Al socaire

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El derecho a la huelga de los taxistas

25 enero, 2019 By amarias 1 comentario

La magnífica red de transporte público de Madrid-capital, mi concienciación ambiental sin resabios tecnicistas de que hay que restringir a lo indispensable la utilización del vehículo propio  y, no en último lugar, la drástica reducción de mis ingresos por la engañosa jubilación activa, me han desconectado bastante del mundo del taxi como usuario.

Sin embargo, el tratamiento experimental (fármaco vs. placeb0) que recibo desde hace un año y su intenso seguimiento -sufragado por Roche y la Unión Europea-, me acercaron al funcionamiento de las plataformas VTC; es decir, de Uber y Cabify.

De esa experiencia personal, surgió la convicción de que el “gremio del taxi” tiene bastante que aprender en punto a la calidad ofertada. Los conductores de los vehículos que me atendieron en este año (más de cien viajes), todos sin excepción -españoles como extranjeros- respondían a una base de homogeneidad de muy alta gama, eran el resultado eficiente de una concienciación de que debían brindar al usuario un servicio irreprochable.

Tengo suficientes familiares, amigos y conocidos entre los usuarios del servicio público del taxi en Madrid o Barcelona para poder afirmar que el mundo del taxi no ha conseguido eliminar, sino al contrario, las ha exacerbado, las actitudes negativas, molestas, incluso desagradables, de algunos individuos que se dicen taxistas porque ocupan un auto con licencia para ese cometido.

La amabilidad, corrección en la vestimenta y cortesía de los conductores de TVC, la limpieza exquisita de los vehículos que usan (privados como de las empresas), la puntualidad del servicio (incluida la llamada al móvil si el estado de la circulación provoca el mínimo retraso), la atención general al pasajero sin la menor interferencia del capricho del conductor (temperatura, emisora de radio, velocidad, lugar de parada, etc.), la conversación respetuosa o el silencio concentrado a voluntad del pasajero, parecen ser las normas principales que rigen la actuación de quienes conducen los impecables automóviles, soportados, puede uno imaginar sin esfuerzo, por una estructura que funcionaba sin fisuras.

Qué alivio saber que el conductor del coche que me recogía en el aeropuerto, en los Juzgados o en el Hospital, para conducirme a casa no mascullaba improperios cuando le comunicaba la dirección, quejándose porque había tenido que esperar nosécuántas horas para conseguir aquel miserable viaje que yo le estaba demandando. Qué tranquilidad saber que no tenía que tapar mis pituitarias para evitar, en lo posible, el flujo del tabaco o del sudor que impregnaban el vehículo. Qué agradable sensación poder indicar, antes de iniciar el viaje, si deseaba o no escuchar esa música, o ese comentarista radiofónico o concentrarme en el silencio. Qué maravilla resultaba advertir que el conductor recogía mis pertrechos del maletero y los depositaba con cuidado en la acera e, incluso, se ofrecía a llevarlos hasta el portal.

Por supuesto, aunque no conozco a todos los taxistas de Madrid o Barcelona, doy por seguro de que una mayoría son serios, educados, responsables y cumplen con lo que cabe exigir a su profesión, como servicio público. El Ministerio de Transporte ha dado a conocer que existen 65.973 licencias de taxi en España frente a 13.125 licencias de los Vehículos de Transporte Concertado (VTC). Sabemos también que en Madrid son 15.576 los taxis frente a los 6.559 vehículos VTC(es decir, el 29,6% del total)  y en Barcelona, respectivamente, 10.991 frente a 2.283 (el 17,20%). No parece que las cifras alcancen características de escándalo.

Escribo estas líneas el 25 de enero de 2019, cuando los taxistas de Madrid y Barcelona llevan en huelga de varios días. No tengo muy claro lo que piden exactamente, aunque me esfuerzo en entender que su exigencia fundamental es que se implemente una regulación que restrinja la libertad de contratación de vehículos a las plataformas de transporte concertado. La regulación del transporte es competencia transferida las autonomías, que son las que se encuentran con la patata caliente de esas reivindicaciones.

En la Comunidad de Madrid, donde aún gobierna el Partido Popular con el apoyo de Ciudadanos, la patata quema las manos de mi colega de carrera de ingeniería Angel Garrido,  emparedada su capacidad de acción entre el gobierno central donde aún coaligan PSOE y las fuerzas separatistas y oportunistas y el equipo local de la supermagistrada Carmena, ocupada en la prolongación de su mandato en la alcaldía con nuevos mimbres. En la Comunidad catalana, el desbarajuste competencial ha puesto el protagonismo para resolver el conflicto en la incalificable Ada Colau y las mareas.

Puede que los taxistas tengan alguna razón, pero la razón que tienen debe ser poca, y la poca que tienen, la han perdido, para mí al menos, por la forma de reclamarla.

Porque, como ciudadano, como usuario del taxi cuando lo necesite o me de la gana y como trabajador autonómo o empleado que no tiene forma de presentar sus deseos, y argumentar sobre sus derechos más que en los tribunales de justicia o por la vía de los representantes políticos legítimamente votados, no quiero ser rehén de nadie, y menos aún de quienes detentan la responsabilidad de ofrecer un servicio público.

No puedo quitar de mi cabeza el rostro de un par de energúmenos (desconozco su posición en el gremio de taxistas madrileños, pero debe ser importante) gritando blasfemias, amenazando a otros ciudadanos, envenenando la imagen exterior del país, enfrentándose a las fuerzas del orden -que hacen su trabajo, nada fácil, de garantizarlo-, paralizando vías públicas y dificultando con ello el transporte a los aeropuertos y estaciones ferroviarias, a las Ferias y Certámenes, y, en fin, quitando tiempo para ir al trabajo, al ocio a a sus hogares a cientos de miles de inocentes, ajenos a su problemática, como los taxistas son ajenos a la suya particular.

Hay que revisar el derecho a la huelga, señores legiferantes. La huelga de los taxistas ha puesto, otra vez, el dedo en la llaga de un derecho demasiado laxo, incompatible con la necesidad de mantener servicios públicos y con la honestidad y seriedad exigible a quienes están obligados a ofrecérnoslos sin mácula. No quiero que se me utilice como rehén de ninguna pretensión, por legítima que parezca a quien la ponga sobre la mesa. Ni controladores de vuelo, ni conductores de metro o autobús, ni pilotos de aviación, ni encargados de seguridad de centros públicos, ni, sin pretender ser exhaustivo, taxistas. Como no sería tolerable -ni imaginable, seguramente- encontrarnos con una huelga de guardias civiles, militares o policías nacionales.

La huelga de taxistas ha significado un aldabonazo sobre la democracia, la libertad económica, la capacidad de negociación de los políticos y el uso torticero de medios para conseguir lo que un colectivo reivindica como justo. De todos esos factores, hemos sido rehenes, lo estamos siendo mientras dure la huelga de los taxistas.

En mi opinión, además, se han disparado un tiro en el pie. Salgan como salgan del conflicto, habrán perdido.


Este ave que sale del agua dando aletazos apresurados, es un charrán común (sterna hirundo), con su plumaje de verano, distinguible sobre todo, en este caso, dado el ángulo de la toma fotográfica, por la “boina” negra de la cabeza, que le llega a la altura del ojo; aunque no se aprecie claramente aquí, el pico del ave es rojo anaranjado, que pasa a ser de color gris negruzco en invierno. Las primarias interiores, traslúcidas, contrastando con las exteriores, más oscuras (formando una cuña) y el comportamiento cuando está pescando, pues se cierne y zambulle con brusquedad cuando detecta una presa, son otras características de este ruidoso y simpático miembro de la compleja familia de los charranes.

 

 

Publicado en: Actualidad, Administraciones públcias, Transporte Etiquetado como: Barcelona, Cabify, competencia, derecho, huelga, Madrid, plataforma, rehenes, reivindicaciones, taxi, taxistas, TVC, Uber

Manifestaciones callejeras

25 marzo, 2018 By amarias Deja un comentario

Calle o parlamento. La opción parece estarse desviando hacia la manifestación personal en ese foro sin reglas (o apenas) que supone la ocupación de las aceras. Es igual que se trate de pedir justicia -cómo no- para la presunta asesina del niño Gabriel, o la libertad del ex President Puigdemont a quien la policía alemana acaba de trincar para conducirlo a la prisión de Neumünster en cumplimiento de una orden cursada vía Interpol por la judicatura española.

La calle es lugar de acogida tanto para quienes deseen protestar ante el gobierno por la ridícula revisión anual de las pensiones de jubilación, como para los preocupados por el futuro (negro) del carbón autóctono.

No tengo tan claro, en cambio, hacia quién van dirigidas todas esas expresiones, generalmente de descontento. En el caso de las peticiones que reclaman el ejercicio de las previsiones del Derecho, me parece interpretar que se trata simplemente de dar salida a una tensión emocional: la señora que, fuera de sí, fue interceptada por la policía cuando pretendía abalanzarse sobre la homicida confesa del niño almeriense, no creo que fuera consciente de que arriesgaba convertirse, ella misma, en delincuente, si se le hubiera permitido ofrecer el espectáculo ante las cámaras televisivas de asesinar (o tal vez solo agredir) a quien tanto odiaba.

Quienes se manifiestan -lo están haciendo en este momento- por las calles de Barcelona para reclamar. incluso con carteles en alemán (Freiheit für Puigdemont), la inmediata libertad del tipo que más daño ha hecho a la democracia en la Historia reciente española, no creo sean conscientes de que están apoyando a un delincuente. Seguro que, si fueran preguntados, contestarían que lo que desean es reflejar la injusticia que se está cometiendo por el Estado opresor español contra el deseo de Cataluña de ser una nación independiente, y republicana. No necesito, para quienes no tengan la venda ante los ojos, expresar que no hay opresión ni falta de libertad o democracia en este sufrido país en el que a los españoles nos toca compartir la inmensa belleza con algunas inmundicias.

Tampoco me parece que los que se desgañitan por mantener el carbón autóctono como fuente energética, a pesar de su nula competitividad, sean conscientes de que mejor estarían defendiendo la energía solar fotovoltaica, la energía nuclear o, simplemente, denunciando el despilfarro energético del que hacemos gala continuamente, en edificios públicos o privados, en desplazamientos innecesarios o en medios de transporte personales no compartidos.

En fin, tampoco estoy convencido de que los jubilados vean revisadas sus pensiones al alza, sin despreciar en absoluto los graves argumentos que esgrimen los más sagaces de los que se lanzaron a las calles blandiendo pancartas que pedían Pensiones Dignas. Es cierto que no pocos pensionistas -¿el 25%?- constituyen el único ingreso familiar del módulo impresentable en el que conviven abuelos, hijos y nietos, mientras el país es incapaz de resolver seriamente el problema del paro, que es el mismo que el que ha generado salarios basura y el crecimiento de la economía sumergida.

Vuelvo al principio. La calle no puede sustituir al Parlamento. Necesitamos políticos serios, instruidos, creíbles, sagaces. Gentes con formación y capacidad de persuasión que resuelvan los problemas con buenas decisiones de gobierno y que, si no los pueden solucionar, digan las razones.

Entretanto, faltos de esa dirección, crecen las expresiones en la calle, los revoltosos, los tipos con el rostro tapado que lanzan cóctels molotov y rompen cristales, incluso de los furgones policiales. Peligro para todos y profunda desilusión para quienes siempre creímos en la fuerza de la evolución.


Este ave es un morito (plegadis falcinellus), fotografiado en las marismas del Guadalquivir. Suele buscar en pequeños grupos, rastreando los marjales, los insectos, batracios y pececillos  que le sirven de alimento, aprovechándose de su largo pico curvado. También le ayuda su plumaje negro -en invierno, sin los visos purpúreos que despliegan en la capa veraniega- para pasar desapercibido de quienes lo pueden detectar bajo el agua somera o entre los carriezales.

 

Publicado en: Actualidad, Sociedad Etiquetado como: asesina, calle, derecho, Gabriel, manifestaciones, Parlament, Puigdemont

Cuento de invierno: El cuervo y el huevo

6 febrero, 2014 By amarias2013 Deja un comentario

Érase una vez que se era, un país dominado por las alimañas. Sin que se supiera muy bien la razón, las tierras, las aguas de mares y ríos y hasta el aire de ese país, estaban controlados por los animales depredadores más abominables.

Para fijar las ideas, y que el lector no caiga en confusiones que pudiera hacerle malentender el sentido de esta historia, sucedía que en los prados y los bosques, y en todo el terreno firme que pudiera abarcarse con la vista, dominaban las hienas, los coyotes, los lobos carroñeros y las víboras de todo pelaje, coexistiendo con las tarántulas y otros bichos venenosos; en las aguas dulces, los lucios y los cocodrilos campaban por sus respetos y en las saladas, vibraban los tiburones y otros escualos, junto a los cangrejos, los gobios y las medusas, y lo hacían con todo su maligno esplendor y máxima desfachatez; y en el aire, los cuervos, las urracas y los buitres se habían constituido en los controladores, en su propio beneficio, de cuanto pretendieran los demás animales alados, a los que avasallaban sin piedad.

Es cierto que había leones, tigres, elefantes e hipopótamos (por ejemplo) que, por su tamaño y natural destreza, podrían haber mantenido a raya a animales que, en la escala de fuerzas comparadas, hubieran podido establecer su ley. Nada cabría objetar, teóricamente, a que, si se librara una batalla de igual a igual, los cachalotes y las ballenas hubieran podido ahuyentar a los escualos, los córvidos se sintieran amedrentados por las águilas o los lucios por los manatíes, …

Pero no era así, sino al contrario. En el país de esta historia, reinaba la calma, a pesar de la patente injusticia.

Podía calibrarse la cuestión como producto de la dejación de los más poderosos y del omnímodo poder reproductor de lo que se había dado por conocer como El Sistema, un complejo entramado de favores y dádivas, acogidas al principio de do ut des, que se enseñaba en las escuelas de Derecho, y que la práctica había adulterado. También podría alegarse, buscando entre las cenizas y los despojos, que la falta de unión y la torcida representatividad, en las pirámides sociales y en los estamentos de poder, de quienes detentaban, de lejos, las mayorías, les había conducido a ese penoso y desaforado extremo, en el que el voto de muchos no valía más que para limpiarse las heces de los que anidaban arriba.

Pero no es cosa ahora de profundizar en las razones históricas, sino de atenernos a la real situación que se había implantado en aquel territorio, alejado de las sanas reglas de la naturaleza, que rigen la convivencia y el respeto común.

En lo que interesa contar ahora, y ciñéndonos a lo que pasaba en el aire, los buitres y los córvidos, como quedó expresado, hacían lo que les parecía mejor a sus intereses y, lo que es ciertamente lamentable, contaban con la aquiescencia de los poderes fácticos del reino alado, que se doblegaban a lo que aquellos querían, cuando no por apoyo explícito, por dejación excrable.

Sucedió que a un cuervo muy plumoso se le antojó el nido que había construido una pareja de jilgueros, en la que una pacífica familia de fringílidos, venía, año tras año, alimentando a su prole. Era, en verdad, un hermoso nido, fabricado con paciencia, imaginación y cariño por los trabajadores pajarillos, que, además, con sus floridos cantos, alegraban las mañanas de cuantos pasaban por allí, que se hacían lenguas de tanta armonía como habían sido capaces de crear en un paraje, por demás, desolado.

Una mañana, aprovechando que ambos progenitores estaban a la búsqueda de insectos con los que atender a sus polluelos, llegó el taimado cuervo, acompañado de otros de su banda, tiró por la borda a los indefensos hijuelos, y se instaló tan pancho en el nido ajeno, dispuesto a disfrutar de la casa que no era suya, de las vistas cuyo disfrute no le pertenecía, y, por supuesto, sin tener el menor remordimiento por haber sacrificado víctimas inocentes para satisfacer su cruel intención.

Los desolados padres, tan pronto se percataron del desaguisado -que aún no había sido consumado, pues volvieron de su tarea a tiempo de ver a la pandilla de cuervos sacrificando a su familia – después de enjugar sus lágrimas como bien pudieron, acudieron a las instancias jurídicas que funcionaban en el territorio, cuya función y no otra era, obviamente, mantener oficialmente el orden y hacer cumplir las leyes.

Hagamos un paréntesis. Era notable, y actuaba este extremo como barrera de humildes, que los órdenes jurisdiccionales se movían con gran lentitud, acumulando las peticiones de restablecimiento de la justicia, lo que servía, por supuesto, a los intereses de los depredadores y no al cumplimiento de las disposiciones que, con resultados inquietantes, habían sido promulgadas en teoría para defender lo que, aún entre animales, se entendía como estado social y de derecho.

En primera instancia, a pesar de lo fundamentado de la petición de los mancillados jilgueros, el juez animal -una lechuza corta de vista- dio la razón al cuervo. Puede ser que tuviera intereses espurios para actuar de esa manera, aunque no había forma de probar tal sospecha. En aplicación de esa sentencia judicial, el cuervo se asentó en el nido, y, ejecución provisional de ese derecho que se le otorgaba, amplió la casa ajena a su conveniencia y, llamando a su pareja, se disponía, siguiendo las leyes de su propia naturaleza, a poner los huevos que correspondían a su calaña, consumando así la expropiación. Pues dice el refrán, cuando no exista el fuero, pon el huevo.

No contaba el cuervo con que en segunda instancia y aún en tercera, la sentencia que le había autorizado al despojo, resultó revocada. El consejo de estorninos y pájaros carpintero, les quitó la fuerza de las razones. Los jilgueros se sintieron en buena parte recompensados por el hacer de los órganos superiores y solicitaron, respetuosos, que se cumpliera la sanción definitiva, y se ordenase el desalojo de los cuervos, restituyéndoles su propiedad perdida y resarciéndoles, al menos económicamente, de las pérdidas sufridas.

Pero si la cuestión parecía resuelta, no lo fue por la habilidad de los cuervos para abrir un nuevo capítulo inesperado en la historia. Cuando supieron de la condena, subarrendaron de inmediato el nido a un córvido cojo y demandaron de la justicia que, en amparo del derecho de los animales minusválidos a disponer de una vivienda digna, se autorizara al handicapado a ocupar la casa.

El juez de las aves que entendió del caso en primera instancia -un inteligente ejemplar de oropéndola, ejemplar que ya escaseaba en aquellos predios-, no se dejó engañar por la añagaza, y falló en contra de la pretensión, que estimó completamente falsaria. Los jilgueros tuvieron, con ello, un soplo de aire fresco, que les imbuyó de redoblada confianza en la justicia.

Ah, pero no acabó aquí la historia, que va camino de ser larga. El córvido cojo y los córvidos sagaces, gente esta última con poderosas influencias entre los animales superiores, actuando éstos -decían- en apoyo del incuestionable derecho del inválido a tener su nido, apelaron a instancias más altas.

Para consternación de los sufridores fringílidos, que ya habían perdido en lo que iba de pleitos, todos sus ahorros en granos y falsas esperanzas, los tribunales más altos -esta vez, formados por cuervos disfrazados de halcones y urracas con pintas (de pájaros bobos)- fallaron en contra, acreditando el derecho del córvido cojo a habitar una casa digna, sin entrar a considerar la forma en que había sido obtenida, ni los nidos que estaban desocupados capaces para ese uso, ni los reales intereses que se movían por detrás, que eran las cuerdas de los córvidos orondos.

Nos encontramos así frente a una aparente paradoja. El nido de jilgueros expropiado no puede ser morada para córvidos sanos que desplazaron a sus legítimos dueños, como decretaron los altos tribunales pero sí puede ser expropiada, por decisión de otra sala de los mismos altos tribunales, vivienda de un córvido cojo.

Muy contentos, los córvidos sagaces, con la sentencia en la mano, dieron unos dineros al córvido cojo, estéril, agradeciéndole sus servicios, y se instalaron, tranquilamente, en el nido de jilgueros, en donde pusieron varios huevos, garantizando así su descendencia. Por lo que fue antes el huevo que la gallina, quiero decir, el cuervo.

Esa es la justicia imperante en el país donde las leyes se distorsionan al gusto de las alimañas. Al menos, por lo que vamos viendo.

FIN

Publicado en: Cuentos y otras creaciones literarias Etiquetado como: apelación, cojo, córvido, cuento, cuento de invierno, derecho, desfachatez, escualo, expropiación, injusticia, inválido, jilguero, nido, urraca

Que se jodan los pobres

3 diciembre, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

La capacidad de ver más allá de lo que se tiene delante de las propias narices, no está entre las virtudes humanas y, por eso, el privilegio o la carga de analizar las cuestiones con visión global pertenece al ámbito de unos pocos.

En este reconocimiento, la advertencia de que no se debe hacer a los otros lo que no desearías que te hicieran ellos a ti, es un principio que figura, con palabras más o menos rebuscadas, en todos los códigos que pretenden regular los comportamientos sociales.

Incluso las religiones -que ya se sabe que son mandatos de los hombres atribuidos a los dioses- recogen esta máxima, renunciando a otras que pudieran ser más complejas o más abstractas. “Ama a tu prójimo como a ti mismo” es el paradigma de la voluntad de incorporar a la esfera de los mandamientos de Dios lo que no es tan sencillo asumir, siendo tan simple: que formamos parte de un todo, y que lo individual -salvo anomalías- no tiene valor fuera de un círculo muy reducido.

¿Por qué es necesario elevar a norma legal, al código penal, a mandato divino castigado con las penas del infierno, lo que, según esa rama de la Filosofía tradicional que se llama Etica, sería un principio universal? Porque, si se estudia un poco la Historia, esa instrucción que llevaríamos impresa en el código genético, como casi todos los mamíferos, el respeto al otro se debilita rápidamente con la distancia. Distancia que puede ser física, desde luego, pero que también se fabrica con desprecios, muros, murallas, cuchillas, armas.

La teoría de la igualdad está muy bien en el papel, pero la práctica discurre por otros lados, y, por eso, existen las diferencias económicas, intelectuales y sociales.

Estamos dispuestos a considerar al otro como nuestro igual, pero no a todos: solo unos pocos. La mayoría de los otros no son merecedores de ser iguales a nosotros, tanto más cuando más ascendemos en la pirámide de la complacencia grupal. El otro tiene defectos: No es tan inteligente, ni tan hermoso (porque el canon de belleza es el nuestro), no proviene de nuestra cultura ni profesa nuestro credo, ni milita en nuestra facción. Valores que deben ser admitido sin rechistar, porque son los únicos verdaderos los de nuestro grupo.

Por eso, en lugar de ese principio general de la identidad con el otro, de comprender que es igual a nosotros y que lo único que cambian son sus circunstancias, aplicamos el filtro de la exclusión: no tengo porque identificarme con su problema, porque su ámbito es diferente al mío y, seguramente no haber sabido -por su culpa- aprovechar las circunstancias que la vida le ha presentado, porque todo el mundo tiene su oportunidad.

Hasta aquí hemos llegado. En resumen: Que se jodan los pobres. Que se jodan los que no han tenido oportunidad de educarse mejor, los que han nacido en una tierra con menos recursos o mayor corrupción, los que no sienten el orgullo de ser ciudadanos de un gran país y pertenecer a su élite o aspirar a pertenecer a ella, los que nos son queridos por las divinidades y la naturaleza.

Satisfechos de todo el mundo, uníos. Porque, en realidad, necesitáis estar más unidos que nunca. La globalización os ha hecho una faena. Por eso debéis tener en cuenta, especialmente, otro principio, que es el de la precaución. Debéis ser muy precavidos. Cuanto más se abren las puertas del conocimiento global, de la comunicación sin fronteras, de la posibilidad de enjuiciar sin límites, sin normas preestablecidas por los que querrían que las conclusiones fueran las suyas, vuestros argumentos, y vuestras protecciones, corren serio peligro.

El principio de precaución, aplicado a las ciencias sociales, significaría que debéis estar atentos a abortar cualquier signo de descontento. Y, como es lógico, eliminar el descontento, cuando no se dispone de otros argumentos, en exterminar a los que protesten. Que se jodan, sí.

Quizá los satisfechos imaginan que llegará un momento, en que solo queden ellos como pobladores del mundo, y entonces se podrá aplicar, al fin, ese principio que se habrá vuelto un tanto raído, por falta de uso, de comportarse con los otros como lo harían consigo mismo.

No llegará, claro, ese final feliz si la forma de aumentar el porcentaje de satisfechos consiste en exterminar o ignorar, como si no existieran, a todos los pobres, a todos los que sufren, a todos los que no tienen trabajo, no disponen de acceso a la educación, a la sanidad. Por encima de la norma individual del respeto al próximo, tiene que prevalecer alguna norma de comportamiento social, que está impresa en la genética de esa estructura en la que se encaja la existencia del hombre.

Como ésta: La voluntad de la mayoría no debe ser interpretada jamás como lo que es óptimo para una comunidad. El óptimo en todo problema es siempre una solución que incorpora alguna forma de consenso. Como en cualquier problema de contorno, en el que los límites dependen de muchas variables, hay un espacio de viabilidad y el mayor valor de la función resultado se encuentra en el equilibrio de múltiples intereses, no en el beneficio de unos pocos.
—-
Nota. El título de este Comentario es una provocación. Iba a ponerlo entre interrogaciones, pero el mensaje no admite dudas. Lo lamentable es que haya gente que estén de acuerdo con un mensaje tan miserable, sin preocuparse por lo que significa.

Publicado en: Economía, Personal, Política, Sociedad Etiquetado como: amor, clan, código, cultura, derecho, diferencia económica, ética, ley, mandamiento, moralidad, pobre, pobreza, precaución, principio, reglamento

Abogados y derechos

25 mayo, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

Aunque se está poniendo énfasis en la función de los jueces como guardianes del Derecho, siempre he creído que esa tarea no la están ejerciendo ellos -o no solo ellos-, sino que, sobre todo, descansa en los profesionales que asumen la defensa de los derechos de los demás, es decir, de los abogados.

No parece tener tampoco muchas dudas al respecto ese impulso legiferante que, como ciclón de magnitud destructora, está encargándose de poner trabas legales al funcionamiento independiente de la sociedad civil.

Los colegios profesionales, con sus hándicaps y fallos, son uno de los vehíclos de representación de la sociedad civil ante las administracione públicas. Por propia esencia, políticamente independientes, podría argumentarse que defienden posiciones gremiales, pero quedarse ahí sería ignorar, a sabiendas, que cumplen, principalmente, una función mucho más clara e importante: servir de garantía para el control deontológico de sus miembros, de que el ejercicio de la profesión que aglutinan se realiza con criterios de calidad y, no en último lugar, son el vehículo para expresar ideas, peticiones, propuestas y reivindicaciones ante los demás estamentos.

Si peculiares son los Colegios profesionales en la estructura compleja de la sociedad civil, mayor especialidad tienen, aún, los Colegios de Abogados. En el Editorial de la revista Abogados, el Consejo General de la Abogacía Española, al denunciar que la Ley de Servicios Profesionales amenaza con la desaparición de muchos Colegios de Abogados y expresar que eso va a dejar en desamparo al ciudadano, concluye: “Defendemos el mantenimiento de la actual estrctura, con los 83 Coelgios de Abogados, la colegiación obligatoria como garantía y exigencia deontológica y el mantenmiento del máster y el exxamen de acceso (…) qe aseguran al ciudadano que el abogado que le defende está adecadamente preparado para hacerlo”.

Me resulta pátético, porque lo comparto, y entiendo que refleja la tremenda disentonía entre los poderes públicos y la ciudadanía, representada aquí por los profesionales del derecho, de la defensa de los derechos de los demás, este titular: “Escuchen, negocien y no aplasten”.

Publicado en: Actualidad, Derecho Etiquetado como: abogados, Colegio profesional, Consejo Superior de la Abogacía, deontología, derecho, jueces, sociedad ciivil

Problema de competencias

27 marzo, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

Hoy, 27 de marzo de 2013, cuando, como vengo haciendo a diario desde hace ya bastantes años, me disponía a hacer una pausa en el trabajo posiblemente remunerado para escribir el Comentario de este blog, no tenía una idea precisa acerca del tema a elegir para dar rienda suelta a mi furor scribendi.

Iba a titular, en principio, la entrada con el apetecible interrogante “¿Ni caso a Nicosia?”, pero me pareció que la cacofonía era tan evidente que debía haber sido utilizada por otros autores. Google me contestó, con la celeridad a la que acostumbra, que, de momento, solo había una coincidencia. Por cierto, en un blog muy interesante, cuyo autor es Luis Bagué.

Desistí, pues. Y, como temas no faltan, por desgracia nuestra y mayor gloria de los dioses que nos dominan, me decido por poner mis puntos sobre las íes ajenas ante el caso de las competencias judiciales para investigar la presunta financiación del Partido Popular merced a dádivas de empresarios aspirantes a la adjudicación de obras públicas (o agradecidos por ella).

Algunas de las mentes preclaras de nuestro país para cuestiones jurídicas ya han emitido su dictamen: la disputa dialéctico-procesal entre los jueces de la Audiencia Nacional Pablo Ruz y Javier Gómez Bermúdez, despojada por supuesto de cualquier sospecha de connotación ideológica, dada la independencia que es dogma de fe de nuestro estado de Derecho,  debe ser resuelta a la manera salomónica, esto es, amenazando con repartir al desgraciado infante entre los dos reclamantes del, por otra parte, por su aspecto aparente, maloliente pastel.

Como ninguno de los competentes juzgadores va a ceder su pretensión al otro, a diferencia de la verdadera madre bíblica, y para solaz de observadores ajenos a la jurisdicción y a la política, permanecerá largo tiempo la cuestión como disputa entre putativos, y ello, a pesar del apoyo que desde el palco prestó la Fiscalía a quien de los dos concedió mejores perspectivas.

No veo, por mi parte, dónde está el problema competencial. Una cosa es el desmadre provocado por los papeles de Bárcenas, (ex-tesorero del PP y vigente tocapelotas  de ese partido), aunque no sean suyos. Ese asunto es un delicioso arabesco lateral derivado del caso Gürtel (que es palabra alemana que significa cinturón, aunque también se emplea en geología para designar un cordón o barrera montañosa), por el que se están investigando cuentas en Suiza, evasiones fiscales y pagos extras no declarados fiscalmente por/a muy respetables -al menos, hasta ahora- mandos del tinglado político.

Y otra cosa muy distinta, mariposa, son las entregas de dinero por parte de empresarios  y altos directivos para agradecer que sus empresas hubieran sido adjudicatarias de obras de las calificadas como públicas, vía, naturalmente, los pertinentes concursos y pliegos de condiciones. Porque esta cuestión puede derivar, si se probara, en una figura delictiva que por el lado malo se llama cohecho, malversación y hasta prevaricación y por el otro, éxito comercial.

Aunque hay que tener cuidado con la profundidad con que se escarba o, mejor, se excava. Si, por un casual, al seguir revolviendo en los papeles (sean de Bárcenas o de otros) resultara fundada la sospecha de que todas (bueno, prácticamente todas) las empresas de construcción y servicios del país, para mantener sus tipos, han pasado por las cajas de todos (perdón, prácticamente de todos)  los partidos del país, el asunto puede derivar en un proceso general al sistema, confirmando que lo que tenemos, más que democracia es un apaño para salir de un paso.

De ser así, las consecuencias serían imprevisibles, incluso para mí, que, como ve el lector, hay días en que me siento bastante imaginativo. Si llegáramos al punto de que, levantando papeles, el asunto a juzgar fuera la corrupción total que se hubiera instalado en nuestro pequeño país, solo cabría esperar a que se hiciera justicia en el otro mundo.

¿Ni caso a Nicosia?. Más nos valdría hacerle caso, por si acaso. Porque los guardianes de la aldea global siempre han sido expertos en elegir sus bancos de pruebas en donde someter a sus bucos emisarios (Prügelknabe, en alemán, chico recogetortas en español) a cuidadosos procesos de tortura, hasta que confiesa que sí que él ha sido, el único culpable.

Y en el asunto de la corrupción, creo que por aún ignotas razones, nos han pillado como macho cabrío expiatorio de la ética universal, violada múltiple y acurrucada en una esquina.

Publicado en: Derecho, Internacional Etiquetado como: Bárcenas, caso, Chipre, competencias, cuestiones jurídicas, derecho, Gómez Bermúdez, juez, Luis Bagué, Nicosia, Partido Popular, rescate, Ruz

El Club de la Tragedia: Explicados

31 enero, 2013 By amarias2013 2 comentarios

A medida que el territorio local se va poblando, en una transmutación inquietante, de ciudadanos que pasan de respetables a sospechosos, implicados, imputados, presuntos culpables, liberados, procesados, condenados, exonerados, reclusos, fugados, apelantes, excarcelados e incluso, indultados, nos podemos preguntar –legítimamente, como se ha tomado por costumbre indicar aunque no venga al caso- si no debería revisarse lo que se entiende por el concepto de “irregularidades“, dándole un significado que sea incuestionable, admitido por todos.

Los dos casos mediáticos (y procesales) de mayor calado con los que hacemos la digestión empachosa de nuestra realidad actual, se refieren a “irregularidades” en la financiación del Partido Popular, actualmente en el Gobierno de España y a “irregularidades” en el incremento de la fortuna personal de los duques de Palma y de su socio y manager económico.

El Presidente del Gobierno ha declarado que “si alguna vez tengo conocimiento de irregularidades en el Partido Popular o conductas impropias de miembros del Partido, no me temblará la mano”. Por su parte, la Casa Real, por mediación del Conde de Fontáo, ha expresado que ya tenía advertido a Ignacio Urdangarín, en 2005, que las actividades mercantiles que pretendía realizar con una fundación o asociación a la que no correspondía ánimo de lucro, constituirían “irregularidades” (1).

No hace mucho tiempo (mayo de 2012), quien, por la naturaleza de su cargo e irreprochable formación jurídica, conoce el alcance del término en el ámbito legal, el ex Presidente del CG Poder Judicial, Carlos Dívar, expresó, cuando se sintió hostigado para explicar algunos gastos o dispendios que había cargado a las arcas públicas, que no había cometido “irregularidades“. Que se tratara, además, de una persona de expresa religiosidad, añade, -involuntariamente-, a su declaración, una componente que apunta hacia la autovaloración ética de su conducta.

No quiero abrumar al lector con ejemplos del diferente alcance del término “irregularidades” y la tremenda inseguridad, no ya jurídica, sino social y moral, de la que se ha dotado el término. ¿Hasta dónde llega la “irregularidad” y qué es lo punible, y en qué forma?

Si yo no pago impuestos, presentando en paralelo una declaración responsable por la que expreso que no daré un solo euro más al Estado hasta no quede demostrada su eficiencia y se me convenza de que no se despilfarrará el dinero, que me cuesta mucho conseguir, en inútiles infraestructuras o sostenimiento de incapaces, ¿estoy cometiendo una irregularidad, o soy un ejemplo de civismo?

Si, sensibilizado por la cantidad creciente de pordioseros que encuentro en mi camino al trabajo, reúno a todos los de mi ciudad con algún pretexto, convenciéndolos para que se introduzcan en autobuses que habré contratado previamente (ofreciendo, como dirección de facturación y para tranquilidad transitoria de la empresa transportista, la de algún ejecutivo del Real Madrid CF) y hago descender a esos cuantos miles de personas junto al estadio Santiago Bernabeu, en día en el que se juegue un partido fundamental para la historia (al menos, del fútbol), para que comprueben con sus propios ojos que existen unos cien mil seres de la misma especie, capaces de dilapidar, en época de crisis galopante,  más de 140 euros por cabeza (2) por dos horas de espectáculo intrascendente, ¿habré cometido una irregularidad o seré merecedor de un aplauso de la mayoría silenciosa?

Si…

—

(1) Lo que abre un pavoroso capítulo nuevo, que es el de dilucidar si comete irregularidad quien, habiendo prevenido, en función de garante o controlador de legalidad, a un su pupilo o protegido,  de lo deficiente de la conducta que pretende realizar, la acaba tolerando, por omisión, dejación o falta de autoridad real para atajarla.

(2) La sexta parte, aproximadamente, del salario mínimo. Dos horas de espectáculo son, aproxidamente, el 0,02% del tiempo anual del que se dispone para hacer algo útil.

Publicado en: Derecho Etiquetado como: corrupción, derecho, explicados, implicados, imputación, indignados, irregularidades, Partido Popular, reproche generalizado, responsabilidad

Entradas en el Blog Alsocaire durante 2011

19 enero, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

Estas son las Entradas, o Comentarios, que publiqué en el Blog Alsocaire, que dejé inactivo (en cuanto a mis publicaciones, no, por lo que veo, en cuanto a seguimiento) a principios de 2013.

Los diferentes artículos reflejan, desde luego, la mayor parte de mis preocupaciones sobre la actualidad en ese año y me agrada pensar que pueden ser de interés a algún lector. Si alguien desea el Libro con todos ellos, en formato pdf, (al igual que para cualquiera de los años en que mantengo actividad en este medio, de 2005 a 2012), se lo enviaré, con mucho gusto, a la dirección electrónica que me indique.

 

  1. 1.            Sobre Alsocaire en 2010
  2. 2.            Por fas o por nefas

3. Entre pocos anda el juego

4. Entre Cascos y cascotes

5.Desde la ingenuidad

6. En exaltación del espíritu militar

7. Sobre el afán de prohibir

8. Según se mire, formación, cultura, modus vivendi o despilfarros

9. Sobre intangibles e invisibles

10. Hasta donde la vista alcanza, Cuba (1)

11. Hasta donde la vista alcanza, Cuba (2)

13. Hasta donde la vista alcanza, Cuba (3)

 

13bis. Sobre genes y política

14.. Hasta donde la vista alcanza, Cuba (4)

15. Sobre la indefensión ante la desfachatez

16. Desde Wikileaks a la ley Sinde

17. Tras la huella del pacto de las pensiones y del precio de los billetes

18. Sobre el pacto comisorio y la conmiseración de un juez

19. Ante el cambio del panorama político en el Makreb

20. Ante la propuesta de Merkel para ayudar a disminuir el paro en España

21. Hacia la igualdad de la mujer árabe

22. Sobre la reforma profunda de las ingenierías

23. Sobre ética y responsabilidad social

24. A mayores: La valoración por el mercado de los compromisos sociales corporativos

25. A favor de la síntesis

26. Sobre los beneficios empresariales

27. Bajo sospecha: la justicia

28. Contra la huella de carbono, castidad

29. ¡A las armas, ingenieros!

30. A falta de pan, buenas son tortas

31. Sobre la irrupción de la Edad Moderna en el mundo árabe

33. Por la defensa ética de nuestro estado de derecho

33. A la búsqueda de los océanos azules

34. Sobre huellas, sonidos y colores del agua.

35. En el nombre de la Enel-gía, ¿Business as unusual?

36. Sobre ingeniería y paisajes percibidos

37. Sobre la sana envidia y los sabios consejos de almanaque

38. Hacia un nuevo modelo económico, pero ¿cuál? (1)

39. Hacia un nuevo modelo económico, pero ¿cuál? (2)

40. Hacia un nuevo modelo económico, pero ¿cuál? (y 3)

41. Sobre los adultos conflictivos y su tratamiento

43. Desde los juicios sumarísimos hasta los lentísimos

43. Sobre el lascivo encanto de las dictaduras

44. Sobre la celebración del 24-F

45. Sobre la burbuja inmobiliaria y otras razones del mercado

46. Sobre ornitología para estudiantes de español

47. De ruidos

48. Sobre el estertor final de los colegios profesionales

49. En los terrenos del dragón: las profesiones en la UE

50. Sobre los efectos de la tecnología backcasting sobre el calentamiento global de los cerebros

51. Con fabes y con sidrina, non fai falta gasolina

52. Sobre la mujer árabe

53. A medida que se nos van ocurriendo

54. A mala crisis, buena cara

55. Sobre el homo pedisequus

56. En el día de la mujer trabajadora, haciendo un repaso

57. Desde la acribia: condiciones para triunfar

58. Sobre la implantación de un mercado gasista en España

59. A la inmensa mayoría, desde la exigua minoría

60. Sobre lo importante

61. Entre aficionados al reportaje, testigos y protagonistas

62. Con Japón

63. Sobre comportamientos orientales y occidentales

64. Cabe Fukushima

65. Sobre el estado actual y la perspectiva inmediata de la energía nuclear

66. Sobre sobrinos

67. Sobre seguridad global y gambarimasu

68. En pie de guerra

69. De la teoría de bloques a los bloques de teorías

70. Sobre las agencias de medición de riesgos

71. Sobre el peligro de los viernes

72. Por los pelos

73. Entretenidos

74. De sátrapas, revolucionarios y otros intereses en los países árabes

75. Sobre Interights y el caso Garzón v. Spain

76. En el país de los brotes verdes: incapacidades, complacencias y parados

77. En defensa de la pirámide del saber

78. Entre lo esotérico y exotérico, ¿qué hay?

79. Hasta en la sopa

80. Sobre la disputa del voto por el Sr. Cayo

81. Sobre la pareja de hecho entre neoliberalismo e izquierda nostálgica

82. A vueltas con los pecados capitales

83. Parafraseando

84. Desdeñando a Desdémona

85. Sobre las noticias: entidad, durabilidad y alcance

86. Sobre plazos perentorios y dilaciones injustificadas

87. Sobre el concepto de rentabilidad y los intermediarios

88. Sobre grandeur y sentiment d´inferiorité en la península francoibérica

89. Sobre los grados de libertad y su uso individual

90. ¿A favor de una República con D. Juan Carlos como Jefe de Estado?

91. So pretexto de semántica, aporías

92. En la escala 2,5 del índice de estupidez, y subiendo

93. Para los chinos, Zapatero tiene un pañuelo especial

94. En contra de la movilidad de la Semana Santa

95. Tras los cristales

96. Sobre los ciclos en la economía, ingeniería financiera y burbujas

97. Siniestras intenciones

98. ¿Desde el Orgullo ignóstico?

99. La generación vivetú lo queyono

100. De Pascuas a Ramos

101. ¿De veras sabe alguien lo que está sucediendo en el mundo árabe?

102. Sobre el poder de las religiones y de los clanes en los países árabes

103. Sobre el ambiente para políticos y profesionales

104. Con políticos en las ondas

105. Hacia una gestión sanitaria más responsable por un camino tortuoso

106. Sobre espectáculos, espectadores y reconocimientos

107. En memoria de otros primeros de mayo y de la madre muerta

108. En el día del terrorista muerto

109. Sobre el prestigio individual y la calidad universitaria

110. Sobre la incapacidad para generar empleo en España

111. Sobre los Prados Asfódelos

112. ¿Democracia a la carta y decisión judicial por porcentajes?

113. En las miradas

114. Sobre eficiencia, educación cívica y empleo

115. En estas elecciones

116. ¿Por culpa de los griegos?

117. Sobre preparación y competitividad española

118. Por colisión de las placas europea y africana, Lorca sufre un grave terremoto

119. Sobre los derechos fundamentales en internet

120.Sobre el lifting de los políticos

121. Sobre educación cívica y respeto ciudadano

122. Desde el voto al chápiro verde al mecachis en tal

123. Sobre el privilegio de ser norteamericano y la presunción de inocencia

124. En turno de réplica: así vemos los españoles a los suecos

125. Sobre lo que hay detrás de Democracia real, ya

126. Ante la Semana Verde europea, negros auspicios

127. Entre Indignados y Estamos disponibles

128. A DSK le han hecho una pirula

129. Desde Guatepeor a Guatemala, con vistas a Guatemejor

130. Sobre estrategias animales y humanas improvisaciones

131. Sobre el deterioro insostenible de nuestra convivencia

132. Sobre las inconveniencias ambientales

133. Sobre las inconveniencias ambientales (2)

134. Sobre las inconveniencias ambientales (y 3)

135. En favor de los ingenieros españoles

136 ¿Hasta cuándo?

137. Contra pepinos, pepinazos

138. En ayuda de Rajoy y Rubalcaba

139. Sobre el periodismo militante y el filtro de objetividad

140. En ayuda de Rajoy y Rubalcaba (2)

141. Sobre la pista de la Escherichia Coli

142. De ilusión también se vive

143. Entre dimes y diretes

144. Sobre el despilfarro de energías

145. Sobre tics, oportunidades de negocio y empleo

146. Contra vientos y mareas

147. Entre carbayones, magdalenas

148. De méritos a meritorios

149. Por si las moscas, palmetazos

150. Sobre tormentas y aerogeneradores

151. Sobre tormentas y aerogeneradores: rayos, dudas y certezas

152. En teoría de juegos, no siempre ganan los que manejan la banca

153. En teoría de juegos, no siempre ganan los que manejan la banca (y 2)

154. Con perdón por la insolencia: tengo una pregunta para Vd., Mr. Myerson

 

 

155. Para los españoles, se enfría el cambio climático

156. Sobre la conexión entre los mercados energéticos y los financieros

157. Sobre la conexión entre los mercados energéticos y los financieros (2)

158. Hacia la generación distribuída, ¿caiga quien caiga?

159. Sobre la conexión entre los mercados energéticos y los financieros (y 3)

160. Sobre la imaginación y el poder

161. Sobre el agotamiento de la noosfera

162. Sobre la perfección

163. Sobre proles y responsabilidades

164. Sobre las relaciones entre sujetos y el papel de los terceros (1)

165. Sobre las relaciones entre sujetos y el papel de los terceros (2)

166. Sobre las relaciones entre sujetos y el papel de los terceros (y 3)

167. Hacia la ignorosfera por la tecnosfera

168. Sobre exhibicionistas, pudorosos y perversos en la red

169. Sobre sociedad civil y liderazgo

170. Sobre homenajes póstumos

171. Sobre la forma de crear empleo del hijo del cristalero

172. Para entender el mundo algo mejor

173. Sobre antideslizantes, riesgos y espectáculo

174. Sobre la relación entre el Club de la Comedia y Telefónica

175. Por la cocina hacia la solución global

176. Con algo más que dos pelotas

177. En Sudán del Sur no saben qué hacer con el petróleo

178. Sobre el perfil de los emprendedores

179. Sobre el perfil de los emprendedores (y 2)

180. Ante la duda sobre si fue violación o sexo consentido

181. Sobre lo fácil que es ser un (mal) economista o periodista

182. Sobre lo que no hay que hacer

183. A los que el mercado les da, las agencias se lo bendicen

184. En el aniversario del comienzo de una guerra civil

185. Sobre el desprecio como argumento

186. Sobre imprescindibles y cretinos

187. Sobre la gestión comercial de las empresas de servicios

188. Sobre cómo rentabilizar la incertidumbre

189. En el verano, disminuye la inteligencia del ser humano

190. En relación con Cajastur, ¿cui proderit?

191. Sobre la destrucción de la arquitectura popular

192. En pleno declive: la huerta asturiana

193. Contra el futuro no se puede luchar

194. A mayor gloria

195. De todo un poco

196. Sobre agnósticos y fanáticos

197. Sobre las vacaciones y la felicidad

198. Desde Libia a Somalia, pasando por Siria

199. Sobre el tratamiento de la ancianidad

200. Sobre la Universidad y la formación espiritual

201. Sobre las redes sociales y el negocio de la prostitución

202. Sobre el pudor de las élites

203. In artículo mortis: la Constitución como garantía

204. Para evitar discrepancias, referendos

205. Sobre los pazguatos

206. Sobre perendengues e intríngulis

207. ¿A las barricadas?

208. Sobre socialdemocracia y partidos políticos

209. En la Sierra de Madrid, habitan devoradores de paisajes

210. A disfrutar de los ochenta

211. Sin pruebas

212. En serio: ¿Algo va bien?

213. Sobre regalos y otras dádivas

214. Entre ojos que no ven y corazones que no sienten

215. Sobre la verdad original, místicos, científicos y orden implicado

216. Sobre las consecuencias de la rebaja en la calificación crediticia internacional

217. Sobre fogones, religión y cocineros

218. Sobre la ficticia dramàtica claredat de dos visiones

219.  Al borde del abismo

220. En fiestas

221. En confianza, ¿creen los Brics en el futuro de los países desarrollados?

222. En torno al reto del cambio

223. Por todos los diablos, que alguien ponga coto

224. Por goleada

225. De qué hablar si no es de economía

226. Sobre el aburrimiento como terapia

227. Entre ser y estar

228. Por qué suena el río y doblan las campanas

229. Sobre la estructura de la clase media

230. Sobre la legitimidad para matar

231. Desde ir aviado a ir tirando

232. Sobre la reforma de la enseñanza universitaria

233. A los jóvenes que tienen lo que hay que tener

234. Sobre algunos dilemas de RSC en las empresas multinacionales

235. Sobre el papel de las empresas multinacionales en el desarrollo humano

236. Sobre posibles ministros del futuro gobierno de España

237. Para los que están convencidos de que la botella es demasiado grande

238. Contra arredrados, arrostrados

239. A un lado y a otro de las rejas, culpables

240. Sobre mujeres, programas e improvisación

241. Hacia la tercera vía, por los caminos de lo virtual

242. Sobre la curva de generación de empleo en el sector de energías renovables

243. Para qué sirven los ingenieros

244. Sobre mellizos, fertilidad y negocio

245. Sobre el uso de tropos y floripondios en política

246. Con el sexo como apaciguador

247. Conviviendo con sistemas de desequilibrio generalizado

248. Sobre gurullos, borras y pebusillas de la Fiesta Nacional

 

249. Por qué no es noticia que un hombre muerda un perro

250. En Chile, los españoles podemos poner más energía

251. Tras las privatizaciones, ¿qué?

252.Sobre la necesidad de encontrar un culpable cuanto antes

253. Entre tanto

254. Sobre lo que cobran ciertos ejecutivos y porqué

255. Sobre indignados, expectativas y opciones

256. Sobre la sociedad emprendedora, sus claves y sus hándicaps

257. Sobre la sociedad emprendedora, sus claves y sus hándicaps (y 2)

258. Sobre la instauración de la democracia en Libia

259. Sobre la ingeniería en la sociedad

260. Bajo la lupa: empresarios y sindicatos

261. Emprende, España: El Manifiesto

262. Ante el predominio de la mediocridad

263. Sobre lo que ven los Príncipes de Asturias

264. Sobre quienes ven los toros desde la barrera

265. Ante la percepción de la muerte

266. Sobre la amnistía de los que apoyaron (y apoyan) a los terroristas

267. Sobre los despilfarros colosales

268. Sobre la necesidad de renovar el banquillo

269. Sobre lo que se echa en falta en la Unión Europea

270. Sobre las formas de salir de un atolladero

271. Ante la necesidad imperiosa de crear empleo

272. Entre las cuentas de la lechera y las del tendero

273. Por razones distintas a las que expone Vargas Llosa

274. Hacia el pluripartidismo parlamentario

275. Por la cara

276. Entre crear empleo o subvencionar al parado

277. Desde lo que creemos saber hacia lo que no podemos ignorar

278. Según sea nuestro margen de albedrío en caso de que el diseño sea inteligente

279. Según sea nuestro margen de albedrío en caso de que el diseño sea inteligente (y 2)

280. Sobre la innovación para crecer: lo sustancial y las zarandajas.

281. Sobre la innovación para crecer: lo sustancial y las zarandajas (y 2)

282. Ante una imprescindible reforma educativa

283. Ante una imprescindible reforma educativa (2)

284. Ante una imprescindible reforma educativa (3)

285. En la jornada de reflexión

286. Sobre los límites a la autonomía universitaria

287. Sobre la victoria del Partido Popular y la paz social

288. Sobre los límites a la autonomía universitaria (y 2)

289. Sobre mercados, márgenes y opciones del Gobierno de Rajoy

290. Sobre personajes imaginarios que pueden venir a cuento

291. Sin culpables, de momento

292. Sobre lo que sabemos del futuro

293. En un universo multidimensional

294. Para ayudar a la comprensión general de los complejos temas políticos

295. En relación con el periodismo ciudadano

296. Entre cobrar por la bolsa o reciclar por la cara

297. Sobre la ordenación del territorio, una experiencia en constante revisión

298. Sobre la Europa de dos aceleraciones, parada y marcha atrás

299. Sobre la importancia de llamarse Ernesto

300. Entre pamemas

301. Sobre el desarrollo compatible contra la avidez de los que más tienen

302. Entre modas, vestidos y desnudos

303. Con algunas ideas para el discurso de Navidad de El Rey

304. Sobre el control de la natalidad

305. Sobre la originalidad

306. Para fieles a la cocina recreativa

307. En la hora de la revisión de los postulados

308. Sobre la responsabilidad penal de las Fundaciones, los Colegios Profesionales y los Partidos políticos

309. Sobre la responsabilidad penal de las Fundaciones, los Colegios Profesionales y los Partidos políticos (y 2)

310. ¿Hacia dónde han ido los optimistas?

311. Sobre los mini-jobs

312. Sobre desarrollo, ejército y ambiente en la Unión Europea

313. Sobre el significado de felicitar la Navidad

314. Por detrás del B20

315. Sin mucha chicha

316. De ahora en adelante: arranca despacio, no cambies bruscamente de marcha y arrímate a la derecha

317. Entre economistas y licenciados en derecho

318. Sobre sentimientos y talantes

319. Sobre lo mucho que necesitamos la poesía

320. Sobre las cosas de familia

321. A espaldas de Doña Manolita

322. Sobre las oportunidades de la vida

323. Sobre las oportunidades de la vida (y 2)

324. Entre inocentes

325. De recortes y sin medidas de estímulo

326. En el inicio del inicio del cambio de paradigma

FIN DE LAS ENTRADAS EN EL BLOG ALSOCAIRE DEL BLOG DE ANGEL ARIAS EN 2011

 

 

 

 

 

Publicado en: Sociedad, Uncategorized Etiquetado como: 2011, Alsocaire, ambiente, angel arias, árabe, autonomías, blog, comentarios, competitividad, corporativa, corrupción, Cuba, derecho, empleo, emprendedor, empresario, eólica, estado, estrategia, ética, Fukushima, Garzón, gobierno, ingenierías, justicia, ley, libertad, mujer, nuclear, objetividad, orgullo gay, parados, periodismo, política, profesional, reforma, religiones, responsabilidad, riesgos, Sinde, social, sostenibilidad, terremoto

Mal Derecho, Justicia colapsada, derechos cuestionables

7 enero, 2013 By amarias2013 Deja un comentario

Difícil condensar en un solo título la variedad de cuestiones que arrastra, convertida en un pesado fardo, la Administración de Justicia en España. La crítica respecto al mal Derecho tiene amplio consenso entre los especialistas, abarcando desde una legislación prolija, desigual, incluso contradictoria, y falta, en aspectos sustanciales, de un ordenamiento lógico, que permita su conocimiento y aplicación sin graves fisuras.

Que los órganos jurisdiccionales están colapsados, no es tema nuevo, y lo padecen, tanto los propios jueces -preocupados, sin duda, por la demora en dar solución a los litigios que se les presentan-, como los letrados y, desde luego, los clientes, que ven acumularse el tiempo sobre sus pretensiones, acumulando gastos, tensiones y pérdidas de oportunidad.

Si esto fuera poco, existe, además, la fundamentada opinión de que la Justicia no es igual para todos. El acceso a la Justicia nunca fue universal ni cómoda. Acudir a los Tribunales es caro -en dineros y en tiempo- y sería, por ello, iluso, pretender que las puertas de acceso a las instancias judiciales está abierta a todos. El ánimo para pleitear no alcanza por igual a todo el mundo y, ante una Justicia lenta y en parte impredecible, quienes obtienen mayor beneficio de la situación son, por supuesto, los que más pueden resistir, incluso desde una posición contraria a derecho que ellos mismos han sabido o querido suscitar.

Hay 4.800 jueces en España (uno cada 10.000 habitantes), cifra muy inferior a la idónea, que se estima en 10.000. Desde algunos sectores, se critica su preparación, no tanto en los aspectos teóricos, sino en cuanto a la experiencia vital de los magistrados que, llegados demasiado jóvenes a la responsabilidad, no tienen ocasión de adquirir formación práctica al margen de la toga, y, por ello, corren el riesgo -no pocas veces, visible en sus comportamientos- de un endiosamiento que nace de saberse con autoridad pero sin la pericia de quien conoce bien la sociedad a la que sirven.

Seguramente el mayor hándicap con el que se encuentra la Administración de Justicia  proviene, sin embargo, de la entidad de quienes acuden a ella. Las grandes empresas, los demandantes con mayor poder económico o quienes, sabiendo que el fallo se dilatará,  tratan de crear situaciones de hecho que les benefician, asumiendo que quienes se ven desplazados de su derecho, desistirán de defenderlo en los Tribunales o no podrán soportar los altos costes de pleitear contra el poderoso.

Publicado en: Derecho, Uncategorized Etiquetado como: acceso, colapsada, cuestionables, derecho, derechos, jueces, justicia, parcialidad, saturación, universal

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