy y Rubalcaba

139. Sobre el periodismo militante y el filtro de objetividad

140. En ayuda de Rajoy y Rubalcaba (2)

141. Sobre la pista de la Escherichia Coli

142. De ilusión también se vive

143. Entre dimes y diretes

144. Sobre el despilfarro de energías

145. Sobre tics, oportunidades de negocio y empleo

146. Contra vientos y mareas

147. Entre carbayones, magdalenas

148. De méritos a meritorios

149. Por si las moscas, palmetazos

150. Sobre tormentas y aerogeneradores

151. Sobre tormentas y aerogeneradores: rayos, dudas y certezas

152. En teoría de juegos, no siempre ganan los que manejan la banca

153. En teoría de juegos, no siempre ganan los que manejan la banca (y 2)

154. Con perdón por la insolencia: tengo una pregunta para Vd., Mr. Myerson

 

 

155. Para los españoles, se enfría el cambio climático

156. Sobre la conexión entre los mercados energéticos y los financieros

157. Sobre la conexión entre los mercados energéticos y los financieros (2)

158. Hacia la generación distribuída, ¿caiga quien caiga?

159. Sobre la conexión entre los mercados energéticos y los financieros (y 3)

160. Sobre la imaginación y el poder

161. Sobre el agotamiento de la noosfera

162. Sobre la perfección

163. Sobre proles y responsabilidades

164. Sobre las relaciones entre sujetos y el papel de los terceros (1)

165. Sobre las relaciones entre sujetos y el papel de los terceros (2)

166. Sobre las relaciones entre sujetos y el papel de los terceros (y 3)

167. Hacia la ignorosfera por la tecnosfera

168. Sobre exhibicionistas, pudorosos y perversos en la red

169. Sobre sociedad civil y liderazgo

170. Sobre homenajes póstumos

171. Sobre la forma de crear empleo del hijo del cristalero

172. Para entender el mundo algo mejor

173. Sobre antideslizantes, riesgos y espectáculo

174. Sobre la relación entre el Club de la Comedia y Telefónica

175. Por la cocina hacia la solución global

176. Con algo más que dos pelotas

177. En Sudán del Sur no saben qué hacer con el petróleo

178. Sobre el perfil de los emprendedores

179. Sobre el perfil de los emprendedores (y 2)

180. Ante la duda sobre si fue violación o sexo consentido

181. Sobre lo fácil que es ser un (mal) economista o periodista

182. Sobre lo que no hay que hacer

183. A los que el mercado les da, las agencias se lo bendicen

184. En el aniversario del comienzo de una guerra civil

185. Sobre el desprecio como argumento

186. Sobre imprescindibles y cretinos

187. Sobre la gestión comercial de las empresas de servicios

188. Sobre cómo rentabilizar la incertidumbre

189. En el verano, disminuye la inteligencia del ser humano

190. En relación con Cajastur, ¿cui proderit?

191. Sobre la destrucción de la arquitectura popular

192. En pleno declive: la huerta asturiana

193. Contra el futuro no se puede luchar

194. A mayor gloria

195. De todo un poco

196. Sobre agnósticos y fanáticos

197. Sobre las vacaciones y la felicidad

198. Desde Libia a Somalia, pasando por Siria

199. Sobre el tratamiento de la ancianidad

200. Sobre la Universidad y la formación espiritual

201. Sobre las redes sociales y el negocio de la prostitución

202. Sobre el pudor de las élites

203. In artículo mortis: la Constitución como garantía

204. Para evitar discrepancias, referendos

205. Sobre los pazguatos

206. Sobre perendengues e intríngulis

207. ¿A las barricadas?

208. Sobre socialdemocracia y partidos políticos

209. En la Sierra de Madrid, habitan devoradores de paisajes

210. A disfrutar de los ochenta

211. Sin pruebas

212. En serio: ¿Algo va bien?

213. Sobre regalos y otras dádivas

214. Entre ojos que no ven y corazones que no sienten

215. Sobre la verdad original, místicos, científicos y orden implicado

216. Sobre las consecuencias de la rebaja en la calificación crediticia internacional

217. Sobre fogones, religión y cocineros

218. Sobre la ficticia dramàtica claredat de dos visiones

219.  Al borde del abismo

220. En fiestas

221. En confianza, ¿creen los Brics en el futuro de los países desarrollados?

222. En torno al reto del cambio

223. Por todos los diablos, que alguien ponga coto

224. Por goleada

225. De qué hablar si no es de economía

226. Sobre el aburrimiento como terapia

227. Entre ser y estar

228. Por qué suena el río y doblan las campanas

229. Sobre la estructura de la clase media

230. Sobre la legitimidad para matar

231. Desde ir aviado a ir tirando

232. Sobre la reforma de la enseñanza universitaria

233. A los jóvenes que tienen lo que hay que tener

234. Sobre algunos dilemas de RSC en las empresas multinacionales

235. Sobre el papel de las empresas multinacionales en el desarrollo humano

236. Sobre posibles ministros del futuro gobierno de España

237. Para los que están convencidos de que la botella es demasiado grande

238. Contra arredrados, arrostrados

239. A un lado y a otro de las rejas, culpables

240. Sobre mujeres, programas e improvisación

241. Hacia la tercera vía, por los caminos de lo virtual

242. Sobre la curva de generación de empleo en el sector de energías renovables

243. Para qué sirven los ingenieros

244. Sobre mellizos, fertilidad y negocio

245. Sobre el uso de tropos y floripondios en política

246. Con el sexo como apaciguador

247. Conviviendo con sistemas de desequilibrio generalizado

248. Sobre gurullos, borras y pebusillas de la Fiesta Nacional

 

249. Por qué no es noticia que un hombre muerda un perro

250. En Chile, los españoles podemos poner más energía

251. Tras las privatizaciones, ¿qué?

252.Sobre la necesidad de encontrar un culpable cuanto antes

253. Entre tanto

254. Sobre lo que cobran ciertos ejecutivos y porqué

255. Sobre indignados, expectativas y opciones

256. Sobre la sociedad emprendedora, sus claves y sus hándicaps

257. Sobre la sociedad emprendedora, sus claves y sus hándicaps (y 2)

258. Sobre la instauración de la democracia en Libia

259. Sobre la ingeniería en la sociedad

260. Bajo la lupa: empresarios y sindicatos

261. Emprende, España: El Manifiesto

262. Ante el predominio de la mediocridad

263. Sobre lo que ven los Príncipes de Asturias

264. Sobre quienes ven los toros desde la barrera

265. Ante la percepción de la muerte

266. Sobre la amnistía de los que apoyaron (y apoyan) a los terroristas

267. Sobre los despilfarros colosales

268. Sobre la necesidad de renovar el banquillo

269. Sobre lo que se echa en falta en la Unión Europea

270. Sobre las formas de salir de un atolladero

271. Ante la necesidad imperiosa de crear empleo

272. Entre las cuentas de la lechera y las del tendero

273. Por razones distintas a las que expone Vargas Llosa

274. Hacia el pluripartidismo parlamentario

275. Por la cara

276. Entre crear empleo o subvencionar al parado

277. Desde lo que creemos saber hacia lo que no podemos ignorar

278. Según sea nuestro margen de albedrío en caso de que el diseño sea inteligente

279. Según sea nuestro margen de albedrío en caso de que el diseño sea inteligente (y 2)

280. Sobre la innovación para crecer: lo sustancial y las zarandajas.

281. Sobre la innovación para crecer: lo sustancial y las zarandajas (y 2)

282. Ante una imprescindible reforma educativa

283. Ante una imprescindible reforma educativa (2)

284. Ante una imprescindible reforma educativa (3)

285. En la jornada de reflexión

286. Sobre los límites a la autonomía universitaria

287. Sobre la victoria del Partido Popular y la paz social

288. Sobre los límites a la autonomía universitaria (y 2)

289. Sobre mercados, márgenes y opciones del Gobierno de Rajoy

290. Sobre personajes imaginarios que pueden venir a cuento

291. Sin culpables, de momento

292. Sobre lo que sabemos del futuro

293. En un universo multidimensional

294. Para ayudar a la comprensión general de los complejos temas políticos

295. En relación con el periodismo ciudadano

296. Entre cobrar por la bolsa o reciclar por la cara

297. Sobre la ordenación del territorio, una experiencia en constante revisión

298. Sobre la Europa de dos aceleraciones, parada y marcha atrás

299. Sobre la importancia de llamarse Ernesto

300. Entre pamemas

301. Sobre el desarrollo compatible contra la avidez de los que más tienen

302. Entre modas, vestidos y desnudos

303. Con algunas ideas para el discurso de Navidad de El Rey

304. Sobre el control de la natalidad

305. Sobre la originalidad

306. Para fieles a la cocina recreativa

307. En la hora de la revisión de los postulados

308. Sobre la responsabilidad penal de las Fundaciones, los Colegios Profesionales y los Partidos políticos

309. Sobre la responsabilidad penal de las Fundaciones, los Colegios Profesionales y los Partidos políticos (y 2)

310. ¿Hacia dónde han ido los optimistas?

311. Sobre los mini-jobs

312. Sobre desarrollo, ejército y ambiente en la Unión Europea

313. Sobre el significado de felicitar la Navidad

314. Por detrás del B20

315. Sin mucha chicha

316. De ahora en adelante: arranca despacio, no cambies bruscamente de marcha y arrímate a la derecha

317. Entre economistas y licenciados en derecho

318. Sobre sentimientos y talantes

319. Sobre lo mucho que necesitamos la poesía

320. Sobre las cosas de familia

321. A espaldas de Doña Manolita

322. Sobre las oportunidades de la vida

323. Sobre las oportunidades de la vida (y 2)

324. Entre inocentes

325. De recortes y sin medidas de estímulo

326. En el inicio del inicio del cambio de paradigma

FIN DE LAS ENTRADAS EN EL BLOG ALSOCAIRE DEL BLOG DE ANGEL ARIAS EN 2011

 

 

 

 

 

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España, una división territorial pragmática

15 enero, 2013 By amarias2013 2 comentarios

Redefenir el espacio autonómico español es tarea prácticamente imposible. Se han colado tantos fantasmas como “realidades históricas”; pasiones junto a intenciones de racionalidad. Y, entre medias, una gran dosis de falta de solidaridad, de egoísmos liberales (o sea, capitalistas), de decaimientos progresistas.

Cuando Diocleciano (284-305) dividió Hispania en cinco provincias, no tenía compromisos constitucionales ni presiones culturales ni tradiciones que mantener. Con el pragmatismo de quien desea tener una visión equilibrada de un territorio alejado de la metrópoli, aunque productivo, trazó las líneas que conformaron la Tarraconense, Gallaecia, Lusitania, Cartaginense y Baetica.

Tenemos ahora un problema muy distinto, que viene señalado por la fiebre separatista de ciertos capitostes políticos de Catalunya y Euskadi, y que el pueblo llano de esas regiones sigue con la misma pasión con que jugábamos los partidillos al terminar las clases del día cuando éramos niños, que terminaban al marcar un gol, sin límite de tiempo.

¿Por qué no atender a la división de España por población? Al generar una estructura territorial uniforme, por ejemplo, de seis a ocho estados federados, con un número de habitantes similar en cada uno, la atención a la distribución de los medios económicos en relación con las necesidades de población centraría crudamente las discusiones de reparto. Es decir, hablaríamos, sin tapujos, de solidaridad.

Esta sería una propuesta de Estados federales:

1. Castilla (Madrid, Cáceres, Badajoz, Toledo, Avila, Segovia, Soria, Ciudad Real, y Guadalajara): 9,7 millones hab. (censo 2011)
2. Catalunya: 7,5 Mill. hab.
3. Arco Atlántico (La Coruña, Pontevedra, Lugo, Orense, Asturias, León, Santander, Zamora, Valladolid, Palencia y Burgos). 6,8 Mill hab.
4. Andalus (Huelva, Sevilla, Cádiz, Córdoba, Málaga, Jaén, Granda, Almería y Murcia): 9,9 Mill. hab.
5. Euskadi-Aragón (Vizcaya, Alava, Guipúzcoa, Navarra, Huesca, Zaragoza, Teruel, La Rioja): 5,3 Mill hab.
6. Valencia (Valencia, Castellón, Alicante, Albacete, Cuenca e Islas Baleares) : 6,5 Mill. hab.
7. Canarias (Santa Cruz, Las Palmas, Melilla y Ceuta: 3,5 Mill hab.

¿Parece provocador? A mí me parece pragmático. Por supuesto, cabrían otras soluciones inspiradas en el mismo principio: solidaridad.

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